Fotografía e historia en América Latina

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Andrés Garay Albújar

Crónica marina de un fotógrafo aficionado: Manuel Sixto Zapata No quisiera dejar de mencionar, aunque sea brevemente, la obra del fotógrafo aficionado Manuel Sixto Zapata (1910-1996), a quien se le ubica en el marco temporal planteado, por el valor visual que tienen sus retratos para la memoria de su pueblo, Sechura, en la costa sur de la región de Piura. El 14 de octubre de 1996 hubo un velatorio y un sepelio multitudinarios en la ciudad de Sechura. Las calles estaban repletas de gente acompañando el cortejo fúnebre. Había fallecido Manuel Sixto Zapata Noblecilla, a los 86 años, ex alcalde de la ciudad en tres períodos entre los años cincuenta y sesenta. El luto podría haber sido por la pérdida de una buena autoridad. Pero había más razones. Él fue muy querido porque era una persona confiable, que curó enfermos durante cincuenta años. Su hija mayor, Susana, recuerda las exequias con profundo sentimiento porque su padre fue llorado por unas dos mil personas provenientes de Vice, Bernal, La Unión, y otros pueblos y caseríos del Bajo Piura (sur de Piura). Manuel S. Zapata fue boticario, alcalde y cronista, aunque resultó más conocido en su época por su labor de reputado partero. No sólo atendió de modo feliz los seis partos de su hija Susana, sino que recibió en sus manos a decenas de sechuranos. Fue un personaje apasionado por su tierra, Sechura, ubicada al sur de Piura, que documentó con su fotografía desde finales de los años veinte. Zapata promovió obras teatrales en la plaza principal y, además, proyectó películas en las afueras de su casa. Ha dejado poemas, canciones y manuscritos. De ellos destaca la libreta “Notas históricas de Sechura”, una suerte de anecdotario del pueblo con descripciones de hechos extraordinarios, como eventos lluviosos, enfermedades y epidemias raras que azotaban la zona. Además, transcribió actas de bautismo y libros parroquiales coloniales de la Iglesia de Sechura San Martín de Tours, documentos que hoy desgraciadamente están perdidos. Además de alentar los partidos de fútbol de su equipo Sporting Club de Sechura, Zapata, con un grupo de amigos, presentó durante algunos años obras teatrales en la plaza principal. Inquieto por la cultura, durante las noches cálidas del verano sechurano proyectaba películas en las afueras de su casa sobre una pared de barro pintada de blanco. En sus viajes a Piura se abastecía de los últimos títulos cinematográficos. Lamentablemente, según cuenta la historia familiar, las cintas y el proyector se perdieron en las inundaciones de 1983. 138


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