Rafa Ricardez rafaricardez@hotmail.com
piano, mariachi y tríos, una barra despachadora con un sin fin de botellas y mujeres al servicio del hombre. Siendo entonces un cubículo exclusivo de los hombres, donde las únicas mujeres permitidas eran las que daban su servicio al interior. Al día de hoy, vemos a la cantina como “bar de mala muerte” y existen muy pocas con la verdadera tradición. Principalmente las sigues encontrando en la Ciudad de México. Las pocas que podremos identificar en nuestra ciudad, están rodeadas de inseguridad y muchos borrachos más. Muchos dicen que desde que se le permitió a la mujer como cliente en las cantinas, el hombre perdió su único espacio en el mundo de privacidad. Se dice entonces que desde la invasión de la mujer, la cantina ya no es igual y de ahí surgen un sin número de conceptos basados en la idea original. Enumerémoslos: (1) la tradicional cantina donde no se acepta a la mujer; (2) los centros botaneros o también conocidos como cantinas por tiempos, donde por cada bebida te sirven una botana diferente y gratuita; (3) los bares, concepto aplicado a la admisión también de la mujer y un espacio de mutua convivencia; (4) los cantabares, donde cada partícipe puede deleitarse con una rola acompañado de música en vivo; (5) las discotecas instauradas en
la época de los 60’s y 70’s con la llegada del rock ‘n roll y la música disco; (6) los antros, terminología vaga pero persistente que desapareció esa pista central de baile; (7) los karaoke de influencia asiática que elimina la música en vivo y le da espacio al protagonista que eres tú por cantar. Así un sin fin de conceptos pero que se basaron en la idea original de una cantina: barra despachadora por un cantinero para el gustoso de disfrutar de una bebida embriagante y escuchar la música de su preferencia. Las mejores historias de nuestro México pasaron en una cantina, como hoy los mejores negocios los cierras en un bar. ¡Échame el mariachi por las cantinas y que viva México!
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