presentación 15
homenaje al colegio oficial de veterinarios del principado de asturias, en su primer centenario
Acepto muy honrado la invitación del Presidente del Ilustre Colegio
Miguel Cordero del Campillo Catedrático emérito de la Facultad de Veterinaria de León
Oficial de Veterinarios del Principado de Asturias, para que escriba unas consideraciones con motivo de la celebración del I Centenario de su fundación. En primer lugar, mi cordial felicitación a la Junta Directiva y a todos los colegiados, por haber culminado con éxito tan prolongado periodo, pese a no pocas circunstancias adversas que han afectado a España y, en particular a Asturias, a lo largo de ese siglo de existencia. Por supuesto, la estrecha vinculación entre Asturias y León, ha determinado que ambas provincias hayan compartido muchos sucesos, de manera que me resultaría fácil rememorarlos todos, pero mejor será que me limite a los relativos a la Veterinaria. La Ley de Instrucción Pública de 9-ix-1857 (Gaceta del 10), promulgada por el ministro don Claudio Moyano Samaniego, creó los distritos universitarios, y la entonces Escuela Profesional de Veterinaria de León se integró en el de la Universidad de Oviedo, al que perteneció hasta la creación de la Universidad de León (1979). Un salto cualitativo en esta relación supuso la Ley de Ordenación de la Universidad Española de 29-vii-1943 (BOE del 31), que transformó en Facultades las Escuelas Superiores de Veterinaria. Correspondió a los catedráticos y profesores de nuestras Facultades derribar las suspicacias que existían en la Universidad, ante la incorporación de pleno derecho de nuestras Escuelas a la institución, pero las relaciones oficiales y, más aún, las personales entabladas con los catedráticos de las diversas Facultades de Humanidades y de Ciencias, eliminaron los desinformados prejuicios que todavía quedaban en algunos reductos profesorales. En el distrito universitario de Oviedo, este prolongado y fecundo vínculo administrativo creó una firme relación académica, pues gran parte de los veterinarios que ejercieron la profesión en Asturias habían estudiado en León y, por supuesto, bastantes de ellos eran leoneses. En fin de cuentas, entre los naturales de ambas provincias astures, la trasmontana y la cismontana, siempre ha existido una comunidad afectiva. Supe, ya en mis años de estudiante en la Facultad, del ejercicio veterinario en Pola de Siero de don Toribio Ferrero López, uno de