1895-96 El año teatral, crónicas y documentos (1896)

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LA MU)IR DI: LOTR

amor no han decafd(), ve que tampoco ha decaído en ninguna de la olicit.adas el sentimiento del propio decoro, y el drama acaB'aria sin desenlace si la in· di reción 4e aqu~llo enamorados, que para reilir 5US ba· talla toman por campo la sala ·de un balneario, abierta á la curio !dad de los bai\i tas,· no diera pretexto á la mur· muración y al sacrificio. En efecto. ·Pedro, en escena con Isabel, invftal~ á se· guii-lo, con tal vehemencia, que le besa la manos, y los orpr n,den. Por una erie de casualidades, tan extraf\as un como otras, los maliciosos se figuran que la acari· ciada es Ascensión ; Jaime lo oye y lo cree, y llega rabioso de celo é in ulta c'ruelmente á la institutriz. E n esta tristé labor le ayuda el general que acude:.. Aseen ión ni ega; pero no delata á la verdadera culpable, si culpa hubo en .aquellas caricias·apena consentida ... La injuria arrecia ta~to, que parece que va :1 ceder la injuriada: pero al fin triunfa de la lícita venganza la natural bondad, y si Jaime no la quitara brutalmente de delante de la puer~a tras de la cual ampara á la e posa culpada, no se descubiirla la verdad ni el sublime sactificio de la desdeflada Ascensión. •.o e tá claro el' final, ó no lo percibimos nosotros claramente ; ma nos parece que·el (mico desenlace .es que Jai· me encuentra muerta á su er,posa, y qt1e cae el telón, dema· siado rápidamente para lo que deseaba la curiosidad del _público, dema iado ientamente para lo que necesitaban los prestigio del autor.

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*** Sah•o las e cenas del primer acto entre el general y sus nietecillos, en las que hay un trozo de prosa magistral, mo· vimiento y no\·edad e cénicas, inspiració'ri, en suma, todo en la obra me páreció defectuoso. . • No hay caracteres en el drama, porque sus personaje::. on el fruto dt: un ·romanticismo ip.comprensible para nasotro . Aristpcratas y plebeyos, blancos y mulatos revelan un absoluto desconocimiento de la realidad, descoyuntada por el afán de dej:tr en pie no sabemos qué tesis trascen· •

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dente. Aquel general es un viejo chocho por sus pergami• nos; J~imc, un pifio· tonto que sólo desiste de casarse con un;l mulata cuan<m sabe que es hija natural, como si fuera cosa corrie~fe que los mulatos sean hijos legítimos; y As· censión, una "mula· tica parejera~ , como dirían en su tierra, incompre~sible como su madre para cuantos conozcan lo que fué la esclavitud de los negros. ,:..a forma, aquellas frases brillantes de que se agarraron á la hora de la derrota los leales, no es admisible en el teatro contemporáneo. Se· rá bonito por fuera; pero es falso é into· lera ble. Aquellas · sartas de compara· dones, unas manoseadas, otrasinexac· tas, que no afladen plasticidad alguna al concepto, son enojo· sas y contraprodu· . centes, pues tienen en perpetua distrae· ción del espíritu de la obra á los espectadores. toJ'!'lo drama de pasión, pues, no podía triunfar La mu· ]er de Loth, porque nadie puede conmoverse con pasiones mventadas de maniqufes, y tampoco podía triunfar'col'no drama de tesis. · 't.a tesis, la idea de Sellés que debe el públke deducir 227


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