El nuevo año abre sus puertas majestuoso y cargado de múltiples expectativas, tratando de dibujarnos en el horizonte, las más ambiciosas posibilidades personales, lo cual permite que renovemos nuestro esfuerzo y arduo caminar.
Las parroquias rurales se van convirtiendo de a poco en un nuevo polo de desarrollo, descentralización, y autonomía. Lejos están aquellas imágenes literarias de los huasipungos y las haciendas. La ruralidad se hace más incluyente y exige cambios trascendentales, la movilidad a cambiado, la infraestructura va cambiando, y los tíos de a poco van redescubriendo su terruño milenario. Los procesos de cambio no se detienen y al contrario se acentúan, se amalgaman.
Hoy la vieja tierra del maíz se ha convertido en una tierra de asfalto, luces y celeridad. Queda en el escritorio la responsabilidad de cada uno de los que habitamos estas tierras rurales, ir construyendo una nueva ciudad desde las periferias.
Atentamente;
Carlos Hidalgo
CERO LATITUD CAC
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