Bach, Edward - Los Remedios Florales

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www.formarse.com.ar Después de un período de incubación de 16 horas se toman muestras de heces. Tras ese período de incubación, los organismos se multiplican en forma de colonias rojas o blancas. Cuando producen la fermentación del ácido láctico mediante la producción de ácido, el ácido reacciona al rojo neutro del medio, con lo que se forma una colonia roja. Si el ácido láctico no fermenta, no se produce ácido, no se produce reacción alguna con el rojo neutro y las colonias son blancas. De ahí que, después del período de incubación las únicas colonias que tienen interés son las blancas. De las colonias blancas se sacan cultivos, de los cuales se eliminan los pigmentados, y al cabo de 15 horas se producen las reacciones de los azúcares, a partir de las que se pueden clasificar los organismos. Un cultivo se rellena con 2 cc. de agua destilada, se sella y se calienta 30 minutos a 60º C, de forma que se destruyen las bacterias. El líquido se mezcla con lactosa en una proporción de 1:9 gramos o 1:99 gramos de lactosa. Esto produce la primera potencia decimal o centesimal dependiendo de la cantidad de lactosa que se utilice. Otras potencias se obtienen mezclando en la proporción 1:6 ó 1:12, mezclando una parte de la sustancia original con 6 ó 12 partes de la dilución. Es necesario prestar un cuidado muy especial en la esterilización de los aparatos, que deben someterse a calor seco de una temperatura mínima de 140º C durante 15 minutos, que es más efectivo que el vapor o el calor húmedo. Los nosodas polivalentes se elaboran mezclando cultivos procedentes de cientos de pacientes, con los que se llena una botella estéril y después se repite todo el proceso de la potenciación ya descrito. Yo entiendo que este nosoda no contradice en nada las leyes de Hahnemann. Como remedio considero que tiene un espectro más amplio que cualquier otro medicamento conocido. Este nosoda es un eslabón que une la alopatía y la homeopatía. Fue descubierto por un representante de la alopatía, y se comprobó que puede armonizarse con los principios homeopáticos. Les presento estos nosodas como un remedio que merece ser incluido en su farmacopea. Es especialmente útil como remedio fundamental en casos que no reaccionan ante medicamentos normales o para los que no existe ningún remedio indicado, si bien no tiene por qué limitarse a estos casos. Respecto a este remedio hay mucho por hacer todavía. En este momento se están realizando experimentos para averiguar si los organismos son la causa o el efecto del estado de salud del paciente. El nosoda que les presento hoy se ha ensayado tanto en América como en Alemania, y en Alemania lo ha utilizado un número de alópatas considerablemente mayor que de homeópatas. Algunos alópatas que han tenido durante años buenos éxitos con la inyección subcutánea, se han pasado de la aguja a la dilución. Creo que la correcta aplicación de este nosoda radica en considerarlo un remedio fundamental. No pongo en duda que los mejores resultados se obtengan cuando a la administración del nosoda le sigue un tratamiento homeopático en el que se traten los síntomas con el remedio correspondiente. El nosoda puede suprimir en mayor o menor medida las causas efectivas y profundas de la enfermedad. Por decirlo de alguna forma, limpia al paciente hasta que se presenta un síntoma concreto, a raíz del cual puede encontrarse el igual adecuado, y el paciente reacciona mucho mejor al medicamento adecuado. Por excelentes que puedan ser los resultados alcanzados por los alópatas, este nosoda debería tener un éxito aún mayor si fuera utilizado por un homeópata. Me gustaría sugerirles que hicieran un experimento con los nosodas, aplicándolo en casos en los que haya fracasado otro tratamiento y en aquellos en los que no exista ningún indicio claro del remedio. Estoy convencido de que bastará que prueben el nosoda una sola vez para comprobar lo valioso que resulta. No me he ocupado con más detalle del remedio autógeno porque sé que estarán más abiertos a aceptar como nosoda el remedio polivalente. Cuando se administran vacunas por vía subcutánea es casi imprescindible utilizar una sustancia autógena para obtener buenos resultados. En este caso el 95% de los pacientes reaccionan mucho mejor a su propia vacuna, y sólo aproximadamente el 5% reacciona de forma más clara a la sustancia polivalente. Pero en el caso de esta dilución, aún es demasiado pronto para realizar una afirmación semejante, y por eso en muchos casos tengo la tendencia a valorar más el éxito de la sustancia que el de la autógena, ya que si mayoritariamente el éxito de ambas es igual de bueno, probablemente siempre existirán determinados pacientes que sólo reaccionarán a un nosoda que se haya obtenido de su propio organismo. El nosoda, el remedio obtenido de la sustancia original de la enfermedad, precedió a la bacteriología y a la vacuna. Pero la relación entre ambas es evidente. Como pionero de la utilización médica de la enfermedad para curar la enfermedad, les ofrezco un remedio que en mi opinión se revela eficaz en la más causal de todas las enfermedades, concretamente en la intoxicación intestinal que ya profetizó y bautizó el genial Hahnemann. Al pensar que puedo explicar con más claridad que él, la naturaleza de esta enfermedad, no le arrebato ni un ápice su gloria; más bien creo estar continuando su obra, rindiéndole el tributo que hubiera deseado. EL REDESCUBRIMIENTO DE LA PSORA. (British Homeophatic Journal, enero 1929)

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