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SOY UN ALMA VIEJA
Para Manuel O.-Garcia. Poeta.
Poeta: Yo scy caballero
De pretéritos tiempos lejanos;
De alma multiforme soñadora y brave......
Soy á un tiempo mismo
Un Don Juan de aventuras galantes
Blasfemo y gallardo.
Y el Quijote manchego y bizarro
Que desface entuertos con la ruda lanza,
Yo soy en las noches de lunaTrovador medioeval y romántico
Que al pié de una gótica reja
Deslíe su gama de armoniocsos cantes
Reviviendo las épocas muertas
Que es un salmo de vida al pasado.
So) bajo el ensueño de la luna blanca, De la luna pálida
Que vierte en la noche su melancolía
De mujer romántica, Romeo que tiende una escala deamor yde besos
A la novia ideal que soñara
Avida de ensueño y trémula de ansias, Con el alma temblando en los labios
Con largos suspiros
Y el ardor de su carne brillando
En sus largas é intensas miradas,
Otras veces
Mi vida es tan triste, tan sola y tan árida, Que el doior asesina mi alma
Con el golpe de inmensas torturas q. nunca (se acaban....
Con hondas neurosis que mi carne enervan
Y con un anhelo que nunca se sácia.
Mi espíritu entonces
- -Como un ave cautiva que plega sus alas, Desgrana en la noche sus trinos
Con un ritornello de amargas nostalgias, Y un suspiro el espíritu vierte
-Que es como el perfume
De una flor que se muere en la escarcha.
Y preganto á las huras que pasan: ¿Cual esel secreto
De esta vida loca que es tan enigmática?
Y ellas contestan con voz tan pausada, .Con voz tan pausada que apenasse oye: Es un fuego fatuo que brilla en la sombra
Y después en la sombra se apaga.
Despierto de un sueño......
De este sueño de intensasno<talgias
Y la vida otra vez es la misma que tanto soñara. Y otra vez vuelvo á ser un Don Juan con un (alma profana; Se alegra mi vida con risas y besos, suspiros (+ alas.
Vuelvo á ser Romeo :
Y mimente sueña con pupilás hondas y con
Con el alma snspensa en la escala (manos pálidas
ALIDO, la abundosa ¡ negra men lena cayéndole como un sombrío palio de luto sobre el rostro adelgazado por las vigilias, Luciano, febrilmente, daba los últimos retoques á aquella carta, destinada á producir la ruptura definitiva......
Sí, porque nmo era posible que él, el hombre, el fuerte, el de sexo creador, templado acero para las luchas de la vida, fuera un nimio juguete para aquella mujercita Cébil i pálida, tan pálida que, desertores los sonrojos de su cara, se la créería un mármol impasible, muerto. Tan sólo vivían en ella los ojos ilos pies. Los ojazos aquellos, gri.sesi profundos, que parecían a veces acariciarle hasta lo más hordo de la raiz desu substancia canm la penetracióni la intensidad de una caricia material, a veces fulminarle, mirándole entonces con el fulgcr que despiden dos aceros al quebrarse; ¡ los pies, inquietos, aprisionades en el diminuto calabozo de los chapines, siempre agitándose como dos animalitos revoltosos.
Había sí, que poner punto final a esa vida que vivía de incertidumbres y zozobras. Él, el hombre, el fuerte; era:- un -postergado a los caprichos de-el/a, soberana absoluta del poderoco imperio de su debilidad.
Sí; había .que -rebelarse contra aquel débil y fuerte 'imperio, había que sacudir el poder de aquel cetro tan leve como la espiga de oro del trigal isin embargo, tan pesado cola tiranía férrea de un caudillo bárbaro.
I aquella carta, aquellas líneas que concluía, aquellos signos garrapateados sobre la albura del papel, eranlos augures de su felcidad, eranlos heraldos de su liberación definitiva, de la snprpgñ -inarmo tas reflexiones que me ha sugendo% tu conducta injurtificable, he pu=a¿ do, estallardo deamargura el almaAf que nada puedehaber de común en- o%AB£S cómo mueren losimperios? Sí, les mata su iniquidad y su injusticia. Ve nid conmigo. Conjuremos las sombras tenebrosas de imperios sepultados en las entrañas de los siglos y arranquemos su e 1señanza á las tumbas. eSepultóne mi propia injusticia: Por ella despiomáronse:- conmigo..Nínive y Babilonia.»
RAFAEL H. MONAGAS.
Surge vieja Asiria, con la paloma ninívi ta sobre tu corona de esmeraldas. ¿Quién te sepultó?
V V-Re'gia Persia, Llama- de las naciones, ¿cómo caíste, Tú, que hollaste los pueblos con tu planta, que pointeaste el Helesponto con tus naves, que invadiste el Occidente con.tus legiones?
«Porque hollé los pueblos con mi planta; porque panteé el Helesponto con mis naves; porque invadf con mis legiones el OccidenteCaí por mis maldades.»
Y tú, musaica Grecia, la más hermosa de las hermanas clásicas, que aún encantas al mundo con tus hechizos, que hablas ea tu arte, ¿por qué yaces hundida, reclinada Ja aura frente sobre tu arpa rota?
« Amé las bellezas de la carne embalsamada en mármol pario, amé las bellezas del pensamiento más que el pario lenguaje; pero la belleza de la justicia, el amor de los amo.res, los hollé en el fango. Por eso he venido áser como los -pueblos bárbaros. Y uno de ellos.»
Majestuosa Roma, con tu septenaria coro- tre un hombre como yo, que amó inmensamente ¡ una mujer perversa, depravada, como tú, que empantana su amor hac<ta conel amor de los lacayos.»
Ponia punto i ya iba a estampar sú firma al pie d- aquellos renglones enfilados, cuando unos brazos rodearon su cuello, unos labios exangues le besaron en la boca i sintió sobre sí, fija dominadora, la mirada, la miráda ter rible de aquellos grises i profundos ojos que parecían fulminarle consu fulgor de aceros al quebrarse, i en sus oidos vibró el martilleo de una pregunta: ¿cómo, escribes, tienes - n2 mural rota á los pies, ¿por qué duermes es pultada? No te sepultó la injusticia. Prefacian tu gran libro del Derecho estas palabras: <La justicia es la voluntad:- firme y duradera de dar á cada uno lo suyo»

«Hice de la iniquidad mi ley. Vencíí las naciones. Sus riquezas prefulgaron en mis palacios dunde hoy husmea la zorra y anida el buho. Y ahitaron á mis cortesancs» «Hombres malvados fueron mis consejeros. El adulador exhaló su vepeno en mis oidos¡Millones do esclaves mojaron mi suelo con lágrimas y sangre! ¿No les oís aún clamando al cielo?
«He aquí la recompensa Atormentada por la caída.> eld, y decid al reciennacido que se inclina en los montes Allegheny, apoyando sus manos en mares tributarios y con una ccrona de estrellas sobre su frente joven, decidle, que hay derechos que deben guardar los Estados so pena de sufrir grandes males. Decidle que hay una Ley Suprema que cobija al débil y al fuerte y precipita en el abismo al más grande de los pueblos que viole sus eternos dictados. Advertid al naciente imperio que nose despeñe inicuo yobscurecido en la sima del destonor. Decidle que la justicia es la vo'untad firme y duradera de dar á cada uno lo suyo. Yo losabía. Y la violé. Recordadle que la observe ógemirá como yo atormentado por la caída.» tiempo para otra cosa que no sea pensaren mí?
Luciano, pálido, la abundosa y negra mele'na cayéndole como un palio de luto sobre el rostro adelgazado por las vigilias, bajo el imperio débil ¡ formidable de aquel beso que era un suspiro i era un mordisco, que era .. un gesto solemne de la dictadura de la tumba era una explosión de sen:ualidades morbosás, Luciano:... sonrió i. ....
Los fragmentos de la carta se esparcieron por la estancia como un enjambre en fuga demamiposas blancas.,....