Mercado Modelo (No disponible a la venta. Sólo para consulta)

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modelo de la granja a la mesa



Para mirar bien lejos, hay que afirmarse bien hondo Estamos construyendo el patrimonio del futuro: las obras que les dirán a las generaciones venideras nuestra visión sobre el porvenir y nuestra preocupación por ellas.

Es sorprendente la cantidad de cristales a través de los cuales se puede ver la vida en la ciudad, percibir su historia y leer su desarrollo. La de la organización del abasto es uno de ellos, tan pintoresco como importante. En esta apretada historia que aquí se presenta, en la que están condensados el esfuerzo, el trabajo, los sueños y los desvelos de muchos, vemos palpitar a la ciudad cotidiana. Hay fotos fantásticas que retratan admirablemente distintos instantes del riquísimo recorrido de los mercados de Montevideo y datos muy poco conocidos que grafican la importancia de estas tareas tanto para la actividad departamental como para la nacional.

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Desde la fundación de la ciudad, la preocupación por la organización del abasto de los alimentos y el cuidado de sus calidades ha sido asunto de atención prioritaria de los gobiernos locales.Y es que la disponibilidad, la calidad y el precio de los alimentos que llegan a las mesas de las familias son factores fundamentales para el cuidado de la salud y la felicidad de la gente. ¡Nada más elocuente y disfrutable que una mesa bien servida! A despecho de la ignorancia de muchos, y del sonsonete conservador que reclama para los gobiernos departamentales la limitación de sus tareas a la atención del ABC –alumbrado, basura y


calles–, la Constitución y las leyes nos encargan velar por este asunto.

Lo hacemos innovando y apostando fuertemente por el futuro.

Lo hacemos con gusto.

Un futuro que tiene sus raíces firmemente implantadas en la historia de todos los mercados de frutas y verduras de la ciudad, de la cual el Mercado Modelo ha sido protagonista fundamental.

Celebramos 75 años de la fundación del actual Mercado Modelo, un proyecto avanzado y audaz para su época que brinda un servicio de primera importancia para todo el país, en el momento que estamos alumbrando un emprendimiento de carácter nacional aún más ambicioso –la Unidad Alimentaria– que se proyecta desde el departamento de Montevideo con vocación de servicio para todo Uruguay, hacia los próximos cien años, para continuar garantizando la calidad de vida de la gente.

Este libro es una elocuente prueba de ello: vaya como un homenaje a todas las personas que la han hecho posible, y como un auspicioso anuncio del futuro resplandeciente que estamos construyendo en la Unidad Alimentaria, el que será producto del esfuerzo, del trabajo, los sueños y los desvelos de todos. Ana Olivera Intendenta de Montevideo

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Vista aérea del Mercado Modelo y su entorno. 6 de agosto de 2008, 3.40 pm. (Foto: 9551FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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8Vista general del edificio central del Mercado Modelo. 28 de diciembre de 2012, 10.40 am.

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de la granja a la mesa los mercados hortifrutícolas

Los mercados mayoristas –cuyo origen está fuertemente vinculado con la seguridad de aprovisionamiento de alimentos a la población– han tenido históricamente y siguen teniendo un rol relevante en el abastecimiento alimentario en el sentido de garantizar el aprovisionamiento de alimentos a la población a precios razonables y en condiciones sanitarias adecuadas. Este rol, en la medida que contribuye con un objetivo social, le confiere a los mercados un carácter de servicio público, y esto de algún modo explica la participación de los poderes públicos, así como el hecho común de que los mercados sean regulados y controlados por el Estado. En Uruguay, el Estado ha jugado históricamente un papel trascendente en la organización del abastecimiento de alimentos frescos. En este sentido, la Constitución de la Montevideo. Vista tomada del natural desde el campanario de la Iglesia del Reducto. 1880-1905 (aprox.). Grabado de J. Lipsky. (Colección iconográfica Biblioteca Nacional)

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República asigna a los gobiernos departamentales el cometido de “velar por la salud pública” (Art. 275). Y la Ley Orgánica Municipal (Art. 35) establece que compete a los intendentes “todo lo concerniente al abasto y mercados, siendo de su cargo establecer, suprimir o trasladar mercados”. En esta dirección, desde el siglo XIX el gobierno de Montevideo ha debido impulsar, junto con iniciativas privadas, la construcción y puesta en funcionamiento de mercados concentradores, ubicados en general en la periferia de la ciudad, que se han ido trasladando y ampliando de acuerdo a las necesidades de cada época. A 75 años de su fundación, el Mercado Modelo se encuentra en un momento de transformaciones, fundando el inicio de una etapa en su existencia basada en lo positivo de la experiencia obtenida a lo largo de su historia.

Verdulería ambulante, carro concursante en la Fiesta de la Locomoción. Año 1917. Autor: s.d./IMM. (Foto: 1490FMHGE.CMDF.IMM.UY)

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de la plaza de la verdura al mercado agrícola Primeros mercados hortifrutícolas en Montevideo

Desde la fundación de Montevideo, como sucedió con los demás asentamientos de la corona española en América, estuvo previsto el abastecimiento de su población tanto en lo referente al abasto de carne como de vegetales y otros alimentos. Las leyes de Indias preveían que a a los pobladores de las nuevas villas y pueblos que se fundaran se les otorgara espacios para obtener los recursos con que sustentarse. Se trataba de cinturones verdes en torno a las ciudades, ubicados más allá de la línea del Ejido, que se repartían a los colonos llegados de España para servir de terrenos de cultivo y cría de los necesario para su aprovisionamiento. Los terrenos, denominados “suertes de chacra”, medían entre doscientas y cuatrocientas varas de frente Mercado Chico o de Sostoa, actual calle Sarandí esquina Pérez Castellano. 1829-1836 (aprox.). Dibujo de Lauvergne, litografiado por Bayot. (Colección iconográfica de la Biblioteca Nacional)

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A fines del siglo XVII las crónicas señalan un cierto desarrollo de la producción hortofrutícola en las afueras de Montevideo, donde se hallaban tierras muy aptas para este tipo de producción. Si bien predominaban los huertos domésticos para abastecer el consumo de los hogares, la expansión de la ciudad propició la aparición de los primeros mercados donde sus habitantes concurrían a surtirse. Vista del Mercado de Montevideo tomada desde el mirador de don Juan M. Pérez. Año 1848. Litografía realizada a partir de una acuarela de Juan M. Besnes e Irigoyen.

por una legua de fondo, lo que equivale a cien y doscientas hectáreas aproximadamente. En el caso de Montevideo, las primeras fueron otorgadas en la cuenca del arroyo Miguelete hacia 1729 y en después en otras zonas hasta 1760.

Los primeros mercados que funcionaron en Montevideo consistían en puestos improvisados en calles o plazas, lo cual les otorgaba un carácter efímero. En el costado sur de la Plaza Matriz se instaló la Plaza de la Verdura, donde sobre colchones de paja o lonas en el suelo se ofrecían variados productos de granja. En 1829 el comercio de frutas y verduras se mudó a una plazoleta

Una plaza abundante y surtida En Montevideo “nada es comparable a la abundancia de hortalizas que se cultivan todo el año, como las coles, repollos más grandes y de mejor gusto que las de Buenos Aires, las de Génova, las lombardas, las rizadas, las dengueadas y otras muchas, que aunque de accidentes distintos, sólo se conocen aquí con el nombre general de coles. De lechugas se cultivan seis u ocho especies, todas excelentes, es a saber: las flamenquillas [...] las capuchinas, las romanas, las holandesas, las blancas, las moradas, etc. Se cultivan tres especies de escarolas, las anchas [...] las endivias y las crespas; se cultivan coliflores, colinabos, nabos tan buenos como los de Lugo, apios, cardos, alcauciles, pimientos dulces

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valencianos de hocico de buey y otros cumplidos; espárragos, espinacas, chirivías, zanahorias, betarragas, rábanos dulces, berenjenas, papas criollas y de Canarias del mismo gusto y calidad que las que vinieron de allá ha cuatro años, tomates, ajos, cebollas, etc., de todo en tanta abundancia, que muchas personas de distinción, nada apasionadas a este país, confiesan sencillamente no haber visto en España plaza tan abundante y surtida como la de Montevideo. Los de Buenos Aires la envidian ya en algunos renglones, y de ella se proveen de muchas cosas que o no se dan allá, o no se dan tanto y de tan buena calidad. Frutas reptiles como zapallos, bugangos, calabazas, melones criollos y de Valencia, san-

días comunes del Río Grande y de Málaga se cogen abundantemente y se venden a precios moderados. Para Buenos Aires van de regalo y de venta muchas frutas de este género, porque esta ciudad no es capaz de consumir las que se cogen en su jurisdicción. Las frutillas o fresas que yo no conocí hasta que pasé a Buenos Aires y que allí se venden siempre muy caras, se venden aquí sin contar en la fuerza de ellas, y ocasiones hay en que un hombre no puede comer las que se dan por medio real. [...]. El arroyo de Cuello, el de Toledo, el del Cerrito, y sobre todo el Miguelete, están llenos de arboledas frutales, y son el teatro en que estos nuevos colonos manifiestan su industria. [...] Podría Ud. comer debajo de

naranjos chinos sin que le ofendiese el sol del estío en su cenit, porque los hay muy hermosos, como también limones reales y comunes, perales de cinco especies, manzanas de muchas más, duraznos priscos blancos y amarillos, albérchigos de distintas especies, melocotones, duraznillos tempranos y otras muchas especies de árboles, puestos todos con proporción y buen orden. [...] En una palabra, desde Canarias adelante está todo [...] poblado de caseríos y huertas”. José Manuel Pérez Castellano, 1787. Pérez Castellano, José Manuel. Selección de escritos; crónicas históricas 1787–1814. Montevideo: Ministerio de Cultura, 1968, pp. 4-5.


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Plaza de Frutos del País, ubicada en las cercanías de la actual Facultad de Medicina. Sin datos de fecha. Autor: S.d. (Foto: 180FMHB.CMDF.IMM.UY)

ubicada en el actual cruce de las calles Sarandí y Pérez Castellano, lugar denominado Mercado de Sostoa por ser un predio cedido por Joaquín de Sostoa. Allí permanecía la práctica de vender al aire libre, sobre lonas o en canastos. Siete años después, en el marco del desmantelamiento de las murallas coloniales, se decidió convertir a la fortificación de la Ciudadela en un nuevo mercado. Para ello se demolieron sus contrafuertes, abriéndose salidas en las esquinas del recinto, y la que antes fuera su capilla se convirtió en la puerta de salida hacia una nueva avenida ancha, la actual 18 de Julio, que vertebraba

la expansión de la ciudad nueva que comenzaba a extenderse más allá del límite de las antiguas murallas. La ubicación del mercado en la Ciudadela respondió a un interés sanitario, ya que permitía controlar mejor la higiene de las calles y las condiciones en que se comercializaban los alimentos, y demostraba la importancia que alcanzaba el comercio interno de entonces. Este mercado comenzó a funcionar en abril de 1836 y tras su inauguración se prohibió el comercio de carne, pescado, verduras y frutas fuera de ese recinto. No obstante, hay indicios de que el comercio en 17


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Entrada al Mercado Viejo, antigua Ciudadela. A単o 1874. Autor: S.d. (Foto: 928FMHB.CMDF.IMM.UY)

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El Mercado, en otro tiempo Ciudadela. 1836-1845 (aprox.). Dibujo de Adolphe D’Hastrel litografiado por Ciceri. (Colección iconográfica de la Biblioteca Nacional)

el entonces denominado “Mercado Chico” o “de Sostoa” siguió funcionando. Al fin de la Guerra Grande, en 1851, el Mercado de la Ciudadela ya resultaba pequeño frente a las necesidades de la población. La prensa mencionaba proyectos de ampliación en los que se consideraba agregar “arquerías en la parte interior y exterior por los cuatro frentes” que, como menciona el historiador Alfredo Castellanos en su obra Historia urbanística y edilicia de Montevideo, no se concretaron.

Funcionaron además dos “plazas de frutos”: en la plaza Cagancha y en la Plaza del Sarandí. En 1856, debido a la creciente urbanización del área que comprende el actual centro de la ciudad, estas plazas fueron trasladadas hacia espacios más lejanos. La primera fue mudada a la Plaza Artola –en ese año denominada “de los Treinta y Tres”–, pero las barracas de almacenamiento que estaban ubicadas en el entorno de la Plaza Cagancha obligaron a que el gobierno permitiera a las carretas llegar hasta el lugar aun después de trasladado sitio de comercialización. La Plaza del Sarandí 19


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Mercado Agrícola. Año 1920. Autor: S.d./IMM. (Foto: 36FMHA.CMDF.IMM.UY)

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–ubicada inicialmente en un terreno cercano a la actual iglesia de la Aguada– fue mudada a un espacio próximo aunque más amplio, donde se encuentra el actual Palacio Legislativo. En 1868 la actividad comercial de la Plaza de los Treinta y Tres se trasladó a la Plaza 20 de Febrero en la Unión, y se prohibió la llegada de carretas a la zona céntrica, como forma de proteger el reciente empedrado de la actual avenida 18 de Julio. En el marco del mismo proceso de expansión de la ciudad, se inauguró en diciembre de 1859 el nuevo Mercado del Este o Mercado de la Abundancia, en el cruce de las calles Yaguarón y San José, donde hoy se encuentra el edificio del mismo nombre levantado en 1909. En aquel entonces, el comercio de frutas y verduras se conjugaba con el de carnes, lanas y otros “frutos del país”, tanto en las plazas como en los mercados. A medida que la ciudad se fue extendiendo y aumentó su población, comenzaron a proliferar los mercados y plazas de abastecimiento minoristas, ubicados en las nuevas villas y barrios que solían ser parte importante de su planificación urbana. El primer reglamento de mercados, aprobado en enero de 1866, establecía los mecanismos que regulaban la obtención de espacios dentro de estos recintos y su uso, las medidas de higiene, seguridad y administración en general, que serían responsabilidad del poder público.

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En octubre de 1868 se inauguró el Mercado del Puerto, y en mayo de 1869 el Mercado Central, también llamado Mercado Nuevo, siendo las primeras construcciones de estructura de hierro levantadas en Montevideo. Al Mercado Nuevo, ubicado en el cruce de las actuales calles Ciudadela y Juncal, se trasladó la mayor parte de la actividad comercial del “Mercado Viejo” –como se llamaba entonces al de la Ciudadela–. En 1876 comenzó la demolición de la fortificación, que permitió ampliar la plaza Independencia. Los comisionistas encargados de intermediar en el comercio de los productos de granja cobraban entonces sumas mayores al cien por ciento, lo cual hacía costosos tanto la producción como el consumo de frutas y verduras. En busca de una solución a este problema, en 1911 se instalaron las llamadas “ferias francas”, donde el productor podía vender directamente a los consumidores. En diciembre de 1906 se colocó la piedra fundamental del Mercado Agrícola, obra del arquitecto Antonio Vázquez, inaugurada el 30 de noviembre de 1912 con el objetivo de centralizar el comercio mayorista de productos hortofrutícolas. Sin embargo, la rápida expansión de la producción y el crecimiento de la población determinó que dos décadas después el espacio y el funcionamiento del mercado se vieran desbordados.

Feria en la calle 18 de Julio. 1868-1905 (aprox.). Autor: S.d. (Foto: 846FMHB.CMDF.IMM.UY)

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En busca de nuevos espacios creación del mercado modelo

Hacia 1930, la capacidad locativa del Mercado Agrícola estaba superada, evidenciándose la falta de espacio para albergar a todos los productores que acudían a vender sus productos. Los puestos llegaban a las cercanías del Palacio Legislativo y el funcionamiento del mercado resultaba ineficiente. Los principales problemas del Mercado Agrícola al iniciarse la década de 1930 provenían de su incapacidad de recibir y organizar un volumen de mercaderías y un número de productores mucho mayor al que había tenido dos décadas atrás. El espacio de venta se expandía mucho más allá de los límites del edificio del mercado, y muchos puestos se conformaban en las calles cercanas. Esta expansión dificultaba mantener la higiene y el orden, lo cual redundaba en una pérdida en la calidad de los productos.

Feria en la calle Tristán Narvaja. Año 1920. Autor: S.d. (Foto: 1470FMHB.CMDF.IMM.UY)

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Existían dificultades de acceso al lugar donde se ubicaba el mercado, que para entonces ya se había convertido en un área urbana. Además, muchos comerciantes debían realizar filas en espera de un espacio para vender, lo cual con el tiempo se volvió un mecanismo inoperante. Como se denunciaba ya desde décadas atrás, la inexperiencia y la falta de información llevaba a los agricultores a pagar grandes sumas por los productos necesarios para su labor, y vender sus productos a un valor mucho menor del que verdaderamente adquiría en el mercado. Además, la proliferación de intermediarios encarecía el precio al consumidor sin aumentar el valor al productor. Se comenzó a construir otro mercado municipal en las inmediaciones de la avenida General Flores y camino Corrales, pero la obra quedó inconclusa. Los reclamos del gremio de productores culminaron en una huelga de cuarenta y cinco días, durante los cuales las ventas se realizaron en pleno campo en un predio ubicado en la zona norte del departamento de Montevideo. A esta huelga se asocia el origen de la organización de productores que impulsó la construcción de un nuevo mercado: la Concentración Nacional de Productores Agrícolas (CNPA). El 10 de abril de 1931 en la Sociedad de Agricultores Unidos del Uruguay (SAUDU) se plantea la iniciativa de impulsar a partir de los gremios de agricultores la construcción de un nuevo mercado. En aquellos años las principales preocupaciones de esta gremial de productores estaban relacionadas con los problemas del Mercado 26

Agrícola, como el horario de venta, la falta de espacio y otros asuntos relacionados con la comercialización –como la forma de envasar y vender la mercadería, y la posibilidad de generar tipos y calidades distintas de productos–. En ese contexto surge la inquietud de construir un “mercado propio” de los agricultores. El 29 de noviembre de 1932 se aprobaron los estatutos de la Concentración Nacional de Productores Agrícolas, en los que se establecían tres objetivos principales. Junto con la construcción de un nuevo “centro de venta de productos de granja” figuraba la fundación de una usina de transformación de productos agrícolas y la instalación de una bodega, con el objetivo de paliar los problemas que generaba la especulación y la oferta excesiva. Estos dos últimos objetivos no se alcanzaron, pero sugieren la existencia de cierta disposición a innovar e incorporar estrategias tecnológicas integrales. Los productores en general fueron convocados a comprar acciones para formar parte de la CNPA, que adoptó la forma jurídica de una sociedad anónima. En ese momento eran 150 accionistas a los que, según cuentan los testimonios, se visitaba semanalmente para recaudar el dinero que debía solventar el emprendimiento. Para los productores, la construcción de un mercado nuevo significaba una gran inversión que –según atestiguan las actas de la Sociedad de Agricultores Unidos del Uruguay– era percibida como una forma de “pasar de la era de piedra a la época moderna”.


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Mercado Agrícola. Año 1920. Autor: S.d./IMM. (Foto: 33FMHA.CMDF.IMM.UY)

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Feria en la calle Tristán Narvaja. Año 1920. Autor: S.d.

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(Foto: 1475FMHGE.CMDF.IMM.UY)

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Feria en la calle Tristán Narvaja. Año 1920. Autor: S.d. (Foto: 1472FMHB.CMDF.IMM.UY)

A partir del 14 de marzo de 1934 la CNPA se convirtió en la empresa concesionaria a cargo de la construcción y uso del nuevo mercado por los siguientes cuarenta años. La ley Nº 9312 establecía un radio de monopolio del comercio mayorista de frutas y verduras que llegaba a la avenida 8 de Octubre, camino Carreras Nacionales y arroyo Miguelete. La CNPA se comprometía a hacerse cargo de la higiene del mercado y de las calles circundantes, 30

y a construir un horno incinerador de basura. También debía realizar por su cuenta la instalación eléctrica del alumbrado interior y exterior, y de saneamiento. Una vez puesto en funcionamiento el mercado, la CNPA cobraría los alquileres por los locales, y la Administración Municipal de Mercados los impuestos de sisa y piso. En 1979 la concesión se amplió por veinte años, aunque se preveía un posible “rescate” por parte de la Intendencia Municipal de Montevideo del


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Feria en la calle Tristán Narvaja. Año 1920. Autor: S.d. (Foto: 1467FMHB.CMDF.IMM.UY)

control sobre el inmueble y su actividad a partir del décimo año. El lugar elegido para ubicar el nuevo mercado era la intersección del camino Propios y Monte Caseros, equidistante de los núcleos mayores de producción agrícola, en cuyo entorno había algunos tambos. El 12 de noviembre de 1933, en el marco del gobierno dictatorial encabezado por Gabriel Te-

rra, se colocó la piedra fundamental en un predio cercano al de la Exposición Industrial que se estaba llevando a cabo en aquellos días. Junto con la piedra fundamental se puso una caja de plomo con la prensa del día y el acta del acontecimiento, firmada por los asistentes. El gobierno comprometía en aquel acto su apoyo a un emprendimiento exigido por los productores hortofrutícolas desde tiempo atrás. La creación del Mercado Modelo podría enmarcarse en un 31


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Fachada del anteproyecto del futuro Mercado Modelo. (Revista El progreso arquitectónico en el Uruguay, nº XLV, pág. 4.)

Un ramal ferroviario directo al Mercado Se aseguraba que “el Mercado que se construye será un establecimiento modelo en su género y su organización interna causará asombro. […] Los luchadores que lograron cristalizar una realidad tan grandiosa como la construcción del mercado que describimos han tenido la visión exacta del cometido que llenará éste en nuestro país. Sólo así se explica que sus grandes condiciones de realizadores hayan previsto la construcción de un ramal ferroviario, que, empalmando con la línea de Monte

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Caseros, tendrá acceso a los sótanos del mercado por medio de un túnel que se construirá debajo de la avenida Centenario”. Esto evitaría a los productores del interior “trasbordos lentos y caros […] disfrutando de los vagones frigoríficos, que en el mismo sótano descargarán su contenido directamente al interior de un frigorífico modelo. [...] Los granjeros del interior utilizarán la enorme y cuantiosa ventaja de ver sus productos almacenados en inmejorables condiciones de con-

servación, y el público, de consumir alimentos de calidad desconocida hasta ahora. Los productores de la campaña, que han visto perder el fruto de su labor en galpones y estaciones de ferrocarriles, malbaratado el producto de larguísimas jornadas de esfuerzos, podrán aquilatar el valor de esta faz del futuro mercado”. ‘Una monumental obra que repercutirá en la riqueza del país’ en El Progreso Arquitectónico, nº 90-91. Montevideo. S.f. [1936?], pp. 1-7.


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Colocación de la piedra fundamental del Mercado Modelo. 12 de noviembre de 1933. Autor: A. E. Rodríguez. (Archivo particular Flia. Beltrame)

La piedra “Yo venía a la casa de mi abuela, los sábados venía siempre. Y el día que colocaron la piedra fundamental yo estaba ahí, porque era un domingo de tarde. Y venían [las autoridades], y mi abuela me llevó, porque era un acontecimiento en el barrio, porque iban a colocar la piedra fundamental del mercado, y ¡cómo se comentan esas cosas...! y bueno, yo fui, creo que estoy en la foto, debo ser un botoncito blanco que hay ahí. Recuerdo que estaba parado al lado de la piedra fundamental en el momento en que pusieron el tubo [de plomo que colocaban dentro, con los diarios del día y las actas] y la enterraron. Está ahí, sobre la calle Trento, más o menos a la mitad, sobre la parte edificada. […] Y después hubo muchos años en que venía de vez en cuando a vender al mercado, con la jardinera, cuando había mucho en la quinta”. Entrevista a Juan José Beltrame. “Cerca de la hora 11 se dio comienzo al acto. Uno de los oradores fue el ingeniero Sócrates Rodríguez, en nombre del ministro de Industria, quien puso ‘de relieve el esfuerzo de los agricultores que al organizarse cooperativamente dan un gran paso en procura de grandes realizaciones que les ha de deparar días de bienestar. […] Terminó la ceremonia con la lectura del acta de la colocación de la piedra fundamental, la que fue firmada, en medio de los acordes del himno nacional y bajo la explosión de cohetes y bombas, que atronaban el espacio, difundiendo la buena nueva por todos los ámbitos del campo”. El Imparcial, 12 de noviembre de 1933, p. 12.

conjunto de medidas que Gabriel Terra y el ministro de Hacienda, César Charlone, implantaron en la búsqueda de incentivar la producción agrícola. El arquitecto Gualberto Rodríguez Larreta, parte de la generación de arquitectos modernistas uruguayos, diseñó el primer mercado de ese carácter en el país. La novedosa estructura prefabricada de acero que sostiene su techo fue diseñada y ejecutada por el arquitecto Leopoldo J. Tosi. La obra estuvo a cargo de la sociedad industrial Bello & Reborati y comenzó el 4 de febrero de 1935, en medio de un área sin edificar y apartada del centro urbano que destacaba la magnificencia del edificio. Se esperaba que su ubicación estratégica le permitiera ofrecer una alternativa mejor para albergar el comercio hortofrutícola; para ello se planificaba un edificio de mayor superficie, más adecuado a su función, en un lugar más accesible. 33


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ColocaciĂłn de la piedra fundamental del Mercado Modelo. 12 de noviembre de 1933. (Detalle). Autor: A. E. RodrĂ­guez. (Archivo particular Flia. Beltrame)

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Vista exterior del edificio del Mercado Modelo. Año 1943. Autor: S.d. (Colección iconográfica de la Biblioteca Nacional)

Se trata de un edificio de estilo art déco, de magnitud monumental y diseño despojado, cuyos espacios fueron planificados de acuerdo a las funciones que cumplirían, aunque sin descuidar el aspecto estético. El portal principal, de más de veinte metros de altura, ha sido comparado con el de una catedral gótica debido al efecto lumínico que produce hacia el interior. El edificio abarcaba un área de veinticinco mil metros cuadrados. Su interior estaba organizado en doce plazas, con una calle central de diecisiete metros y catorce transversales de siete metros, todas con salida hacia las calles circundantes. Su techo está posado en dos filas de apoyos separadas por más de cien metros. Estaba pensado para ser cubierto con vidrio, hierro galvanizado o amianto. 36

El proyecto del mercado preveía una repartición de espacios para diferentes actividades. El subsuelo consistía en un espacio de dimensiones extraordinarias porque estaba destinado a albergar gran parte de la actividad del mercado. En la parte frontal se colocarían piletas para elaborar vino y bodegas, y en los sectores laterales se ubicarían depósitos de productos, previéndose que hubiera múltiples elevadores hacia la planta principal. La parte central estaba planificada como estacionamiento, con columnas lo suficientemente distanciadas como para permitir la circulación en todos los sentidos. El mercado fue habilitado el 14 de setiembre de 1936 y –según cuentan testimonios de contemporáneos– comenzó a funcionar en su nuevo emplazamiento aun antes de que la obra estuvie-


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Almuerzo de inauguración del Mercado Modelo en su calle principal. 31 de enero de 1937. Autor: S.d. (Revista Mundo Uruguayo, 14 de febrero de 1937, pág. 53.)

ra concluida, utilizando para ello el espacio del sótano. Esta etapa no duró más que unos meses, tras los cuales, el 31 de enero de 1937, se inauguró el nuevo mercado. Su inauguración se celebró con una multitudinaria comida en las instalaciones del mercado. A partir de ese día quedó instalada en el sótano una exposición agrícola, con numerosos puestos

de empresas e instituciones relacionadas con la producción y comercialización de productos de granja, y con la alimentación. Según informó la revista Mundo Uruguayo, el stand que obtuvo el primer premio en la exposición fue el del Ministerio de Salud Pública, que por medio de cartelería y “preciosas muchachas” promovía la alimentación sana, informando las cualidades alimenticias de los productos de granja. 37


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lugar de encuentro y de intercambio Funcionamiento y actores del mercado modelo

Aproximadamente el 64 por ciento del volumen de frutas y verduras que se consume en Uruguay, y entre el 85 y el 95 por ciento de lo que se comercializa, pasa por el Mercado Modelo. Durante décadas, este mercado compartió con el Mercado Agrícola la función de centralizar el comercio mayorista de estos géneros del país, aunque casi desde sus inicios reunió los mayores volúmenes y se convirtió en el lugar de referencia para la formación del precio de cada especie. El Mercado Agrícola contaba con un gran porcentaje de vendedores al por menor, cifra que en el caso del Mercado Modelo fue volviéndose insignificante. En los últimos años se ha definido la especialización del Mercado Agrícola en el comercio minorista, y la centralización en el Mercado Modelo de la venta al por mayor.

Edificio central del Mercado Modelo. 12 de mayo de 2011, 3.29 am. (Foto: 30558FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Entrada principal del Mercado Modelo. 12 de mayo de 2011, 2.56 am. (Foto: 30521FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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MERCADO, MERCADITO El Mercado Modelo, es una realidad Existe, y se inscribe de verdad En las mejores tradiciones: De guitarras, poesías y canciones De mujeres y varones De guapos y valentones Con la fuerza y el amor Del trabajo y el sudor Para el país es fundamental Tiene la comida necesaria Y es el eslabón principal De la “cadena alimentaria” Al Mercado voy, a “pelear” el jornal Y me apasiona su bullicio de Carnaval De sus noches calurosas o frías De sus penas, sus tristezas y alegrías A veces, es frío como el acero Y duro como el garrote Es tierno, como el amor primero Inolvidable, en caricias y azotes. Es regreso sin partida Tiene la mano curtida Y el zarpazo de la garra felina Y un suave aroma a Tangerina. Mercadito, sos la gota de agua buena Y la pulpa de la aceituna morena Sos un lejano ritmo africano En la calidez del moreno Luciano Mercadito, sos perverso y generoso Trabajador y perezoso Entre los malos y los buenos, el primero Será por eso mercadito, que te quiero… Don Juan Del Alero (Jehová Corrales)

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Un mercado mayorista puede definirse como el lugar de encuentro de diversos tipos de operadores en presencia de la mercancía a fin de intercambiarla. En el Mercado Modelo convivieron desde el inicio personas con distintas ocupaciones, formación, origen y necesidades, como sucede en cualquier mercado de su naturaleza. Productores, mayoristas, empleados administrativos, trabajadores de carga y descarga, gendarmes del tránsito, vigilantes, feriantes y otros comerciantes minoristas conviven en el espacio reducido y complejo del mercado, un lugar donde todos en sus diferentes roles suelen pasar extensas jornadas de trabajo. En el comienzo de la cadena están los productores, quienes cultivan las hortalizas y frutas que llegan al mercado. Haciendo uso del servicio de fleteros o consignatarios, o bien mediante transporte propio, los productores hacen llegar sus cajones al Mercado Modelo. Durante varias décadas, los productores fueron los encargados de administrar el mercado a través de la CNPA. Se asumía la construcción del mer-

cado como parte de una reacción de los productores contra las desventajas a las que los forzaba la existencia de intermediarios y, por lo tanto, se subrayaba el derecho de cada agricultor a vender sus propios artículos en el Mercado Modelo. Como en la mayoría de los casos eran pequeños productores, eso acarreaba una gran atomización, es decir, numerosos comerciantes que manejaban pequeños volúmenes de producción dentro del mercado. Este mecanismo obligó a muchos granjeros a sacrificar horas de trabajo agrícola para dedicarlas al comercio: para acudir al mercado debían preparar y trasladar la carga, y además en algunas épocas solía haber demoras para acceder a un lugar de venta. Para paliar los inconvenientes que esto generaba se crearon asociaciones, sociedades y empresas familiares, para que la labor de producción y venta recayera en personas distintas. En otros casos, los productores se especializaron en el comercio, y dejaron de trabajar en la quinta para dedicarse de lleno a la venta en el mercado. Los comerciantes mayoristas que operan en el Mercado Modelo abastecen sus puestos de dife-

relojeando

Puesto ubicado en el edificio central durante el horario de venta. 2 de junio de 2011, 3.49 am. (Foto: 30651FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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“Lechuza” fue un término utilizado en el Mercado Modelo para referirse a los mayoristas “de segunda venta” o no productores, quienes intermediaban entre los productores y los minoristas que acudían al mercado. Durante un período estos comerciantes acaparaban un producto con el objetivo de monopolizar la venta, obteniendo un precio superior. Esto supuso que fueran asociados a la especulación y acusados de sacar ventajas deshonestas de su monopolio. Su figura se relaciona con la función financiera que tiene el mercado, ya que su ganancia parte

de la intermediación. Al lechuza también se lo llamó “detallista”, porque en algunos casos se ocupaba de vender en volúmenes más pequeños, empaquetar o clasificar los productos que compraba a otros mayoristas. No había un lugar específico en donde estuvieran los lechuzas, pero en general se los veía en el alero o en el exterior del mercado. El uso del término “lechuza” podría provenir de la suspicacia, la atención y la inteligencia con que se asocia a aquel ave.


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rentes maneras: con producción propia, compra, comisión y/o consignación. Entre ellos hay una gran variedad de formas de trabajo. En la actualidad, algunos comerciantes son también productores. En tanto, otros se especializan en el área comercial. Por ejemplo, existen consignatarios que venden en el mercado o exportan los productos; mayoristas que compran la producción en el lugar de la cosecha y se encargan de comercializarla; y mayoristas que compran productos para revender en el mismo mercado. Un mayorista puede manejar más de cien orígenes de una sola especie, lo cual equivale a decir que su mercadería puede pertenecer a decenas de productores. En la práctica muchas veces los mayoristas combinan formas de abastecimiento, y algunos cumplen además de la venta otras funciones en la cadena de comercialización: empaque, comercio minorista o industria. Los puestos se reparten entre “fijos” y “flotantes”, en un régimen de usuarios del espacio, repartido en plazas, en cada una de las cuales se encuentra un número determinado de unidades de piso de dos metros cuadrados. En la década del setenta, los usuarios estaban “anotados en una cuadernola”, y se podía acceder a un espacio fijo que quedara disponible por orden de pedido. De lo contrario, el vendedor se establecía como flotante, instalándose diariamente por orden de llegada en alguno de los espacios destinados a dicho fin, que fueron inicialmente la calle central y los aleros laterales del edificio. Descarga de productos para su venta en el Mercado. 12 de mayo de 2011, 3.56 am. (Foto: 30569FMCMA.CMDF.IMM.UY)

Tanto la producción como la comercialización de productos de granja ha estado mayoritariamente

a cargo de emprendimientos familiares que involucran a varias generaciones. Esto ha ocasionado que algunas familias hayan estado vinculadas al mercado desde sus inicios hasta el presente. La organización de los mecanismos en el mercado y la democratización de la información de precios y volúmenes ha llevado a agilizar y facilitar la relación entre los productores y los comerciantes, haciendo más conveniente para los primeros recurrir a un intermediario o a algún modo de asociación, y delegar el trabajo que implica la venta. Eso redundó en la disminución de puestos activos en el Mercado Modelo, que ocupan en promedio superficies mayores que hace algunas décadas. Los negocios solían hacerse en efectivo y concretarse en un solo acto. Según atestiguan operadores actuales, “ahora se encarga, después se retira y después se viene a pagar”. La actividad en el mercado fue por mucho tiempo marcadamente estacional, ya que dependía de la zafra de cada especie, y el mayor volumen de mercadería en general se concentraba entre fines de noviembre y fines de mayo. Los mayoristas se agrupaban de acuerdo a su zona de origen, aunque no era común que vinieran de muy lejos. Hasta hace algunas décadas resultaba complicado y costoso para un vendedor proveniente del litoral acudir al mercado. En las primeras etapas solía enviar la mercadería en tren para que un comisionista la recogiera en camión y la llevara a vender en el mercado. Luego comenzó a predominar el transporte en camiones desde el lugar de origen hasta el mismo mercado. 45


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Los productores, especialmente los medianos y pequeños, han procurado variar los rubros a los que se dedican como forma de equilibrar los riesgos de pérdida por factores climáticos o variación en los precios debido a un aumento en la oferta. Igual que como sucede con los productores, los comerciantes del mercado evitan la especialización en un solo rubro. Esto responde a la necesidad de paliar los problemas surgidos de las oscilaciones en la oferta y los precios. Contar en la actualidad con información actualizada permite mejor toma de decisiones y es una garantía tanto para compradores como para vendedores. Quienes realizan la tarea de descargar y cargar los cajones en camiones y carros son llamados “changadores”. Estas personas trabajan de forma independiente o por “changas”, palabra que en el español rioplatense alude a trabajos ocasionales. El carácter informal que en general tiene este trabajo y los escasos requisitos necesarios para realizarlo ha hecho posible que el Mercado Modelo sea un espacio donde toda persona puede trabajar, cualquiera sea su condición, siempre y cuando posea buen estado físico y demuestre ser confiable. Si bien no se exige una formación espeGacho y camisa de tartán La vestimenta de trabajo tradicional de los comerciantes del Mercado Modelo se componía de un delantal, camisa de tartán para abrigo y una gorra. Según testimonios, hasta no hace mucho tiempo se podía observar en el mercado también “gente con saco y golilla”. Se dice que el tipo de gorro que se usara solía evidenciar la pertenencia a un gremio. Por ejemplo, el uso del “gacho” era asociado a los comerciantes, mientras que los productores solían utilizar una boina vasca.

cífica, la puntualidad, buena disposición, conocimiento del mercado, práctica en estiba y cuidado en la manipulación de la carga son con condiciones valoradas. El extenso horario de trabajo nocturno y el esfuerzo físico que exige hacen de ésta una tarea casi exclusivamente masculina; cientos de personas circulando en un espacio reducido a un ritmo acelerado y en combinación con vehículos, hacen necesaria cierta destreza para la tarea. La “pandilla” consiste en un grupo de changadores liderado por un “pandillero”, quien cumple un rol de contratista. También existen grupos de changadores sin un jefe determinado, y trabajadores independientes. Los trabajadores reconocen que “el mercado nunca te va a dejar sin comer. Para la olla siempre vas a tener [...] En ese aspecto es como si fuera la segunda madre de uno, te alimenta”. El sindicato de changadores y empleados de puestos (Sindicato Único de la Fruta y la Verdura del Uruguay, SUFRUVU) se creó en ocasión de la ley de consejos de salarios en 1943, y tuvo hasta 1973 un local con biblioteca, salón de reuniones, mimeógrafo y máquinas de escribir. Su actividad fue interrumpida durante la dictadura cívico-militar (1973-1985), después de la que pudo restablecerse. Actualmente, el sindicato cuenta dentro del mercado con un vestuario y dispone de un espacio para que sus afiliados guarden sus carros, que constituyen sus principales herramientas de trabajo. Además, posee una flota de unidades para alquilar a quienes las requieran. Edificio central durante el horario de venta. 12 de mayo de 2011, 5.29 am. (Foto: 30597FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Vista general de un puesto en el edificio central del Mercado Modelo. 12 de mayo de 2011. 3.32 am.

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Se han realizado intentos por parte del sindicato y la dirección del Mercado para regularizar el trabajo de los changadores, entre los que sobresalen llevar un registro, generar una bolsa de trabajo, o incentivar su inscripción como empresas monotributarias, de manera que puedan acceder a los beneficios de la seguridad social. No obstante, ninguna de estas iniciativas ha tenido arraigo hasta el momento. El orden y vigilancia de vehículos y carga en los alrededores del mercado ha correspondido a vigilantes internos o “rondas”, encargados de controlar el tránsito en los momentos de mayor afluencia de vehículos, organizar su ubicación en los lugares autorizados y custodiarlos. Si bien existen consumidores finales que concurren al mercado, la función primordial de éste es ser el centro de abastecimiento de comerciantes minoristas que adquieren al por mayor que en general son quienes venden directo al consumidor los productos del mercado. Se trata de almacenes, puestos de fruta y verdura, feriantes, vendedores ambulantes, a quienes recientemente se han sumado los supermercados y autoservicios. Muchos de estos comerciantes compran la mercadería personalmente en el Mercado Modelo, mientras que otros, entre los que se encuentra la mayoría de los comercios del interior, son abastecidos por mayoristas. A estos comercios se han sumado otros compradores que acuden al Merca-

Pila de cajones para cargar en el espacio de maniobras de la “Plaza de los Chanchos”, detrás del edificio central del Mercado. 12 de mayo de 2011, 4.34 am. (Foto: 30591FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Trabajador del mercado Trabajador del mercado, el día que tú comprendas cuando tu conciencia entienda dónde debe de estar vendrás junto con los otros que en la vida combatiendo vamos en los pueblos abriendo surcos de amor y de pan. Trabajador del mercado, yo comprendo tu dolor porque he visto tu sudor todo tu cuerpo mojar; para ti son pesos flacos al final de las jornadas y piernas acalambradas de tantas horas tirar. Trabajador del mercado, el de la espalda cansada una vida y para nada meta yugar y yugar; cuarenta años apenas columna y brazos deshechos reuma y dolor de pecho y al cementerio a cobrar. Trabajador, no permitas, sólo el buey callado tira vencé el miedo y la mentira que en tu casa hay un gurí, vamos; vamos juntos, compañero, llamando están mil campanas no permitas que mañana a él le pase como a ti. Wilson Olivera

Traslado de cajones vacíos. Calle central del Mercado Modelo. 12 de mayo de 2011, 5.30 am. (Foto: 30600FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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do Modelo, como hoteles de todo el país y barcos que atracan en el puerto de Montevideo. Acudir personalmente al mercado permite a los compradores observar, inspeccionar y elegir los productos que llevarán a su puesto o comercio. Según se recuerda, en otras épocas el proceso de compra solía insumir varias horas. Por otra parte, incluso en la actualidad suele hacerse regularmente –dos o tres veces a la semana–, ya que se trata de productos perecederos, valorados por su frescura, para los que pocas veces el comerciante cuenta con condiciones de almacenamiento adecuadas que permitan su conservación por largos períodos. De lo contrario se han diseñado recursos como el practicado por la gremial de comerciantes Centro de Almaceneros Minoristas Baristas y Afines del Uruguay (Cambadu), que cuenta con un local de compra en el Mercado Modelo por medio del cual gestiona un sistema de compras y traslado de productos para sus socios. En la actualidad numerosas ferias vecinales recorren los barrios de Montevideo entre martes y domingo. Hasta la década de 1980 la mayoría de las frutas y verduras que se comercializaban en Montevideo al por menor pasaban por las ferias vecinales. Su rol en el aprovisionamiento de la población ha sido de gran importancia especialmente en momentos de crisis económica. Si bien las prácticas de consumo han cambiado en las últimas décadas, la feria vecinal permanece como

Traslado de mercaderías por la calle central del Mercado. Adelante, Williams Gadea. 3 de noviembre de 2011, 5.42 am. (Foto: 30671FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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un espacio de abastecimiento para gran parte de la población de Montevideo y el interior. La tecnología de transporte de carga dentro del mercado ha cambiado en los últimos cincuenta años. En un inicio las mercaderías se trasladaban “a hombro”. Expresiones como las palabras “voy” o “porteña” constituían códigos para pedir permiso para pasar o ayuda a otros a la hora de descargar cajones llenos –o “líos” de cajones vacíos–, evitando que se cayeran al suelo.

El afiche está en imprenta.

La mayoría de los productos que entran y salen del Mercado Modelo lo hacen en envases retornables. El préstamo de cajones es un servicio que en general han ofrecido los mayoristas a sus proveedores y compradores. En el transcurso del tiempo se han utilizado numerosos tipos de cajones de madera producidos con diferentes propósitos. Su diseño ha ido variando de acuerdo a las prácticas y necesidades de cada zona o productor, generando una gran variedad de cajones, que han obtenido distintas denominaciones: “baúl”, “salteño”, “común”, “jaula” para hortalizas de hoja, “plancha” para tomates y frutas de carozo, “chico” para almacenar frutilla, “bruce box” para cítricos, entre otros. La mayoría de ellos tienen una vida útil promedio de cuatro años. Para algunas hortalizas, especialmente los tubérculos, se utilizaban bolsas de arpillera y plásticas. A esta variedad de envases se han sumado en la actualidad otros factores, como la incorporación Entrada de productos. Calle central del Mercado Modelo. 2 de junio de 2011. 2.57 am. (Foto: 30627FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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de las marcas en los cajones, así como materiales nuevos entre los que sobresalen el plástico y el cartón, que han ampliado el espectro de formas de envasado. El uso de envases retornables implicó siempre un costo y tiempo de traslado –y en algunos casos limpieza–, así como la necesidad de espacio para su almacenamiento. Los envases descartables, por su parte, exigen una estrategia de descarte de los desechos que producen. La tecnología utilizada para movilizar la carga también ha evolucionado, acompañando los cambios en las formas de envasado. Hasta fines de la década de 1990 predominó la “zorra”, un carro consistente en una estructura de entre dos y cinco metros de largo con rulemanes de veinte centímetros de diámetro a modo de ruedas, capaz de cargar varias decenas de cajones. Las zorras debían ser empujadas en general por dos a cuatro personas. Años después aparecieron los “carritos”, estructuras metálicas de dos ruedas que transportan una pila vertical de cajones. Su incorporación agilizó el transporte de cajones, tarea que volvió a ser individual.

A fines de la década de 1990 comenzaron a utilizarse los montacargas motorizados, que por medio de dos uñas metálicas levantan estructuras de madera denominadas “pallets” que se utilizan como base, y permiten desplazar grandes volúmenes sin necesidad de contar con más de una persona. Este sistema ha sido adoptado principalmente para las descargas, y más allá de que permite una mejora radical en la agilización de los procesos, muchas veces su utilidad disminuye o se anula por las limitaciones de espacio. Las “gatas” hidráulicas son elevadores utilizados también para cargas colocadas sobre pallets, aunque de menor tamaño y sin motor. Suelen utilizarse en espacios vedados a los montacargas, como el interior de los puestos. Las diferentes formas de transporte han convivido en los distintos momentos, utilizándose una u otra según el espacio disponible, la distancia o el volumen a transportar. El transporte fuera del mercado también ha cambiado. Hasta hace algunas décadas, muchos clientes iban al mercado con carros de caballo, verduleros ambulantes con “jardinera”; hoy en

infancia entre cajones

Descarga de mercaderías en puesto exterior sobre la calle Cádiz. 12 de mayo de 2011, 3.08 am. (Foto: 30535FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Los testimonios de quienes conviven en el Mercado Modelo son elocuentes en relación con la diversidad de edades y procedencias, tanto sociales como geográficas, de las personas que llegan a él. Si bien el espacio del mercado actual no es un lugar donde abunde la población infantil, es frecuente ver algunos niños que recuerdan otras

épocas de su historia. Entre las familias de productores de granja ha sido común incorporar a los hijos al trabajo de la chacra. Arar, plantar, cosechar o criar pequeños animales era su contribución al sustento familiar, y en algunos casos su oportunidad de generar sus primeros ingresos bajo la supervisión y protección de la familia. Esta costumbre se trasladó

a la actividad comercial en el mercado. En muchos casos el comerciante incorporaba a sus hijos prontamente al ambiente del mercado, para que aprendieran la tarea que seguramente heredarían. Vigilantes, changadores, feriantes, también han enseñado en muchos casos a sus hijos jóvenes a trabajar junto a ellos en el Mercado Modelo.


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general se utilizan camiones con zorra y pequeños camiones.

mil camiones lleguen al mercado a descargar por año, y un número mayor a levantar carga.

A lo largo de su historia, el mercado ha funcionado en diversos horarios. En general se ha procurado separar el horario de descarga del de venta y recogida, que durante mucho tiempo era señalado por el sonido de una campana.

Actualmente la venta comienza a las tres de la madrugada, a las cinco se retira la mercadería comprada, y se vende, dependiendo del sector, hasta el mediodía, cuando cierran los portones.

Como sucede en la mayoría de los mercados de su naturaleza, la actividad del Mercado Modelo se concentra en las horas de la madrugada y la mañana. En varias oportunidades se intentó modificar el horario, llevándolo a las horas diurnas. Sin embargo, la experiencia ha confirmado que como se encuentra en medio de la trama urbana de la ciudad, para no interferir con el tránsito normal de ésta, el mercado debe aprovechar las tempranas horas de la madrugada. Cabe mencionar que su actividad implica que unos sesenta

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Puesto del galpón rectangular durante el horario de venta. A la izquierda, Washington Fabra. 12 de mayo de 2011, 3.19 am. (Foto: 30543FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Las mujeres siempre han sido minoría en el Mercado Modelo, que desde sus inicios se configuró como un terreno predominantemente masculino. En 1991 trabajaban en el mercado unas quince a veinte mujeres, principalmente como clasificadoras, empleadas de distintos puestos, como personal de limpieza o en cargos de administración. Para mujeres solía haber un solo baño, con llave, disponible solamente a partir de media mañana. Recién el 11 de enero de 1992 se inauguraron las primeras duchas para mujeres y en ese mismo año se conformó la organización Trabajadoras Unidas del Mercado Modelo (TUMM). En la actualidad se cuenta con vestuarios para trabajadoras y baños femeninos para las varias decenas de mujeres que trabajan en diferentes roles.

Además de frutas y verduras, en los orígenes del Mercado Modelo solían venderse animales. Había jaulones con cerdos, aves, excepcionalmente cabras o corderos. Estos puestos convivían en las plazas con los de fruta y verdura, lo cual ocasionaba problemas de higiene. Fue entonces que se concentró a los animales en el fondo del mercado, en un espacio llamado “campo” (actual salida hacia la avenida Centenario), probablemente debido a que los puestos allí ubicados se encontraban a la intemperie. Eso determinó que el lugar fuera llamado “plaza de los chanchos”. Al ser el Mercado Modelo el principal centro mayorista hortofrutícola del país, se ha configurado como un importante centro de actividad comercial y logística. Esto ha hecho que en su entorno se concentren población, depósitos, comercios e industrias, así como servicios complementarios. Durante décadas funcionaron en plena plaza mayorista negocios de “venta de productos del agro, almacenes por mayor, fiambrerías, parrilladas, ferreterías, venta de escobas, venta de quesos y dulces, venta de chorizos, venta de bebidas sin alcohol, venta de cigarrillos y afines y venta de pescado frito, [...] cafetería, panadería”. Éstos evidenciaban, por una parte, la necesidad de surtir a los comerciantes y trabajadores


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que permanecían largos períodos en el mercado, y por otra la conveniencia de los comerciantes de rubros relacionados de establecerse en el centro de abastecimiento de frutas y verduras. Los establecimientos gastronómicos solían abundar en épocas en las que el horario del mercado era extenso y variado, y sus operadores y personal se veían obligados a permanecer en sus instalaciones por largos períodos. Existían varios locales de parrillada, restaurantes y puestos de comida en los alrededores del mercado. Entre ellos se encontraba una parrillada que se recuerda como un especial centro de encuentro de artistas del teatro, la música y el carnaval montevideano, donde se servía el clásico “finito” del mercado. En torno del Mercado Modelo se han establecido también los proveedores de insumos agrícolas, aprovechando que durante mucho tiempo eran los propios productores quienes acudían regularmente al mercado a vender sus artículos, y necesitaban abastecerse de lo necesario para sus tareas. Por otra parte, al tratarse de un centro financiero, congregó ya desde su inauguración sucursales bancarias. Durante décadas los distintos bancos prestaban servicio ambulante en el mercado, enviando personal a recoger depósitos en los puestos. En la actualidad hay una sucursal perteneciente al Banco República que funciona en el horario de venta, además de un cajero automáEstiba de cajones vacíos. Vereda exterior del Mercado. 12 de mayo de 2011, 4.20 am. (Foto: 30579FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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tico. Esto facilita enormemente las operaciones financieras y agiliza de esa forma las relaciones comerciales. El mercado mayorista es el lugar de exposición y venta de toneladas de productos. Su funcionamiento ha llevado a que se congregaran a su alrededor frigoríficos que ofrecen el servicio de almacenamiento en cámaras de frío. Este negocio anexo al mercado ha surgido de la necesidad de prolongar la vida útil de los productos, manteniendo los períodos de oferta de diferentes rubros más allá de los determinados por la zafra de cosecha. La mayor parte de las frutas y verduras refrigeradas en el país lo fue por mucho tiempo en los frigoríficos ubicados en los alrededores del mercado. Ya en la década de 1960 un frigorífico podía manejar volúmenes considerables, algunos incluso incorporaron a sus servicios la industria de procesamiento de fruta.

Rampa de acceso al sótano. 2 de junio de 2011, 3.28 am.

(Foto: 30639FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Avenida Centenario esquina República de Corea, exterior del Mercado Modelo durante el horario de

62venta. 12 de mayo de 2011, 4.30 am. (Foto: 30587FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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entre la azada y la ensalada producción y consumo de frutas y verduras en Uruguay

Aunque es constatable que la dieta de los primitivos habitantes de nuestra región incluía frutos, se desconoce que existiera entre ellos un cultivo sistemático con fines de alimentación. La producción de frutas y verduras en la zona tiene raíces en la temprana colonización europea, y su implementación a partir de las Leyes de Indias se basó en la inserción de especies exóticas que se cultivaban de la misma forma que en Europa. Los testimonios de época destacan el éxito que obtuvieron los primeros establecimientos hortofrutícolas ubicados en torno a Montevideo tras su fundación. Sin embargo, algunos estudios plantean que este tipo de cultivos de abastecimiento sufrieron una gran merma debido a los enfrentamientos bélicos en la primera mitad del siglo XIX en el territorio ubicado al sur del Río Negro. Cosecha de manzana Deliciosa, Melilla. 21 de marzo de 2012, 9.32 am. (Foto: 30760FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Evolución de la población y producción agrícola 1900-1932

Año 1900 1912 1932 Población del país (Habitantes) 936.120 1.225.914 1.970.255 PBI agrícola (miles de pesos de 1925) 13.828 26.243 49.342 Área cultivada (hectáreas) s.d. 872.103 1.146.281 Fuente: Nahum, Benjamín (coord.). Estadísticas históricas del Uruguay. Tomos I, II, III. Montevideo: Universidad de la República, 2007.

Se ha estudiado que el consumo de frutas y hortalizas era relativamente bajo en la población uruguaya de fines del siglo XIX. Su incorporación en mayor medida provino de las costumbres de inmigrantes llegados principalmente en las pri-

meras décadas del siglo XX, quienes traían los hábitos de consumo de sus lugares de origen y en muchos casos encontraban en el país tierras fértiles donde instalar sus propias quintas para abastecerse. La hortofruticultura como rubro productivo está vinculada a la población inmigrante, principalmente española e italiana, llegada en diferentes momentos a Uruguay, entre 1850 y 1950. Se ha desarrollado en su mayoría en establecimientos de carácter familiar, con escasas extensiones de tierra y con poca o sin mano de obra contratada. Según sostienen los historiadores José Pedro Barrán y Benjamín Nahum, la producción agrícola tuvo una enorme expansión en las primeras dos décadas del siglo XX, debido principalmente al aumento en la demanda por el crecimiento de la población y a la mejora en el nivel de vida. En

DE DISTINTOS LUGARES A ESTA TIERRA En Uruguay existen diversos apelativos con los que referirse a un productor agrícola, tales como: “chacarero”, “granjero”, “plantador” o “quintero”. Estudios antropológicos como el realizado por el antropólogo Daniel Vidart han concluido que ello responde a una heterogeneidad en los orígenes y prácticas más comunes que tienen los productores en diversas regiones del país. Los productores hortofrutícolas son en general descendientes de inmigrantes canarios, valencianos, de la región del Piamonte, la Liguria o la zona helvética, que se asentaron en el país especialmente en la región sur o en el litoral. Se trata en general de emprendimientos familiares, en los que han permanecido varias generaciones. Las prácticas aplicadas al trabajo hortofrutícola también son variadas y hunden sus raíces en las costumbres traídas por los inmigrantes al Río de la Plata a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Los canarios, por ejemplo, mantuvieron su método de

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producción tradicional de aplicar un arado superficial y no utilizar abono, lo cual les dio resultado en las tierras fértiles del sur del país. En el norte de Uruguay se asentaron productores de origen alpino, a los que la necesidad de aplicar tecnologías a sus cultivos no era ajena, por ello fueron proclives a trabajar en superficies mayores e incluso industrializar sus productos. Si bien la amplia mayoría de los emprendimientos son de carácter familiar y en muchos casos no contratan mano de obra, existe un conjunto de asalariados del sector hortofrutícola a quienes se les denomina “plantadores” o “zafrales”. Por otra parte, se suele llamar “quinteros” a los productores establecidos en las zonas rurales de Montevideo. Se trata de productores que trabajan sus predios –en general pequeños– de forma intensiva, valiéndose del abono y el riego. Producen variados rubros que suelen comercializar por su cuenta, en el Mercado Modelo o en ferias vecinales.


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Cosecha de espárragos, departamento de Salto. Década de 1950 (aprox.). (Archivo particular Flia. Mainardi)

este marco fue que la fruticultura, horticultura y otros rubros de producción granjeros aparecieron por primera vez como actividades económicas de consideración en el país. El aumento en el precio de la tierra a mediados de la década de 1910 propició un cambio en la producción agropecuaria del país y su distribución geográfica. En ese marco, las grandes estancias, especialmente las ubicadas al sur del Río Negro, se repartieron en terrenos más pequeños. Sus di-

mensiones y su cercanía a las zonas más pobladas colaboraron para que se establecieran en ellas cultivos hortofrutícolas, que en el caso de extensiones menores a cien hectáreas eran los únicos que resultaban rentables. Además, según un testimonio de 1912, la mayoría de los productores tendían a quedarse con el espacio que podían mantener sin contratar mano de obra ajena. La expansión del ferrocarril permitió en Uruguay –como en otros lugares de América– la conformación de mercados nacionales de productos agrarios. 67


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Fumigación de árboles de citrus, departamento de Salto. Década de 1950 (aprox.). (Archivo particular Flia. Mainardi)

jóvenes granjeros En la década de 1970 el éxodo rural se intensificó en la zona de la actual Área metropolitana. Los precios de los productos de granja hacían poco rentable el trabajo y la proximidad de los centros urbanos ofrecía espacios de trabajo variados en otras actividades, especialmente para la población joven. Este fenómeno significó un envejecimiento general de los encargados y trabajadores en esta área, además de una disminución en su número to-

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tal. Por entonces, movimientos de productores advertían el problema y denunciaban: “¡No se van porque los atraiga la industria, se van porque los rechaza la tierra!”. Según los testimonios, aún hoy “es muy difícil que la juventud se quede en la granja. No se queda en la granja, porque la juventud quiere tener un [buen] sueldo y en la granja no lo logra [...]. Queda el papá y la mamá hasta que se mueren, y adiós”.

Ya hacia 1980 las cifras mostraban que la amplia mayoría de los dueños de establecimientos granjeros tenían más de cincuenta años. En la actualidad esa situación no se ha revertido, sin embargo –especialmente en la región litoral– hay algunos ejemplos de jóvenes emprendedores dedicados a la horticultura, que han encontrado en esta actividad una opción rentable, especialmente con base en una mejora en la tecnología

que redunda en mayor calidad y volumen de productos. Se trata de individuos provenientes de familias granjeras que pertenecen a una generación que convivió con profundos cambios tecnológicos, como la incorporación de los invernáculos, la generalización en el uso de tractores y las diferentes formas de riego. Ellos mismos manifiestan la voluntad de permanecer como productores y en ese entorno criar a sus hijos.


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Protección de cultivos mediante quinchos, Salto. Década de 1950 (aprox.). (Foto: Archivo particular Flia. Mainardi)

En 1908, los cultivos de legumbres y frutales alcanzaban las 69.036 hectáreas, que constituían 8,7 por ciento de la superficie sembrada en el país. En aquellos años la producción hortofrutícola se ubicaba en Montevideo, Colonia, Salto, Maldonado, Paysandú y Canelones. En este último departamento la superficie agrícola superaba a la ganadera, utilizándose para dicha actividad 55 por ciento del territorio. Algunos ejemplos de colonización de áreas previamente dedicadas a la ganadería sirvieron para provocar un aumento en la producción agrícola, especialmente de productos de granja, y en su mayoría asociada a familias provenientes del exterior del país. Una de las medidas tomadas para fomentar el crecimiento de la actividad agrícola

consistió en la creación de colonias o la colonización parcial de estancias por contingentes extranjeros –rusos, suizos, piamonteses, entre otros– atraídos por políticas específicas de fomento de la inmigración. Según el censo de 1908, los italianos eran los que dedicaban mayor parte de sus tierras a la agricultura. Hay testimonios de las dificultades que tuvieron para adaptarse a las necesidades de un suelo y un clima distintos del que eran originarios, donde no necesitaban arar la tierra. En aquel año la fruta más producida era el durazno. Al igual que como sucedía en Europa, la horticultura se combinaba con la producción de aves y huevos, además de cereales. La producción se 69


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Fumigación de plantas de tomate y morrón. Departamento de Salto. Año 1993. (Archivo particular Flia. Gabrielli)

focalizó en Canelones, Montevideo, San José y Colonia. El desarrollo de la producción en el litoral dependió fuertemente de la evolución del transporte, que hizo posible trasladar los productos a la capital a un precio razonable. Durante varias décadas el transporte de frutas y hortalizas desde la zona norte y litoral se hizo a través del ferrocarril. Se trataba, sin embargo, de un método de transporte multimodal, ya que su uso implica70

ba la conjunción de otros medios de transporte, como carros y pequeños camiones, que trasladaran la carga hasta las estaciones y desde ellas al mercado. Los productores del litoral del país enviaban regularmente sus productos a consignatarios en Montevideo, y muchas veces ni siquiera conocían el Mercado Modelo. Según testimonios, durante décadas lo que se plantaba obedecía en gran parte a la costumbre, como suelen recordar: “Cada uno plantaba lo que


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Plantío de morrón en invernáculo, departamento de Salto. Año 1993. (Archivo particular Flia. Gabrielli)

habían plantado sus antecesores”. El asesoramiento técnico a los productores era poco común. En 1907 fue fundada la Facultad de Agronomía y Veterinaria, y en 1911 las estaciones agronómicas y el Instituto Fitotécnico Nacional. Ello sucedía en el marco de un cambio en la producción ganadera, que exigía la producción de forrajes, aunque ya en estos años se fundó una granja modelo en la zona de Sayago, donde se investigaban asuntos relacionados a la horticultura. Estas instituciones tuvieron un cierto desarrollo en sus primeros

años, aunque el recorte presupuestal hacia 1920 detuvo en gran parte sus avances. Fue en ese marco que el Mercado Modelo, como sucede con cualquier centro de concentración, sirvió como centro de intercambio de información sobre qué y cómo se producía. La producción ha experimentado múltiples cambios a nivel tecnológico. Un ejemplo de ello ha sido el cambio en las tecnologías utilizadas para proteger los cultivos del rigor del clima. Durante 71


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Distribución de establecimientos (según censo 1990 - DIEA MGAP)

Nº explotaciones hortícolas Fruti-hortícolas citrus Zona sur 5953 3635 55 Zona norte 1062 256 225 Fuente: revista CAMM nº 25, enero 1995, p. 2.

décadas en la región norte del país se utilizaba una tecnología denominada “quincho” que consistía en la instalación de una barrera de paja orientada hacia el norte, montada sobre un talud de tierra, que luego se ahuecaba para colocar las plantas. Su orientación permitía que los cultivos recibieran la luz y el calor del sol y no fueran afectados por los fuertes vientos. De esta manera, el quinchado protegía los cultivos que crecían a su abrigo. En estos casos, además, solían combinarse especies de mayor y menor altura, como el tomate y el morrón. Su elaboración insumía trabajo y ma-

teriales medianamente costosos:madera, paja, alambre y arpillera, y se preparaban regularmente cada año. En las décadas de 1970 y 1980 se instalaron en Salto y Bella Unión los primeros invernáculos, de escasa altura y carácter artesanal. Con el transcurrir del tiempo esta tecnología fue mejorándose, implementando mecanismos de ventilación y aislación. En algunos casos se importan materiales, aunque la implantación de invernáculos sigue siendo una tarea principalmente artesanal. En el año 2000, la superficie protegida ascendía a algo más de 500 hectáreas, ubicadas en su mayoría en la región noroeste. Cabe destacar que el trabajo en materia de innovación era en general empírico. Los productores coinciden en señalar que hasta hace veinte años no había técnicos que los asesoraran para mejorar su

Un fruto tan familiar como exótico

Plantío de manzanos, Melilla, Montevideo. 21 de marzo de 2012, 950 am. (Foto: 30781FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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La banana es un fruto de uso corriente en Uruguay, actualmente se consumen sesenta mil toneladas por año. Este producto no se produce en el país, debe importarse, por lo que se usaron espacios específicos en el Mercado Modelo para su acopio y maduración, concentrados en el subsuelo: las llamadas “cámaras de banana”. Se trataba de piezas de apenas dos metros de altura, donde se colgaban los “cachos” (ramas conteniendo varios racimos de banana) y donde se instalaban “estufas” que permitían además de brindarles calor, proporcionarles el gas etileno que acelera su maduración. Las estu-

fas eran confeccionadas con ladrillos y se utilizaban piedras de carburo para mantener el calor. El transporte de la banana se realizaba en camiones abiertos, y los cachos se colocaban sobre relleno de paja para evitar golpes. Esto ocasionaba un gran volumen de residuos y en algunas ocasiones traía aparejado que viajaran animales peligrosos, como víboras o arañas venenosas, que solían provocar daños a quienes manipulaban la fruta. Después del incendio que se inició en el subsuelo en diciembre de 1995, el sistema de maduración con estufas se erradicó en favor de las cámaras mo-

dernas, similares a las cámaras frigoríficas, donde se mantiene la fruta en un ambiente controlado de entre 13 y 15º. Esta innovación estuvo relacionada con las exigencias internacionales que determinaron que a partir de inicios de la década de 1990 los productores brasileños comenzaran a cambiar la forma en que se transportaba y envasaba la banana para exportación. Primero se reemplazó la paja por nailon como relleno, y luego se implementó el lavado previo de la fruta. Más tarde se incorporó el envasado en cajas de cartón. Estos cambios hacían inviable el antiguo sistema de estufas para la maduración de la fruta.


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Distribución porcentual del ingreso de productos al Mercado Modelo (1994-2010)

Procedencia Uruguay Importado

1994 81,10% 18,90%

2010 86,6% 13,4%

Distribución por procedencia dentro del país Zona sur Canelones San José Montevideo Zona Norte Salto Tacuarembó Artigas Paysandú

1994

2010

74,00% 60,50% 20,70% 14,50% 26,00% 85,00% 4,80% 3,50% 2,60%

70,50% 44,80% 32,80% 17,30% 29,50% 86,10% 1,40% 5,10% 1,00%

Importaciones Brasil Argentina Chile Otros

1994 77,70% 12,50% 0,80% 9,00%

2010 55,50% 4,20% 4,00% 36,20%

Fuente: revista CAMM nº 25, enero 1995, p. 3 – Elaborado por la Unidad de Información Comercial.

Volúmenes en toneladas entrados al Mercado Modelo de algunas especies (agosto-enero 1973-74, 1993-94, 2012-13)

Rubro 1973-74 1993-94 2012-13 Acelga 2732 3272 1832 Boniato 5143 3376 5330 Cebolla 2612 6734 9222 Morrón 564 2944 6143 Papa 26927 23252 32805 Tomate 161 9748 10262 Zanahoria 3997 7546 6652 Zapallo 1000 1708 4253 Total 51135 58580 76499 Fuente: “Comercialización de hortalizas en Montevideo” DIEA-MGAP, 1977. Información obtenida por la Guía de Ingreso de la Unidad de Información Comercial del MM. Revista CAMM nº 19, mayo 1994, p. 5.

Volúmenes totales en toneladas entrados al Mercado Modelo (1994-2010)

1994 272.120

2010 290.430

Fuente: Unidad de Información Comercial.

Almácigos, Salto. 29 de junio de 2012, 10.25 am. (Foto: 33826FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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producción, una práctica que en la actualidad es más común. Los productores de la zona noroeste, forzados a invertir en el transporte de grandes volúmenes para vender en el mercado, han hecho esfuerzos por mejorar la calidad de los productos y su presentación, para lograr mejores ganancias. Esto ha ocasionado la incorporación de cambios tecnológicos que introdujeron mejoras en la protección de cultivos, el riego, el control de plagas, etcétera. En ese sentido, se han instalado los primeros invernáculos con clima controlado, mientras que en varios lugares se utilizan, por ejemplo, el riego computarizado y el control biológico de plagas. Estos cambios han redundado también en una transformación de las prácticas y ritmos de trabajo. Entre los establecimientos hortofrutícolas actuales (huertas, frutales y viñedos), la amplia mayoría continúa siendo explotada por emprendimientos familiares. Éstos suelen ocupar superficies de poca extensión. Es destacable en general la calidad de su mano de obra, debido a que los conocimientos de la práctica se transmiten como parte de la cultura familiar. Las familias productoras han conformado por décadas una importante trama social ubicada principalmente en las áreas suburbanas y rurales cercanas a los principales centros poblados del país.

Plantío de lechuga bajo cubierta, Melilla, Montevideo. 21 de marzo de 2012, 10.26 am. (Foto: 30809FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Las gremiales hortifrutícolas Hay numerosas organizaciones gremiales en esta área. En la mayoría de los casos han surgido de situaciones de necesidad, como forma de búsqueda de salidas en colectivo. Organizaciones como la Asociación de Productores Agrícolas de Canelones (1980) o la Mesa Hortícola de Salto (1998) aparecieron como modo de defender en dos momentos distintos la producción de la competencia con productos importados. Ambas concentraron inicialmente numerosos participantes y se basaron en consignas constructivas: “No queremos guerra, queremos soluciones”. Otras gremiales, como Jumecal, en Melilla, han servido para instalar una infraestructura de conservación para frutas de pepita, o la Sociedad de Granjeros de Salto, para paliar los daños producidos por los desórdenes climáticos en la producción. No obstante, en general, una vez conformadas estas organizaciones se han desarrollado en torno a nuevos objetivos. En un país donde la gran mayoría de los productores maneja volúmenes pequeños o medianos, las gremiales se plantean como buenas plataformas para lograr en conjunto objetivos que serían imposibles para un pequeño o mediano productor, por ejemplo la mecanización del empaque o la exportación.

Cosecha de acelga. Villa García, Montevideo. 21 de marzo de 2012, 11.15 am. (Foto: 30824FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Cosecha de tomate, Salto. 29 de junio de 2012, 10.52 am.

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A inicios de la década de 1990, sólo seis por ciento de la superficie del país se destinaba a la agricultura, y dentro de ella, seis por ciento correspondía a huertas y 4,87 por ciento a frutales y viñedos.

tos estaba reducida hasta hace poco tiempo a los períodos de zafra. Así sucedía por ejemplo con el tomate, disponible de agosto a marzo, y cuyas especies tardías, como el “tomate de cartón”, distaban mucho en calidad de las de estación.

La producción hortofrutícola uruguaya se ha desarrollado principalmente en dos zonas: la región sur y la región litoral al noroeste del país. Actualmente, la más extensa de estas zonas de producción es el sur o área metropolitana, en torno a la capital, que comprende los departamentos de Montevideo, Canelones, sur de San José y sur de Florida, donde se produce más de la mitad de las frutas y verduras, especialmente en los rubros de hortalizas, frutas de carozo y pepita, y uva. Se trata del setenta por ciento de la superficie dedicada a estas especies, excluyendo la papa. Por otra parte, del noroeste del país (Artigas, Salto y Paysandú) proviene más de la cuarta parte de la producción total, ochenta por ciento de los cítricos y algunas hortalizas de primor (tomate, frutilla, etcétera). Esta región produce la mayor parte de los cultivos protegidos del país.

La incorporación de nuevas variedades o nuevas especies ha sido gradual, y ha estado ligada principalmente a la labor de los investigadores para atender las demandas del público consumidor o solucionar problemas de producción. Este tipo de cambios suelen darse como procesos, comenzando con la generación de una nueva variedad, pasando por su estudio y evaluación, luego por su difusión entre los productores, y por último su promoción y eventual adopción por el público consumidor.

Otro punto de interés se encuentra en el entorno de la ciudad de Rivera, donde se concentra la mayor parte de la producción de sandía. En el resto del territorio la horticultura abastece los predios agropecuarios y pequeños poblados; en el año 2002 este tipo de explotación representaba diecinueve por ciento del territorio dedicado a la horticultura. Clasificación y empaque de frutillas, Salto. 29 de junio de 2012, 11.59 am.

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Los cambios en la producción han estado directamente relacionados con los cambios en el consumo. La disponibilidad de algunos produc-

Al promover una nueva especie, suele haber una buena respuesta inmediata del público, pero cuesta que su consumo se imponga a largo plazo. Casi sin importar sus características, la promoción puede llevar a que los consumidores adopten especies y frutos nuevos. Así sucedió con el kiwi, que en la década de 1990 tuvo un consumo destacado y luego se niveló en volúmenes menores, aunque existan variedades nacionales muy buenas. Los hábitos y preferencias de consumo de la población han relegado a algunas especies a caer en desuso, o como sucedió con ciertas especies de ciruela, reducirse al uso industrial. La innovación ha resultado un desafío para muchos productores, que han visto mejorar sus condiciones a costa de esfuerzos. La decisión de modernizar procesos y métodos de producción, empaque, conservación, presentación, transpor83


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Cosecha de duraznos, Canel贸n Chico, Canelones. 18 de diciembre de 2012, 9.32 am.

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te, etcétera, ha provenido en parte de la valorización y demanda que tanto a nivel internacional como nacional se ha hecho de elementos como la calidad e inocuidad de los alimentos. Actualmente los medios de información y asesoramiento se han multiplicado. Para muchos productores, el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA) representa el principal nexo con las novedades que aparecen en el exterior, con las innovaciones tecnológicas, pero además, en los últimos años este instituto ha incrementado el desarrollo de variedades nacionales de frutas y verduras. El Mercado Modelo, por su parte, ha formalizado su rol informativo a través de la oficina que se encarga de la promoción e información relacionada con la producción. Por distintos medios se informa acerca de la expectativa de siembra, los volúmenes vendidos de semilla, si hubo pérdidas antes de la cosecha, etcétera, con el objetivo de contribuir a la innovación así como a una conveniente planificación por parte de los productores. En el mismo sentido, el mercado se ha encargado también de implementar la promoción publicitaria del consumo de frutas y verduras frescas en el público.

Izquierda: Cosecha de duraznos, Canelón Chico, Canelones. 18 de diciembre de 2012, 9.15 am. (Foto: 36626FMCMA.CMDF.IMM.UY).

Derecha: Clasificación y empaque de duraznos, Canelón Chico, Canelones. 18 de diciembre de 2012, 8.52 am. (Foto: 36632FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Planta de clasificación y empaque de cítricos, Salto. 30 de junio de 2012, 11.21 am. (Foto: 33999FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Fijarse objetivos da frutos procesos de expansión y modernización del mercado modelo

Varios estudios realizados entre 1984 y 1991 en torno a la producción y al comercio hortofrutícolas en Uruguay diagnosticaron que el Mercado Modelo resultaba ineficiente y no saciaba las necesidades de espacio, infraestructura e información necesarias de sus operadores; procuraron identificar las causas y posibles soluciones a esta problemática. A inicios de la década de 1990 trabajaban en en el Mercado Modelo entre 800 y 1200 mayoristas, de los cuales 546 tenían puestos fijos en las plazas. Entre ellos, la mayoría eran de Canelones, Montevideo, Salto y San José. El Mercado Modelo canalizaba entonces unas 320 mil toneladas, lo cual insumía 130 millones de dólares, 76 por ciento de la oferta hortofrutícola en Uruguay.

Puesto con certificación de calidad. Edificio Central del Mercado Modelo. 5 de noviembre de 2012, 5.52 am. (Foto: 35150FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Según un censo realizado en la década de 1980, el mercado albergaba una población flotante de veinte mil personas y trescientos vehículos de la más diversa índole. Al terminar la concesión del mercado a la Concentración Nacional de Productores Agrícolas en 1989, volvió a manos de la Intendencia de Montevideo. El nuevo gobierno municipal tomaba a su cargo la gestión del lugar, al que pocos conocían cabalmente. La nueva administración se planteó como punto de partida observar al mercado desde diferentes perspectivas. El Mercado Modelo en 1990 era uno de los pocos centros logísticos del país. Además de que la porción mayor de la producción provenía de fuera del departamento de Montevideo, del total del volumen que salía del mercado, un tercio servía para abastecer al interior. Por lo tanto, por más que formara parte de la administración del departamento de Montevideo, el mercado centralizaba el comercio hortofrutícola del país entero y, por tanto, su alcance debía pensarse a nivel nacional.

Calle central del Mercado Modelo. Año 1992 (aprox.). Autor: Juan Pablo Rivoir. (Archivo particular Juan Pablo Rivoir)

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La nueva administración debió considerar al Mercado Modelo como el lugar de negocios que significa, el espacio en que se efectúan múltiples relaciones económicas. De forma similar a una bolsa de valores, el mercado es el espacio financiero donde se establecen y varían los precios de los productos, dependiendo entre otras cosas del tiempo que transcurre entre la cosecha y la venta final, al tratarse de productos perecederos y en algunos casos de corta vida útil. Si bien hacia 1990 funcionaba al mismo tiempo el Mercado


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Trabajos de extinci贸n del incendio. Alero lateral del Mercado. 6 de diciembre de 1995. (Foto: FMHGE.CMDF.IMM.UY)

Dep贸sitos en el subsuelo del Mercado. 6 de diciembre de 1995. (Foto: FMHGE.CMDF.IMM.UY)

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Como el ave Fénix El 5 de diciembre de 1995 a las cuatro de la tarde comenzó en el subsuelo del Mercado Modelo un incendio que causó severas pérdidas y daños en el edificio. Fue sorprendente para los bomberos la fuerza y la velocidad con que se extendió el fuego en el sótano. A medianoche de ese día se habían utilizado tres millones de litros de agua, sin poder controlar el fuego. El sótano era entonces el espacio destinado a las “estufas de banana” –espacios reducidos calefaccionados a base de carburo– y a depósitos de cajones vacíos, todo lo cual dificultaba detener las llamas. Al alcanzar la planta alta, el fuego produjo entre otras cosas que se derritieran miles de cajones de plástico, quedando una gruesa capa sólida sobre el piso. No obstante, sorprendió la rapidez con que se encaminaron iniciativas para continuar con la operativa y recuperar el edificio. La revista del Mercado Modelo celebraba “que el monstruo popular eligiese como pancarta gigante el desafío de resurgir, crecer y servir sin descanso”. El incendio tomó varios días, pero el mercado no detuvo su actividad: “Estaba ardiendo todavía y seguía funcionando afuera”. Lejos de detenerlo, el incendio motivó a la Comisión Administradora, apoyada por comerciantes y trabajadores para hacerse cargo de la solución del problema, tomando a su cargo la responsabilidad por la instalación de un espacio sustitutivo. Se expropiaron cuarenta padrones en los alrededores, donde el mercado continuó funcionando. Poco después, se allanaron los terrenos y se montaron dos nuevas naves techadas, que constituyen hasta hoy los galpones laterales del mercado. Un año después del incendio se ocupó de nuevo el área edificada. Los terrenos que se incorporaron permitieron que el área central del edificio volviera a quedar vacía, posibilitando mayor movilidad y operativa más eficiente.

Reconstrucción de las columnas del subsuelo del Mercado, luego del incendio. (Mercado Modelo, Informe Diagnóstico y propuestas de restauración de la estructura de hormigón armado del Mercado Modelo luego del incendio del 04/12/1995. Instituto de estructuras y transporte Prof. Julio Ricaldoni. Noviembre de 1996, p. 11.)

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Agrícola como asiento de mayoristas, el Mercado Modelo resultaba la referencia para establecer los precios en los otros circuitos comerciales. Por otra parte, las relaciones comerciales dentro del mercado se veían influidas por los sistemas de asignación de los espacios, debido al valor que podían adoptar para la comercialización, siendo algunos puestos más accesibles y beneficiosos para su propósito, y otros más problemáticos.

En aquel momento se observó también que el Mercado Modelo era un espacio de trabajo en el que los lazos de sociabilidad basados en la confianza y el conocimiento mutuo podían pesar por encima de las formalidades que caracterizan al mercado laboral. Esto lo convertía en un lugar de empleo para personas sin formación específica, en muchos casos en condiciones de vulnerabilidad social, que se insertaban en el medio laboral del mercado que no exige antecedentes aunque sí cumplir con ciertos códigos de convivencia. En lo referente a su extensión espacial, la necesidad de expansión del Mercado Modelo se remonta a varias décadas.Ya en la década de 1960 el espacio interior comenzó a ser insuficiente para sus operaciones. Como respuesta a esta necesidad se incorporó inicialmente el predio ubicado en el fondo hacia la avenida Centenario –denominado más tarde “plaza de los chanchos”– como lugar de comercialización. En 1967 comenzó a autorizarse la descarga de mercaderías en aceras y calzadas adyacentes al edificio, pero quince años después se evidenciaba que los espacios de

Productor granjero con una radio portátil. Grabado atribuido a Lorenzo Goyetche.

(Lorenzo Goyetche. Documento nº 12. Suplemento La Hora Popular, s.f. , p. 21.)

con el oído en la radio

Cajones retornables de madera y de plástico. Salto. 29 de junio de 2012, 12.08 am. (Foto: 33882FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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A partir de 1974, el programa radial Agrovisión nacional difundió información recolectada diariamente en el Mercado Modelo sobre los precios y volúmenes que circulaban, un servicio que resultaba de gran importancia para productores y consumidores, y que entonces el mercado no brindaba. Su conductor, Lorenzo Goyetche, fue un productor, poeta, profesor y dibujante formado en la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República. Desde su programa radial defendía algunas ideas innovadoras respecto a cómo debían ser las políticas relacionadas con el comercio hortofrutícola en el país. En ese marco Goyet-

che apoyaba especialmente la conformación de colectivos de productores, ya que postulaba que la actividad colectiva era la mejor forma de defender los derechos de los pequeños productores. En 1985 explicaba: “Pueden entender, como entienden los hombres de gobierno, que la democracia no es otra cosa que la práctica de la democracia, de la misma manera que el surco de boniato no es ni más ni menos que el resultado concreto de la práctica de levantar y plantar ese surco de boniatos, sin el ejercicio concreto de esas dos prácticas saben que no van a tener libertad, ni derechos, ni boniatos”.


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estacionamiento en torno del mercado volvían a ser insuficientes e inadecuados. En 1985 se constató que nuevamente la demanda de espacios era mayor a la oferta, y se instauró un mecanismo de reserva durante la zafra, por la cual los comerciantes que no tenían puesto fijo podían reservarlo durante seis meses mediante el pago de una suma de dinero extra. Este método fue defendido por los mismos vendedores, quienes se veían cada vez más perjudicados por las “extensas jornadas de espera en la fila, derivando además este problema en perjuicio a la zona y sus aledaños”.

Entrada de mercaderías al Mercado. 12 de mayo de 2012, 2.59 am. (Foto: 30525FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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En 1986 se reconoció el espacio bajo los aleros laterales del mercado como parte del espacio correspondiente a la concesión, y por lo tanto apto para la instalación de puestos. La disposición municipal establecía que “la actual situación de apertura de los espacios del Mercado Modelo hacia la vía pública, en la que no existe determinación precisa entre las zonas propias de la concesión y las ajenas a la misma, no se estima apropiada, por cuanto tiende a la confusión y al desorden en que se desarrolla actualmente la actividad de dicho mercado”, y generaba inconvenientes en materia de “estética urbana”, limpieza de los lugares públicos adyacentes y congestionamiento de tránsito. Además, la aparición de nuevos puestos fuera del mercado superaba la capacidad de la concesionaria de controlarlos, generándose dos mercados simultáneos: uno en el interior del edificio del mercado y otro en el exterior, “donde los productores se ubican en forma totalmente desordenada”. Por ello se resolvió autorizar el cerramiento del predio del mercado hacia la avenida

Centenario y la ampliación en predios cercanos. Mientras tanto, la Intendencia de Montevideo autorizaba y cobraba derechos a los puestos que se ubicaban en la vía pública. En 1990 se cerraron al tránsito vehicular durante el horario del mercado las calles Trento entre Cádiz y Thompson, y Oficial 4 entre República de Corea y Larrañaga, es decir, en sus tramos adyacentes al edificio. Esto se hacía posible por la instalación de dos grandes portones que cerraban las calles. En 1990 se expropiaron una veintena de terrenos – que sumaban unos 13000 metros cuadrados– con el fin de crear una zona de estacionamiento circundante. El incendio del año 1995 obligó a la incorporación de nuevos espacios al inutilizar temporalmente el interior del edificio. Se expropiaron la mayoría de los terrenos correspondientes a las manzanas laterales al mercado y se construyeron dos grandes galpones en ellas, comúnmente llamados el “triángulo” y el “rectángulo”, que desde entonces se incorporaron como nuevas áreas del mercado. Si bien décadas atrás existió un organismo oficial –los Servicios Agronómicos de Montevideo– que recogía y publicaba información sobre precios y volúmenes en el Mercado Modelo, su ineficiencia y demoras hacían que la utilidad de los datos fuera casi nula. La ausencia de un mecanismo oficial eficiente de información sobre precios y volúmenes en el mercado llevó a que se instalase la costumbre de recoger esa información a partir de la observación directa y la comunicación verbal entre los diferentes actores. A partir de media-


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dos de la década de 1970 estos datos comenzaron a circular de forma no oficial a través de la radio, en el programa Agrovisión nacional a cargo de Lorenzo Goyetche (precursor del actual sistema de información del Observatorio Granjero), lo cual permitía a los productores no presentes en el mercado obtener esta información de otra fuente y no depender de la confianza en sus consignatarios.

vía telefónica para sus mayoristas. En 2002, el sistema de información se computarizó, poniendo en línea el servicio informativo comercial hortofrutícola, que ofrecía datos actualizados y detallados de los precios y volúmenes comercializados en el mercado e importaciones realizadas por el país. Se llega al año 2013 con un sistema integrado de información que cuenta con una plataforma web (www.mercadomodelo.net).

Teniendo en cuenta este antecedente y que la información con que el comerciante del mercado cuente es un elemento de enorme interés para perfeccionar y hacer más transparente su funcionamiento, la CAMM desarrolló distintas formas de democratización de cifras actualizadas sobre volúmenes y precios, así como otras informaciones de interés, para ponerlas a disposición de todos los actores en el mercado.

En la actualidad funciona además una pantalla LED en la nave central, donde se transmite de forma continua información sobre precios, volúmenes comercializados y otros asuntos de interés. A esto se suma un servicio telefónico de informe de precios, reportes específicos a los medios de prensa, entre otras cosas.

En 1991 comenzó a publicarse una revista del mercado, y en 1993 se realizó un censo general. En ocasión del primer Encuentro de Mercados Mayoristas del Mercosur en ese año, los asistentes por el Mercado Modelo mencionaban haber percibido lo desactualizado que se encontraba éste en relación con sus pares de la región respecto a la disponibilidad de información: “En estas reuniones quedó claro que el único mercado que no dispone de información propia en cuanto a volúmenes y precios es el nuestro”.

Entrega de guía de mercadería al personal del Mercado Modelo. A la derecha, Juan Gabriel Pintos. 5 de noviembre de 2012, 4.42 am. (Foto: 35140FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Se creó la Unidad de Información Comercial y ya en 1992 existía un panel electrónico montado en la puerta del mercado que publicaba los precios y volúmenes del día anterior. En paralelo se planificó la instalación de un banco de datos disponible

La gestión de residuos del mercado resultaba otro desafío. En la década de 1970 eran principalmente orgánicos, lo cual causaba problemas para su eliminación, dado que el método utilizado eran los hornos de incineración, y su alto nivel de humedad complicaba el procedimiento. Además, a medida que el mercado se extendía, producía más desperdicios. En la década de 1990 se instalaron volquetas y se implementaron camiones de residuos que lograban evacuar unos 1500 metros cúbicos por mes de basura. En la actualidad las innovaciones tecnológicas –como la incorporación de los pallets– han exigido implementar otras alternativas, ya que los residuos generados son de variada naturaleza, incluyendo gran cantidad de madera y nailon. El programa de Habilitación Higiénico Sanitaria llevado adelante entre la CAMM y la IM en materia de bromatología dentro del mercado ha permitido


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elevar el estándar de higiene no sólo en los espacios comunes, sino en los puestos ubicados en su interior y en la zona de restricción adyacente. Como la operativa en el mercado es mayoritariamente nocturna, su iluminación ha sido siempre una preocupación de su administración. Hasta 1995, los puestos eran iluminados por lámparas incandescentes domésticas colocadas a unos diez metros de altura. En caso de corte energético, el mercado contaba con un generador propio. Actualmente las plazas son iluminadas por focos de mayor potencia ubicados a veinte metros, lo cual permite observar mejor la mercadería. Esta innovación ha acompañado los cambios en el una cuestión de vida

Local de Inspección Sanitaria. 5 de noviembre de 2012, 4.20 am. (Foto: 35135FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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En 1989 existía en el Mercado Modelo una sala de primeros auxilios con su mobiliario, pero no estaba en funcionamiento. Debido a algunos accidentes laborales, los trabajadores reclamaron la instalación de un botiquín completo, pero la solicitud no tuvo éxito hasta la creación en 1991 de una policlínica municipal dentro del mercado. Meses después de su inauguración, el volumen de consultas demostraba que la policlínica había respondido a una necesidad no únicamente de los trabajadores del mercado, sino también de sus familiares y de los habitantes del entorno. Allí se llevaban a cabo, entre otras cosas, programas de salud bucal, atención pediátrica, actividades con escuelas de la zona, charlas sobre salud laboral. En 1997 había dos consultorios médicos, una sala de enfermería, un consultorio de vacunación, dos de psicología, uno de oftalmología, cuatro equipos de odontología y uno de rayos X. Se brindaban casi cincuenta mil asistencias por año. En la última década, la policlínica fue trasladada a un predio cercano para funcionar independientemente del Mercado Modelo.


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consumo y los hábitos de los compradores minoristas, que ponen mayor énfasis en la calidad del producto y su presentación. Entre 1991 y 1993 el mercado comenzó a considerar la necesidad de hacer campañas tendientes a mejorar la información y educación para la alimentación sana, como forma de incentivar el consumo interno de frutas y verduras, tradicionalmente bajo y poco variado. En 1993 se organizó una feria promocional en el mercado, y hubo una campaña publicitaria, pero la iniciativa no tuvo continuidad. En la década de 2000, el Mercado Modelo volvió a realizar distintos proyectos educativos y publicitarios. Entre ellos, en el año 2004 hubo exhibiciones en el atrio de la Intendencia y en el Cabildo. Estas intervenciones se realizaron con un pequeño grupo de pioneros –mayoristas, productores y feriantes– que veían la promoción del consumo como una responsabilidad de todos. Desde 2006 a la fecha se realizan acciones en el marco de una campaña de promoción, dentro de la cual adquirie cada vez más protagonismo el sector comerciante; se han incorporado actores de la salud, la educación y otras instituciones del Estado. Se ha comprobado que estas acciones permiten incentivar un consumo responsable y sostenido de frutas y verduras en el público, y sus efectos van más allá del corto plazo. Así es que 3,5 por ciento del presupuesto del mercado está destinado a publicidad y acciones de prensa,

Calle central del Mercado. 2 de junio de 2011, 2.45 am. (Foto: 30558FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Vista general del edificio central del Mercado Modelo poco antes de abrir sus portones. 2 de junio de 2011, 02:42 am.

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en el entendido de que la promoción es necesaria para insertarlo en el imaginario del consumidor, dando respaldo al sector minorista. Si bien el Mercado Modelo tuvo contactos con otros mercados desde la década de 1970, la integración regional e internacional pasó a ser considerada una prioridad a partir de la década de 1990, vista como forma de aprendizaje e inter-

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cooperación, y se impulsó una red de mercados en América Latina. Esto permitió que en tiempo real se conocieran productos y precios de otros mercados, lo que pretendía colaborar para la planificación de importaciones y exportaciones de acuerdo a los rubros que escasearan en cada lugar. Se trataba de generar estrategias para que la producción granjera uruguaya comenzara a superar las debilidades que tiene a la hora de exportar.


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El Mercado Modelo se vinculó con otros mercados y los organismos internacionales específicos, como el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Federación Latinoamericana de Mercado Abasto (FLAMA) y la Unión Mundial de Mercados Mayoristas (WUWM). Estos organismos –inicialmente dedicados al

asesoramiento técnico– fueron vinculándose con el aspecto comercial. En ocasión del primer Encuentro de Mercados Mayoristas del Mercosur, en 1991 los presentes se comprometieron a generar un catálogo de flujos de mercadería y calendarios de cosecha de la región, un sistema de comunicación de precios y volúmenes, y de aspectos vinculados con la importación y exportación. 107


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A partir del 1990 la administración ha procurado valerse de la investigación para fomentar la defensa del consumidor desde dentro del Mercado Modelo, que no siempre ha sido beneficiado por los cambios tecnológicos adoptados en la producción agrícola. La nueva administración montó un laboratorio en el Mercado Modelo para realizar análisis de residuos de plaguicidas en frutas y hortalizas. En la actualidad esta tarea está a cargo de la Dirección de Bromatología de la Intendencia de Montevideo, que realiza muestreos e inspecciones regulares. Desde 2001 la Administración del Mercado Modelo ha estado especialmente preocupada por la inocuidad de los alimentos, y ha convocado a distintos actores de la academia y de organismos estatales e internacionales vinculados a la materia para realizar controles y estudios. En 2013 la Dirección General de Servicios Agrícolas del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca ha instrumentado un nuevo Plan de Monitoreo de Residuos. Por otra parte, se están realizando trabajos en conjunto con otros organismos como el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP) y la Universidad de la República para diseñar un sistema de trazabilidad de frutas y hortalizas a nivel nacional, es decir, un mecanismo que permita que el consumidor pueda reconocer el origen y la trayectoria que del producto antes de llegar a sus manos. También se ha trabajado en conjunto con la Universidad de la República, el LATU, el INIA, la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), la Dirección Nacional de la Granja (Digegra), entre otros, en temas como el diseño de 108

envases adecuados, la conservación de productos y el desarrollo de productos de cuarta gama (listos para consumir). Estas acciones apuntan a mejorar los procesos y la calidad de los productos, y a generar valor agregado. Se ha incentivado la formación de los comerciantes y trabajadores del mercado en asuntos como la manipulación de alimentos, el uso de herramientas informáticas y la prevención de epidemias. Desde inicios de la década de 1990 el mercado ha propiciado el conocimiento y la innovación sobre nuevos tipos de envases y sus posibles ventajas. Esto surgió del problema de que treinta por ciento del espacio de comercialización del mercado estaba ocupado por envases vacíos. El uso de materiales como el cartón o algunos plásticos ha permitido incorporar envases más livianos y pequeños, higiénicos, desechables y que en general pueden contribuir al mejor cuidado de la integridad de los productos. También se han realizado investigaciones en el área del consumo, de forma de conocer los clientes últimos a los que llegan los productos del mercado y sus comportamientos. Gracias a investigaciones realizadas desde 2009 se han logrado conocer ciertas preferencias y particularidades de los consumidores; por ejemplo, se ha producido una reducción de volúmenes en las compras de frutas y verduras. Actualmente los consumidores finales suelen comprar volúmenes menores y se ha abandonado en parte la práctica –común hasta hace dos décadas– de adquirir varios kilos de un mismo producto. Este fenómeno ha incidido en los precios y ha obligado a pensar en aspectos como la conservación y otras variables dentro del mismo mercado.


Portadas de revistas de la Comisi贸n Administradora del Mercado Modelo. De izquierda a derecha: octubre-diciembre 2001, abril 1999, enero 1994, febrero 1993, abril 1993, diciembre 1992, enero 1993 y diciembre 2008.

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Actividades de formación y promoción del consumo

Stand del Mercado Modelo en la Exposición Rural del Prado. 15 de setiembre de 2012. (Foto: Unidad de Información, Desarrollo y Promoción Mercado Modelo)

Jornada de caracterización de variedades de papa. 9 de agosto de 2012. (Foto: Unidad de

Información, Desarrollo y Promoción Mercado Modelo)

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Festejo del Día Mundial de la Alimentación. 18 de octubre de 2010. (Foto: Unidad de Información, Desarrollo y Promoción Mercado Modelo)


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Feria promocional en la Terminal Goes. 24 de octubre de 2012. (Foto: Unidad de Información, Desarrollo y Promoción Mercado Modelo)

Taller sobre normas técnicas de calidad de frutas y hortalizas frescas. 4 de mayo de 2011. (Foto: Unidad de Información, Desarrollo y Promoción Mercado Modelo)

Actividad infantil en el stand del Mercado Modelo en la Exposición Rural del Prado. 17 de setiembre de 2012. (Foto: Unidad de Información, Desarrollo y Promoción Mercado Modelo)

Feria promocional en la Explanada de la Intendencia de Montevideo. 22 de mayo de 2011. (Foto: Unidad de Información, Desarrollo y Promoción Mercado Modelo)

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el desafío de las decisiones en colectivo la cogestión en el mercado modelo

El sistema de cogestión fue la forma que adoptó la administración del Mercado Modelo al regresar a la órbita departamental en 1990. Este sistema implica el involucramiento en la dirección del mercado de los actores sociales que –mediante sus agremiaciones– participan en su actividad. La Comisión Administradora cogestionada del Mercado Modelo se creó con base en el funcionamiento de otras comisiones administradoras, como la que gestiona el Estadio Centenario de Montevideo (CAFO). En junio de 1990 el intendente Tabaré Vázquez convocó a una asamblea de organizaciones de productores, con el fin de “iniciar un plan de recuperación de Mercado Modelo”. En el marco del proceso de traspaso del mercado a la órbita

Entrada de trabajadores y compradores al Mercado Modelo. 2 de junio de 2011, 2.56 am. (Foto: 30620FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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de la Intendencia, se consideraba imprescindible conocer de primera mano los problemas que tenía y discutir sus posibles soluciones con sus protagonistas. Estas asambleas eran llamadas a nombrar delegados que conformarían cuatro comisiones asesoras (de productores, trabajadores, mayoristas y compradores). Las comisiones sugerirían los cambios necesarios para el mercado y se delinearía su estructura de gobierno a partir del primero de enero de 1991, cuando pasara a manos municipales. En enero de 1990 se creó la Comisión Administradora del Mercado Modelo (CAMM) y se fijaron sus cometidos. Entre ellos se encontraba administrar el mercado y los predios adyacentes, propender al mejoramiento de las condiciones de comercialización en favor del beneficio de los consumidores “compatible con la justa retribución por el trabajo e inversión del productor”, ofrecer asesoramiento en materia de comercialización, colaborar para mejorar las condiciones de los trabajadores del mercado, preparar presupuesto anual de gastos e inversiones a ser aprobado por la Intendencia de Montevideo, fijar las tarifas de funcionamiento, mejorar y renovar los servicios de atención médica, investigación, información, y facilitar la incorporación de nuevos métodos o avances tecnológicos. En octubre de 1990 se reglamentó su funcionamiento y el 12 de diciembre del mismo año se

Puesto en el edificio central. 12 de mayo de 2011, 4.29 am. (Foto: 30585FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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designaron sus primeros integrantes, que asumirían su cargo en enero del año siguiente. La integración de la CAMM en aquel momento incluía tres representantes municipales (de los cuales uno sería su presidente y uno debía ser productor granjero en actividad), cuatro representantes de las gremiales de productores, un representante de los trabajadores y un representante de los comerciantes. Las gremiales debían proponer tres nombres en orden de prelación y –de acuerdo a ello– el intendente designaría un titular y un suplente para cada cargo. Desde el inicio estaban involucradas diversas organizaciones de productores (Comisión Nacional de Fomento Rural, Confederación Granjera, Cámara Frutícola, Asociación de Productores Agrícolas de Canelones, Asociación de Productores Salteños en el Mercado Modelo, Asociación Nacional de Productores de Papa, Cooperativa L. Agri., Primosag, Calagua, Primicias, Movimiento Horticultores de Salto), comerciantes (Caummo, Ascomm, Cambadu, Asociación de Feriantes del Uruguay), y trabajadores

del Mercado Modelo (Sufruvu, Aeomm) en la nueva gestión del mercado. A partir del 23 de enero de 2001, la Comisión Administradora del Mercado Modelo pasó a ser una Comisión Especial Delegada. Su conformación varió con respecto a la comisión original, siendo en la actualidad de dos delegados por parte de la Intendencia, uno por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, siete por parte de los productores y los mayoristas del mercado, tres de los comerciantes minoristas, uno de los trabajadores de la CAMM y otro de los trabajadores de carga y descarga, y empleados de puesto. La cogestión implica la toma de decisiones respecto al funcionamiento y administración del mercado, incluyendo su presupuesto. Los ingresos provienen de lo que se recauda por sisa (o derecho de ingreso de la mercadería al mercado), derecho de estacionamiento, derechos de mercado por uso de piso (incluyendo iluminación, limpieza y servicios) de acuerdo a los metros empleados por cada mayorista. A partir de dichos in-

Para un mismo lado

Puestos de venta del galpón rectangular del Mercado. Adelante, Waldemar Sosa y Ruben Prieto. 12 de mayo de 2011, 3.24 am.

La práctica de la cogestión hacía evidente la dificultad que había entre los sectores para negociar y acordar soluciones, en lugar de adoptar una postura intransigente. Los miembros de la comisión asumían en 1991 “que no es fácil, que hay que embarrarse, remangarse y transformarse de mero espectador, demandante de soluciones, en un artífice creador de resultados concretos”. En uno de los primeros editoriales de la revista que editaba la CAMM, se planteaba: “Estar en la Comisión Administradora del Mercado Modelo representando a un sector significa que si bien se defenderán los intereses propios, se debe aportar

con responsabilidad para la solución de los problemas de otros sectores y del funcionamiento de la comercialización. Implica destinar tiempo al estudio de los distintos problemas y no actuar como francotiradores criticando y oponiéndose a las propuestas de otros sin hacer aportes a la discusión y resolución de los distintos temas o quedarse aferrados al mero tiroteo para conseguir sólo las ventajas propias a pesar de ir contra los intereses de los demás”. Según atestiguan las autoridades de la época, la nueva estructura de gestión implicaba descubrir diariamente sus virtudes y debilidades en la práctica.

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gresos, se distribuyen los gastos e inversiones que el mercado pretende realizar. Entre los gastos se encuentran sueldos de sus empleados, materiales de limpieza, etcétera; y entre las inversiones se suele financiar el desarrollo de líneas de investigación, servicios, mantenimiento y obras. Si bien la Comisión Administradora no tiene poder de acción por sí misma, las decisiones que toma son la base de las determinaciones municipales respecto al Mercado Modelo. El comercio puede ser analizado como un encuentro de contradicciones. En ese marco, el Mercado Modelo alberga un conglomerado de relaciones complejo entre los individuos y grupos que allí trabajan. Hay contradicción de intereses entre compradores y vendedores, entre empleadores y empleados, entre productores del sur y productores del norte, entre productores en general y consignatarios, entre minoristas y mayoristas, entre productores de distintos rubros, etcétera. El sistema cogestionario reúne de alguna manera a muchas de esas contradicciones en el espacio de dirección del mercado.

Descarga de productos para su venta en el Mercado. 12 de mayo de 2011, 3.19 am. (Foto: 30542FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Los integrantes de la CAMM que representan a la Intendencia de Montevideo tienen la responsabilidad de representar a la ciudad, especialmente al consumidor, quien es el destinatario final de sus productos y por lo tanto es afectado por cada una de las medidas que se adopten dentro del Mercado Modelo. Esto significa, por ejemplo, que deban velar porque se regule el precio, que no se monopolice la venta, que exista competencia y cristalinidad, conformando una mediación que se hace necesaria. Años después de conformada se incorporó a la CAMM un representante del Mi-


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nisterio de Ganadería, Agricultura y Pesca, cuyo rol es otorgar una visión más global respecto de los horizontes y los planes del país en cuanto a la producción granjera. Hay acuerdo entre los distintos actores en que en el marco de la CAMM las discusiones son ricas y fermentales. Para los representantes municipales la cogestión implica estar en permanente contacto con los actores privados, y su implementación ha significado una garantía, ya que no hay ninguna resolución que se tome sin pasar por una instancia de discusión. Si bien los representantes departamentales cuentan con la posibilidad de imponer su parecer en materia de gestión, prefieren priorizar las decisiones colectivas, ya que “las decisiones que se toman, se toman con fir-

meza” y esto les asegura mayor continuidad. En un espacio de contradicciones como un mercado mayorista, los conflictos abundan. En ese marco la discusión se asume como forma de aclararlos y llegar a consensos. Los aportes de cada visión aseguran que los problemas se aborden desde su complejidad y se eviten las soluciones parciales. La adopción del sistema de cogestión hizo necesaria la reorganización y revitalización de organizaciones y sindicatos de cada área de actividad. Desde la óptica de los productores, la situación no cambió tanto respecto de la gestión anterior a 1990, ya que aquélla estaba a cargo de una organización gremial de productores, de la que formaban parte o con la que por lo menos compartían intereses. Según sus testimonios, “había

La mejor hora Hay algunos temas referentes al funcionamiento del mercado que siempre han despertado conflictos de intereses. Uno de ellos es el horario en que el mercado está abierto al público. El momento en que el Mercado Modelo abre sus puertas para permitir la descarga, la venta y la carga de los productos determina casi por completo las rutinas de trabajo y –en consecuencia– la vida de todos los involucrados en la producción y el comercio hortofrutícola. Por ello, es de suponer que los productores prefieren que el mercado funcione en el horario en que no están trabajando en la chacra, y que permita un comercio ágil y en condiciones ambientales adecuadas –por ejemplo, para los vegetales de hoja– para que no haya oportunidad de que sus productos se deterioren. También es esperable que los minoristas prefieran un horario que les permita llegar con mercadería fresca por la mañana a sus comercios, y que tenga suficiente extensión como para surtirse con comodidad y en el momento que les sea necesario. Es coherente que los mayoristas y los trabajadores de carga

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y descarga prefieran un horario diurno para ir a trabajar, y que mientras los primeros lo propongan breve para evitar la especulación y la caída de precios, los segundos se inclinen por un horario más extenso para evitar que sus clientes –que concurren en distintos momentos– acudan simultáneamente y no puedan atenderlos. A esto se suma que el mercado se encuentra en una zona urbana, y su actividad difícilmente puede combinarse con el tránsito normal de la zona. Antes de 1990 hubo distintos ensayos de implementar horarios diurnos o combinados, pero en general el Mercado Modelo funcionaba primordialmente de madrugada. A partir de la entrada en vigencia del sistema cogestionario, el tema ha ocasionado numerosas discusiones e incluso fue necesaria una instancia de plebiscito para tomar una postura institucional. En 2006, la administración cogestionaria logró un consenso basado en un equilibrio entre los distintos intereses, y se adoptaron los últimos cambios en el horario que están vigentes hasta hoy.


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Integrantes de la primera Comisión Administradora del Mercado Modelo. Enero de 1991. Autor: S.d. (Archivo particular Juan Pablo Rivoir)

cosas que ni era necesario plantearlas, porque ya el directorio las había pensado antes”. Para los trabajadores del mercado la situación cambió al comenzar a tener injerencia en la gestión. Si bien los representantes de los trabajadores en la CAMM representan una minoría, asumen que la posibilidad de participar en la gestión del mercado les ha permitido incidir e informarse, de manera de discutir con propiedad sobre todo lo que se decide en torno a su funcionamiento. En la actualidad, la CAMM está conformada por representantes del gobierno departamental,

de la Asociación de Empleados y Obreros del Mercado Modelo (Aeomm), de la Asociación de Feriantes, de la Asociación de Productores Agrícolas de Canelones (APAC), la Asociación de Supermercados, de la Cámara Frutícola del Uruguay, el Centro de Almaceneros Minoristas Baristas y Afines (Cambadu), la Comisión Nacional de Fomento Rural, la Confederación Granjera, la Mesa Hortícola de Salto, Primicias y Productores de Bella Unión, la Sociedad de Fomento y Defensa Agraria de Paso de la Arena, y del Sindicato Único de la Fruta y la Verdura del Uruguay (Sufruvu). 121


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Entrada principal del mercado. 8 de junio de 2012, 3.22 pm.

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en camino hacia el futuro la unidad alimentaria de montevideo

En la década de 1970 aparecieron las primeras iniciativas que pretendían instalar el Mercado Modelo en otro lugar, de manera de facilitar su operativa, dificultada por el limitado espacio del mercado existente. Ya entonces se evidenciaba una oposición que se da comúnmente entre los grandes mercados mayoristas y la planta urbana de las ciudades que crecen a su alrededor, un fenómeno similar al que sucedió con el Mercado Agrícola que ocasionó en su momento la creación del Mercado Modelo. Si bien no todos los problemas se acabarían al cambiar la ubicación del mercado, el edificio actual no permite un funcionamiento eficiente. La principal causa de esta situación es la urbaniza-

Proyecto de la Unidad Alimentaria de Montevideo. Imagen virtual que señala su ubicación respecto a la bahía de la ciudad de Montevideo. (UAM)

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ción del entorno que fue constriñendo al mercado en una zona reducida de la trama urbana. Esto ha implicado el riesgo de que se extiendan las ventas por fuera de su perímetro, dando como resultado una marginación del recinto principal, como sucedió con el Mercado Agrícola en su momento. El funcionamiento del mercado debe adaptarse, además, a las condiciones que impone el tránsito vehicular en una zona que ha dejado de ser periférica y hoy se encuentra en un punto céntrico de la ciudad. A lo largo de los últimos veinte años se han analizado distintas posibilidades de traslado del recinto del mercado, hasta llegar a definir el emplazamiento y detalles del proyecto actual. Aunque su núcleo original se encuentra en la reinstalación de la actividad que hay en el Mercado Modelo, la Unidad Alimentaria de Montevideo (UAM) será la plataforma logística especializada en productos de la cadena agroalimentaria donde se desarrollarán distintas actividades vinculadas a ella.

Vista aérea del terreno destinado a la instalación de la Unidad Alimentaria de Montevideo. 12 de octubre de 2006, 8.34 am. (Foto: 18830FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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En efecto, el proyecto no trata sólo del traslado del mercado mayorista de frutas y hortalizas de la ciudad de Montevideo hacia una nueva ubicación e infraestructura física; sino también de su transformación. Se pretende concretar un proyecto estratégico y de gran impacto, no sólo sobre la actividad comercial, sino en otros aspectos de la cadena agroalimentaria, que incida además positivamente en su entorno social y territorial, generando una estructura innovadora en lo jurídico.

El actual Mercado Modelo es mucho más que un edificio, constituye un ámbito comercial de carácter nacional que abarca toda la cadena hortofrutícola, desde la chacra hasta la mesa del consumidor. También a nivel territorial el mercado trasciende su propio edificio, ya que en su entorno se han instalado emprendimientos relacionados como frigoríficos, plantas de elaboración, locales de clasificación y packing, importadores y exportadores de frutas y hortalizas, depósitos de los propios mayoristas de frutas y hortalizas, centros de abastecimiento a buques y cadenas de supermercados, así como comercios mayoristas de otros ramos. Ello ha generado un gran polo comercial y logístico caótico y espontáneo, a partir del emplazamiento del Mercado Modelo en su actual ubicación, incrementando por su parte los inconvenientes del desarrollo urbano. Al momento de concebir la UAM se tomó en cuenta la realidad ya generada por el Mercado Modelo y se la planificó como una plataforma logística y centro comercial agroalimentarios, capaz de impulsar el desarrollo del sector agroalimentario no tradicional, trascendiendo lo meramente relacionado a la producción hortofrutícola. En este marco, además de la comercialización mayorista de alimentos frescos, la UAM albergará actividades complementarias, como procesos de elaboración y agregado de valor a los alimentos, almacenamiento en frío, servicios logísticos y otros que se brindarán a las empresas y a las personas. Contará también con infraestructura e instalaciones para facilitar la exportación e importación de productos, e incorporará en su predio al Laboratorio de Bromatología Departamental y su Centro de Investigaciones.


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Proyecto de la Unidad Alimentaria de Montevideo.

128 Detalle del acceso al predio. (UAM)

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A nivel jurídico fue creada una persona pública de derecho no estatal; que será la encargada de administrar el funcionamiento de la UAM, la cual se basa en gran medida en el funcionamiento de la administración actual. El 18 de octubre de 2011 fue aprobada la ley 18.832, que creó formalmente la Unidad Alimentaria de Montevideo. El directorio de transición previsto en dicha ley está en funciones, dirigiendo la ejecución del proyecto. A nivel de infraestructura física, la instalación de la UAM incorporará a la ciudad un espacio operativo de acuerdo a los más exigentes estándares de calidad, eficiencia y sustentabilidad. Este espacio se ha planificado desde el punto de vista urbanístico mediante un Plan de Ordenamiento y Desarrollo Urbano. El predio donde se instalará la UAM se encuentra en la zona de La Tablada. Sus límites son la Ruta Nacional N° 5, el arroyo Pantanoso, camino La Higuerita y calle Luis E. Pérez, ocupando unas noventa y cinco hectáreas. Al norte del espacio en cuestión se ubica una zona rural productiva; al oeste y suroeste los barrios suburbanos de Paso de la Arena, Nuevo París y Conciliación; al sur un área de interés ecológico; y al este por la Ruta 5, que conecta la capital del país con las regiones centro y norte, e indirectamente con el este, sur y litoral.

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La lógica de funcionamiento de la UAM y las actividades que en ella se desarrollarán determinan que su localización sea una de las claves del éxito del emprendimiento. En este sentido, la selección de la ubicación más adecuada ha sido motivo de un análisis cuidadoso en el que fueron consideradas múltiples alternativas y se tuvieron en cuenta todos los aspectos que contribuirían al logro del funcionamiento más eficaz del emprendimiento con los menores costos.

La UAM, con un formato de plataforma logística, responde a las necesidades de la comercialización de alimentos frescos y altamente perecederos del siglo XXI, contemplando aspectos esenciales: inocuidad, trazabilidad, conservación y mantenimiento de la calidad, con sus correlativos componentes en comunicaciones y logística, que permiten un ágil y eficiente comercio y son un marco de garantías para los consumidores, y prestigio del sector productivo.

El mercado se ubicará así en un punto de buena accesibilidad desde toda el Área Metropolitana de Montevideo, donde reside más del sesenta por ciento de la población del país, y se concentra sesenta por ciento de la demanda total de alimentos frescos.

La construcción del futuro requiere de decisiones desde el hoy, para las cuales la administración del mercado procura incentivar el trabajo en redes. Este proyecto ha ido incorporando las iniciativas e inquietudes de todos los actores involucrados, interesados en mejorar la infraestructura y las condiciones de trabajo y convivencia en el principal mercado mayorista de frutas y hortalizas de Uruguay. Por su intermedio, el Mercado de Frutas y Hortalizas nacido en 1937 como Mercado Modelo deviene en el siglo XXI en un complejo modelo para su época como la Unidad Alimentaria de Montevideo.

A los efectos de tener en cuenta los aspectos sociales, tanto en la zona de destino como de origen del mercado actual, se realizó un estudio del impacto socioeconómico que implicará el traslado del Mercado Modelo e implantación de la Unidad Alimentaria. Este estudio ha permitido formular una propuesta de acciones para mitigar los impactos negativos que la instalación de la UAM puede generar en la zona, y potenciar los positivos. En el marco de la matriz de actividades económicas del Área Metropolitana, la UAM constituirá un componente relevante para la consolidación de un sector donde se promueven distintos puntos proveedores de servicios logísticos: un área que se entiende como pieza fundamental para impulsar a Uruguay como polo de distribución regional. 132


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Planta del Proyecto de la Unidad Alimentaria de Montevideo. Referencias: MMFH-Mercado Mayorista de Frutas y Hortalizas; ZAC-Zona de Actividades Complementarias; DFF-Depósito Fiscal Franco; LB-Laboratorio de Bromatología; CA-Centro Administrativo; SCIOSÁrea de Servicios. (UAM)

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Ley Nº 18.832 (Fragmento) UNIDAD ALIMENTARIA DE MONTEVIDEO CREACIÓN El Senado y la Cámara de Representantes de la República Oriental del Uruguay, reunidos en Asamblea General, DECRETAN: Artículo 1º.- Créase una persona de derecho público no estatal bajo la denominación de “Unidad Alimentaria de Montevideo”. En sus relaciones institucionales se comunicará con el Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. Artículo 2º.- La Unidad Alimentaria de Montevideo tendrá los siguientes cometidos: A) Crear y mantener las condiciones jurídicas y físicas de infraestructura, equipamientos y servicios, para facilitar y desarrollar el comercio, la distribución de alimentos y las actividades vinculadas a nivel mayorista. B) Promover la eficiencia de la cadena de acopio, distribución y logística para dichos productos, realizando las coordinaciones que sean necesarias con el área de producción y sus organizaciones representativas. C) Contemplar los objetivos sociales bajo los principios de servicio público, de garantía de calidad y seguridad alimentaria, así como contribuir en la consolidación de la soberanía alimentaria. D) Controlar la calidad higiénico sanitaria de los alimentos que en ella se comercialicen de acuerdo con la normativa bromatológica del Ministerio de Salud Pública, de los Gobiernos Departamentales y de otros organis-

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mos correspondientes. E) Promover el desarrollo de actividades vinculadas a la producción de alimentos que generen sinergias positivas, agregación de valor, economía de escala, menores costos de transacción y economías logísticas, así como procurar la más amplia coordinación entre los Gobiernos Departamentales que coadyuve a tales objetivos. F) Proyectar y definir el desarrollo de actividades complementarias a las de comercialización, tales como logística, servicios de frío, centros de acopio y distribución, envasado de alimentos, plantas de procesado de cuarta gama, entre otras. G) Instrumentar y llevar a la práctica la información sobre precios y volúmenes de los rubros que se comercialicen en el marco de sus actividades. H) Promover actividades de capacitación en los rubros de comercialización de productos agroalimentarios y control sanitario de los mismos. I) Promover la democratización del acceso a la información, tendiendo a mejorar la competitividad y productividad de los operadores, a través de la incorporación de nuevas prácticas resultantes del avance de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). J) Recopilar y difundir información sobre flujos de oferta, demanda y precios, así como promover el comercio exterior para equilibrar dichos flujos. K) Proyectar y desarrollar planes de capacitación e investigación en áreas científicas vinculadas a las actividades de la Unidad Alimentaria de Montevideo.

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L) Promover la capacitación y perfeccionamiento de los agentes vinculados al sector en coordinación con los organismos nacionales de investigación y asistencia técnica. M) Colaborar en la promoción y difusión de la alimentación saludable, junto a otros organismos públicos y privados. Artículo 3º.- Para el cumplimiento de sus cometidos la Unidad Alimentaria de Montevideo tendrá las siguientes atribuciones: A) Administrar, con las más amplias facultades, los predios que determine el Gobierno Departamental de Montevideo, con el régimen jurídico que éste defina. B) Dictar su reglamento de funcionamiento. C) Establecer la tipificación y condiciones que deben satisfacer las mercaderías que se comercializan a través de la Unidad Alimentaria de Montevideo, de acuerdo con la normativa nacional y departamental en la materia, incluida la normativa bromatológica. D) Llevar el registro de operadores, tomando como base el ya confeccionado por la Intendencia de Montevideo. E) Formar el registro de usuarios de actividades complementarias de la comercialización mayorista de la Unidad Alimentaria de Montevideo. F) Ofrecer servicios de acondicionamiento, tratamiento post cosecha, clasificación y envasado para los productos que se comercialicen en la Unidad Alimentaria de Montevideo. G) Ofrecer servicios de administración,

mantenimiento de instalaciones, higiene y seguridad. H) Fijar los precios de las locaciones, arriendos y, en general, el costo de los servicios que se presten en el cumplimiento de sus cometidos. I) Definir las áreas de actividad y la estructura de organización interna. J) Establecer relaciones de cooperación recíproca y convenios con instituciones públicas y privadas, nacionales o extranjeras u organismos internacionales o regionales. K) Determinar y aplicar las sanciones pertinentes por infracciones a las normas regulatorias establecidas en los reglamentos de funcionamiento de las áreas de su competencia. L) Ejecutar las sanciones pecuniarias que imponga, a cuyos efectos los testimonios de las resoluciones firmes constituirán título ejecutivo. M) Contratar el personal, el cual se regirá por el derecho privado. N) Formular el reglamento que regirá las relaciones de trabajo. O) Celebrar convenios de pago para el cobro de sanciones que aplique, cuando lo considere conveniente. P) Adquirir, gravar y enajenar toda clase de bienes. Artículo 4º.- La Unidad Alimentaria de Montevideo estará dirigida por un Directorio y una Mesa Ejecutiva. Artículo 5º.- El Directorio estará integrado de la siguiente forma: A) Dos miembros titulares, Presidente y Secretario General, que serán designados directamente por el Intendente

de Montevideo. B) Un miembro designado por el Poder Ejecutivo a propuesta del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. C) Tres miembros designados por organizaciones representativas de productores vinculadas a la actividad de la Unidad Alimentaria de Montevideo, de las regiones en que desarrollan su producción norte, sur y el departamento de Montevideo. Las mismas serán convocadas por el Intendente de Montevideo para nominar candidatos. D) Un miembro designado por las organizaciones representativas del comercio mayorista vinculadas a la actividad de la Unidad Alimentaria de Montevideo. Las mismas serán convocadas por el Intendente de Montevideo para nominar candidatos. E) Un miembro designado por organizaciones representativas del comercio minorista vinculadas a la actividad de la Unidad Alimentaria de Montevideo. Las mismas serán convocadas por el Intendente de Montevideo para nominar candidatos. F) Un miembro designado por los trabajadores vinculados a la actividad de la Unidad Alimentaria de Montevideo en acuerdo con el Plenario Intersindical de Trabajadores - Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT). G) Un miembro designado por organizaciones representativas de los operadores instalados en la zona de actividades complementarias de la Unidad Alimentaria de Montevideo. Las mismas serán convocadas por el Intendente de Montevideo para nominar candidatos.

Feria de Tristán Narvaja. 24 de agosto de 2008, 11.42 am. (Foto: 9725FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Feria vecinal semanal en la calle San Salvador. 14 de febrero 138 de 2007, 8.20 am. (Foto: 6121FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Bibliografía

Entrevistas

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Luis Álvarez, Montevideo, 7 de junio de 2012. Marcelo Amado, Montevideo, 7 de mayo de 2012. Carlos Baldassini, Montevideo, 25 de mayo de 2012. Juan José Beltrame, Montevideo, 30 de mayo de 2012. Leonardo Bordenave y Gabriel Costa, Salto, 29 de junio de 2012. Leonel Caputto, Salto, 30 de junio de 2012. Milton Ceretta, Montevideo, 19 de setiembre de 2012. Julio César Cherro, Gustavo Moizo, Eduardo Darré, Montevideo, 31 de mayo de 2012. Jehová Corrales, Montevideo, 8 de agosto de 2012. Arnaldo Curti, Montevideo, 4 de junio de 2012. Luis Ferreira, Graciela Gabrielli, Alejandro Gutiérrez, Salto, 28 de junio de 2012. José Guarino, Salto, 29 de junio de 2012. Osmar Lechini, Montevideo, 1 de junio de 2012. Juan Carlos Mastroianni, Pando, 11 de agosto de 2012. Rogelio Modernel, San José de Carrasco, 25 de junio de 2012. Wilson Olivera, Montevideo, 5 de junio de 2012. Jorge Pérez, Montevideo, 8 de junio de 2012. Otras fuentes Registro Nacional de Leyes y Decretos (1932-1937). Documentos de la Comisión Administradora del Mercado Modelo. Colección de revistas de la Comisión Administradora del Mercado Modelo. Digesto Municipal (1930-1937, 1989-1992). Colección hemerográfica de la Biblioteca José Artigas de la Junta Departamental de Montevideo. Colección hemerográfica del Instituto de Historia de la Arquitectura de la Facultad de Arquitectura. Colección iconográfica de la Biblioteca Nacional. Colección iconográfica del Museo Histórico Nacional. Fondo Histórico del Centro de Fotografía de Montevideo.

Feria de Tristán Narvaja. 24 de agosto de 2008, 11.37 am. (Foto: 9718FMCMA.CMDF.IMM.UY)

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Intendenta de Montevideo Ana Olivera

Directores de la Comisión Administradora del Mercado Modelo

Secretario General Ricardo Prato

Carlos Baldassini (Presidente - IM) Marcelo Amado (Secretario - IM) Zulma Gabard (MGAP - Dirección General de la Granja) Arnaldo Curti (Confederación Granjera del Uruguay) Jorge López (Cámara Frutícola Uruguaya) Mario Colom (Sociedad Fomento Paso de la Arena) Fernando López (Comisión Nacional Fomento Rural) Nelson Centomo (Productores de Bella Unión) Alberto Kurdziel (Asociación de Productores Agrícolas de Canelones) Henry Costa (Mesa Hortícola de Salto) Alejandro Cabrera (Cambadu) Luciano Vario (Asociación de Feriantes del Uruguay) Federico Castro (Asociación de Supermercados del Uruguay) Jorge Pérez (Sociedad Uruguaya de Frutas y Verduras del Uruguay) Fernando Pereira (Asociación de Empleados y Obreros del Mercado Modelo)

Directora División Información y Comunicación María Urruzola

Equipo CdF Daniel Sosa - Director. Susana Centeno - Asistente de Dirección. Verónica Berrio - Jefa Administrativa. Gabriela Belo - Gestión. Gonzalo Bazerque - Secretaría. Gianni Pece - Administración. Horacio Loriente - Administración. Carlos Contrera - Fotografía. Gabriel García - Fotografía. Andrés Cribari - Fotografía. Magdalena Broquetas - Investigación. Mauricio Bruno Investigación y Documentación. Alexandra Nóvoa - Investigación y Documentación. Santiago Delgado - Investigación y Documentación. Ana Laura Cirio - Documentación. Sandra Rodríguez - Conservación. Valeria Martínez - Conservación. Emiliano Patetta - Conservación. Lilián Hernández - Atención al público. María Noel Ares - Atención al público. Andrea Martínez - Atención al Público. Francisco Landro Comunicación. Andrea López - Comunicación. Mauro Martella - Comunicación. Maite Lacava - Comunicación. Martina Callaba Producción. Cecilia Casablanca - Producción. Veronica Cordeiro - Curaduría. Gonzalo Gramajo - Técnica. Pablo Tate - Actor.

Suplentes Carlos Mori (Confederación Granjera) Fernando Villar (Cámara Frutícola Uruguaya) Manuel Simoes (Sociedad Fomento Paso de la Arena) Pablo Umpiérrez (Comisión Nacional Fomento Rural) Jorge Porta (Productores de Bella Unión) Luis Favretto (Asociación de Productores Agrícolas de Canelones) César Paolini (Mesa Hortícola de Salto) Jorge Comba (Cambadu) Roberto Cantera (Asociación de Feriantes del Uruguay) Gustavo Fernández (Sociedad Uruguaya de Frutas y Verduras del Uruguay) Leonardo Viera (Asociación de Empleados y Obreros del Mercado Modelo) Mercado Modelo Cádiz 3280 - Montevideo Tel.: 2508 3389 Mail: direccion@mercadomodelo.net web: www.mercadomodelo.net

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Agradecimientos Adriana Belo, familia Beltrame, Alcides Beretta, Rosario Bonito, Julio Boncini, Leonardo Bordenave, Mónica Cardoso, José Carovillano, Mario Colom, Jehová Corrales, Ariana Díaz, Luis Ferreira, familia Ferreira Panizza, Graciela Gabrielli, Graciela Guffanti, Alejandro Gutiérrez, Julieta Keldjian, Andrea Legarburo, Walter Macció, Juan Carlos Mastroianni, Rogelio Modernel, Satomi Moriyama, Sergio Olgiatti, Wilson Olivera, Pablo Pacheco, Alfredo Pérez, Ana Rivera, Juan Pablo Rivoir, Enrique Rodríguez, familia Saso, Jorge Sierra, César Viana, Citrícola Salteña S.A. y su personal, Establecimiento Los Tres, Establecimiento Pizzorno, Biblioteca Nacional, Guarino & cia., Mesa Hortícola de Salto, Museo Histórico Nacional, Unidad Montevideo Rural y a todos los que prestaron su testimonio y colaboración para este trabajo.


El Centro de Fotografía (CdF) es una unidad perteneciente a la División Información y Comunicación de la Intendencia de Montevideo que se dedica a conservar, documentar, generar, investigar y difundir imágenes fotográficas de interés para uruguayos y latinoamericanos. Creado en 2002 a partir del archivo generado a lo largo del siglo XX por la Comisión Municipal de Fiestas y la Oficina de Propaganda e Informaciones, custodia un acervo en permanente crecimiento, compuesto por aproximadamente 100.000 fotografías históricas y 30.000 fotografías contemporáneas, producidas por la Intendencia de Montevideo o incorporadas a través de donaciones y convenios con instituciones y particulares. La conservación preventiva de su acervo, así como su digitalización y descripción documental, se realizan bajo normas y estándares internacionales. El archivo histórico se encuentra en constante ampliación mediante donaciones, acuerdos de trabajo y convenios con instituciones y particulares. Por otra parte, el equipo de fotógrafos del CdF realiza un registro permanente del acontecer de la ciudad, a partir de líneas de trabajo específicas. Anualmente equipos interdisciplinarios integrados por los miembros del CdF visitan instituciones vinculadas a la fotografía en todo el país, brindando orientación sobre conservación, digitalización y documentación de archivos. El CdF cuenta además con un área dedicada a la investigación histórica, cuyo trabajo ha enriquecido el conocimiento y la difusión del acervo institucional y de diversos fondos y colecciones, y ha avanzado en la realización de la historia de la fotografía en Uruguay. Procurando estimular la producción de trabajos fotográficos y la realización de libros de fotografía, anualmente el CdF hace una convocatoria pública para la publicación de libros fotográficos de autor y de investigación, y ha consolidado la línea editorial Cdf Ediciones. Actualmente cuenta con cinco salas destinadas exclusivamente a la exhibición de fotografía: la Sala del CdF, ubicada en el propio Centro; la Fotogalería del Teatro Solís, destinada a la fotografía de las artes escénicas; y las fotogalerías a cielo abierto del Parque Rodó, Prado y Ciudad Vieja, concebidas como espacios

al aire libre de exposición permanente. Las propuestas de exposición son seleccionadas cada año mediante convocatorias abiertas a todo público. El CdF produce f/22. Fotografía en profundidad y Fotograma tevé, programas televisivos en los que se entrevista a personas vinculadas a la fotografía desde diferentes campos, se divulgan nociones de técnica y se difunde el trabajo de numerosos autores de todo el mundo. Además ha participado y producido audiovisuales específicos, como el documental Al pie del árbol blanco, que cuenta el hallazgo de un gran archivo de negativos de prensa, extraviado por más de treinta años. Entre sus actividades formativas y de difusión el CdF lleva a cabo diferentes charlas y talleres. Entre ellos se destacan Fotoviaje, un recorrido fotográfico a través del tiempo dirigido al público infantil, y las Jornadas sobre Fotografía que anualmente cuentan con la presencia de especialistas del país y del mundo, concebidas para profundizar la reflexión y el debate en torno a temas específicos. Cada dos años se organiza el festival internacional Fotograma, en cuyo marco se exponen trabajos representativos de la producción nacional e internacional, generando espacios de exposición y promoviendo la actividad fotográfica en todo el país. Próximamente el CdF se trasladará al edificio del ex Bazar Mitre (Av. 18 de Julio 885), donde funcionará un Laboratorio Integral de Conservación de Imágenes Fotográficas. Concebido como un espacio de formación y docencia, el lugar se proyecta como un centro de formación regional dedicado a la especialización de personas de toda Latinoamérica que, desde diversos ámbitos, trabajan con y a partir de las fotografías. El nuevo edificio, dotado de mayor superficie y mejor infraestructura, potenciará las posibilidades de acceso a los distintos fondos fotográficos y diferentes servicios del CdF, y posibilitará habilitar la mediateca al público, que cuenta con una vasta colección bibliográfica sobre técnica, autores, conservación e historia, y todas las producciones audiovisuales del CdF. La nueva sala de exposición estará acondicionada de acuerdo a parámetros internacionales, lo cual también permitirá organizar con frecuencia exposiciones de autores y colecciones de todo el mundo.

© 2013 Centro de Fotografía de Montevideo http://cdf.montevideo.gub.uy cdf@imm.gub.uy Intendencia de Montevideo, Uruguay. Prohibida su reproducción total o parcial sin el previo consentimiento.

Realización: Intendencia de Montevideo Mercado Modelo Centro de Fotografía / División Información y Comunicación

Fotografías contemporáneas: Andrés Cribari/CdF *En el caso de fotografías de otros autores se aclara el autor en el pie de foto.

Edición fotográfica: Andrés Cribari/CdF, Clara von Sanden/CdF

Gráfica: Andrés Cribari/CdF, Maite Lacava/CdF

Documentación y textos: Clara von Sanden/CdF

Corrección de textos: Stella Forner

Impreso y encuadernado en Empresa Gráfica Mosca Deposito Legal: 361.521 ISBN: 978-9974-600-94-2

Las fotografías contemporáneas contenidas en este libro son producto del trabajo conjunto que se viene realizando desde el año 2011 entre el Mercado Modelo y el Centro de Fotografía, y pertenecen al Grupo de Series Contemporáneas del acervo del CdF.

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