2 VOCES
CIUDAD CCS / VIERNES 7 DE MAYO DE 2010
Yunus y la otra Revolución ANTONIO PADRINO Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz 2006, desde hace 30 años ha estado realizando una de las más efectivas batallas contra la pobreza. Lo que comenzó en Bangladesh hoy día recorre el mundo y no como un fantasma sino como una revolución silenciosa de “carne y hueso”. La dedicatoria de su libro “Creando un mundo sin pobreza” reza así: “Para quien desee crear un mundo donde ni una sola persona sea pobre”. El banco Grameen Bank, su creación, con más de dos mil agencias sirve a más de ocho millones de personas. El 96% de sus clientes son mujeres y los préstamos son pagados casi en un 98%; siendo el más alto nivel de recuperación de fondos en cualquier sistema bancario en la actualidad Lamentablemente a los pobres, por una parte, los bancos no les prestaban dinero y por la otra –como consecuencia de lo anterior– eran atrapados por los usureros prestamistas. Yunus crea el microcrédito con cero interés basado en la buena fe y la honestidad. Esta otra revolución lleva más de tres décadas producto de mucha disciplina, solidaridad, sensibilidad social, organización, planificación, creatividad, etc. Dice Yunus: “Antes que el mundo se rinda ante la usura y la corrupción ,debemos seriamente examinar la fortaleza de la conciencia social como respuesta”. Siendo profesor de Economía en la Universidad de Chittagong, tuvo que decidir si seguir dictando clases o buscarle solución a la hambruna que azotaba a Bangladesh a comienzos de los años setenta. No tenía sentido seguir enseñando complejas teorías económicas cuando presenciaba cómo moría gente cerca del salón de clases. Decide pues irse con sus alumnos a las vecindades pobres para aprender de ellos algo que no se enseña la universidad: La pobreza desde la perspectiva de los ciudadanos y ciudadanas que la sufren. El profesor Muhammad Yunus, en su revolución silenciosa –como dijera el poeta– continúa haciendo “camino al andar”.
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LETRA MUERTA
Consultorio erótico
P:
ROBERTO MALAVER robertomalaver@cantv.net
Estuve saliendo con Harold William, un chamo de Primero Justicia que me lanzó la caballería desde el mismo momento en que Julio Borges dijo que era necesario enamorar a los chavistas. Sencillamente el tipo me levantó. Caí. Me le entregué. Ahora sucede que la barriga me está creciendo y Harold William no aparece por ninguna parte. ¿Será que me olvidó? ¿Qué hago? R: Publique un aviso en la prensa nacional que diga: Harold William. Prohibido olvidar. P: Desde que Carlos Fernández me abandonó, estoy desolada. Sé que también abandonó Fedecámaras, y se fue a Aruba, pero eso es otra cosa. Yo en cambio estoy desolada. Sólo me alegra saber que, según me cuenta en una carta, pronto volverá al país. Ojalá sea lo más pronto posible. ¿Será cierto? R: Yo pienso de que no es cierto. P: Conocí a Carlos Ortega en Punto Fijo hace muchos años. Ese hombre vivía en un paro permanente. Cada vez que alguien tenía un problema, él proponía un paro hasta las últimas consecuencias.
A veces era paro cívico. Otros días era paro general. En fin, el hombre vivía de pie. Ocurre que tengo tiempo que no sé de ese hombre y me gustaría saber qué ha hecho con el paro. R: El paro se le fue de las manos. P: Estoy saliendo con un chamo que era de Bandera Roja y que antes se la pasaba encapuchao en la entrada de la Universidad Central de Venezuela. Todos los jueves estaba allí con su capucha. Era un miembro activo. Revolucionario. Estaba siempre dispuesto a quemar cualquier vehículo del imperialismo yanqui que se acercara a la UCV. Sucede que ahora está ansioso por hacerme el amor pero no quiere usar preservativo. ¿Qué le digo? R. Dígale que le ponga la capucha al miembro. P: En la Quinta Unidad descubrí a Américo Martín. Qué hombre, Dios mío. Qué palabra. Qué discurso. Qué fuerza revolucionaria. Le confieso que era un maremoto pasional lo qué empecé a sentir por ese hombre. Me vio que yo lo miraba y se me vino encima sin carnaval ni comparsa. Esa noche no la voy a olvidar nunca. Ahora sucede que todos los días paso por lo que era la Quinta Unidad y aquello está más solo que la una. Yo quisiera saber si la gente de la Coordinadora Democrática no volverá a reunirse en la Quinta Unidad. R: No, señora, no volverán.
Llegó la luz y se apagó el ahorro NARKYS BLANCO blanconarkys@gmail.com
“Apaguen los bombillos, desenchufen los cargadores, apaguen los aires acondicionados” son algunas de las frases más recientes que se han escuchado en Venezuela los últimos meses. Su motivo, del ahorro energético que se ha implementado como medida gubernamental luego que el embalse de la central hidrológica Simón Bolívar, represa del Guri, descendiera unos cuantos metros de su nivel normal, esperando que la temporada de lluvia llegará al país. Afortunadamente esa temporada lluviosa llegó, y logró que el nivel de agua haya subido poco a poco y se ubique unos centímetros más aún y cuando todavía no se ha establecido la temporada de precipitaciones en la zona norte costera del país donde se encuentran otros importantes embalses de agua. Desde ese momento a muchos se les olvidó que hay que seguir ahorrando energía y que sólo fuimos afortunados en recibir un poco de agua para aumentar los niveles de la represa. En las plazas de la ciudad se siguen viendo luces prendidas a plena luz del día, las empresas olvidaron apagar los aires acondicionados durante el día y el ahorro de agua quedó en el olvido. La conciencia de ahorro se apagó apenas se sintieron los primeros chubascos de agua en el país, sin importar que el modo de conservación debe venir desde siempre, desde la casa, desde el ejemplo del Estado y desde la cultura de ahorro que no debería permitir que situaciones similares se presenten bajo el marco del ahorro sino de la prevención. Según los últimos estudios comparativos con otros países Venezuela se ubica por encima de Brasil, Argentina y Chile entre los países con mayor consumo de energía. Estas cifras comparadas con el bajo consumo que se presentó luego del ahorro energético son imperdonables cuando descubrimos que a través de un plan preventivo sí se puede lograr el ahorro y elevar la calidad de vida de los consumidores.
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