10 años del Papa Francisco

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REVISTA BIMESTRAL - AÑO 23 - Nº 195

MARZO / ABRIL 2023 - COSTO $250

Viaje apostólico del Papa Francisco a la República Democrática del Congo y Sudán del Sur

Declarada de Interés Social por la Legislatura - Cdad. Bs. As.

. 1 .

Francisco: rezamos por vos y como pueblo de Dios con humildad te bendecimos.

. 2 .

Papa Francisco: una década apacentando la Iglesia de Jesús.

. 5 .

Mirar al Papa, escuchar a Dios.

. 9 .

La Argentina y los diez años de magisterio social del Papa Francisco.

. 13 .

10 años del Papa que escucha a los jóvenes.

. 16 .

La piedad popular según Francisco

. 20 .

Diez años de una iglesia en salida.

. 24 .

La mujer según el Papa Francisco.

. 27 .

El número 10.

Francisco: rezamos por vos y

como pueblo de Dios con humildad te bendecimos

Esta edición de la Revista Comunicarnos, es una memoria agradecida por los diez años de la elección del Papa Francisco. Con una mirada teologal de ese momento podemos decir que el Espíritu Santo, le confió la Misión de encarnar el Evangelio de Jesús, para la Iglesia y el mundo de hoy. El predicar la Alegría del Evangelio, con todas las consecuencias concretas que esto tiene, es lo que vemos en los gestos y las palabras de Francisco.

Si de memoria se trata, recordemos ese primer diálogo, y oración mutua, entre el pueblo y su Pastor: “Hermanos y hermanas, buenas tardes. Como saben, el deber de un conclave es dar un obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo… Pero estamos aquí. Les agradezco la acogida. La comunidad diocesana de Roma tiene su obispo: gracias. Ante todo quisiera rezar por nuestro obispo emérito Benedicto XVI. Recemos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo custodie.

(En ese momento el Papa reza junto a los fieles presentes en la plaza de San Pedro el Padrenuestro, el Ave maría, y el Gloria)

unos por los otros. Recemos por todo el mundo, para que haya una gran hermandad: Les deseo que este camino de Iglesia, que hoy comenzamos y en el que me ayudará mi cardenal vicario, aquí presente, sea fructífero para la evangelización de esta ciudad, tan bella. Y ahora quisiera dar la bendición, pero antes les pido un favor; antes que el obispo bendiga al pueblo les pido que pidan al Señor para que me bendiga. La plegaria del pueblo pidiendo la bendición para su obispo. Hagámoslo en silencio. Ahora les daré la bendición a ustedes y a todo el mundo, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

(Bendición)

Hermanos y hermanas, los dejo. Muchas gracias por la acogida. Recen por mí. Hasta pronto: mañana quiero ir a rezar a la Virgen, para que custodie a toda Roma. Buenas noches y buen descanso”.

Esta revista recoge diferentes voces -no todas evidentemente-, que buscan dar testimonio de este paso de Francisco que deja huella en nuestro corazón, y que es gracia de Dios para la Iglesia y el mundo de hoy.

Esta edición va acompañada de la 15ª entrega de CURAR EL MUNDO

Y ahora comencemos este camino: obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad todas las iglesias. Un camino de hermandad, de amor, de confianza entre nosotros. Pidamos siempre por nosotros, los

Como pueblo le decimos desde aquí a Francisco: Rezamos por vos y con humildad volvemos a pedir la bendición de Dios sobre Vos.

Padre Gustavo Carrara. Obispo auxiliar de Buenos Aires. Vicario para la pastoral en villas CABA.

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Sumario
Editorial

Papa Francisco: una década apacentando la Iglesia de Jesús

«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le respondió: «Sí, Señor, sabes que te quiero».

Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas» (Jn 21,16)

La Iglesia que peregrina en la Argentina manifiesta una gran alegría por el singular vínculo afectivo que nos une al Papa Francisco, quien fuera nuestro Cardenal Bergoglio por más de 15 años. En este nuevo aniversario de su elección como sucesor de Pedro, nos unimos fervorosamente a toda la Iglesia para rezar por el Vicario de Cristo, y deseamos renovar nuestra fidelidad a quien carga sobre sus hombros de buen pastor la comunidad universal de fieles.

Cursando el décimo año de su pontificado, el Papa Francisco continua entregándonos un magisterio doctrinal y pastoral acorde con el espíritu y la letra del Concilio Vaticano II. Él nos ha acostumbrado a que toda reflexión tenga su punto de partida en el Evangelio de Jesús, fuente inagotable de sabiduría divina.

Desde su primera encíclica Lumen fidei, redactada a cuatro manos con el Papa Benedicto XVI, recientemente fallecido, Francisco, consciente de la tarea confiada al sucesor de Pedro, nos decía: «Ayer, hoy y siempre, está llamado a confirmar a sus hermanos en el inconmensurable tesoro de la fe, que Dios da como luz sobre el camino de todo hombre»(LF, 7). Del mismo modo, hizo suyas las orientaciones y conclusiones finales del Sínodo convocado por su antecesor, acerca de «La Nue-

va Evangelización para la Transmisión de la Fe Cristiana» (2012), lo que inspiró la exhortación apostólica Evangelii Gaudium: Sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual (2013). En ella el Papa expresó: «Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la auto-preservación» (EG,27). La letra, el espíritu y el carisma de ese documento inspiraron muchísimas iniciativas pastorales en todo el mundo, que recogieron su deseo de una

mías le dijo: «Adondequiera que yo te envíe irás» (Jr 1,7). Hoy, en este «id» de Jesús, están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva «salida» misionera». (EG,20.)

Iglesia en salida: «En la Palabra de Dios aparece permanentemente este dinamismo de «salida» que Dios quiere provocar en los creyentes. Abraham aceptó el llamado a salir hacia una tierra nueva (cf. Gn 12,1-3). Moisés escuchó el llamado de Dios: «Ve, yo te envío» (Ex 3,10), e hizo salir al pueblo hacia la tierra de la promesa (cf. Ex 3,17). A Jere-

Le siguieron dos Sínodos dedicados a las prioridades pastorales en el corazón del Papa Francisco: la familia y los jóvenes. En esas asambleas sinodales, la nota descollante fue la participación de los laicos, cuyas voces se vieron reflejadas en los documentos postsinodales sobre el amor en la familia (Amoris Laetitia, 2016) y la dirigida a los jóvenes y a todo el pueblo de Dios (Christus vivit, 2019). Su mirada sensible sobre la realidad social quedó de manifiesto cuando nos dice: «La falta de una vivienda digna o adecuada suele llevar a postergar la formalización de una relación. Hay que recordar que la familia tiene derecho a una vivienda decente, apta para la vida familiar y proporcionada al número de sus miembros, en un ambiente físicamente sano, que ofrezca los servicios básicos para la vida de la familia y de la comunidad. Una familia y un hogar son dos cosas que se reclaman mutuamente. Este ejemplo muestra que tenemos que insistir en los derechos de la familia, y no sólo en los derechos individuales. La familia es un bien del cual la sociedad no puede prescindir, pero necesita ser protegida» (AL, 44).

Por su parte, tuvo para los jóvenes del mundo gestos de cercanía: «Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa

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Aurelio Cardenal Poli
Mario
2013 – 13 de marzo – 2023

juventud de este mundo. Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. Entonces, las primeras palabras que quiero dirigir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere vivo! Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza» (ChV, 1 y 2). Y por eso les propuso contemplar y escuchar la buena noticia de Jesús: «Él no los ilumina a ustedes, jóvenes, desde lejos o desde afuera, sino desde su propia juventud, que comparte con ustedes. Es muy importante contemplar al Jesús joven que nos muestran los evangelios, porque Él fue verdaderamente uno de ustedes, y en Él se pueden reconocer muchas notas de los corazones jóvenes… Jesús tenía una confianza incondicional en el Padre, cuidó la amistad con sus discípulos, e incluso en los momentos críticos permaneció fiel a ellos. Manifestó una profunda compasión por los más débiles, especialmente los pobres, los enfermos, los pecadores y los excluidos. Tuvo la valentía de enfrentarse a las autoridades religiosas y políticas de su tiempo; vivió la experiencia de sentirse incomprendido y descartado; sintió miedo del sufrimiento y conoció la fragilidad de la pasión; dirigió su mirada al futuro abandonándose en las manos seguras del Padre y a la fuerza del Espíritu. En Jesús todos los jóvenes pueden reconocerse». (ChV , 31)

Cómo no recordar con alegría y gratitud cuando el Santo Padre abrió las puertas del Jubileo Extraordinario de la Misericordia y nos hizo vivir un año de gracia y consuelo, proclamando que «desde el corazón de

la Trinidad, desde la intimidad más profunda del misterio de Dios, brota y corre sin parar el gran río de la misericordia» (Bula Misericordiae Vultus -2015, 25.) El Santo Pueblo de Dios, peregrino en el mundo, guarda en su memoria la solicitud del Pastor Universal en los tiempos dramáticos, cuando la familia humana afrontaba las primeras consecuencias del flagelo de la pandemia: «Al igual que los discípulos –nos alentaba en aquella tarde de marzo del 2020–, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere». (Bendición Urbi et Orbi, del Santo Padre Francisco, Momento extraordinario de oración en tiempos de epidemia. 27/3/2020).

Las encíclicas Laudato sí sobre el cuidado de la Casa Común y Fratelli tutti sobre la Fraternidad y la Amistad Social, seguidas del mensaje ecuménico para la protección de la creación (07.09.2021) y el documento interreligioso firmado en Abu Dabi (4 febrero 2019), han facilitado un diálogo y reflexión con pueblos, culturas, con hombres de la ciencia y la política. La toma de conciencia de ser corresponsables de la Casa Común, una nueva mirada sobre la creación desde una ecología integral, el cuidado de los pobres, quienes más sufren el atropello y expoliación de los recursos naturales y las nuevas categorías de fraternidad y solidaridad, son los aportes del Papa Francisco en orden a un nuevo humanismo integral que

vuelva a poner en el centro del universo a la persona: «La Biblia enseña que cada ser humano es creado por amor, hecho a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26). Esta afirmación nos muestra la inmensa dignidad de cada persona humana, que «no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas». San Juan Pablo II recordó que el amor especialísimo que el Creador tiene por cada ser humano le confiere una dignidad infinita. Quienes se empeñan en la defensa de la dignidad de las personas pueden encontrar en la fe cristiana los argumentos más profundos para ese compromiso. ¡Qué maravillosa certeza es que la vida de cada persona no se pierde en un desesperante caos, en un mundo regido por la pura casualidad o por ciclos que se repiten sin sentido! El Creador puede decir a cada uno de nosotros: «Antes que te formaras en el seno de tu madre, yo te conocía» (Jr 1,5). Fuimos concebidos en el corazón de Dios, y por eso «cada uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario». (LS, 65)

Hacia el final de Fratellli tutti,

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Francisco nos recuerda: «Para nosotros, ese manantial de dignidad humana y de fraternidad está en el Evangelio de Jesucristo. De él surge para el pensamiento cristiano y para la acción de la Iglesia el primado que se da a la relación, al encuentro con el misterio sagrado del otro, a la comunión universal con la humanidad entera como vocación de todos». (FT, 277)

Para Francisco, las justas causas de los pobres merecen prestarle nuestra atención y tiempo, acompañarlos en sus reclamos ante una justicia y legislación largamente esperada. En ocasión de los tres Encuentros Mundiales de los Movimientos Populares que se originaron en sus visitas a Latinoamérica, el Papa, escuchando a los más frágiles y postergados, propuso un programa de acción que llamó: “TierraTecho-Trabajo”. Estas palabras aspiran a realidades concretas, para que las comunidades más desposeídas puedan acceder a una tierra para trabajar, donde puedan construir sus casas, y a sus familias un hogar. Ese ideal, es parte de su propuesta para que en los países los pobres puedan ser protagonistas y parte central de un Desarrollo Humano Integral.

En una de sus últimas intervenciones abordó un desafío que lo apasiona, y su magisterio nos ha dado sólidos lineamientos para pensar y actuar en un Pacto Educativo Global, con la esperanza de aspirar a un acuerdo que haga realidad un renovado «humanismo solidario, que responda a las esperanzas del ser humano y al diseño de Dios». (12/9/2019)

Finalmente, reparemos en sus viajes misioneros, con preferencia a países donde la comunidad

católica es minoría y el cristianismo encuentra serios desafíos a la evangelización. También sus visitas a campos de refugiados, o donde el drama de los pobres muestra el rostro doliente de la humanidad –migrantes, perseguidos, fugitivos del hambre–; son parte sensible de su ministerio apostólico itinerante, siguiendo las huellas de Pedro y de sus antecesores.

Los papas envejecen y Francisco, con el buen humor que lo acompaña siempre, se ha identificado con los ancianos, a quienes dedicó varias catequesis en las Audiencias Públicas. Hace unos meses fue aquejado por un dolor fuerte en unas de sus rodillas que le impidió caminar, y fue en una intervención pública que comentó: “no entiendo cómo me pasó a mí, si es una enfermedad de los ancianos…”

Asistido por el Espíritu Santo, aun con limitaciones en su movilidad, sigue trabajando por una Iglesia sinodal que viva una auténtica comunión, invite a la participación plena de sus hijos y recobre «la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas». (EN, 75. citado en EG, 10). Si prestamos atención a su itinerario misionero, advertimos que ha visitado países donde el cristianismo es minoría, o donde la violencia enfrenta pueblos que supieron convivir y hoy se

matan; ahí se presenta como mediador de paz, conciliador y portador de un mensaje creíble. Lo hizo en su último viaje al Congo y Sudán. Trabajador incansable de la paz, hoy tiene en su corazón la preocupación por su débil equilibrio, debido a la cruenta guerra en Ucrania y su posible proyección mundial. No deja de elevar su oración y vos profética para promover la cultura del encuentro por el camino del diálogo, y desde su primer documento está presente en todo su magisterio de la doctrina social: «La evangelización también implica un camino de diálogo. Para la Iglesia, en este tiempo hay particularmente tres campos de diálogo en los cuales debe estar presente, para cumplir un servicio a favor del pleno desarrollo del ser humano y procurar el bien común: el diálogo con los Estados, con la sociedad —que incluye el diálogo con las culturas y con las ciencias— y con otros creyentes que no forman parte de la Iglesia católica. En todos los casos «la Iglesia habla desde la luz que le ofrece la fe», aporta su experiencia de dos mil años y conserva siempre en la memoria las vidas y sufrimientos de los seres humanos. Esto va más allá de la razón humana, pero también tiene un significado que puede enriquecer a los que no creen e invita a la razón a ampliar sus perspectivas». (EG, 238)

Nosotros, desde su Patria, lo seguimos encomendando a Nuestra Madre de Luján, para que no le aparte su mirada de ternura, lo siga cuidando y protegiendo bajo su manto. También lo encomendamos a su Padre San José, como le gusta llamarlo a Francisco.

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escuchar a Dios Mirar al Papa,

El 13 de marzo de 2013, en una fría tarde de Roma, asomaba al balcón de la Basílica de San Pedro el primer Papa americano de la historia de la Iglesia. Americano, jesuita y argentino. Llegados al día de hoy nos surge el deseo de una mirada retrospectiva para reflexionar sobre lo vivido en los últimos diez años y acaso empezar a pensar hacia dónde nos convoca el impulso de la “alegría evangelizadora” que Francisco nos propone.

Ya en el primer párrafo de su primer gran documento, la Exhortación Evangelii Gaudium, dice el Papa: “quiero invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años…” (EG 1)

La ocasión de celebrar los diez años de Bergoglio Papa nos brinda una buena oportunidad para reflexionar sobre este pontificado a la luz de aquel deseo que el Papa nos marcó entonces como camino para toda la Iglesia.

Este análisis podría ser el tema de un libro o de un texto mucho más largo, pero en este breve espacio queremos proponer tres puntos para pensar y desarrollar después sobre estos diez años de Papado.

Nueva Evangelización

Hace alrededor de cuarenta años el Papa San Juan Pablo II in-

vitaba a toda la Iglesia a lanzarse a un período de Nueva Evangelización y decía el Papa “nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión”. Este llamado del Papa Juan Pablo se ha realizado de manera palpable en el pontificado de Francisco. Evangelizar es impregnar todas las realidades con los valores y enseñanzas del Evangelio de Jesús, el Hijo de Dios. Con nuevas expresiones, con nuevos métodos y con renovado fervor, somos testigos del paso evangelizador del Espíritu Santo en la Iglesia. Francisco es el símbolo de esa Nueva Evangelización hecha persona y pontificado. Y a la vez es el pastor que nos invita a vivir esa Nueva Evangelización en todas las realidades de la Iglesia.

Cada uno en su propio ámbito, son como elementos esenciales y formas auténticas de la única misión evangelizadora de la Iglesia. Ambos se orientan hacia la comunicación

Diálogo y Anuncio

El Papa Francisco se ha mostrado como testigo y maestro de estas dos actitudes que es necesario saber conjugar con sabiduría en la acción pastoral de la Iglesia: el anuncio y el diálogo.

de la verdad salvífica.

Con sus viajes a países de mayoría musulmana, con sus muchos encuentros Interreligiosos, con su palabra sobre temas importantes para el mundo actual como la guerra, los problemas ecológicos y ambientales, y con muchos otros ejemplos vemos a un Papa que anuncia a Jesucristo como el Señor y Salvador pero que a la vez se esfuerza en ser humilde aprendiz en el arte del diálogo sincero y humilde. La Iglesia que anuncia a Jesucristo, debe ser también maestra y aprendiz en el arte de dialogar.

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Padre Fabián Baez - Párroco en María Reina de Villa Urquiza

El legado de Francisco. Por último también podemos pensar sobre el legado del Papa Francisco y su impacto en la Iglesia y en el mundo en general. ¿Cómo ha influido en la forma en que la Iglesia se relaciona con los problemas sociales y políticos del mundo actual? ¿Cómo ha influenciado en la imagen que tienen las personas de la Iglesia Católica? ¿Cómo ha impactado en nuestras propias vidas y en nuestra relación con Dios? Intentar responder a estas cuestiones nos brinda la oportunidad de empezar a trazar una línea de pensamiento sobre el legado que Dios quiere dejar a la Iglesia por medio del ejemplo y el magisterio de Francisco.

Habría tanto más para pensar y decir: la reforma de la Curia, su actitud ante el problema de los abusos y de la corrupción en general en la Iglesia, el rechazo que le brinda parte la sociedad argentina, la resistencia que encuentra en los sectores más conservadores de la Iglesia. Todo esto constituye también como un “signo de los tiempos” que nos invita a contemplar el momento actual de la Iglesia y descubrir qué nos enseña el Espíritu Santo, qué quiere Dios de la Iglesia en este mundo y en estos tiempos.

Pienso que para encontrar esa respuesta es necesario contemplar al Papa Francisco y reflexionar sobre él, ya que, en fe, creemos que él es el hombre a quien Dios mismo le encomienda el timón

de la Iglesia en estos tiempos tan complejos para el mundo. Este aniversario de Pontificado es una excelente oportunidad para mirar al Papa para discernir y descubrir la voz de Dios para la Iglesia hoy.

Mons. Jorge Torres Carbonell Obispo de Gregorio de Laferrere Diez años, miraba una foto del día en que salió al balcón, y cada tanto me vuelve el impacto de ese momento. Creo que es un impacto que se prolonga en una realidad, aunque para muchos esté escondida o la quieran esconder. Creo que Europa y la Iglesia, sobre todo Europa, un lugar que está totalmente envejecido, reciben la frescura que no terminan de aceptar de la Iglesia latinoamericana. De todos modos no creo que Francisco sea la única preocupación. Estando entre nosotros ya era, con determinadas decisiones, como un profeta, porque miraba mas allá. Nosotros decíamos cuando nos fuimos él fue y vino más de una vez. Y en estos días con este viaje al Congo uno piensa para que fue, y él lo definió clarito, como el Amazonas y el Congo son pulmones para la tierra, e insistentemente busca visibilizar esta realidad que hay que cuidar, sino el mundo, la tierra, está en serios problemas. Obviamente todos

lo escuchan, pero luego, como apareció en un medio argentino, publican cosas que distraen con pequeñeces que no aportan nada y se quedan en su discusión chiquita. Eso es otra cosa que aprendemos de Francisco, no perder el sentido de lo grande del camino, no perder el tiempo en discusiones que son ideológicas, de intereses personales y donde la gente queda al borde del camino; como la parábola del Buen Samaritano que cita él y me encanta el lema “cuida de él”. Tenemos que cuidar de aquellos que están muy al borde del camino, pienso en África y en tantos pueblos de Latinoamérica y en otras partes del mundo pero cito lo que conozco. Son la preocupación del Papa sin duda, y como buen profeta creo que a todos nos hace mucho bien. Uno sigue aprendiendo yo me siento muy “hijo de él”, ha sido mi obispo durante veinte años y lo sigo queriendo, respetando y escuchando con mucho gusto.

Padre Quique Bianchi - Diócesis de San Nicolás

El 13 de marzo de 2013 estaba almorzando con mi mamá cuando anunciaron la fumata blanca. Desde ese momento me quedé pegado al televisor y leyendo en Twitter los comentarios de los periodistas que estaban en la plaza San Pedro. Elisabetta Piqué explicaba la compleja fórmula del anuncio en latín y escribía cómo quedaría si el elegido fuera Bergoglio. Luego del Habemus Papam se diría: Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum, Dominum Georgium Marium

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Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem Bergoglio... ¡Había que estar atento por si decía Georgium Marium! ¡Qué sorpresa cuando lo escuché! ¡Bergoglio, empecé a gritar antes de que termine de hablar el cardenal francés! Mi mamá no entendía nada. Enseguida empezaron los llamados y mensajes con amigos y el sueño de una Iglesia con más olor a Evangelio.

Pude verlo al mes de haber

Estaba en San Isidro mirando cómo se desarrollaba el cónclave y cuando anunciaron que era Bergoglio no lo podía creer, no me lo hubiera imaginado nunca, había estado hablando con él en la curia de Bs As en febrero y me decía que por ahí iba a ir a confesar a San Cayetano o a San Pantaleón y que iba a vivir probablemente en el Hogar Sacerdotal; así que daba por sentado que renunciaba… fue una alegría inmensa. Esa noche soñé que no era verdad y me angustié, pero cuando me desperté me di cuenta que no, que teníamos un Papa nuestro y que era él. Entonces le escribí contándole el sueño, y él me contestó una carta que guardo en mi corazón, me dijo “me hizo mucho bien tu carta, me hizo reír, a mí también me pareció muy loco cuando subían los votos pero de movida experimenté una paz que no venía de mí, gracias a esa paz sobrevivo, me siento blindado por esa paz. A través de esa carta me di cuenta que el Espíritu Santo realmente lo había tomado y él se había hecho uno con su misión. En Evangelii Gaudium va a decir que la misión no es un agregado a la persona,

sido elegido. Me sorprendió su serenidad y su alegría. Me recibió con mucha calidez en su habitación en Santa Marta. Hasta tomamos unos mates. Le llevé una Virgen de Luján de regalo. De esas plásticas que están en las casas de los pobres. Antes de despedirnos me dijo: ¿por favor, me bendecís la Imagen de la Virgen? Fue muy fuerte para mí rezar con él y que me pida que presida la oración. Sentí la

sino que uno es una misión en esta tierra. La misión se identifica con la persona, y él se había identificado con su misión. Para mí fue y sigue siendo una alegría imborrable el nombramiento de él como Papa y todo el bien que hace a la Iglesia, todo el bien que derrama, con su energía, con su entusiasmo, con su capacidad de trabajo, con la cantidad de cosas nuevas que está haciendo en torno a la reforma de la Iglesia y el lugar de la Iglesia en el mundo. Lo he visto muchas veces en estos años, porque primero me nombraron presidente de Cáritas y luego de la Conferencia Episcopal por eso viajo a Roma una vez al año, a veces dos. Los encuentros con él los espero mucho, porque siempre me dan mucha paz y recibo mucho fruto espiritual, además de las consultas que le tengo que hacer y él responde con su habitual inteligencia, capacidad de gobierno, memoria, tiene una memoria privilegiada, se acuerda de cosas que dije que ni yo me acuerdo, esa es un poco su personalidad, pero aparte de las cosas que me puede decir acerca del gobierno, de que caminos tomar, yo experimento cuando hablo con el Papa como estar delante de un hombre muy sabio, y como dice

fuerza de la humildad de los grandes.

Con el tiempo relacioné ese gesto con el que tuvo en el balcón el primer día inclinándose ante el pueblo y pidiéndole que lo bendiga. Fruto maduro del Concilio, Francisco tiene bien presente que todo “el Pueblo santo de Dios participa también de la función profética de Cristo” (Lumen Gentium 12).

Me gusta pensar que Francisco

en uno de sus lemas “El tiempo es superior al espacio” (EG222). Francisco ha iniciado procesos, caminos, y él tiene una enorme paciencia para poder afrontar las dificultades con las que se encuentra, las reacciones que se producen frente a los cambios que él comienza a provocar. Por un lado la paciencia es lo que más me admira en las conversaciones, es como si tuviera piel de morsa para aguantar la cantidad de ataques, de dentro, de afuera, creo en el fondo que se coloca en un lugar que si vienen las balas, las balas rebotan; y además de paciencia admiro su buen humor, tiene un humor privilegiado que le permite tomar distancia de las situaciones, entonces, cuando recibe alguna ofensa o insulto o maltrato, sea de los medios, sea de algunas personas, él sabe con su paciencia y su buen humor poder relativizar un poco esas situaciones. Sobre eso no solo hemos hablado sino que eso realmente me admira.

Me admira también la capacidad de seguir en contacto con la gente, de seguir llamando por teléfono a personas muchas veces muy sencillas que necesitan una palabra que lo conocieron acá; puedo citar el acompañamiento que

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es un golpe de timón del Espíritu Santo. Lleva al centro de la Iglesia la frescura del Evangelio con color latinoamericano. El Evangelio es el mensaje de salvación que Dios pronuncia sobre nosotros. En estos dos milenios incontable cantidad de pueblos recibieron ese mensaje y lo han vivido según su idiosincrasia. Es tan rico que ninguno puede agotarlo. Según los lugares y los momen-

tos históricos se han acentuado distintas perspectivas. En estas latitudes, con tanta pobreza y con una justicia tan largamente esperada, la Iglesia entendió que –como dice Francisco– “el corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los pobres” (Evangelii Gaudium 197). Dios salva desde los pobres a todos. Hay una prioridad de los pobres en el

corazón de Dios. Esta prioridad tiene que reflejarse en el corazón de la Iglesia. Creo que ese es el núcleo de la originalidad de la lectura que hace América Latina del Evangelio. Por eso me parece que con Francisco, el Espíritu Santo quiere dar un golpe de timón: impulsar a la Iglesia a poner a los pobres en el centro de su vida, con la preferencia que tienen en el corazón de Dios.

hizo a una enferma de cáncer a través de las llamadas por teléfono, algo admirable como se hacía el tiempo para hacer esa llamadita.

Me siento muy privilegiado de trabajar estrechamente con él, es un gran regalo.

En estos años puedo mencionar dos grandes impactos, el primero la reforma de la Iglesia que ahora a través del sínodo se va a ir como dando a través de la escucha de todos los bautizados, y hacer un esfuerzo por hacer bien esa escucha que nos lleve a un modo de conducirnos, de tomar decisiones, de encarar la evangelización que sea mucho más participativo. Cuando todo el pueblo toma parte en las decisiones las cosas se toman con más responsabilidad. En la alegría del Evangelio él plantea la evangelización como compartir una alegría y anima a la Iglesia de tener el coraje de cruzar a la otra orilla, lo dice en Aparecida y allí lo repite “son más felices los que dejan sus comodidades y sus seguridades para cruzar a la otra orilla aún corriendo riesgos, aceptando apasionadamente la misión de comunicar vida”. Y esto tam-

bién coincide con esa frase “prefiero una Iglesia accidentada o herida por salir a la calle, que una Iglesia enferma y encerrada en sí misma”. Todo eso me parece que ha puesto un ánimo grande en la Iglesia por la evangelización, por la misión, por salir de nosotros mismos, y esto se va a ir completando a través de este proceso sinodal, que va a ser largo y va a ser cada vez más profundo.

Con respecto al hacia afuera ha dado pasos muy grandes en todo lo que se refiere al diálogo, interreligioso y ecuménico, pensemos este hecho histórico que el Congreso Judío Mundial se ha realizado un día en el Vaticano, algo impensado… El documento firmado en Abu Dabi con el gran imán de Al Azhar, Ahmed al Tayeb, que es el imán más importante del mundo sunita, es un documento entre el Islam y la Iglesia Católica que es extraor-

dinario.

He podido comprobar el respeto que le tienen al Papa los musulmanes y los judíos, el avance por el diálogo interreligioso y el lugar de las religiones en el diálogo por la paz que lo trata el Papa en Fratelli Tutti.

Las grandes deudas o desafíos que quedan en el mundo frente al aporte de Francisco son enormes: cómo construir la paz, cómo edificar un diálogo superador de posturas que parecen irreductibles, cómo poder mirar a los últimos y desde los últimos superar la exclusión. El Papa ha colocado a la Iglesia en el lugar de los últimos desde su primer gesto en Lampedusa. La Iglesia está al lado de los que quieren cruzar el mar y no pueden. No podemos juzgar que por haber nacido en un lugar determinado, donde tengo que huir de la guerra y el hambre, por eso mismo no tengo los mismos derechos y la misma dignidad que mis hermanos. Eso es un legado muy importante del Papa. Eso es clarísimo para las generaciones futuras en la Iglesia, no podemos estar en otro lugar más intensamente que en ese lugar.

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La Argentina y los diez años de magisterio social del papa francisco

Pbro. Carlos Alberto Accaputo - Comisión Pastoral Social - Arquidiócesis de Bs. As.

Los aniversarios son un momento propicio para mirar hacia el pasado desde el presente y soñar con un futuro. En este sentido, considerar el impacto en la realidad nacional del papado de Francisco, resulta un desafío intelectual significativo. Es una cuestión que no puede reducirse solo a los cambios producidos en la Iglesia y a sus estrategias pastorales, como tampoco es cuantificable materialmente ni es mensurable en las modificaciones de hábitos culturales de los diversos actores –sociales, sindicales, empresarios, políticos, económicos, culturales– como fruto de su amplio y rico magisterio social.

Ese impacto, si pudiéramos asirlo siendo que es historia actual, recorre otro espacio, resulta intangible, se vertebra en los modos de pensar, en las problemáticas contemporáneas que plantea y en los horizontes que abre.

Muchos análisis han querido reducir el accionar del Papa Francisco al mero simbolismo o a una gestualidad sobreactuada en el ámbito de lo político. Son formas de encorsetarlo, achicándolo a lo anecdótico, banalizándolo.

Esas aproximaciones impiden visualizar cuestiones de mayor profundidad. Entre ellas, la que se relacionan a un modo de pensar lo social, lo cultural y lo político que invita a una verdadera transformación, expresado especialmente en las encíclicas Laudato ‘Si y Frattelli Tutti. La combinación entre diagnósticos con caracterización de escenarios, la denuncia con la identificación de problemáticas graves y el planteo de alternativas abiertas, impregna sus intervenciones. Desde una mirada compleja, Francisco integra aportes de diversas disciplinas en la que se abordan las realidades en sus diferentes dimensiones sin caer en reduccionismos espiritualistas o coyunturales. Todo ello configura un modo de pensar lo que le otorga una identidad original a sus planteos y propuestas.

Desde ese posicionamiento se despliega una prédica hacia adentro de la Iglesia con la lucha contra la corrupción -finanzas, pederastia, “internismo”

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y “carrerismo”, estilo de vida suntuoso-, la ausencia de “salida” y de ardor misionero, y hacia afuera, señalando la crisis socio ambiental, denunciando los límites del capitalismo globalizado de base telecomunicacional y financiero, de carácter predatorio, homogeneizante y unidimensional.

Este modo de pensar, tiene un método, criterios de juicio, categorizaciones y el despliegue de un lenguaje propio. Se trata de un pensamiento en movimiento, inquieto, atento a las nuevas situaciones y realidades. Hunde sus raíces en la Iglesia del Concilio Vaticano II y en las formas particulares que asumió en América Latina tras Medellín, Puebla y Aparecida. Este pensamiento está signado por una actitud de diálogo con el mundo. Las formas coloquiales que asume buscan construir un puente con la sensibilidad actual y llegar al mayor número de personas y ambientes.

Las críticas al paradigma tecnocrático, a la constitución del mundo como una esfera indiferenciada, al individualismo autoreferencial, resultan contraculturales, como así también lo son sus llamados a la hospitalidad con los migrantes, la opción por los pobres, y la construcción de un mundo poliédrico con nuevos estilos de desarrollo integral solidarios y sostenibles.

Su mensaje propiciando el desarrollo de los principios de unidad sobre el conflicto, del todo sobre la parte, de lo real sobre la idea y del tiempo sobre el espacio para la construcción comunitaria de una Cultura del Encuentro, enunciadas en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, entran en coli-

sión con la política-espectáculo, cortoplacista y sin horizontes que sobresale en la práctica de las dirigencias de los diversos ámbitos.

Este pensamiento y las propuestas que se derivan de él, son recibidos de distintos modos. Hay quienes los toman y se los apropian para sus marcos de referencia y sus acciones; también están quienes adoptan su retórica sin llevarlos a sus últimas consecuencias; por último, no faltan quienes los rechazan, ya que afectan poderes constituidos, modos de dominación e interrogan sobre las conductas personales y grupales.

Más allá de eso, para todos los que queremos trabajar por una Patria donde la fraternidad, la solidaridad, la justicia y el Bien Común no sean meras palabras, este cuerpo doctrinal no ha dejado de inspirar muchas y valiosas iniciativas para nuestro pueblo. Como testimonio de este camino, recuerdo que en el año 2005, con ocasión de la realización de la VIII Jornada de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Buenos Aires, y como fruto de la exposición del entonces Cardenal Bergoglio en esa Jornada, le expresamos la necesi-

dad de que su pensamiento no se podía perder. Fue así que, accediendo a nuestro requerimiento, se publicó el libro “La Nación por construir: utopía, pensamiento y compromiso”.

Sus enseñanzas, gestos y propuestas, constituyen un rico legado y un valioso patrimonio de ideas que van generando y seguirán inspirando nuevas actitudes en personas, grupos y sectores, aunque resulte imposible medirlo o apreciarlo cabalmente en el presente.

Norberto

DNI – Defensa de Niños Internacional. Sección Argentina

Transcurrían los primeros meses del año 2002 y la gravedad de la crisis política, económica y social presentaba un doloroso cuadro con signos de desintegración, deterioro máximo de las responsabilidades del Estado y un alarmante crecimiento de la pobreza representada en la niñez y adolescencia y en la cual cada diez de nuestros pibes y pibas, siete de ellos/as encontraban comprometidos sus derechos básicos en las variadas dimensiones. En esas circunstancias asumiendo un compromiso patriótico y sin

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reservas a favor de nuestros chicos y chicas iniciamos un programa que pusiera en el centro la restitución de derechos de los más vulnerables.

En ese camino me reencontré con Jorge Bergoglio por entonces Arzobispo de Buenos Aires, quien fiel a sus convicciones y trayectoria y con enorme generosidad se sentó a nuestro lado para ayudarnos a encontrar el camino que alumbrara ese momento de oscuridad, y eso significó caminar juntos en los barrios populares, sentarnos a escuchar la voz de los adolescentes y reconstruir proyectos de participación y recuperación de la esperanza. Su actitud no fue una sorpresa sino una reafirmación de la coherencia que había tenido el privilegio de compartir en otros momentos y particularmente con sus queridos curas de las villas y barrios populares, religiosas y mujeres y hombres laicos que reconocen el valor de este compromiso solidario.

Durante el papado de Francisco tuvimos oportunidad de reencontrarnos en varias ocasiones y cada encuentro representa una fuente inagotable de motivación, de proyección colectiva para continuar y profundizar el compromiso social, político y una docencia cuyos límites no son las aulas de las universidades, sino que se desarrolla en los espacios sociales donde conviven las situaciones de vulneración con el empeño comunitario de sus organizaciones y la búsqueda de nuevos aprendizajes.

A lo largo de estos 10 años el Papa Francisco ha transmitido al mundo un pensamiento basado en el respeto a la dignidad humana y con un profundo conocimiento de las realidades sociales y políticas.

Víctor Lupo

Movimiento Social del Deporte

Fue en 1977, cuando conocí al padre Jorge Bergoglio, provincial de los jesuitas, a través de la filósofa Amelia Podetti y el Lic. Juancho Lumerman, para ofrecerle, en ese entonces, formar una Licenciatura sobre Líderes y Dirigentes Deportivos en la Universidad de El Salvador, proyecto que lamentablemente no prosperó. Después estuve varia veces en distintas reuniones y disertaciones con él. En sus Jornadas de Pastoral Social que desde el año 1998 se realizan en la Ciudad de Buenos Aires; también en su trabajo pastoral en la Villa 21-24, acompañando al Padre Pepe Di Paola. Por razones personales participé de su acompañamiento a los familiares de la Tragedia de Cromañón, la más grande que se tenga memoria en nuestro país.

En el año 2007, siendo Director de Deportes de Ciudad de Buenos Aires, participé del panel de Ciudadanía y Bien Común en el Encuentro Arquidiocesano de Niñez y Adolescencia junto con Mons. Oscar Ojea y el actual Párroco de Caacupé, Padre Toto De Vedia, donde expuse sobre “la vida de San Juan Bosco y su gran

incidencia sobre el Deporte en los niños del mundo”. El cierre de este Encuentro estuvo a cargo del Cardenal Jorge Bergoglio.

Francisco trajo a un mundo fracturado el mensaje del poder de la humildad y el poder del amor. Como Papa debió luchar muchas veces con una cultura occidental hedonista que valora mucho más la codicia que la solidaridad y en esa batalla en la profundidad de los seres humanos le está poniendo el sello a su Papado.

Francisco lucha cada día por conseguir que el espíritu del Amor de Cristo se encarne una estructura de la Iglesia que oscila entre ser solamente un factor de poder y generar acciones más propias de ONGs que del mensaje evangélico.

Enfrascados como estamos los argentinos en una absurda pelea de perros entre nosotros muy pocas lo hemos escuchado o lo que es peor hemos intentado usar las enseñanzas papales como armas arrojadizas contra otros argentinos.

Como San Francisco de Asís este Francisco de nuestro tiempo anda por los caminos del mundo tratando de reconstruir esa Iglesia derruida en el corazón de cada uno.

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La iglesia en el mundo camina entre luces y sombras, entre angustias y esperanzas, los cambios vertiginosos que vive la humanidad son un desafío de encontrar caminos de unidad y compromiso hacia la construcción de un mundo más justo y fraterno.

Bergoglio al asumir el pontificado como Francisco marcó un camino claro y contundente, volver a las fuentes del Evangelio, a la espiritualidad y el compromiso junto a los pobres hacer realidad de poner “el Amor en Acción”; nos pide “oren por mí”, sabiendo que asumir la responsabilidad de ser sucesor de Pedro y buscar restablecer el equilibrio de la unidad y la Paz en la diversidad, no como la ausencia de los conflictos, sino de restablecer el diálogo y la unidad frente a la realidad que vive la Iglesia y los pueblos muchas veces sometidos a conflictos e intereses políticos, sociales y económicos bajo grupos de poder por sectores que no es-

tán dispuestos a perder sus privilegios y espacios de poder.

Hoy el mundo vive la incertidumbre y peligro de la guerra nuclear entre las grandes potencias que pone en riesgo la vida planetaria.

Volver a la espiritualidad y compromiso junto a los pobres y fortalecer el caminar de la Iglesia como pueblo de Dios. Francisco no predica la resignación, marca caminos de transformación espiritual en lo social, cultural y político a la luz del Evangelio.

Juan XXVIII convoca al Concilio Vaticano II, decía que era necesario que la Iglesia abra las puertas y ventanas para que entre la luz, y sacudir el polvo de tantos siglos.

Es necesario hacer memoria para que nos ilumine el presente.

El Papa Francisco da a conocer la Encíclica Laudato sí, que despierta a la responsabilidad de restablecer el equilibrio de la Obra de la Creación, entre las necesidades de la humanidad y el respeto a la Madre Tierra, desafío que la humanidad debe asumir y proteger la Casa Común.

Llama a los gobiernos a abrir sus men-

tes y corazón a la solidaridad, y construir la “Cultura del Encuentro”, y reclama que reciban a los miles de refugiados que huyen de sus tierras por los conflictos, armados, el hambre y desesperación que salen en busca nuevos horizontes de vida. Viaja y lleva el apoyo solidario a los refugiados en la Isla de Lampedusa, en Italia y a la de Lesbos, en Grecia y en sus viajes a diversos pueblos del mundo llevando el mensaje del Evangelio.

Convoca y reclama a las grandes potencias poner fin a la guerra y a las armas nucleares y abre sus brazos para compartir el ecumenismo con otros credos en la diversidad y la unidad; convoca a los jóvenes a ser protagonistas de sus propias vidas y constructores de sus propias historias.

A diez años de su pontificado debemos tener presente que Francisco es el primer Papa latinoamericano y argentino que enfrenta con coraje y decisión los problemas a lo interno de la Iglesia y busca compartir con otros credos y pueblos un nuevo amanecer para la humanidad y el mundo. El camino es poner el “Amor en Acción”

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por una joven animadora que salía de la salita de materiales gritando “¡Bergoglio! ¡Bergoglio es el nuevo Papa!”

A mí, la novedad histórica de un Papa sudamericano y argentino me llegó en medio de los pibes de los hogares y en la voz de una joven.

años del Papa que escucha a los jóvenes

Alejandro Fernández*

Hace 10 años, en una tarde de marzo, yo me encontraba jugando al fútbol con unos pibes de Hogares Don Bosco, en un campito que los salesianos tienen dedicado al trabajo con niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de calle y de los barrios populares en La Matanza, Provincia de Buenos Aires. Unas semanas antes, en medio de esa experiencia de voluntariado en la que buscaba junto a otros responderme la pregunta por un seguimiento más profundo de Jesús, nos habíamos enterado de un hecho que no acontecía desde hacía más de 700 años: un Papa había renunciado. ¿Quién sería el próximo? ¿Qué “línea” traería? ¿Cómo afectaría -o no- eso al trabajo que hacíamos con los pibes?

Ahora, el “picadito” previo a la despedida de aquella tarde “oratoriana” era interrumpido

Y si bien este dato sólo tiene

Lampedusa, en donde tuvo un gesto profético hacia los inmigrantes que se ahogaban en las profundidades del Mediterráneo a espaldas de la Europa Indiferente), fue en Río, en América del Sur, en donde tuvo su primer gran encuentro con los jóvenes y de donde se iniciaría una característica de su pontificado:

interés desde un punto de vista personal y no universal, también es real que fue desde las periferias geopolíticas y existenciales desde donde nos llegó el nuevo Papa. Y es a esas esquinas de la historia donde nos invita a mirar para construir la Iglesia y el mundo nuevo. Y entonces, ¿por qué no comenzar esta introducción desde un lugar periférico, singular… una historia mínima?

La primera gran experiencia eclesial masiva que le tocó vivir a Francisco fue la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, apenas cuatro meses después del cónclave que lo eligió como sucesor de San Pedro.

Si bien el Padre Jorge ya había tenido su primer viaje como Pontífice dos semanas antes (a

Francisco es el Papa que escucha a los jóvenes, porque es el Papa que elige dialogar con ellos. Y si bien sabemos que dialogar implica escuchar y hablar, resalto aquí el “escuchar”.

Escuchar, no porque Francisco no le haya dicho muchas y valiosas cosas a los jóvenes (muchas de las cuales siguen haciendo eco, casi como una firma propia, desde el comienzo de su pontificado), sino porque, con los jóvenes, enfatizó ese otro paso de escuchar e invitar a escucharlos.

Y al hacerlo armonizó lo que quizás puede ser un riesgo de desbalance de cualquier pastoral en la Iglesia y también de la pastoral de jóvenes: hablarles mucho pero escucharlos poco. Francisco, como buen jesuita, sabe que

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el discernimiento comienza haciendo silencio y disponiéndose a la escucha.

Tan así fue en estos diez años, que la Christus Vivit -exhortación apostólica post sínodo de los jóvenes - se trató prácticamente de una carta redactada “para vos”. Le habla a cada joven y al Pueblo de Dios. Propone justamente iniciar un diálogo.

Con intuición y picardía criolla, con la sabiduría de quien caminó las calles y no balconeó la vida, Francisco deja ver en esa carta que conoce el corazón de los jóvenes, que sabe por dónde se despierta y se conmueve la pasión joven para el encuentro con Jesús: sabe que una verdadera pastoral juvenil será una pastoral juvenil popular, de brazos arremangados y comprometida con la vida de los últimos. Una pastoral vocacional, porque llama jugar la vida donde ésta está en riesgo.

Y en este diálogo que es hasta aquí una invitación a caminar juntos, Francisco ha buscado que ese “juntos” sea “con todos”. No es una propuesta de escuchar a los jóvenes en detrimento de los viejos. Francisco inaugura un diálogo intergeneracional que reúne las visiones de unos y los sueños de otros. Francisco invita a los jóvenes a ser “jóvenes con raíces”, a reconocerse Pueblo de Dios. Pueblo de hermanos.

Francisco no es un Papa de los jóvenes porque se saque selfies o hable en una charla TED, o aparezca en un documental de Netflix. Es un Papa de los jóvenes porque, siendo un anciano, se dispuso a escucharlos y les compartió su fe de corazón a corazón.

Si a Francisco se lo ve fresco, se lo ve joven, no es porque añora volver a ser joven, sino porque vive el encuentro con Cristo en el contacto concreto con el Pueblo, que siempre nos hace joven. Encontraremos aquí testimonios de jóvenes que en estos años durante su pontificado han experimentado este diálogo con un sabio abuelo joven, que no los menosprecia ni tampoco endiosa su juventud, sino que los llama “el Ahora de Dios”.

Me alegra que a mí, la noticia de su elección me llegara en medio de los jóvenes de las periferias a las que nos sigue invitando a mirar y escuchar, casi como una profecía de lo que estaba por venir.

*gracias Joaquín Casaburro por tus aportes

“Una Iglesia que se pone no sólo en escucha, sino que también mira en modo fraterno a los jóvenes, para también alentarnos en nuestro protagonismo dentro de ella, porque somos parte de ella”.

Hermes Domínguez, del Barrio Rodolfo Ricciardelli (ex villa 1-11-14)

Tenía 17 años, cuando nombraron a Bergoglio Papa y recuerdo que muchos fueron a la plaza de mayo “con bombos,

platillos y canciones esperando expectante el nombramiento del próximo papa”. Después que pasó todo me percaté que era el Obispo que venía al barrio a hacer comuniones y confirmaciones.

Cuando fuimos con otros jóvenes a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Brasil en el 2013 fue una experiencia inolvidable, con muchas sensaciones y sentimientos encontrados, multiplicado por mil, que también iba por lo mismo con la expectativa de escucharlo y verlo después del nombramiento. Recuerdo la alegría y las caravanas en todos lados ya sea en estaciones de subte, colectivos, alojamientos y en la misma playa de Copacabana.

Estuvimos cerca de una semana; el viaje fue al principio de mucha adrenalina entusiasmo y después se fue perdiendo un poco por la cantidad de horas en el micro sumado al calor que nos había tocado, pero ya en Brasil lo habré visto a 20 metros, recerca… y si volvería.

Creo que todavía nos debe una visita a la Argentina, no pierdo las esperanza en que lo vuelva a ver por acá, celebrando misa en algún barrio popular.

Mariano García - Fue coordinador de pastoral nacional de juventud.

El día que lo nombraron Papa a Bergoglio me encontró regresando del trabajo, soy catequista escolar y estuvimos toda ese día en el colegio muy ansiosos por conocer el nuevo nombre del Papa, nos fuimos en auto con una compañera y pusimos la radio para escuchar, y cuando dieron a conocer el nombre de Bergoglio la

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primera reacción fue de mucha sorpresa continuadamente de una alegría y un grito con mi compañera de felicidad muy grande, me llenó de mucha felicidad. Y todas esas horas y días que siguieron fueron una alegría enorme.

Tuve la dicha de verlo una vez como padre Jorge acá en Buenos Aires en uno de los encuentros que participé de la Arquidiócesis, y después en tres oportunidades más como Francisco, una en el 2017 en una audiencia, en el 2018 estuvimos un mes compartiendo como compañeros de trabajo en el Sínodo de los Obispos que tuvo como trabajo los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, y el año pasado en el 2022 le presenté en una audiencia a jóvenes estudiantes universitarios que están llevando adelante desde sus estudios una transformación social.

Cada encuentro dejó algo en mí muy particular, todavía lo sigo reflexionando y me enriquecieron como persona pero también a todo el contexto de mi vida.

Para mí Francisco es un Papa de los gestos, y de los gestos profundos, que dejan una marca, un Papa que vive y que desarrolla una pastoral de gestos, que están fundamentados por una conciencia conceptual muy importante, pero que vive una coherencia entre lo que él pensó para su pontificado con lo que se expresa en sus gestos. Eso me asombra mucho, y me parece que es un impacto tanto para dentro de la iglesia como para aquellos que no están en el ámbito eclesial. Por eso creo que el impacto fuerte de Francisco son sus gestos, y sobre todo sus gestos con el ser humano doliente de estos

tiempos, con aquellos que están siendo marginados, con aquellos que habitan en la periferia.

Patricia Esteche, del barrio Carlos Mugica (Ex Villa 31)

Tenía cerca de 22 años cuando eligieron a Bergoglio como el nuevo Papa, me enteré a la noche, cuando me llamó mi mamá, recuerdo puntualmente la emoción, el saber que una persona tan cercana a nosotros, que sabía nuestra realidad, iba asumir un puesto tan importante en el mundo, estábamos muy emocionados y recuerdo a mí mamá y a mi abuela llorando.

Tuve la posibilidad de conocerlo en el barrio, cuando él era obispo venía hacer las confirmaciones y en ese momento yo era catequista y en el mes de diciembre en el día de la Virgen de Caacupé él se acercaba al barrio a celebrar la misa y brindar con las familias.

La experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud donde participé fue única, desde el día que nos dijeron que estaba la posibilidad de ir, todo fue hecho muy muy a pulmón, todo, desde el vamos: el pasaje, el colectivo, todo. Recuerdo que fue una época de mucho esfuerzo y mucha emoción porque la meta que nosotros teníamos superaba am-

pliamente cualquier cansancio o el tiempo que uno tenía que invertir en todo lo que es la previa para poder ir, y aparte saber que te ibas con tus amigos era incomparable, recuerdo ese momento y me pongo feliz.

En Brasil estuvimos cerca de dos semanas. El viaje fue larguísimo, hermoso pero muy largo. Al llegar a Brasil nos perdimos, a tal punto que nosotros íbamos a una escuela y nunca la encontramos, llegamos a una iglesia donde nos dejaron pasar la noche y entre los sacerdotes hablaron con los vecinos, con su comunidad y nos recibieron diferentes familias. Mis tres amigas y yo, tuvimos la bendición de irnos con una mujer (Dios ya la tiene en el cielo) fue nuestra mamá ese tiempo, se llamaba Sandra. Ella nos adoptó todos esos días, se me pone la piel de gallina y se me quiebra la voz al recordarla porque nos trató tan bien, nos cuidó tanto, en esos pocos días que estuvimos nos dimos cuenta que era una gran persona. Todo el viaje fue una experiencia inolvidable.

En cuanto al Papá no pudimos verlo de cerca, pero volvería sin pensarlo en cualquier parte del mundo, lo que menos importa es el lugar, donde sea que convoque, volvería a vivir todo.

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La piedad popular según Francisco

manantial de su propia experiencia pastoral, en cercanía íntima con el santo Pueblo fiel de Dios.1

pueblos latinoamericanos.

«Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado» Rm 5,5

Describir la Piedad Popular según el pensamiento del Papa Francisco es una oportunidad para contemplar con profunda admiración nuestra fe latinoamericana, rica en gestos y devociones. De hecho, todas las reflexiones sobre este argumento en su carta magna, la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, constituyen una síntesis muy personal que brota cual

Para comenzar, Francisco define a los pueblos como agentes de evangelización, incluidos los de América Latina. Esto acontece cuando la Buena Noticia se hace carne en las muchas y variadas culturas de la tierra. Es entonces cuando la Piedad Popular se nos manifiesta con especial fulgor, porque es «verdadera expresión de la acción misionera espontánea del Pueblo de Dios … una realidad en permanente desarrollo, donde el Espíritu Santo es el agente principal» EG 122.

Sin negar los tiempos durante los cuales fue mirada con desconfianza, Francisco la define citando la enseñanza de Pablo VI, y también la de Benedicto XVI. Con Pablo VI, 2 afirma que la Piedad Popular refleja una sed de Dios que solamente los humildes pueden conocer. Con Benedicto XVI,3 la presenta como un precioso tesoro de la Iglesia, en el cual aparece el alma de los

Vale pues caracterizarla, desde el Documento de Aparecida.4 Con este texto como faro, Francisco reconoce la Piedad Popular como mística, es decir, como verdadera espiritualidad, cuyo sujeto son los más sencillos. Ahora bien, una aclaración: no está vacía de contenidos, sino que los expresa de manera simbólica acentuando más el credere in Deum (la fe en sentido fiducial, creer en Dios) que el credere Deum (la fe en sentido intelectual, creer a Dios). Así las cosas, es una manera legítima de vivir la fe cristiana, que se sabe Iglesia misionera, comunitaria y peregrina por naturaleza. No es casual entonces que Francisco exclame: «¡No coartemos ni pretendamos controlar esa fuerza misionera!» EG 124.

Ya finalizando, nos topamos con un consejo: aproximarnos hacia la Piedad Popular con una mirada particular, la del Buen Pastor, quien no busca juzgar sino amar. Desde este emblemático ícono iluminador, el amor se erige como criterio de interpretación, por ser el único capaz de apreciar genuinamente la vida teologal allí presente: «Pienso

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en la fe firme de esas madres al pie del lecho del hijo enfermo que se aferran a un rosario aunque no sepan hilvanar las proposiciones del Credo, o en tanta carga de esperanza derramada en una vela que se enciende en un humilde hogar para pedir ayuda

Argentina. En el 2005 me nombraron comisionado de la pastoral católica en Buenos Aires de Scouts Argentina, y comencé a reunirme con Bergolgio cada tanto y de él fui sacando cosas maravillosas como la frase que siempre dice “queremos una iglesia pobre para los pobres”. De la misma manera que dialoga con todos él siempre me pidió que los Scouts Católicos estén en diálogo y dentro del Movimiento de Scouts de Argentina, y no separados en un círculo cerrado.

a María, o en esas miradas de amor entrañable al Cristo crucificado» EG 125. En efecto, para una mirada amante, los rosarios susurrados, las velas ofrecidas y los crucifijos venerados no constituyen búsquedas naturales de lo divino. Al contrario, «son la manifestación de una vida teologal animada por la acción del Espíritu Santo que ha sido derramado en nuestros corazones (Cf. Rm 5,5)» EG 125. De esta manera, con un lenguaje muy directo, sencillo y proporcionalmente efectivo, Francisco empodera la Piedad Popular en estos, nuestros tiempos. Más aún, nos impide menospreciarla, porque hacerlo implicaría desconocer la obra del Espíritu. Por consiguiente, nos convoca a alentarla

y fortalecerla, porque su riqueza es siempre inacabada, como el mismo Amor que la engendra. Es más, para quien sabe leerlas, todas y cada una de sus manifestaciones expresan un lugar teológico, desde el cual Dios mismo se nos muestra y habla. Para verlo y escucharlo, el único requisito es prestar atención, con un corazón enamorado del Señor, el Viviente entre nosotros, su Pueblo.

Daniel Genna Scouts de Argentina

Conocí a Bergoglio como obispo personalmente a partir de los años 2000 cuando Scouts de Argentina, en 1996 se reunió y formó un movimiento con distintas confesiones, y con Scouts católicos nos unimos a Scouts de

Ya en los años ‘70 veíamos que el camino era buscar a los chicos y chicas de los barrios más humildes y que entraran al Movimiento Scout que era algo maravilloso para ellos. Y empezamos a trabajar en las villas, incluso con el padre Mugica hasta que lo asesinaron. En el 2005 empecé en la villa 21- 24 y Jorge Bergoglio cada tanto venía a visitarnos, y en el 2009 cuando nuestra capilla pasó a ser parte de la Parroquia Caacupé, fue él quien nos bendijo.

Soy agrónomo y trabajé muchos años con el padre Pepe, en la escuela secundaria de adultos que se armó en la villa, y hoy ya jubilado sigo en contacto con muchos de los que pasaron por la escuela y

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siguieron estudiando.

Cuando lo nombraron Papa fue una alegría enorme. Francisco hoy sigue siendo una luz y siempre sus mensajes nos iluminan a todos, como lo fue en el barrio cuando venía y compartía con nosotros y nos acompañaba.

Padre Toto de Vedia

Parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé

El día de su elección, nuestra querida villa 21 estalló de asombro y alegría. Naturalmente, los vecinos se congregaron en la Parroquia Caacupé como si fuera el obelisco en el festejo de un mundial de fútbol. Y decían llenos de emoción: “el Papa de la villa; uno de los nuestros llegó ahí”. Los villeros se sentían identificados y tenidos en cuenta.

A este primer Papa latinoamericano, que de entrada nos llenó de orgullo a los argentinos, algunos compatriotas de otros sectores sociales dejaron de quererlo cuando escucharon su prédica y el rumbo que empezó a darle a la Iglesia.

Este Papa del fin del mundo supo encarnar y hacer trascender esa “iglesia pobre para los pobres” que veníamos viviendo y soñando en las villas, en los santuarios, en las peregrinaciones juveniles a Luján y en tantas experiencias comunitarias de nuestra querida Patria Grande.

Quienes lo conocíamos de su andar por los pasillos de nuestro humilde barrio, no nos sorprendimos tanto al ver su humildad como Papa, sus grandes gestos de cercanía y apertura. Se asombraron los que no lo conocían...

Agradecemos a Dios por el re-

galo que Francisco significa para la Iglesia y para el mundo.

Renovamos nuestro compromiso cristiano en este modo de ser Iglesia abierta, misionera, cercana, servidora y siempre peregrina, privilegiando a los más pobres y compartiendo la vida y la misión con ellos, como lo hizo Jesús.

Gracias, Francisco por tu entrega, por tus enseñanzas y por ayudarnos a soñar, a luchar y a

cinos y amigas/os es la sorpresa de que el Papa sea “alguien de los nuestros”.

Los escucho decir: “caminó nuestras calles, se metió en nuestros pasillos” “bendijo a mis hijos” “a mí me confirmó y tenemos la foto de ese día con él, en el comedor de mi casa”.

Más que impactar, Francisco sorprende. Sorprende y asombra su sencillez, su cercanía, su relación de persona a persona.

no bajar los brazos nunca. Rezamos por vos.

María Felicitas Nesi - Religiosa del Sagrado Corazón. Parroquia Virgen Inmaculada Soldati.

El impacto de Francisco en nuestros barrios es en primer lugar el que nuestra gente guarda en su memoria afectiva desde años atrás, cuando Francisco, siendo todavía el Cardenal Bergoglio, nos venía a visitar. Es un impacto emocional.

Lo que recojo de nuestros ve-

Sus gestos y actitudes que nunca se desmienten.

Esperar su llegada en un auto lujoso y ver que se volvía a pie, en el premetro. Encontrarlo en el subte, viajando como uno de tantos...

Y escucharlo hablar en un lenguaje cotidiano, familiar, que todos entendemos. Sin retos, sin sermones... En ese lenguaje que consuela porque ¡”Dios tiene entrañas de misericordia”!

¡Francisco sorprende y llega a todos!

En el 2015, Francisco viajó a Paraguay y nuestra parroquia organizó un viaje que rebalsaba de paraguayos. Bajo dos días de intensa lluvia, siguieron a Francisco peregrinando con la Vir-

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gencita de Caacupé. Allí todo fue camino de fe, de encuentro y cercanía. A Dios se lo palpaba en los gestos, en el rezo del rosario, en la peregrinación. Y Francisco los acogía y les hablaba desde ese lenguaje que todos y todas entendían. Como en Pentecostés.

“Tenemos un Papa que es un líder planetario, es de nuestra tierra y que tuvo que ver con el origen de nuestra decisión de querer trabajar con los más pobres. O sea, estos mensajes de Francisco tienen que ver con ese Bergoglio que nosotros conocimos en las villas”. Padre Pepe Di Paola

¡Francisco vivió y compartió junto a ellos esa religiosidad popular que nuestra gente lleva en sus entrañas! Y los jóvenes escucharon que los animaba con ese mismo hablar de ellos, casi atrevido: “¡Hagan lío!”

¡El impacto de Francisco es convocante. Y convoca desde la fe de nuestros pueblos!

Otro momento fuerte en

nuestra Parroquia fue el viaje del padre Adrián con los tres muchachos del Hogar de Cristo a Roma, invitados desde la Fundación Casa del Espíritu y del Arte donde, los pibes que fueron, participan en el proyecto del ‘Laboratorio de hostias’.

Allí Francisco los recibió en el Vaticano, en un largo y cálido encuentro que duró mucho más tiempo que el asignado para sus entrevistas oficiales. Mate de por medio, como buen argentino...

“Cómo podía imaginar que viniendo de estar en situación de calle, hoy yo podía estar con el Papa, en Roma” comentaban al volver…

Francisco impacta porque su acogida dignifica. Hay algo de la dignidad personal que se restaura al sentirse recibido por Francisco.

Pepe Vallejos, el gaucho del barrio 21-24

Soy de Misiones y vivo en el barrio 21-24, en Barracas, desde 1987. Recuerdo que el día del nombramiento de Francisco en ese momento no caía, si estaba con nosotros hacía poco, pensé. Incluso tengo una foto con él, justo antes de que se vaya, porque siempre venía de visita a la parroquia, entonces le digo a mi señora, dale vamos a sacarnos una foto antes de que sea Papa.

Como Cardenal solía venir al barrio y compartir mucho con nosotros. Cuando le decían “Monseñor” él respondía “a mí decime Jorge”.

Bautizó a muchos niños, llegaba hasta esta parte del barrio y tocaba la imagen de la Virgen Milagrosa que estaba en la pared de mi casa, ahora que ya me mudaron les dije llévense todo menos esta pared, incluso pedí ese pedazo de pared y lo tengo conmigo.

Recuerdo un día en un pasillo que estaba feo para caminar por el barro, una mujer le puso unas tablas de madera para que no se embarre los pies y él directamente pisó el barro “Aquel que no se ensucia los zapatos es un vago”, dijo en esa ocasión.

Además siempre nos enseñó a rezar por el otro, no estar pidiendo por uno mismo, uno tiene que rezar por el otro y el otro por otro y así la cadena, por eso entendimos cuando él pidió recen por mí.

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1. Cf. Jorge Seibold, La mística popular. Nueva edición corregida y aumentada (Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Agape Libros, 2016), 195-214. 2. Cf. Pablo VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, 48. 3. Cf. Benedicto XVI, Discurso en la Sesión Inaugural de la V Conferencia general del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, 1. 4. Cf. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Aparecida, 258-265.

diez años de una Iglesia en salida

Misioneros de Francisco

Como no recordar aquel 13 de marzo de 2013, cuando el mundo y especialmente Argentina recibía la noticia de la llegada del primer Papa Latinoamericano de la historia. Alegría, algo de sorpresa, esperanza, incertidumbre fueron quizás algunos de los sentimiento encontrados

Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, es nombrado Papa adoptando el nombre de Francisco. Como San Francisco de Asís, el Francisco de Buenos Aires venía a reconstruir la iglesia.

Pocos meses después, el Papa Francisco realiza su primer viaje a Latinoamérica para la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud. Rio de Janeiro fue el destino preestablecido para el encuentro del Papa con jóvenes de todo el mundo. Frases como “hagan Lío” o “no balconeen la vida” surgieron de ese encuentro; el Papa Francisco comenzaba a enamorar.

Llegaba el segundo año de Francisco en Roma y el primer encuentro mundial de movimientos populares sucedía en el Vaticano. La bandera de “las tres T” comenzaría a izarse en las periferias mundiales. “Digamos juntos desde el corazón ¡Ninguna familia sin vivienda! ¡Ningún campesino sin tierra! ¡Ningún trabajador sin derechos! ¡Ninguna persona sin la dignidad que da el trabajo!”, fueron las palabras del Papa al cerrar el encuentro.

Al año siguiente se repetiría el encuentro en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

“Los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas, se organizan, estudian, trabajan, reclaman y sobre todo practican esa solidaridad tan especial que existe entre los que sufren y que nuestra civilización parece haber olvidado” Francisco.

También llegarían encuentros con la iglesia ortodoxa, el discurso en el congreso de los Estados Unidos, la primera visita de un Papa a Irak, entre muchos hechos históricos más.

Francisco supo sorprendernos y también deslumbrarnos con sus documentos y encíclicas.

Comenzando con la alegría del evangelio, Evangelii Gaudium; Laudato sí abordando la crisis ambiental y el cuidado de la casa común; Fratelli Tutti en

comunión con otros credos y cantidad de valiosos escritos más que conforman la obra del Papa Francisco.

En estos diez años Francisco nos ilumina con su testimonio, con su propuesta para una iglesia humilde, abierta, involucrada en la coyuntura y profundamente humana.

Querido Papa Francisco, rezamos por vos, que la Virgen de Luján te proteja siempre bajo su manto.

Esteban Gringo Castro Secretario General de la UTEP (Unión de trabajadores de la economía popular). (Antes CTEP)

Mi conocimiento previo de Bergoglio era el de un cura cercano a los más humildes que hacía misas por los cartoneros, por los trabajadores de la vía pública, que bendecía lo que hacemos.

La llegada como Papa fue bien recibida por los movimientos po-

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pulares; y cuando sale al balcón lo primero que le pide es que el pueblo lo bendiga, ese gesto con el pueblo me sorprendió, era como un ida y vuelta.

Y nuestra experiencia es un poco eso. Muchos de los que tenemos responsabilidad en los movimientos populares no vivimos la extrema pobreza, y en el acercamiento a los barrios podés ir pensando que vas ayudar a los más pobres y con los años te das cuenta que te salvaste vos del individualismo. Porque hay un hacer colectivo vinculado a la necesidad donde para resolver los problemas el pueblo tiene esa capacidad de organizarse.

En este proceso de diez años el Papa lo que hace es expresar todo el tiempo que la sanación y la salvación están en los humildes, y es a quienes más bendice.

Francisco puso el tema de la economía popular como principal en su discurso. Y hace una reivindicación permanente de eso. Si hay algo que nos atrae de lo que conceptualiza Francisco es que bendice lo que hacen los pobres. Y esa reivindicación para nosotros ha sido central, que el Papa tenga esa actitud de estar al lado de los pobres, pero además, de plantear que ahí está la salvación espiritual es, de alguna manera, bendecir lo que hacemos. Y además en un contexto donde todo el mundo lo que menos hace es bendecir lo que hacemos.

En lo único que creemos es en la organización popular.

Y hoy te diría que haya además organización espiritual. No puede estar escindida la lucha de la fe y la religiosidad popular, más allá del credo particular. No lo sostenía así antes, me faltaba integrar la espiritualidad como concepto, pero en realidad es imposible trabajar sin espiritualidad, para cada proyecto político hay una espiritualidad. Los seres humanos cuando trabajamos colectivamente construimos una espiritualidad común que va surgiendo de lo que expresa el pueblo y es una espiritualidad popular que va más allá de la parroquia.

Porque de diez años para atrás indudablemente mi característica como militante y mis concepciones ideológicas eran más fuertes que la escucha, que compartir la palabra, disfrutar, compartir la comida, la fiesta, la espiritualidad. Y siento que mucho de lo que plantea Francisco me ayudó en esto. Antes mi cabeza estaba en lo ideológico, en como dar la pelea, era distinto a los dirigentes que fueron saliendo del

barrio. Ellos tenían un disfrute distinto al que tenía yo.

Francisco personalmente lo que aporta en mí, pero también en mucha militancia de los movimientos populares es la esa capacidad que tiene de pescar afuera de la pecera. Habla con todos y eso es un aporte extraordinario, él tiene posicionamientos muy claros y puede sentarse con cualquier líder mundial.

Francisco también incorpora a la mujer desde otro lugar, en una institución machista históricamente, lo veo por cómo se relaciona, y ese va a ser un gran cambio también, y esta siendo un aporte de Francisco.

Y las mujeres que trabajan en los barrios tienen una capacidad de amalgamar, de juntar, de no caer en ideologismos. Ellas son la expresión más clara del cristianismo. Ahí veo un cristianismo popular y comunitario que hoy tiene un desarrollo extraordinario y no se escucha ni se valoriza, ni se visibiliza.

Francisco ha generado que la Iglesia incorpore a los movimientos populares, donde muchos nos sentimos parte del pueblo de Dios.

Marta Ferraro

Misioneros de Francisco

Nosotros estamos en Cañuelas y nos sumamos a la UTEP a través del movimiento popular Los Pibes, y en ese camino, tuvimos la bendición de que Bergoglio, no tan querido por nosotros tengo que reconocer, se convierta en Francisco y nos

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empiece a volver a traer a la Iglesia institución. Porque los que somos católicos no nos vamos de la creencia, nos vamos de la institución. Yo tuve la oportunidad de oírlo en vivo y en directo en Bolivia y cada paso que ha dado el Papa en estos diez años es para los católicos una reivindicación real de lo que es peregrinar y militar en la fe. Recuerdo cuando en el 2013 nos propusieron hacer una capilla de Misioneros de Francisco yo dije “para que una capilla con todas las necesidades que tenemos”, y cuando vine al barrio mis compañeros me dijeron “nosotros queremos la capilla”. Y hoy en día tenemos nuestra Capilla Cristo obrero y campesino con una militancia muy comprometida con esa fe, que es de la Iglesia pero no se queda adentro, estamos en la calle, en los barrios, donde la gente nos necesita. Y en la capilla damos talleres, hacemos bautismos, casamientos velamos a los compañeros.

Creo que se ha recuperado mucho la fe en la institución

Iglesia, que Francisco logró eso, y me parece que Francisco va a quedar en la historia como modificador de la Iglesia, con otra mirada. Y nosotros bregamos por esto y lo laburamos todos los días. Y el lugar de las organizaciones sociales y de la mujer que nos dio es un lugar que no se daba en la Iglesia. Y las organizaciones sociales son el nuevo emergente que vino para quedarse. Claramente no estamos de paso. Y también hay un mensaje continuo de Francisco a la juventud y a cuidar esta Casa Común que todos la habitamos.

Él pone el cuerpo. Realmente está a disposición de la gente. Porque una cosa es el discurso y otra cosa es la acción, y Francisco tiene esa acción de lo que dice todo el tiempo, y le habla a todos. Nos interpela todo el tiempo, si estamos en el camino correcto, que es lo que Cristo haría, que camino seguimos.

Nosotros felices de estos diez años, agradecidos de estos diez años, con la esperanza de que venga a su país si eso lo hace feliz y lo ve como algo

bueno y no como un problema político.

La fe de la gente no se puede explicar, eso es lo fantástico. Esto lo logró este Papa, claramente.

Militar la fe. Llevamos adelante el proceso de las organizaciones sociales con fe, no lo entendemos de otra forma. Francisco me volvió a esta movilización interna, te da la energía para seguir construyendo el mundo que nos merecemos, y para construirlo necesitas de la fe, porque necesitas creer que es posible.

Dina Sánchez - Secretaria general adjunta de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular.

Mi historia dentro de los movimientos populares, como la de gran parte de mis compañeros y compañeras surge de la necesidad de organizarme para pelear por derechos básicos, como la tierra, el techo, el trabajo, de lograr dar respuestas frente a la exclusión y recuperar derechos.

El día que Bergoglio asumió como Papa fue un día impor-

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tante para muchos compañeros y compañeras de la economía popular, que conocían el recorrido de Bergoglio y que, en muchos casos, como los cartoneros, habían tenido su acompañamiento y apoyo. Dentro de las organizaciones populares hay compañeros que profesan distintas religiones, pero más allá de las creencias la figura de

defensa de los y las más humildes. Con su asunción como Papa se inició una etapa distinta, donde los problemas sociales, la agenda de los trabajadores de la economía popular, la cuestión ambiental tomaron un lugar central en la agenda.

Estos diez años de papado de Francisco fueron muy im-

portantes para los movimientos populares. En primer lugar, los encuentros mundiales entre el Papa Francisco y los movimientos que se realizaron en Bolivia y en el Vaticano, permitieron construir una agenda y un proyecto que nos enmarca y nos potencia en todas partes; en segundo lugar la encíclica Laudato Si, que pide no separar la crisis climática y la crisis social, que retoma la agenda que los movimientos populares tomamos del derecho a la Tierra, al Techo y al Trabajo son fundamentales para nuestro sector; para los movimientos populares argentinos que en los últimos años hemos vivido

niveles de estigmatización y criminalización cada vez más profundos, la defensa del Papa Francisco ha sido fundamental. También lo ha sido la carta que envió en 2020 donde habló de un “un verdadero ejército invisible que pelea en las más peligrosas trincheras” y se refirió a los movimientos como constructores indispensables de un cambio impostergable.

Diez años después, podemos decir que la agenda de Tierra, Techo y Trabajo, que los movimientos populares impulsamos va de la mano con lo que el Papa Francisco viene predicando y acompañando. En tiempos donde el dios dinero y la ganancia prevalecen para la gran mayoría, el Papa es un líder indiscutido de otro proyecto posible y necesario: el que pone en el centro a la comunidad y a las personas para construir un mundo más justo.

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La mujer según el Papa Francisco

La mujer constituye un punto importante en la agenda de Francisco. Ella es la encargada de llevar adelante la maternalidad de la iglesia. El Papa dirá que “la inclusión de la mujer no es una moda feminista, es un acto de justicia”, que culturalmente estaba dejada de lado y que es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia, particularmente en los lugares donde se toman las decisiones importantes es necesario el genio femenino.

Las mujeres tienen una estructura diferente del varón y las mujeres están formulando cuestiones profundas que debemos afrontar. La Iglesia no puede ser ella misma sin la mujer y el papel que ésta desempeña La mujer es imprescindible para la Iglesia.

“El genio femenino es necesario en todas las expresiones

de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales” (EG,103).

Ningún Papa antes las ha visibilizado tanto, y ninguno lo ha hecho en tantos y tan distintos espacios y foros públicos, muy particularmente en las áreas de gobierno y gestión que dependen del él (el empleo femenino en la Santa Sede; la presencia de mujeres en puestos de responsabilidad de la curia y el Estado Vaticano; la aportación femenina a la investigación y la docencia de la teología, pero lo más difícil es el cambio de mentalidad, que es más que poner mujeres en cargos estratégicos.

El Papa confirma la complementariedad entre hombres y

mujeres y la misma dignidad, apuntando que las reivindicaciones de los legítimos derechos que se derivan de ello, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente.

A Francisco le duele lo que a la gente le duele, y habla de lo que habla la gente. Es un Papa que acentúa de manera especial cómo los rostros de la exclusión son, sobre todo, femeninos y, además, indígenas, afroamericanos, inmigrantes, etc. Las mujeres son fuente de vida sin embargo son continuamente ofendidas, golpeadas, violadas. El Papa ha visibilizado mucho más las graves injusticias que las mujeres experimentan por el hecho de serlo. En sus viajes pastorales a denunciado el feminicidio y la violencia contra las mujeres (Perú); la esclavitud femenina e

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infantil (Tailandia); la tragedia humana de los migrantes y, particularmente, de las mujeres solas (Ciudad Juárez, México).

Una Iglesia viva puede reaccionar prestando atención a las legítimas reivindicaciones de las mujeres que piden más justicia e igualdad. Puede recordar la historia y reconocer una larga trama de autoritarismo por parte de los varones, de sometimiento, de diversas formas de esclavitud, de abuso y de violencia machista. Con esta mirada será capaz de hacer suyos estos reclamos de derechos, y dará su aporte con convicción para una mayor reciprocidad entre varones y mujeres.

Virginia R. Azcuy, Dra. en Teología

La elección de Francisco me tomó totalmente de sorpresa y quizás por eso me causó un fuerte impacto. Recuerdo que, por varios días, me despertaba pensando en la noticia sin poder salir de mi asombro. También recuerdo que, en ese tiempo, tuve un sueño con Lucio Gera, en el cual lo vi muy contento con esta novedad. De mis encuentros anteriores con Francisco, siendo él Arzobispo de Buenos Aires, quiero destacar su sencillez, su don de consejo y su capacidad de respuesta casi inmediata. Como teóloga católica, siempre me sentí muy valorada y acompañada por él como pastor, en especial cuando realizamos el Primer Congreso de Teólogas

en la sede de las Facultades de San Miguel en 2008. Por cierto, me alienta definitivamente que en su exhortación apostólica Evangelii gaudium, Francisco exprese la necesidad de “ampliar espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia” (EG 103). En sus 10 años de pontificado, este sucesor de Pedro ha mostrado firmeza en conducir a la Iglesia con la alegría del Evangelio, en medio de la crisis por abuso y encubrimiento que afectan al cuerpo eclesial. También ha sido contundente en su afirmación de una “Iglesia pobre para los pobres” (EG 198) y la urgencia de una ecología integral, que asuma los retos de una crisis medioambiental. Los procesos sinodales que está impulsando, año tras año, para superar las tentaciones de elitismo, clericalismo y autorreferencialidad en la Iglesia son un signo de esperanza para hoy y el futuro próximo.

Emilce Cuda

Designada por el Papa

Francisco al frente de la Comisión Pontificia para América Latina

Cuando a Francisco lo nombran Papa recuerdo que estaba en mi habitación, sentada a los pies de la cama junto a mis dos hijos. El primero que reaccionó fue mi hijo Tomás; yo no entendí el nombre. Inmediatamente mi marido, que estaba de viaje de negocios en Cartagena, Colombia, salió de su reunión y nos llamó por teléfono para decirnos que la vida de todos los argentinos había cambiado desde ese momento.

El encuentro con Francisco que quedará para toda mi vida grabado en mi corazón fue cuando me llamó por teléfono por primera vez, y me dijo: ¡no tengas miedo! Yo estaba parada en la calle, temblando, y el mundo se suspendió para mí en ese momento. Desde entonces soy su leal e incansable colaboradora.

El impacto de pontífice latinoamericano es como el de una ola de mar, que comienza con una leve inclinación en el corazón del océano y llega a la orilla como enorme fuerza imparable, adornada de espuma, bañando la multitud incontable de granitos de arena que la esperan bajo el sol. Eso comenzó cuando Francisco movió una pieza del tablero, la sinodalidad. Con esa jugada puso en marcha, de manera irreversible, el Concilio Vaticano II que más que un documento conciliar es el Espíritu entre nosotros. Con esa movida rompió el silencio, que no es salud. Dio

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palabra al Pueblo de Dios, para que de sus ricas diferencias brote la unidad como la espuma del mar. Ya lo veremos, el tiempo es superior al espacio. Hay que ser pacientes.

Ana María Careaga - Ex detenida -desaparecida, referente de Derechos Humanos. Hija de Esther Balestrino de Careaga, fundadora del movimiento de Madres de Plaza de Mayo, secuestrada, víctima de los vuelos de la muerte.

El encuentro con el Papa Francisco fue en ocasión de su visita a Paraguay, tierra donde se crió y desarrolló profesionalmente su amiga, Esther Balestrino de Careaga. En esa oportunidad, el Papa recordó que ella le había contado acerca de mi cautiverio y los flagelos a los que me habían sometido mientras estuve secuestrada cuando tenía 16 años y estaba embarazada de menos de tres meses. Fue impactante tener ese relato que de alguna manera nos acercaba el afecto de mi madre con quien había podido compartir muy poco una vez que, ya en libertad, nos fuimos al exilio. De esos tiempos tan intensos y urgentes quedó siempre resonando en mí lo mucho que no tuve oportu-

nidad de contarle. La relación laboral que habían tenido tempranamente en el laboratorio de análisis químicos en donde ella había sido su jefa, y la admiración que el propio Francisco ha expresado públicamente tenerle, forjó luego un vínculo solidario que la llevó a recurrir a él en los oscuros años de la Dictadura y las anécdotas familiares que rememoró daban cuenta del lazo cercano que los unía.

El Papado de Francisco es fundante desde el punto vista sociopolítico, en tanto reactualizó los postulados más humanitarios de la doctrina católica. En su diálogo con los pueblos del mundo pi-

dió perdón por la matanza de las comunidades originarias y criticó duramente las injusticias del neoliberalismo, denunciando en diversas oportunidades los padecimientos y riesgos de vida de los migrantes, la segregación, el flagelo del hambre y poniendo de relieve las consecuencias de las profundas inequidades que excluyen y dejan en estado de desamparo a miles de seres humanos.

Hoy, la impronta de ambos se aúna en la enorme tarea solidaria que llevan adelante sus pares en la Casa de la Mujer Esther de Careaga. Todavía resuenan en mí las palabras que pronunció Francisco recordando a su compañera y amiga: “Fue la mujer que me enseñó a pensar”, dijo en aquella reunión en Asunción, evocando sus conversaciones de entonces sobre la realidad geopolítica mundial. Una reivindicación para nada menor, que pone de manifiesto el espíritu necesario a la hora de aunar pensamiento y acción en la pluralidad de miradas, hacia la construcción de un mundo más justo.

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10El número

Si le preguntas a cualquier argentino o argentina qué significa el número 10 enseguida nomás contestarían “Messi” o “el Diego”. Es que ése número nos dio tantas alegrías... y encima hizo que el mundo entero hablara del diez, es decir, a la Argentina se la conoce por el diez, sea Maradona y hoy más que nunca por Messi.

Pero hoy también queremos hablar del diez para referirnos al Papa Francisco, quién también hizo que la Argentina estuviera en boca de todo el mundo. Diez años de su Pontificado, diez años de aquel día que también parecíamos haber ganado un mundial cuando después de la fumata blanca, se escuchó el nombre de Bergoglio como el nuevo Papa.

Diez años de elegir a Francisco como santo, como de entrada dándonos un mensaje de paz y de cercanía con los “leprosos” de hoy.

Todos nos acor-

damos dónde estábamos ese día de hace diez años. Nos marcó tanto que lo grabamos en el corazón y en la memoria.

Diez años después podemos hablar de un camino mundialista en la Iglesia. Lo que vio la gente con Francisco no lo habíamos visto nunca, similar a Messi o al Diego. Es decir, una Iglesia de los pobres y para los pobres, recibiendo la vida así como viene, con tantos documentos que nos hablan de un nuevo modo de vivir el Evangelio y tanta gente visitada por el Papa.

Ganamos el mundial de la

esperanza, ganamos el mundial del Evangelio: el que pone al ser humano y la persona de Jesús en el centro.

Hemos perdido partidos claro, pero el mundial se ganó y se sigue ganando cada vez que celebramos y acompañamos la vida, cuerpo a cuerpo, de los que más sufren.

Diez años del Papa, el Diego, Messi... creo que el número diez es nuestro, es el número Argentino, el número de los pobres, el número más popular del mundo.

Dos grandes se encuentran

Viernes 10 de octubre del 2014

El Vaticano se viste de celeste y blanco, llegó el momento del encuentro entre los jugadores y el Papa. El auditorio Pablo VI, pre-

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Padre Damián Reynoso Párroco de San Francisco de Asís. Villa Soldati Padre Pedro Cannavó Párroco de María Madre del Pueblo – Bajo Flores

sidido por nuestra Virgencita de Luján, con más de mil personas en un profundo silencio contemplativo. Aparece Jorge Mario,… digo, Francisco, es difícil acostumbrarse, sigue siendo el mismo que conocimos en Buenos

caleras con el Diego, todas las miradas y los flashes puestos en él. De impecable traje y con una emoción que le sale por los poros. Dos grandes se encuentran. Las miradas se entrecruzan libres de prejuicios y preconceptos. Rostros distendidos y con la sonrisa dibujada. Un saludo cer-

. director .

Adrián Pablo Bennardis

. asesor .

Gustavo Carrara

. secretaria de redacción .

Florencia Laje

. colaboradores .

Claudia Cabrera

. agradecemos la colaboración de .

Mario Aurelio Poli

Oscar Ojea

Jorge Carbonell

Virginia R. Azcuy

Emilie Cuda

Ana María Careaga

Adolfo Pérez Esquivel

Norberto Liwski

Enrique Bianchi

Fabián Baez

Toto de Vedia

Damián Reynoso

Pedro Cannavó

Carlos Accaputo

Cecilia J. Cofrancesco

Daniel Genna

Víctor Lupo

María Felicitas Nesi

Pepe Vallejos

Alejandro Fernández

Patricia Esteche

Aires. ¡Qué bueno es que Dios no nos cambie sino que nos haga ser más nosotros mismos! Que potencie todo lo bueno y bello que puso desde siempre en nuestros corazones. Es el mismo de siempre pero revestido de lo alto. Avanza con su andar determinado y su espíritu humilde.

Después de unas breves y profundas palabras, empieza la interminable ronda de saludos. Uno a uno saluda aunque esto lleve horas. Este gesto nos interpela a todos los que vivimos a las corridas y nos olvidamos de lo sagrado que es el encuentro cara a cara. Primero es el turno de los funcionarios, sindicalistas, empresarios y organizadores, dejando para lo último, lo mejor: el momento de los jugadores. Muchísimos saludos pero sólo uno esperado por todos… Subimos las es-

cano y efusivo. Regalos y reconocimientos compartidos. Un abrazo de un padre que quiere cobijar y contener al hijo, y un abrazo del hijo que busca el calor del hogar… “sentí que me abrazaba mi papá” así de profundo fue el encuentro. El Papa lo invita a jugar para su equipo, en el partido más grande de la historia: lo llama a luchar contra el hambre. Diego sin dudarlo, y dejándose llevar por su corazón generoso, sale a la cancha como si hubiera nacido para este juego. La tarea es gigante pero más grandes son los jugadores de nuestro equipo. Es cierto que venimos perdiendo por goleada pero tarde o temprano vamos a ganar. Ese día va a llegar en la medida en que tomemos conciencia y nos animemos a ocupar nuestro puesto en la cancha. No sé si mis ojos lo van a ver, pero sé que vale la pena todo el esfuerzo aunque sea solo por un pibe que saquemos del hambre, de la violencia y del sinsentido y le demos la oportunidad de hacer sus sueños realidad, ahora somos más, el Diez juega el partido.

Mariano García

Hermes Domínguez

Joaquín Casaburro

Lucas Pedró

Esteban Gringo Castro

Marta Ferraro

Dina Sánchez

. propietario .

Arzobispado de Bs. As. Av. Escalada 2858 - Capital cadenya@pastoralfamiliar.org.ar www.pastoralfamiliar.org.ar En caso de reproducción total o parcial de las notas que aparecen en esta revista, citar la fuente.

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Queda hecho el depósito que dicta la ley N°11.723.

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Florencia Laje

. impresión .

Gráfica Pittelli

Chivilcoy -Prov. de Bs. As.

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Staff

transformar la mirada y el corazón

Comunicarnos busca ser espejo de tantas realidades injustas de las que son víctimas nuestros niños, niñas y adolescentes. Deseamos hacernos eco de la presencia de la Iglesia comprometida con transformar la mirada y el corazón, una Iglesia que es familia y abraza amorosamente a todos sus hijos.

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