Nº 8 Febrero 2011
Ayudando a los huérfanos de un monasterio en Birmania
Proyectos
en Mae sot
Durante el mes de enero hemos conocido la situación del orfanato Saddhimma Jotikarum, en Rangún (Birmania). Es un monasterio budista que durante el día se convierte en escuela para albergar a 521 niños de familias pobres, ofreciendo así un lugar donde recibir educación y darles la posibilidad de tener un futuro con más oportunidades del que tuvieron sus padres. Saddhima Jotikarum es también el hogar de 30 niños huérfanos que han sido acogidos por los monjes que viven en el monasterio, quienes se hacen cargo de su alimentación, alojamiento y educación. Este colegio fue fundado en 1993 y desde entonces apuesta por la educación como arma para combatir la pobreza. Cada mes sobreviven con donaciones de los vecinos de la comunidad donde se encuentra, quienes comparten su comida con los monjes y los niños huérfanos. La situación económica de los donantes es muy precaria y muchas veces apenas tienen alimentos para compartir. Con nuestros propios ojos pudimos ver las escasas raciones de comida con las que contaban para este mes, por lo que hemos cubierto el coste de 3 comidas diarias para los 30 niños huérfanos.
Colabora Birmania
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Mae Sot (Tailandia)
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Calendario “Miradas Birmanas” Os queremos presentar una
Birmanízate
iniciativa que nuestra colaboradora Cristina Lucas ha realizado para conseguir fondos y ayudar a la población birmana desplazada. Os narra su proyecto ella misma.
“Este proyecto nace de una vivencia, nace del corazón. Con el nombre de Massaleros Vuelta al Mundo emprendimos durante el año 2009 ese épico viaje que durante tanto tiempo había rondado por nuestras mentes. De él nos llevamos muchas experiencias, y entre todas ellas hay una que os queremos transmitir, a través de un calendario. Se trata de la olvidada realidad de un país asiático que quizás por su actual nombre ni sepamos localizar en el mapa. Myanmar, mucho más conocido por “Birmania”. La población birmana lleva casi 50 años bajo la opresión de una de las dictaduras más crueles que existen. Los derechos humanos son prácticamente inexistentes, y los traslados internos y externos se cuentan por millones. Cerca de 3 millones de inmigrantes han cruzado el río que les separa de Tailandia y han llegado a este país con la esperanza de mejorar sus vidas. Alrededor de 180.000 personas están asentadas en campos de refugiados, el resto vive de forma ilegal. En paralelo podemos decir que los birmanos son uno de los pueblos más bellos que hemos conocido. Su amplia cultura étnica es un Patrimonio Humano que no debiéramos perder, y que se encuentra en verdadero peligro. La generosidad y la sonrisa de sus gentes, que comparten lo poco que tienen, son valores olvidados en una sociedad moderna en tecnología, pero pobre en humanidad. De los meses que pasamos tanto dentro del país, como trabajando como voluntarios en colegios de refugiados birmanos en Mae Sot (Tailandia), salen las fotos que ilustran este calendario, con miradas que buscan ser escuchadas, que nos necesitan para apoyar su dignidad como pueblo y como seres humanos. Este proyecto está apoyado por Colabora Birmania, una ONG formada por un grupo de españoles que también han trabajado en Mae Sot (Tailandia) a través de un voluntariado. Durante meses vieron las injusticias y el sufrimiento de los refugiados e inmigrantes birmanos, y han optado por quedarse de forma permanente y crear Colabora Birmania. A través de esta ONG aportan sus conocimientos, experiencia e ilusión para mejorar las condiciones de vida de la población birmana, desplazada en Tailandia por uno de los conflictos más atroces y olvidados de Asia. Y si eres de los que tras leer estas palabras el corazón te da un vuelco, y te preguntas: “¿qué puedo hacer yo?”, te decimos que ya has dado el primer paso, que, por tener este calendario en tus manos, ya has contribuido a mejorar la situación de los birmanos, pues parte de la recaudación será destinada a esta ONG. Si quieres involucrarte más puedes hacerte socio en www.colaborabirmania.org. Esperamos que estas miradas birmanas os sugieran algo, os sugieran un cambio”
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Uniformes y ropa para los niños de la escuela Chicken School
Cesta de Navidad Como el año pasado,
Los socios Miquel y Mercè visitaron la
Colabora Birmania, con la
guardería. Al ver la indumentaria básica
colaboración del Restaurante
que llevaban les regalaron a cada alumno
Fussimanya (Vic) y la Crepería
el uniforme completo de la escuela:
Crêp-Elles (Manlleu), ha
una camiseta con la mascota de Chicken
vendido números de Navidad
School y unos pantalones.
para el sorteo de una macro
En nombre de todos ellos: ¡muchas gracias!
panera. La afortunada a la que le ha tocado ha sido
Con la donación de 420€, recibida a
nuestra socia colaboradora,
través de la socia María Rosa García,
Dolors Pascual.
hemos comprado ropa, comida y
¡Muchas gracias por vuestra
material escolar para los 55 niños de la escuela Chicken School. ¡Gracias a
colaboración!
todos los que habéis colaborado!
Exposición de fotos de Abel Echevarría en Barcelona El pasado 23 de diciembre se inauguró la exposición de fotos de Abel Echevarría en Barcelona. Trece fotos que reflejan algunos de los países del sudeste asiático, entre ellos Birmania y la frontera de Tailandia con Birmania. Colabora Birmania estuvo invitada en la inauguración de la exposición. Federica Sestu, danzoterapeuta y miembro de la ONG Moving Peace, nos deleitó con una danza tradicional hindú. Los fondos que se recaudaron el mismo día de la inauguración y la venta de fotos de Abel Echevarría han sido destinados íntegramente a Colabora Birmania. ¡Muchas gracias por birmanizaros: Fede, Abel, miembros del centro cívico Teatro Sandaru, amigos y familia!
¡La campaña 300x300 continúa! El día 4 de enero se organizó en Vilajuïga (Girona) el evento “Tómate un café solidario” que pertenece al circuito de actos solidarios que Colabora Birmania lleva a cabo para conseguir el dinero de 300 comidas para los alumnos de la escuela Km 42 durante todo un año escolar. Gracias a la ayuda de una voluntaria que vino a trabajar a Mae Sot, pudimos organizar este encuentro donde hubo desde el sorteo de tres cestas de Navidad y la venta de fotos y de productos birmanos, hasta lágrimas emotivas reviviendo algunos momentos de su estancia en las escuelas. ¡Muchas gracias por tu tiempo e ilusión, Mercè!
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Historias Birmanas
Historia de Thiha Yarzar, preso político en Birmania durante 17 años, 6 meses y 16 días Thiha Yarzar lleva en la mirada todos y cada uno de los días que estuvo preso en varias cárceles birmanas, diecisiete años, seis meses y dieciséis días, durante los cuales sufrió torturas a lo largo de semanas enteras. En una de ellas, en la prisión de Kalay, donde estuvo encarcelado durante cuatro años, las condiciones sanitarias eran tan pésimas, que la malaria mataba tanto a los prisioneros como a sus carceleros.
En otra, la de Mai Sat, fue sometido a confinamiento solitario durante seis largos años por haber hecho una huelga de hambre. Thiha comparte con nosotros su historia como preso político porque su mayor empeño es “que el mundo sepa lo que sucede en Birmania”. No es una historia única: ahora que ha finalizado el arresto domiciliario de la líder democrática Aung San Suu Kyi, más de dos mil cien presos políticos birmanos siguen encerrados en cárceles como las que Thiha conoce demasiado bien. Thiha tiene cuarenta y tres años, su padre era un coronel del Tatmadaw (el ejército birmano) y su madre una maestra de escuela, lo que le convertía en un privilegiado. En 1991, tres meses después de que naciera su hija Tone, fue detenido en Rangún cuando llevaba encima una pistola y unos documentos de la Alianza Democrática de Birmania. Tras torturarle durante varias semanas, le acusaron de alta traición y fue condenado a muerte. Sin embargo, en 1993 la Junta militar instauró la Convención Nacional para redactar la Constitución que ahora está vigente en Birmania y declaró una amnistía general, por lo que le conmutaron la pena por veinte años de cárcel. Diecisiete años después, cuando Thiha salió de la cárcel, toda su familia creía que había muerto, ya que no sabían nada de él desde 1998. Su padre había sido expulsado del ejército, “por no ser capaz de controlar a su hijo”, y la familia lo había perdido todo. Entonces se enteró de que su mujer había muerto cuando estaba en prisión. Al principio su hija le rechazó porque no le conocía y le culpaba de la muerte de su madre, “pero poco a poco llegó
a
entenderme”.
Fue sometido a confinamiento solitario durante seis largos años por haber hecho una huelga de hambre.
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La excarcelación no supuso la libertad para Thiha. Un día, después de visitar a su madre, se le acercaron unos hombres del Ministerio del Interior ofreciéndole un apartamento, un coche y dinero para poner en marcha un negocio a cambio de que escribiera algunos artículos en los periódicos del Gobierno en los que reconociera que se había equivocado, que Aung San Su Kyi se equivocaba y que la Junta militar tenía razón. Tras dos semanas en los que le visitaban a diario, Thiha rechazó tajantemente la oferta y les dijo que podían detenerle cuando quisieran. No los volvió a ver, pero al día siguiente apareció un grupo de miembros de la Asociación para la Unión, la Solidaridad y el Desarrollo (AUSDA, la organización civil de la Junta) que le seguían a todas partes, le gritaban, se reían de él y le decían a la gente que no hablara con él. Comenzó entonces un acoso cada vez más insoportable, que también incluía a su familia.
“no pienso pagar más dinero y si quieren, pueden detenerme y enviarme de vuelta a Birmania”. Un día, poco después de que algunos miembros de la AUSDA hubieran matado a golpes a un antiguo prisionero político frente a un mercado de Rangún, el presidente de la Liga Nacional para la Democracia, U Aung Shwe, se puso en contacto con Thiha, le dio un poco de dinero y le pidió que abandonara el país porque su vida corría peligro. En diciembre de 2008, tres meses después de salir de la cárcel, Thiha huyó a Tailandia. Desde entonces vive en Mae Sot como un inmigrante ilegal, ganándose la vida como puede con trabajos ocasionales. La policía tailandesa le ha detenido varias veces y le ha dejado libre a cambio de un soborno, hasta que les ha dicho que no piensa pagar más dinero y que si quieren, pueden detenerle y enviarle de vuelta a Birmania, donde su vida corre peligro, pero él llamará a sus amigos y a los medios y les explicará la situación. Desde entonces, la policía no ha vuelto a acosarle. Escrito por: Carlos Sardiña para Periodismo Humano 18/11/10 Fotografía: Eduardo de Francisco (14/11/10) Mae Sot, Tailandia
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