de los “terminators”, se deja la firma en forma de pintada o de bajorelieve,
garaje que hacía las veces de almacén, casas de operarios, horno de leña, lo
para la posteridad o por presumir, que lo de destruir también es un arte. La
que parecían caballerizas, un auténtico pueblo dentro de la finca.
segunda, lo hermoso que debió ser el lugar en sus tiempos felices. De la finca, sus caminos y yacimientos de roca ya sabíamos, el lugar es hermoso, pasear
Buscando el origen de la propiedad, hemos podido saber que ha formado
por los caminos un privilegio que habíamos disfrutado en ocasiones, pero la
parte del patrimonio del Ducado de Valencia, aunque es poco probable que
visita al castillo de Mataespesa nos llevó a valorar la zona de otra manera.
su primer propietario fuera Ramón María Narvaez y Campos, que fuera Capitán General del ejército favorable a la Reina Isabel II durante la turbulenta
Si bien en tiempos anteriores al Siglo XX era costumbre arrendar la explotación
época transcurrida entre mediados y finales del siglo XIX, y que a su vez fue
de algunas zonas de las quintas de recreo y fincas de caza de la nobleza para
Presidente del Gobierno en varias ocasiones, ya que los presidentes en ese
obtener beneficios o correr con los gastos de mantenimiento y servidumbre,
tiempo duraban poco en su mandato, un año era mucho tiempo para la
pocas veces hemos tenido la oportunidad de ver una finca tan bien organizada,
política levantisca de entonces. La razón por la que la Reina le otorgó el título
con tantas posibilidades, a pesar de que su estado de abandono impide conocer
nobiliario fue el desembarco en la ciudad levantina que acabó en noviembre
cuáles eran las funciones de algunas de las instalaciones. Es fácil observar un
de 1847 con los últimos reductos esparteristas. La concesión del ducado no sentó muy bien a los valencianos por razones históricas, Valencia fue Reino y Jaime I El conquistador otorgó en 1377 privilegios que la concesión del ducado contravenía, de hecho, cuando el ducado caducó por falta de pago (Los títulos nobiliarios exigen el pago de ciertos impuestos), sus legítimos sucesores en varias ocasiones se vieron en la obligación de pleitear para lograr la rehabilitación contra las autoridades de Valencia.
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