HOJA INFORMATIVA

Hoja informativa FRATERNIDAD LAICA CARLOS DE FOUCAULD

NOVIEMBRE 2021

En este número:  Desde lo cotidiano.  Reflexiones sobre el adviento.  Fraternidades.  Experiencia en Bolivia.

http://www.carlosdefoucauld.org

Nº 312

DESDE LO COTIDIANO Entonces… qué tenemos que hacer Cuando nos llegue esta Hoja Informativa estaremos entrando en el tiempo de espera, de preparación, (Adviento), para celebrar el aniversario del nacimiento de Jesús de Nazaret, el Maestro galileo, que no dejó nada escrito, pero con su modo de vivir, hablar, ha sido luz y camino en medio de la oscuridad para la humanidad, y lo sigue siendo hoy para nosotros.

Nos preguntábamos: Cómo vamos a celebrar el Adviento este año; en una situación como la nuestra de decadencia política, social, moral, eclesiástica, ecológica.…

Comentándolo con Josemari, me dijo: Es la pregunta que le hacían a Juan el Bautista la gente, que aún hoy nos la seguimos haciendo,

y fíjate lo que les respondía: “Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces… ¿qué haremos?

El que tiene dos camisas debe compartir con el que no tiene ninguna —les contestó Juan—, y el que tiene comida debe hacer lo mismo.

Llegaron también unos recaudadores de impuestos para que los bautizara.

—Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?

—le preguntaron.

—No cobréis más de lo debido —les respondió.

—Y nosotros, ¿qué debemos hacer? —le preguntaron unos soldados y funcionarios.

—No extorsionen a nadie ni hagáis denuncias falsas; más bien conformaos con lo que les pagan.” (Lucas 3,11)

Cosas sencillas, que se pueden hacer…

Y se me viene la imagen de Greta Thunberg, esa jovencita sueca de 15 años que sentándose a la puerta de su colegio y no entrando, ha logrado concienciar a una buena parte del mundo sobre el problema del cambio climático con su discurso e influencia, por un mundo más humano.

Y la invitación que nos hacen las fraternidades Carlos de Foucauld de Argentina, Brasil, Ecuador, Perú y el Salvador, invitándonos al diálogo : “Realidad de América Latina 2021 .Buscamos promover una reflexión de las realidades de las naciones, a partir de una lectura históricocrítica, hecha desde las bases sociales con una perspectiva político profética ( ver, juzgar y actuar)”. Sintiéndose pequeños, pero llenos del Espíritu de Jesús que contagian esperanza, ánimo y confianza. Contrasta con la actitud de cansancio que va sembrándose en occidente.

Y me alegra al enterarme que el hijo de Pedro y Elena, decida tener un año sabático antes de entrar en la universidad, se ha ido a vivir con una ONG a Bolivia, a servir, a aprender.

Y veo que vamos practicando encuentros de Familia periódicamente, en las provincias donde existen varios grupos de la familia Foucauld.

Que con los amigos del desierto vamos empezando a caminar juntos.

Y en AFA (Asociación familiares de enfermos de alzhéimer y otras demencias), me he encontrado gente generosa y entregada a estos enfermos, donde la gratuidad es aceptada, pues sus mentes no van a recordar lo que tú le hagas, pues no recuerdan.

Y un Papa Francisco que cree en el Espíritu de Jesús, (como hizo el Papa Juan al convocar el Concilio Vaticano II), para convocar un gran 1

Sínodo global, con participación de todos, aún de los que están fuera. A pesar de la indiferencia de grandes sectores eclesiásticos.

Y participamos en manifestaciones por una sanidad pública, para todos y gratuita. Para que no se echen a 8.000 profesionales de los hospitales y centros de salud en Andalucía.

La dedicación de muchos vecinos, para con otros, para que nos les falte comida, pagar recibos de luz… que por el paro o por esos salarios de hambre no pueden llegar a fin de mes.

… tantas otras realidades pequeñas a mi alrededor que dan Vida, a las dificultades de la vida diaria.

Y recuerdo las palabras de Jesús: el reino de Dios ya está entre vosotros, no tengáis miedo.

Me dan ánimos para en esta etapa de Adviento que vamos a empezar, abrir los ojos y ver como Dios nos ve, y no dejar pasar ninguna situación por pequeña que sea de compartir, de animar, de recibir y dar Vida.

Antonio.

Fraternidad Laica Málaga

Estamos llamados a dar testimonio de la Esperanza Nos encontramos ya en plena actividad laboral, social y eclesial en el nuevo curso una vez que ha pasado el verano. Nos encontramos en la actividad casi normal del día a día, de reuniones y acciones de los colectivos sociales, Cáritas, grupo de oración, amigos de Jesús etc.

Aunque estamos en tiempos convulsos, difíciles, llenos de incertidumbre, preocupaciones por la pandemia, grandes problemas sociales y medio ambientales, una nueva realidad en las relaciones sociales, convivencia intercultural. Hay pensamientos, actitudes, conductas que nos ponen tristes y desaniman mucho: el racismo, la indiferencia social ante el sufrimiento de los demás, violencia machista, individualismo, agresiones al medio ambiente etc.

En esta realidad también hay acciones, gestos de solidaridad, luchas por los derechos sociales, laborales, defensa de los derechos de

la mujer, el medio ambiente y muchos gestos pequeños humanitarios de personas anónimas.

En estos tiempos de grandes contrastes sociales, muy convulso, polarizado estamos llamados a dar testimonio de vida, de esperanza apoyando acciones de convivencia, solidaridad, cuidado del medio ambiente, la justicia social en pequeños gestos y acciones de los colectivos sociales.

Somos conscientes de la indiferencia y la apatía social de una parte importante de nuestras poblaciones pero tenemos que dar testimonio de vivir el evangelio siguiendo el ejemplo del hermano Carlos desde la fraternidad, la solidaridad con los más débiles, los más pobres. Ese es el camino de Jesús: La fraternidad, hacer el bien.

Vamos a entrar pronto en el tiempo litúrgico de Adviento, tiempo de esperanza por la venida y nacimiento de Jesús al mundo. Es un tiempo fuerte de coger fuerzas, de ánimo para que cambie nuestras vidas y nuestra sociedad y sea más humana, solidaria y feliz.

Me parece que en estos momentos tan complicados debemos cuidar la oración y la meditación del evangelio tanto personal como comunitaria que estamos haciendo en la parroquia y el grupo de amigos de Jesús.

Seamos testigos de la esperanza.

Carlos Gavira 2

Campo Gibraltar (Cádiz)

REFLEXIONES SOBRE ADVIENTO Hubo un acontecimiento en la historia de la Humanidad: "El Nacimiento de Jesús".

Para cualquier venida hay una preparación anterior y es ésta la que nos acontece en este tiempo llamado ADVIENTO. Las figuras importantes en este evento son: Is 42, 1-4. Juan Bautista Mc 1,1-8 y la más importante MARÍA Lc1, 26-38.

En Nazaret cuando el Ángel se presenta ante María, lo primero que escucha por parte de Dios es "Alégrate" y también nos dice a nosotros que nos alegremos, sin la alegría la vida se hace más difícil. No temas" porque son muchos los miedos que tenemos al futuro en general, estos miedos nos impiden caminar.

“Has encontrado gracia ante Dios".

Nosotros también debemos escuchar estas palabras porque vivimos y morimos sostenidos por la gracia y el Amor de Dios.

Haciendo un recorrido por la sociedad que estamos viviendo con todos los problemas que nos interrogan y que nos llevan a reflexionar cual es nuestra actuación. ¿Cómo nos situamos?, ¿ Tenemos a Jesús como el protagonista de nuestra vida ?, ¿Creemos que contra toda dificultad, Él es nuestro camino y a Él le seguimos?.

Este tiempo de espera nos debe llevar a una Confianza y a una Esperanza por medio de la ORACIÓN, ya lo dijo Jesús: Orar para no caer en la tentación", así nos mantenemos unidas.

Nos puede servir como fuente de inspiración la contemplación de las maravillas de la Naturaleza que todas apuntan a la belleza creada y así alimentamos nuestras Esperanzas y nuestras Confianzas en él Paquita Cobo.

Fraternidad de Granada.

Mi adviento Parece que cada año, transcurridos los calores estivales, muchos cristianos nos preguntamos cómo vamos a plantearnos el adviento que viene. En qué acontecimientos nos centraremos, pensando que disponemos de claves para encaminarlos hacia una visión esperanzadora y con ello, integrarlos en la cuidada espera de la que participaremos junto a todos los creyentes en Jesús. Sin embargo, cada año, se nos hace más difícil conjugar esta esperanza que brota del sabernos hijos amados de Dios, con los acontecimientos que se suceden a nuestro alrededor.

Cuando pongo mi atención en las noticias, reparo en la volatilidad de los recursos, las catástrofes, la corrupción, las epidemias, los atentados, el pasado más reciente de nuestra historia eclesial con la confirmación de nuevos casos de pederastia, hasta alcanzar los cientos de miles de personas que los han sufrido, los acuerdos armamentísticos y las acciones de las compañías de mercenarios que acuden a las

guerras más desconocidas y distantes de nuestras vidas. Y es abrumador. Si me parece terrible la amenaza nuclear en el Indopacífico, igual de terrible me parece, aunque lo escuchemos menos, la desaparición progresiva de los insectos que permiten la polinización y el desarrollo natural de muchos espacios, trastocados por intereses mercantilistas. Ante las trampas y las mentiras a las que nos vemos sometidos, percibo cómo una oscuridad cae sobre mi razón y entonces siento enfado e impotencia.

Y me cuestiono qué hago yo aquí y qué pinto en este mundo. Un malestar me invade y me impulsa a moverme en alguna dirección.

He de hacer algo, de inmediato. Hago un bizum a una ONG que atiende a las víctimas de cualquiera de estos infortunios y siento una tranquilidad momentánea. Pero poco después, cuando me he sentido satisfecha por la celeridad con la que me he resuelto con esta aplicación bancaria, me doy cuenta de que es un gesto que mi ego aplaude, pero tan poco 3

práctico como tantos otros que repito a lo largo del día. Pues voy a orar, me digo.

Y me voy a mi rincón a transitar por el silencio de mi respiración. Me calmo. Cuando concluyo vuelvo de decirme, ya está. Misión cumplida, y ahora vuelve a tus afanes, me digo a mí misma. Pero todo sigue igual. Pues sigo adelante. Ahora atenderé a mis vecinas ancianas y luego escucharé a esa persona afligida con la que llevo semanas charlando y luego, otro luego y finalmente concluye el día.

Y antes de abrazar ese sueño, que me lleva a una muerte que me traerá vida nueva al despertar, rememoro mi día y reviso mi conciencia. Estoy cansada y hoy me duele hasta el alma. Para darme fuerza me digo: soy espíritu de Dios, he de recordármelo.

Y voy viendo ahora que tengo alguna clave para orientar mis días. Casi todas las respuestas están en el Evangelio. Cuando me sienta abatida rememoraré a aquellos dos que iban cabizbajos por el Camino de Emaús y traeré a mi mente que Jesús les salió al paso y les llenó de entusiasmo. Cuando las tareas cotidianas me parezcan necesarias traeré a mi mente a las hermanas Marta y María, para recordar que yo soy las dos y que puedo hacer lo que la una y la otra. Cuando crea que soy mejor que mis vecinas volveré a releer la historia de aquel fariseo que rezaba cerca de un publicano y buscaré en mi interior esa sombra que he querido ocultarme a mí misma, para aceptarla y compartir mi vida, recordando que yo soy aquel fariseo y el publicano al mismo tiempo. Cuando sienta una gran desesperanza en la naturaleza de la humanidad de la que formo parte, buscaré paz en el relato del sermón de la llanura que nos narra Lucas, allí donde tiene acceso la mayor parte de la gente, sin subir a la montaña, ahí buscaré respuestas sobre mi pequeñez.

Y así tantas historias como necesite, las encontraré en esos textos, aunque en ocasiones dude si aquello o lo otro lo dijo de verdad Jesús. Pero eso sí, habré de seguir informándome. Habré de trabajar mi voluntad para leer más allá de dos folios, para poder entender el mundo de la vida. No importa que me vaya haciendo mayor. Ya sé que dos folios no darán para explicarme las grandes

complejidades del mundo de la vida, donde la mercantilización va comiendo terreno a las conciencias, a través de los grandes gigantes que vigilan y controlan nuestros deseos mediante una publicidad cansina. Ya he aprendido que, si busco una lámpara en internet, aunque no la compre porque ninguna se ajuste a lo que necesito, luego seguiré viendo durante semanas, lámparas y más lámparas en mi pantalla, cada vez que abra mi ordenador o mi teléfono, porque si no acepto las cookies no me dejan consultar y así ellos ya tiene la ip de mi ordenador. Y también me seleccionarán las noticias que crean que me interesan y el anuncio que las acompañe. Y yo habré de recordar cómo operan los mecanismos de vigilancia y control social, para poder evadir unos mínimos su gobierno.

Percibo que nuestro deseo de compartir nos empuja a expresarnos en primera persona del plural, pero no toda reflexión que nos brota puede expresarse en plural. El vivir y el sentir de cada cual nos envuelven, en ocasiones, en una mismidad que no parece trasladable a la otredad. Y, sin embargo, en lo profundo he aprendido que somos lo mismo. Esta es la paradoja humana.

Así las cosas, yo ya sé que este año no celebraré el Adviento con la candidez con la que lo he celebrado hasta hora. Ya no me llena el corazón pensar que la vida se rige por un ciclo que a cada tanto se renueva. Entre otras cosas porque han muerto millones de abejas e insectos que con su existir mantenían ese ciclo de la naturaleza. Que miraré cómo se consumen las cuatro velas a la espera de celebrar la llegada de Jesús, pero esa noche este año será muy distinta de las de otros pasados. He aprendido que cuando contamos la vida, lo hacemos paso a paso, por etapas, por acontecimientos.

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Pero, ni los pasos son siempre los mismos, ni las etapas nos preparan para todos los acontecimientos, ni éstos nos transforman de la misma manera; y que la simultaneidad de todo ello, a veces, nos descoloca.

He aprendido que el dolor puede ser acompañado, pero inevitablemente ha de ser experimentado. He aprendido que el amor no son palabras, sino acogida, sonrisas y abrazos y las palabras vendrán después, porque si se pronuncian antes, podrían no ser verdad.

Y quiero experimentarlo y repartirlo en adviento, en cuaresma, en pascua y en tiempo ordinario de invierno y verano. Porque Adviento es siempre, como siempre es Navidad y Pascua. Distintos nombres para una misma vivencia: esperanza en la humanidad y consuelo de Dios. He aprendido que no tengo ninguna solución para tanto conflicto y despropósito. Pero sí está a mi alcance vivir con un ojo puesto en la realidad que me circunda y otro en mi interior en busca de coherencia y verdad. Ya no hablo en plural sobre lo que debemos hacer para construir el Reino de Dios, porque me parece que ya está construido por su propio Autor y lo que he de hacer es vivificarlo en mi misma.

Solo puedo aceptar la vida que se me ha regalado y ofrecer aquella parte de que sea capaz en cada momento, aunque luego haga un bizum y mañana piense que ha sido inútil. Pero para algo he de haber venido a este mundo. De momento, trataré de mantenerme en camino y aceptar las experiencias que me sobrevengan.

Y, sobre todo, trataré de estar atenta a aquellos con los que me vaya cruzando en el camino.

Ese quiero que sea mi adviento. A la espera de lo que aparezca, sin apegos y con verdad. Sin censuras a otros y con perdón y amabilidad para conmigo misma. Esta será la forma que me permita ser amable con la otredad. Y, sobre todo, rememoraré, siempre que lo necesite, aquellas palabras de Jesús: “No tengáis, pues, miedo a la gente. Porque nada hay secreto que no llegue a descubrirse ni nada oculto que no llegue a conocerse” (Mt, 5, 10; 26). Porque toda tropelía saldrá a la luz, aunque yo no lo vea. Y eso también es esperanzador porque es un modo de justicia.

Ana Piera Orts.

Fraternidad Valencia

Queridas todas.

Yo me estoy preparando para recibir el adviento. Y eso qué es? me pregunto yo misma. Y me voy al diccionario: “tiempo del año litúrgico que comprende las cuatro semanas antes de Navidad (esto sí sé lo que es: fiestas, turrones, villancicos…etc).

Dios de gran alegría celebrando la gran noticia, el gran acontecimiento. Mira tú por dónde. Por fin ¡hablamos de alegría! tanto tiempo atenazados y preocupados por culpa del virus.

Ha venido a salvarnos el Rey Celestial, el Rey del Mundo, el Médico Diplomado. Ya está con nosotros y las personas que desde la experiencia y la vivencia sabemos que esto es

así. Hemos podido, podemos vivir una pena iluminada, sostenida y alentada.

Adviento, navidad… saber esperar, saber celebrar. Saber vivir con esperanza y con amor. ¿He dicho amor?... ahí está el secreto. El “elixir” de la felicidad. Amar y adorar en el sagrario. Amar y ayudar en casa, en la calle.

Amar sin condiciones, amar aunque te duela.

“Cargar las pilas” en la oración humilde y confiada, perseverar, gozar cuando te ayuden, disfrutar ayudando…

Adviento, tiempo especial de oración. ¿Eso es todo? eso es saber vivir.

María Ángeles Madrid

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FRATERNIDADES MURCIA En la Fraternidad de Murcia constatamos en este momento esas prioridades: ‐ La necesidad de cuidarnos unos a otros y de cuidar la comunidad, pues vemos la fragilidad que da el seguir sumando años y los estragos de la pandemia.

Sentimos una necesidad afectiva encontrarnos y de estar juntos.

de

Estamos convencidos que nuestro caminar en una fraternidad fuerte y abierta es ya una luz en nuestro mundo individualista. ‐ Ha aumentado en nosotros la sensibilidad al cuidado del medio ambiente, de

la casa común, pues participamos en distintos grupos y actividades, muy especialmente ante la problemática del Mar Menor. ‐ Cada vez cuidamos con más empeño nuestra interioridad, sabiendo que es el soporte de nuestra vida. Participamos, casi todas, en talleres y eventos que nos ayudan en este sentido.

Esto lo ahondaremos cada mes en el retiro y en una tarde de formación.

Experiencia de retiro Mi experiencia en el retiro de verano acompañados por Manuel López y resumiendo mucho los tres días, para mí fueron muy ricos.

Es en principio que todo lo visible y lo invisible son signos de Alguien que nos interpela, y, todas las maravillas del cosmos son manifestación de la presencia y el Amor de Dios.

La vida contemplativa se basa en esa sensibilidad continua de vivir, alabar y sentir ese Amor y esa Presencia constante en todo cuanto nos rodea, las 24 horas del día.

Para mí fue una experiencia enriquecida en cuanto a la compañía de esos días en casa de Anabel, en plena naturaleza, con las hermanitas Josefa y Begoña, Camila y Anabel, las cinco pasamos esos tres días en esa bendita y amorosa convivencia, invadidas por esa Presencia consciente, serena, de sentirnos acompañadas, en contemplación conos árboles y vegetación de la naturaleza que nos rodea, buena experiencia de desierto, silencio, amar y dejarnos amar por esa Fuerza de Dios. Esos

días tuvimos luna llena y en la contemplación de esa belleza en este entorno natural con más luz y más visibilidad, para mí fue un "gran regalo" de contemplación en esa Presencia consciente y amorosa del Amor de Dios.

Abrir los ojos conscientes a las maravillas de la creación.

Volver, volver, volver continuamente al silencio interior, con un profundo agradecimiento. En la mañana y en la noche y en cada momento del día sabiendo que el Espíritu de Dios habita en nosotros y su Presencia nos convoca, momentos que brotan de Dios en nosotros. Toda la naturaleza nos conduce al amor.

Ser lo que somos, cauce de esa fuente que regresa a nuestro propio manantial.

Fluir y dejar fluir. Todo nos invita a regresar a esa Presencia de Dios en nuestra intimidad.

Maruja.

Fraternidad Murcia

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Sevilla-Huelva En la fraternidad de Sevilla-Huelva, el adviento nos sugiere diferentes ideas, son como luminarias que alumbran la búsqueda, el camino. Este tiempo de “espera/esperanza” cada persona de la fraternidad lo vive con connotaciones personales y con otras que son compartidas como fraternidad.

Existen realidades que invitan al desánimo, a una visión derrotista y a pensar que nada tiene arreglo, como si la historia fuese un circulo, muchas veces “vicioso”, por otro lado otras realidades ejercen como llamadas a pensar y actuar con la vista puesta en un mundo que camina, torpe pero inexorablemente hacia la fraternidad universal, hacia una humanidad reconciliada y justa, donde las personas vivan como hermanas.

Para una de nosotras la invitación de Juan el Bautista que nos dice: “El que tenga dos túnicas que dé una al que no tiene ninguna y el que tenga comida que haga lo mismo”. Por tanto la clave del adviento es EL COMPARTIR, compartir no de lo que nos sobra sino de lo que tenemos, de lo que consideramos importante para nosotros.

Para otra persona es el vivir la invitación de las lecturas a la conversión y a la esperanza, un tiempo de preparación y cambio, de reflexión, donde miramos nuestro pasado y nos preparamos (con la mente y el corazón) para el presente y el futuro. Miramos nuestra vida con la referencia de textos de los profetas anunciando al Mesías; las figuras inspiradoras de María y de Juan el Bautista, todo ello como inspiración para acoger en la propia vida la vida de nuestro “Único Modelo”. También nos compartía que en las tradiciones como la corona de adviento se puede hacer una relectura llenándola de contenido, ve en la corona de plantas y velas la luz y la vida que constituyen nuestra propia espiritualidad (circulo de amor, de amistad).

Tiempo de cosecha, de presentar a Jesús

nuestro estar en la familia, amigos, trabajo, luchas, compromisos…

Nos proponíamos estas preguntas: ¿Cómo vivir el adviento en nuestro momento social, histórico, coyuntural?

Como cristiano ¿Qué puedo, que quiero ofrecer? ¿Cómo alimenta mi fe la esperanza? ¿Para qué sirve mi fe y para que me sirve a mí? ¿Cómo nos situamos frente al consumo, a la destrucción del medio ambiente, de la indiferencia ante el sufrimiento?

Otro amigo de la fraternidad nos compartía que el adviento es siempre, toda la vida. Encuentra en las lecturas e himnos de adviento inspiración para su esperanza a lo

largo de todo el tiempo, de todos los años, resaltaba el texto que Lucas pone en boca de Zacarías: “Por las entrañas misericordiosas de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.”

Todos coincidimos que en la amistad y en el día a día, en nuestro propio Nazaret, hemos de ir tejiendo la esperanza y lazos de amistad y solidaridad, convencidos que la paz y la fraternidad tendrán la ultima palabra. Feliz Adviento y que el Espíritu de Jesús no ayude a todas a caminar y a seguirle muy de cerca.

Salud y Esperanza.

Fraternidad Sevilla-Huelva

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MADRID En la fraternidad de Madrid aún no hemos vuelto a la normalidad de las reuniones presenciales. Nuestra normalidad era reunirnos mensualmente junto a otros grupos de la familia espiritual de Carlos de Foucault: Unión Sodalicio, Hermanitas del Sagrado Corazón, Hermanitas de Jesús, Fraternidad Sacerdotal, Fraternidad Carlos de Foucauld y gente cercana, para compartir un itinerario de reflexión, oración y vida.

En estas reuniones de la familia espiritual, percibimos que la sensibilidad de cada grupo enriquece al resto, aportando una visión más plural, inspiradora y completa de la espiritualidad de Carlos de Foucauld. Además, ha permitido mantener la llama encendida y las

reuniones periódicas, ya que, en algunos casos, como la Fraternidad Secular, el número de miembros es pequeño y con situaciones personales difíciles, lo que haría difícil tener una reunión frecuente.

No sé si el futuro de todas las fraternidades irá por aquí, pero el de Madrid parece que sí, y no solo por el bajo número de miembros, sino por la riqueza que supone vivir esta experiencia de familia. Esto no limita otro tipo de reuniones y encuentros que se da dentro de cada grupo.

Esperamos retomar los encuentros en Madrid a propósito de la celebración de la muerte del Hno. Carlos.

EXPERIENCIA EN BOLIVIA. (Ha decidido, antes de entrar en la Universidad, tener un año de voluntariado (sabático), para apoyar a otras personas que lo necesitan. Está contento).

Mi vida misionera nace hace diecinueve años, cuando mis padres deciden irse de misión a Bolivia. Al año, nazco yo y desde entonces mi vida ha estado ligada la misión, pero de forma significativa a este país, al cual me he sentido conectado de una forma especial.

Además, mis padres me han ido contando muchas cosas de lo que vivieron y experimentaron en su misión aquí, y que de cierta manera he podido experimentar cuando hemos venido de visita años anteriores, aunque de forma muy superficial, ya que un mes no da para mucho.

Así pues, tenía ganas de hacer este voluntariado de un año, para conocer mejor el lugar en el que nací; cómo se vive, las costumbres, la manera de vivir la fe que tiene la gente aquí, los proyectos en los que trabajaron mis padres…

Estoy viviendo en la parroquia Jesús Obrero, de El Alto. La pastoral que llevan aquí en la parroquia es impresionante. La forma que tiene los chicos de las comunidades de hacer catequesis es espléndida. Y se refleja en la cantidad de gente y actividad que tienen con los niños de comunión y los jóvenes de

confirmación. Además, hacen un trabajo vocacional muy bueno.

Los fines de semana me estoy yendo a dos comunidades que se encuentran en Tiquina y Huarina, dos pueblos que están cerca del lago Titicaca, en el altiplano boliviano. Allí, la gente es de un ambiente más rural, y por tanto

tiene una vida más sencilla. Se dedican a la agricultura, a la pesca, a la ganadería, tienen sus puestecitos en las calles. También hablan aimara y, cuando ven que no entiendes, te intentan enseñar un poco. Es gente muy amable, sencilla, con una gran capacidad de acoger. Si en El Alto, la forma de vivir es diferente a la nuestra en España, aquí en el campo, es otra cosa. Se puede observar otro 8

paisaje, con montañas, vegetación, cerca del lago, donde hay mucho silencio. Hasta tiene otro clima. La población vive en pueblos pequeños. La extensión de la influencia de las parroquias es bastante grande, por lo que los padres tienen que ir a muchos pueblos que no siempre están tan cerca…

El viernes por la mañana voy a Huarina. El sábado por la mañana me voy a Tiquina, para preparar las actividades y celebraciones que hay en ese día. Dormimos allí para estar en la celebración del domingo.

Comemos en Huarina y regresamos por la tarde a El Alto. Además, los jueves también estoy yendo a Tiquina, para hacer catequesis con los más pequeños, que tienen unos seis/siete años. Esta experiencia de catequesis ha sido muy positiva. El tener que ingeniármelas para enseñar y explicar algo a los pequeños, que son tan dispersos y es tan difícil mantener su atención… Realmente me ha gustado, y me ha servido para saber cómo son las catequesis con los niños más pequeños.

Y convivir con estas dos comunidades que viven en el campo también ha sido una experiencia super positiva, diferente, ya que son comunidades pequeñas. En las que es fácil conocer el funcionamiento y la gente de toda la parroquia. Incluso a veces vamos al lago a tomar el té por la tarde, mientras anochece.

Los días de diario, en El Alto, estoy yendo por las mañanas a apoyar en el Kurmi que es un proyecto que trabaja con niños, cuyas familias son especialmente vulnerables y tienen riesgo de acabar en la calle. Estos niños van allí cuando no están pasando clases de forma presencial en la escuela, ya que aquí en Bolivia acaban de empezar la semipresencialidad en los centros. Allí les damos apoyo con las tareas, ya que en sus casas no tienen tiempo o el apoyo suficiente. Además, comen allí, labor importante del centro porque no siempre los niños siguen una alimentación adecuada o no comen tan abundante.

Ayudándoles, dándoles apoyo y queriéndoles es una forma muy bonita de hacer la misión y llevar el mensaje de Dios. Ver la realidad en la que se encuentran y dándoles cariño y amor, es muy gratificante. Pero no solo eso, sino que también estoy aprendiendo distintas maneras de ayudarles, a desarrollar la imaginación porque tengo que buscar otra forma de poder explicarles lo que no entienden o aprender métodos novedosos y didácticos que los educadores me enseñan.

En resumen, esto es lo que en los casi dos meses que llevo aquí he visto y oído, como dice el lema del Domund de este año, estoy viviendo una experiencia increíble, humana y de fe. Estoy muy contento.

Un fuerte abrazo para todos.

Pedro del Rio (junior).

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