Gestionando sistemas de ciudades secundarias

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Enseñanzas principales y reflexiones finales 201

sobre todo en los países y regiones en desarrollo, que se han estancado. Hoy en día, existen desigualdades crecientes en el sistema nacional y global de ciudades entre las grandes ciudades metropolitanas y las ciudades secundarias, en cuanto a sus ingresos, Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, acumulación de capital, riqueza, habilidades y calidad del medioambiente. A pesar de que los gobiernos destinan miles de millones de dólares a proyectos de infraestructura, desarrollo económico y educación para reducir la brecha, en la mayoría de países las desigualdades se están ampliando. Algo no está funcionando bien en el desarrollo de las ciudades secundarias. Para detener el crecimiento de la brecha entre las ciudades ricas y poderosas y las ciudades pobres y aisladas, es necesario encontrar nuevas formas de responder a las necesidades de las ciudades secundarias. Si las brechas en los indicadores de desarrollo de los sistemas de ciudades siguen creciendo, entonces es muy probable que las grandes ciudades enfrenten crecientes problemas de congestión, desindustrialización y deterioro de sus zonas centrales, así como mayores costos de transacción y desarrollo, que acabaran con cualquier ventaja competitiva que tengan en la actualidad gracias a las economías de escala. Existe evidencia que sugiere que las grandes megaciudades de las economías en desarrollo han llegado a un punto en el que se presentan deseconomías de escala y las grandes corporaciones se han dado cuenta de que las ciudades secundarias bien administradas ofrecen ventajas competitivas significativas en comparación con las megaciudades (Kotkin, 2010). No existe un modelo universal que pueda utilizarse para desarrollar sistemas eficientes de ciudades secundarias. Los aspectos políticos, físicos, la geografía económica, los recursos naturales, la planeación, el clima, la composición, el tamaño y la función, todos son factores que influyen en el desarrollo de las ciudades secundarias y que son distintos para cada ciudad. Entonces, ¿cómo podemos abordar los problemas cada vez más complicados asociados con el desarrollo de las ciudades secundarias? Los hallazgos principales de este libro muestran que cuando el sistema de ciudades secundarias de un país está dominado por uno o más centros metropolitanos, por lo general existen grandes desigualdades en el nivel de desarrollo socioeconómico del sistema nacional de ciudades. En los países donde el sistema de ciudades está más alineado con el modelo de Christaller (por ejemplo, Estados Unidos, Brasil, India, Alemania y Australia) y donde las políticas respaldan la descentralización y la transferencia de competencias, existe mayor competencia por el comercio y la inversión y mayor variedad y especialización de las industrias y las actividades económicas en el sistema nacional de ciudades. Los países que tienen un sistema espacial de ciudades que sigue de cerca el modelo de Christaller, por lo general tienen ciudades más competitivas y menos desigualdades en el desarrollo. En los países cuyo sistema de ciudades está dominado por una conurbación urbana muy grande, las desigualdades en el desarrollo socioeconómico de las ciudades por lo general son grandes. En estos países, los desequilibrios, las ineficiencias y las distorsiones en la riqueza, la pobreza, el empleo y la infraestructura entre ciudades hacen que resulte muy difícil impulsar el desarrollo de los mercados, el comercio, la inversión y la competencia. La disparidad que se presenta entre las ciudades del interior y las ribereñas o costeras es muy significativa. Las primeras con frecuencia están situadas en zonas con climas poco


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