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EDITORIAL

LUCHA POR LA CONCILIACIÓN EN LA ABOGACÍA

Pasado el Congreso de la Abogacía Española nos ha tocado a todos volver a una realidad que nos ha abofeteado duramente con la pérdida de nuestra queridísima compañera, secretaria del ICAVA, Blanca Montes. Una realidad que, descarnadamente, nos ha mostrado lo efímero de nuestra existencia, de la vida, y la suerte que tenemos de seguir aquí sin ningún mérito, nada más que por puro azar. Somos abogados y abogadas que, además de dedicarnos en cuerpo y alma a nuestra dura y amada profesión, nos nutrimos de diversas esferas vitales que no debemos dejar de atender para poder sentirnos completos, dentro de las posibilidades y necesidades personales de cada uno; porque, además de abogados, somos personas. La dificultad e incluso, en ocasiones, la imposibilidad de conciliar nuestra vida personal y familiar con la laboral, nos condiciona a la hora de tomar decisiones fundamentales, y nos limita en muchos ámbitos que son especialmente relevantes desde un punto de vista personal, cometiendo el error de minusvalorarlos e ignorarlos ante la presión que nos devora en nuestro día a día laboral. Nuestra vida está repleta de responsabilidades, demandas, estudio, plazos, juicios, LexNET, y numerosos problemas a los que no dejamos de darle vueltas, incluso durante las largas noches de insomnio que acaban, antes o después, asolándonos.

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En el mes de noviembre pasado, el Consejo General de la Abogacía Española anunció que estaba ultimando una propuesta de reforma de diversas leyes en la que había estado trabajando durante el último año, que permita una auténtica conciliación para los que integramos nuestro colectivo, con medidas como la desconexión digital de los juzgados durante los períodos vacacionales y que las vistas se suspendan en caso

Además de dedicarnos en cuerpo y alma a nuestra dura y amada profesión, nos nutrimos de diversas esferas vitales que no debemos dejar de atender para poder sentirnos completos

de enfermedad grave, defunción o maternidad. Sin embargo, irónicamente —porque en casa del herrero, cuchillo de palo— quien ha tomado la iniciativa respecto a esta cuestión en nuestro beneficio no ha sido nuestro colectivo, sino el juez-magistrado del Juzgado de lo Social 14 de Madrid que, en su sentencia del pasado 4 de julio, ha cuestionado a nuestro Tribunal Constitucional la constitucionalidad del artículo 162.2 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, planteando que este —que da por notificado cualquier acto de comunicación correctamente hecho por LexNET, incluso surtiendo todos los efectos legales transcurridos tres días sin que el destinatario acceda a su contenido—, nos convierte a abogados y procuradores en “esclavos de LexNET”, esclavos del ordenador, sin derecho ni a descanso ni vacaciones y obligándonos a estar conectados en nuestros despacho a la espera de que el órgano judicial envíe una notificación. Concluye el magistrado que este artículo de la LEC no garantiza nuestro descanso necesario para a salud, que viene recogido en el artículo 40 de la Constitución.

Como colectivo necesitamos replantearnos qué posición ocupamos en este campo de batalla en el que estamos todos los diversos agentes de la justicia, y hacer valer también nuestros derechos. No debemos caer en el error de pensar que nuestra condición de autónomo nos esclaviza hasta tal punto que no podemos hacer nada más que oír, ver y callar, mientras el mundo evoluciona y cambia vertiginosamente. No debemos permanecer impasibles ni dejarnos avasallar en este juego en el que no nos tienen en cuenta, pero en el que somos imprescindibles. Es el momento de pensar y actuar, porque si no hacemos nada ahora, seguiremos pasándonos la vida entre papeles y estos, al final de nuestros días, no nos van a servir para rellenar nuestra mochila vital de buenos recuerdos, que son lo único que nos vamos a poder llevar a donde, inevitablemente, tenemos que ir.

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