Anuario 2013

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ANUARIO 2013

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Alumno Discurso del alumno César Lecarnaqué ¿Qué es lo que recuerdan de su colegio?... Yo aún recuerdo cómo lloré en mi primer día. Cuando varios, incluyéndome, entraban ¿al colegio? y eran llevados por Jhonny a sus salones. Todo era nuevo, extraño. Pero con el tiempo nos fuimos adaptando. Y, como todo en esta vida, el tiempo pasa. Hoy, luego de 11 años, entramos por la misma puerta, al mismo colegio…comenzando otra etapa, nueva también. ¿Cómo olvidarnos de nuestros profesores? Prácticamente ellos han sido nuestros padres adoptivos. Nos han ayudado y aguantado más de lo que podemos saber. Quizá sólo si fuésemos maestros lo entenderíamos. Pero lo que sí sabemos es que con ustedes, profesores, estamos muy agradecidos por formarnos como personas íntegras, pero sobre todo, como caballeros. Muchachos, ¿recuerdan la primaria? Cuando Nicolás o Juan Luna nos enseñaron pacientemente. Les debemos mucho. Gracias al profesor Carlos Lancho que con sus historias nos enseñaba cosas inolvidables (aunque fuesen inventadas, profe, no se preocupe). ¿Quién se acuerda del libro con el lagarto gigante que teníamos en segundo? Gracias al profe Rodolfo por sus clases inolvidables de Phonics. Gracias al profesor César, a Oscar, a Martín y a Luchito Montoya. ¿Qué hubiésemos hecho sin ustedes en 4º y 5º? Gracias al maestro de maestros Agustín Salvá porque fue por ti, profe, por quien pudimos –como tú decías- entrar preparados a la etapa secundaria. Gracias a José Rabanal, a Julito Mendoza, a Leonid Virhues y al bienquisto Johan Fripp, por ilustrarnos con sus clases de literatura y lenguaje. Gracias a profesores como el maestro Rolando Chunga, al gran Ciro y su versión matemática de “Esto es guerra”. Gracias a profesores inigualables como Harvey Gidman (thank you Mr. Harvey), Dean y Huguito. Al maestro Luchito, por mostrarnos la belleza del arte. A Pichicho, Claudio y Milko, profes sin los cuales no disfrutaríamos de la diversión del deporte. Gracias a David, Fabián y Germán, por enseñarnos el valor de la música. Gracias al gran Edwin y a Carlos Vásquez por sufrirla junto a nosotros en las ciencias. Gracias también a Eddie V. Sabemos que te costó, profe, a nosotros también, pero muchas gracias por tu

paciencia. Gracias al profesor Williams, que si bien la sufrimos en monografía nos sirvió bastante en adelante. Gracias a Toribio, a Mike y a Sullivan, por estar siempre dispuestos por ayudarnos en computación. Gracias a Adrián por su buen ánimo y disposición, y obviamente por el tecito. Gracias a nuestro querido amigo, el inigualable Jhonny, por recibirnos siempre con una sonrisa. Al personal de mantenimiento, ¿qué haríamos sin ellos? A las señoritas del comedor, por preparar siempre una comida realmente espectacular. Y un agradecimiento especial a nuestros tutores Sergio y el Carlos “el oso” Rodríguez. ¿Qué seríamos sin su acogida todas las mañanas? Gracias, profesores, gracias por todo. ¿Recordarán a su colegio? Aquel lugar donde se formaron. Donde –entre broma y broma- conocieron a esos patas con los que jugaban pichanga en esta cancha. Una cancha legendaria, la verdad. Una cancha donde se unía toda la promoción con una finalidad: pasarla bien y, cómo no, divertirnos juntos. Siempre juntos. Dicen que los amigos son la familia que uno escoge, y amigos como ustedes, que más que amigos son hermanos, no tienen comparación. Amigos como ustedes simplemente no se olvidan. Porque a los amigos nada, ni las universidades, ni las carreras, ni los cursos, ni los viajes ni la distancia los podrán separar. La amistad es algo que trasciende fronteras, algo que supera obstáculos, algo que permanece… por siempre. Porque yo sé que en nuestras memorias y en nuestros corazones estará el recuerdo de los buenos momentos que pasamos junto a nuestros amigos, junto a nuestros hermanos; junto a la Promoción XX.

¿Cómo olvidarnos de nuestros profesores? Prácticamente, ellos han sido nuestros padres adoptivos. Nos han ayudado y aguantado más de lo que podemos saber”.


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