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Por qué un libro?

Las preguntas más sencillas suelen ser las más perspicaces, las que más lejos nos llevan en el intento de resolverlas. Cuando nos encontramos ante esta obra de Codimat, una obra de palabras, y estábamos celebrándola, alguien se interrogó y nos interrogó en voz alta: ¿por qué un libro? Los diecisiete cuentos constructivos que componen esta edición, venían existiendo bajo otro formato: como hojas sueltas con su honrosa marca de distinción, como menciones en los registros de trabajos premiados en los certámenes de los años

2013 a 2018. Pero las hojas dispersas tienden a perderse; reunirlas en un volumen es un modo de afirmar su valor y apostar a su permanencia. He aquí un primer por qué. Estas páginas, como el certamen que las incentivó, como el Programa de Apoyo a las Bibliotecas Populares, proyecto de ciudadanía cultural que las contiene, merecen quedar en la memoria de la comunidad a cuya historia han contribuido. Quedar para nosotros, y quedar para quienes aquí nos sucedan, sí. Pero los libros, como los hijos, como los árboles, aun-

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que empiezan cerca nuestro, tienen por destino ir más lejos, más alto. El por qué de este libro tiene que ver también con esa vocación: aspiramos a que la palabra, palabra inquisitiva y reflexiva de estos diecisiete creadores, llegue más allá, sea conocida y valorada por lectores de otros ámbitos que el inmediato. Así, un libro viene a semejarse a un barco de papel, sólo que más firme y duradero, con arte de navegación sobre los tiempos. Nos complace imaginar que, ya en una primera etapa, a todos los lectores de nuestras Bibliotecas Populares los están acechando estos cuentos, estas amenazas contra lo consabido, estas trampas que nos deslizan hacia otros lugares, otros tiempos y otros significados. Ahí están, agazapados en su anaquel. Un libro, además, porque es un testimonio veraz de nuestro tiempo. No porque los autores se lo hayan propuesto, sino especialmente porque se les deslizó de rondón. En la búsqueda de un buen cuento, encontraron las peripecias, las alegrías y los dramas de sus contemporáneos, de todos nosotros. Y esta es la mejor clase de testimonio, porque no está sesgada por conveniencias menudas; quien escribe, está dispuesto de antemano a no ocultar ni ocultarse nada, por amargo que resulte. Así pues, he aquí una visión descarnada e inteligente de nuestra Bahía Blanca en el mundo, en las primeras décadas del siglo XXI. Un libro en fin, aunque no menos, porque ofrece la posibilidad de un placer. Como jurados y como colaboradores en estos certámenes, con estos cuentos hemos disfrutado de ese “placer difícil” que es la lectura según Harold Bloom; y hemos deseado compartir ese gozo. Felizmente, CODIMAT tuvo los medios y la voluntad para hacerlo. Entre todos los por qués, este ha sido decisivo.

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