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Juan Antonio Samaranch

LA AGENDA DE JUAN ANTONIO SAMARANCH SALISACHS, CON UN EXIGENTE RITMO DE VIAJES Y TRABAJO IMPEDÍA QUE LA ENTREVISTA PUDIERA REALIZARSE DURANTE UN PARTIDO DE GOLF EN EL PRAT.

PERO merecía la pena aprovechar unos minutos, entre su última reunión de la jornada y el viaje a Madrid que debía hacer este socio del Real Club de Golf El Prat que apenas necesita presentación.

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Es conocido que –siguiendo la estela de su padre– dedica buena parte de su vida al olimpismo, en su caso, como miembro del Comité Olímpico Internacional. Tal vez es menos conocida para algunos su trayectoria profesional.

Es Ingeniero Industrial por la UB, MBA por la New York University y Doctor "Honoris Causa" por la Universidad de Handong Global University de Corea. Fue, entre 1985 y 1989, asociado senior en The First Boston Corporation, colaborando en proyectos en España y Latinoamérica y posteriormente vicepresidente de S.G. Warburg España, hasta que, en 1991, fundó GBS Finance, una firma especializada en fusiones, adquisiciones, asesoramiento en deuda y mercado de capitales, en el asesoramiento integral para grandes patrimonios y en la búsqueda de soluciones financieras para start-ups y proyectos en marcha. Hoy, tres décadas más tarde, GBS Finance realiza sus actividades en muchos países del mundo, con una fuerte presencia en los paÍses de habla hispana y en China.

Le entrevistamos para hablar del COI, de los Juegos Olímpicos, de GBS Finance y por supuesto de uno de los deportes que más practica, el golf.

¿Qué balance se ha hecho de los Juegos Olímpicos de Tokio?

Los de Tokio han sido los primeros Juegos que han sido aplazados de la historia del olimpismo. Se habían suspendido con motivo de las dos guerras mundiales, pero nunca habíamos tenido una experiencia como ésta. Los Juegos Olímpicos es la organización de simultáneos campeonatos del mundo en 32 deportes, con 11.000 atletas y 18.000 representantes de medios de comunicación. Si a la complejidad que tiene le añadimos unas medidas anticovid que afectan al transporte, a la comida, a la villa olímpica y a las propias competiciones, la dificultad es extrema. Y por esto estamos muy contentos de que salieran tan bien.

Un éxito, pero sin público...

Me lo han comentado muchas veces, "qué pena unos Juegos Olímpicos sin público". Yo tengo una respuesta muy clara: más pena darían unos Juegos sin atletas.

La celebración de los Juegos era algo que se les debía a los atletas que llevaban cinco años preparándose. Hay que tener presente que el 70% de los deportistas que compiten en los Juegos lo hacen una sola vez en su vida. García Bragado ha participado ocho veces y Michael Phelps que lo ha hecho en cinco, pero no es lo normal. Lo habitual es que tengan una sola oportunidad de cambiar su vida.

Le debíamos a los atletas hacer todo lo posible y lo imposible para que pudieran competir en Tokio.

Algún atleta se quedó sin opción a la medalla de oro en golf...

Para mí fue tristísimo como hombre del deporte, tristísimo como jugador de golf, tristísimo como español y tristísimo porque me había encargado de ser yo quien diera las medallas en la prueba del golf masculino, porque tenía toda la confianza en que nuestro admirado John Rahm ganaría. Afortunadamente, es todavía muy joven y él sí tendrá la oportunidad de participar en varios Juegos Olímpicos.

El golf se incorporó en Río de Janeiro, ¿cómo se toman este tipo de decisiones en el COI?

Lo que se está buscando en el programa olímpico es un equilibrio entre deportes tradicionales y deportes nuevos en un conjunto que tenga suficiente atractivo para el público en cada momento, de ahí la entrada de nuevos deportes que son muy atractivos para los jóvenes, como la escalada, el surf o el skateboard. Pero también hay algunos deportes que siguen teniendo un grandísimo peso en nuestra sociedad y uno de ellos es el golf, que ha demostrado una tremenda fuerza y que tiene unos resultados muy fuertes en el seguimiento durante los Juegos, tanto en televisión como en digital. Por lo tanto, estoy convencido de que el golf va a seguir consolidándose como en su día, hace muchos años, hizo el tenis.

¿Cómo deberá gestionarse la cuestión de los transexuales?

Es un tema que deja perplejo por su complejidad a cualquier persona que se siente a analizarlo, porque se encuentra ante el dilema de derechos fundamentales que pueden entrar en contradicción. Nosotros tenemos que respetar el derecho de todo ser humano a decidir sobre su identidad sexual y está bien que las instituciones protejan ese derecho. Pero también hay otros derechos, como el de un level style of play en el que las reglas sean justas, para que los que compiten tengan las mismas posibilidades. Eso afecta tanto a ir contra el doping como a que nadie tenga otras ventajas especiales no naturales.

Muchas de estas peticiones llegan al Tribunal Deportivo de Lausanne, donde la línea en general que estamos siguiendo es la de otorgar poder de decisión y de opinión a los atletas que lo están sufriendo, esto es, en este caso al cuerpo del deporte femenino en activo. Tan importante es defender la identidad personal como el deporte femenino, que sin esa protección podría desaparecer.

¿En qué situación se encuentra hoy el problema del dopaje? Es también muy complejo, porque la solución en la que estamos es muy dolorosa. Guardamos las muestras de todos los finalistas de casi todos los deportes durante un período de, al menos, ocho años. Con la tecnología de hoy podemos no pillar al tramposo. Pero, con los estándares de dopaje de hoy y la tecnología de mañana, podremos hacerlo más adelante; le quitaremos la medalla, los espónsores irán contra él por haberles traicionado y perderá todo su reconocimiento social.

Funciona, pero es muy peligroso: en Antioquía una chica de un pueblo rural, ha vuelto a su pueblo siendo medalla de bronce en los Juegos Olímpicos y ha generado algo maravilloso y todos hacen más deporte. Si seis años más tarde, dices que es una tramposa, haces daño a la sociedad. Pero más daño haría que desapareciera la competencia limpia y justa. Por tanto, es duro, pero no hay otra opción.

Por ello, es importante educar a los jóvenes en los valores del deporte: está muy bien ganar, pero limpiamente.

Algunos creemos que Barcelona está en deuda con tu padre... Soy su hijo y, en consecuencia, yo y la familia más directa deberíamos estar más callados. Es muy difícil opinar de tu padre y pensar que no se merece todo. Mi hermana, nuestros hijos, toda la familia estamos muy orgullosos de su figura. Nos dio muchísimo, pero no somos nosotros los que tenemos que pedir a ninguna administración publica ningún reconocimiento.

¿Cómo vería tu padre (y otras personalidades como Rodés o Ferrer-Salat) la Barcelona de hoy? Fue una generación extraordinaria, tanto de políticos como de sociedad civil, que aunaron esfuerzos, muy transversales todos ellos, para hacer de Barcelona lo que es. Debemos mucho a toda esa generación que con generosidad e inteligencia aplicaron sus esfuerzos y capacidad para hacer de Barcelona una ciudad absolutamente maravillosa.

¿Si estuvieran ahora sería distinto? No se puede saber. Lo que sí es verdad es que todo ha cambiado muchísimo en estas décadas. Estamos en un mundo de redes sociales, bastante poco profundo en los análisis, que se queda en los titulares, sin que nada se comprueba que sea verdad. La gente no se informa más que en su propio sistema de red social que solo les dice lo que quieren escuchar y se confirman en tus propias ideas. Es el mundo de la negación. Creo que ni los gigantes del pasado tendrían fácil combatir contra esta situación.

Han pasado tres décadas desde la fundación de GBS Finance...

En 1991, dos socios con muchas ganas y muy poca financiación teníamos la idea de que, en aquel momento, el sistema económico español no tenía especialistas para ayudar a las compañías a su desarro- llo inorgánico, esto es, a comprar a otras, a fusionarse, a buscar financiación. Esto lo hacía el abogado de casa, mientras que en los países en los que los fundadores nos habíamos criado no era así.

La prueba de que era necesario es que treinta años más tarde, GBS Finance sigue siendo una firma especializada en gestiones y adquisiciones, en ayudar a buscar soluciones –sobre todo al entorno de la empresa familiar– que tienen que ver con la sucesión, las eficiencias o las economías de escala. Y hemos estado siempre muy orgullosos de haber obtenido la confianza de mucha gente durante muchos años.

Por lo tanto, estamos muy contentos. Son ya 30 años. Éste es un momento muy importante de la vida de la Compañía. De hecho, los dos socios fundadores estamos ahora cediendo el día a día de la gestión a las siguientes generaciones de socios que vienen detrás.

Pero es un proyecto vital que me ha llenado mi vida y que espero que me la siga llenando todavía muchos años más.

¿Las operaciones de venta han sido las más numerosas?

Hemos hecho muchas operaciones de venta, pero también muchas de fusiones o de compra.

¿La globalización ha diluido la empresa familiar catalana?

No estoy de acuerdo. Hay empresas globales como Grifols, como el buque insignia de Puig, está el negocio de Coca-Cola Europacific Partners... Claro que ha habido mucha empresa que se ha vendido, pero también se han creado grandes conglomerados con base en Barcelona.

Es que no nos lo parece, pero el mundo cambia. Y el tejido empresarial catalán de hace 30 años no se parece nada al de hoy. Las utilities [empresas de electricidad, gas, agua, etc] ya no están, los bancos tampoco...

¿La bolsa ya no es ese camino casi exclusivo de inversión?

Hoy en día hay una liquidez inmensa en todos lados y hay que canalizarla. De hecho, incluso con el Covid-19, que pensábamos que era el fin del mundo, las bolsas se han mantenido al alza.

Pero las inversiones altenativas son necesarias, porque donde más capital se puede precisar es en el desarrollo de empresas de un tamaño inferior a las cotizadas para llevarlas a una dimensión superior. Y eso es mucho mejor hacerlo a través de fondos con profesionales que sepan lo que están haciendo. Este cambio ha generado, además, una estandarización del mercado: antes se trataba de encontrar a alguien que te compre una empresa y había que pensar mucho. Ahora está todo mucho más trabajado y especializado: los de industriales, los financieros, los private equity, los de mayorías, los de minorías, los fondos de deuda... Es un mercado mucho más organizado y que requiere no solo ser artesano (éste es un negocio de artesanía en la construcción de cada operación). Junto a ella tienes que tener un gran dominio técnico. Es como un gran golfista que tiene que ser un artesano con las manos, pero que necesita un swing sólido y fiable.

Lo que ha cambiado mucho es la propia GBS Finance...

Sin duda. Nosotros empezamos en Madrid y Barcelona y en estos momentos tenemos una firma muy importante en Bogotá –que sirve al pacto andino donde tenemos oficinas en México, en Ecuador, en Perú y en Chile–. Lo que nos movió a crear GBS hace tres décadas les hace mucha falta en estos momentos en estos países y por esto hemos abierto en ellos.

La otra diversificación geográfica está relacionada con mi cercanía con China –hasta hace poco iba cada dos meses–. Tenemos oficina de GBS en Shanghái, con un equipo local chino, con la que hemos hecho operaciones muy importantes –como la compra con un grupo chino de Mediapro hace tres años o la compra de Miquel Alimentació, que la acabamos de vender a la Coop suiza–. Pero también estamos ayudando a mucha empresa española, y buena parte de ellas catalanas, a consolidar y pensar su estrategia en China. Cualquier empresario debería pensar en este momento cómo le va a afectar China. ¿Proveedores?, ¿clientes?, ¿mercados?, ¿materias primas? No me ha recortado los viajes. Estaba jugando muy poco. Había sido handicap 7 –y ahora debo ser 12 ó 13 de tarjeta–, ¡pero no bajo de 90! Y eso es un drama. Ahora me estoy recuperando de una lesión; espero que en unas pocas semanas pueda volver a darlo todo en el campo.

¿Continúas corriendo la maratón de Nueva York?

Ese es un plan formidable que no quiero abandonar. Es siempre el día de mi cumpleaños aproximadamente, el primer reflexionar hoy, para cualquier plan de negocio a largo plazo en el mundo, en cómo va afectar China es muy peligroso. En GBS Finance tenemos un equipo especializado, no solo en ejecutar, sino en la parte más difícil, ayudando a pensar.

¿Tienes tiempo de jugar a golf?

Lo he tenido con la pandemia porque domingo de noviembre. Festejé mi 60 cumpleaños corriéndola en 2019, que es la última vez que se ha celebrado. En 2020 se canceló y la próxima semana será la siguiente, pero no podré acudir por la lesión.

No me gustaría que esa fuera la última. Ojalá pueda celebrar mi 70 aniversario en la Maratón de Nueva York.

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