Comunicado conjunto de organizaciones de la sociedad civil respecto al monumento para las víctimas de la violencia en México.
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Comunicado conjunto
El monumento de Calderón, un nuevo desdén para las víctimas Organizaciones de la sociedad civil, movimientos sociales y víctimas rechazamos enérgicamente el monumento creado unilateralmente por el Presidente Calderón. MÉXICO D.F. 27 de noviembre 2012.- De acuerdo con diversos medios de comunicación, en estos días el gobierno federal ha anunciado la inauguración de un Monumento para las Víctimas de la Violencia en México, en un acto cuya fecha y contenido se ha mantenido en hermético silencio. La obra, ubicada entre Reforma y Periférico, en un terreno anexo al Campo Militar Marte, ha costado alrededor de 22 millones de pesos y pretende ser una de las principales acciones que marquen el cierre de este sexenio. En declaraciones hechas la semana pasada durante la inauguración del monumento “Plaza al Servicio de la Patria”, en el mismo Campo Marte y en honor a los militares y marinos caídos, el presidente anunció este nuevo evento cuyo propósito sería el de recordar también “a los ciudadanos y en particular a las víctimas inocentes de la violencia de los criminales”. La propuesta de erguir una obra que recordara a las víctimas de la violencia no fue una iniciativa de Felipe Calderón sino que ha sido una exigencia de las mismas víctimas y organizaciones de la sociedad civil, expresada claramente en noviembre de 2011 por el MPJD en los llamados Diálogos de Chapultepec. Esta idea, sin embargo no apuntaba a un simple acto administrativo de construcción de un monumento, sino que respondía a un proceso más complejo que integrara en su creación una identificación de las miles de víctimas de este sexenio, una evaluación de los daños y la intención de iniciar el camino a su reparación. En concreto, el objetivo era crear, en conjunto con las mismas víctimas, un memorial que permitiera a la sociedad mexicana la reflexión en torno a las causas y efectos de esta violencia, así como a la construcción colectiva de respuestas y soluciones. Durante el proceso, no obstante, el gobierno federal se ha empeñado en imponer su postura, caracterizada por negar la realidad de miles de personas, calificando a las víctimas como “daños colaterales”, dividiendo a la sociedad entre “delincuentes” y “víctimas inocentes” y evadiendo sus responsabilidades en la grave situación de violencia y violaciones a los derechos humanos en que vivimos.