Cinemascomics: La revista nº 11

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GOLPE AL SUEÑO AMERICANO Robert Downey Jr. ha sido y será el actor más gamberro y políticamente incorrecto de todos los tiempos. Aunque si por algo destaca Downey Jr. no es por su fama de desvergonzado, vividor y bromista, sino por su brillante y destacado talento para dar vida a cualquier ser que se proponga, sin que todo ello le suponga esfuerzo alguno. Es más, casi podría decirse que el actor lleva a escena a los personajes más complejos con escandalosa facilidad. La interpretación no parece esconder misterio alguno para la rebelde estrella que, lejos de permanecer en los límites marcados por Hollywood, se empeña en romper tantas reglas hollywoodienses como se le crucen por el camino. Downey Jr. debutó en 1970 en Pound, filme dirigido y escrito por su padre, Robert Downey Sr., a la precoz edad de cinco añitos. Tal vez por eso el camaleónico artista se mueva con sobrada destreza y gracia ante las

cámaras y, tal vez por saberse conocedor de su indiscutible talento, encara cualquier proyecto, por raro o peculiar que éste resulte, con absoluto poderío. Resulta por tanto elemental que cuando se ha participado en más de 60 películas y se llevan más de cuarenta años en la industria del espectáculo, no hay más límite que el que el propio Downey Jr. se quiera poner, y revisando su filmografía es fácil comprobar que éste no es muy propenso a esto último. RETRATO DE UNA OBSESIÓN Elijan la película que quieran de Downey Jr. y fíjense bien en su rostro: descubrirán en sus ojos la pista indiscutible de que se lo está pasando en grande. Su mirada, eternamente nostálgica, aporta el elemento distintivo a cada uno de los roles a los que da vida. En sus ojos se encuentra la clave para desenmascarar los sentimientos del personaje que lleva a escena, y en sus gestos se evidencia que el actor deja de

ser él mismo para perderse en la compleja personalidad de sus papeles. Sin embargo, hay algo que el actor no puede ocultar en la gran pantalla: su pasión por la interpretación. Nadie disfruta tanto como Downey Jr. delante de una cámara. El artista se deja llevar hasta sobrepasar todo límite interpretativo, todo ello con la insolente despreocupación propia de una descocada estrella. Repasar su filmografía es toda una declaración de intenciones de amor por el cine, porque si bien sus obras acaban teniendo algunos puntos en común (el protagonista destaca por poseer una enrevesada personalidad o ser el vivo retrato del antihéroe por antonomasia), siempre resultan ser una excelente narración de hechos, a veces demasiado absurdos (Cariño, estoy hecho un perro, Brian Robbins. 2006), siempre íntimos (El solista. Joe Wright. 2009), algo desconcertantes (Two girls and a guy, James Toback. 1996) e indiscutiblemente extraordinarios (Tropic Thunder: Una guerra

En la imagen Robert Downey Jr. junto a Jamie Foxx en “El solista”. Joe Wright. 2009.

34 │ Cinemascomics │Diciembre 2011

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