Revista Andariegas III

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INSTITUTO MUNICIPAL DE LA MUJER

N潞 3 路 AGOSTO 2015



Pág. 06 Los varones hoy: Masculinidades en tensión Equipo de Investigación I.M.M Pág. 10 Varones y lucha antipatriarcal Luciano Fabbri y Alito Reinaldi Pág. 14 ¿Morir de éxito? Matías de Stéfano Barbero

Pág. 20 Diferentes miradas, el mismo objetivo

Pág. 24 Pauline Fondevila. Artes plásticas

Pág. 30 La pluralidad como respuesta a un modelo unívoco

Pág. 34 Pág. 35 Pág. 36 Pág. 38 Pág. 39 Pág. 40

Campaña contra la violencia de género en bares rosarinos Nuevas historias para construir igualdad “Cuando las mujeres se juntan es un acto de subversión” Cuestionamos los estereotipos en el mundo de la imagen Una invitación para jugar en igualdad Reconocimiento a mujeres destacadas de la ciudad

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editorial Las transformaciones culturales acaecidas a partir de la década del ´60, la revolución sexual de los ´70 y fundamentalmente los aportes que desde el campo teórico realizó el feminismo, incidieron profundamente en la redefinición de la identidad femenina tanto individual como colectiva. Así, en un contexto históricamente caracterizado por la subordinación del género femenino, aparece como lógico que las preocupaciones sobre la temática hayan partido de las mujeres. Un recorrido que no se agotó en el acceso a derechos, condiciones laborales, sino que además incursionó en campos tan “espinosos” como la sexualidad, la maternidad, el espacio privado y el público. Transformaciones que trajeron aparejados no sólo cambios en la vida y los cuerpos de las mujeres, también la cotideaneidad de los varones comenzó a presentar algunas fisuras. Los cambios en las bases materiales y simbólicas en donde descansaba el principal referente de la identidad masculina, su rol como proveedor de la familia, se vio arrasado por vaivenes del mercado, crisis financieras y coyunturas que trastocaron el mapa de la producción, al tiempo que la intromisión de nuevas prácticas sociales, los enfrentó con un colectivo que cuestionaba su lugar en el modelo tradicional patriarcal. De ahí, que desde el campo académico, el comunicacional, e incluso desde lo vivencial, comienzan a desarrollarse rutas de exploración sobre la masculinidad. A partir del propio bagaje aportado por la perspectiva de género hoy, la inclusión de las reflexiones en torno a la masculinidad, permiten un examen más minucioso de las interacciones entre los géneros. Es así que este número de Andariegas incursiona en esta línea, masculinidad, masculinidades plurales, nuevas masculinidades. Una plétora de conceptos para intentar acercarse a un proceso en donde no sólo es prioritaria la desbiologización de las identidades, sino además de vital importancia la indagación acerca de la construcción del poder patriarcal desde lo cotidiano, los privilegios del mismo, pero también las fragilidades que acarrea. El terapeuta Peter Szil sostiene que la tradición es como un argumento escrito con tinta invisible, y para moverse con más seguridad en este terreno movedizo entre tradición y cambio hace falta hacer visible la tinta invisible del guión. Sí, hacer visible la tinta es muy importante, pero también arrojar cada vez más luz sobre ciertos aspectos que siguen teniendo un efecto discriminador sobre las mujeres. Y más aún, que siguen atentando no sólo contra su identidad, sino además contra su integridad, costándole incluso la vida. Así como es necesario visibilizar esa tinta que escribe los guiones de la vida de los varones, también reivindicar el pleno acceso de las mujeres a todos los derechos, a una vida libre de violencias, a que se haga definitivamente efectiva la consigna Ni Una Menos, para que el número de femicidios que estremeció a tanta gente: una mujer muerta cada treinta horas en el 2014 se reduzca hasta desaparecer. Porque la violencia hacia la mujer no es producto de un varón enfermo, ni un síntoma de una sociedad que ha perdido sus valores, es una manifestación del poder patriarcal.

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Los varones hoy: masculinidades en tensión EQUIPO DE INVESTIGACIÓN DEL INSTITUTO MUNICIPAL DE LA MUJER

En la sociedad actual, donde las mujeres han ido logrando presencia y participación creciente en los diferentes ámbitos de la vida pública, como la educación, el trabajo, la economía y la política; los hombres parecen atravesar un proceso de crisis, reaccionando a esta situación de maneras diversas: desde un acompañamiento comprometido en la lucha por las reivindicaciones femeninas, pasando por estados de indiferencia, confusión e incertidumbre, hasta la resistencia explícita manifestada en el rechazo, la confrontación y diversas formas de violencia hacia las mujeres.

fines del siglo XX, amparados en las ventajas de las relaciones sociales asimétricas de este modelo patriarcapitalista1. Ahora bien: ¿qué es la masculinidad? Más allá de la diferencia sexual biológica2 y en el marco de las relaciones de género se la define como: “el conjunto de las características, mandatos, roles, tareas y/o comportamientos que la sociedad relaciona, en un momento histórico determinado, con las diferentes formas de ser varón, y que son transmitidas y enseñadas a través de los distintos espacios de socialización.

Si bien las mujeres han venido reflexionando a lo largo del tiempo sobre sus condiciones de existencia y subordinación, explicitando la característica de construcción cultural de la feminidad y la masculinidad según los dictados del discurso androcéntrico hegemónico, los varones sólo han comenzado a hacerlo a partir de

La etnia, la edad, la diversidad social y sexual son algunas de las variables que impactan y se articulan con esta condición. En otras palabras, se entiende por “masculinidad o masculinidades” a un conjunto de construcciones culturales desarrolladas a través de la historia, por las cuales se les asignan a los varones ciertas

Téllez y Verdú (2011) comentan que la aceptación de lo masculino como norma se alimenta de la pervivencia de un universo simbólico en el que lo masculino, vinculado a la autoridad, la razón y el poder, muy difícilmente llega a cuestionarse. Esa normalización de la autoridad masculina como aspecto básico y transversal de nuestra cultura impide el ejercicio necesario de crítica/autoctítica/deconstrucción al que todo fenómeno socio-cultural es sometido para su mejor comprensión, 1

Según Comas (1995) la distinción entre sexo y género ha sido extraordinariamente eficaz para resaltar que en los roles, atributos y comportamientos de mujeres y hombres, el género es variable, heterogéneo y diverso, porque depende de factores eminentemente culturales. Son algo adquirido y no innato, son fruto de la articulación específica entre maneras de representar las diferencias entre los sexos y asignar a estas diferencias un estatuto social. 2

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Hugo Huberman y Lucila Tufró “Masculinidades Plurales: reflexionar en clave de géneros”, 1° ed: Bs As, PNUD; Trama, 2012

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características y roles sociales correspondientes a su género; así como también se le asignan otras características y roles a las mujeres”.3 La masculinidad hegemónica o machismo se define como “el conjunto de prácticas, actitudes, leyes, usos y costumbres que legitima el patriarcado y justifica la desvalorización de niñas, jóvenes y mujeres, siendo su expresión más extrema diversas formas de violencia ejercida contra ellas u otros grupos minoritarios. Sus valores son: poder, dominio, razón, competencia, riqueza, homofobia, misoginia, sexualidad desafectada, fuerza y agresión; control y restricción de emociones, independencia y autosuficiencia”.4 En el marco de esta conceptualización, la masculinidad hegemónica - practicada por los varones heterosexuales que monopolizan el poder- se articula con una masculinidad “cómplice”, la que pese a no formar parte de la minoría que detenta el poder, disfruta de las ventajas del sistema patriarcal. Por otra parte, el concepto se complementa con la masculinidad subordi-

nada, en relación a grupos divergentes de la posición de poder, también forman parte del sistema, como los homosexuales por ejemplo, y una masculinidad marginada, que suele relacionarse con grupos étnicos minoritarios y marginados del sistema. Como crítica a este ordenamiento, en tiempos recientes se ha acuñado el concepto de “nuevas masculinidades” o “masculinidades plurales” que define a “las construcciones de género referidas a ser varón que plantean una problematización-deconstrucción respecto a los modelos de masculinidad patriarcal o machista. Mediante dicha crítica se procura sensibilizar e incluir a los varones, especialmente a los más jóvenes, en la lucha y prevención de la violencia de género, la explotación sexual y trata de personas y, de modo más general, en la construcción de una sociedad con igualdad de oportunidades y equidad entre los géneros”.5 A partir de estas reflexiones y con el propósito de recabar información plausible de ser aplicada en diferentes acciones, el Instituto Municipal de

la Mujer (IMM) durante 2014 realizó una serie de encuestas a varones de la ciudad a fin de indagar sobre los modos de ser, pensar y sentir de los mismos así como también acerca de su opinión-posicionamiento frente a la situación de las mujeres en la actualidad. Se entrevistaron -entrevistas semiestructuradas- a 30 varones de entre 16 y 70 años, residentes en la zona urbana de la ciudad, de diversos sectores socio-económicos y con distintos niveles de educación formal, que participaron en forma voluntaria y anónima; conformándose tres grupos atareos: 16 a 30 años, 31 a 45 años y 46 a 70 años, teniendo en cuenta que en la masculinidad como constructo, factores como el temporo-generacional y sus circunstancias socio-culturales específicas adquieren una importancia decisiva. En líneas generales, se indagó sobre tópicos tales como la percepción que tienen acerca de las transformaciones acaecidas en la vida de las mujeres, sobre las propias características de su masculinidad, el papel que juegan en

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Lucila Tufró, Luciana Ruiz, Hugo Huberman: “Modelo para armar: nuevos desafíos de las masculinidades juveniles”, 1° ed: Bs As, PNUD, Trama, 2012

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Lucila Tufró, Luciana Ruiz, Hugo Huberman: “Modelo para armar: nuevos desafíos de las masculinidades juveniles”, 1° ed: Bs As, PNUD, Trama, 2012

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el ámbito familiar, en el mundo laboral y los pros y contras del ejercicio de una masculinidad “clásica”. En relación a como perciben las transformaciones en la vida de las mujeres, si bien la totalidad expresa una opinión favorable, manifestando incluso – los más jóvenes la necesidad de profundizarlos- para los de mayor edad, los logros no dejan de acarrear “el peligro de una masculinización de la mujer” Los varones encuestados, desde una perspectiva más amplia, ponderan la transmisión de valores generales sin distinción de género, como ser buena persona, asociando las visiones menos estereotipadas de las relaciones inter-género con la presencia de otros referentes en la vida, además del padre. Se registra también claramente la presión social del modelo patriarcal sobre las subjetividades masculinas que acotan la espontaneidad, la posibilidad de expresarse libremente y promueven una racionalidad desafectivizada6. Los más jóvenes valoran la posibilidad de hablar en nombre propio y poder expresarse, seguir sus propios gustos, sueños e intereses aunque entren en contradicción con el estereotipo masculino hegemónico. En aquellos varones de más de 30 años en adelante, persiste una visión más tradicional de la familia, en donde se resalta el rol de cabeza de familia y de buen padre, mientras

que los de menor edad expresan una clara resistencia a someterse a ciertos mandatos sociales machistas a partir del registro de la presencia de los mismos. En relación al mundo laboral así como los mayores resaltan la responsabilidad, la productividad, la eficiencia y la adaptación sin conflictos, los grupos de menor edad priorizan el trabajo sobre otras cosas y el desempeñorendimiento en la vida pública, en detrimento de la participación en la vida doméstica, reproduciendo en el ámbito laboral el rol de protección y seguridad, ejercido allí sobre las compañeras de trabajo. En líneas generales, sostienen que la condición femenina presenta aspectos desventajosos tanto en lo corporal-biológico como en relación a los mandatos sociales7, al tiempo que destacan la valoración de la libertad y la independencia como atributos masculinos, aunque reconociendo el acceso actual de las mujeres al disfrute de las mismas. Muchos manifiestan igualmente malestar por la presión social que ejerce el modelo masculino hegemónico sobre ellos, particularmente con el mandato de ser fuerte y sostén de familia. En los más jóvenes se observa una reivindicación del derecho a pensar en nombre propio en contra del condicionamiento que provocan los mandatos machistas. Se habla de prejuicios y

presión social que inhibe la realización de determinadas actividades y promueve otras ¿Qué lectura podemos hacer entonces de estos dichos en su conjunto? Partiendo de considerar que la masculinidad sólo adquiere sentido en tanto se encuentre en una estructura de género, y que “es al mismo tiempo la posición en las relaciones de género, las prácticas por las cuales varones y mujeres se comprometen con esa posición de género, y los efectos de estas prácticas en la experiencia corporal, en la personalidad, y en la cultura”8, leemos en estos dichos una clara situación de tensión entre una posición-práctica más tradicional y posiciones-prácticas más distantes, reflexivas, resistenciales y hasta explícitamente críticas al modelo androcéntrico hegemónico. Estos posicionamientos-prácticas divergentes aparecen en los tres grupos. Aunque podemos observar un grado mayor de persistencia de los mandatos machistas entre los varones de 46 a 70 años, y una posición claramente más flexible y amplia en los varones de 16 a 30 años, la tensión entre los enunciados del machismo y enunciados más distantes y críticos se constata en el conjunto de la población entrevistada. Es decir, observamos una tensión que en diverso grado recorre todos los grupos etarios, socio-económicos y culturales abordados. Lo más usual es encontrarla,

Un modelo básicamente sexista y homofóbico que impone como mandatos ineludibles ser hetero sexual, activo, protector-dominante-controlador, jefe de familia, proveedor, responsable, autónomo, racional, fuerte, no expresar las emociones, ser competitivo, agresivo y exitoso.

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Entre las características fundamentales de la masculinidad se encuentran las de definirse por negación, es decir, no ser o no parecer femenino, lo que dificulta a muchos varones dar consistencia a su identi-dad de género (Joan Sanfelix Albeida, 2011). La antropología y la filosofía han abordado esta temática como miedo al “otro” o a la “diferencia”. La clásica definición de lo femenino desde la cultura como elemento diferente a un sujeto principal masculino, representante de lo humano, ocurre paralelamente a una interpretación conflictiva de la diferencia étnica, religiosa y política que hacen que los fenómenos del sexismo y racismo obedezcan a la misma lógica (Téllez y Verdú, 2011). 7

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A. Téllez y A. D. Verdú, “El significado de la masculinidad para el análisis social”, Rev. Nuevas Tendencias en Antropología, N° 2, 2011.

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más o menos intensa, en los posicionamientos-prácticas de la mayoría de los entrevistados, según los diferentes aspectos interrogados. Esta tensión entonces, si bien da cuenta de cierta persistencia y/o de la reacción de un modelo de identidad masculino patriarcal rígido y cerrado, también permite pesquisar fisuras en su discurso y vislumbrar una tendencia incipiente hacia otras formas de masculinidad más igualitarias, cuyas características básicas son el no-sexismo, el no-racismo y la nohomofobia. En muchos dichos se constatan las principales características de la masculinidad androcéntrica: definirse por negación, es decir, no ser o no parecer femenino (“lo otro”), lo que dificulta a muchos varones dar consistencia a su identidad de género; y definirse por comparación, es decir, ser como sus pares o referentes masculinos, lo que lleva a muchos varones a una competitividad incesante y una competencia interminable. Pero también en otros dichos se constatan posturas distantes y críticas a estas características, valorando la posibilidad de dar consistencia a una identidad singular y de hablar en nombre propio, pudiendo expresar su pensar y sentir de forma más libre, amplia y personal. Desde hace un tiempo los varones incursionan en prácticas que rompen con la norma hegemónica y a pesar de la vigencia de ciertos modelos de referencia machista, el mundo masculino actual se torna cada vez más heterogéneo, rico de experiencias y respetuoso de la diversidad. En cuanto a los posibles efectos de estas prácticas en la sociedad-cultura, la pregunta es si esta tensión podrá resolverse y cómo lo hará, es decir,

si la tendencia a la crisis en la estructura de género podrá configurar nuevas masculinidades desafiando las relaciones de poder y producción o llevará al fortalecimiento de posiciones reaccionarias más duras que dificulten el avance hacia relaciones más equitativas. Finalmente, las reflexiones surgidas de este estudio y su análisis, nos dan pistas para pensar acciones y estrategias diversas en la lucha por la equidad en las relaciones de género en nuestro medio; y nos permite evaluar la importancia de sostener y fortalecer las acciones género-inclusivas que en tal sentido se vienen realizando en diferentes y variados ámbitos (educativo, laboral, medios de comunicación). Así como también promover nuevas acciones que tengan por objetivo propiciar el cuestionamiento y la problematización de la alianza patriar-capitalista y sus efectos; instando a la reflexión sobre la participación de todas y todos en su mantenimiento y transmisión. Pensamos que poder discutir entre todas y todos procesos y formas más democráticas de socialización, más libres de las determinaciones y condicionamientos de los estereotipos machistas, así como llevarlas a cabo solidaria y corresponsablemente, redundará en relaciones más equitativas e igualitarias para toda la ciudadanía

pensar, sentir”, Mimeo -Gil Calvo, E. (2006): “Máscaras masculinas. Héroes, patriarcas y monstruos”. Barcelona, Anagrama. -Gomariz, Enrique (2003): “Masculinidad y políticas públicas, el trabajo con hombres y su trascendencia política”, Fundación Género y Sociedad, Costa Rica. -Rodriguez Pereira de Souza, Néstor: “Nuevas masculinidades, de las crisis subjetivas al cuestionamiento del orden subjetivante”, artículo en http// www.omlem.com.ar/index.htm -Sanfélix Albeida, Juan (2012): “Las nuevas masculinidades, los hombres frente al cambio en la mujeres”. Revista Prisma Social N° 7, Feminidades y Masculinidades. -Téllez, Anastasia y Verdú, Ana Dolores (2011): “El significado de la masculinidad para el análisis social”, Revista Nuevas Tendencias en Antropología, N°2. -Tufró, Lucila, Ruiz, Luciana, Huberman, Hugo (2012): “Modelo para armar: nuevos desafíos de las masculinidades juveniles”, 1° ed: Bs As, PNUD, Trama. -Tufró, Lucila y Huberman, Hugo (2012): “Masculinidades Plurales: reflexionar en clave de géneros”, 1° ed: Bs As, PNUD; Trama. -Vivero Vigoya, Mara (2007): “Teorías feministas y estudios sobre varones y masculinidades, Dilemas y desafíos recientes”, Revista: La manzana de la discordia, N°4.

Bibliografía: -Boscán Leal, Antonio (2012): “Las nuevas masculinidades positivas”, Revista Prisma Social N° 7, Feminidades y Masculinidades. -Comas, D. (1995): “Trabajo, género, cultura”, Barcelona, Icaria. -Equipo de Investigación y Formación, Instituto Municipal de la Mujer de Rosario (2014): “Los varones hoy: ser, 9


Varones y lucha antipatriarcal POR LUCIANO FABBRI Y ALITO REINALDI

Lo personal es político, y lo político colectivo Llegamos al feminismo, o el feminismo llegó a nosotros, y ya nada volvió a ser igual. Es que como dice la máxima feminista heredada de la segunda ola (expresión del movimiento de liberación de las mujeres de los años 60s y 70s), “lo personal es político”. Interpelados por esta consigna, nos permitimos proponer una enmienda, ya que dudamos de que lo personal sea político per se, y nos inclinamos a pensar que más bien puede devenir político, siempre que nos animemos a transitar la aventura a la que los feminismos nos invitan; politizar aquellos aspectos de nuestras vidas personales, de nuestras prácticas cotidianas, de nuestras relaciones familiares, sexo-afectivas, amorosas, militantes, para que todo aquello que otrora nos parecía natural, pueda ser interrogado, y releído en clave de género. Este ejercicio reflexivo siempre tiene algo de personal y algo de político. Ahora bien, ¿podemos realizarlo en soledad? ¿Cómo nos apoyamos en otros y otras para poder vernos al espejo y reconocer las prácticas que 10

nos alejan de lo que quisiéramos ser? ¿Podemos devenir otra cosa de lo que somos si no encaramos esta ardua tarea junto a otrxs? De esta manera, fuimos complejizando esta herencia feminista, proponiéndonos que lo personal devenga político, y lo político colectivo. Los primeros ensayos los transitamos en nuestra experiencia de militancia en los colectivos de varones antipatriarcales. Actualmente, hemos dejado atrás esa experiencia para apostar a la construcción de Mala Junta-Patria Grande, con el desafío romper con las fronteras corporales entre los sexos y los géneros, y abonar a forjar desde abajo y a la izquierda, un feminismo popular, mixto y disidente. En este artículo queremos compartir algunas reflexiones emergentes de estos itinerarios activistas, recuperando algunos de los aportes y tensiones que identificamos en nuestra trayectoria de militancia entre varones, y convidando algunos de los desafíos que ubicamos en este nuevo andar colectivo, que sintetizamos en la apuesta por un feminismo mixto.


Aportes de los varones a la lucha antipatriarcal

tanto sujetos socializados para ejercer el rol dominante en el patriarcado, podemos o no devenir feministas y qué supondría este proceso.

plotación sexual y las violencias de género, en el cuestionamiento de los micromachismos y la lógicas patriarEmpecemos por destacar sintéticales en los espacios colectivos mixcamente algunos de los principales tos, entre otras, casi siempre estuvo aportes que recuperamos de esta Otro aporte, destacado principalmen- acompañada de talleres de reflexión experiencia, no en clave individual te por las compañeras feministas entre varones, producción de mateo auto-centrada, sino en tanto con- de organizaciones mixtas, es que la riales y declaraciones, y puesta del tribuciones a campos de reflexión y existencia y militancia de los CVAs po- cuerpo en los procesos de lucha, que de acción que, afortunadamente, nos tenció su capacidad de intervención no se limitaron a ser un eco reprotrascienden. hacia el interior de sus organizaciones, ductor de los discursos de las comcontando con mayores herramientas pañeras, sino a sumar elementos a la La discusión sobre el sujeto político discursivas y metodológicas, en base reflexión desde la propia experiencia del feminismo antecede y trascien- a una referencia práctica concreta, generizada, ampliando el abanico de de la existencia de la organización de para interpelar a sus compañeros va- interlocutores de estas agendas. los varones en clave antipatriarcal, rones a abandonar la histórica apatía pero al menos en nuestro país, hasta e indiferencia antes sus reclamos, y Por último, y no por ello menos imla aparición de los colectivos como mostrarles la posibilidad de un invo- portante, construyó en nuestro país tales, era un debate restringido a la lucramiento activo en la democratiza- y más allá del mismo, una posibiliparticipación o no de mujeres trans ción de las relaciones de poder entre dad de nombrar el compromiso poy travestis en espacios de mujeres los sexos. lítico con la lucha antipatriarcal para feministas. aquellos sujetos socializados en la Así también es importante considerar masculinidad que aún no consideLa emergencia de los colectivos de los aportes realizados por los CVAs a ran que nombrarse feministas sea varones antipatriarcales (en delante, la construcción de argumentos com- posible o deseable, visibilizando un CVAs) y su involucramiento en coordi- plementarios a los históricamente sujeto político emergente, y generando naciones y articulaciones de la agenda elaborados por el movimiento de nuevos interrogantes, contradicciones política, impulsó a revitalizar estos de- mujeres, sobre varias de las reivin- y desafíos, que siempre, y aún con sus bates y medir sus tensiones y avances dicaciones y ejes problemáticos de riesgos, son motores de nuevas búsen la misma práctica, reactualizan- la agenda feminista. La participación quedas políticas. do y dando carnadura a la pequeña de los varones en las luchas por la pregunta acerca de sí los varones, en legalización del aborto, contra la ex11


Algunas tensiones del activismo Las posiciones que asumamos res- que este ejercicio de la masculinidad antipatriarcal entre varones pecto a las anteriores tensiones, entre supone –aún sin ser la masculinidad Una tensión que se presenta desde el momento en que los varones nos involucramos en esta agenda de lucha, es la reflexión sobre el rol que ocupamos en la reproducción y transformación de las relaciones jerárquicas de poder entre los sexos: ¿Somos opresores u oprimidos? No cumplir con las credenciales necesarias para acceder al club dominante de los machos hegemónicos, ¿implica necesariamente que no contribuyamos a la opresión de género? Advertir que también somos condicionados por mandatos de género que atentan contra nuestra autonomía, ¿nos iguala en las condiciones de opresión padecidas por las mujeres e identidades no normativas? El asumir un compromiso activo en la lucha antipatriarcal, ¿nos hace antipatriarcales? Así, una tensión derivada de la anterior es la que respecta al lugar que ocupa en nuestras reflexiones, prácticas y discursos la compleja relación entre los costes y los privilegios/ beneficios/prerrogativas derivadas de la masculinidad. ¿Por dónde comenzamos? ¿Dónde ponemos el énfasis? ¿Cómo seducimos a que otros varones se involucren sin caer en la victimización o la autocomplacencia? ¿Cómo interpelamos a otros varones a cuestionarse sin caer en el discurso flagelante? E hilando más fino, una pregunta ya no para los varones en general, sino para aquellos varones que militamos específicamente en este campo de lucha: ¿cómo evitamos que la lucha contra los privilegios de la masculinidad nos otorgue aún mayores privilegios? ¿Qué mecanismos, metodologías y herramientas construimos para este particular desafío? 12

otras, suelen derivar en reacciones diversas por parte de las mujeres feministas. Una simplificación de las mismas podría sintetizarse en la polaridad “sospecha/enamoramiento”. Partiendo de asumir la legitimidad de la sospecha feminista respecto a la posibilidad de cambio real de los sujetos que históricamente las hemos oprimido, nos preguntamos por la posibilidad de que esta sospecha no sea reificada en una desconfianza ahistórica, eterna y paralizante, para ser evaluada y reevaluada en procesos de práctica política conjunta. Aun considerando las dificultades de desarrollar estas prácticas en climas de sospecha, vale destacar que encontramos aún más peligroso al enamoramiento acrítico anclado en la novedad histórica de nuestra existencia. De hecho, la misma debe ser pensada en el marco del patriarcado del siglo XXI, con las complejidades, sutilezas y nuevas hegemonías que se construyen a medida que las relaciones de poder mutan y se complejizan.

Desafíos en la apuesta por el feminismo mixto En primer lugar y tal como suele señalarse, entendemos que en cualquier sistema de dominación podría considerarse que quienes ocupan las posiciones de poder se encuentran condicionados culturalmente para hacerlo, padeciendo algunas de sus múltiples consecuencias. Aquí, los varones ocuparíamos ese lugar. Sin embargo, creemos necesario remarcar que esa pérdida de autonomía es la condición de posibilidad de su perpetuación en el rol hegemónico, y que desplazar nuestros análisis hacia los costes de la masculinidad, invisibilizando o subestimando la prerrogativas de poder

hegemónica- nos aproxima más al cinismo que al feminismo. Así, se nos presenta un primer desafío a la hora de pensar nuestro lugar dentro del sistema patriarcal: superar las dicotomías victimización/autoflagelo, opresor/oprimido, construyendo discursos y metodologías que nos permitan visibilizar las diferentes aristas de esta problemática y reflexionar sobre la relación dialéctica entre los distintos polos de estas caracterizaciones. Por otro lado, al identificar la tendencia al auto-centramiento como un rasgo característico de la masculinidad, observamos que el hecho de reflexionar sobre ésta de manera aislada, sirviéndonos de los aportes feministas con fines terapéuticos, persiguiendo más el propio bienestar que la democratización de las relaciones de poder, no es más que la reproducción del egocentrismo masculino por otros medios y bajo otros discursos. Es allí donde nos encontramos con una nueva necesidad: la de generar dispositivos metodológicos que eviten dicha tendencia sin por ello eliminar toda instancia en la que podamos insistir sobre nuestros procesos de deconstrucción. Sin caer en paternalismos ni altruismos, es nuestra responsabilidad ética y política en tanto activistas feministas atender prioritariamente las problemáticas de quienes más perjudicadas se encuentran por este sistema de dominación. Y si cabe alguna duda, no somos los varones. Finalmente, en este nuevo proceso organizativo en el que empezamos a caminar, se nos aparece otro gran desafío: aprovechar el potencial que tiene, en tanto herramienta analítica, la sospecha feminista sobre las prácticas masculinas. Además, creemos que esta herramienta no debe ser


únicamente utilizada por las mujeres, sino que nosotros mismos debemos colocarnos bajo sospecha, más cuando creemos que ya hemos cambiado lo suficiente. Cómo funcionará este trabajo conjunto con las compañeras, con las complejidades que hemos señalado –y otras que seguramente aparecerán–, es algo que iremos descubriendo con el tiempo y en cada instancia, en cada momento en el que sigamos desarrollando políticas para construir una sociedad sin desigualdad de género, es decir, una sociedad sin género, donde proliferen cuantos sexos sean posibles y deseables, sin jerarquías entre sí. Y para ello, es fundamental que distintos sujetos ensayemos dispositivos de escucha, crítica y autocrítica, e intentos de su-

peración, que nos acerquen al tipo de relaciones sociales que soñamos para la sociedad futura. Si los feminismos se reducen muchas veces a un cuerpo de mujer, nosotrxs estamos acá para descentrar esas representaciones, para habitar los feminismos desde otros cuerpos posibles. No creemos en esencias ni en determinaciones: para ser feministas populares sólo hace falta animarse a cuestionarlo todo, empezando por nosotrxs mismxs. Y como decimos en la manifiesta con la que fundamos Mala Junta: “Con nuestra apuesta a un feminismo popular, mixto y disidente, pretendemos juntar lo que nunca debió haber sido

separado: las luchas antipatriarcales con las luchas anticapitalistas; las antiimperialistas con las antirracistas y decoloniales; las experiencias de empoderamiento de las mujeres feministas con las deconstrucciones de los varones antipatriarcales; las luchas contra la opresión de género con las desobediencias a la heterosexualidad obligatoria; las experiencias de los grupos de auto-consciencia con la acción directa en las calles; las producciones teóricas feministas, con los saberes y experiencias de las mujeres subalternas; las resistencias contra las violencias más crueles hacia nuestros cuerpos con el derecho a decidir, gozar y vivir nuestras alegres rebeldías.”

LUCIANO FABBRI

Lic. en Ciencia Política (UNR) y Doctorando en Ciencias Sociales (UBA-CONICET). Jefe de Trabajos Prácticos “Introducción a la perspectiva de género” (Fac. CP y RR.II-UNR). Miembro del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género (Filo-UBA), del Núcleo de Estudios y Extensión en Género y del Centro de Investigaciones Feministas y Estudios de Género (Cifeg-UNR). Fundador de Varones Antipatriarcales La Plata (2009) y Rosario (2012). Militante de Mala Junta-Patria Grande. lucho_fabbri@yahoo.com.ar ALEJANDRO REINALDI

Estudiante de Lic. en Letras (Humanidades y Artes-U.N.R). Ayudante Alumno de la cátedra Problemática Histórica de la misma facultad. Integrante del proyecto de investigación “La alteridad en la poesía grecolatina: magia, brujas y hechizos amorosos”. Participó de Varones Antipatriarcales Rosario durante 2013 y 2014, y actualmente forma parte de la colectiva feminista mixta Mala Junta, perteneciente a Patria Grande. alitoreinaldi@gmail.com 13


¿Morir de éxito? Cuatro apuntes sobre los desafíos de los estudios sobre masculinidades ante el patriarcado contemporáneo POR MATÍAS DE STÉFANO BARBERO

Un vistazo rápido por medios audiovisuales, diarios, revistas, publicaciones de ficción y científicas constata que las masculinidades están de moda. Aunque esta afirmación podría resultar paradójica porque, históricamente, las publicaciones que tienen como centro a los hombres son exageradamente mayoritarias. Como menciona Kimmel (1992), todo aquello que no explicite en su título la palabra mujeres, habla en realidad de hombres. Sin embargo, no lo hacen, como diría Lagarde (1996), en tanto “sujetos genéricos”, esto es, evitando concepciones naturalizadas, esencialistas, homogeneizadoras, individualistas y acríticas de lo que “es” un hombre y atendiendo a los procesos por los que -parafraseando a Simone de Beauvoirse “llega a ser hombre”. Los estudios sobre masculinidades iniciaron su andadura en los países anglosajones, en los años ochenta del siglo XX, al abrigo de la tercera ola feminista. Desde entonces mucho se ha debatido y reflexionado y, si bien podemos considerar a los estudios sobre masculinidades mayores de 14

edad, se encuentran aún en proceso de maduración. Involucrando a una multiplicidad de agentes (que incluyen movimientos y estudios feministas y sociales, medios de comunicación, Estados e instituciones, entre otros), este proceso se encuentra en un contexto local, regional y global donde la crítica de los estudios de género y el feminismo -desde donde considero que deberían partir los estudios de masculinidades- han trascendido las fronteras de la militancia y la academia con un riesgoso éxito. El riesgo radica en que a mayor éxito, mayor es la exposición al carácter reactivo del patriarcado, que muestra su resistencia al cambio renovando constantemente sus trampas, revitalizando su particular “sentido común” e instrumentalizando y vaciando de contenido nuestras herramientas conceptuales en un afán de erosionar el filo crítico de nuestras reflexiones. Por supuesto que los estudios sobre masculinidades no escapan a este desafío y corremos el riesgo de reproducir sesgos epistemológicos y analíticos que podrían hacerle el juego al patriarcado. Desde esta base sugiero cuatro apuntes a tener en cuenta para que los estudios


de masculinidades no mueran de éxito a manos del patriarcado contemporáneo: la reducción, la esencialización y homogeneizacón, la individualización y la no problematización. 1. La reducción mercantilista de las masculinidades se evidencia en que, de un tiempo a esta parte, se han instalado en el centro de la escena lo que ha devenido en llamarse nuevas masculinidades. Más que una herramienta crítica de análisis este parece ser un concepto meramente descriptivo impulsado en parte por los medios de comunicación -aunque veremos que no exclusivamente-, que crean una suerte de ilusión de cambio cultural, anclándose en lo meramente estético: los nuevos hombres están más pendientes del espejo1 y resignifican la potencia y el cuidado2. Luciano Fabbri, quien también escribe en este número de Andariegas, ha

reflexionado al respecto, a propósito de las nuevas masculinidades futbolísticas: “estos nuevos modelos son funcionales al capitalismo, implican nuevos nichos de consumo”3. Como señala Leston (cit. Whelehan, 1995) pareciera que “el nuevo hombre existe fehacientemente en los portafolios de los creativos de las compañías de publicidad y que es otra forma de reafirmar el poder de los hombres”. Si bien la hegemonía no supone un control total, y puede ser fracturada, no encontraremos precisamente cuestionamientos en el mercado, sino la evidencia de cómo la hegemonía despliega procesos de hibridación que llevan a la masculinidad hegemónica a incorporar elementos de otras masculinidades históricamente subordinadas. Ejemplo de ello es cómo “la masculinidad hegemónica occidental ha incorporado elementos de las masculinidades gay” (Demetriou, cit. Connell, 2005), que han sido

previamente visibilizadas, integradas y filtradas por el capitalismo como un nuevo grupo de consumo. Por otra parte, suele representarse a la nueva masculinidad con unos modelos de hombres y no con otros. Entonces, ¿desde dónde y cómo habitan el género las nuevas masculinidades, si son producto del mercado, blancas, de clase media y eminentemente heterosexuales? Esta perspectiva mercantilista de la masculinidad, cómplice con el capitalismo -pero también con el heterosexismo, el racismo y el clasismo- no pareciera constituirse como una herramienta útil para pensar críticamente las masculinidades, sino más bien como una estrategia de expansión de los límites del mercado, en una desactivación del potencial crítico para favorecer la (re)producción de masculinidades que seguirán sin contribuir al cambio político y social en las relaciones de género.

1

http://www.lanacion.com.ar/1270402-los-hombres-cada-vez-mas-atentos-al-espejo

2

http://www.laprensa.com.ar/359877-El-hombre-potente-nuevo-arquetipo-de-consumidor.note.aspx

3

http://www.lacapital.com.ar/ovacion/Los-nuevos-modelos-del-futbol-20150402-0017.html

15


2. La esencialización y homogeneización de las masculinidades parten de la extendida confusión de sexo biológico con género. Sobre todo basándose en datos estadísticos, los estudios que diferencian por sexo los fenómenos sociales, han sido -en ocasiones- los disparadores de la aplicación de la perspectiva de género en lo relativo a los hombres (Nuñez, 2009). Sin embargo, las estadísticas -por ejemplo sobre suicidio, accidentes de tráfico, consumo de drogas, actos delictivos, etc.- no pueden ofrecernos información sobre los discursos y prácticas que nos ayuden a comprender a los hombres como sujetos genéricos. Esto es, basar estudios en datos estadísticos de quienes cumplimentaron el casillero de “sexo” definiéndose como hombres no sólo no implica estudiar con una perspectiva de género los procesos por los cuales las masculinidades configuran las prácticas de los hombres, sino que contribuye al imaginario erróneo de que existe efectivamente un colectivo homogéneo al que podemos etiquetar sin más como “hombres”. Introducir variables tales como clase, etnia, nivel educativo, edad, etc., no necesariamente evita la homogeneización, ya que no implica, per se, la utilización de una perspectiva interseccional que dé cuenta de cómo operan las masculinidades en conjunción con otras formas de opresión. Es frecuente encontrarnos titulares que reparan en que son los muchachos jóvenes de barrios periféricos y con escasa educación formal los que caen en la delincuencia y el consumo de drogas. Si en el primer supuesto corremos el riesgo de homogeneizar a “los hombres”, ahora corremos el riesgo de esencializar a los “hombres jóvenes pobres”. Lejos de ayudarnos a comprender 16

cómo la subjetividad masculina interactúa según clases sociales, edad o educación, ayudan a instalar un imaginario relativo a la masculinidad adolescente de clase baja, donde pueden caber desde explicaciones biologicistas -hormonales- sobre la adolescencia, hasta racistas, culturalistas o clasistas (Núñez, ibíd.). Siguiendo a Connell (1995:61), “no debe ser suficiente con reconocer que la masculinidad es diversa, sino que también debemos reconocer las relaciones entre las diferentes formas de masculinidad: relaciones de alianza, dominio y subordinación. Estas relaciones se construyen a través de prácticas que excluyen e incluyen, que intimidan, explotan, etc. Así que existe una política de género de la masculinidad”, lo que nos llevará al siguiente punto. 3. La individualización es un riesgo que se corre incluso desde las ciencias sociales cuando se hace referencia a las nuevas masculinidades para referirse a aquellas encarnadas por hombres que “comparten” las tareas domésticas con sus parejas, muestran una “mayor dedicación” al ejercicio de su paternidad o una “mayor consideración” como amantes que los distancia de otras formas de masculinidad tradicional (Kimmel, ibíd.). Estas características parecieran inaugurar una era de apertura y pluralidad al modelo férreo de masculinidad hegemónica; una era donde, según Boscán (2008:106) “cada uno tiene la libertad de decidir la clase de masculinidad con la que más cómodo se sienta”. Como señala Kimmel, esta suerte de “psicología pop” de introspección masculina debería cuando menos despertarnos alguna suspicacia. Si el estudio de las masculinidades adquiere su coherencia como objeto científico en el ámbito más amplio

de las relaciones de género, debemos tener en cuenta que detrás de estas concepciones puede albergarse una perspectiva individualista y reduccionista del género que, en cierta manera, atribuye principalmente a la voluntad individual las rupturas y continuidades con los modelos hegemónicos de masculinidad. Aún si diéramos por válida esta posición, cabría preguntarse ¿en qué medida estas prácticas erosionan la perpetuación de la subordinación de las mujeres -u otras masculinidades-, o el privilegio de los hombres? Una reflexión crítica individualizada sobre nuestra masculinidad no implica necesariamente una conciencia feminista y, por tanto, un compromiso con sus luchas. La masculinidad hegemónica puede definirse como la “configuración de la práctica de género que incorpora la respuesta aceptada, en un momento específico, al problema de la legitimidad del patriarcado, lo que garantiza (o se considera que garantiza) la posición dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres” (Connell, ibíd.:117). Por ello, existe la posibilidad de que, sin atender a las relaciones de género, por ejemplo, al interior de un núcleo familiar, el mero hecho de “compartir” las tareas domésticas o asumir una “mayor dedicación” a la paternidad, sean actitudes para justificar el reclamo de autoridad de los hombres sobre las mujeres: un hombre que además de “sus tareas”, cumple con las que “no le son propias”, tiene mayores posibilidades de éxito en el reclamo de autoridad. Por otra parte, el sistema sexo-género, al tratarse de un sistema relacional, hace que los hombres, por más que “decidamos” no ejercer los privilegios que se nos adscriben por el mero hecho de serlo, estemos inscritos en estructuras que nos privilegian, aún


contra nuestra voluntad. En esta línea, Segal (1991), afirma que el cambio no está tan relacionado con lo psicológico como con lo cultural y lo estructural, y que, por tanto, conseguirlo será mucho más complicado que simplemente “elegir” una masculinidad diferente de la hegemónica, justamente porque eso que podría parecernos una cuestión personal, es en realidad -parafraseando la máxima feminista- una cuestión política, ya que implica una amenaza profunda al patriarcado. 4. La no problematización del concepto “hombre” invisibiliza las disputas, incoherencias y contestaciones que las identidades lesbianas, queer y trans realizan de lo que la subjetivación de la masculinidad implica (Nuñez, ibíd.). Si adoptamos un punto de vista dinámico y diacrónico, entenderemos la masculinidad -y la feminidad- como “proyectos de género” (Connell, ibíd.), siempre endebles, flexibles, cambiantes. La problematización del concepto “hombre” supone un reto epistemológico -e incluso metodológico- para quienes investigamos masculinidades, pero también supone un

reto político. El mantenimiento de la hegemonía, en cualquiera de sus formas, necesita de esfuerzos constantes de invisibilización de las alternativas, de castración de la reflexividad y de ocultamiento de las grietas. Desde la perspectiva de una investigación aplicada e implicada, algo que puede parecer inútil, como preguntar a nuestros investigados si “son” hombres, “qué tipo” de hombres son y “por qué”, puede -además de generarnos algún momento intenso durante la entrevista- favorecer su cuestionamiento sobre una condición que suele ser tenida por estática, aproblemática e incuestionable, ayudando a desactivar la más efectiva de las trampas tendidas a los hombres por el patriarcado contemporáneo: que “eso del género es cosa de mujeres”.

-Connell, R.W.; Messerschmidt, J.W. (2005) “Hegemonic masculinity: Rethinking the concept”, en Gender and Society, 19, 829. -Kimmel, M. (1992) “La producción teórica sobre masculinidades: nuevos aportes”, en Fin de siglo. Género y cambio civilizatorio, pp. 129-138. Santiago de Chile: Isis internacional. -Lagarde, M. (1996) Género y feminismo: desarrollo humano y democracia. Barcelona: Horas y horas. -Nuñez Noriega, G. (2009) “Los ´hombres´ en los estudios de género de los ´hombres´: un reto desde los estudios queer”, en Ramírez, J.C. y Uribe, G. Masculinidades. El juego de los hombres en el que participan las mujeres, pp. 43-57. Madrid: Plaza y Valdés. -Segal, L. (1991) Slow motion: changing masculinities, changing men. New Brunswick: Rutgers University Press. Bibliografía -Whelehan, I. (1995) Modern feminist -Boscán, A. (2008) “Las nuevas mas- thought: From the second wave to culinidades positivas”, en Utopía y Pra- “post-feminism”. Edimbourgh Univerxis Latinoamericana, Año 13, Nro. 41, sity Press. Traducción de José María pp. 93-106. Espada Calpe, 1998 -Connell, R.W. (1995) Masculinidades. México: PUEG.

MATÍAS DE STÉFANO BARBERO

Ha cursado sus estudios de Grado en Antropología en la Universidad Complutense de Madrid y la Maestría de Antropología de Orientación Pública en la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente es Doctorando en Antropología en la Universidad de Buenos Aires / CONICET. Ha colaborado en proyectos de investigación en España y Cuba relativos a sus líneas de investigación: diversidad sexual y familiar, homofobia y transfobia en los centros educativos y masculinidades. Entre sus publicaciones se destacan: “Diversidad Sexual y Convivencia en los Centros Educativos” (presentacionidyc.blogspot.com), “El compromiso de la investigación social en la construcción de otra escuela posible” (http://aufop.com/aufop/uploaded_files/revistas/14357550629. pdf), y el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades de España, publicará en breve “Abrazar la diversidad: propuesta para una educación libre de acoso homofóbico y transfóbico”. CONICET – UBA matiasdestefano@hotmail.com 17




LOS VARONES TIENEN LA PALABRA

Diferentes miradas, el mismo objetivo: trabajar por una sociedad más equitativa El mundo actual plantea nuevos desafíos, tanto para varones como para mujeres. Uno de los cambios culturales más necesarios es la ruptura de estereotipos y la construcción de una sociedad más igualitaria para todos y todas. En esta sección decidimos entrevistar a varones de la ciudad con diferentes perfiles y edades para tener una mirada diversa de la misma temática.

¿Considerás que en las últimas décadas se han observado cambios, transformaciones, en los espacios que ocupan las mujeres? ¿Cuáles? Marcelo: Sí, indudablemente que existen cambios, en lo político formal, con el acceso a cargos electivos hasta el momento no ocupados, en los ámbitos educativos y de sanidad. En lo discursivo esta transformación se incorporó al discurso políticamente correcto. Lo que no quiere decir que no haya una agenda pendiente. La participación de la mujer en el campo económico sigue siendo más factible en los escalones iniciales y medios de la pirámide laboral. Los cargos dirigenciales que ocupan en empresas siguen siendo excepcionales. La violencia de género que atraviesa la sociedad reclama nuestra atención y no puede ser minimizada. Martín: Si, considero que se produjeron muchos cambios y creo que en todos los casos son positivos. Uno de los ámbitos que mas me llama la atención (quizá por mi formación) es el que se produjo en el mercado laboral, ya que son cada vez más las mujeres que ocupan cargos jerárquicos, o son dueñas de empresas o emprendedoras. También noté que en la facultad

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Las imágenes corresponden a la campaña “Sumate” del Instituto Municipal de la Mujer, con el objetivo que los varones se impliquen en el cambio cultural que lleva a la ruptura de estereotipos y la construcción de una sociedad más igualitaria.

de ciencias económicas (de la que formo parte) hay un número mayor de mujeres que en otras épocas. Creo que hoy en día ya no se asocia a la mujer con su rol tradicional de ama de casa. Y podríamos seguir enumerando porque en todos los ámbitos las mujeres tienen notoria participación.

Pero podemos decir que toda transformación genera aún resistencias que se visibilizan en lo discursivo pero también en la vida cotidiana. La violencia de género contra la mujer no es una epidemia fortuita, sino que está rebelando resistencias de actores del cuerpo social a los avances conseguidos, a la autonomía y a la apropiación de derechos. Debemos ¿Cómo han incidido estas transformaciones en las relaciones apostar a que esas resistencias sean minoritarias, y que los órganos comentre varones y mujeres? petentes actúen para su erradicación Marcelo: Para hablar de las relaciones en los casos en que se manifiesten. entre varones y mujeres deberíamos De manera preventiva, continuar el hacer estudios puntuales de casos. trabajo en los terrenos educativos es

lo que logrará un cambio de mediano o largo plazo. Martín: Considero que estas transformaciones incidieron para bien en nuestra sociedad, que la gente está más abierta a todo tipo de cambio y de relaciones entre varones y mujeres. La mujer ya no tiene una posición subordinada frente al hombre, sino que puede elegir y decidir, sobre todo en grupos más jóvenes. Creo que las nuevas generaciones ya no vemos o pensamos que las mujeres tengan que tener determinadas tareas y otras nosotros. Aun así vemos que 21


Durante 2014 y 2015 invitamos a todos los varones a que se sigan sumando y digan BASTA a la violencia contra las mujeres.

en los varones más grandes (como por ejemplo de sesenta y pico más o menos) hay más resistencia a estos cambios, y en algunos casos piensan que las mujeres ya llegaron al tope de sus conquistas, pero yo no considero que sea así, las mujeres buscan igualdad y me parece que hay que seguir trabajando para eso. Se han operado algunos cambios en la idea generalizada acerca de lo que “debe ser un varón”. En la actualidad ¿creés que ser varón es un privilegio? Marcelo: Sí considero que se han producido cambios. Que se está más dispuesto a reconocer la existencia de varias masculinidades posibles. Sin

embargo, también en este tema se debe seguir proponiendo una agenda de trabajo. De hecho ser varón sigue siendo un privilegio en nuestra sociedad, y esa es la percepción más clara que indica que las relaciones entre varones y mujeres siguen siendo desiguales, tal vez no tanto como antes, tal vez lo son de otra manera, pero estamos lejos de la equivalencia o igualdad deseable. De todas formas soy optimista, como docente no puedo dejar de serlo. Aún intuyendo todo lo que falta, celebro el trabajo de muchos y muchas que nos ha traído hasta aquí.

otro concepto de lo que deben ser los varones, asociado a la idea de libertad, de vivir más como a uno le parece y no tener que adaptarse a patrones culturales. Pero sé que esto en la práctica cuesta mucho más, porque siguen pesando las ideas tradicionales sobre como tenemos que ser los varones. Con respecto a lo del privilegio, creo que de alguna manera las mujeres y los varones podemos ser privilegiados en algunos ámbitos y en otros no. Esa, es una pregunta difícil de contestar (risas).

Martín: Sí, claro que sí. Vuelvo a insistir con el tema generacional, para mí en las generaciones más jóvenes hay

Marcelo Ulloque es Profesor de Enseñanza Media y Superior en Historia, graduado en la UNR en 1993. Magíster en Poder y Sociedad desde la Problemática del Género (UNR, 2011). Docente en la UNR y en el Instituto Superior del Profesorado de Cañada de Gómez y en su Anexo de Carcarañá. Martín es Contador, graduado en la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Rosario, fotógrafo y estudiante de teatro. 22



Autorretrato con cigarro y peces, 2014

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ARTES VISUALES

Pauline Fondevila Artista plástica. Nacida en 1972, Le Havre (Francia). Graduada de la ENBA Lyon en 2002. Vive y trabaja en Rosario, Argentina

El pez negro, 2013

Desde niña escribo y dibujo, nunca pensé que ser mujer me impidiera salir adelante, pero si, dentro de mi obra, últimamente, tuve una experiencia que quiero contar acá y que hizo que estuviera más atenta y menos ingenua

en las cuestiones de dominación del género masculino sobre el femenino. En el año 2010 escribí un texto, acá en mi taller de Rosario, que tomó rápidamente forma de diario de náufrago. Un personaje en primera persona descri25


Serie Tropical Folk Summer, 2011

be su llegada a una isla (se trata de la isla del Paraná frente a Rosario) y cuenta su cotidianeidad, sus estrategias para sobrevivir y encontrar sentido a su nueva vida. El relato nació espontáneamente en masculino, sin que fuera realmente una decisión, pero porque supongo que a la hora de representarme un náufrago, como cada cual, me vino automáticamente la figura de un hombre, porque de tal manera está construido mi imaginario, como el de muchos y muchas, a través de cuentos, películas, ficciones y re26

presentaciones que desde la infancia nos enseñan a ver el mundo. Durante todo el proceso de escritura, que fue de unos dos años, use este “yo” masculino, sin pensar, e involucré a mi personaje en un montón de situaciones como cortar leña, pescar, cazar carpinchos, construirse una casa, soñar con un amor perdido, acordarse de su niñez, alegrarse, desesperarse, tomar alcohol, fumar, querer renunciar, sentirse el más fuerte del mundo, en fin, toda una serie de cosas que en sí mismas no son ni masculinas ni fe-

meninas. Pues así es, nos parece más “neutral”, o sea “universal” el uso del masculino. Mientras el femenino nos limita a contar la historia de mujeres, el masculino nos permite contar la de todos y de todas. Cuando acá, en Rosario, la editorial Ivan Rosado (conformada por Ana Wandzik y Maxi Masuelli) me propuso editar este texto, al leerlo e intentar darle una forma definitiva, el uso del género masculino de mi relato me empezó a hacer cada vez más ruido. Porque este náufrago en parte era yo,


Serie Tropical Folk Summer, 2011

y quería afirmarlo. Era yo tratando de vivir dibujando y escribiendo, yo buscando como seguir mi vida en un contexto nuevo, lejos de muchas cosas familiares, yo a veces hundida por la idea del fracaso y de la soledad, otras disfrutando de la alegría de dibujar, y este yo masculino me parecía cada vez más lejano y absurdo. Probé convertir las frases y me sorprendí de lo fácil que era, solo se trataba de reemplazar unas “o” por unas “a”. Sólo era eso! Realmente pasar de “o” a “a” no era para tanto, porque en verdad no es

tanto lo que separa un sexo del otro. La vida de mi personaje no cambió, ni sus acciones, ni sus emociones, ni sus temores, ni sus deseos. Pero sí, sin que dependa de mi, cambió mi texto. Primero cambió su recepción, cuesta más que se lea como un relato universal, y de hecho me escriben muchas mujeres diciéndome que se identificaron, mientras los hombres no me hablan del libro en esos términos. Es normal, no están acostumbrados a verse proyectados en una heroína de sexo femenino, cosa que a nosotras

si nos pasa, como cualquier minoría, desde siempre. Los héroes en las historias (hablo de los héroes fuertes y valientes, que representan o desafían las leyes, los buenos como los malos, como los aventureros, los marineros, los piratas, los superhéroes, los cowboys, los indios, los caballeros, los bomberos, los policías, los mafiosos, los asesinos en serie, los detectives, los justicieros, los cosmonautas, los exploradores, etc. y por supuesto los náufragos.) son siempre hombres. Y en segundo lugar, 27


Los peces cantan para mi, mural en el CRAC de Sete (Francia), 2012

Casas y tambores, Centro Haroldo Conti, Buenos Aires, 2014

Pez casa, 2013

se transformó sin que lo programara en mi obra más feminista, en el sentido de proclamar entre líneas la utopía de un mundo igualitario donde ambos sexos puedan acceder a significar lo universal. Es como sueño que se eduque a las niñas y niños de hoy: que se deje un poco de apuntar siempre a las diferencias, porque en verdad no estoy segura que sean tantas. Quizás estas diferencias surgen de los distintos 28

tratos que nos dan en la crianza, y en particular en las representaciones culturales, tal vez esta “a” justamente nos recuerda un poco que somos de la otra especie, la que lleva “a” y que no puede hacer todo lo que hace la otra, la que lleva “o”. Si bien parece ser igual, si bien parte de la misma acción, no es lo mismo hoy en día ser náufrago y ser náufraga. Rosario, 22 de julio 2015

www.paulinefondevila.com www.ivanrosado.com.ar



LECTURAS

La pluralidad como respuesta a un modelo unívoco

Masculinidades plurales: reflexionar en clave de géneros Huberman, Hugo/Tufró, Lucila, adaptación Programa Naciones Unidas Para el Desarrollo. Trama. Bs. As. 2012.

El presente texto es el resultado del trabajo en conjunto entre la Asociación Civil Trama, la Campaña del Lazo Blanco: Hombres comprometidos con el fin de la violencia hacia las mujeres de Argentina con el apoyo del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). 30

Con el marco de un análisis desde la perspectiva de género, su objetivo manifiesto es el de brindar conceptos y fundamentalmente herramientas para la reflexión en torno a las masculinidades. La utilización el concepto de género implica aludir no sólo al elemento constitutivo de las relacio-


nes sociales basado en las diferencias que se perciben en los sexos, sino además a una manera primaria de significar las relaciones de poder, y las representaciones dominantes que se presentan como naturales e incuestionables. Por lo tanto, bien puede afirmarse que las relaciones entre varones y mujeres no reflejan sino la construcción de un proceso social y cultural y que el género implica la puesta en acto de un sistema de prácticas, símbolos, representaciones, normas y valores que las sociedades construyen en torno a la diferencia biológica entre hombres y mujeres. Un sistema que organiza las relaciones entre lo femenino y lo masculino y lo hace por lo general de manera jerárquica y desigual, asegurando así la reproducción social y la reproducción de la especie. Esta construcción social constituye tanto una realidad objetiva como subjetiva, es un orden social que se impone a los/as individuos/as, quienes en tanto actores sociales, reproducen

continuamente esos significados que les proporcionan el lenguaje, la historia y la cultura a través de sus experiencias, su reflexividad, sus intercambios intersubjetivos y su participación institucional y social. Así, a partir de este marco conceptual, la reflexión propuesta aborda fundamentalmente los mandatos que inciden en la construcción de la masculinidad hegemónica, las experiencias vitales y las formas de articulación de la subjetividad de los varones. Un recorrido por conceptos tales como patriarcado, sistema sexo/ género, estereotipos genéricos, androcentrismo habilita un tránsito al cuestionamiento de parámetros absolutamente naturalizados que no dejan de tener altos costos para la subjetividad masculina. De ahí que la segunda parte del texto proponga una serie de ejercicios y sugerencias para el armado de talleres y espacios de encuentros para varones. Porque la construcción de una cultu-

ra con igualdad de género requiere no sólo de una revisión profunda de aquellos conceptos que han guiado el proceso de sociabilización de varones y mujeres, además hace necesario el desarrollo de estrategias que permitan, que habiliten un proceso de deconstrucción, de desnaturalización fundamentalmente de conceptos, conductas, prejuicios que confluyen en distintos tipos de violencias. Es la propia letra de la Campaña del lazo Blanco, la que afirma la necesidad de “romper con los silencios históricos de los hombres frente a la violencia contra las mujeres”, proceso en donde resaltan la vital importancia del cuestionamiento del modelo hegemónico de masculinidad. Un modelo de “hombre”, protector, proveedor reproducido y ratificado a través de mandatos, de la tradición y de las numerosas manifestaciones culturales que soslaya cualquier expresión que traspase los límites tácitamente establecidos.

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#NIUNAMENOS

Campaña contra la violencia de género en los bares rosarinos lizar la violencia hacia las mujeres y los estereotipos tan presentes en el mundo actual, como así también el involucramiento por parte de varones y mujeres. Bajo el lema #NiUnaMenos, esta campaña fue presentada el pasado junio, teniendo como primera acción el uso de manteles individuales en los bares de la ciudad que se sumaron a la propuesta. Los mismos llevan inscriptos los nombres de las víctimas de femicidio atravesados con una frase en grande que dice YA BASTA.

La violencia de género es la violación a los derechos humanos más antigua y frecuente en el mundo, afecta gravemente las capacidades y posibilidades de desarrollo individual, social y laboral de mujeres, niñas y niños. Además de la implementación de políticas públicas por parte de los gobiernos, es necesario que la sociedad 34

en su conjunto se comprometa con esta problemática. Es por ello que el Instituto Municipal de la Mujer y la Secretaría de Producción decidieron realizar una campaña de concientización en conjunto con la Asociación Gastronómica de Rosario. La misma tiene como objetivo poder generar un debate, desnatura-

Con ello se busca generar tal impacto que las personas piensen que se puede tratar de alguien cercano. La violencia de género no tiene distinción de clase social, cualquiera de nuestras amigas, hermanas, hijas, pueden ser víctimas. Cabe destacar que la campaña consta de varias etapas que se irán implementando en lo que queda del año con el fin de que rosarinos y rosarinas puedan participar y ser parte de esta lucha.


TERCERA EDICIÓN DE “HABÍA UNA VEZ, HABÍA DOS, HABÍA TRES...”

Nuevas historias para construir igualdad desde la niñez

Creyendo que es posible “contar otras historias” se presentó el libro con los cuentos ganadores de la 3º edición del Concurso de cuentos para niños y niñas, “Había una vez, había dos, había tres...”. El evento contó con la participación de la Profesora en Ciencias de la Educación, Fernanda Pagura, quien debatió con los presentes sobre “Niñez y educación no sexista”.

En el encuentro estuvieron presentes sindicatos, organizaciones comunitarias, escuelas, docentes, centros culturales, redes de mujeres, centros de convivencia barrial, organizaciones no gubernamentales, equipo ministerial de educación sexual Integral, UNR, Área de atención de la violencia de género, dirección de la niñez municipal y provincial, Bibliotecas, centros

educativos no formales, jurado del concurso de cuentos y autores de los cuentos. Este concurso de cuentos se ha llevado a cabo con el fin de contribuir al desarrollo de una educación no sexista que permita la ampliación de todas las potencialidades humanas hacia el logro de una sociedad más justa y equitativa. El objetivo es que los/as participantes con sus cuentos construyan relatos en los que las representaciones de lo femenino y lo masculino no estén atravesadas por una mirada sexista, contribuyan al cambio de actitudes a través de la eliminación de imágenes estereotipadas y promuevan la resolución de conflictos en forma no violenta. 35


ENCUENTRO DE MUJERES: JUNTAS LO HACEMOS POSIBLE

“Cuando las mujeres se juntan es un acto de subversión” En el mes de abril se llevó a cabo el encuentro de mujeres “Juntas lo hacemos posible” organizado por el Instituto Municipal de la Mujer y del cual participaron aproximadamente 200 mujeres de todos los distritos de la ciudad. El mismo contó con la disertación de la filósofa y política Diana Maffía. La misma realizó un recorrido histórico de las luchas de las mujeres por sus derechos y destacó estas actividades donde las mujeres se encuentran porque “si empezamos a comparar nuestra vida con otras vidas vemos que lo que nos pasa corresponde a patrones más generales. Cuando las mujeres se juntan es una acto de subversión”. “Si la empatía, la comprensión y el cuidado del otro, características ge36

neralmente atribuidas a las mujeres, son tan valoradas ¿por qué no se les educa a varones y mujeres en eso desde pequeños?” agregó. “Las políticas públicas no se hacen en un escritorio, se hacen trabajando con la gente en la que va a impactar. La perspectiva de género analiza en cada política cuál va a ser el impacto diferencial en los géneros, afirmó Maffía. También participó del encuentro la intendenta municipal, Mónica Fein, quien comentó que “hace mas de 20 años fuimos conscientes que era necesario generar políticas activas que visualizaran la necesidad de incorporar una mirada de oportunidad y de identificar las problemáticas de las historias de vida de las mujeres. Muchos derechos

que hoy están garantizados fueron producto de una larga lucha y nos sentimos parte de la misma”. Contar con la participación de 200 mujeres fue producto de un trabajo que se viene realizando en todos los barrios de la ciudad y el cual se sigue profundizando en este año que transcurre. Seguir tejiendo redes de contención, apoyo, ayuda y fortalecimiento de mujeres es un desafío que se lleva a cabo día tras día, porque sabemos que la mejor forma de combatir la violencia de género es defendiendo la igualdad, lo que requiere un trabajo previo y el compromiso coordinado de todas las administraciones públicas y el abordaje sostenido en educación y sensibilización sobre esta temática.


Trabajo de prevenci贸n en violencia de g茅nero en todos los distritos de la ciudad

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CICLO DE CINE

Cuestionamos los estereotipos en el mundo de la imagen

“Las mujeres de verdad tienen curvas” (2002), narra en forma de comedia el enfrentamiento generacional que existe entre Ana y su madre, que está obsesionada con que sus hijas se casen, tengan hijos y luego puedan cuidar de ella cuando sea mayor. En cambio, Ana quiere romper con ese modelo de vida y busca su salida en los estudios universitarios que le permitan una vida mejor e independiente.

Durante 2015 el Instituto Municipal de la Mujer realiza el ciclo de cine “La magia de los sentidos: voces y miradas en el cine”. El mismo tiene una frecuencia mensual y cuenta con dos tipos de proyecciones: para escuelas secundarias y por otro lado para organizaciones, vecinales y público en general. Se viene desarrollando en la Biblioteca Estrada y en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa y contará además con una única proyección en el mes 38

de septiembre, en el cine El Cairo, en conmemoración del “Día Latinoamericano de la Imagen de la Mujer en los Medios de Comunicación”. El cine siempre ha incidido en la forma de percibir el mundo que nos rodea. Se trata de una expresión cultural que, a la par que se va conformando como industria, constituye una de las manifestaciones artísticas más representativas del siglo XX. Este ciclo será un instrumento de sensibilización y transformación cultural para promo-

ver un imaginario colectivo hacia la igualdad y el respeto de los derechos humanos. Es también un recurso de formación y desnaturalización desde una perspectiva de género, con interrogantes que conmuevan y desarmen estructuras que constriñen las potencialidades humanas en general.


JUEGOS Y JUGUETES NO SEXISTAS

Una invitación para jugar en igualdad Durante el mes de agosto, en el marco del Día del niño y la niña, el Instituto Municipal de la Mujer llevó a cabo la campaña #JuguemosEnIgualdad. La misma invitaba a realizar regalos virtuales, no estereotipados, para niños y niñas que se pueden compartir vía facebook, twitter o correo electrónico. Aquellos que realizaron “regalos” pudieron participar de un sorteo por una orden de compra de 500 pesos en una juguetería local. Con esta campaña se propuso romper limitaciones artificiales y abrirse a

inventar, crear y rescatar formas de juego no sexista. Jugar es de suma importancia en el desarrollo de niñas y niños. Es una valiosa forma de divertirse, relacionarse y aprender, promoviendo actitudes y habilidades necesarias para la vida. Con los juegos se representan roles, se favorece la imaginación, la maduración y el pensamiento creativo. A partir de las diferencias personales cada niño, cada niña, puede desarro-

llar sus capacidades y aptitudes al máximo, al margen de estereotipos impuestos. Los juguetes son objetos simbólicos a través de los cuales también se pueden generar cambios y una mayor inclusión. El juego tendiente a la revalorización de las diferencias, así como también juegos y juguetes no estereotipados según el sexo, son importantes mecanismos de prevención de la violencia.

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Reconocimiento a mujeres destacadas de nuestra ciudad La Municipalidad distinguió a 23 rosarinas, algunas a título personal y otras como integrantes de grupos y redes, quienes trabajan cotidianamente para vivir en una sociedad más equitativa En el marco del Día Internacional de la Mujer, la intendenta Mónica Fein y el Instituto Municipal de la Mujer, realizaron un reconocimiento a las mujeres de nuestra ciudad. Un reconocimiento a la labor cotidiana y constante de muchas mujeres que desde diversos ámbitos promueven, divulgan, trabajan por todos los derechos de las mujeres. Sabemos que todas y cada una de las ciudadanas rosarinas son muy valiosas y en esta oportunidad elegimos a un pequeño grupo que sin duda es un ejemplo para todas las demás. Son mujeres que mediante su trabajo y su desempeño se suman a la lucha cotidiana para vivir en una sociedad más justa y equitativa, mujeres que derribaron las barreras de la discriminación, mujeres que superaron situaciones de violencia de género y ganaron en autonomía a través del trabajo, mujeres que diariamente, con su accionar contribuyen a romper aquellos estereotipos que aún afectan la vida cotidiana. Entre ellas se reconocieron a muje40

res que, en el marco de la Economía Social y Solidaria con mucha fuerza, confianza y compañerismo apuestan a tejer redes de solidaridad con otros; que con voluntad de crecimiento demostraron su capacidad para apostar al trabajo como forma de superación de las crisis de ellas y sus familias; que superaron las barreras de la discriminación de un sistema que deja afuera a lo diferente. Estas mujeres son: Ángela Barbato, por llevar los valores del cooperativismo resaltando la equidad entre varones y mujeres. Las emprendedoras Ana María Duhaychi, Bianca Giuliana Lescano y Patricia Insaurralde. También Ida Pintos, presidenta de la Asociación civil Red de huerteras de Rosario y Ángela Ragona, presidenta de la cooperativa de trabajo Almacén de Diseño. También se distinguieron a los grupos de mujeres que conforman las redes del Sur y Sudoeste que un día se encontraron, se conocieron y reconocieron, en la calle, en una esquina, se preguntaron cosas y decidieron juntarse. Formaron redes para que otras mujeres también pudieran, como

algunas de ellas, superar situaciones de violencia, empoderarse y sentirse libres y con derechos. Hace algunos años, pensar mujeres liderando empresas o desarrollando determinados oficios era casi imposible, hoy no solo ocupan esos cargos sino que también crean y llevan adelante sus propios proyectos. Ellas son: Marina Gryciuk, diseñadora que supo romper el estereotipo que pone al cuerpo de la mujer en un lugar casi irreal, y diseñó una línea pensada en la mujer que sale a la calle, que trabaja, que pasa todo el día afuera, en una mujer más cercana a la realidad actual. Graciela Alabarce, es una clara


exponente de mujer emprendedora, empresaria y exportadora de nuestra ciudad. Transformó lo que era un emprendimiento casi doméstico en una de las empresas más grandes de nuestra región y Josefina Córdoba, primera mujer mecánica del Distrito Oeste, visibilizando a las mujeres en la posibilidad de insertarse en el mercado laboral desempeñando un oficio tradicionalmente adjudicado a los varones. Se reconocieron también a las Mujeres de los Pueblos Originarios por la reivindicación de la plena participación e inclusión igualitaria como mujeres en la lucha colectiva por los derechos

sociales y culturales de sus pueblos. Muchas mujeres creen que desde cada umbral de cada casa, de cada trocito de vereda se puede avanzar siempre un poco más, quizás primero hasta la esquina, en donde la mirada de otra mujer invita a agrandar ese espacio, a que sea toda la calle y que llegue hasta encontrarse con otras miradas para entrelazarse, para conformar un nudo difícil de desatar. Por eso ellas se fueron encontrando en diferentes espacios, clubes, centros comunitarios, barriales, vecinales y decidieron participar. Fueron reconocidas las Mujeres del Centro Comunitario San Cayetano, que con una trayectoria de casi 30 años vienen

trabajando en el barrio, con un arduo compromiso social. Brindan ayuda y acompañamiento a través de diferentes herramientas, convirtiéndose en un espacio de encuentro para vecinas y vecinos. Las Mujeres del Club Nueva Aurora que se destacan por su labor y compromiso institucional y barrial. Rosa Ortíz, presidenta de la vecinal Barrio Latinoamérica y participante activa de la mesa barrial y consejera en el Presupuesto participativo. Fanny Alicia Godoy, presidenta de la Asociación Civil Eyo Coape. Militante Social reconocida por las instituciones del Barrio República de la Sexta, en el cual trabaja desde hace más de 24 años, reivindicando los derechos de 41


las mujeres. Silvia Tratzi, presidenta de la Asociación Civil Paloma de Paz, impulsora de la organización de vecinos y vecinas para la alfabetización y capacitación en oficios. Creó con esta organización comunitaria un espacio de contención y encuentro. Carmen Toscano, con una destacada labor y compromiso hacia su comunidad y Angélica Vigliani, comprometida con el trabajo barrial y comunitario, desde hace años trabaja en la lucha por los derechos de todas las mujeres. Desde siempre la educación, en especial la formal se asoció a la figura de la mujer como una extensión de su función maternal. Para estas mujeres la educación se convirtió en un instrumento, un medio para promover los derechos de las mujeres, un vehículo para la propia militancia en pos de una sociedad más equitativa. En este ámbito se reconocieron a Vilma 42

Echeverría, actriz y docente santafecina con gran recorrido en nuestra ciudad. Es miembro del Circuito Interbarrial de teatro desde 2004, y dirige el grupo “La sudestada Teatro” por vecinos para vecinos. Silvia Levin es investigadora y docente universitaria, especialista en políticas públicas con perspectiva de género, una de las autoras fundamentales de nuestra ciudad en materia de derechos. Vilma Bidut, docente e investigadora universitaria e integrante histórica del CEIM, promotora de los derechos de las mujeres a través de su desempeño docente y a través de sus textos de historia de las mujeres y por último a Claudia De Gotardi, Directora de la escuela Primaria Luisa Mora de Olguin Nº 1027. Integrante de la mesa barrial Ludueña Sur, quien ha participado y participa activamente en la construcción de una realidad más igualitaria. Todas estas mujeres se animaron a

crear, a soñar y sus ideas se convirtieron en acciones que reafirmaron su plena participación en la vida política, civil, económica, social y cultural y estas actividades hoy nos sirven de excusa para no sólo reconocer su accionar en pos de la promoción de los derechos de las mujeres, de una vida sin discriminación ni violencia, de una plena participación en igualdad de condiciones, sino fundamentalmente por su gran contribución a la visibilización de la situación de las mujeres, ya sea desde el ámbito profesional, artístico, empresarial o comunitario. Por otra parte celebramos la ocasión para reflexionar acerca de los avances conseguidos, sobre aquellos aspectos que atraviesan la vida de las mujeres que aún exigen cambios y resaltar los actos de valor y decisión “extraordinarios” que las mujeres desarrollan en sus vidas cotidianas.


INSTITUTO MUNICIPAL DE LA MUJER Moreno 960 Tel. 4802 046/48/49 imm@rosario.gov.ar Facebook /IMMrosario Twitter @IMMrosario

REALIZACIÓN:

Equipo de Comunicación Lic. Valeria Avenali Lic. Mariana Mich Centro de Documentación “María Luisa Lischetti” Mtr. Lilian Diodati Equipo de Investigación, Formación y Publicación Mtr. Elena Barbieri Ps. Claudia Paz Diseño Dirección General de Comunicación Social Foto de tapa Instituto Municipal de la Mujer


Dra. M贸nica Fein Intendenta Municipal Ps. Andrea Travaini Directora del Instituto Municipal de la Mujer


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