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Soñar es escuchar el corazón
Diego Peláez Londoño S.J. - Equipo de Pastoral
Soy jesuita hace ocho años, entré a la Compañía de Jesús cuando tenía 17 años, esto para mucha gente puede ser un poco escandaloso, pero siempre he creído que la vida es de tomar riesgos y de escuchar atentamente el corazón. Sólo de este modo es como podemos vivir en plena libertad y en constante búsqueda, sabiendo que esto implica ir a veces contra corriente y en ocasiones se aprende errando.
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Sinceramente, hasta este momento he sido muy feliz viviendo mi ser jesuita, uno no se hace jesuita solamente por los estudios, por la oración o por lo que recorre, creo que mi ser jesuita se ha constituido principalmente por el compartir con otros y otras esta vocación, que no es mía, sino que todos me ayudan a comprenderla; mis amigos, mi familia, y la gente con la que comparto sus luchas, dolores y alegrías.
Mis estudios de filosofía y ciencias sociales los realicé en el ITESO, la Universidad Jesuita de Guadalajara; durante estos años de estudio, tuve una gran experiencia de vida comunitaria con jesuitas de América Latina y Estados Unidos, y mi apostolado fue el EAMI (Equipo de Apoyo a Migrantes Indígenas), también pude tener un acercamiento a la comunidad Rarámuri en la Sierra Tarahumara y al pueblo Tzeltal en Chiapas. Todas estas experiencias me fueron forjando una sensibilidad especial por los pueblos originarios, este compartir sencillo pero vital, mediado por el color, la danza, la mesa, la “compartencia”, y la lucha común por el Buen Vivir me sedujeron y me apasionaron por el apostolado del mundo indígena.
Esto me ayudó a discernir para pedirle al padre Provincial mi magisterio en la Amazonía, sabía que era una misión difícil, pero una vez más, el corazón me seguía llamando confuerza. Por gracia de Dios y de la Compañía pude vivir dos años en la Amazonía, unos meses en Bolivia y luego un año y medio en el norte del Perú con Comunidades Awajún y Wampís.
La selva es un lugar que me enseñó mucho, me retó y me hizo crecer en muchas dimensiones. La exuberancia del lugar, los atardeceres y el ritmo de vida fortalecieron aun más mi sensibilidad contemplativa, el contacto con las culturas y el valor de estas, me invitan a apreciar lo diferente que, aunque a veces no se comprenda, con el diálogo y la escucha se puede amar mucho y vivir desde la gratuidad del corazón humano, que te ofrece un plato de comida, una bebida o un lugar para descansar.
Los recorridos por el río Marañón, Nieva, Kanús y Cenepa animaban mi corazón itinerante que siempre había querido estar allí. Sin embargo, todo esto que a veces puede ser tan romántico se ve desafiado por nuestras propias limitaciones humanas, pues allí también encontré mucha violencia, saqueo, destrucción, violación de derechos, corrupción etc. A veces el ambiente era bastante desolador y comprendí que mi lucha cotidiana era escuchar, estar con simplicidad ofreciendo mi cercanía y dando a conocer a este Dios que tanto nos ama.
Ahora estoy en el Colegio Javeriano, creo que mi intención sigue siendo la misma, este tercer año de magisterio quisiera dedicarlo a los jóvenes y niños, a los compañeros apostólicos y a todas aquellas personas que necesiten de mí. Dios me ha puesto acá porque Él ha querido, algo quiere decir nos, y quiere encontrarnos.
Campañas grupo apostólico MAGIS
Entre el mes de febrero y marzo el grupo apostólico MAGIS realizó dos campañas, tituladas “Que oso no botar la basura en su lugar”, en la sede Aurora; y “La silla roja” de primero a undécimo.
La campaña “Que oso no botar la basura en su lugar” fue liderada por grado décimo y la intención es invitar a los estudiantes de primero a séptimo a llevar un adecuado manejo de residuos. A través de actuaciones y acompañamiento curso a curso se realizó la invitación.
“La silla roja” busca visibilizar que muchos niños y niñas no pueden acceder a una educación de calidad y es por ello que el colegio se une a esta campaña internacional que desde el 2012 se realiza en colegios Jesuitas de varios Países. Dicha campaña, también se unió a una donación de útiles escolares y ropa en buen estado impulsada desde la dirección del área de Pastoral.