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necesidades básicas satisfechas, entre otras acciones.
Así
se
contribuye
a
generar
convivencia social y para ello las personas requieren tener competencias cívico-éticas que les permita desempeñarse en ello.
3. Vivir con un pensamiento complejo
Para afrontar los nuevos retos es preciso que ante la tendencia tradicional de fragmentar los saberes y buscar la especialización, se de la articulación y se busque la vinculación, para que de esta forma se trabaje en la unidad considerando la diversidad. Ello implica que las personas
formen
competencias
con
habilidades de pensamiento complejo, como
©Sergio Tobón. Instituto CIFE, 2013