Guía memoria Iturralde-Iturrialde

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memoria Iturralde o Iturrialde

GUĂ?A


www.antespacio.com guiadeusuarios.wordpress.com PROYECTO “Guia de usuarios” es un proyecto diseñado y realizado por ANTespacio en el cual a partir de un proceso de trabajo sobre 6 temas muy amplios como son minorías, feminismo, 3ºedad, ecologismo, memoria y diversidad funcional elaboramos 6 manuales de uso. Utilizamos la estética y estructura de los manuales de instrucciones, empleando el material recogido en cada uno de los procesos. Esta guía quiere ser un lugar para la memoria del barrio de Iturralde, desde sus referencias mas historicistas hasta las aportaciones desde la memoria personal que cada vecino ha hecho, según sus vivencias. Para realizar esta guía contamos con el apoyo de muchos vecinos y con el trabajo de la investigadora y artista Virginia Villaplana que realizó un taller de mediabiografia con los vecinos a través de imágenes que fuimos recopilando y se fue construyendo la memoria del barrio según las experiencias de cada una. Para nosotras este barrio es lugar de tránsito en nuestro día a día y el espacio donde realizamos cada año en octubre el festival ITURFEST.

LICENCIA Reconocimiento – NoComercial (by-nc): Se permite la generación de obras derivadas siempre que no se haga un uso comercial. Tampoco se puede utilizar la obra original con finalidades comerciales.

ENTIDAD FINANCIADORA

ENTIDADES COLABORADORAS


AGRADECIMIENTOS Desde ANTespacio queremos agradecer tanto a Bilbaoarte por haber financiado esta publicación. Muchas gracias a todos los vecinos del barrio, a la sociedad deportiva del patronato, a la asociación mujeres del mundo BABEL, al arkeologi museoa, al archivo municipal de Bilbao , al Museo Vasco, al colegio público de Iturribide (CEPA), a todos los bares y comercios que colaboraron con nosotras contandonos historias como el bar Melilla y Fez, la carniceria Patxi Atutxa, el tapicero Martín y al Gobierno vasco y Eremuak por financiar el festival ITURFEST..

Textos calles- http://www.bilbaopedia.info Textos - Virginia Villaplana y Luz Maceira. Otros textos- Vecinos del barrio y textos de facebook. Imágenes de: Archivo municipal de Bilbao, Archivo del Euskal museo, Jesús Ituiño, Txema Cámara, Aurora Royo y Itxaso Arteta. Con la participación de Virginia Villaplana de los vecinos, Carmen García, Txema Cámara, Laura Díez, Luz Macerira, Soledad, Chelo, Amaia Arrinda yMaider, Ricardo Saez, Jesús Pastor y Jesús Ituiño. Esto es gracias a vosotros.


CALLE ITURRIBIDE El vocablo era utilizado siempre para el camino que, desde Begoña bajaba a la fuente de Askao, "Camino de la Fuente de Askao", «iturri-bidea», y así se conocía desde su urbanización en el siglo XVI, después del gran incendio que sufrió la Villa el 9 de noviembre de 1571. Oficialmente tomo el nombre el 6 de marzo de 1929. La delineación definitiva se había realizado en 1624. La zona se conocía por el barrio de Askao y también se aplicaba a la fuente que hay en esta calle, construida en 1728 por el maestro cantero Juan Bautista de Ibarra y restaurada en 1894. Estaba enmarcada por un frontis neoclásico en mármol rosa de las canteras de Ereño, dotada de pilón y tres caños. La casa nº 2 de esta calle, comprendida hoy en la plaza Miguel de Unamuno con el nº 4, en donde perdura el escudo de la Villa con lambrequines barrocos y debajo se lee Casa de Misericordia. Formaba parte del edificio destinado a colegio por los Jesuitas; al ser expulsados éstos, se pidió permiso al Gobierno, y este lo concedió por Real Previsión fechada en Madrid el 9 de abril de 1771, para traer los pobres asilados a este edificio de los religiosos y destinarlo a ese fin. Al principio de la calle estuvo el Teatro Gayarre y, posteriormente el Cine Gayarre. Fue demolido en la década de 1990 para dar lugar en su solar a la plaza Tomás Meabe. Hacia el número 14 había una gran cuadra conocida como la Burrería, donde actualmente está el Museo de los Pasos de Semana Santa. Hacia 1920 la familia Unzúe de origen navarro instaló en el número 6 el Café-bar Gayarre. Las Escuelas de Iturribide fueron construidas en 1915 por el arquitecto Ricardo Bastida Bilbao (Bilbao, 1879-1953). El ascensor se inauguró en 1935. En el solar que ocupan las viviendas nº 20 al 26, estuvo la Escuela y Patronato de Obreros de San Vicente de Paúl. En 1797 fue construido por Agustín de Ugarte un trinquete. En él, hizo sus primeros ensayos de canto el tenor Lucio Laspiur, y por él pasaron en festivales, José María Iparraguirre, el guitarrista Bartolomé Valle "Bartolo" y otros. La madrugada del 5 de septiembre de 1912, fue presa de un incendio, quedando solamente las paredes del trinquete. En algún tiempo estuvo la fábrica de calzados Cotorruelo y durante uno de los bombardeos en la Guerra Civil cayó allí una bomba que mató a varios vecinos.


En esta calle nació Rafael María Miguel Moreno Aranzadi «Pichichi», sobrino de Unamuno y de Telesforo de Aranzadi, el 23 de mayo de 1892. Entre los personajes a recordar por su continuo caminar por las calles de la Villa, estaba Raimundo Padilla, conocido como Chirlorita, llevaba una carpetilla y apro­vechaba las sobremesas de los comensales para hacerles un retrato o caricatura al minuto por dos o tres duros. Javier González Olive Texto de http://www.bilbaopedia.info

Plaza Unamuno. En 1.845/47 se derribó un Convento y la reina Isabel II donó los terrenos a la Diputación, con el fin de que construyera el Instituto Vizcaíno de Segunda Enseñanza, en el que se situarían, por algún tiempo, las Escuelas Mercantil y de Náutica. Este Instituto tuvo la misión de educar a los vizcaínos (algunos muy ilustres como Miguel de Unamuno) desde 1.848 hasta finales de la década de los años veinte (1.920 en adelante). El espacio que se hallaba delante de dicho Instituto recibía el nombre de Plazuela del Instituto. (https://sites.google.com/site/ bilbaometropoli/fichas/ficha-14)


CALLE PRIM Juan Prim i Prats, nació en Reus (Tarra­gona) el 6 de diciembre de 1814. Conde de Reus y Vizconde de Bruch y Marqués de Castillejos. Opuesto a la proclamación de la República, apoyó a Leopoldo de Hohenzollern para el trono de España y más tarde, a Amadeo de Saboya, que luego fue Rey, pero antes de que el Príncipe italiano llegara, Prim fue herido mortalmente en una emboscada por unos desconocidos en la calle del Turco (hoy Marqués de Cubas) de Madrid, la noche del 27 de diciembre de 1870. Por esta calle subía el tranvía nº 11 hasta Begoña desde la parada en la puerta de Almacenes Simeón, en la plaza de Unamuno. Al final de la calle el tranvía atravesaba un túnel para llegar a Dolaretxe y de aquí a Begoña rodeando el cementerio. En este túnel durante la Guerra Civil y en los ataques a Bilbao, las familias de los alrededores se protegían de los bombardeos aéreos. En el solar del número 26, a principios de 1937, se encontraba la Fábrica de zapatos y artículos de goma Coto­rruelo y Cia. S.R.C. fundada en 1922, y la mueblería de Rica y Diego. El domingo 18 de abril de 1937, al mediodía, tras un intento de bombardeo por cuatro bimotores alemanes, recha­zados por los populares “chatos”, volvió a cundir el pánico al anunciar las sirenas un nuevo ataque. En pocos momentos el cielo de Bilbao se convirtió en un infierno; en su huida, dos Junkers soltaron las bombas sin objetivo concreto entre La Casilla y Begoña, destruyendo varios edificios, siendo la que produjo mayores estragos la que cayó en el edificio de Coto­rruelo, causando su derrumbamiento y un violento incendio. En sus sótanos se había construido un refugio con sacos terreros y en aquel momento lo ocupaban vecinos de la zona. El drama fue terrible y el resultado, la muerte de 113 personas.


Publicidad de la fábrica de chorizos, La Fructuosa, anuncio que estaba al inicio de la calle Prim.

CALLE FIKA Esta calle toma su nombre de la Torre de Fica o Fuica, que se alzaba en este lugar y que como las de Larrínaga y Zurbaran tomó parte ac­tiva en las luchas de banderizos. Su linaje procede de la anteiglesia de su nombre, y se avecinó en la Villa en el siglo XV. Recuerda regidores, alcaldes, escri­ ba­nos, comerciantes y priores del Con­sulado de Bilbao. Dio su nombre al so­lar más notable en el siglo XVI, y entre los que ocuparon el puesto de prior en el Consu­lado, se distinguió por su merecido renombre en los asuntos co­mer­ciales de la Villa, Diego Pérez de Fica o Fuyca, quien en 1542 era co­rregidor perpetuo de la Villa y subteniente de preboste, y compró al Ayun­ta­miento un enterrorio en la iglesia de Santiago para sí, su mujer y sus herederos. En el año 1543 fue prior en unión de Fortún Sáenz de Catalinga, personaje de pres­tigio que unió su suerte con el mayorazgo de Albia. En 1547 y 1552 volvió Fuyca a ser prior del Consulado, el primer año con Juan Martínez de Ceberio y en el segundo, con Pedro Zuazo. Tuvo por hijo a Miguel de Fuica y Ladrón de Cegama, secretario del Duque de Alburquerque en Navarra, Milán y Lombardia. De esta familia fue Mariano Re­men­tería y Fica, fallecido en 1850, poeta y escritor, dejó entre sus obras, los sonetos al Nervión y sus composiciones al sitio de Bilbao durante la primera guerra carlista. Esta calle perteneció a la anteiglesia de Begoña anexionándose a la Villa en 1870. Antes de la ane­xión, el tramo com­prendido entre Iturribide y Solo­koetxe se llamaba Novia Salcedo, Textos de http://www.bilbaopedia.info


Mediabiografía . Album colectivo de Afectos en el barrio de Iturralde de Bilbo //encuentro con las vecinas para una publicación digital con la geografía de barrio de Iturralde, Santutxu y Casco Viejo. Tomando como eje las calles Prim y Iturribide // Nombre de todas las participantes: Maider, Carmen, Txema, Laura, Luz, Chelo, Amaia, Ricardo, Soledad y Jesús. Por una parte, es dífícil recuperar la relación entre la historia colectiva y la experiencia individual por otra, todos experimentamos una lucha alrededor de las interpretaciones colectivas de la historia como marco de nuestra memoria personal. Esta es una lucha extraña desde las alturas en la que los gobiernos y sus aparatos ideológicos trabajan constantemente sobre cómo se debe describir el pasado y, sobretodo, cómo deben experimentar la historia los miembros de la sociedad. Frigga Haug en Memoria Colectiva, memory work y la separación entre razón y emoción. La idea fue hacer una petición sobre los espacios exteriores e interiores de las casas para que un grupo de vecinas del barrio de Iturralde pudieran traerlas, compartirlas y narrarlas. Estas imágenes comprendían las imágenes del presente, las imágenes encontradas o las imágenes del pasado que contiene el album familiar. Nos reunimos en el Colegio de adultos de Iturribide y dispusimos las mesas del aula alargadas para ir ordenando las imágenes a modo de secuencias que iban a iniciarse en el año 1835 hasta 2016 de forma fragmentaria entre ficciones y relatos que iban apareciendo. ______________

1- Villaplana-Ruiz, V. (2010). Memoria colectiva y mediabiografía como transformación de los relatos cultura es. Arte y Políticas de Identidad, 3, 87-102. La idea inicial en la que descansa el plan de la Mediabiografía, o esta misma propuesta pospoética en la que la tecnología se muestra como nexo de la vida y como parte ésta su registro, archivo y sampleado, tiene su origen en la intención de crear relatos colaborativos que observen la transformación de la vida cotidiana. Una gran parte de mi proyecto como artista y escritora se sitúa en la necesidad de hacer surgir la palabra y la imagen a un mismo tiempo. El relato (palabra e imagen) mismo acaba diseminado en otros relatos. La Mediabiografía es una metodología interdisciplinar, se expande en la experimentación con relatos que comportan palabra e imagen y donde intervienen distintas colectividades y redes de personas en el que mediante un sistema de laboratorio o taller nómada se propone a quienes colaboran en él formas de experimentar relatos y crear narrativas a partir de archivos personales digitales. Este taller nómada que imparto desde hace unos años tiene una conexión directa con la literatura potencial del Oulipo, las formas del cine, la literatura experimental y las rupturas espacio temporal en los relatos se generan. El carácter exper-


En un segudo momento, aparecen los diálogos sobre lo que visualizan las imágenes Establecer un diálogo abierto sobre lo que visualizan las imágenes casi todas se centran por las edades de las vecinas en los años que comprenden la década de los años sesenta, setenta y ochenta dando paso al comentario sobre las situaciones de vida durante el franquismo el control del espacio público, la vivencia de la calle y escena de lo que el grupo llama el susto que podemos hilar con la narración del miedo y la violencia vinculadas al terrorismo siempre como algo que no se nombra según las vecinas. A partir de los diálogos se propone hacer una narración sobre cada una de las fotografías seleccionadas individualmente y simultáneamente se comienzan a compartir y ordenar en un mural colectivo las fotografías mientras se hablar, se escribe y se narra al mismo tiempo las vecinas comentan como la calle antes era de la gente y su sentido de espacio compartido a diferencia de la idea en el presente de transitar las calles. Aquí se pueden transcribir algunos narraciones que las vecinas escribieron detrás de las imágenes. Las narraciones de las vecinas remiten a la geografía barrio de Santutxu y al Casco Viejo tomando como eje las calles Prim y Iturribide. A todo ese espacio le dotan una memoria separada y de frontera con el resto de la ciudad de Bilbao. Si pensamos las imágenes como las comprende Susan Buck Morss como un lugar narrativo donde lo que es verdaderamente poderoso de ellas, es su capacidad de generar significado, y no simplemente de transmitirlo, entonces, ¿de qué manera la producción cotidiana de imágenes muestra los afectos de las gentes que dialogan con éstas? ¿Qué memoria generan las imágenes vividas, qué posibilidades de resistencia o transformación tanto en términos políticos como de memoria colectiva nos sorprende encontrar?


Durante las conversaciones con las vecinas del barrio de Iturralde emergían sus narraciones junto a la observación de las fotografías que habían encontrado. En este sentido nuestras propuestas se centran en generar experiencias de extrañamiento que, más allá de partir de un pen samiento discursivo orientado hacia la mera transmisión de conceptos, se dirigen a la construcción de nuevos saberes a partir de la movilización de los afectos. Y porque, al igual que Brecht, pensamos que la poesía es parte de la pedagogía, «porque su material siempre toma fuente en el nosotros político e histórico y porque su misma expresión no tendría sentido más que abriéndose al mundo social» . Virginia Villaplana Ruiz 12 de diciembre, 2016.

Virginia Villaplana Ruiz es escritora, artista visual e investigadora cultural. Profesora de Análisis de los discursos audiovisuales en la Universidad de Murcia, Facultad de Comunicación y Documentación. Su trabajo explora la escritura como negociación entre la memoria e historia, los relatos de ficción y documentales, las narrativas de género, junto a las nociones de identidad, autoridad y comunidad utilizando estrategias como la Mediabiografía del “Do it yourself ” al “Do it together (DIT)” palimpsesto, y participación. Ha desarrollado su trabajo de sobre cine, literatura y artes visuales en las ciudades de México, Londres, París, Montevideo, Buenos Aires y Bolonia.

______________ 2-Susan Buck Morss. Estética y anestésica. Una revisión del ensayo de Walter Benjamin sobre la obra de arte en La Balsa de Medusa, nº25, 1993, pp. 55-98. 3- Georges Didi Huberman. Cuando las imágenes toman posición, ed. A. Machado Libros, Madrid, 2009, p. 229.




Después de vivir en Donostia, llegué a vivir a Bilbao, a la calle de Prim, en junio de 2011. Sería inicialmente una estancia corta. Llegar a esta zona del casco viejo bilbaíno me supuso un choque: “aquí escucho más árabe que euskera”, fue una de las primeras impresiones que recuerdo. No es que sepa euskera pero, como extranjera que soy, había aprendido ciertas maniobras al estar expuesta a múltiples interacciones en euskera en cualquier bar, café o mercado donostiarra las cuales, de pronto, se volvieron innecesarias. El nuevo entorno, mucho más diverso y menos euskaldun me pareció agradable pero raro. La plaza Unamuno, con la entrada del metro, y la cercana Plaza Nueva fueron los sitios que, como imanes, empezaron a atraerme. Tardé varias semanas (¿o meses?) en aventurarme por Iturribide. Tal vez investigar el origen del delicioso olor que por las noches llega a mi ventana fue un aliciente para explorar esa calle. Descubrí comercios particularmente interesantes para mí: un locutorio, el supermercado más próximo a casa, por supuesto, el bar con sus aromáticos pintxos morunos, un pequeño taller de reparaciones y otros más que favorecieron que ampliara mi circuito y me sintiera vecina de la zona pues, a partir de ahí, es que la conozco, la aprovecho, la transito, la habito. Coexisto con personas variopintas que comparten las mismas bancas en la zona de juegos: gaupaseros, algún punk o metalero trasnochado, adolescentes haciendo botellón, y amatxus con sus txikis, mezcla curiosa e impensable en mi país de origen. Mezcla que también genera olores y basura que siguen contrariándome día con día. Olores que se confunden con los de panes, tortillas, rabas y otras delicias que llenan Iturribide configurando un calendario olfativo. Mi calle me ha ofrecido otras gratas sorpresas como cuando te puedes asomar al cielo desde una rendija en Prim, en el momento en que la puerta trasera del Museo de Pasos, entreabierta, permite vislumbrar enormes ángeles, vírgenes u otros personajes en proceso de limpieza o reparación, o tal vez simplemente dispuestos para ser parte de la exposición de la temporada.


Es común toparme cada dos por tres al chico de la frutería, a la mujer de la farmacia o a alguna persona que trabaja o frecuenta la zona, y que nos saludemos. Cuando regreso de algún viaje, ese encuentro -pequeño gesto de bienvenida- lo aprecio enormemente, me hace sentirme en casa (aunque mi interlocutor o interlocutora lo ignore). Reconocerse, prestarse atención, desearse un buen día han sido experiencias enriquecedoras y cotidianas. También lo ha sido mi encuentro con la historia de Iturribide. Esta fue otra sorpresa. El “Taller Mediabiografía. Álbum colectivo del barrio de Iturralde” me permitió conocer la evolución del barrio, entender su carácter, completar el paisaje simbólico, afectivo y urbanístico del sitio en el que habito. Prestar atención a otras personas, edificios, comercios o locales y un sinfín de referentes locales, como prestar atención a las personas, es conectarse. Decían quienes participaron en el taller que ésta ha sido una zona un poco de paso, es decir, de intersección entre dos partes de la ciudad (Santutxu y el Casco), una calle estrecha de la que no quedan muchas imágenes antiguas ni parece que ocupara espacio en las noticias de los diarios. Mi estancia aquí no ha sido tan corta como previsto, no estoy de paso. Ni he vivido en una calle de paso, sino en un barrio que permite encuentros. Subir por la cuesta de Prim no me supone el mismo esfuerzo que cuando llegué aquí; y las palmeras que saludan el ascenso, la valla color plata que antes retumbaba con el tren y ahora está en silencio, pero no menos resplandeciente, son parte de un paisaje conocido y hogareño. Pero ahora he sumado palmeras a la calle, pues sé que antes hubo más y en ellas había pájaros cuyos trinos se escuchaban con gran potencia durante algunos días, aunque no se les pudiera ver. He añadido el enorme chalet al inicio de la cuesta -y alguna historia de amor que contuvo-. He ubicado un antiguo negocio de morcillas. La fuente de Iturribide está ahora acompañada por el canto de otras fuentes: las de los enormes lavaderos que existieron cerca de ahí. Una buhardilla encierra ahora la historia de un joven y sus vivencias durante la guerra.


La familia gitana que vive casi al lado mío convive con otras a las que sucede pues, desde hace años, muchas familias han habitado esa casa -ahora casi derruida-, gracias a la herencia de un hombre (¿un cura?); y sonrío al pensar en la anécdota del caballo o pony que tuvo una de esas familias, el cual escapó y terminó a todo galope por la Plaza Nueva. Junto a transeúntes de esta calle peatonal a veces imagino a los niños del colegio entusiasmados los días que había función de cine, y en otras ocasiones pienso en esa vía estrecha con vehículos circulando en ambas direcciones por complicado que parezca gestionar el tránsito. Otra imagen recurrente al lado del Museo de Pasos es la de los burros que transportaban leña. El ejercicio de reconstruir colectivamente la memoria de Iturralde nos sirve para pensar en nuestra manera de relacionarnos con éste, de habitarlo, de estar ahí, de lo que nos ha permitido ser o hacer; traer a la mente imágenes de sitios que nos gustan o disgustan, de momentos, de costumbres y recorridos que son parte de nuestra vida, que nos retan o nos alegran. Ese ejercicio compartido de memoria también nos regala otras imágenes e ideas que nos ayudan a conocer la diversidad de maneras de transitar o asentarse en la zona, de contactarse con ella y con las personas de alrededor; ahora la misma esquina contiene mis historias y las de otras personas y el comercio al que voy tiene sus productos contemporáneos pero también la sombra de otros muchos que fueron fabricados o expendidos ahí mismo a lo largo de los años. Así, el barrio ya no es sólo agradable, ni mucho menos raro, sino entrañable. Luz Maceira Ochoa

Licenciada en ciencias de la educación (ITESO), especialista en estudios de género y educación (UPN), maestra en estudios de género (El Colegio de México), doctorante en investigaciones educativas (CINVESTAV) Vecina de la calle Prim





Casa Prim n1. Construida en 1898, al hacerla dudaron en construirla aquí o en la Gran vía. Aquí vivia la novia de mi padre que fallecio a los 18 años. Era alguien importante para el, ya que cuando murió mi padre llevaba la foto de esta primera novia en su cartera. Acabo comprando, cuando pudo, la casa. Pasando el barrio por un proceso de gentrificación ha acabado siendo un bloque de casas. (Txema Cámara)


Jugabamos con los billetes a los montones. Cada uno tenía un valor diferente, según lo díficil que fuese conseguirlo. (Txema Cámara)


El tren de Lezama y Derio en el que ibamos a visitar a Derio los muertos. (Chelo)


A mediados de los 80, Iturribide sufrió una repentina transformación con la incursión de la pesadilla de las drogas que se llevó por delante a varios vecinos atrapados por ella. Los vecinos y los hosteleros (pocos) tomaron varias iniciativas. Una de ellas fue tratar de llamar la atención sobre el problema organizando 24 horas de futbito en la Plaza Nueva. Se desarrolló en octubre de 1987 y tuvo una gran acogida. Se trajeron varios camiones de arena y las cuadrillas del barrio se implicaron en el mismo. Muestra de M ello es el partido celebrado a la una de la mañana por los grupos Iturriparri contra d T Iturripaba. (Jesús Ituiño)


El colegio en el que estudié , fui la última generación. (Txema Cámara)

La gente del centro de Bilbao, hace comentarios sobre el casco viejo y lo degradado que estuvo, las problematicas que exitian y el cambió que sufrió. “ahora esta muy bien” Es la primera imagen que veo que conecta con esa historia negra. (Luz Maceira )

Mi clase. Foto de la ultima generación de alumnos 1972-77. Profesor Alonso Tabuyo Peral (Txema Cámara)

Enfrente está la escuela de Iturribide. Me recuerda cuando yo salia de ella y veía el edificio del colegio del patronato, había cantidad de chicos, solo chicos y los domingos había cine infantil a la que iba yo de pequeña. (Soledad)


Cine del patronato Primero tomar algo en el bar goitibera y luego ibamos al cine. (José Luis sobre el Cine Gayarre)

Golpe en la pequeña China, lo recuerdo a la perfección, tendria 10 años, recuerdo que sali corriendo a mitad de la película con pánico, ya que notaba algo en mis pies pero no lo veía, y hablando mi madre con la persona de taquilla le comentó que había gatos sueltos para evitar los ratones que parece ser eran muy habituales en la sala, no se porque se me ha quedado todo tan grabado. (Jorge sobre el cine Gayarre)


Cine Gayarre

Cine Gayarre, lo conozco porque he ido mucho de pequeña, es una imagen preciosa. (Soledad)

A este cine iba yo muy amenudo y es una foto para no olvidar. (Soledad)

Fui taquillera un verano. Le llamaban el cine del pecado, porque proyectaban pelis de alto voltaje. Cuando pusieron Historia de O, una chica vino llorando a mi taquilla y me dijo que su novio la había engañado para llevarla a ver aquella guarrería. (Tatiana)



Comparsas Intxausti y Urtoki organizadoras de las fiestas. Nos gustan los musicos y los dantzaris. (Maider/ Amaia) Arrienda

Barrio con idiosincrasia, su fiesta. (Carmen GarcĂ­a)



Esta txosna era para las fiestas que ahora tambiĂŠn se usan igual. (Soledad)


Patxi Villamor, le llamaban el alcalde de Iturribide, que se manifestaba por el barrio y consiguió que se peatonalizará la calle. (Jesús Ituiño)

Escuelas de Iturribide. Esta es nuestra calle y estamos en esta escuela de la foto, en un taller. (Maider /Amaia Arrienda)


Alumnos de la escuela de Iturribide. Desconozco el año, pero mi madre nació en 1935 y en esa fotografía tendría unos 10 años. (Itxaso Arteta)

Nos gusta la nieve. (Maider /Amaia Arrienda)

Es una escuela y nos gusta. (Maider /Amaia Arrienda)


Aquí llevo a reparar el coche (Chelo)

Lugar de paso, recuerdo comprar pasteles los domingos en la pastelería Nevada que esta en la parte de arriba de Prim. (Laura Díez) Aquí había una herrería. (Chelo) En Iturribide estaba la panadería Arrue, la Editorial Iparraguirre y los billares. (Jesús Ituiño)


1975 Las calles eran barrizales, había caminos y aparcamientos espontáneos. Primero fueron las casas para vivir, el espacio público era muy secundario, sobre todo en los barrios, pero es tan importante la vida en el exterior. (Carmen García)

Aquí estaba la fábrica Navarro de lámparas. (Chelo) y cerca la fábrica de velas Mardones. (Jesús Ituiño)

Aquí tiraron una casa donde vivía una mujer con gatos que me daba pena. (Chelo)



“En el año 1954 los arquitectos municipales Emiliano Amann Puente y German Aguirre plantean un proyecto de 48 viviendas para Viviendas Municipales en un edificio en forma de ele, con una orientación al suoreste en la plaza Brigadas de Navarra, hoy plaza Unamuno en el Casco Viejo de Bilbao. Obra que se terminó en 1957. Junto a las viviendas que eran del tipo Viviendas Bonificables que eran de cinco alturas, con una estética austera sin ornamentación, se erigen 21 locales comerciales en los bajos. La distribución de las viviendas fue fundamentalmente de tres dormitorios, con sala, comedor, cocina, baño, aseo, servicio y trastero. Estas viviendas fueron pensadas para albergar a 48 familias de clase media, es decir, un total de 321 personas.” (Luis Bilbao)


Ascensor de Solokoetxe [ 1933 ] Ascensor diseñado por Emiliano Amann que comunica el Casco Viejo con Solokoetxe, ubicado en el calle Iturribide, 10. Solokoetxe es un barrio en gran altura próximo al Casco Viejo, que originariamente estaba sin urbanizar y carecía de accesos adecuados, a pesar de que se estaba convirtiendo en una de las zonas de expansión de la ciudad. Allí se ubicaban la Escuela de Formación de Maestras, un centro hospitalario, la desaparecida cárcel de Larrinaga, y viviendas, entre ellas los grupos de viviendas municipales de Solokoetxe I de Ricardo Bastida erigido entre 1918 y 1919, y de Solokoetxe II de Emiliano Amann erigido entre 1932 y 1933. Amann intentó solucionar el problema de accesos de Solokoetxe cuando se estaba terminando la construcción del grupo municipal. El arquitecto diseñó el ascensor en enero de 1933 junto con la casa de vecindad de la calle Iturribide 10, sirviéndose del diseño que previamente, en abril de 1932, había realizado el arquitecto Luis de Arana. Para junio de 1934, la casa de vecindad ya estaba terminada, y el 22 de junio de 1935 se inauguró el ascensor.


Al ascensor, muy alterado en la actualidad, se accedía desde una entrada independiente en la planta baja del edificio de viviendas. La torre del ascensor contaba con dos cabinas para ocho pasajeros cada una. Tenía una altura de treinta metros, estaba exenta del edificio y se alzaba hasta alcanzar la cota más baja de Solokoetxe. La unión de la torre con la zona se realizaba a través de una pasarela de hormigón que a medio camino contaba con una garita de acceso. El propietario de la finca, que era el director de la cárcel de Larrínaga Luis Aranguren Gallastegui primero, y su yerno Alejandro García Álvaro después, arrendaron la lonja de acceso al ascensor a la compañía que se creó para su explotación: la Sociedad del Ascensor de Solocoeche S.A., de la que el propio Emiliano Amann fue gestor. En la actualidad el ascensor sigue en funcionamiento de la mano de la Compañía Ascensores de Solocoeche S.A. Texto Francisco Javier Muñoz Fernández en Bilbaopedia. Imagen enviada por Jon Angeru Lo iza.


Antigua fuente de Iturribide que ya no existe, donde ahora estĂĄn los nĂşmeros 79 y 81, en septiembre de 1955. (Aurora Royo)


La vida en la calle, los niños jugando, nevaba poco pero era una disculpa para hacer fiesta. (Carmen García)

La calle Iturribide recibe el sobre nombre de la senda de los elefantes. La calle como yo la conoci con muchos bares. (Soledad)

Este bar se llamaba así porque tenía tigres con tomate y había cola del exito que tenía. (Soledad)


Dionisia era una sardinera de Santurtzi que vendía sandirnas en la fuente de Iturribide. Las pesaba en una balanza romana y las traía en baldes en tren desde allí. (Jesús Pastor) En Fica 4 había una carbonería. Pedro el carbonero me enseño a bailar la trompa, siempre con su boina. Descargaban el carbón con exclusas a cestos y luego al interior del local (Jesús Pastor)

Cajas de cerillas que, a finales de los 70, repartían el Mesón el Abuelo y Mesón los Molinos. Enfrente a la carbonería convivían la carnicería Koldobika con carne muy rica, helados Manu, Charcutería Aguerín con chorizo de Orozko y lomo de Salamanca, la frutería, la pescadería, Tarzán la huevería de Iturribide al lado del bar de Josu, con infinidad de huevos de diferentes tamaños y colores. También estaba la tienda de telas al lado de la fuente , que tenía dos entradas por la que los niños entrabamos y saliamos corriendo. En el patiom el bajo, estaba el estanco del “sordo” que vendía unidades de tabaco, ¡Qué mala hostia tenía! Creo recordar que también estaba Candora que era una mercería con millones de botones. (Jesús Pastor)

http://www.bilbao.eus/bld/bitstream/handle/123456789/30557/45.pdf?sequence=1


Viejo Café Gayarre. Se encontraba a la entrada de Iturribide. Hoy en día el local lo ocupa otra cafetería llamada Gayarre y un estanco que mantiene parte de la antigua decoración. (Jesús Ituiño)

Cafetería y pastelería Gayarre, ibamos a tomar pasteles y un vaso de leche con mis padres, era muy bonito. ( Soledad)

Bilbao

Un madrileño de nacimiento, aunque bilbaino de corazón, tras más de treinta años de vecin- perado, mediante una costosa y cuidada restauración, lo poco que aún quedaba de un local dad en la Villa, Joaquín Perales Lozano, es el hombre gracias a cuya sensibilidad se ha recu- que llenó una buena parte de la vida social del viejo Bilbao: el Café Gayarte.

Bilbao recupera un pequeño fragmento de su historia

Los restos del viejo café Gayarre «resucitan» en un estanco Patxi García N

" O vamos a contar aquí, de m anera ex­ haustiva, la historia de este Café. D e amos eso para Carlos Baciga upe, que nos consta dedicará al tem a un capítulo de su próxi­ m o libro en el que, con e rigor del especialista y la prosa fina que le caracterizan, seguirá acercando a los más jóvenes y rem em orando a quienes ya no lo son tanto, el qué eran estos establecim ientos hosteleros, verdaderos santuarios del ocio tranauilo y la conversación sosegaaa, contrapunto curioso, quizá obligado, del dinamismo que siem pre alum bró el queha­ cer cotidiano de Bilbao. Vayan, no obstante, unos apuntes que, al menos, nos ayuden a valorar la fina actitud protagonizada por el amigo Joaquín, el estan­ quero de Iturribide. A cababan de estrenarse los años veinte cuando la familia Unzue, de origen navarro, en­ cargó al mismo artista al que se debe la original fachada de la llam ada casa de los aldeanos, en la plaza Indautxu -e n ia que durante mucho tiem po tuvo su sede la com pañía S.V.R.N.E.-, la instalación de dos café-bar, a los que bautizarían con el nom ­ bre de Iruña y Gayarre. Este último, que ocupaba los bajos de la casa que hoy hace el nú­ m ero 6 de la calle Iturribide, fue adquirido inm ediatam ente p o r D. José Isasi M endia, que pasó de este modo a regentar el negocio, a pesar de que su )rim era actividad mercantil uera, y continuara siéndolo hasta el final de sus días, el co­ m ercio de maderas. La decoración del Café-Bar G ayarre era muy similar a la del Iruña y no dem asiado dife­ rente, en lo fu n d am e n ta l, a la del Café Bilbao, en la Plaza Nueva, cuyas obras firm ó tam ­ bién la misma persona. A zule­ jos de estilo andaluz, columnas y arcos estucados con abun­ dantes adornos florales y am­ plios para dar m ayor claridad al local. Todo ese conjunto cre­ aba una atm ósfera un tanto arabizante muy al gusto, al pa­ recer, de la época. R ecuérdese que, poco antes, el arquitecto Joaquín Rucoba liabía diseñado, y así se llevó a cabo, todo un salón árabe para la planta noble del nuevo A yuntam iento de Bilbao. Una moda, po r otra parte, que tiene difícil explicación. El Café propiam ente dicho se com pletaba con unos diva­ nes tapizados en terciopelo in­ glés y las inevitables mesas con cubierta de márm ol blanco. El

A sí era el antiguo café Gayarre.

Azulejos de estilo andaluz, columnas y arcos estucados creaban una atmosfera un tanto arabizante, muy al gusto, al parecer, de la época.

Detalle de la restauración realizada por el estanquero Joaquín Perales Lozano. bar, m agníficam ente instalado, ocupaba uno de los extrem os y o r él se accedía a la cocina, bntaba, asimismo, el G aya­ rre, con servicio de pastelería y bom bonera y en el piso supe­ rior podía disfrutarse de una estupenda sala de billares. Conviene decir que p o r aquel entonces el billar era juego de caballeros y no de m alos estu­ diantes o m arginados de pelí­ cula americana. Todas estas cosas y alguna

más nos las ha contado D* C ar­ m en del Villar, viuda de D. Jo ­ sé M aría Isasi Isasi, hijo del prim er propietario del G aya­ rre y que durante años llevo el negocio. N acida en Santander, aun­ que con s a ^ r e gallega en sus venas, D® C arm en acom paña sus prim orosos 84 años con una m em oria en la que apenas si hay algún detalle ^ r d id o . Recuerda, p o r eiemplo, el nom bre de los empleacíos que

“La decoración del Café-Bar Gayarre era muy similar a la del Iruña y no demasiado diferente a la del Café Bilbao, en la Plaza Nueva” se independizaron para triun­ far tam bién, por su cuenta, en el m undo de la hostelería. El difunto B erna, que puso en M aría M uñoz el bar Los Clave­ les, hoy Iru A naik. AquiHno Sierra, ei del kiosko de El A re­ nal. Em eterio, que popularizó el Em e, en G eneral Concha. Txom in, el del A m aya, en la calle L a R ibera. Fernando, el del bar del mismo nom bre en la Plaza Nueva. O Rafael Sara-

cibar que creo que m archó a la Costa del sol cuando em pezó eso del turismo. Y Miguel N a­ varro, un chaval de Dos Cam i­ nos que dibujaba de maravilla. C ada dom ingo que jugaba el A thletic, dibujaba en uno de los espejos, con tizas de distin­ tos colores, un gran león, son­ riente, triste o furioso, según las circunstancias y un texto alusivo al partido. E ra toda una atracción para el público. Tam bién recuerda el día en que descarriló el tranvía n®11 y estuvo a punto de em potrarse en el Café. Aquello sí que fue un susto. Con gesto m ucho más alegre nos había de los músicos que amenizaban las plácidas veladas. La esposa del violinis­ ta venía todas las tardes a bus­ carle. Se tom aba un café y lue­ go los dos juntitos para casa. Tlivimos vocalistas. Iñaki N a­ dal actuó varias veces. M ediada la década de los cincuenta comenzaron a cam­ biar las costumbres, llegaron las prisas y, en definitiva, aque­ llos viejos pero cómodos y her­ mosos Cafés dejaron de ser rentables. Y el G ayarre, como otros más, tuvo que cerrar sus puertas. Los distintos establecim ien­ tos en los que se dividió el pri­ mitivo local no pudieron o no quisieron, lo cierto es que no lo hicieron, conservar vestigio al­ guno. Excepto D. Teodoro H e ­ rreros, el de la sastrería aue, al menos, respetó varios de los elem entos decorativos inicia­ les. Fue, sin embargo, Joaquín Palacios quien, al com prar el pasado año esta lonja para de­ dicarla a la actividad de estan­ cos y artículos de fum ador, se dió cuenta del valor artístico y sentim ental sentim ental que podrían tener esos restos una vez convenientem ente restau­ rados. Con el asesoram iento técnico del aparejador José Luis Cadaval y sin asustarse )or la cuantía de los gastos que e iba a suponer, puso en m ar­ cha la obra de recuperación. Sacar la piedra en las paredes maestras, recom poner el estu­ cado, recrear los adornos poli­ crom ados y todo ello conci­ liando estética y funcionalidad. Lástima que no hayan podido conservarse los azulejos, irre­ parablem ente deteriorados tras casi cuarenta años de ha­ b e r estado cubiertos por una especie de argamasa. Sin em ­ bargo, el resultado final, en su conjunto, resulta esplendoro­ so. [Gracias, Joaquín, por haber devuelto a nuestro Bilbao una parte, no m enos bella por pe­ queña, de su pasado!



Uno de los pocos comercios no hosteleros que perviven en el barrio desde por los menos 1959. Quien refleja la foto es el padre del actual comerciante. Un ejemplo de resistencia. (Ricardo Saez) Javi es nuestro carnicero. (Maider /Amaia Arrienda)


Estas palmeras a finales de febrero, se llenaban de aves, no se en concreto cuales, que durante un par de dias, quizás tres, montaban un escándalo terribles. Era el momento del apareamiento. Desde hace bien poco, 4 o 6 años con la construcción de las viviendad de la vaguada, aunque las palmeras permanecen los pájaros ya no acuden. (Ricardo Saez)

1970


1983

Este negocio todavía existe, lo conozco porque hay una mujer que trabaja ahí. (es mayor y sabe mucho de electrónica y reparaciones) Lugar reconocible. (Luz Macerira)

Las tiendas tradicionales, Radio América, por dentro es un poema, todo lo arreglan. (Carmen García) Lugar aun reconocible. Esa vista ,ese punto de la cuesta, es como estar casi llegando a casa. Las palmeras las relaciono con la vista desde mi ventana (Luz Maceira)


1983 Las malertas: vivir en la calle, vivir la calle, lugar de transito, vidas en trรกnsito. Familias/ personas en trรกnsito. Mis vecinos y vecinas gitanos. (Luz Maceira)

1985


Siempre me paraba en los paneles informativos, no solía ir a los espectaculos , pero sin embargo me gustaba saber quien venía. (Carmen García)

1987

La burrería, ¿Qué significa? , siempre me ha llamado la atención el nombre. (Carmen García)

El edificio es la burrería y carbonería, te llevaban el carbón con carro de burros por eso lo llamabamos la burrería. (Soledad)


Sucesos Tengo un recuerdo, con su correspondiente susto, en aquellos momentos desconcertantes, yo estaba en el trabajo. (Chelo)


Esta es la bomba que pusieron en el bar Everest (Jesús Ituiño)

Este era Robles el alcalde de Bilbao en esos años. (Chelo)


Camión empotrado en Bodega Lagun-Artea

El tren que salía de la estación en la plaza de Unamuno perdió los frenos en la bajada de Artxanda a Derio el 7 de julio de 1894


Explosiones de gas en la calle Iturribide, 1985.

tea en los aĂąos 50.


Camión empotrado en Bodega Lagun-Artea en los años 60.

El accidente del un camión contra el bar de Jose fue a principios de los 60. Mi vecino Damaso perdió los frenos y se incrustó en el bar cuando yo era un niño. Recuerdo el hecho y yo soy del 59. (Jesús Pastor)


Camello en Iturribide- noviembre de 1917 Sr. Alcalde. En la lonja nĂşmero 10 de Iturribide se halla alojado un camello. Dicha lonja convertida en cuadra despide un olor nauseabundo que molesta al vecindario. Llamamos su atenciĂłn para que se cumplan las ordenanzas. (Nota que aperece en El correo)


Bombardeo de Cotorruelo 8 de Abril de 1937. Calle Prim - Fabrica de calzado Cotorruelo

Aquel domingo, Eleni se levanto más temprano de lo habitual en un día de fiesta. Todavía no había cumplido los dieciocho años, y una sempiterna sonrisa resplandecía en su cara. Su madre le había encargado ponerse en una de las interminables colas que había que hacer para conseguir algún alimento. Salió de su casa y bajando la calle iturribide se adentro en el casco viejo. Las horas de espera en los puntos de distribución de alimentos se pasaban comentando las últimas noticias de la guerra, y el paradero de los familiares que estaban en el frente. Al mismo tiempo que a Eleni le llegaba su turno y recogía unos pocos víveres, seis aviones de la legión Cóndor alemana se dirigían a Bilbao con sus bodegas repletas de muerte y destrucción. Eran tres Heinkel He 111 y tres Dernier DO 17 y tenían planeado un ataque selectivo a la clase obrera bilbaína que habitaba el casco viejo de la ciudad. Cuando Eleni iniciaba la subida por la calle iturribide, sonaron las sirenas que anunciaban un inminente bombardeo. En ese momento se producían carreras hacia los refugios cla sificados como seguros por parte de la Junta de Defensa. La gente sabía que desde el sonido de las sirenas hasta la caída de las bombas no transcurría mucho tiempo. Eleni apretó el paso y se dirigió a la fábrica de Cotorruelo situada en la calle Prim. Se trataba de una fábrica de goma y calzado. El local tenía una planta donde se desarrollaba la actividad industrial y un sótano que servía de almacén. Y en aquellas circunstancias, de refugio clasificado como seguro. En pocos minutos el sótano se llenó de refugiados. Predominaban las mujeres, los niños y hombres de avanzada edad.


Casi al mismo tiempo se pudieron oír los motores de los aviones, y las primeras explosiones. En el refugio las madres aterrorizadas abrazaban a sus hijos, y todos trataban de ubicarse en los lugares que les parecían más seguros. Los pilotos alemanes dispuestos a matar al mayor número de ciudadanos posible, iniciaron la mortífera descarga junto a la ría. Luego trazaron una brecha de destrucción y muerte por las calles San francisco, Las Cortes, La Ronda. Hasta Begoña. A su paso dejaban coches y tranvías incendiados y casas destruidas. Algunas fachadas se desplomaban dejando el descubierto la humilde intimidad de sus habitantes. Cuando pasaron por encima de Cotorruelo una de las bombas impacto de lleno en la fábrica Los refugiados en aquel sótano sintieron que era el fin del mundo. De hecho para muchos de ellos lo fue. El obús reventó dentro de la primera planta provocando un incendio y el desplome del suelo con toda la maquinaria sobre hombres mujeres y niños totalmente presos del pánico. Muchos murieron en el acto aplastados por las maquinas y el escombro. El humo y el polvo hacían el ambiente irrespirable. Los gritos de horror se mezclaban con invocaciones a la virgen de Begoña, Blasfemias, e imprecaciones contra los autores de la masacre. Eleni había sentido como parte del techo se le venía encima y un fuerte dolor en la pierna. Se encontraba semienterrada por los cascotes. Con dificultad para respirar, y cubierta de un liquido de color negro, se trataba del tinte utilizado en la fabricación de zapatos. El olor de los distintos productos químicos se mezclaba con el de goma quemada. Este y otro productos inflamables habían provocado el incendio que consumía los restos de la planta superior.


No tardaron mucho en llegar los servicios de emergencia. Bomberos, policía motorizada vasca, y sanitarios. Lo primero era sofocar el incendio para poder acceder al sótano y evacuar a los heridos. En torno a las cuatro de la tarde pudieron comenzar la evacuación. La situación era insostenible el número de fallecidos había aumentado víctimas de la asfixia por humo. Otros murieron desangrados. Una madre abrazaba el cadáver de su hijo con la mirada perdida. Mientras tanto los menos afectados procuraban ayudar a los heridos más graves. Eleni tenía mucho dolor en la pierna y se sentía muy magullada. Cuando entraron las asistencias en el sótano levantaba la mano para que le sacaran de allí. Cuando estaba a punto de desfallecer sus ojos cobraron vida al ver un rostro amigo. Se trataba de un vecino llamado Ramón Arrue. Y era panadero. “Ramontxu, Ramontxu, soy Eleni por favor sácame de aquí.” En unos instantes se sintió levantada por los fuertes brazos de Ramontxu. Y cuando abrió los ojos estaba en una cama del hospital de Basurto. Este salvaje ataque a la población civil bilbaína duro tres largos minutos, y causó sesenta y siete muertos y más de cien heridos. En este bombardeo hubo un suceso que dio mucho que hablar en la villa. Uno de los cazas republicanos que había despegado de Lamiako para defender la ciudad, derribó un avión alemán. El piloto, de veintisiete años, Hans Sobotka, estaba muerto y Los otros dos alemanes habían saltado del Dornier, pero no les dio tiempo a abrir el paracaídas y murieron en la caída. La sorpresa fue el aspecto de uno de los cadáveres. Sus labios estaban pintados, y tenía manos blancas y finas… En principio parecía que se trataba de una mujer. Pero al proceder a su examen médico, desvistieron el cuerpo y lo exploraron: axilas depiladas y ropa interior de seda rosa; pero, era el cadáver de un hombre. La ropa interior estuvo expuesta en el Ministerio de Defensa vasco, y los médicos lo apuntaron en sus libros de casos como uno de los incidentes más chocantes de la guerra civil. Eleni con su pierna fracturada y escayolada, se recuperaba de diversas magulladuras en el hospital. La experiencia había sido muy dura. Tanto que consiguió borrar su sonrisa durante bastantes horas. Solo la recuperó al día siguiente para ofrecérsela a una visita. Se trataba de un compañero de trabajo en el Palacio de Las Medias. Se llamaba Isidoro y era miliciano. Con este miliciano Eleni compartiría sesenta y siete años de su vida.

Extracto del texto de Juan Carlos Andreu. de historias ciudadanas en Facebook


El límpiavias Ignacio Olea Polo

HACE unos años escribió Olmo un artí­ culo en el que hablaba de un oficio des­ conocido para los bilbaínos que nacimos cuando ya había desaparecido el tranvía: el limpiavías. Conocíamos el tranvía por nuestros mayores, - y desde hace unos meses incluso viajamos en é l-, pero nun­ ca se había parado imo a pensar en el ra­ íl y en su necesidad de cuidados. Olmo, con su m em oria de más de ochenta años, nos recordó imo de los oficios más ini­ maginables p o r obvios: limpiar los raíles introduciendo en ellos una especie de pata cuyo extremo, al avanzar, expulsa­ ba la suciedad acumulada. N o es difícil suponer el cambalache de pequeños objetos que podía llegar a con­ gregarse en la angosta fosa colectiva del raíl, teniendo en cuenta la universal ten­ dencia de las cosas a meterse en los lu­ gares m ás inverosímiles: nimca olvidaré el día ni la calle en que estrené una pe­ onza que me habían regalado mis pa­ dres; a la prim era tirada el pequeño trompo íue a dar a la boca de una alcan­ tarilla que se abría majestuosamente en el bordillo de la acera opuesta; p>ero so­ bre todo recuerdo mi incapacidad para reaccionar, paralizado por una m ezcla de incredulidad y fascinación, al ver cómo la peonza iba siguiendo el hilo invisible que la llevaba, imperceptiblemente al principio, irremisiblemente después, a su desaparición. También todo lo relacionado con lo fe­ rroviario ejerce una fascinación que qui­ zá sólo los poetas puedan explicar. Y no cabe duda de que hay algo entrañable, lí­ rico, en ese limpiar minucioso lo que no es más que im intersticio inapreciable en la inmensidad de la ciudad: manicura ín­ tim a y m ínim a, metalúrgica. (Limpiarle las vías al tranvía es como limpiar el m ar a los barcos, el cielo a los aviones). El lim piavías sale a la calle como el navegante sale a la mar: la noche se ex­ tiende ante él como un océano solidifica­ do y oscuro, un océano que ofrece mil caminos para ser recorridos; pero él debe seguir su raíl como quien sigue su desti' no m arcado en las líneas de la mano. Así pues, el limpiavías recorriendo de noche el dédalo frío y silencioso de los raíles es una imagen subyugante: navegante noc­ turno encadenado a un surco, en el cen­ tro de la noche y de la ciudad, con toda la noche y la ciudad ante sí, pero atrapado por ia m araña filosa y tentacular de los railes. El raíl es el rastro perenne que el tran­ vía deja tras de sí, el rumbo inconmovi­ ble que tiene ante sí. El raíl nimca duda, nunca se equivoca, nunca se pierde. De este m odo, el limpiavías tiene un cierto privilegio: el de la certeza y la seguridad. En el centro de la noche él tiene un ma­ pa: la guía de las constelaciones herrum­ brosas incrustadas en el pavimento. La noche de las calles (o las calles de la no­ che) tiene su hilo de Ariadna, un hilo que, al contrario que el de Creta, no per­ mite salir del laberinto sino navegar por él indubitadamente y sin m eta a la vez: caos con guía pero sin salida. Al estilo de aquellos laberintos m edivales dibuja­ dos en el suelo de las catedrales, hechos para llegar del exterior de su círculo a su centro, el lim piavías se adentra cada vez más en la noche, sin posibilidad de esca­ l p e , ensimismado en su recorrido. Cuando el limpiavías term ina su tarea, quedan los raíles como em isarios vacíos y m udos recorriendo la ciudad y la no­ che en vano, a la espera de recuperar su ftmción al amanecer, anhelantes por vol­ ver a ser -lab io y boca a la v e z - el cauce fugaz de la rue(^; el m om ento en que el raíl recupera su esplendor y gobiem o de las calles; el momento en que algún ni­ ño, al cruzarlo, quizá piense: "¡A llá va el * raíl, com o un disparo enterrado!”.

El bombardeo de Cotorruelo Alberto López Echevarrieta

La curiosidad de algunos provocó la tragedia

UNA de las jom adas m ás dolorosas que nos dejó la guerra civil lúe la vivida el domingo 18 de abril de 1937, cuando, estando cantada la caída de la Villa, se sufrió un dramático e indiscriminado bombardeo. A pesar de los años transcurri­ dos desde entonces, hay un nombre que ha pasado a la historia unido a sus páginas negras con todo m erecim ien­ to. M e refiero a Cotorruelo y a cuantos murieron -hom bres, mujeres y niños-, buscando refúgio en los sótanos de esta fábrica. H oy ya no hay rastro de aquel edificio: Por si tienen curiosidad les diré que ocupa­ ba el solar señalado con el nú­ m ero 26 de la calle Prim , en la actualidad una casa moderna de cuatro plantas y dos lonjas con fachada trasera a Iturribide entre los números 53 y 57. E l refugio de la zon a Aquel domingo de 1937 Bilbao vivió los dramáticos momentos que precedieron a su caída. La guerra civil se ha­ bía cebado en la Villa, rodea­ da como estaba por las tropas de Franco. Los bombardeos propiciaron la constm cción de refugios, muchos de ellos im­ provisados, en distintos pun­ tos de la Villa.

los cascotes de la entrada lle­ garon hasta ellos mezclados con los lamentos de los heri­ dos. Cuando quisieron salir no pudieron hacerlo, ya que el acceso estaba bloqueado por cuerpos desfrozados por la metralla y por la m ina del edi­ ficio que había caído sobre ellos. Se trabajó con gran ahínco en las labores de salva­ mento, m uy pesadas y difíci­ les. Al número inicial de muer­ tos se fue sumando la larga lista de heridos que no pudie­ ron salir del trance. Los traba­ jo s de desescombro duraron varios días descubriéndose nuevos cuerpos que yacían entre la mina. Las labores de identificación de los cadáve­ res tampoco resultó fácil ya que en aquellos días se había refugiado en Bilbao mucha gente procedente de distintos pueblos de los alrededores tra­ tando de huir de la guerra y en la creencia de que aquí esta­ ban más seguras. Edificio de la calle Prim, 26, levantado en el solar donde estuvo la fábrica y refugio de Cotorruelo

Durante la guerra civil, una bomba cayó en un refugio matando a 113 personas “El que nos correspondía por proximidad -señ a la Luz Achúcarro, vecina octogena­ ria que vivió la tragedia-, era el que se m ontó con sacos te­ rreros en los sótanos de la fá­ brica de Cotorruelo, situada en la calle Prim. Yo vivía en Iturribide 25 y tenía acceso a la otra calle a través del taller de ebanistería de m i padre” . L a em presa Cotorm elo y Cía. S. R. C. se había formado en 1922 con un capital de un millón de pesetas (de las de entonces) para la fabricación de zapatos y artículos de go­ ma. En edificio contiguo se encontraba la m ueblería de R ica y Diego, la que hizo la m ayor parte del m obiliario de los departamentos oficiales, incluido el destinado a las ha­ bitaciones del lehendakari Jo­ sé Antonio Aguirre y que no se había entregado por una tardanza de los decoradores. L a vida en los refugios El G obiem o había dado al respecto unas instrucciones para casos de alarma; “Dentro del refugio debéis colocaros al entrar hacia su fondo, no parándose a investigar ni a discutir; hay otros que quieren entrar y tienen derecho a ha­ cerlo. Permanecer en el inte­ rior tranquilos, sin hacer mo­ vimientos bruscos e inútiles. En vuestras conversaciones hablar en voz baja, pues de otro modo aumentaréis vues­ tra excitación y la de los que

te oyen y, sobre todo, consu­ m ís mayor cantidad de oxíge­ no y, por consiguiente, conta­ m ináis más rápidamente la at­ m ósfera de! refugio” . A cababan de dar las doce del mediodía cuando las sire­ nas, con sus toques de alarma, anunciaron la proxim idad de la aviación enemiga. En el cielo, a gran altura, aparecie­ ron cuatro bimotores alema­ nes. Varios cazas -lo s popula­ res “chatos”- los intercepta­ ron obligándoles a huir sin de­ jarles arrojar la carga mortífe­ ra que llevaban. Poco después de la una y media, volvió a cundir el pánico entre el ve­ cindario cuando las señales acústicas anunciaron el retor-

Luz Achúcaro. Fotos ALE

no de la aviación enemiga. En pocos minutos el cielo bilbaino ñie escenario de una batalla entre atacantes y de­ fensores. Los “chatos” cerca­ ron a dos “Junkers” cruzándo­ se fuego de ametralladora. Antes de huir, los invasores soltaron sus bombas en hilera, sin objetivo concreto alguno, desde La Casilla hasta Bego­ ña. L a ley de M urphy

Refugio montado en uno de los catones del Casco Viejo

Las bombas destruyeron va­ rios ediñcios de la Villa, aim­ que la que produjo mayores estragos fue la caída en aquel punto, donde se encontraban la fábrica de zapatos de Cotom ielo, y la de muebles de R i­ ca y Diego, produciendo el derrumbamiento de buena parte del edificio y un violen­ tísim o incendio de consecuen­ cias únicas en su especie en la historia de Bilbao. El drama que se vivió fue terrible. Las personas correc­ tamente situadas en el interior gritaban despavoridas ante la confusión creada. El polvo y

http://www.bilbao.eus/bld/bitstream/handle/123456789/36457/38.pdf?sequence=1

B ilbao conm ocionado “En el bombardeo de Cotonuelo -concluye Luz Achúca­ rro -, murieron 113 personas. El hecho conmocionó no sólo a Bilbao, sino que vino a su­ marse a aquella cadena de de­ sastres provocados en la po­ blación civil por indiscrimiados bombardeos en la pobla­ ción civil de los que Durango y Gem ika, que vendría unos días después, fueron ejemplos patéticos”. Los heridos fueron atendi­ dos en el hospital de Basurto, casas de socorro y el centro médico de campaña que se m ontó en el edificio de la So­ ciedad “ El Sitio” en la calle Bidebarrieta, convertido hoy en Biblioteca Municipal. Se dijo entonces que el nú­ mero de victimas del refugio de Cotorm elo fue tan grande porque muchas personas no hicieron caso de las instmcctones que se dieron en tom o a la organización que debía observarse en este tipo de lu­ gares. Tal vez movidos por la curiosidad se quedaron en las escaleras de acceso o en la misma puerta del refugio. Po­ co imaginaban que una bomba iba a caer sobre sus cabezas. “Hoy es el día en que no puedo apartar de mi mente el cortejo funebre formado por los ataúdes de pino sin forrar que contenían los cuerpos de las víctim as del bombardeo de Cotorm elo”, nos dice Luz Achúcarro. “Sólo de pensar que yo podía haber sido una de las víctimas m e causa esca­ lofríos. Aquellas gentes eran amigas y vecinas con alguna de las cuales b^bía estado ha­ blando minutos antes. Y luego los relatos que escuchamos a los supervivientes del infíemo en que se convirtió aquel refu­ gio fueron sobrecogedores”.


Me siento identificada con la labor que se hacĂ­a en el barrio en esa ĂŠpoca proponiendo actividades socio-culturales en el barrio. (Laura DĂ­ez)


Mi encuentro con MartĂ­n, el tapicero de Iturribide fue especial. A su padre llamaban madrigales porque procedia de Madrid y el heredĂł su oficio. El era parte de la comparsa Intxausti que organizaba las fiestas de Iturribide. Mi encuentro con el fue una sorpresa y un descubrimiento. Fue un placer navegar entre sus archivadores llenos de momentos festivos en el barrio. (Laura DĂ­ez)


Un proyecto de ANTespacio


Impreso en Bilbao en la imprenta ABZ, distribuido durante la realizaciรณn del festival ITURFEST. 2017


www.antespacio.com guiadeusuarios.wordpress.com


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