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MOSAICO
recordamos con todo el amor del mundo. Siempre estábamos pendientes de él, aunque nunca le gustó tanto un festejo o celebración en su honor; su ordenación fue un acontecimiento para todos. Cuando por fin, después de suficiente espera, es asignando párroco de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Torreón, desafortunada o afortunadamente, por estar junto a nosotros, en diciembre de 1996 pierde la vida su mamá; hecho que le causó un terrible dolor y por el cual decía que no le gustaría pasar otro período en Torreón, por el temor de volver a experimentar otra pérdida familiar. El dicho menciona que “nadie es profeta en su tierra”, pero en el caso del P. René la situación fue contraria: logró que un sinnúmero de personas de La Laguna tuviera un grato aprecio y recuerdo de él.
Durante sus vacaciones o descanso en la ciudad disfrutaba de las reuniones familiares; su llegada convocaba a toda la familia, por el simple hecho de estar presente, eran momentos de reunión y celebración. Nunca dejaba de estar conectado de los miembros de la familia, siempre estaba al pendiente, ya sea, por medio de cartas o vía telefónica, pero siempre estaba al pendiente de todos y unidos con ese lazo que él fomentó en la familia Morales Quiroga; acto que muchas personas admiran y otros, que no forman parte de la familia, no entienden.
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Solía mostrar amor a sus padres y hermanos, pero la llegada de sus sobrinos e hijos de sus sobrinos, colmaban momentos de interminables pláticas y anécdotas que no quería perderse.
Una de las actividades preferidas cuando