Fue escrito a mano, en hojas de cuaderno, en pedazos de cartulina, en papel periódico. Fue hecho por estudiantes, monaguillos, carpinteros, campesinos, y hasta amas de casa. Nunca fue publicado, se mantiene guardado en una caja de cartón al cuidado de una religiosa. Y pese a estas circunstancias, acaba de ser nombrado patrimonio documental de la humanidad por la Unesco.