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Ilustracion fotográfica 5. Remosión de la cubierta vegetal y deterioro del paisaje

superior de los bosques en contacto con pajonales altimontanos y altoandinos de transición y contacto hacia la Puna. En ellos, son importantes los impactos ocasionados por la actividad agropecuaria, con incidencia severa de los incendios utilizados para reemplazar los bosques por pajonales para pastos y por cultivos.

Las principales amenazas identificadas en el ANMIN Apolobamba a nivel de la vegetación se reflejan en los cambios de estructura fisonómica de las formaciones vegetacionales, que están ligados a la perdida de la biodiversidad, degradación, perturbación y destrucción de los ecosistemas, considerando que el impacto paisajístico no puede ser revertido fácilmente.

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A continuación se detallan las principales amenazas:

a. Actividad minera

Las operaciones mineras, tienen la característica de generar impactos ecológicos que van desde significativos hasta muy severos, y que afectan tanto a la estructura de suelos y vegetación, como a la calidad ambiental, en especial de los cuerpos de agua. Las mayores afectaciones por contaminación en el país provienen sin duda, de las actividades mineras, tanto por las operaciones de extracción (aguas ácidas de mina) y de procesamientos que emiten efluentes con alta carga de metales pesados, así como por lixiviados de pasivos ambientales (colas, relaves) acumulados a lo largo de décadas. Las operaciones a cielo abierto, aunque son mayormente localizadas son las más dañinas e impactantes, debido al efecto de devastación de los ecosistemas. En las actualidad, las operaciones a cielo abierto con mayor costo ambiental en el país son: San Cristóbal, Mutún y la explotación de oro en Suches-Apolobamba (Ribera, 2011).

A nivel de ecosistemas, generan impactos ambientales negativos y hasta peligrosos a largo plazo, directos e indirectos, tanto biótico como abiótico, inducidos por los factores sociales, económicos y culturales de familias, comunidades y grupos de interés (Taucer, 2008). En especial la informal que no se rige por las disposiciones de la legislación ambiental, contaminando los cuerpos de agua y el suelo con mercurio y afluentes mineros ricos en metales pesados como el cobre, hierro y zinc, sobrepasando en algunos casos la capacidad de descontaminación de algunas plantas acuáticas como las especies de Isoetes (Coello, 1994).

Los impactos ambientales negativos originados por la minería se traducen en el deterioro del paisaje como consecuencia de la habilitación de áreas para la explotación minera, siendo mucho más evidente, la destrucción de hábitat y fragmentación de ecosistemas (Ilustración fotográfica 5). Afectando de manera directa la estructura de los suelos y la vegetación, a través del vertido de desechos tóxicos y promontorios de tierra, en áreas no planificadas para su disposición final, o de manera directa a los cursos de arroyos y ríos ocasionando una alteración en estos, por no existir control para el cumplimiento de las normas ambientales, situación que conlleva a la pérdida y desaparición gradual de la vegetación nativa así como de la cobertura vegetal y de la fauna asociada.

Ilustracion fotográfica 5. Remosión de la cubierta vegetal y deterioro del paisaje

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