Quito recibe a sus nuevas autoridades, desde lo público hasta lo popular, con gran expectativa de que se pueda vivir mejor en Quito.
Comienzan ya a visualizarse los primeros pasos, luego de la transición, y una vez asumida la plena autoridad se irán consumando las estructuras del nuevo régimen municipal. Lo realmente cierto es que los quiteños esperan que las expectativas se vayan llenando y lo ofertado se vaya cumpliendo.
Desde la ruralidad los cambios no se han dejado esperar, si bien el ciudadano de las parroquias rurales ha favorecido en algunos casos a ciertas autoridades con la reelección, en otros tantos sepultaron aspiraciones en las urnas. El reto es grande dentro del proceso histórico que vivimos, desde la aglutinación de voluntades, hasta la tolerancia de acciones en beneficio de la comunidad.