Donde los ángeles se atreven - El Sacristán

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Mientras Enright dio la señal de “despejado” al tocar sobre la ventana del copiloto, Hanratty rápidamente saltó de la limosina, cerró la puerta y reconoció a sus agentes Enright y Murphy. La posición de Agente a Cargo, conocida entre los agentes como el “puesto del maniquí ”, tenía pocas funciones durante el movimiento de la caravana. Él no podía disparar a través del grueso vidrio blindado hacia un atacante, ni podía ladrar continuamente por su radio sin enfadar al Comandante en Jefe. Por lo tanto, Hanratty se sentaba en el puesto del copiloto sin pronunciar palabra mientras que su Líder de Turno, quien viajaba detrás de él en el vehículo seguidor, hacía malabares con sus dos radios sintonizados en diferentes canales mientras sostenía su MP5 buscando blancos en la carretera. Sólo estando fuera del vehículo, el Agente a Cargo tenía la responsabilidad suprema de cubrir y evacuar al Presidente en caso de una amenaza o atentado, igual que hizo el agente Jerry Parr con el presidente Ronald Reagan afuera del Washington Hilton en 1981. Hoy, Hanratty se veía nervioso por alguna razón pensó Enright. Rapiña observaba a su jefe y compañero ocasional de tomatas de Buchanan’s, salir de la limosina, posiblemente consternado por un reciente regaño presidencial o un posible incidente durante su caminata hacia el sitio sagrado. Sin la seguridad de la limosina al alcance, el factor culillo estaba especialmente elevado en esta mañana. Enright y Hanratty ambos habían visto peores situaciones durante una caminata de alto riesgo por los tugurios de Puerto Príncipe, en Haití, cuando el Presidente y su anillo interno de agentes fueron engullidos por una voraz multitud. A estos pequeños terroristas bastardos más les vale tener un excelente plan si van a intentar algo contra nosotros hoy” pensó el experimentado Enright, mientras el


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