del siglo 20 que se estableció aquí una industria apícola. Hasta la década de 1990, las abejas silvestres y las atendidas por los apicultores descendían de abejas europeas, principalmente de abejas italianas. En el 1994 llegó a Puerto Rico la abeja africanizada, resultado del cruce de abejas italianas y abejas africanas, y esta es la raza que predomina hoy en toda la isla. La colmena de la abeja común tiene una sola reina que pone huevos, varios machos o zánganos que inseminan reinas vírgenes producidas por otras colmenas, y miles de hembras obreras que realizan todas las tareas necesarias para que la colmena funcione coordinadamente. Las abejas se alimentan de polen y de néctar convertido en miel, ambos recursos son almacenados en celdas distintas en los panales. El polen es muy importante como alimento para las larvas, que se desarrollan a partir de huevos depositados por la reina en otras celdas. El desarrollo embrionario de las abejas obreras dura unos 21 días y las adultas viven un promedio de 45 días. La reina puede vivir varios años y los zánganos viven varias semanas. Las colmenas se reproducen mediante la producción de enjambres que establecen colmenas nuevas. La abeja común es nativa de África, pero hace cientos de miles de años migró a Europa y los apicultores la han dispersado por todo el mundo. Centris decolorata y C. haemorrhoidalis (Apidae) son dos de nuestras abejas nativas más atractivas. La primera (abajo) tiene el tórax, las patas traseras y el final del abdomen cubiertos por una vellosidad anaranjada mientras que los primeros segmentos del abdomen son negros (a este detalle quizás se refiere decolorata, que significa descolorado, sin color). La segunda (próxima página, arriba) es negra, con la mayor parte del abdomen azúl oscuro y los segmentos finales cubiertos de pubescencia roja (haemorrhoidalis se refiere a este detalle). Centris decolorata frecuenta suelos arenosos cerca de las playas y otras zonas costeras, donde vuela ruidosamente cerca del suelo en búsqueda de flores, parejas y lugares apropiados para excavar y construir el nido. Centris 109