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Ilustracion fotográfica 17. Dirigentes, hombres y mujeres en Marka Cololo Copacabana Antaquilla Ilustracion fotográfica 18. Apacheta Katantikas y Amauta preparando la Ch`alla (extraido del Plan de
Ilustracion fotográfica 17. Dirigentes, hombres y mujeres en Marka Cololo Copacabana Antaquilla
En cuanto al esquema de autoridades y género se asume un gobierno diárquico de chacha-warmi que está dentro de su comprensión de equidad. Sin embargo, las mujeres solamente acompañan a sus esposos y no son elegidas por voto directo ni tampoco son nominadas o propuestas como candidatos a autoridades. La única excepción dentro de la Marka es vista en Ayllu de Agua Blanca “B” donde la totalidad de autoridades electas son mujeres. Sin embargo, en Agua Blanca “A” se presentan ternas que están constituidas solo por hombres.
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La organización es el instrumento de gobierno de la comunidad originaria y la filiación es obligatoria para sus miembros reconocidos una vez que estos ya alcanzaron la mayoría de edad (18 años), o están casados. El cumplimiento de cargos sociales y culturales, trabajos comunales, aportes, y todo el conjunto de obligaciones establecidas en los usos y costumbres, es la que permite mantener la filiación y su consecuente derecho sobre la tierra.
Por las condiciones ya conocidas en el contexto andino y boliviano en general, en las organizaciones de Charazani existe un predominio de los hombres en los principales cargos de conducción, lo que incide en el bajo involucramiento de las mujeres en estos espacios organizativos de toma de decisiones, aunque existen varios ejemplos donde las mujeres vienen ejerciendo como principales autoridades ejecutivas, asambleístas autonómicas y concejalas en el municipio.
Actualmente, la participación acompañante de las mujeres en la organización originaria (chacha-warmi) es importante en términos simbólicos, pero aún no en términos de protagonismo político. El tema de fondo, es que además de las condicionamientos estructurales, las mujeres no disponen del tiempo que se requiere para poder participar de los diferentes eventos organizacionales que son numerosos y múltiples (están muy ocupadas cotidianamente), ni acceden a la información necesaria para ser parte de los debates comunales, salvo situaciones excepcionales, donde realmente su protagonismo y aporte es vital.
Con todo, estas limitaciones conocidas, no cuestionan el gran protagonismo de las mujeres en las decisiones económica productivas, sociales y culturales al interior de la estructura familiar, ya que no solo por sus múltiples funciones, sino por los conocimientos que maneja y su capacidad de articular la gestión familiar con los ámbitos económicos, ambientales, afectivos y culturales, permite a las mujeres jugar un papel
fundamental en las estrategias de vida, cuya incidencia se refleja en el funcionamiento de las organizaciones (directa o indirectamente) PDTCH, 2013.
2.2.1.8. Religiones y Sincretismo religioso
La población que habita en el ANMIN Apolobamba manifiesta en las comunidades que practican distintas religiones desde la católica, tradicional indígena andina, y distintas sectas evangélicas, están presentes la Iglesia Luterana, Sabadistas, Dominguistas, e Israelitas.
Se debe recordar que como parte de la historia que han vivido los pueblos indígenas en América Latina, la imposición de la religión católica, a través de la evangelización, fue uno de los principales aspectos de la Colonia para erradicar las idolatrías y el pensamiento mágico religioso del mundo indígena.
Sin embargo, la “supuesta conversión religiosa”, no fue otra que un “reacomodo” o sincretismo religioso de las creencias indígenas en la fachada que ofrecía el santoral y culto cristiano católico, desarrollando nuevas formas religiosas con fuertes raíces del mundo religioso indígena.
Muchos autores han desarrollado muchas reflexiones teóricas para explicar el sincretismo, pero de manera muy sencilla el “sincretismo”, es una forma de mezcla religiosa que surge cuando se produce una reinterpretación de los valores y normas asimiladas. Se valora y se ve lo recibido de otra cultura a través de su propia cultura. También se interpreta lo recibido de una forma diferente para ajustarlo a otros tipos de funciones y significaciones. Hay que mencionar que el sincretismo conlleva una fusión e integración de elementos ajenos y propios que vienen a situarse en algo diferente y nuevo (Arutunian V. 2008)
En Bolivia, se ha dado una yuxtaposición de los elementos culturales indígenas con el cristianismo. Este sincretismo religioso, como se suele llamar, se debe a la inadaptación del cristianismo a las culturas regionales. Al cristianismo o la “nueva religión” le fue imposible echar raíces y no logró reemplazar las funciones y fuerzas de las religiones tradicionales, ya que éstas fuerzas correspondían a las necesidades de la población.
La población indígena, es decir los aymara y quechua en Bolivia, buscaron las respuestas de sus problemas en la “nueva religión” y en el “paganismo tradicional”. Esto indica que están “convertidos” sólo superficialmente al cristianismo, en la población indígena, particularmente quechua y aymara, la fe cristiana no ha reemplazado a la fe indígena, sino que al contrario, algunos elementos de la religión han sido incorporados al contexto indígena (Ibidem).
No se debe olvidar que también fue parte de la etnohistoria del mundo andino, la costumbre “de fusionar las divinidades de los vencedores con sus propias divinidades, a cambio de lograr libertad para realizar sus adoraciones propias de la región”, es decir esto fue una estrategia pasiva de resistencia y de supervivencia camuflada de los cultos de las culturas sometidas.
En la actualidad, la población que se dice ser “católica”, en gran medida desarrollan una ritualidad con fuertes raíces indígenas, a pesar de seguir el calendario religioso del santoral católico, que se mezcla con las creencias de la cosmogonía indígena ligada a los seres naturales y a las divinidades del panteón andino como el culto a la Pachamama, a los Apus, Achachilas, entre otras.
En el Ayllu Cololo por ejemplo, en la actualidad se manifiesta que aún existe un relacionamiento muy fuerte con los seres tutelares del entorno, las comunidades celebran ritos y otras actividades culturales que permiten identificarse, valorar y recrear normas para la protección y el mejoramiento de los recursos naturales, en especial a la tierra, los pastos, las plantas y los animales. Actualmente se mantienen lugares sagrados donde se realizan ritos: Moraroni, UsiK’uchu, Sukondori, K’umuQala y Kantillani, en estos espacios principalmente se realizan las ch’allas de sus autoridades ( Plan de Vida, 2013).