Sayerne 01

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do. Se Felicitó por haber dado a Melisande una chance más . Por el menos, ahora podría mostrarse útil con sus habilidades de soldado, pues era notoria la escasez de defensas en Annosy. Él sospechaba que no era fácil para Melisande reconocer que necesitaba ayuda. Probablemente ese era el motivo que la llevara a huir de Sayerne. Quinn le palpó la carne suave con placer y sonrió. Mas allá de eso, la dama parecía haber sentido falta de sus besos. Tal vez, finalmente, pudiese acogerlo en su corazón. Todo lo que él precisaba hacer era persuadirla de la verdad. Admiraba la independencia y el pulso fuerte de aquella mujer. Un breve mirada sobre Annosy bastaba para que se notase su organización y pujanza. Ante eso, estaba forzado a admitir que no tenía el don para administrar tierras. Pero aquel era exactamente el tipo de organización que le gustaría ver en sus tierras. Necesitaba de la experiencia de Melisande para dirigir Sayerne, así como ella precisaba de su fuerza para defender Annosy. Podrían ser socios y beneficiarse uno al otro y lo sabían. Quinn se armó de la determinación de tornar su casamiento una unión permanente. Comenzaba a sospechar que el camino de ambos se habría cruzado irrevocablemente, aún sin a intervención de Tulley. Eso por que la mujer que ahora dormía en sus brazos lo fascinaría en cualquier circunstancia, en cualquier lugar que el destino los pusiese .


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