ESTÉTICA NEWS
PUBLICACIÓN DEL INSTITUTO DE CIRUGÍA ESTÉTICA Dr. JULIO MILLÁN MATEO Hospital Ruber. C/ Juan Bravo, 49. 28006 Madrid. Entrada por General Díaz Polier, 78 T. 91 402 97 14 - 91 402 32 89 M. 639 207 733 drmillan@secpre.org - Secretaría: marina@drmillan.es www.drmillan.es
EDITORIAL SE CUMPLEN
30 años
DESARROLLO Y APLICACIÓN DE
UNA IDEA
EL AYER Y EL HOY
Siempre hemos trabajado con especial celo en el estudio de la mama aportando técnicas nuevas como “El descenso asimétrico del surco submamario” que ha supuesto un cambio definitivo en el concepto que se tiene sobre el aumento mamario.
Cumplimos 30 años desde que decidimos bajar el surco submamario y así mejorar el resultado final en los aumentos de pecho. Son miles las intervenciones ya realizadas en este tiempo sin dejar de innovar para ir perfeccionándolas.
Dr. Julio Millán Mateo Director Instituto de Cirugía Estética Clínica Ruber
drmillan@secpre.org
La posición del implante no debe quedar alta en el tórax, tiene que moverse de forma natural cuando la paciente este de pie, y caer hacia los lados, cuando se tumba. Para conseguir todos estos objetivos trabajamos con nuestra técnica quirúrgica: creamos un bolsillo remodelando el surco submamario con todas sus estructuras anatómicas (fascia, intersecciones musculares etc.) como también el polo ínfero-lateral externo (zona de declive natural de la mama) consiguiendo así, un resultado de pecho tanto redondo, como en forma de lágrima, de acuerdo con el gusto de la paciente para que sea natural y estética.
EN EL INSTITUTO DE CIRUGÍA DEL DR. MILLÁN AUMENTA EL NÚMERO DE HOMBRES QUE BUSCAN LA CIRUGIA PLÁSTICA Según la Sociedad Americana de Cirugía Plástica Estética (ASAPS) en los últimos tiempos se incrementó 106% el número de procedimientos en hombres. La Asociación Británica de Cirujanos Plásticos Estéticos también ha visto un aumento drástico en el número de hombres que buscan procedimientos quirúrgicos. Elevar la autoestima, la competitividad en el mercado de trabajo son factores que impulsan este aumento. Para las personas con cierta edad que buscan una colocación laboral puede ser decisivas. Algunos hombres ven la cirugía plástica como una estrategia para aumentar la rentabilidad de su empresa y su propio sueldo. Los hombres no son diferentes de las mujeres cuando se trata de mirarse al espejo y desear lo que ven. Los procedimientos quirúrgicos más demandados: · Liposucción · El trasplante de cabello · Procedimientos quirúrgicos de párpados (blefaroplastia) · La otoplastia (corrección de orejas y conformación) · Remodelación de la nariz (rinoplastia)
PLÁSTICA Se conoce que en Roma el cirujano mejor pagado fue el que se dedicaba a la estética, porque sabía con mucha destreza borrar las infames cicatrices “F” y “K”, que con hierro candente eran grabadas sobre la frente, el pecho o el muslo de los esclavos. A los fugitivos se los marcaba con la letra (F) y a los calumniadores con la letra (K). Marcial escritor de la época, afirmaba que el cirujano más famoso fue Eros, quien supo satisfacer las bien pagadas exigencias de los pacientes: libertos acaudalados y calumniadores enriquecidos. Por algo se decía que en Roma, “con dinero”, se podía adquirir una nueva cara; el anillo de oro de un caballero y hasta el rango de Senador si era necesario. El Emperador Justiniano II en el 525 fue sometido a una Rinoplastia, después de perder la nariz en una batalla. Sin embargo la historia de la medicina desconoce el nombre del cirujano bizantino que trato al emperador. Durante el Renacimiento, la Cirugía Plástica era un orgullo de tradición secular entre algunas familias sicilianas y calabresas, como la de los hermanos Branca, quienes popularizaron en Europa el método indio de la Rinoplastia. Federico II de Montefeltro, notable mecenas de la época, conocido como el Duque de Urbino, perdió el ojo derecho en 1450 durante un torneo. Para agrandar el campo visual de su ojo sano, se hizo extirpar la parte alta del caballete nasal. Esa famosa nariz ha pasado a la historia en las pinturas de los artistas Piero della Francesca y de Pedro Berruguete. Además, dichos cuadros se muestran en algunos tratados de cirugía plástica, para recordar que al rehacer la nariz destruida de un tuerto, no debe fabricarse un puente alto que prive al paciente de la posibilidad de ver mejor.