Edición 155 - 30 03 2014

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R e v o l u c i ó n

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D i a r i o

DOMINGO 30 DE MARZO DE 2014 / CIUDAD COJEDES

ESPECIAL 11

ME PERMITIERON BEBER DE LA FUENTE DE SU SABIDURÍA ANCESTRAL

Entre Bordones y Primas

TAMHARAIRE ROJAS

TAMHARAIRE@GMAIL.COM

En las siguientes líneas comparto lo que aprendí en Barinas, Portuguesa, Apure y Cojedes en tiempos que me dediqué a recorrer festivales con intenciones investigativas. Cultores y cultoras me permitieron beber de la fuente de su sabiduría ancestral, sirvan estas líneas de un sincero homenaje a: Isabel Aponte (a) La Ardita, Carmen Burgos(a) La Guachamarona, Maria Rebolledo, Ramón Mota(a) El Galapago de la Llanura, Mariluz Castillo, entre otros y otras tantas, quienes me bautizaron como La Chiricoca, porque todo folclorista debe tener un nombre artístico que lo vincule al llano. Desde el fondo de los tiempos el baile es una expresión fundamental en la cultura llanera, es bueno recordar que las fronteras son invención reciente en la historia de la humanidad, por lo tanto hablar del llano, es referirse a una territorialidad única e indivisible colombo– venezolana, el baile tiene sus variantes en cada región, pero las reglas ancestralmente construidas son fundamentalmente las mismas en toda la extensión de la llanura. Es indudable que el baile del joropo llanero es producto del sincretismo generado a partir de la empresa colonial y de la conquista europea en el continente americano, los estudios de las culturas prehispánicas en nuestra tierra no tienen evidencias del uso de instrumentos de cuerdas antes de la llegada de los europeos. Colombia y Venezuela tienen la dicha de contar con población indígena que resistió la guerra de conquista, las cuales han mantenido hasta nuestros días sus auténticas expresiones culturales. El conocimiento de las mismas nos permite afirmar que no existe una raíz aborigen en el baile del joropo llanero. El baile constituye un espacio comunicativo simbólico que representa la relación armónica con la naturaleza,

en las figuras del baile se evocan estampas de la vida criolla. Hombre y mujer dibujan en el lienzo que es el patio o la sala donde se baila con los colores de la música, la memoria de su cultura. Basta mencionar los nombres de algunas figuras para comprobar esta relación: La sentá e´ la danta, la vuelta picurera, gabaneao, jorconeno, juracaneao, a punta é soga, son nombres extraños tal vez para quien no conozca la fauna, los fenómenos naturales del llano, el trabajo é llano, pero para los y las llaneros (as) constituyen una vinculación con su historia, con su territorialidad. Las reglas del baile dan cuenta de la cultura patriarcal; Se baila en pareja, el hombre dirige el baile en todo momento y cuando suenan las cuerdas graves del arpa en un sonido como de tamborileo conocido con el nombre de bordoneo, el hombre intenta reproducir zapateando el sonido que emiten dichas cuerdas, la mujer adorna ese zapateo con pasos suaves y ligeros llamados escubilleo. El joropo fue considerado como un baile de los espacios poco decentes, sin embargo, esos prejuicios no lograron erradicarlo, la fuerza integradora que genera el baile del joropo es contagiosa y el solo hecho de contemplar esa rítmica comunión entre hombre y mujer genera un disfrute embriagante. El joropo sin duda posee una fuerza telúrica y ancestral cimentado en el inconsciente colectivo que enamora, atrapa y libera a quien participe bailando u observando un joropo bien zapateao. Nuestro Comandante y Gigante Eterno: Hugo Chávez Frías como buen llanero amaba el joropo y con ese amor lo visibilizó. Hoy los joroperos y joroperas del país estamos felices de que se haya declarado el Año del Joropo, con la declaratoria de Patrimonio Cultural de Interés Nacional. Contaremos con 365 días para

comenzar a neutralizar una cierta homogeneización que se ha intentado realizar con esta expresión tan encarnada en nuestra Patria. Las culturas de tradición oral resistieron los embates de la globalización y la mercantilización de la cultura, los cultores y cultoras de tradiciones, generaron múltiples espacios de resistencia ante la avasallante alienación cultural, La Revolución Bolivariana nos ofrece hoy una oportunidad de visibilizar aun mas y mostrar la diversidad del joropo que en el llano es sinónimo de parrando y por ello la expresión: “¿Dónde están los bailadores que animan este parrando?”, siento profunda añoranza de los bailes y sueño con que podamos construir espacios para la sana recreación donde cada ciudadano y ciudadana pueda gustar de las delicias del baile. Estamos trabajando una propuesta al respecto pues bailar joropo es para mí un acto libertario que me da felicidad y lo quiero compartir.

TAMHARAIRE ROJAS


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