La Naturaleza Dominicana - Vol. 1

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LA NATURALEZA DOMINICANA

REGIÓN NORTE

FLORES DE MIEL EN LA COMARCA DE NIEBLA

S

La vimos en todo el viaje por el suelo, y por los

alir de Dajabón, como lo hicimos, era empezar el viaje de norte a sur por la frontera.

techos: ya que en muchos bohíos de la frontera sustituye a la cana en ese desempeño.

Tramo inicial —y para mí sorprendente— de

La ruta enrumbada al sur, más que por Monte

niebla a pesar del paisaje seco.

Grande pasa por su famoso dulce de naranja, que

De niebla era el corral de las ovejas de Samuel Carrasco, y aneblinada su genética criolla con ani-

allí endulzan con melao (aunque los diccionarios digan «melado»). Pero por mala suerte no había:

males de raza problemática, a la salida del pueblo.

estaba roto el trapiche, y con azúcar ya es otra cosa.

Lluvia y luz lejanas en el horizonte de lomas, y más niebla esfumando los árboles al pie de la

—Cuando vuelvan quizás haya, dijo la señora que lo vende.

montaña.

Eso era el dos de diciembre de 1979. Ha pasado

Comarca de la neblina dajaboniana; y así hasta después de las nueve de la mañana cada día, menos

más de un mes, y es posible que tengan mejor suerte los que se detengan ahora a procurarlo. De

en época de lluvia. —Eso que te parece cajuil es Curatella americana,

todos modos fíjense bien, no les vayan a meter

uno de los peralejos. La identificación me la dio Marcano, con esto

azúcar por «melao» (que en este caso sería el gato por liebre). Llegamos, pues, sin dulce, a Loma de Cabrera.

más: las hojas, ásperas por contener sílice, se han

Por ser domingo estaba en erupción el volcán

usado como papel de lija. Al frente lomas con una cresta de pinos en si-

de las quinielas: puestas sobre la calle, cada una con un cayao encima por pisapapeles.

lueta, y el sol subiendo detrás de la neblina.

Veníamos de «Nuestros campos de gloria repi-

Y de nuevo frondosos mangos, todos de la misma «marca» en esa zona: yanmaguí. Parece no

ten…» situados próximos a Dajabón; esto es, de algunos de aquellos que en el himno nacional re-

haber otro por los alrededores. En Santiago de la Cruz, lo mismo que en Cha-

piten «¡Libertad, libertad, libertad!»; pero que hoy son

cuey, la yerba haitiana —color entre fuego y cobre— que nos está invadiendo: madame michel;

«campos de pasto» y, como lo dijimos, no se sabe ya lo que repiten. Lo supimos en Loma de Cabrera, cuando menos

así en Haití y en la frontera, pero en los libros arro-

lo esperábamos: «nuestros campos de pasto repi-

cillo (Themeda quadrivalvis). Gramínea de viaje largo: desde la India originaria hasta meterse en las Antillas. Por lo cual eso de yerba «haitiana» hay

ten» que allí cada vaca tiene 200 tareas a su disposición y que los campesinos no beben leche. Las

que ponerlo entre comillas.

vacas no son de la CODAL, pero la leche sí.

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