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CARTA DEL DECANO

Terminamos un 2019 de emociones encontradas. El año del Congreso de Valladolid ha sido también el año que nos ha dejado Blanca Montes.

Tal como señalábamos en el número de la revista que le dedicamos casi en exclusiva al Congreso, este no puede quedar tan solo en tres días de mayo, sino que nos debe permitir avanzar en la adaptación de la profesión a los tiempos que corren.

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Por su parte, la marcha de Blanca tampoco nos debe llevar a olvidar cuanto bueno hizo por todos nosotros. En este tiempo en la abogacía institucional, he coincidido y coincido casi a diario con muchos compañeros y compañeras, todos ellos con implicación en mayor o menor medida en la vida colegial, pero nunca he conocido a nadie que afrontase cualquier obligación, por ardua o farragosa que resultase, con la ilusión y la alegría que transmitía Blanca Montes.

Alguien me dijo en estos momentos de tristeza provocados por su partida que, en un mundo de grises, Blanca siempre aportaba color. Por eso, para que las generaciones venideras de compañeros puedan tener presente su ejemplo, hemos colocado una placa en la Secretaría del Colegio que recuerda su entrega y compromiso.

Estaréis conmigo en que mientras recordemos a los que nos han dejado, siempre estarán con nosotros. Os puedo asegurar que, mientras cualquiera de quienes hemos compartido Junta de Gobierno con ella continúe ostentando responsabilidades colegiales, Blanca seguirá formando parte de esta aventura, y su ejemplo nos ayudará a seguir trabajando por y para la abogacía vallisoletana. No quiero dejar de agradecer a Purificación Palmero, que acompañó a Blanca en la Secretaría de la Junta de Gobierno durante los últimos meses de su vida, su trabajo en un momento personal tan duro. Creedme que si ser decano de este Colegio es un privilegio, mucho más lo es poder compartir

JAVIER GARICANO, DICIEMBRE DE 2019

esta labor con personas como ellas.

También quiero dar las gracias a Cristina Miguélez que, en un momento difícil, ha demostrado su vocación de servicio colegial, dando un paso al frente y haciéndose cargo de la Secretaría.

Mientras tanto, seguimos esforzándonos para mejorar el día a día de la abogacía: estamos trabajando para elaborar un nuevo estatuto colegial, para lo que hemos creado un grupo de trabajo con cuantos compañeras y compañeros han mostrado interés; queremos modernizar la gestión del turno de oficio para permitir la justificación de turnos desde nuestros despachos, y la definitiva implantación de la centralita de guardias, y tratar de seguir mejorando en la formación y en la atención a los colegiados.

Debemos también hacer un esfuerzo para que todos conozcamos el nuevo código deontológico. Para seguir siendo lo que siempre hemos sido, es imprescindible respetar las normas deontológicas de la profesión y para ello, obviamente, debemos conocerlas y vigilar su aplicación desde los colegios.

No puedo despedirme sin recordar que este es el año en el que también nos han dejado compañeros muy queridos, como Manuel Merino y Fernando García-Delgado, colegiado de honor, cuya labor como presidente del Consejo de la Abogacía de Castilla y León consiguió cohesionar a todos los colegios de la Comunidad y lograr con ello que la voz de la abogacía castellano y leonesa fuera una sola.

Con el agradecimiento para todos los colegiados y colegiadas del ICAVA, por vuestro trabajo e implicación en la vida colegial, así como por vuestro empeño en servir a la sociedad haciendo cada día mejor esta profesión, solo me queda desearos un feliz y próspero año 2020, en el que el ejemplo de los que nos dejaron nos ayude a ser cada día un poco mejores.

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