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G O B E R N A N Z A D E L A I N F O R M A C I Ó N
desde otras miradas
DIANA BALDERRAMA DURÁN
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Economista
S E P T I E M B R E , 2 0 2 2
Hace algunas décadas atrás los Estados, a través de sus Institutos de Estadística, poseían prácticamente un monopolio sobre la información estadística nacional. Naturalmente, no solo por la envergadura de semejante faena que no podía ser asumida por un ente privado, sino además por la importancia estratégica del resultado para los gobiernos de turno. A pesar de ello, muchas organizaciones se dieron a complementar esta tarea, realizando sus propios levantamientos de información y datos, pero al no estar reflejando “datos oficiales ” , tampoco gozaban de credibilidad. La percepción sobre los datos oficiales no ha cambiado sustancialmente, de hecho, éstos son los únicos reconocidos y acreditados internacionalmente. Sin embargo, lo que sí ha cambiado es la gobernanza de la información y la generación de datos, y aunque seguimos haciendo referencia a los datos oficiales como la expresión estadística más relevante y confiable a nivel nacional, la tecnología -como lo hace en muchos otros campos- ha abarato el costo de generar información de fuente primaria. Las innovaciones disruptivas han permitido que la producción de información de buena calidad, confiable y con rigor técnico y académico, se realice por parte de otros agentes económicos y políticos no gubernamentales. Con ella, la demanda por datos ha crecido exponencialmente, haciendo que todos los sectores reflejen una suerte de urgencia por la actualización de información casi en tiempo real. Esto no es más que una expresión del auge de la era de la información.
Ahora bien, este bombardeo de información que se va desatando entre oferentes y demandantes de datos estadísticos, también tiende a crear conflictos de corte social, político, económico y por qué no, redistributivo; por tanto, los datos, las cuentas, las estadísticas, tienen un efecto en la gobernabilidad de los pueblos. En este entendido, en tanto y en cuanto no exista la mediación de los “datos oficiales ” , los conflictos y antagonismos en el país se acrecentarán; después de todo, no existe demonio con mayor poder de persuasión que la incertidumbre.
En suma, el Censo Nacional de Población y Vivienda (CNPV) es el instrumento que tiene la finalidad de obtener y sistematizar datos indispensables para el desarrollo de políticas públicas, pero subyacentemente, también tiene la finalidad de lograr cohesión y una mejor convivencia entre los ciudadanos y sus instituciones, mediante la coordinación oportuna entre los diferentes niveles de gestión pública, la sociedad civil, la academia y el sector empresarial, entre otros. El CNVP es tan importante para conocer cómo se distribuyen las regalías, tanto como para conocer el impacto de las medidas hasta ahora implementadas e incluso para conocer los efectos de la pandemia en las diferentes esferas. Demás está señalar que el CNPV, a diferencia de otras formas de generar datos, se realiza bajo los estándares de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y Naciones Unidas, un dato no menos importante, porque son estas metodologías las que nos ponen en una situación de comparabilidad frente a otros países y es así que es posible relativizar nuestra posición en el mundo.
