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Maria Milagros Lopez La hormiga alada o en torno al proyecto fe minista socialista: reprivatizaci6n y mer- cantilizaci6n del contexto domestico y la instancia de la subjetividad

LA HORMIGA ALADA O EN TORNO AL PROYECTO FEMINISTA SOCIALISTA: REPRIVATIZACION Y MERCANTILIZACION DEL CONTEXTO DOMESTICO Y LA INSTANCIA DE LA SUBJETIVIDAD

Madeline Roman * Marla Milagros L6pez * *

En los ultimos ai'\os hemos observado un resurgir de las discusiones en torno a la problematica de la subordinaci6n de las mujeres e igualmente el emerger de una diversidad de grupos feministas. Nuestro trabajo pretende incorporarse a lo queentendemos es la tarea a afrontar tanto por las feministas afiliadas como por las no afiliadas. Esta es, el analisis de la inserci6n estructural de las mujeres en nuestra formaci6n social. Hemos querido contribuir con una reflexi6n te6rica en torno a las repercusiones del fen6meno del estado asistencial y de algunos de los modos de operar del capital privado para esa inserci6n estructural de las mujeres. Asf tambien, se ha incorporado una discusi6n en torno a la instancia de la subjetividad por entender que esta ha sido una de las areas de mas diffcil concreci6n, particularmente, en el desarrollo y proposici6n de formas especfficas de lucha. Finalmente, en la medida en que los grupos de mujeres se han vinculado de forma diferenciada a la izquierda organizada y no organizada, hemos considerado pertinente acercarnos crfticamente a lo que han sido puntos de enlace y de debate entre estos. Hemos contemplado las repercusiones de las crisis de esta izquierda, especfficamente las vin• culadas a las limitaciones de las formas organi2:.ativas actuales particularmente aquellas que no contemplan la esfera de la vida cotidiana.

Una parte considerable de los acercamientos te6ricos y practicos a la problematica de la subordinaci6n de las mujeres se ha circunscrito en la centralidad del contexto domestico para el analisis de dicha subordinaci6n. Este acercamiento te6rico ha repercutido en una practica polftica por parte del movimiento de mujeres que se autodefine como feminista-socialista. Este trabajo intenta enfocar desde una perspectiva dialectico-materialista estas dos areas en el contexto de las formas mas recientes asumidas por el modo de producci6n y la formaci6n social capitalista al nivel local, el analisis de lo que denominaremos cambios en la subjetividad de hombres y mujeres a consecuencia de una nueva articulaci6n de esta totalidad, el analisis crftico de las formas organizativas incorporadas por el movimiento de mujeres y la proposici6n de lo que entendemos son algunos de los debates a asumir por el mismo.

• Catedratica de Sociologla, Universidad de Puerto Rico, Rio Piedras. •• Catedratica de Psicologla, Universidad de Puerto Rico, Rio Piedras.

En torno al desarrollo historico del contexto domestico

En el analisis del desarrollo hist6rico del contexto domestico se ha incurrido, como seiiala Leacock, 1 en diversos errores metodol6gicos. Estos errores principalmente han consistido en proyectar nuestras categorlas, las categorlas del modo de producci6n y formaciones sociales capitalistas, al estudio de los modos de producci6n y formaciones sociales pre-capitalistas. Estos errores, a su vez sustentados por un sector del movimiento de mujeres, sostienen que ya en las formaciones sociales de cazadores y recolectores se hace evidente "el germen de la desigualdad" en la medida en que se halla presente la divisi6n sexual del trabajo y por lo tanto, todo el proceso hist6rico posterior implica un incremento de di cha desigualdad hasta su forma actual. Tai conceptualizaci6n pierde de perspectiva la especificidad de dichas formaciones sociales tanto en las nociones de lo que representa el trabajo para las mismas2 como el valor que este asume. 3 Esto se traduce necesariamente en el reconocimiento en el piano te6rico y emplrico de que los trabajos de hombres y mujeres en dichas formaciones sociales son "estrictamente no comparables".4 Esta proyecci6n de nuestras categorlas al estudio de las formaciones sociales precapitalistas tambien ha conducido a asumir queen las formaciones sociales de cazadores y recolectores el contexto domestico, al igual que en las formaciones sociales capitalistas, constituye una esfera separada de la totalidad de la vida social de tal forma que la categorla mujer queda vinculada a la categorla reproducci6n, contexto domestico, y la categorfa hombre queda vinculada a la categorla producci6n.5 Tai acercamiento pierde de perspectiva las investigaciones antropol6gicas que sostienen el queen tales formaciones sociales la producci6n y reproducci6n se llevaban a cabo en un mismo espacio o esfera, el contexto domestico. 6

El concepto reproducci6n ha sido problematizado en la medida en que ha sido utilizado indistintamente para referirse a reproducci6n en esferas diferentes. En el contexto de la problematica de la subordinaci6n de las mujeres se ha asumido que para cierto tipo de formaciones sociales 7 el control de la reproducci6n -tanto reproducci6n biol6gica como reproducci6n de la fuerza de trabajo-8 conduce necesariamente al control de la reproducci6n de la totalidad de la estructura. Sin embargo, como seiialan Harris y Young, 9 si un nivel de la reproducci6n conduce necesariamente a otro debe ser objeto de investigaci6n al nivel emplrico ya que no necesariamente esto es asl al nivel te6rico.

El concepto reproducci6n, problematizado en la medida en que se ha seiialado, conduce frecuentemente a asumir que cada forma nueva constituye necesariamen-

1 Eleanor Leacock, "Interpreting the Origins of Gender Inequality: Conceptual and Historical

Problems", Dialectical Anthropology, vol. 17, n0m. 4, Feb. 1983, pp. 263-284. 2 Olivia Harris y Kate Young, "Engendered Structures: Some Problems in the Analysis of

Reproduction", en The Anthropology of Pre-Capitalist Societies Joel S. Kahn y Josep R.

Llobera (Londres: MacMillan Press, ltd), 1981, pp. 126. 3 Ibid. 4 Ibid. 5 Ibid., p. 111. 6 Ibid., p. 131. 7 Ibid., p. 113. 8 Ibid. 9 Ibid., p. 113.

te un elemento que opera hacia el objetivo de la reproducci6n de la formaci6n social. Es aqu f donde este marxismo se acerca al funcionalismo. 10

Para muchos, la esfera de la reproducci6n y/o el contexto domestico en las formaciones sociales capitalistas constituye el punto de arranque del cual emergen las relaciones de dominaci6n-subordinaci6n entre los sexos. Te6ricos feministas han acuiiado el concepto "capitalismo patriarcal" para referirse al vfnculo entre lo que han venido a denominar estructuras patriarcales "previas" y el modo de producci6n capitalista. 11 Este vfnculo ha sido criticado por su caracter ahist6rico y por la ausencia de perspectiva dialectica. Esto es, no se trata de dos estructuras que se encuentran y se fusionan como sostiene Zillah Eisenstein.12 Es el anal is is de las formas patriarcales en su sincronfa, esto es, como parte del modo de operar y reproducirse el modo de producci6n capitalista en formaciones sociales especfficas lo que constituye el acercamiento mas acertado.

El contexto domestico en el capltalismo avanzado

Nuestro interes particular es el estudio del contexto domestico segun como se ha ido transformando como parte del mismo movimiento de este modo de producci6n y formaci6n social.

Se ha seiialado queen el contexto del capitalismo avanzado se evidencia una progresiva mercantilizaci6n de los servicios y tareas realizadas en el contexto domestico en las etapas iniciales del modo de producci6n capitalista. lgualmente se ha seiialado que esta mercantilizaci6n se ha venido llevando a cabo tanto por el capital privado como por el estado. 13 Al nivel de la red de relaciones visibles entre contexto domestico-capital privado-estado esta relaci6n aparece conformando un modelo lineal en el que se asume un declinar progresivo del contexto domestico el cual culminara con la total mercantilizaci6n de los servicios. En este contexto el modelo interpretativo mas acertado no es uno de caracter lineal sino dialectico manifestandose un movimiento substantivo por parte del capital y el estado que fortalece y debilita el contexto domestico a la luz de los requerimientos particulares de este modo de producci6n y formaci6n social.

Se ha argumentado que el capital privado experimenta ciertas presiones que operan en favor del mantenimiento del contexto domestico al serle menos costoso el salario destinado a trabajadores con compaiieras que ejecuten las tareas vinculadas al contexto domestico que el salario destinado a trabajadores que compren estos servicios en el mercado. 14 Se ha sugerido igualmente que los sustitutos adecuados por lo menos en el area de cuidado de ninos, impedidos y ancianos tienden a requerir mas capital variable que constante y por lo tanto tienden a ser mas costosos para el capital. Sin embargo, como seiiala Gardiner15 en la medida en que las

10 Esto es, el asumir que todas las formaciones sociales existen para reproducirse. 11 Val Burris, "The Dialectic of Women's Opression: Notes on the Relation Between Capitalism and Patriarchy", Berkeley Journal of Sociology, vol. XXVII, 1982, p. 54. 12 Zillah Eisenstein, "Developing a Theory of Capitalist Patriarchy and Socialist Feminism", en Capitalist Patriarchy and the Case for Socialist Feminism, Eisenstein ed. (Londres:

Monthly Review Press), 1979. 13 Batya Weinbaun y Amy Bridges, "The Other Side of the Paycheck: Monopoly Capital and the Structure of Consumption", en Eisenstein, ed., 1979, p. 196. 14 Jean Gardiner, "Women's Domestic Labour", en Eisenstein, ed., 1979, p. 183. 15 Ibid., p. 184.

mujeres han sido incorporadas como trabajadoras asalariadas, al capital, considerado en su forma abstracta, le serla muy diflcil mantener dicha incorporaci6n sin al mismo tiempo no intentar aminorar o reducir en algun sentido el tiempo socialmente necesario para la ejecuci6n de estas tareas y servicios en el contexto domestico. 16 Se ha argumentado que la tendencia a la mercantilizaci6n de los servicios esta vinculada a momentos de expansi6n econ6mica mientras que su reprivatizaci6n, vuelta al contexto domestico, ha sido vinculada a perlodos de contracci6n econ6mica.17 Es preciso clarificar en este punto cual es la llnea de imputaci6n causal. Sostenemos, queen los perlodos de contracci6n econ6mica hay una posibilidad de que se expulsen mujeres de la esfera del trabajo asalariado y que esto a su vez repercuta en un declinar de la demanda por el consumo de servicios en el mercado por cuanto las mujeres ya de nuevo en el contexto domestico las pueden ejecutar. 18 En este sentido se generan diversas exigencias de caracter conflictivo y/o contradictorio por parte del capital como totalidad dependiendo de momentos diferentes de su misma dialectica. Al mismo tiempo la tendencia hacia la mercantilizaci6n o reprivatizaci6n podrla estar vinculada a la lucha intraclase capitalista en la medida en que sea posible identificar unos sectores del capital mas directamente comprometidos con el desarrollo y/o consolidaci6n de las industrias vinculadas a los servicios.

Otras exigencias contradictorias van surgiendo en la medida en que como forma de desarrollar las fuerzas productivas el capital parece tender hacia la mercantilizaci6n de los servicios mientras queen el interes por afirmar las relaciones de producci6n dominantes tanto el capital coma el estado parecen trabajar en la direcci6n de la reprivatizaci6n y/o el fortalecimiento del contexto domestico. 19 Esto hace evidente el quehacer contradictorio del estado en la medida en que en su interes de elevar la capacidad de consumo de sectores progresivamente marginales al proceso productivo capitalista tambien ha operado como fuerza para socavar el mismo contexto domestico. lgualmente parece ilustrar una contradicci6n entre el operar y las transformaciones del mismo modo de producci6n, hacia la mercantilizaci6n de los servicios, y la manifestaci6n al nivel superestructural: un tipo de discurso tendiente al fortalecimiento del contexto domestico (ej. fortalecer la "familia").

Esta mercantilizaci6n de los servicios por parte del capital privado se refleja al nivel local en la proliferaci6n, entre otros, de los servicios en las areas de la alimentaci6n, ropa, cuidado de nii'los, salud y diversi6n. Sin embargo, nos parece queen el desarrollo de un modelo te6rico en torno a esta problematica en particular serla necesario diferenciar anallticamente entre la mercantilizaci6n expllcitamente comprometida con la ganancia (ej. "fast foods", ropa) y la ideol6gicamente comprometida con el servicio (ej. cuidado de ninos), es decir, la racionalidad manifiesta y lo subyacente. Esta mercantilizaci6n ideol6gicamente comprometida con el servicio apela prioritariamente a la articulaci6n que hacen los individuos del valor de uso de estos servicios. Serla necesario igualmente especificar por las categorlas de clase -identificando la magnitud y naturaleza del consumo clasista de estos servicios, las regiones- examinando la naturaleza de las inversiones del capital por areas

16 Ibid. 17 Ibid. 18 Fue en nuestras conversaciones con la compai'\era economista Ida de Jesus donde clarificamos la relaci6n aqul descrita. 19 Val Burris, 1982: 51-71.

geograficas y la categoria de comunidad, esto es, posibles suplidores de estos servicios, relaciones de parentesco o sustituci6n de parentesco.

Hay tambien una socializaci6n de estos servicios por parte del estado o por companfas privadas bajo contrato del estado. Al nivel local es posible identificar, entre otros, centros de cuidado de ninos (ej. "Head Start"), las comidas en los comedores, diversos programas de salud (vacunaci6n, plan WIG), programas recreativos y deportivos y transportaci6n escolar.

La socializaci6n de estos servicios por parte del estado ha venido implicando la ampliaci6n del aparato asistencial. Un sector considerable de los destinatarios de estos servicios son mujeres con ninos, de tal forma que la relaci6n de las mujeres con el estado se ha venido estrechando. La gran mayorfa de los trabajadores que atienden estos servicios tambien son mujeres.20 Al nivel superestructural un sector considerable de mujeres favorece un tipo de estado "fuerte e intervencionista" en la medida en que este tipo de estado se percibe como uno que repercute en su mayor bienestar y en el de sus ninos. Sin embargo, en la medida en que se evidencie un progresivo deterioro del aparato asistencial 21 le sera mas diffcil al estado mantener, expandir y operar eficientemente estos servicios. Esto queda ilustrado en el emerger de un tipo de discurso estatal tendiente al fortalecimiento del contexto domestico. Por otro lado, la mercantilizaci6n esta vinculada con un tipo de "consumo colectivo" caracterfstico de las formas mas recientes de las formaciones sociales capitalistas. A partir de los 1920, con la profundizaci6n de la utilizaci6n del taylorismo y el fordismo se evidencia un aumento cualitativo en la producci6n de mercancfas a menor costo que estructura un mercado de masas. Este proceso tiene, como uno de sus efectos, la creaci6n de nuevas necesidades de consumo. Es decir, ocurre, a su vez, un cambio hacia una reproducci6n ampliada de la fuerza de trabajo. El papel del estado adquiere particular importancia en posibilitar las condiciones del "consumo colectivo" para asegurar la distribuci6n y realizaci6n de las mercancfas. El estado desarrolla un sustrato material -a traves del desarrollo urbano y de los subsidios a los sectores con menor capacidad de consumo, por ejemplo- que sirve de apoyo para la realizaci6n del plus-producto. Junto al proceso de mercantilizaci6n de los servicios domesticos, la ampliaci6n de la esfera del consumo contribuye a las transformaciones del contexto domestico yen particular la ubicaci6n de las mujeres. Este proceso de ampliaci6n de la esfera del consumo, sin embargo, estara impactada por los reflujos y las crisis del capitalismo. Se havenido observando una contracci6n del papel del estado que ha evidenciado su creciente incapacidad para sostener tal forma de infraestructura. •

En este reconocimiento de que no le ha sido posible incrementar la poblaci6n de mujeres asalariadas sin simultaneamente intentar aminorar el peso de las tareas que se ejecutan en el contexto domestico, la estrategia del capital ode sectores del capital ha consistido, entre otros, en la proliferaci6n de instrumentos de trabajo cuyo objetivo es el facilitar y aminorar el tiempo socialmente necesario para la eje-

20 Frances Fox Piven,

"Women and the State: Ideology, Power and the Welfare State", Socialist Review, vol. 14, num. 2, March-April 1984, pp. 14-15. 21 Al nivel local el recorte de los fondos metropolitanos ha venido implicando ese deterioro del aparato asistencial.

cuci6n de dichas tareas. 22 Al nivel de la industria de la ropa esto se observa en el diseno de un tipo de vestimenta que requiera menos trabajo de preparaci6n, la eliminaci6n de piezas y el desarrollo de una moda "andr6gina". Al nivel de los alimentos se dearrolla, entre otros, una industria de alimentos preparados y un interes excesivo por las vitaminas. En el nivel local la limpieza es un area particular de la esfera domestica que no ha sido totalmente mercantilizada aunque van emergiendo unos indicadores en dicha direcci6n. 23 Sin embargo esta continua predominantemente individualizada una vez que aun no ha podido ser totalmente estandarizada.

Al nivel investigativo es necesario el planteamiento de una problematica que contemple las siguientes interrogantes: lCuantas mujeres salen del trabajo a cocinar? lD6nde desayunan? Es necesario igualmente comenzar el analisis de la proliferaci6n de guaguitas de venta de alimentos y la venta en las calles y carreteras, el establecimiento en las areas suburbanas de complejos de establecimientos de comidas ligeras, 24 el analisis del tiempo que dedican las trabajadoras del hogar a las tareas domesticas y la incorporaci6n de los hombres al trabajo domestico.

Un acercamiento investigative en esta area tambien debera incorporar el analisis del movimiento contradictorio de mercantilizaci6n-reprivatizaci6n en el contexto de una tasa de participaci6n laboral marcadamente declinante para los hombres y declinante aunque con indicadores mfnimos de aumento para las mujeres,25 yen el contexto de una recesi6n econ6mica prolongada. A partir de las instancias mencionadas la expectativa serfa la observaci6n de un movimiento hacia la reprivatizaci6n. Sin embargo, esta expectativa corre paralela a la tendencia marcada hacia la mercantilizaci6n de una gran variedad de servicios tanto por el capital privado como por el estado.

En torno a las transformaciones en la subjetividad de hombres y mujeres

Es preciso detenernos aquf y discutir delante de nuestros lectores el proceso mismo de elaboraci6n de este ensayo. Nuestra diversidad tanto en el piano de nuestro adiestramiento academico como en el de nuestra materialidad y nuestra articulaci6n particular y diferenciada de lo que hemos venido a denominar las transformaciones en la subjetividad de hombres y mujeres no pudo ser conciliada en una posici6n o en un planteamiento unico en torno a esta dimensi6n de nuestro objeto

22 La proliferaci6n de instrumentos de trabajo para acortar la jornada en el contexto domestico va, sin embargo, acompaf'lado de un proceso de profesionalizaci6n del trabajo domestico. Barbara Ehrenreich y Deirdre English en su libro, For Her Own Good: 150 years of the

Expert's Advice to Women (New York: Anchor Books), 1979, sostienen que la economla domestica se desarrolla a partir de comienzos de este siglo como una "ciencia" que requiere no ya el trabajo ordinario y artesanal de la trabajadora del hogar sino la incorporaci6n de una filosofla que entiende "el problema de los microbios" y el manejo de nuevos instrumentos de trabajo. La redefinici6n def trabajo de la trabajadora del hogar como ciencia y profesi6n neutraliza parcialmente las ganancias -en terminos del ahorro en el tiempo socialmente necesario para la ejecuci6n de estas tareas- obtenidas de la tecnologla. Las mujeres tienen que "estudiar" para ser trabajadoras del hogar e invertir tiempo en la limpieza de microbios. lgualmente en la utilizaci6n de nuevos instrumentos de trabajo y el emerger de nuevas tareas domesticas. 23 Se ha observado el emerger de establecimientos que ofrecen los servicios de domesticas (ej. "Nelly's Home Care"). 24 Ejemplo de esto es el emerger de complejos de establecimientos "Pizza Hut -Burguer King .

Kentucky -Wendy's", entre otros.

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de estudio. Y entendemos que es precisamente la naturaleza y el caracter de este objeto de estudio, esto es, la subjetividad, lo que no provey6 para dicho consenso. Una de nosotras redact6 el argumento central de esta parte y la otra reaccion6 incorporando una reflexi6n te6rica en otra direcci6n.26 Hemos querido presentarlo y decirlo asf por cuanto entendemos que es esta diversidad nuestra mayor riqueza.

Cuando se habla de asumir lo personal coma polftico se quiere decir que no s61o las relaciones sociales alrededor de la producci6n son eje de la explotaci6n sino que hay que analizar las relaciones de dominaci6n-subordinaci6n en el rengl6n de la vida cotidiana y estudiar todos sus frentes-escuela, comunidad, familia, crianza, relaciones afectivas y/o sexuales donde el capital y el estado, considerados en su forma abstracta, interpelan a los individuos a los fines de mantener las condiciones de reproducci6n. lmplica un examen de las formas de vida, sentimiento y pensamiento que en su expresi6n aparentemente irreflexiva y cotidiana obstaculizan o adelantan las luchas sociales.

Con la reducci6n en la jornada de trabajo, que en Europa y Estados Unidos se ubica a principios de este siglo, el rengl6n de la llamada vida privada, lo personal, asume un mayor relieve. Las nuevas horas de ocio que el recorte de la jornada de trabajo posibilitan adquiridas de una parte, a traves de luchas sindicales y de lanecesidad menor de capital variable, cambio hacia la extracci6n de la plusvalfa relativa, de otra, pasan a ser mucho mas reglamentadas y controladas a traves de los aparatos ideol6gicos de estado. No es casual, por ejemplo, el auge que toma la psicologfa. Esta se populariza y la "ciencia" descubre la necesidad de explorar losespacios interiores. Estos espacios interiores exigiran, desde esta perspectiva, un analisis e introspecci6n de un nuevo sector secularizado de profesionalespsic61ogos, psiquiatras y trabajadores sociales que regularan e interpretaran las nuevas busquedas. Son estos sujetos los que, de acuerdo a Foucault27 extraeri un saber de las distintas poblaciones el cual se convierte en poder y es precisamente esta diversidad de "subpoderes" en las distintas instituciones de control mas alla de la fabrica las que igualmente hacen posible la "plusganancia".

Las transformaciones en la esfera de la reproducci6n y/o el contexto domestico a las que hemos estado aludiendo han contribufdo a transformaciones al interior de las relaciones entre los sexos y estas a su vez han venido acompanadas de nuevas formas en la subjetividad de hombres y mujeres. Llamamos subjetividad a los procesos cognoscitivos y afectivos de los individuos los cuales conforman una particular consciencia de su forma de ser en la realidad y de la realidad en sf.

Nos referimos a cambios en: a) las concepciones de lo que se define socialmente como masculino y femenino, b) la naturaleza de las relaciones afectivas y/o sexuales; heterosexuales, bisexuales, homosexuales, c) cambios en las apreciaciones en cuanto a lo que constituye la "vida privada" deseable que incluye, entre otros, arreglos de convivencia, distribuci6n de tareas domesticas y formas de utilizaci6n del tiempo de ocio, d) el papel de los ninos enla constituci6n de la pareja, generalmente heterosexual, yen los aspectos de crianza.

Dijimos anteriormente que se observan fuerzas sociales que empujan contradictoriamente en dos direcciones: de una parte, un llamado a volver a los valores de

26 Esta parte del ensayo es producto de las reflexiones de la companera Marla Milagros L6pez en cuyo contexto hemos intercalado las reacciones y comentarios de la compailera

Madeline Roman precisando las diferencias y convergencias. 27 Michel Foucault, La verdad y las formas juridicas, (Mexico: Gedisa), 1983.

la familia, la fey el patriotismo28 como manifestaci6n ideol6gica de las fuerzas sociales que operan hacia la reprivatizaci6n -que para una de nosotras podrla corresponder a los intereses y/o preocupaciones de sectores del capitalismo nomonop61ico y de la pequena burguesla en crisis- y de otra parte, el proceso que hemos descrito de mercantilizaci6n de los servicios domesticos y la ampliaci6n de la esfera del consumo individual que subyace a las transformaciones del contexto domestico. Este ultimo, que como tendencia se expresa mas agudamente en las zonas metropolitanas yen los sectores de la burguesla y pequena burguesla, significa que resulta mas rentable a los intereses del capital una fragmentaci6n de las unidades domesticas, antes constitulda por una sola casa -un solo televisor, un solo autom6vil- a unidades fragmentadas, separadas, donde cada adulto consume mas mercanclas.

Para la otra autora, aun cuando al nivel abstracto la ampliaci6n de la esfera del consumo implique la posibilidad de que le fuera mas rentable a los intereses del capital la fragmentaci6n del contexto domestico en unidades separadas, hay una dialectica, esto es, este movimiento del capital como una fuerza que se desata en dicha direcci6n se entremezcla con muchas otras operando en direcciones diferentes las cuales nose agotan con la noci6n de reprivatizaci6n discutida en la primera parte de este trabajo. Es nuestra contenci6n el que este movimiento del capital -de efectivamente operar como una fuerza hacia la fragmentaci6n del contexto domestico- implica un desarrollo contradictorio, trastoca muchos elementos superestructurales al mismo tiempo que crea un problema de orden en la esfera polltica. Esto es, este movimiento opera mas rapidamente que los arreglos o posibles arreglos que puedan efectuarse al nivel del contexto domestico.

En el contexto norteamericano yen el europeo se observa una tendencia hacia la fragmentaci6n del contexto domestico cuando los j6venes se separan a edades cada vez mas tempranas de su familia y pasan a "vivir por su cuenta" ya valorar la independencia domestica. Esta fragmentaci6n se hace evidente como tendencia al nivel local, sin embargo se halla marcadamente obstaculizada en la medida en que los j6venes adultos, ya formalmente independientes, dependen econ6micamente de sus padres, gravitan alrededor de estos dada su gran inestabilidad en la estructura de empleos. Esto hace evidente el que al nivel local esta fragmentaci6n del contexto domestico para la instancia discutida se ha Ila limitada por la mis ma incapacidad material de sostenerse, esto es, por lo que Castells ha venido a llamar, para situaciones de dependencia, la concentraci6n de desempleados mas o menos estructurales. 29

En el caso de los matrimonios, las parejas con frecuencia se separan y cada uno pasa a constituir una unidad domestica -cada uno con sus enseres, muebles y

2e El discurso que articulan mayormente los sectores de la pequei'\a burguesra a favor de una vuelta a la familia, la fe y el patriotismo se ha evidenciado en diversas formaciones sociales y mementos hist6ricos. Entendemos que se observa en las expresiones del Presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, pero se ha visto en Chile, antes del "golpe Pinochet". Atine Grossman en su artlculo "The New Women and the Rationalization of Sexuality in Weimar Germany", relata c6mo durante la Depresi6n en Alemania las mujeres retornaron al contexto domestico y hubo una intensificaci6n en estas labores. La salud y la alimentaci6n volvieron a este contexto. El estado hizo un llamado a las mujeres para que proveyeran un "alivio emocional" a la crisis que se atravesaba. Se les pidi6 que mediaran en los conflictos que se generaban entre hombres y mujeres debido a la competencia por los escasos empleos. 29 Manuel Castells, "Pr61ogo a la edici6n mexicana: La cuesti6n urbana en las sociedades dependientes", en La cuestl6n urbana (Mexico: Siglo Veintiuno editores, sa), 1982, pp. XVI.

aditamentos- lo cual resulta en una ampliaci6n en la circulaci6n de mercanclas. La producci6n masiva de mercanclas encuentra un dep6sito util en estas nuevas formas de organizaci6n de lo domestico. Desde el punto de vista del capital la rentabilidad de la familia, como forma de organizaci6n del contexto domestico, es superada.30

Los medios de comunicaci6n masiva apoyan la concepci6n de un consumo mayor y mas privatizado lo cual contribuye a fomentar expectativas de mayor libertad y placer individual ode lo que pasa a entenderse como la vida deseable. Es preciso, entonces, estudiar cuales son las correspondencias en la subjetividad de hombres y mujeres burgueses y pequeno burgueses en estas zonas. Esta subjetividad estara impactada diferencialmente a lo largo de estos sectores. Nos interesa, sin embargo, lo que emerge como tendencia en los sectores de la pequef\a burguesla donde ha sido discutido por varios autores.

Para la otra autora, la producci6n masiva de mercanclas nose traduce necesariamente en una ampliaci6n de la esfera del consumo y esta a su vez nose traduce necesariamente en una fragmentaci6n del contexto domestico y/o mayqr atomizaci6n de los individuos. Al nivel local, esta ampliaci6n de la esfera del consumo depende, entre otros, de la intervenci6n estatal para elevar los niveles de consumo de los sectores poblacionales progresivamente dependientes del estado. En la medida en que esta intervenci6n estatal disminuya, esta esfera del consumo, no recibiendo ningun estlmulo por ningun otro lado, tendera a contraerse. Por otro lado, la relaci6n entre ampliaci6n de la esfera del consumo-fragmentaci6n del contexto domestico depende de la articulaci6n que hagan los individuos de estas fuerzas. En este sentido, en la medida en que no necesariamente hay una correspondencia inmediata y directa entre formas de operar de este modo de producci6n y formas concretas de articular la realidad por parte de los individuos, esta superaci6n de la rentabilidad de la "familia", como forma que asume el contexto domestico, por parte del capital no necesariamente encuentra una correspondencia al nivel de las consciencias individuales.

Barbara Ehrenreich, en su libro, The Hearts of Men31 estudia las transformaciones en la subjetividad de los hombres y las mujeres en el contexto norteamericano haciendo uso de una recopilaci6n de datos hist6ricos y culturales. Sostiene que

30 Para una de nosotras, si el proceso de fragmentaci6n y atomizaci6n del contexto domestico fuera efectivamente una tendencia generalizada podrlamos reflexionar te6ricamente en la lfnea de Agnes Heller en torno al potencial revolucionario de estas nuevas condiciones de la vida cotidiana. En la medida en que este proceso de atomizaci6n del contexto domestico culmine, los individuos no contarfan ya con la comunidad ni la familia para enfrentarse a la penetraci6n de las mercancfas en sus vidas. La funci6n de muelle, de refugio, de estos desaparecerfa. Ello deja por asf decirlo a las personas en la calle reencontrandose contradictoriamente allf para exigir una transformaci6n de la totalidad de las relaciones sociales. Agnes Heller se formula la pregunta de hacia d6nde conducen estas transformaciones de la vida cotidiana. Ella recurre a la concepci6n de Marx de las "necesidades radicales" para atisbar a una respuesta. Estas son las que el capitalismo pone en movimiento por el propio desarrollo de las fuerzas productivas y que son reapropiadas por los individuos. La realizaci6n de estas necesidades radicales supondrfa la superaci6n de las formas que las sustentan. Esta superaci6n consistirfa, entre otros, de una pluralidad de formas de vivir y de pensar, superaci6n de la divisi6n del trabajo, eliminaci6n de las relaciones de poder y dependencia y acceso a la riqueza social. Heller supone que estas necesidades radicales exigen unas nuevas practicas que a su vez transformaran las formaciones sociales actuales. Ella encuentra en la redefinici6n del sentido de comunidad, la de productores asociados, el eje fundamental de la transformaci6n. 31 Barbara Ehrenreich, The Hearts of Men (New York: Anchor Press), 1983.

ha ocurrido una rebeli6n de los hombres en contra de las expectativas que pesaban sobre ellos como proveedores de forma tal que ya no entienden que "ser hombre" esta en funci6n de ser padre y esposo. Esta rebeli6n se observa con el surgimiento de la concepci6n del "playboy" para fines de la decada del cincuenta, el cual entiende como legitimo el estatus de soltero que disfruta de una sexualidad que nose compromete por la via del matrimonio. Tambien se observa posteriormente el surgimiento del "beatnik" 32 que rechaza no ya el compromiso familiar sino tambien la etica productivista del trabajo. El desarrollo mas reciente en las transformaciones en la subjetividad de los hombres es lo que la autora recoge bajo la categoria del "nuevo hombre". Este ultimo, segun Ehrenreich, desdena los compromisos a los que obliga el matrimonio y sobrevive tel izmente con relaciones breves, el "laundromat" y el restaurant de precios m6dicos. El "nuevo hombre" aspira a una nueva sensibilidad ante los renglones otrora femeninos; la cocina, las artes, la literatura y las modas. Se considera apto para convertirse en un consumidor independiente que discierne sobre articulos de cocina, muebles y enseres. El machismo y la rudeza asociada con el se descarta como insensibilidad. Se cultiva una preocupaci6n mayor por la estetica corporal y por estar "en contacto con los sentimientos". Dentro de este modelo de la buena vida se aspira a una suerte de independencia emocional de las mujeres que se apoya en una independencia domestica.

Para una de nosotras, Ehrenreich construye una tipologia que ayuda a explicar cambios que se han operado en la subjetividad de los hombres. Estas tipologias elaboradas a partir de un analisis hist6rico-cultural corren el riesgo, como toda aproximaci6n de este tipo, de reificar aspectos de la realidad que son mas complejos y contradictorios. Su utilidad estriba en la sistematizaci6n de la informaci6n lo cual provee elementos utiles para la reflexion. En el caso de su aplicabilidad a nuestro contexto local, es preciso, por via del analisis hist6rico de nuestra especificidad, ubicar su aportaci6n. Esta aportaci6n se encuentra limitada en la medida en que no ofrece una argumentaci6n de las condiciones materiales que posibilitan el surgimiento de estas transformaciones en la subjetividad de los hombres. Seria preciso incorporar el analisis de la causalidad que deriva, por ejemplo, de las formas cambiantes de la divisi6n social del trabajo. La autora se limita a un analisis descriptivo de elementos culturales que no ata a las condiciones hist6ricas de su desarrollo.

Para la otra autora, un analisis hist6rico no conduce a la construcci6n de tipologlas sino a un mayor enfasis en las nociones de proceso, transformaci6n y especificidad. En este sentido, las tipologlas efectivamente reifican la realidad en la medida en que carecen de especificidad, movimiento y concreci6n. En terminos del trabajo de Ehrenreich, concordamos, en que la materialidad de estas categorias (ej.

"proveedor", "playboy" , "beatnik") al nivel de las clases y sectores de clase nose ha-

ce clara ni siquiera para la formaci6n social en que son estudiadas, hay un total linearidad en su descripci6n del proceso de estas transformaciones en la cual no aparentan emerger contradicciones. El planteamiento de Ehrenreich en torno a la "rebeli6n" del "hombre proveedor" y a las categorlas de padre y esposo podrian reinterpretarse a partir de un acercamiento dialectico materialista a las transformaciones en el modo de producci6n capitalista. Proveedor alude a unos arreglos en terminos de la organizaci6n

32 Designa a personas en Estados Unidos, particularmente en las grandes ciudades, alrededor de los 1950. Ellos adoptaron una distancia de las concepciones de familia y trabajo en su epoca.

social de la producci6n y del contexto domestico en la que, formalmente, los hombres y no las mujeres estan vinculados a la producci6n como trabajadores asalariados. Las categorias padre y esposo aluden a funciones mas bien en la esfera ideol6gica, son construcciones sociales cuya materialidad se vincula a un tipo de modo de produci6n y reproducci6n en un momenta hist6rico especifico. Esta llamada "rebeli6n " en todo caso alude a un hecho objetivo -la incorporaci6n de las mujeres como trabajadoras asalariadas- lo cual es igualmente un hecho hist6rico. Esta incorporaci6n implica necesariamente un cambio en la ubicaci6n estructural de las mujeres dentro del proceso productivo capitalista sin que esto implique una diferencia cualitativa en terminos de su ubicaci6n estructural en el contexto domestico. Esta "rebeli6n" , de efectivamente evidenciarse en hombres de sectores de clase especificos en el contexto norteamericano, podria ser la articulaci6n por parte de estos del trastoque en los arreglos del contexto domestico y el reconocimiento de no ser ellos los t:micos "proveedores" y por consiguiente un relajamiento y una distancia de las categorias padre y esposo como construcci6nes sociales. Sin embargo, esto lo que refleja es un desarrollo contradictorio de la misma subjetividad de los hombres en el sentido de que en el piano concreto el salario pagado a las mujeres se ha tendido aver como un complemento del salario del hombre. Esta es la justificaci6n ideol6gica para que efectivamente tiendan a ser salarios mas bajos yen este sentido los hombres se mantienen como sujetos dominantes en el contexto domestico.

Por otro lado, la articulaci6n por parte de los hombres en torno a lo que es lasexualidad masculina como construcci6n social, esto es, una sexualidad cuyo objetivo es la gratificaci6n al cuerpo del hombre yen la cual las mujeres son concebidas como un objeto que viabiliza dicha gratificaci6n, precede hist6ricamente el surgimiento de la concepci6n del "playboy". En todo caso, la concepci6n de "playboy" hace de lo subyacente, esta articulaci6n de la sexualidad por parte de los hombres, lo manifiesto. Esto es, al nivel de las relaciones visibles se agudiza y/o se exacerba esta aproximaci6n particular a la sexualidad; una sexualidad que al margen de esta categoria de "playboy" puede y se ha revestido hist6ricamente de diversas construcciones ideol6gicas.32 El acercamiento investigativo en esta area debe contemplar que tipo de transformaciones se han ido evidenciando al nivel del modo de producci6n y formaci6n social que contribuyan a esta rearticulaci6n y reafirmaci6n de la sexualidad masculina coma construcci6n social e igualmente que clases y/o sectores de clases la articulan en primera instancia y cual es la materialidad de sus objetivos al promoverla.

El planteamiento de Ehrenreich en torno a una sexualidad por parte de los hombres que nose compromete por la via del matrimonio requiere un analisis que contemple diferencias entre hombres y mujeres en torno al significado de una sexualidad no comprometida. Desde el punto de vista de los hombres las relaciones breves y/o no comprometidas tienden a afirmar las relaciones de dominaci6nsubordinaci6n entre los sexos, a exacerbar y/o agudizar la cosificaci6n de las mujeres ya afirmar la sexualidad masculina coma construcci6n social. lgualmente refleja una manipulaci6n y una distorsi6n del discurso del movimiento de mujeres.33

32a Esto es asl en la medida en que el "playboy" constituye una manifestaci6n exacerbada de esa construcci6n social de la sexualidad de los hombres. 33 Esto queda ilustrado cuando los hombres apelan al discurso de liberaci6n que articula el movimiento de mujeres para adelantar sus propios objetivos sexuales.

Para las mujeres, estructuralmente y al nivel de sus virtualidades, una sexualidad no comprometida sugiere la posibilidad de trascender la penetraci6n de la propiedad privada en la sexualidad, su utilizaci6n como objetos sexuales, la ruptura con un tipo de sexualidad vinculada a la reproducci6n y la ruptura con el amor romantico -el sexo como una manifestaci6n del amor- como construcci6n ideol6gica. Una vez las mujeres articulan estas virtualidades e intentan reproducir en su practica un proceder sexual alternativo chocan con la articulaci6n que hacen los hombres de este tipo de sexualidad provocando la desarticulaci6n de muchas companeras feministas. En este choque se manifiesta una dialectica donde la verdadera rearticulaci6n feminista se encuentra obstaculizada por las estructuras objetivas de este tipo de formaci6n social -ilustradas y/o reflejadas en la articulaci6n que hacen los hombres de este tipo de sexualidad. Al mismo tiempo, la reproducci6n al nivel de la practica de un tipo de proceder sexual alternativo por parte de las mujeres, echa a andar una fuerza que trastorna eventualmente esas mismas estructuras objetivas.

Nos preguntamos aquf c6mo se configuran esas transformaciones en la subjetividad para los sectores populares en formaciones sociales especfficas. Serra necesario una investigaci6n que nos permitiera entreverlos. Sabemos, sin embargo que los obreros de oficio son cada vez menos y que ocurre una progresiva descalificaci6n de la fuerza de trabajo que resulta de la automatizaci6n y la implantaci6n del taylorismo y el fordismo como formas de organizaci6n de las tareas. 34 Esto va acompanado de una cafda en la etica del trabajo y una imposibilidad de adherirse a los modelos de matrimonio estable que suponen la constituci6n del contexto domestico estable. Por razones distintas, vemos una tendencia hacia la reorganizaci6n del contexto domestico en ese sector tambien. Sin embargo, lo cualitativo no se limita exclusivamente a la reorganizaci6n del contexto domestico sino que contempla prioritariamente el analisis de las fuerzas diferenciadas operando hacia dicha reorganizaci6n en las diversas clases y sectores de clase.

Estas tendencias hacia la reorganizaci6n del contexto domestico contrastan con el discurso publico de los sectores religiosos y estatales donde el matrimonio y la concepci6n de la familia burguesa se reclama como la aspiraci6n de todos.

Estas transformaciones del contexto domestico han sido objeto de una fuerte reacci6n por parte del antifeminismo de derecha. La reacci6n del antifeminismo de derecha -como corriente ideol6gica que atraviesa las clases y sectores de clase y las plataformas de los partidos, ha sido la de culpabilizar al movimiento de mujeres. Desde esta perspectiva, el "nuevo hombre" es un engendro que ha potenciado el propio movimiento de mujeres y que pone en acci6n nuevas y mas sutiles formas de dominaci6n. Visto asf, el feminismo en sus reclamos de igualdad ha servido de apoyo te6rico e ideol6gico a una rearticulaci6n de la opresi6n de las mujeres. Se exige la reconstituci6n del "refugio domestico" el cual se entiende como prerrogativa de las mujeres y fundamento de la formaci6n social. Se hace un llamado a retomar la

34 Taylorismo alude al proceso mediante el cual se dividen en la fabrica los procesos de ejecuci6n de los procesos de concepci6n y de direcci6n y se separan en tareas simplificadas con tiempos especlficos los diferentes pasos en la creaci6n de la mercancla. Fordismo alude al procedimiento que prolongando el taylorismo se ejemplifica en la llnea de ensamblaje, donde ocurre la mecanizaci6n de las tareas y la separaci6n entre trabajo manual e intelectual. Se vincula igualmente con la producci6n masiva de mercanclas. El fordismo tiene tambien su correlate en la vida cotidiana, esto es, en la reproducci6n ampliada de la fuerza de trabajo, reduciendo los costos de su restituci6n a partir de la consolidaci6n de un mercado de masas.

concepci6n tradicional de la familia y la sexualidad. Se preparan campanas para el fortalecimiento de la tamilia. Se augura el cataclismo social.

La derecha generalmente exige del estado una polftica no intervencionista en los asuntos de la familia senalando que este en su caracter de estado benefactor ha debilitado la base de la familia y/o el contexto domestico. Aun cuando se reconoce esta intervenci6n del estado benefactor se reafirma que es el movimiento de mujeres y no las transformaciones generadas por el capital y el estado los que han contribuido a lo que este sector denomina el desamparo a que quedan expuestas las mujeres. Se alega queen el momento actual las mujeres pasan a competir en desventaja en el mercado de las relaciones no comprometidas y de los empleos peor remunerados. Uno de los ejemplos mas contundentes, desde el punto de vista del antifeminismo de derecha, el cual se esgrime para ejemplificar esta posici6n es el problema del aborto. En los Estados Unidos el movimiento anti-aborto presenta los casos de mujeres que quedan embarazadas y que no poseyendo los medios econ6micos para sostener la criatura dada la propia desventaja econ6mica de las mujeres seven obligadas a recurrir a un aborto para el que, con frecuencia, el companero sexual no contribuye con dinero.

Las posiciones de derecha oscurecen el hecho de si bien los hombres en un momento de esta dialectica parecen tomar ventaja de las luchas de las mujeres reapropiandose de su sexualidad, al nivel de sus virtualidades, el proyecto de lucha del teminismo-socialismo tiene un alcance que trasciende esos obstaculos. Deirdre English35 senala que la postura antifeminista de derecha tiene un animo defensivo. Como otras soluciones patri6ticas o fundamentalistas, refleja el deseo de retornar a tiempos pasados de la femeneidad y el deseo de acabar con la complejidad y la ambivalencia. Es por esto una postura reaccionaria que esta delimitada por el propio curso de la historia.

Este proceso de transformaci6n de las relaciones entre los sexos se tiende a interpretar al nivel de las consciencias particulares como uno confuso y doloroso; como crisis personales y fracasos privados en las relaciones afectivas y/o sexuales.

Se han observado unas transformaciones en la subjetividad de los hombres, los cuales, desde el punto de vista del llamado antifeminismo de derecha, hallan su materialidad en el mismo surgimiento y desarrollo del movimiento de mujeres. Sin embargo, la posici6n que sostenemos parte, de que se han evidenciado una serie de transformaciones al nivel del modo de producci6n y formaci6n social, los cuales han implicado trastoques en el contexto domestico y cambios en la posici6n estructural de las mujeres con respecto al proceso productivo capitalista. Estas transformaciones se han venido interpretando por hombres y mujeres de las diversas clases y sectores de clase media mediante un proceso de subjetivaci6n de lo objetivo. La articulaci6n de estas transformaciones queda ilustrada en el desarrollo paralelo del movimiento de mujeres y de transformaciones en la subjetividad de los hombres. Este desarrollo paralelo ha incurrido en innumerables desfases -lo cual contempla otras dimensiones de la subjetivaci6n- alejandose cada vez mas de su punto comun de origen, esto es, las mismas transtormaciones al nivel del modo de producci6n y la formaci6n social. Visto desde esta perspectiva, la culpabilizaci6n o no culpabilizaci6n del movimiento de mujeres frente a las transformaciones en la subjetividad de los hombres se constituye como un falso problema. Nos afirmamos nuevamente en que al nivel de sus virtualidades la reproducci6n al nivel de la practica de un proceder sexual alternativo por parte de las mujeres constituye una fuerza que

35 English, 1979.

trastoca las mismas estructuras objetivas. Hay un proceso, una lucha y la posibilidad de que un movimiento especffico, articulado al nivel de las consciencias colectivas e individuales desestructura y estructura unas relaciones sociales.

Las repercusiones de estas transformaciones en la practica del movimiento de mujeres y los debates a asumir

Las mujeres al igual que otros sectores, tienden a absorber muchas de las contradicciones y dislocaciones inherentes a los cambios estructurales experimentados por el modo de producci6n capitalista en sus formas mas recientes. Las diversas vertientes del feminismo podrfan explicarse como articulaciones diferentes de estas contradicciones. Al nivel de la practica polftica se ha sugerido la necesidad de estudiar en que medida la lucha de las mujeres coincide o conflige con intereses particulares del capital ode sectores del capital y del movimiento obrero organizado. Este planteamiento parece ser particularmente relevante en el contexto de nuestra discusi6n en torno al ambito domestico en el capitalismo avanzado. Nos parece que serfa igualmente necesario el analisis de la relaci6n entre esta lucha de mujeres y los intereses del estado. En terminos de los intereses del capital, las reivindicaciones vinculadas al control de nuestro cuerpo (ej. control de la reproducci6n biol6gica, aborto), parecen correr paralelas a la tendencia al aumento en la composici6n organica del capital 36 y el proceso de automatizaci6n de tal forma que es posible el proponer que una creciente flexibilizaci6n por parte del estado en esta direcci6n refleje en parte la nonecesidad de industrias intensivas en mano de obra por parte del capital. lgualmente la aparente flexibilizaci6n por parte del estado y de las ayencias del control en torno a formas de la sexualidad alternativas (bisexualidad, homosexualidad) podrfa ser una manifestaci6n superestructural de este fen6meno. En este sentido las demandas del movimiento feminista pueden efectivamente coincidir con los intereses de sectores especfficos del capital sin que esto necesariamente implique que estas sean un reflejo de estos intereses. Esto se traduce a su vez en dos problematicas interrelacionadas: la posibilidad de la cooptaci6n ideol6gica de un sector considerable del movimiento de mujeres y por otro lado las posibilidades de la misma dialectica del modo de producci6n y la formaci6n social. Esto es, lo que coincide en un momento hist6rico puede confligir en otro momento, digamos, por ejemplo, la incorporaci6n de las mujeres como trabajadoras asalariadas. En terminos del movimiento obrero organizado, el ejercito de reserva que representan las mujeres y la alternativa del subempleo tienden a reducir las posibilidades de lucha de los sindicatos. Por otro lado, la practica sindical concreta ha sido la de ubicar las reivindicaciones de corte feminista como ultima prioridad dentro de las reivindicaciones percibidas como de mayor urgencia o inmediatas. Sin embargo, nos parece que con respecto al movimiento de mujeres, en tanto movimiento social, "las formas organizativas sindicales actuales" confrontan la misma imposibilidad que confrontan con relaci6n a otros movimientos sociales. Esto es, la imposibilidad de incorporar sus reivindicaciones como parte de su proyecto especffico de lucha. Se ha senalado que esta imposibilidad encuentra su base material en ubicar "exclusivamente la contradicci6n entre trabajo y capital al proceso de trabajo, soslayando su extensi6n al conjunto de la sociedad" . 37 En este sentido esto es un

36 La composici6n organica del capital es la proporci6n entre capital variable y capital constante. Un aumento en la composici6n organica del capital implica un aumento en capital constante. 37 Arturo Torrecilla, "Por los caminos de la utopia: ecologla, vida cotidiana y nuevos sujetos sociales. Trabajo policopiado, 1984.

reflejo de la misma crisis de los sindicatos frente a las configuraciones mas recientes en las formaciones sociales capitalistas.

Al nivel de la practica polftica del feminismo socialista se ha evidenciado un intento de calcar los modelos organizativos de la izquierda organizada tanto por la vfa de la incorporaci6n de la forma de los sindicatos -intentando la creaci6n de una gran uni6n de mujeres -como por la incorporaci6n de la forma de los partidos- intentando la creaci6n de un partido de mujeres. De esta manera se viene a reforzar, como hist6ricamente lo han hecho estas dos formas organizativas, una dicotomfa entre las llamadas reivindicaciones estrictamente econ6micas (ej. mejores condiciones de trabajo) y las estrictamente polfticas (ej. leyes en favor de las mujeres, representatividad). En este sentido se ha planteado que el movimiento de mujeres ha sido efectivamente cooptado tanto al nivel legislativo por los partidos y organizaciones de derecha como al nivel te6rico por los partidos y organizaciones de izquierda. 38 Al asumir una de estas dos formas, el movimiento de mujeres no ha sido capaz de articular, en la gran mayorfa de los casos, las tareas y actividades realizadas por el movimiento, como movimiento, con las aspiraciones e intereses personales de liberaci6n de un sector considerable de compaf\eras feministas. De forma tal que estas "nose encuentran" por decirlo asf, dentro del mismo movimiento. En este sentido, y ante la presencia de un sector considerable de feministas no afiliadas por un lado y de una gran cantidad de mujeres trabajadoras para las cuales el movimiento de mujeres no recoge muchas de sus preocupaciones cotidianas de otro, el problema parece emerger no como el problema individual de estas mujeres sino como el problema de los movimientos, es decir, de c6mo estos movimientos se han ido configurando. Dentro de este contexto es necesario el asumir los siguientes debates: 1. Una de las posiciones asumidas por un sector de mujeres feministas socialistas ha sido la de sustentar que la problematica de la subordinaci6n de las mujeres es una problematica subordinada a una mayor, esto es, la de la lucha de clases yen nuestro caso particular, incluso a la lucha nacional. El planteamiento te6rico subyacente es el de la existencia de una totalidad -lucha entre capital salario- contradicci6n principal de la cual se desprenden otras luchas. Sin embargo, este planteamiento te6rico ha sido criticado por asumir una forma de lo que ha venido a ser denominado "imperialismo conceptual" toda vez que el concepto totalidad se levanta como uno tan te6ricamente abarcador que las otras categorfas aparecen como categorfas subsidiarias ode relevancia menor. 39 Serra necesario examinar si esta posici6n se sostiene frente a los debates en torno a las clases sociales dentro de las formas mas recientes asumidas por este modo de producci6n y formaci6n social y frente a la creciente relevancia y proliferaci6n de los llamados movimientos sociales y/o urbanos en dicho contexto. 2. Se ha asumido en la practica de un sector del movimiento de mujeres que el objetivo del movimiento es la inversi6n de las relaciones de dominaci6nsubordinaci6n, queen todo caso es la reproducci6n de la misma estructura, de tal forma, que a mayor cantidad de mujeres en posiciones estrategicas de poder, mayor la probabilidad de un saldo positivo en terminos de la correlaci6n de fuerzas entre hombres y mujeres. En todo caso, el movimiento de mujeres no es igual a mujeres en el poder sino a la posibilidad de abolir el poder.40 En este sentido tambien

38 Lynne Farrow,

"Feminism as Anarchism", en Quiet Rumors (Londres: Dark Star), sin fecha de publicaci6n. 39 Ibid., p. 15. 40 Carol Ehrich, "Socialism, Anarchism, and Feminism", en Quiet Rumors, p. 61 .

las feministas socialistas han incorporado la conceptualizaci6n que del poder ha desarrollado la izquierda organizada, esto es, la cosificaci6n del poder, el poder como una cosa y no como relaciones sociales. 3. Un debate relacionado se vincula a las formas de interacci6n de las mismas mujeres en el interior de los movimientos donde tambien se reproducen los patrones masculinos de dominaci6n-subordinaci6n de tal forma que las compaiieras mas articuladas con respecto al caracter y a la naturaleza de la misma subordinaci6n de las mujeres ejercen un control del saber un poco en la linea de Foucault alrededor de la proliferaci6n de las formas saber-poder. 41 Tambien aqui el movimiento feminista socialista ha calcado las formas de la izquierda organizada al desarrollar de forma similar "elites ocultas" en el interior del movimiento. 4. lgualmente habria que afrontar el debate de las formas que asume la sexualidad (heterosexualidad, bisexualidad, homosexualidad) en el interior del movimiento de mujeres de tal forma que como cuesti6n de metodo y para construir una representaci6n mas acertada de la realidad no se asuma una ubicaci6n estructural comun con respecto a la problematica misma de la subordinaci6n. "El todo es mas que las partes, pero es tambien menos".42 Esto es, la naturaleza y el caracter de la subordinaci6n de las mujeres depende tambien de sus opciones en torno a la sexualidad y de igual forma la articulaci6n del problema como las reivindicaciones percibidas como de mayor urgencia. 43 5. Finalmente, seria necesario un analisis del desarrollo de formas de lucha alternativas a las desarrolladas tanto por la derecha como por la izquierda organizada. En este sentido, la proliferaci6n de grupos pequenos vinculados al trabajo de problematicas especificas de la subordinaci6n podria redefinirse, si asi se hace evidente en la practica, no como la debilidad del movimiento ni como la ausencia de un movimiento mas abarcador sino como un elemento de vitalidad y de fuerza, particularmente, en la medida en que, en dichos grupos se ha evidenciado una tendencia hacia la ausencia de estructuras jerarquicas de organizaci6n. Por otro lado, contrario al planteamiento sostenido por la izquierda de que las diversas reivindicaciones feministas no serian regatiables en el contexto de las formaciones sociales capitalistas, el estado, por lo menos en el orden aparente de las cosas, ha sido exitoso en cooptar muchas de estas demandas. Es nuestra contenci6n, tras haber debatido con otras companeras feministas, que s61o la lucha sistematica en contra del poder en todas sus formas y manifestaciones no es posible de ser cooptada bajo las formaciones sociales capitalistas actuales. Esto es, hay un proceso de producci6n y hay una constante reproducci6n. Esto es un s61o proceso. Esta reproducci6n va dirigida al mantenimiento de unas relaciones de producci6n de caracter explotativas y de jerarquizaci6n, relaciones que van desde el contexto del trabajo asalariado hasta las relaciones afectivas y/o sexuales. Esta es la materialidad del poder y de las diversas formas que este asume y estos son al mismo tiempo los limites de la estructura. Es muy posiblemente esta aproximaci6n particular a la problematica de la subordinaci6n la que demuestre eventualmente contribuir de forma mas acertada al emerger de un tipo de socialismo de diversidad y libertario en vez de uno estatal y autoritario.

41 Foucault, 1983. 42 Traducci6n de cita de T.J.G. Locher en The Modern World System de Immanuel Wallerstein (New York: Academic Press), 1974. 43 Ejemplo, entre otros, de esto es la articulaci6n diferenciada que se desarrolla de las relaciones estables dado que la categorla "matrimonio" como construcci6n ideol6gica y como forma jurldica solamente contempla la opci6n heterosexual.

TEMAS HISTORICOS

Margarita Fernandez, "Las Corredoras", dibujo, 23" x 28", 1984.

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