Synod 2024 synthesis ES

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Arquidiócesis de Nueva York

Sesiones de Escucha Intermedias del Sínodo

Informe de síntesis

Marzo 2024

Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?” Él le respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”.

Le volvió a decir por segunda vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” Él le respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas”.

Le preguntó por tercera vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?” Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: “Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas.

Te aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras”.

De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: “Sígueme”.

– Juan 21, 15-19

El Arzobispo de Nueva York, Timothy Michael Cardenal Dolan, es guía y pastor de los católicos en tres distritos de la ciudad de Nueva York y siete condados circundantes. Con un área geográfica tan extensa, la arquidiócesis se caracteriza por su diversidad y vitalidad, y representa a personas de diversos orígenes culturales, étnicos y socioeconómicos.

Con la bendición del Cardenal Dolan, se desarrolló un plan para comunicar la oportunidad de que los fieles de la Arquidiócesis de Nueva York participaran en las Sesiones de Escucha Intermedias del Sínodo para nuestra arquidiócesis. Utilizamos los canales digitales para hacer correr la voz. Elaboramos un artículo, un video en inglés y otro video en español para generar interés. El Cardenal Dolan colaboró invitando a todos a participar. Los fieles de la arquidiócesis estaban entusiasmados por atender el llamado del Santo Padre a reunirse, con el Espíritu Santo como guía, para conversar sobre las cuestiones a las que se enfrenta la Iglesia.

Arquidiócesis de Nueva York 1 archny.org/sinodo

Las reuniones se celebraron en persona y virtualmente en diversos lugares, como el Seminario de San José (en inglés y en español), las parroquias locales y las residencias comunitarias de sacerdotes y religiosos y religiosas retirados. Se hizo hincapié en incluir las voces de los jóvenes, los religiosos y religiosas, y el clero retirado, con sus muchos años de experiencia para aportar con sus observaciones.

Las sesiones de escucha tuvieron lugar durante la Cuaresma de 2024. Confiando en la guía del Espíritu Santo para continuar vigorizando nuestra cultura católica, las conversaciones hicieron hincapié en el desarrollo de una relación más profunda entre el clero y los laicos adultos, y en la atención a los jóvenes y su formación.

VIGORIZAR LA CULTURA CATÓLICA EN LOS ADULTOS Y DESARROLLAR UNA RELACIÓN MÁS PROFUNDA ENTRE EL CLERO Y LOS LAICOS ADULTOS

Nuestros participantes manifestaron que desean más oportunidades de formación y que es importante que sepamos el “por qué” de lo que creemos. Muchos compartieron que, una vez que recibieron el sacramento de la Confirmación, la catequesis y la formación no ocuparon un lugar de prioridad en sus congregaciones.

Del mismo modo, los participantes expresaron su deseo de escuchar a la Iglesia sobre cuestiones de inmigración y género, ya que algunas personas consideran que las respuestas a estas cuestiones son una “prueba de fuego” para la misión de la Iglesia. Se habló de cómo nuestra Iglesia debería promover su labor de extensión y ser más abierta en la defensa de las poblaciones vulnerables.

La formación sobre la vocación al sacerdocio y las enseñanzas de San Juan Pablo II sobre el “genio de la mujer” (Carta a las Mujeres, 1995) podrían aportar mucha información para las conversaciones sobre permitir que los sacerdotes se casen y que las mujeres sirvan como diáconos y sacerdotes. Además, muchos participantes compartieron su deseo de que nuestras familias recibieran más catequesis familiar, con la esperanza de que esto fortaleciera a la Iglesia doméstica. También escuchamos con frecuencia la palabra empoderamiento entre los adultos, especialmente las mujeres. Con una formación adecuada, nuestros dirigentes laicos pueden estar más preparados para ayudar a nuestros párrocos en la evangelización.

En la lectura del Evangelio, el Señor pregunta tres veces a Pedro si lo ama. Tal vez el Señor quiso recordarnos a cada uno de nosotros, incluido nuestro clero, la importancia de renovar nuestro encuentro con Él, o nuestro “primer amor”, como se le suele llamar. Los participantes en la sesión de escucha mencionaron la importancia de la conversión continua y de buscar intencionadamente el encuentro con el Señor para renovar y profundizar nuestro amor con Él.

En relación con la idea del “primer amor”, nuestros fieles expresaron su preocupación por el bienestar de nuestros sacerdotes. Mencionaron que los sacerdotes suelen estar solos en sus parroquias, sin una comunidad de apoyo para vivir su “primer amor” y abrumados por las tareas administrativas necesarias para dirigir una parroquia.

Para superar estos desafíos, los participantes apoyaron la idea de que la dirección parroquial y los laicos compartieran el pan y trabajaran juntos para dirigir nuestras parroquias. El clero y sus feligreses necesitan tiempo para construir lazos comunitarios, ya sea en la iglesia misma o invitándose mutuamente a sus respectivos hogares. Los participantes expresaron su deseo de colaborar con nuestros párrocos en la Gran Comisión. Los laicos desean descubrir sus dones individuales y emplearlos para la gloria de Dios. Un participante compartió su idea de cómo “la capacidad de liderazgo se encuentra en los bancos de la iglesia con la apertura al Espíritu Santo”. Si los párrocos permitieran a su rebaño utilizar las gracias que han recibido para contribuir a las tareas administrativas, incluida la gestión financiera, la gestión de la construcción, la hospitalidad, etc., tendrían más disponibilidad y oportunidades para proporcionar asistencia pastoral.

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En este mismo pasaje del Evangelio, Jesús dice: “cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras”. Esto nos habla de la vulnerabilidad que experimentamos cuando otra persona cuida de nosotros. Mientras nuestros párrocos intentan cuidar de nosotros, y mientras nosotros recibimos con agrado su cuidado, estamos llamados a ser vulnerables y humildes. Nuestros participantes hablaron de la necesidad de una comunidad compasiva y abierta. Nuestra Iglesia es el espacio para vivir la comunidad más auténtica, donde estamos en comunión con nuestro Señor y nuestro prójimo. Nuestros fieles compartieron su anhelo de esa comunidad auténtica. Uno de los grupos pequeños de la sesión de escucha manifestó que hay “una necesidad de ver a nuestra Iglesia en las calles, con una mayor visibilidad de nuestros clérigos”. También leímos en los comentarios que nuestros sacerdotes deben ser “testigos estando en medio del pueblo”. Para vivir el Evangelio, todos estamos llamados a confiar en nuestro Señor mientras respondemos al llamado de llevarlo a los demás. Esto nos supone desafíos en nuestra vida cotidiana. Cuando Jesús ordenó a sus discípulos “que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero” (Marcos 6, 8), les pidió que confiaran en Él y se apoyaran en Él.

Del mismo modo, a cada uno de nosotros, clérigos y laicos, Jesús nos pide que confiemos y nos apoyemos en Él. Uno de los dones de nuestra Iglesia, de vivir nuestra fe con nuestros hermanos y hermanas, es apoyarnos mutuamente y alentarnos en los momentos difíciles. Con comunión verdadera, hay confianza y ministerio fructífero. La conclusión que podemos extraer es doble. Es importante que los laicos confíen en sus párrocos y los ayuden, y es importante que los párrocos confíen en sus laicos.

FOMENTAR UNA CULTURA CATÓLICA PARA LOS JÓVENES Y PROMOVER SUS IDEAS

Nuestros jóvenes expresaron su deseo de formar parte de la Iglesia y de que se les escuche. También les gustaría recibir formación en la fe, especialmente acerca de las verdades universales. Nuestros jóvenes desean participar en conversaciones con personas creyentes y no creyentes y, en consecuencia, desean encontrar un “terreno común” que nuestras verdades universales puedan ofrecer en conversaciones ecuménicas.

Durante la sesión de escucha, los sacerdotes ancianos de las residencias Cardenal Egan y O’Connor compartieron la importancia de “centrarnos en lo que tenemos en común” para el avance de la misión. Aunque nuestros jóvenes no tengan la misma experiencia que nuestros formadores adultos, podemos formarlos, y ellos desean ser formados. Uno de nuestros participantes que estuvo en la sesión con los jóvenes afirmó que “la participación activa en la Iglesia promueve la responsabilidad”, animando a nuestro clero y dirigentes laicos a formar y confiar en nuestros jóvenes.

Nuestros fieles han percibido división entre nuestros jóvenes y adultos, nuestros clérigos y laicos, y también entre nuestros diversos grupos eclesiales. Los participantes identificaron una falta de comunión entre sacerdotes y dirigentes laicos en algunas parroquias. También observaron una división entre los dirigentes laicos adultos y los dirigentes laicos jóvenes. Muchos de nuestros grupos ministeriales, como Cursillos de Cristiandad, Emaús, Renovación Carismática y muchos otros, asisten en la formación de dirigentes ministeriales laicos y ayudan a identificar sus carismas. Sin embargo, estos mismos grupos crean involuntariamente división dentro de nuestras parroquias. Como expresó uno de los sacerdotes ancianos en la sesión de escucha de las residencias Cardinal Egan y O’Connor: “La división en nuestra Iglesia no está dando un buen ejemplo”. Algunas parroquias han conseguido que sus distintos grupos se reúnan para construir lazos comunitarios. Algunos párrocos han destacado lo hermoso que es que los grupos ministeriales se unan para llevar adelante la misión mayor de nuestra Iglesia. Seguimos fomentando esta colaboración dentro de cada parroquia, así como entre las parroquias vecinas.

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SUGERENCIAS DE CARA AL FUTURO EN LA ARQUIDIÓCESIS DE NUEVA YORK

Los fieles de la Arquidiócesis de Nueva York expresaron varias veces su gratitud al Santo Padre por brindarles la oportunidad de compartir su voz con sus pares, con el clero, así como con el propio Papa Francisco.

Al compartir sus voces, los participantes ofrecieron varias ideas sobre cómo abordar sus reflexiones.

• Los dirigentes son conscientes desde hace tiempo de los desafíos administrativos a los que se enfrenta un párroco y han buscado constantemente formas de aligerar su carga. Desde 2015, nuestra diócesis se ha asociado con la Universidad de Villanova para preparar a las personas interesadas en convertirse en director de administración parroquial. Con este desafío en mente, nuestra diócesis continuará con el programa.

• Se planteó reiteradamente la cuestión de cómo las enseñanzas de la Iglesia abordan los problemas sociales de hoy, como la igualdad de género. La formación adicional para adultos que acude a enseñanzas como la Carta a las Mujeres del Papa Juan Pablo II y su descripción del “genio de la mujer” respalda una respuesta católica a la cuestión de la igualdad de género.

• Una idea común en todas las sesiones fue la necesidad de formación adicional para adultos y familias, que contribuya a su vez a hacer frente a la escasez de sacerdotes. La Oficina de Formación de Jóvenes en la Fe ha colaborado con nuestros párrocos para implementar varios tipos de catequesis familiar. Teniendo en cuenta estas sugerencias, seguiremos trabajando en este sentido. Nuestras oficinas pastorales seguirán sirviendo a nuestros pastores en su labor de apacentar sus ovejas. Con una formación más amplia y una comunidad fortalecida, nuestros pastores y laicos pueden profundizar en la cultura católica dentro de nuestras parroquias y aumentar las vocaciones.

NOVEDADES SOBRE LAS SESIONES DE ESCUCHA

Además de promocionar las sesiones para que se asistiera, también publicamos noticias sobre ellas a través de The Good Newsroom, la redacción digital de la arquidiócesis, una vez finalizadas, para dar a conocer nuestro esfuerzo a todo tipo de audiencia. Publicamos artículos de prensa sobre la sesión de escucha en inglés y la sesión de escucha en español que se llevaron a cabo.

CONCLUSIÓN

Al vigorizar nuestra cultura católica con formación y fortalecimiento de los lazos comunitarios, cada persona, ya sea joven, anciano o adulto, será reconocida en primer lugar como hijo de nuestro Padre, como parte de su parroquia y como parte de la Iglesia, nuestra Iglesia. Expresando una vez más gratitud hacia nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, por escuchar las inspiraciones del Espíritu Santo y regalarnos esta oportunidad de orar juntos, continuemos rezando específicamente por la sinodalidad en cada parroquia dentro de nuestra arquidiócesis.

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