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2021: ¿Feliz Año Nuevo de la economía mexicana?

Una colaboración del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico A.C.

Por. Dr. José Luis De la Cruz Gallegos

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El 2020 ha sido un año en donde tanto el sistema social y económico mexicano como la capacidad de diálogo fueron puestos a prueba. La aparición del COVID-19 ha creado condiciones extremas no observadas en más de un siglo y que repercutieron en el cierre de 400 mil empresas y el aumento de la pobreza laboral.1

• Las consecuencias del COVID-19 han propiciado un cambio estructural global y nacional: han dado forma al futuro de México, algunas todavía no son visibles, pero ya existen.

1) De acuerdo con el INEGI, durante la primera parte de la pandemia un millón de unidades productivas cerraron operaciones al mismo tiempo que se crearon 600 mil, la mayoría micronegocios. Por su parte el Coneval reportó que, durante el tercer trimestre del 2020, el 44.5% de la población ocupada se encontró en una situación de pobreza laboral. 2) Con cifras ajustadas por estacionalidad. 3) En cifras originales la disminución fue de (-) 5.3%.

En materia económica los resultados se encuentran alineados al árido entorno asociado al COVID-19 y muestran que México aún tiene pendiente la implementación de un modelo económico y social que le permita atender los rezagos acumulados en los últimos 40 años al mismo tiempo que supera los propiciados por el COVID-19.

Bajo la métrica del Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) el país acumula 16 meses de caídas consecutivas (17 en los últimos 18 meses). El promedio de crecimiento en dicho periodo fue de (-) 5.2%.2

En 2020, el IGAE reporta una caída de (-) 9.0% y desde abril, cuando el COVID-19 se ubicó en el primer plano de la palestra, la economía ha retrocedido (-) 12.2% en promedio.

Si bien en octubre la contracción fue menor (-4.9%)5, el mensaje del IGAE tiene cuatro componentes básicos:

1) Si bien el confinamiento causado por el COVID-19 permite entender la mayor parte de la magnitud de la recesión mexicana, también es pertinente observar que los primeros indicios de la dinámica negativa comenzaron a registrarse desde el último trimestre del 2018 cuando la tasa de crecimiento del IGAE se ubicó por debajo del 2%. En particular el último mes del 2018 presentó una variación negativa de (-) 0.5%. 2)

2) En su comparación anual, es decir, respecto a lo que ocurrió en 2019, la economía sigue perdiendo fuerza y se encuentra en un nivel similar al alcanzado en 2016.

Será la primera ocasión en treinta años en donde México no recuperará todo lo perdido en el año posterior a una recesión.

3) Con base a la información acumulada en octubre se puede estimar que la economía mexicana retrocederá un 8.5% en 2020 y que podría llegar a crecer alrededor de 4% en 2021.

4) Una de las asignaturas pendientes que México aún debe aprobar es romper con el círculo vicioso generado por la falta de eficacia para alcanzar un crecimiento eco nómico sólido y sostenido.

Salvo que el COVID-19 nuevamente propicie un entorno que redunde en un nuevo confinamiento o medidas restrictivas extremas, el 2021 será el primer año con un crecimiento económico en el último trienio.

No obstante, dicho escenario deberá ser ponderado de forma adecuada.

Las restricciones financieras del Sector Público Federal y de los gobiernos estatales dejan en la inversión privada la posibilidad de que México pueda mantener tasas de crecimiento económico superiores al 3% a partir del 2022. Para lograrlo se requiere incrementar el diálogo y la confianza para invertir.

Lo anterior será atribuible al cambio estructural generado por la crisis del 2020: la caída en el número de empresas reduce la capacidad de la economía para realizar inversiones productivas que redunden en la creación de empleo formal

La inversión extranjera directa se encontrará determinada por las decisiones que tomen las empresas en sus lugares de origen, algo que a su vez estará condicionado por las secuelas del COVID-19.

400 mil empresas mexicanas han cerrado

En Asia, China acumula 8 meses de crecimiento industrial, sus manufacturas avanzan con tasas de crecimiento de 7%. Para la segunda potencia del orbe la crisis ha sido superada y eso ha beneficiado a su área de influencia. México sigue sin encontrar una fórmula de cooperación con China, por lo que queda expuesto a la competencia de lo Hecho en el Este de Asia.

En Europa todavía se viven confinamientos estrictos que volverán a afectar a esa región.

Estados Unidos comenzará una nueva etapa. La llegada de Joe Biden será marcada por una visión nacionalista basada en la aprobación de programas de apoyo para su economía y empleo. Sin embargo, falta conocer cuál será el alcance que ello tendrá para México. De igual forma es necesario observar cómo manejara el T-MEC, particularmente en materia laboral, energética, medio ambiental y de contenido regional. La recuperación de México dependerá de que se logre establecer una relación propositiva entre ambas naciones: aumentar el contenido regional es la clave.

Solamente el aumento de la inversión alineada a la creación de nuevas capacidades productivas en materia de innovación y desarrollo tecnológico podrá contribuir a superar el desafío heredado por el COVID-19.

Además, México debe transformar su base productiva informal y de micronegocios en una de pequeñas y me- dianas empresas innovadoras que utilicen intensivamente las nuevas capacidades tecnológicas. Sin un sistema educativo de calidad será complejo alcanzar mejores resultados.

De igual forma México deberá observar que ningún país desarrollado con tamaño de población mayor a la mitad de la mexicana ha logrado alcanzar un nivel de bienestar aceptable sin contar con grandes empresas nacionales.

La solución a los desequilibrios estructurales de la econo mía mexicana se encuentra en alcanzar acuerdos, sin una visión integradora el avance será lento y se corre el riesgo de permanecer en el círculo vicioso de bajo crecimien to incubado en los últimos 40 años.

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