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ENTREVISTA

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ALMANAQUE

ALMANAQUE

ENTREVISTA

FRANCISCO JAVIER CARRANZA

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PRESIDENTE DE LA AUDIENCIA PROVINCIAL DE VALLADOLID

“Iniciaré un sistema de alertas en el que un juez nos trasmitirá las discrepancias en las resoluciones de la Audiencia”

El presidente de la institución designará de inmediato delegados en cada una de las jurisdicciones para unificar criterios

Tras una larga carrera desarrollada en juzgados de toda España, Francisco Javier Carranza tomó posesión como presidente de la Audiencia Provincial de Valladolid el 20 de septiembre de 2019. Su periodo de aprendizaje en primera instancia e instrucción, que él mismo califica de “absolutamente necesario”, le permite asumir el cargo con un gran “bagaje de experiencia”.

Presente en la carrera judicial desde 1991, Carranza ha sido profesor en la Escuela de Práctica Jurídica del Colegio de Abogados y la Universidad de Vigo, de la Escuela de Práctica Jurídica del Colegio de Abogados de Valladolid (ICAVA) y de la Universidad de Valladolid. Además, es coautor de obras como Criterios judiciales de aplicación de Enjuiciamiento Civil y autor de un gran número de artículos doctrinales sobre el proceso monitorio.

Carranza llega al cargo, en sustitución de Feliciano Trebolle, tras ser elegido el pasado mes de julio por el Pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), frente a los candidatos Ignacio Martín Verona, Emilio Vega González e Ignacio Segoviano. Pregunta.— ¿Cómo encaja su experiencia previa en juzgados de primera instancia e instrucción en esta nueva etapa como presidente de una Audiencia Provincial? Respuesta.— Es una experiencia previa absolutamente necesaria. No entiendo un juez que no empiece por un juzgado de pueblo, donde tienes que hacer casi de todo. Luego llegas a una ciudad y ahí desarrollas el grueso de tu carrera. Yo estuve 18 años como juez afrontan los problemas, solos. tribunal colegiado y hay un intercambio muy fructífero de opiniones que se traducen en la sentencia.

P.— ¿Qué destacaría de la labor de su predecesor, Feliciano Trebolle? R.— Hay dos aspectos que definen a Feliciano Trebolle: el personal y el profesional. No puedes entender el uno sin el otro. En lo personal, Feliciano es una persona absolutamente abierta, con una bonhomía tremenda, con un trato exquisito con los compañeros. En el aspecto profesional, ha sido un presidente muy brillante e hiperactivo. Marcaba un nivel de exigencia muy importante y es indudable que me va a servir de guía. P.— ¿Qué medidas concretas llevadas a cabo por Trebolle piensa asumir? R.— En primer lugar, la forma en la que ha trasmitido la imagen de los jueces a la

Carranza en su despacho de la Audiencia Provincial de Valladolid ciudadanía. Nunca dejó de hade primera instancia en Valladolid. Es un baque somos unos grandes desconocidos y es gaje de experiencia. Yo califico a la primera importante trasmitir el verdadero trabajo de instancia de heroica y sufrida. Es la base y el la justicia. Por otro lado, la idea de hacer de fundamento de la justicia y sin ella el sistema Valladolid una ciudad puntera en el terreno se derrumbaría porque son los primeros que de la justicia. blar de nuestro trabajo, porP.— Dentro de su programa de gobierno, P.— ¿La forma de trabajar entonces es ¿qué es lo primero que le interesa llevar muy diferente? a cabo? R.— Aquí adoptas una postura más pausaR.— Hay tres ejes que voy a poner en marda, más reflexiva. Se tiene más tiempo para cha con carácter más inmediato: el proresolver, se puede hacer con más calma y tocolo de buenas prácticas procesales, la tienes la ayuda inestimable de tus compafigura de la mediación y la reunificación ñeros. Pasas de estar solo a estar con un de sedes. Pero todo eso va acompañado

“La mayor celeridad se puede conseguir con más medios, pero la justicia ha sido la gran olvidada de la democracia española”

Pregunta.— Uno de los puntos de su programa propone que los jueces eviten las sentencias farragosas. Respuesta.— Con los protocolos de prácticas procesales me refería tanto al trabajo de los jueces como al de los letrados. Supone consensos por ambas partes para establecer unos mínimos razonables que nos faciliten el trabajo. Es muy frecuente que los abogados y procuradores hagan escritos kilométricos, donde no se identifica bien lo que se pide. Esto aumenta el tiempo de lectura, de análisis y retrasa el trabajo de los jueces. Por otro lado, los jueces muchas veces utilizamos el corta-pega y estamos aumentando la extensión de las sentencias innecesariamente. Además, parece que seguimos en la época del “considerando”. El razonamiento jurídico es muy complicado, lleno de matices, pero se pueden hacer sentencias más concisas. P.— La labor de concisión, que supone un gran esfuerzo, ¿no ralentizaría también de alguna manera los tiempos de trabajo? R.— Es verdad que hacer más cortos los actos orales es precisamente más trabajoso y difícil de elaborar. Pero el buen abogado consigue comprimir las ideas esenciales en de otras medidas, como la unificación de criterios para intentar que no haya unas discrepancias absolutas, en la medida que se pueda, entre secciones civiles y penales, entre la Audiencia y los juzgados de primera instancia, siempre respetando la independencia judicial. P.— ¿Cuáles serán los primeros pasos en este sentido? delegados, a efecto de unificación de criterios, en cada una de las jurisdicciones. Será un juez que nos trasmita posibles discrepancias o contradicciones que haya detectado en las resoluciones de la Audiencia. Tiene que haber un sistema de alertas, que pretendo iniciar con carácter inmediato. P.— El antiguo colegio del Salvador de Valladolid es ya propiedad de la Sareb. ¿La Plaza de la Justicia será una realidad en breve? R.— Ahora hay que redoblar esfuerzos ya ante del Ministerio de Justicia. Ahora no tiene ninguna dotación presupuestaria, tendría que empezar los trámites desde el principio con la organización de un presupuesto, la licitación de la obra. Esperemos que este proceso se lleve a cabo en un plazo razonable para poder tener por fin una Plaza de la Justicia.

Francisco Javier Carranza en la entrada a la Audiencia Provincial de Valladolid

el menor tiempo posible. Supone un esfuerzo especial porque es mucho más fácil dar vueltas en torno a una misma idea que ir directamente a la cuestión. Pero la práctica hace que la concisión se convierta en un estilo que se puede manejar con precisión y naturalidad. P.— ¿Cuál serán las principales funciones del servicio de mediación civil y de familia que quiere llevar a cabo? presidencia para tener una perspectiva general de la mediación en Valladolid. En el ámbito penal está funcionando muy bien, pero no en el civil o mercantil. Sospecho que parte de la abogacía contempla la mediación como un enemigo laboral y no se implica suficientemente en esta cuestión. Es otro instrumento para resolver conflictos sin tener que acudir al largo y prolijo camino de la jurisdicción y eso hay que trasmitirlo a los abogados. Pero también hay que convencer a los jueces, que ahora lo perciben como un trámite que tienen que realizar y que no sirve para nada porque el asunto vuelve a ellos. Estoy convencido de que la mediación es casi el único medio que tenemos ahora para reducir la carga de trabajo de los tribunales. P.— ¿Tiene pensado realizar alguna labor conjunta con el ICAVA para mantener la buena relación que tiene con el Colegio? diación. Es absolutamente necesaria la intervención de vuestro decano, Javier Garicano, y del resto de abogados y los procuradores. Todos tienen que estar implicados: colaboraremos en la mediación, en el tema del protocolo y en cosas que propongan. P.— ¿Cree que haciendo las sentencias más comprensibles los ciudadanos tendrán una visión más cercana de la justicia? R.— Es uno de los factores que puede contribuir, aunque no sería el único. Tiene que haber más apertura, más conocimiento y llevar alguna vez al Consejo General del Poder Judicial la idea de que hay que desarrollar campañas para ofrecer la verdadera imagen de la justicia. P.— La ciudadanía suele tener generalmente una visión de la justicia como un proceso lento. ¿Cuánto tiempo cree que es razonable para dictar sentencia? R.— Si reducimos drásticamente los tiempos podríamos incurrir en el peligro de reducir las garantías de la justicia. Es verdad que hay unos estándares mínimos que se pueden cumplir y que, aplicando protocolos, multiplicando el número de jueces, podríamos reducir los tiempos de respuesta. En España, no son malos, pero nuestra ratio de jueces es exactamente la mitad que en Europa. La mayor celeridad se puede conseguir con más medios, pero la justicia ha sido la gran olvidada de la democracia española. Seguimos a la

R.— Estoy a punto de designar lo que llamo R.— Mi deseo es referenciar este servicio a la R.— Una no, muchas. Empezando con la mecola de muchas otras administraciones. P.— Contó en su toma de posesión que su padre le dijo que ojalá algún día llegase a presidente de la Audiencia Provincial de Valladolid. ¿Con su nombramiento ha materializado el sueño de su padre? R.— Él expresó un deseo que era más un reto. No era en absoluto duro, pero era siempre positivo y nunca se conformaba. Me costó 30 años, pero es lo que me debía costar. Fue un reto y yo lo cumplí. Estoy enormemente satisfecho por ello. P.— Y ahora que ha llegado a la presidencia, ¿le hubiera lanzado un nuevo reto? R.— Estoy seguro. Pero yo me doy por satisfecho. P.— Es aficionado a la poesía. Con un cargo tan exigente, ¿tendrá tiempo para seguir escribiendo? R.— No deja casi tiempo para escribir, pero saco ratos sueltos. Creo que en esta vida no todo es el trabajo y hay que tener siempre un portillo abierto a otras cosas. No solo soy juez, soy persona, escribo de los sentimientos, de la vida, y me dejo llevar por la sentimentalidad. El juez al final decide conforme a la ley, pero el que está sentado enfrente es un ser humano, con sus defectos y sus virtudes, con sus sensibilidades.

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