CRONICA ZACATECAS

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Crónica del Encuentro Nacional Feminista 2010 en Zacatecas Lorenza Gutiérrez Gómez Invitamos a Patricia a nuestro convivio del mes de julio, ella forma parte de la organización de empleadas del hogar de Cuernavaca para que nos platicara sobre el Encuentro feminista que se realizaría en Zacatecas a fines de agosto, anteriormente ella nos había comentado que las mujeres indígenas organizadas, por primera vez, estarían en este tipo de espacio de discusión. Nosotras desconocíamos de qué se trataba, nos preguntábamos quienes eran estas mujeres indígenas, de cual organización, nos sentíamos muy desinformadas. Patricia era una de las coordinadoras del Encuentro y estaba invitando a las organizaciones de trabajadoras del hogar y nos comentó que la Red pagaba todos los gastos de las personas que iríamos en representación de nuestras organizaciones, así es que estábamos invitadas a participar en el Encuentro Nacional feminista. Guadalupe Martínez, Nahuatl, fue una de las mujeres que solicitó un espacio ante las organizadoras del Encuentro feminista para que las mujeres indígenas participáramos. Ella desde que la conozco le ha interesado vincular las demandas del feminismo con las demandas del movimiento de los pueblos indígenas, fue parte de la mesa directiva de la asamblea de migrantes indígenas,

locutora de perfiles indígenas en radio Ciudadana y

actualmente participa en la Alianza de Mujeres Indígenas, ella gestionó ante el CDI los apoyos para que nosotras concurramos al Encuentro. Al principio, cuando recibimos la invitación no lo podía creer, no me lo imaginaba, se me hacía difícil dejar a mi familia tantos días, me daba miedo, desde que tuve a mis hijos no los había dejado más que una noche cuando me fui a Cuernavaca a un taller, ellos me extrañaron mucho y yo a ellos. Por eso no podía imaginar que tres noches no iba a dormir con ellos, asistir al Encuentro ¡¡se me hacía imposible estar allá!!. Venían a mi cabeza estos pensamientos y luego me di cuenta de que no tenía muy clara


cuál sería la participación de nuestra organización en ese Encuentro. Para mi la palabra feminista significaba que las mujeres de la ciudad dirigían su pelea contra los hombres, por eso pensaba no me quiero pelear con los hombres de mi comunidad, nosotras nos vemos como un colectivo hombres y mujeres en la comunidad. Le daba vueltas a la idea en mi cabeza, por un lado, somos mujeres trabajadoras y por otro esta lucha de las feministas no la sentía cercana a nosotras como trabajadoras del hogar, por eso se me

dificultaba

imaginar nuestra participación, no encontraba esa clave, la que le diera significado a nuestra participación en este Encuentro. A pesar de que eran tres días se me hacía mucho. Lo comentamos con las compañeras de la organización ellas seguirían haciendo sus tareas y yo iría el Encuentro ya que no había ninguna otra que pudiera acompañarme. Ellas tendrían que realizar el convivio que hacemos cada fin de mes como organización, ver la película programada, hablar con las compañeras para que asistieran, por mi parte esa mañana del 26 de agosto fui a dejar a mis hijos a la escuela, preparé mis cosas primero empaque unas y después las tuve que volver a sacar para empacar otras como por ejemplo mi traje de Tlahui, lleve quince libros ENTRE MUROS y quince CARTILLAS NUESTROS DERECHOS. Mi hermano me prestó una mochila, estaba gigante, agarré la maleta de mi suegra y cupo todo bien, todavía fui por mis hijos a la escuela y ellos me acompañaron a la parada del micro, por falta de dinero me fui en micro a Taxqueña, tome el metro a Hidalgo y de allí ya tomé un taxi porque los camiones pasaban muy llenos a la oficina de la CDI. Cuando me alejé de mi familia tenia un nudo en la garganta, me dije no tengo que llorar, por ellos estoy haciendo esto, les dejé comida hecha. De mi casa a la oficina de la CDI hice como una hora y media. Llegué con la persona encargada de darme el dinero para que lo ocupara en todo lo que se ofreciera en Zacatecas en el Encuentro Feminista. Me entregó el boleto de avión de ida y de regreso, me explicó que podía gastar el dinero siempre y cuando pidiera una factura, me dio el RFC de la CDI. A eso de las tres y media llegó Lupita, una de las organizadoras del Encuentro, me tranquilicé porque sabía que con ella me iba a ir al aeropuerto. Sentía un poco de temor, no sabía de cual terminal del aeropuerto tenía que salir.


Salimos juntas de la oficina y tomamos un taxi, el primero que pasó, no era de sitio, para que nos llevara al aeropuerto. Cuando llegamos preguntamos de dónde nos tocaba salir, primero nos dijeron que en la terminal uno, y luego nos mandaron a la terminal dos, de un lado para el otro estuvimos preguntando hasta que dimos con el lugar de donde nos tocaba salir. Dejamos mi equipaje porque Lupita no llevaba más que una pequeña mochila, yo llevaba libros, pero ya teníamos hambre así que nos fuimos a comer en el restaurante California. Silvia de Jesús, Mazahua, que también iba al Encuentro nos habló por teléfono para decirnos que ya estaban llamando, en lo que pedimos la factura, pasamos al tocador y luego nos tardaron un poco revisando mi mochila, a las carreras anduvimos y cuando llegamos a abordar el avión nos dijo el joven encargado de la entrada que ya habían cerrado. Fue una noticia que no podía creer, como que estoy soñando, primero pensé lo de menos es regresar a mi casa con mis hijos y mi marido, también pensé que los iba a decepcionar tanto a ellos como a las compañeras de la organización, salir con una maleta y regresar era algo que no me podía pasar. También se me pasó por la cabeza ¡ya perdí mi maleta!, ¿cómo la recupero?, digo no traía cosas valiosas, mi ropa, o sea como iba a perder mis cosas, me asusté, tenía ganas de llorar, de gritar, estaba angustiada así es esto, era la segunda vez que iba a viajar en avión, me preguntaba todo el tiempo… y mi maleta ¿cómo la voy a recuperar?. Le insistimos al chavo encargado que nos dejara pasar el dijo que no, que ya habían cerrado. Le reiteré ¡cómo voy a recuperar mi maleta! y me mandaron con un policía y éste me dejó pasar ni supe donde era y quiero pensar que fue donde ponen las maletas cuando bajan el equipaje ya que mi maleta estaba girando. Lupita se quedó en la sala de espera, tardaron mucho en entregarme la maleta, cuando salí ya no encontré a Lupita en el pasillo, no traía crédito no le podía hablar así que me senté allí a esperarla. Después de veinte minutos, a mi me parecieron dos horas, regresó diciéndome que les habló a las chicas que estaban encargadas del camión que iba a salir de las oficinas


de Inmujeres del DF a Zacatecas. A Lupita le dijeron que ya no había lugar, que estaba llenísimo, que lo sentían mucho y después supe que el camión se fue casi vacío. Lupita hasta preguntó si podíamos encontrar boleto en la terminal del Norte, le dijeron que si. Tomamos un camión dentro de la terminal que nos dejó en la entrada del metro, nos fuimos en el metro y bajamos en la terminal del Norte, llegamos y sí quedaban tres boletos, compramos dos, salíamos a las ocho de la noche, ya no nos movimos para nada de allí hasta que abordamos el camión. Seguía con la idea de no ir, mi maleta pesaba mucho, se rompió la agarradera por el peso, subir y bajar de las escaleras le afectó a mi pobre maleta, Lupita decía ¡¡cómo nos pudo pasar esto!! no lo dejaba de repetir, dieron las ocho de la noche yo decía “ya estaría en Zacatecas durmiendo toda la noche”. Nos compramos un refresco y nos sentamos a leer el periódico, Lupita compró el Universal allí aparecían setenta

personas que habían matado

en Tamaulipas, y comentamos que para el gobierno era tan fácil decirlo pero imaginar la familia, el dolor que estaban sintiendo en ese momento, es otra cosa. A Lupita la llamaban todo el tiempo para una cosa u otra las compañeras que iban en el camión. Cuando partimos Lupita se dio cuenta que ya no tenía pilas su celular así que su chip lo pasamos a mi celular y así siguió comunicada. Las compañeras que llegaron esa noche al hotel hablaban para decir que no querían hospedarlas porque no aparecía su nombre. Lupita no paraba, habló con el encargado del hotel pero llegó un momento en donde ya no entraba la llamada, le hablamos a David para que nos consiguiera el teléfono del hotel y así Lupita pudo comunicarse con el hotel, ya era cerca de la una de la mañana y por fin dejó de sonar el teléfono y pudimos dormir un rato. A Lupita la estuvieron llamando de Zacatecas para preguntarle cómo se iban a ubicar, ya que muchas de las mujeres que tenían hecha la reservación en el hotel tampoco llegaron esa noche. Así que se acomodaron como pudieron. Lupita era la organizadora y se esperaba su llegada a eso de las ocho de la noche en el aeropuerto y en el hotel a las ocho y treinta, Silvia de Jesús Maya ya sabía que habíamos perdido el avión y lo que este atraso suponía. Ella sabía

lo que

había ocurrido, Lupita la había invitado a ella y a Yanet a que nos

acompañen, que bueno que no se animaron, digo que bueno que no lo hicieron porque ya


hubiéramos sido cuatro personas las que perdimos el avión. Llegamos a Zacatecas a las cinco de la mañana todo estaba obscuro, a lo lejos se veía el hotel Don Miguel, hermoso entre las montañas. Dormimos muy poquito, como tres horas porque el camión hizo parada y la gente bajaba a comprar algo, seguía durmiendo pero si me daba cuenta, luego el teléfono que no dejaba de sonar para Lupita por eso digo que no dormimos mucho y no dejábamos de repetirnos ¡¡cómo era posible que nos haya pasado esto!! Lupita decía es que no lo hemos superado, yo le contestaba ¡¡no!!. Para nosotras era increíble lo que nos pasó. A la salida de la terminal tomamos un taxi, que no era de sitio, el chofer nos comentó que era muy raro que hubiera un taxi que nos diera una nota y nos llevó al hotel, pensaba en mi familia, mis hijos, en cómo sería el lugar, el cuarto donde me iba a quedar, no fue mucho lo que tardamos en llegar al hotel como veinte minutos, no tenía muchas ganas de platicar estaba cansada y Lupita también porque lo único que nos dijimos fue: ¡¡cómo fue que perdimos el avión!!. Cuando llegamos nos encontramos con la primera dificultad relacionada con la organización. Había un relajo ya que la reservación la hizo una de las organizadoras y pagó con su dinero, pero en cuanto nosotras llegáramos al hotel le teníamos que regresar su dinero aunque no hubiéramos pasado la noche allí. En mi caso le pagué aunque no dormí esa noche y de una vez aparté las tres noches y las pagué. Me instalé en mi cuarto y Lupita se quedó todavía a organizar las habitaciones ya que faltaban muchas compañeras que iban a llegar ese día. Cuando entré al cuarto sentí mucha soledad, tristeza, estaba solita sin mis hijos y sin mi marido, sentía un vacío sin ellos, por eso rápido me arreglé y bajé a desayunar. Iba de sorpresa en sorpresa. Esta vez fue que tenía que pagar mi desayuno y Lupita me había comentado que los desayunos ya estaban incluidos en el hospedaje. Solicité mi factura a nombre de la CDI pero empezaron a llegar más compañeras y Lupita las tenía que acomodar porque a algunas no les dieron apoyo y por eso teníamos que compartir el cuarto. Para mis adentros calculaba que el dinero que me dieron no me iba a alcanzar ya que las habitaciones nos salieron seiscientos cincuenta pesos por noche y ya había pagado tres noches incluida la noche que no dormí allí.


Nos empezamos a organizar para compartir habitaciones para que no nos saliera tan caro, conmigo

se quedó una chica Mazahua y ella pagó una noche y yo dos noches. Nos

tardamos tanto que fuimos saliendo del hotel como las once de la mañana cuando la inauguración era a las diez. Tomamos un

taxi y llegamos rápido al Palacio de las

Convenciones que esta fuera de la ciudad, en el cerro, no encuentras nada alrededor más que pura montaña. Cuando entré vi que había mucha fila y me informaron que era para pagar mi inscripción al Encuentro, hasta donde sabía eso iba incluido en el dinero que me dio la CDI.

Si venía de

una comunidad tenia que pagar doscientos pesos y de la ciudad trescientos. Primero pensé no me va alcanzar el dinero que me dieron, y no llevaba mas que doscientos pesos míos y trataba de no gastarlos así que era un reto ver como le hacía para regresarme al DF. Por un momento pensé en decirle a Lupita lo que estaba pasando reflexione y me di cuenta de que Lupita tampoco podía resolverlo así es que pagué. Allí me encontré a Lore y a Petra trabajadoras del hogar que al igual que yo habían llegado en la mañana, nos registramos, me dieron mi material, una bolsa de mandado que decía Encuentro Nacional Feminista, una pulsera, y un gafete. Me integré a la mesa de las mujeres indígenas junto con Silvia y Yanet en ese momento eran más mujeres indígenas, poco a poco se fueron integrando más compañeras y llegué a la conclusión de que era solamente nuestro tema, pensé entonces que no era necesario ir a un Encuentro para discutir lo que ya sabemos, porque las mujeres que no eran indígenas nada más estaban observando, y desde mi punto de vista no hubo interés de parte de ellas, de las más de mil trescientas mujeres asistentes a este Encuentro. Aún así éramos pocas, vi una mujer ya grande que traía una blusa de Tlahui, conforme iban hablando le decían Sofía, hasta que comprendí que era Sofía Robles, Zapoteca, que se casó con Floriberto Díaz, Mixe. Ella habla

Mixe y lo habla bastante bien, y entramos a la

discusión, el tema era cómo vemos nuestra participación en el Encuentro Feminista, algunas compañeras comentaron que no se sentían feministas, que más bien su participación es para que el Estado tome en cuenta a las mujeres indígenas y que las respete. Comenté que nosotras las mujeres en las comunidades indígenas no estamos peleando con los hombres


sino más bien con el Estado, en cómo ser tomadas en cuenta como sujetos de derecho y no como grupos vulnerables. Una de las compañeras dijo Derechos Colectivos un paso para darte cuenta que tienes derechos como mujer, también comentamos que nosotras las mujeres indígenas nuestra visión va más allá que la visión de las mujeres de la ciudad, no vemos la división, no la vivimos, es decir nuestra mirada y nuestra lucha es colectiva. A estas alturas de la discusión y el intercambio de ideas una de las compañeras propone construir un concepto para no llamarnos feministas indígenas,

otra voz se alza y propone

que invitemos a los hombres a participar dentro de este movimiento ya que nosotras todas somos uno, nosotras no entendemos esto de las separaciones, todas y todos somos seres somos Ayuk y así en cada una de nuestras lenguas está expresado. Sofía Robles recogió estas propuestas de cada una de nosotras, porque las demás opinamos que sería bueno encontrar otro concepto sin embargo así se quedó, no buscamos ese concepto o esa palabra que nos identifique como mujeres indígenas en el movimiento, por ahí una voces nos recomendaron que leyéramos un libro de Guisela Espinoza sobre las cuatro vertientes del feminismo en México. Terminó la reunión a eso de la una de la tarde, en realidad no se exactamente a que horas empezó se que terminó más o menos a esa hora, la mesa se llamó Actividades Independientes o eso dice en el programa. Nos tuvimos que retirar porque ya estábamos por encima del tiempo y quedamos que en la tarde se iba a discutir más Después de esto me acerqué a Sofía Robles ella sabe que existo y que existe Expresión Cultural Mixe Xaam, le platiqué lo que estábamos haciendo, el libro que acabamos de sacar y ella estuvo muy interesada en el tema, pero hasta allí se quedó, me pasó sus datos y los datos de su organización así que podemos hacer contacto con ella en un futuro. Ya llegó la hora de comer, ¡¡un relajo!!, ni los meseros se organizaron, la fila estaba larga. Por fin me tocó y me senté con las chicas Mazahuas y otras que hace mucho las conocí cuando participé en la elaboración de las normas de limpieza, eran como las tres de la tarde y a las seis estaba programado el conversatorio de trabajadoras del hogar y el de mujeres indígenas.


El primero ya casi lo estaban cancelando porque Pati de ATABAL ya no apareció cuando unas horas antes me dijo que nos veríamos en Zacatecas y Pati de CATDA no podía estar coordinando la mesa porque ella era una de las coordinadoras del Encuentro. Lo platicamos y acordamos que nosotras tres lo podíamos sacar adelante, quería estar en la sala de mujeres indígenas pero estaba llena y cuando me asomé a la sala de trabajadoras del hogar habían seis personas y dos de nosotras, sentí tristeza, coraje, miedo, sobre todo porque no sabía exactamente cómo llevar a cabo una discusión, sin embargo, también quería aprender así es que decidí quedarme con ellas. Había un acuerdo con Pati de ATABAL ella iba a sacar copias de nuestro conversatorio para que las repartiéramos entre las participantes, como no asistió a la mera hora ya no hubo copias. Con las que estaban empezamos a trabajar, primero nos presentamos. Blanca Rico, Directora Ejecutiva de Semillas. Esta organización se dedica a conseguir recursos para apoyar a organizaciones, trabajan mucho el Fortalecimiento Institucional, derechos laborales y han dado asesoría a organizaciones. Silvia de Jesús Maya, de la Mansión Mazahua. Ella en un comienzo trabajó en casa y después se dedicó a vender en la calle. Esta organización lucha por una vivienda digna y sólo organizándose consiguieron tener su casa, a pesar de los años sigue existiendo la discriminación. Priscila de la UACM. Estudiante, actualmente hace su tesis sobre las trabajadoras del hogar Indígenas. Conoce varias organizaciones en el DF como por ejemplo el Centro de Apoyo y Capacitación a las Empleadas del Hogar y

Expresión Cultural Mixe Xaam. Ella si está

segura de que las trabajadoras debemos de tener una vida digna. Mónica Rodríguez Gaona, la organización se llama “Lunas, Lesbianas Feministas” ellas trabajan con mujeres de bajos recursos, ellas no quieren enseñar, quieren aprender, dan talleres sobre el lesbianismo, y ella cree que es muy importante ir creando redes.


Guadalupe Mosqueda vive en Michoacan, ella estaba dedicada al trabajo del servicio doméstico sin un salario, dedicada a su hogar, sintió el abuso del poder, se divorció hace cuatro años y medio con el apoyo de una abogada feminista. Era maestra antes de casarse y renunció a todo por atender a su familia. Mónica Alonso Vargas reside en Michoacan, ella es ama de casa y cree que la educación empieza en la casa, empezar con los hijos en cómo tratar a la empleada del hogar, tratarlas con respeto porque hacer este trabajo en muy pesado, es un trabajo que sí debe ser reconocido, y la familia lo debe de reconocer. Después que nos presentamos hablamos sobre la importancia de un nombre digno para las trabajadoras Empleadas del hogar, aquí hubo opiniones tales como que el trabajo que hacemos en casa no es valorado ni si quiera por la propia familia, también se comentó que el trabajo que hacemos en una casa pareciera que es lo peor que puede existir, otras recalcaban la importancia de reivindicar el trabajo en casa el que hacemos todas las amas de casa, educar a nuestros hijos en que tod@s somos iguales. Luego platicamos sobre las Reformas a la Ley Federal del Trabajo Capítulo XIII, comentamos que la Ley Federal del Trabajo ya estaba siendo modificada, sin embargo, no había pasado en la cámara de diputados ahí estaba atorada y además se mencionó la importancia de la Ratificación al Convenio y recomendación para las trabajadoras del hogar ante la OIT. Las participantes comentaron que el machismo es muy fuerte, nos entregamos a la familia y nos duele la crítica de las personas cuando nos dicen que somos malas madres porque dejamos a nuestros hijos. Llegamos al acuerdo de que nosotras como trabajadoras del hogar pedimos que el gobierno Federal tome en cuenta el trabajo doméstico tanto remunerado como no remunerado a la cuenta nacional para que lo reconozca como un aporte a la economía porque el trabajo en casa no se ve, es invisible para la sociedad ya que se hace por dentro y entonces lo que se pretende es que el trabajo en casa sea considerado como trabajo.


Los acuerdos a los que llegamos lo volcamos en el documento, la idea era presentarlo en la plenaria pero no hubo esa posibilidad, nos dijeron que después este documento saldría en la memoria del Encuentro. También acordamos hacer un comunicado para llevarlo a la plenaria, desde nuestro punto de vista hubo una falta de interés en las compañeras feministas asistentes al Encuentro por el tema del trabajo del hogar y queríamos dejar una constancia de esto. Nuestra idea era exhortarlas a participar activamente con las organizaciones de trabajadoras del hogar y que nos apoyaran en las iniciativas que nosotras como colectivos estábamos proponiendo. 1 Campaña de firmas para lograr que se apruebe el convenio y la recomendación en la OIT en el 2011. Pedimos que el comité organizador envíe a todas las asistentes a este encuentro el convenio para que con su firma apoyen su ratificación. 2 Que apoyen la iniciativa de reforma laboral que han presentado en el congreso de la unión. 3 Reconocer los derechos culturales de las Empleadas del Hogar Indígenas, un nombre digno para las empleadas del hogar. 4 Exigir el acceso a la seguridad social universal equitativa y pública para todas las trabajadoras del hogar. 5 Hacer valer todos los derechos políticos, sociales, económicos y culturales. Nosotras pensamos que íbamos a pasar en la plenaria a presentar los acuerdos a los que habíamos llegado, sin embargo, el tiempo no nos alcanzó y el comunicado que queríamos presentar en la plenaria quedo inconcluso. Nos fuimos a cenar, varios camiones llegaron por nosotras, todas las que estábamos en el Encuentro, me fui con Pati, Lore y Petra, al llegar nos sentamos con las chicas en una mesa que ya estaba ocupada, era Patricia Mercado y sus amigas quienes nos dieron chance de sentarnos, nos sacamos fotos y nos presentamos. Cuando me senté en la mesa no la reconocí pero vi que tanto Pati, Lore y Petra la saludaron y le decían por su nombre yo solamente dije buenas noches, pero hasta allí, escuchaba que


Pati le preguntaba cómo había estado y ella contestó que bien, hasta después que habíamos terminado de cenar fue cuando me acordé quién era Patricia Mercado. Ahí la saludé, le dije mi nombre y las actividades que estábamos haciendo como organización, me felicitó y que siguiéramos adelante, que era un tema muy interesante, me tomé unas fotos con ella y después nos retiramos y me fui a la mesa donde estaban las compañeras indígenas. La cena la ofreció la gobernadora Amalia García en el Centro Platero. Fue tipo buffet por lo tanto otra vez nos tuvimos que formar, hicimos dos filas, en la espera me puse a platicar con Carmen Morales de Semillas recordando los momentos cuando fui becaria de esa fundación. Me preguntó lo que estábamos haciendo y le platiqué todas las actividades que teníamos como organización, le platiqué de mis hijos que ya tenía dos: un niño y una niña. Ella no lo podía creer porque se acuerda que había tenido un niño pero ya no supo de la niña, le dije que ya iban los dos a la escuela eso menos lo podía creer, hicimos cuentas y en el 2005 fui becaria de Semillas. La comida nos supo raro, como si estuviera pasada y lo comentamos en la mesa. Al parecer era carne de res en salsa de cacahuate, arroz y frijoles, vimos que en la otra mesa estaban dando ensalada de nopales ya no nos quisimos formar, agua de jamaica y tortillas envueltas en papel aluminio, ya estaban frías. Alguien dijo por allí que habían dado totopos en las primeras mesas porque éramos muchas, en la mesa no platicamos mucho ya teníamos hambre, sueño, estábamos cansadas y Pati comentó que ya se tenía que ir porque al otro día a ella le tocaba dar un taller así es que en cuanto terminamos de cenar Pati pidió un taxi para nosotras tres y nos fuimos al hotel y Pati se fue al suyo. Ya era cerca de las once y media. Apenas llegamos al hotel me puse a trabajar y les envíe a todas el documento para que las participantes lo tuvieran y les hicieran observaciones. Ya estábamos en el segundo día del Encuentro, surgían todo el tiempo problemas en el hotel, un día antes me di cuenta que decía la factura del desayuno del 27 de agosto “la Comisión Nacional Para el Desarrollo de los Pobres Indígenas”, me indignó, yo no sé si la chica que nos atendió no se fijó o que pasó pero todas estábamos solicitando otra factura, la chica que estaba era lenta, nos tardaron mucho.


Vino por nosotras una combi y nos fuimos al Palacio de las Convenciones, éramos siete mujeres, una de las chicas de Oaxaca iba sacando playeras y nos la iba mostrando, ellas las hacen y las venden para solventar los gastos de su organización, ya no me sentía tan nerviosa ni triste, sentía que tenía un compromiso muy grande con la organización que todo lo que tenía que aprender lo tenía que transmitir, hice mi mayor esfuerzo para entender todo lo que decían las compañeras; algunas cosas se me escaparon. Cuando llegué Lore

de la organización Centro de Apoyo a la Trabajadora Doméstica

Asalariada –CATDA- de Cuernavaca me dijo que Pati le había pasado un formato que teníamos que llenar a mano para la plenaria, bueno, eso nos dijeron y así lo hicimos, casi todas tenemos fea letra así que le pedimos a una de las chicas que estuvo participando en el conversatorio

que nos ayudara a redactar. Petra de la Organización de Chilpancingo

comentó que no estaba muy de acuerdo en cómo estaba quedando el documento que íbamos a presentar en la plenaria, lo discutimos y todo lo que ella decía ya estaba reflejado en el documento. Acordamos que ella hiciera una propuesta y con calma lo íbamos a trabajar y mientras tanto teníamos que dejar unas ideas en la plenaria. Después me integré a la mesa de las mujeres indígenas donde estaban como ponentes Martha Sánchez Néstor, y otras compañeras que platicaron su experiencia como mujeres indígenas al frente de las organizaciones, lo que les ha costado, algunas opinaban que no debemos pertenecer a ningún partido político. Una de las participantes era diputada en Chiapas recibió mucha critica de su comunidad y de las participantes, le cuestionaron dónde quedaba la autonomía. Una chica de los Pueblos Originarios del DF se mostraba molesta porque ella decía que uno de los pueblos con mayor ejemplo de autonomía es Chiapas y que no era posible que esta chica se haya lanzado como diputada, Lupita le tuvo que pedir que por favor ya no interrumpiera, sin embargo, ella seguía insistiendo en su cuestionamiento. También comentó que solamente nos iban a utilizar a las mujeres indígenas como siempre lo han hecho. Discutimos mucho y entre otras cosas este aspecto del tema: si eres parte del gobierno no puedes hacer muchas cosas porque finalmente eres una empleada, una funcionaria y si eres


una organización hay que decidir si nos acercamos a los programas de gobierno para apoyar nuestro trabajo o nos desarrollamos y crecemos de acuerdo a nuestros propios recursos, quizás tenemos que cambiar o adecuar nuestro discurso y proponer al gobierno trabajar conjuntamente. Finalmente terminamos en esta mesa, Lupita nos pidió que nos anotáramos las que queríamos estar en la conferencia de prensa, le propuse a Petra que ella hablara en representación de las trabajadoras del hogar se anotó y nos fuimos a buscar el lugar donde se realizaría la conferencia. En esos momentos me llamó Patricia de la CDI solicitándome mi pase de abordaje, le conté que había perdido el avión, me pidió que redactara una carta explicando el motivo por el cual no abordé el avión. Ella necesitaba todos los pases de abordaje para comprobar que sí utilizamos el boleto, me habré tardado como media hora contándole todo lo que viví. Al darme cuenta de la hora le dije que tenía que irme a la conferencia de prensa me fui corriendo, me asomé y no vi a Petra regresé a buscarla y no la encontré, las compañeras ya estaban hablando, tuve que avisar para que me dieran chance de integrarme. Estuvo Lupita, Liliana, Sofía Robles, Martha Sánchez, Silvia de Jesús y Yanet Mazahuas las dos ultimas y dos chicas a las cuales no pude identificar por sus nombres. La conferencia de prensa terminó pasaditas las tres de la tarde y nos fuimos a comer, todas nos sentamos en la misma mesa, Silvia de Jesús compró unos chiles en escabeche que hacen en zacatecas y estaban bien picositos. Ahí nos enteramos que Mexicana de aviación tenía problemas y que seguramente no regresaríamos en avión de al DF, eso nos preocupó, Yanet y Silvia querían ir al aeropuerto para ver que solución le daban a la situación, finalmente se quedó así no le dimos mucha importancia. Después de comer cada quien se fue integrando a la mesa de trabajo, teníamos pendiente el pronunciamiento y la agenda de las mujeres indígenas, me fui un rato a la plenaria, en este Encuentro estaba la plenaria y también las mesas de trabajo que se realizaban en el mismo momento.


Me fui al lugar donde ya estaban trabajando algunas compañeras sobres las propuestas, allí surgió una discusión porque resulta que Patricia, una de las que estuvo coordinando la mesa cuando estuvieron las ponentes, dijo que no nos habíamos puesto de acuerdo en ese punto de la discusión, y eso generó más discusión, la única que no estuvo de acuerdo fue Kathia de los Pueblos Originarios y todas las demás estuvimos de acuerdo. Una vez que llegamos otra vez a un acuerdo empezamos a trabajar, tuve que escoger en que mesa quería estar y decidí participar en la mesa del pronunciamiento. Se nos dificultó mucho porque no sabíamos que poner, Liliana, Mixe, era la que estaba escribiendo y le dábamos ideas cuando mucho teníamos tres puntos del pronunciamiento. Cuando ya nos dijeron que nos apuráramos porque sino el camión nos iba a dejar. No terminamos. La idea era que fuéramos a cenar tacos de guisado en el centro de Zacatecas, pero como sabíamos que iban a estar feos optamos por comer unas gorditas y tamales que estaban a dos pesos increíble pero cierto, quesadillas, riquísimas y de allí Yanet y Silvia querían ir al aeropuerto para checar la información en Mexicana de aviación pero hicieron su cuenta y les iba a salir $200.00 de ida y otros $200.00 de regreso, decidieron no ir y nos fuimos al hotel a dormir porque ya era la una de la mañana. Cuando llegamos al hotel todavía me quedé platicando con Yanet del trabajo que hacemos como organización y nos dormimos como a las dos de la mañana. El 29 de agosto me paré temprano a empacar mis cosas, sabía que todas estaríamos en la recepción pidiendo la factura del hospedaje. Lupita cuarto por cuarto nos avisó que teníamos que sacar nuestras cosas ya que nos regresábamos al DF en la noche. Luego nos pidió a Liliana, a Yanet y a mi que fuéramos a su cuarto para avanzar con el pronunciamiento, avanzamos otros dos puntos cuando mucho, no nos dio el tiempo nos teníamos que ir. Estaba lista y bajé a la recepción, y si, si había mucha gente por fin me tocó pasar y me hicieron mi factura de tres noches, pasé a desayunar y mientras estaba desayunando mire mi factura ¡estaba todo mal!, la cantidad no cuadraba, fui otra vez a la recepción para que me hicieran otra factura y además la factura del desayuno.


Una de las chavas dijo que las maletas se quedaban en el hotel, el personal del hotel ya nos había asignado un cuarto y un camión pasaría a recogerlo en la tarde, y luego dijeron que siempre no, así es que saque mi maleta. Cuando estaba desayunando quise mirar las fotos de mis hijos en el celular y no lo encontraba, fui al tocador para sacar todas mi cosas y nada a todo esto ya había entregado mi llave del cuarto, regresé a solicitar la llave, me la dieron y fui corriendo al cuarto, estaba abajo de la almohada, bajé, entregué otra vez la llave y ya nos fuimos a la Convención. Dejé encargada mi maleta con una de las compañeras de Chiapas que estaba vendiendo ropa, fui a buscar a Liliana y encontré a Sofía Robles. Ella me dijo que la idea era que todas las mujeres indígenas que nos encontrábamos en este Encuentro nos pusiéramos de acuerdo y

formáramos

un comité de seguimiento de todo el trabajo que estábamos

haciendo. No se pudo conformar un comité porque nadie asistió a la sala donde habían acordado. Sofía me propuso que estuviéramos al pendiente del seguimiento de los acuerdos. Nos sentamos en una mesa y se fueron agregando más personas, Liliana nos mostró el pronunciamiento y todas estuvimos de acuerdo con el documento. Sofía volvió a proponer que hiciéramos el seguimiento de los acuerdos desde los estados donde estuviéramos. A todo esto ya era medio día o más, estábamos preparadas para irnos en la noche al centro de Zacatecas porque decían que íbamos a bailar recorriendo las calles con la música. Si supimos que se llevó a cabo pero nosotras

ya estábamos de regreso las compañeras

trabajadoras del hogar salen en esa fiesta. Pasamos a comer ahí en el centro donde se realiza la convención, nos dieron carne de cerdo en pipian con arroz blanco y verduras. Alrededor de las tres y media me integré a la plenaria, cada quien pasaba a leer los acuerdos que hubo en las mesas de trabajo. Me llamaron y una chica que no se de dónde era dijo que si nos queríamos regresar a las seis de la tarde, que tuviéramos lista nuestra maleta. Le dije que si, me urgía regresarme al DF, volví a la plenaria.


Estaba con las chicas Trabajadoras del hogar dispuesta a pedir la palabra para que las mujeres feministas supieran que allí estábamos y no terminaban, les pedí a las chicas trabajadoras del hogar que en cuanto tuvieran la oportunidad pidieran la palabra. Me despedí y me quedé esperando en la entrada, ya eran las seis y allí estábamos Silvia y Yanet,

después nos dijeron que no nos íbamos temprano sino hasta que terminara la

plenaria, ya no volví a la plenaria y siempre salimos a las seis y media. Mientras esperaba me quedé reflexionando sobre esta experiencia vivida en estos días, por ejemplo, cuando estuvimos haciendo el pronunciamiento allí pusimos lo que repudiamos como mujeres indígenas, pareciera que solamente estábamos las mujeres indígenas discutiendo, tratando de reflejar en un documento lo que ya sabemos, estábamos aisladas y en ese sentido no quise dejar esto para irme a otra mesa porque yo sentía que tenía que estar en esta mesa ya que para mi significaba mucho cómo iba a quedar el documento. Cuando entré un ratito a la mesa sobre sexualidad comenté la situación de las trabajadoras del hogar indígenas, pero ya no supe si ellas lo integraron como uno de los puntos en su pronunciamiento, ya que en la plenaria no lo escuché decir. En este sentido no pude estar en otra mesa ni si quiera en los acuerdos de la mesa de mujeres indígenas. Entonces me quedó dando vueltas esta idea: si las mujeres que organizaron este Encuentro se habían planteado

una rearticulación del movimiento feminista para

que pudiera

constituirse en una fuerza política nacional y nuestra participación como indígenas se da porque ellas reconocen que se nos han vulnerado nuestros derechos, y sin embargo, al colocar una mesa especifica quedamos aisladas de

los otros puntos que se estaban

discutiendo en este espacio y no había forma de estar en varios lugares a la vez y las mujeres feministas no estaban realmente interesadas en participar con nosotras, de qué rearticulación estamos hablando, me parece que se volvió a vivir una forma de discriminación. En la plenaria tenía ganas de gritar y decir aquí estamos el otro sector que está abandonado por el gobierno, por la sociedad, por más que insistí que nos dieran chance de tomar el micrófono no lo hicieron. Sentí que no hubo mucho espacio, hubiera sido importante la presentación de los sectores que no estaban siendo tomados en cuenta para la próxima,


incluirlos, porque finalmente no quedó nada de nosotras como Red en este Encuentro, cuando mucho una memoria que de igual forma no todas la van a tener y a la mejor viéndola se preguntarán, ¿a poco estuvieron las trabajadoras del hogar? En ese sentido creo que es importante levantar la voz en el lugar donde estemos. Finalmente, nosotras en nuestro pronunciamiento

como mujeres indígenas estamos

proponiendo: “Luchar por la construcción del derecho a la paz y desarrollo de los pueblos indígenas desde nuestra cosmovisión, como mujeres indígenas para que se traduzca en el buen vivir. Y nos comprometemos a seguir fortaleciendo puntos de encuentro y diálogo con mujeres feministas en contra de la opresión patriarcal, así como articularnos y establecer alianzas con mujeres diversas”. Y llegó la hora mientras estaba perdida en mis pensamientos, salimos de Zacatecas rumbo al DF, el chofer si nos aclaró que no haría paradas porque teníamos que llegar temprano al DF, le pedimos de favor que, aunque sea, hiciera una parada porque teníamos hambre. Estábamos Liliana, su hermana, una señora de Puebla, otra chica mixteca que nació en San Juan Copala. Nos vinimos platicando, la chica Mixteca nos contó que su papá es de San Juan Copala y su mamá Mixteca, se casaron y después se separaron y ella se tuvo que ir con su mamá, nos contó un poco sobre la situación actual. Liliana comentó los sacrificios que ha tenido que hacer y dejar a su hijo con sus suegros. Un día estaba en Holanda chateando con su hijo y de repente su hijo le dijo, “hoy te extrañé mucho y lloré, te quiero mamá”. Empezamos a comentar que las mujeres hacemos más sacrificios que los hombres, la señora de Puebla nos platicó su experiencia cuando sus hijas estaban chiquitas. Ella tenía a alguien que las cuidaba y un día 10 de mayo, las niñas tenían que llevar un regalo para las mamás, y una de ellas le dijo que no comprara nada, su mamá no iba a ir porque tenía que trabajar. La señora se sintió muy mal y hace poco les preguntó a sus hijas si le guardaban rencor y la respuesta fue que no y que ellas se sienten muy orgullosas de que su mamá este defendiendo los derechos de las mujeres.


Me parece que paramos en San Luis Potosí a comprar algo, ya era cerca de las once y media y teníamos hambre. Me compré una sopa maruchan, un café, un pan, y un chicle. Solicité mi factura y

Yanet

también pidió la suya, nos tardaron mucho, las demás

compañeras nos gritaban que nos apuráramos, pero el señor ya era viejito, era lento. Por fin salimos de allí, pasada la medianoche. En el camión ya no platicamos, nos quedamos bien dormidas, todas chuecas porque estábamos todas apretadas. Casi llegando al DF Silvia de Jesús pidió que parara el camión porque tenía que ir al sanitario, todas salimos a estirarnos, nos volvimos a subir y a dormir. Ya era las dos de la mañana cuando a la señora de Puebla, la compañera Mixteca, a Liliana, a su hermana y a mi nos dejaron en San Lázaro. Las dos primeras tenían que tomar un camión para llegar a su comunidad, Liliana y su hermana irían a un hotel cerca de allí y yo tomé un taxi para mi casa, llegué a las tres de la mañana. No toqué el timbre, estuve aventando monedas a la ventana para que me abrieran, como a la quinta vez, por fin, David se asomó y me abrió la puerta, nos abrazamos. Tenía muchas ganas de ver a mis hijos, estaban dormidos, vi que estaba mi hermano de visita; me acosté con mis hijos, mi hijo se despertó, me vio y me abrazó.


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