Nueva Época tropo 16

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Revista del Centro de Creatividad Literaria

Distribución gratuita

año 4 (segunda época) abril de 2018

• Entrevista con Selma Guisande • Guillermo de Anda: pasión por la arqueología subacuática • Grupos urbanos juveniles en Cancún • Poemas de Gabriela Ramírez • Entrevista con Balam Rodrigo (Premio de Poesía Aguascalientes 2018) • Cinética se escribe con luz

Migración: identidad en movimiento w w w . c e n t r o d e c r e a t i v i d a d l i t e r a r i a . o r g






S u m a r i o

ENTREVISTA 4 El dibujo habitado de Selma Guisande Gena Bezanilla / Miguel Meza

Revista del Centro de Creatividad Literaria, A. C. Director Miguel Meza

10 Balam Rodrigo: escribir desde el sur David Anuar

Directora CCL Cristina Del Razo Consejo directivo José Luis Gaytán Saules (Director) Marcos Constandse Madrazo (Fundador) Carlos Constandse Madrazo (Fundador) Consejo editorial Javier España José Díaz Cervera Wildernain Villegas Carrillo Carlos Torres Marién Espinosa Antonio Leal Elvira Aguilar Angulo Rodolfo Novelo

30 Guillermo de Anda: pasión por la arqueología subacuática Ana K. Celis

Norma Quintana Lourdes Cabrera Martín Ramos Lorena Careaga Agustín Labrada David Anuar Ramón Suárez Caamal Jorge Cortés Ancona

TRASLUZ 9 Octavio Paz silba en silencio sobre una página en blanco… Balam Rodrigo

Diseño Mauricio Cejín

44 Viaje bipartita (y otros poemas) Gabriela Ramírez

Consejo artístico Gena Bezanilla Angélica Mercado Norma Ordieres Jesús Montalvo

DEVEZENCUENTO

Corresponsal en Playa del Carmen Ana María Moreno Pérez

12 Clave wifi Ilia Viveros

Corresponsal en Cozumel Karen Correa

13 Déjà vu Yeraldin Velasco

Corresponsal en Felipe Carrillo Puerto Ángel Sulub Corresponsal en Yucatán Svetlana Larrocha Administración Servicios Corporativos de Cancún, S. C.

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TROPO a la uña es una publicación trimestral del Centro de Creatividad Literaria, A. C. Oficinas: Av. Contoy 48, SM 17, Esq. Av. Nichupté, Cancún, Quintana Roo. Teléfonos: 01 (998) 887 4374 y 01 (998) 887 4364. No se responde por originales no solicitados. Las opiniones contenidas en los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de los autores. Se autoriza la reproducción total o parcial de los artículos incluidos en TROPO a la uña, siempre que se citen la fuente y el autor. Certificado de licitud y contenido: en trámite. Número de Reserva al título en Derechos de Autor: 04-2000-032217031500-102. Visítenos en nuestra página web: www.centrodecreatividadliteraria.org Consulte la revista digital en: issuu.com/centrodecreatividadliteraria Envío de colaboraciones: revistatropo@cclcancun.com tropoalauna@gmail.com


LATINTATENTA 14 Lucy, de Jamaica Kincaid: Identidad en movimiento David Anuar

42 Grab my pussy, de Mónica Soto Icaza Mariel Turrent

18 El teorema de Fermat: historia de pasiones Héctor Hernández

43 Arde Josefina, de Luisa Reyes Retana Ofelia Arruti

22 Cada mundo es un racimos de mundo Marien Espinosa

TERTULIAS

26 La cuestión humana: fisuras de un ritual necesario Vanesa González-Rizzo K.

PAPIROS 39 Cuando te hablen de amor, de Mónica Lavín Miguel Miranda 40

Rapsodia poliédrica de fúnebre narcisismo, de Aldo Revfaulknest José Antonio Íñiguez

P U N T O S

Selma Guisande. Dibujo 2 De la serie Polvo Rojo Exposición Dibujo habitado Video-instalación 2013

46 Expresiones urbanas juveniles en Cancún Mauricio Ocampo 50 Conociendo a Shakespeare Roberto Parra 53 Nunca me sentí mejor, de Juan Carlos Serrano 54 Ser o no ser creativo Macarena Huicochea 56 El poder ciudadano: votar en conciencia Marcos Constandse

D E

58 Cinética se escribe con luz Angélica Mercado 61 Congrega Casa Nawala a talentosas diseñadoras

PORTAFOLIO 62 Félix Barra

Art-TROPO-do 64 Carlos Varela

D I S T R I B U C I Ó N

CANCÚN: LIBRERÍAS: Porrúa • Dante • Educal • Iztaccíhuatl

HOSPITALES, CLÍNICAS, NOTARÍAS Y COMERCIOS: Galenia

Needful Things • Colibrí • Utopía City

Hospiten • Notaría 6 • Notaría 2 • Estética Yareri • C. Dental Evolución

CENTROS CULTURALES : Casa de la Cultura • Instituto de Cultura y

OTROS: Talleres y salas de lectura, ferias de libros, cruzadas poeticas y

Artes • Café Divertimento • Teatro Xbalanqué • La Pitahaya • El Pa-

encuentros de escritores y medios de difusión

bilo • Centro de Creatividad Fotográfica • Talulah • Galería de Plaza

PLAYA DEL CARMEN: Café Andrade • Jardín El Edén

Caracol • Biblioteca Barocio

Le Lotus Rouge Galería Escamilla • Galería de Arte 5ta. Avenida

RESTAURANTES: Pasteletería • 100% Natural • Tapioka Café

Biblioteca Jaime Torres Bodet

Bisquets Obregón • La Casa de los Abuelos • Marakamé • Mangiare

COZUMEL: Magenta Centro • Cultural • Restaurante del Museo de

UNIVERSIDADES: U. del Caribe • La Salle • U. del Sur • Anáhuac

la Isla * El Coffee Cozumel.

UNID • Universidad de Quintana Roo (Chetumal y campus Cancún).

CARRILLO PUERTO: Museo Maya Santa Cruz Xbáalam Naj • Casa de

EMPRESAS Y ORGANISMOS: Grupo Xcaret • CCE • Delphinus

la Cultura de FCP • Centro Cultural La Casa de los sueños • Tierra Café

AMMJE • Ayuntamiento

MÉRIDA: Centros culturales, librerías y cafeterías


FotografĂ­a: Alberto Aldana Lugar: Divertimento, Taller de Artes Visuales

Selma Guisande Entrevista con


La muestra Dibujo habitado, en la Casa de la Cultura

Trato de presentar la emoción misma Gena Bezanilla / Miguel Meza Residente en Cancún desde hace varios años, donde ha sido curadora de la II Bienal de Artes Visuales Cancún, 2015, y jurado de la III en 2017, Selma Guisande (Ciudad de México, 1972) ha llamado la atención de público y especialistas no solo por su consistente trayectoria a nivel nacional e internacional, sino también por sus propuestas posmodernas y provocativas en materia de instalaciones-videos e intervenciones, donde conjuga técnicas y materiales alternativos articulados por un concepto intimista, biográfico y orgánico muy singular. Ejemplo de ello fue su exposición reciente en el Museo de Arte Contemporáneo de Yucatán (MACAY, Mérida), donde se presentó con gran éxito con un trabajo que el público cancunense tendrá ocasión de apreciar en mayo próximo en la Casa de la Cultura.

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esarrollada a partir de la obra Polvo rojo —animación que muestra una serie de dibujos donde un punto de color rojo sale del rostro de una persona, inunda la pantalla y distorsiona el dibujo para después expandirse a una casa real y alterar su fachada que finalmente es destruida por un trascabo—, la muestra Dibujo habitado, que Selma Guisande presentará en mayo en la Casa de la Cultura de Cancún, viene antecedida de gran expectación. Quizá la expectativa radica en la confluencia de varios medios como esculturas, objetos intervenidos, video, relieves y dibujos elaborados con distintos materiales alternativos. Quizá sea la curiosidad de observar el video que muestra la demolición de una fachada (la de la casa de su madre) y cuyos fragmentos arquitectónicos recuperados e intervenidos se muestran como piezas de museo. Quizá sea comprobar la reacción de público que en un momento dado es invitado a pegarle a la piedra (con un cincel y un martillo), a fin de que también pueda sacar su enojo. Lo cierto es que la muestra Dibujo habitado busca, más que representar una emoción, presentarla en vivo, por así decirlo, “dibujar la emoción misma: presentarla, no representarla. En ese sentido es que el dibujo se habita”, dice la artista, quien agrega que si bien su exposición es intimista y orgánica, también es autobiográfica “pues siempre lo personal es político”, más con el antecedente personal “de un papá exiliado que viene de la dictadura uruguaya, y yo, que se encuentra con un país como México con un entorno difícil y con problemas económicos y sociales.” Conformada por varias series de obras, las principales, Polvo Rojo y Templanza, la exposición parte de una fotografía de la autora a los nueve o diez años. A partir de ella —dice—, inicia una serie de dibujos intervenidos, de-

formando el primer trazo del dibujo, copiado luego, hasta irlo deformando, intervenido nuevamente hasta hacer una animación, la del punto rojo que se va expandiendo y se pasa a la fachada de la casa de su madre, se expande también y después aparece un trascabo que la tira. “Es así como ocurre la catarsis de este enojo sublimado”. Cerca de esta instalación hay conchas de una de las fuentes, que también fue derruida y que pertenecían a la casa. “Pongo flores en esa concha y algunas personas ponen el polvo de la casa en ella, lo que hace la instalación de alguna manera circular. Después se llega a la templanza, el descanso después de esta gran catarsis.” Dibujo habitado también se conforma de otros dibujos, algunos orgánicos. Por ejemplo, el diario orgánico que realizó durante todo un año con el cabello que recuperaba al peinarse: “fui haciendo con él, día a día, un dibujo distinto con distintas intenciones, algunas muy inmediatas, otras más racionales; unas más emotivas, algunas más expresivas e incluso minimalistas. En la exposición solo voy a poner dos meses de este año. Es una

Dibujo orgánico (detalle).

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pieza muy bella porque de lejos la ves con mucho movimiento y cuando te acercas te das cuenta de que cada una es un mundo de cabellos que la conforman”. La artista —que fue miembro del Internacional Sculpture Center, y que cuenta con varios proyectos de escultura pública, dos en Puebla, y uno en la reserva ecológica La Mesita en San Pablo Etla, Oaxaca— agrega

que hay también otros dibujos hechos de papeles arrugados, donde asimismo trabaja con el enojo, que después interviene: “Dibujo las aristas, los vuelvo a extender y queda como mapas de enojos, mapas dibujados de una experiencia: el acto mismo de hacerlo”. De esta serie de dibujos sale el nombre de la exposición, porque no es un dibujo mimético, que copia, por ejemplo, un árbol o un paisaje o incluso dibuja cómo se siente la emoción: “Es más bien dibujar la emoción misma: es presentar, no representar. En ese sentido es que el dibujo se habita”. Otra de las piezas que conforman la exposición es un conjunto de conchas rotas que Guisande fue encontrando en el mar, “a las que también les dibujé el canto y que hablan un poco sobre el enojo, la furia, el tiempo de la naturaleza. Así, la muestra va de lo intimista —de este diario orgánico, un poco autobiográfico— hacia afuera, que es cuando se interviene la casa o con la obra de las conchas de mar.”

Cuidar las políticas culturales genera patrimonio artístico Licenciada en Artes Visuales por la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, y catedrática de Historia del Arte, Filosofía de la estética, dibujo, artes plásticas y escultura, Selma Guisande ha impartido diplomados, clases y seminarios en diversos museos, centros culturales, escuelas y universidades. Y actualmente lo hace también en nuestra ciudad. Es esta cercanía con los artistas de Cancún, la que le permite opinar con autoridad sobre el contexto cultural de la ciudad: “por un lado, reconozco los logros de los artistas y promotores profesionales que están aportando algo valioso para Cancún. Son aquellos artistas preocupados por crear sus propios espacios, como el Instituto de la Cultura y las Artes, creado por la propia comunidad, con la labor Templanza. De la serie de escombros intervenidos.

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Fotografía: Alberto Aldana Lugar: Divertimento, Taller de Artes Visuales

que ha estado haciendo Cecilia Hernández por mejorar las instalaciones, y el importante trabajo de Pablo García Robles desde la dirección del Instituto. O la acertada dirección de Marcela Torres en la Casa de la Cultura, que se ha estado asesorando con los especialistas de cada área y está implementando un proyecto de largo alcance. Por otro —afirma—, lo que afecta a la política cultural es la falta de continuidad, independiente de los partidos y las personas que entran a dirigir los espacios culturales. “Creo que hace falta crear un espacio cultural, legislado no solo con el plan de trabajo sino también con el presupuesto con que se llevará a cabo. Esto haría que ciertas actividades se mantengan, salga o entre quien sea. Les daría certidumbre tanto a los públicos como a los artistas en los espacios culturales que lo representan.” Y pone un ejemplo: el programa de las becas de jóvenes creadores o del Sistema Nacional de Creadores de Arte, que son continuos, con un tiempo establecido, una manera de llevarse a cabo, y cuyos resultados están creando patrimonio. “Cuidar las políticas culturales genera patrimonio artístico y esto es lo que hace falta”, declara contundente. “Como en el municipio los programas culturales se elaboran para dos o tres años, las autoridades creen que generar públicos es realizar muchas actividades. Me pregunto con qué se hacen tantas actividades si el presupuesto no es suficiente. Lo que pasa es que se hacen muchas, pero improvisadas.” Por otro lado, Guisande considera que hay que tener clara la finalidad de los distintos espacios culturales: la Casa de la Cultura —dice— es un espacio cuyo fin es ser inclusivo y dar voz a los distintos sectores de la sociedad. Y ha cumplido con ese objetivo. En cuanto al Instituto de Cultura y las Artes

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debiera ser un impulsor más para los proyectos de los artistas y preocupado para generar patrimonio para la sociedad. “En Cancún hay muchas ganas de hacer cosas. Hay gente muy comprometida, pero que quiere correr y no se detiene a crear los lineamientos sinceros con los recursos económicos y humanos que tenemos. Necesitamos el tiempo para preparar al personal que cuida una exposición, a la gente que la monta, que la quita, que da la información. Me refiero a aspectos relacionados con mi área, pero supongo que esto engloba a todas las actividades culturales. “En cuanto a cómo afecta a mi trayectoria, citaría la frase feminista de los sesentas: lo personal es político. Los obstáculos que encuentro, mis costumbres y mis consumos estéticos, necesariamente son políticos. Si no hay un cambio real, una directriz que tome en cuenta al artista y sus públicos, si de repente estás incluida a una expo a la que te invitaron cinco días antes y no hay una curaduría, y los públicos no saben que existen los espacios culturales, todo esto va creando una eco-estética, es decir, un entorno en que así se consume el arte. “Así, el artista se acostumbra a que todo se vale. Y todo se vale porque entonces no hay una meta alta a la que como artista quiera acceder. Por lo tanto, así puede llegar con un garabato o con una obra que hizo en un taller y presentarla. “Por eso, reitero: nos hace falta una escuela de arte de manera urgente. Porque las discusiones que se generan en este espacio, lo públicos que se generan en consecuencia, son de alguna manera los que va a enriquecer nuestro entorno. Y justamente es donde va a surgir este movimiento de no conformismo y de exigencia hacia las políticas culturales.“ Tropo Gena Bezanilla. Ciudad de México. Licenciada en Historia del Arte por la U. Iberoamericana. Ha colaborado en distintas instituciones museísticas. Del 2014 al 2016 fue directora ejecutiva en el Museo Subacuático de Arte, MUSA. Ha sido miembro de distintos comités y consejos, como el Consejo Directivo del Instituto para la Cultura y las Artes de Cancún y del Consejo Artístico de Tropo a la Uña, el Comité Organizador de la Bienal de Artes Visuales de Cancún, y dos comités distintos para el Patrimonio Cultural, uno de ellos con el IMPLAN con el que recientemente se elaboró el Primer Inventario de Patrimonio Cultural Tangible de la Ciudad de Cancún.


Octavio Paz silba silencio sobre una página en blanco mientras la música de nueve floripondios alumbra su jardín en Coyoacán.

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(Fragmento)

Balam Rodrigo …los floripondios y sus lámparas blancas. Octavio Paz Nombre científico: Datura candida / Brugmansia arborea. Nombres populares: Floripondio, florifundio, trompetilla trompeta del diablo, vuélveteloco, toloache, tecomaxóchitl.

I A orillas del río, suenan campanas blancas. Nadie escucha el sonido porque ya nadie sueña, y cegado por sí mismo, no lo recuerda. Dime: ¿cómo era tu espalda ayer? Nadie escucha el blanco sonido de campanas porque ya nadie escucha el silencio. Nadie, solamente Dios. Y el silencio —sonido y voz de Dios— huele profundamente a noche, a mujer recién amada. A floripondio. Vuélvete loco, corazón, si hueles las campanas de Dios, si escuchas un rumor de trompetas que sube desde las aguas del río. Corazón, por eso corres transparente y loco: a ti te dieron toloache cuando eras niño. II Los floripondios son trompetas de nieve, cornos de leche que silban música lunar, color de hueso, para levantar a los vivos de su letargo de pájaros muertos, del mortal aburrimiento. Los floripondios son los blancos gramófonos de Dios que vuelan en parvada por los sueños y graznan dulcemente una música sólo escuchada por ángeles que fuman yerbas de luz en los jardines olvidados, y por aquellas infantas locas que toman un largo trago de charanda bajo la luna al amanecer.

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Balam Rodrigo, Colibrije, Ciudad de México: FOEM, pp. 122.

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Balam Rodrigo

Escribir desde el sur David Anuar En medio del trajín nocturno de platos y meseros, terminamos de cenar un caldo de pavo y unos panuchos en el área de restaurantes del Parque de Santiago. Compartimos el pan y la palabra como dos amigos que tienen tiempo de no verse. Como una fotografía que sólo existe en mi memoria, recuerdo esta misma escena un año atrás. Balam Rodrigo visita Mérida en el marco de la FILEY 2018, donde impartió durante tres días un taller de poesía y presentó dos de sus libros últimos: Colibrije, obra merecedora del premio José Emilio Pacheco 2016, y Marabunta, Premio Nacional de Poesía Amado Nervo 2017. Balam, poeta chiapaneco nacido en Villa de Comaltitlán, es autor de una veintena de libros de poesía, y su más reciente galardón es el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2018 por su obra Libro centroamericano de los muertos.

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uelvo a Santiago. Son alrededor de las 11 de la noche, y el parque y su trajín comienzan a menguar. Desde hace rato que Balam y yo navegamos por el río de la conversación. Hago un paréntesis. Le pregunto si podemos comenzar la entrevista. Me ve con su mirada enrojecida, sonríe y me dice que sí. Saco la grabadora, hago una prueba e iniciamos. David Anuar: Recientemente, Armando Salgado te hizo una excelente entrevista que fue publicada el 12 de marzo en el número 330 de La Gualdra. Trataré, en lo posible, de explorar otros meandros. Bueno, Balam, como poetas conocemos la importancia del nombrar; en este sentido, tu nombre no es “común”, ¿qué me puedes decir al respecto, hay alguna historia detrás de él? Balam Rodrigo: Hay una historia muy particular. Mi nombre tiene que ver, además de que tuve una bisabuela

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maya, con el hecho de que mi padre y mi madre fueron lectores, de pocos libros —me aclara—, y entre esos el Popol Vuh. Mi padre decidió ponerme Balam por el primer hombre de maíz, Balam Quitzé. De hecho, ese iba a ser mi nombre. Lo curioso está en que mi madre dijo: “momento, por qué se va a llamar Balam Quitzé, si yo también quiero colaborar con uno de los nombres de este chamaco.” Entonces, mi madre, ella me dijo así, que desde niña, en tercero o cuarto de primaria, leyó el Poema del Mío Cid, y se enamoró del Cid campeador, Rodrigo Díaz de Vivar. Ella entonces se prometió que cuando tuviese a su primer hijo varón le iba a poner Rodrigo. Esa es la historia, no puedo decir que estuviese marcado o signado para la escritura, pero sí al menos acuerpado por un nombre literario. DA: Recuerdo que Jaime Sabines decía que antes de ser poetas había que aprender a ser humanos. En este sentido, ¿cuáles son los otros oficios que han forjado ese lado humano de Balam Rodrigo? BR: El primero, y que ejercía con mi padre, fue el de vendedor ambulante, comerciante callejero, de ambos lados de


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Los poetas Balam Rodrigo (al micrófono) y David Anuar durante su participación en la FILEY 2018, que se realizó del 10 al 18 de marzo en Mérida.

la frontera. También trabajé haciendo censo en el llamado Tortibono de la CONASUPO. Fui escribano de un militar en San Cristóbal, gracias a un tío que tenía muy mala ortografía y me pidió que lo sustituyera. Con mi familia tuvimos una fonda, ahí fui mesero y tortero. En la calle, junto a mis hermanos, vendíamos pollo, fruta, coco, galletas en paquetitos. En la Ciudad de México seguí vendiendo en la calle; fui pintor de brocha gorda, velador, lavaplatos, cocinero de mariscos; y, aprovechando los viajes a Chiapas, comerciaba ropa de segunda, americana. También vendí queso, café, artesanías, lupas y libros en la Facultad de Ciencias. Fui colector científico y trabajé en un programa de televisión como asesor. También di clases en la UNAM, y en preparatorias y secundarias. Fui jugador profesional de futbol en Chiapas y en Pumas. Ah, y también fui predicador. Ahora he estado metido en otros oficios como revisor técnico de libros, editor, cuidador de colecciones de poesía, tallerista. Y seguro se me escapan algunos cuantos, pero mira que no tendría empacho en ejercerlos de nuevo, ahora hasta vendo mis libros de poesía, a veces, cuando se dejan. DA: Ahora hablabas un poco sobre la frontera y tus experiencias como comerciante desde niño. Sabemos que la poesía es un fenómeno universal, pero al mismo tiempo localizado geográfica y temporalmente. Al leer tu obra, me ha parecido percibir un posicionamiento, un lugar de escritura muy propio, ¿desde dónde escribe Balam Rodrigo? BR: Cuando yo comencé a escribir poesía se debió a una necesidad de saber cuál era mi lugar en el mundo en términos identitarios. Me di cuenta de que los chiapanecos pertenecíamos a otra latitud dentro de ese cliché que es la mexicanidad. Me di cuenta de que no era mexicano como los otros del centro o el norte del país. Gracias a mi padre, que fue un gran centroamericano porque fue un gran chiapaneco, adquirí consciencia de eso, porque él nos platicaba cómo fue discriminado por ser del sur cuando era niño en la Ciudad de México. Entonces, traté de encontrar una manera de reivindicar mi centroamericaneidad, mi sureñidad y mi ser como chiapaneco. Eso lo hallé en la escritura. Particularmente en la

poesía, porque ahí encontré la libertad de escribir muy cercano a la forma de hablar del Soconusco, y de transformar esa forma de ser y de vivir en un estado de conciencia poético, escritural y proyectarlo en la página. Todo ese bagaje que yo adquirí en la niñez, esas experiencias fronterizas, esos límites creados, me han permitido ahora posicionar, como decís, una geopoética en términos de lenguaje. Cada vez más, en mi escritura, al menos en la trilogía de libros que estoy acabando de escribir [Marabunta, Libro centroamericano de los muertos y un libro de ensayo que está en proceso de escritura], también hay un posicionamiento ético. Si primero yo estaba tan metido en reflejar ese estado del lenguaje, después quise mostrar ese estado de inconformidad y manifestar mi queja, mi pesadumbre, mi decepción ante la infamia, ante la injusticia social, pero que primero fuese poesía, literatura. Y bueno, ahí están esos libros de carácter testimonial y documental que creo yo tan necesarios. DA: Sin lectores no hay literatura. Digo, uno mismo puede ser su lector. Sin embargo, para cerrar la charla, quisiera que nos contaras la experiencia o anécdota más entrañable con uno de tus lectores. BR: Hay varias, pero la que quiero contar es la del poeta José Luis Amparo, que es nayarita y escribe una poesía lírica muy poderosa. Él dejó mucho tiempo de escribir. Cuando lo conocí me platicó lo que ahora voy a relatar. Él es médico, se casó, y a su esposa no le gustaba mucho la poesía ni los poetas. Un poco lo obligó a dejar ese mundo. Después de que sus hijos se fueron a la universidad y terminó de criarlos, se divorció, y se fue a poner un dispensario médico a Sonora, por ciudad Obregón en un lugar llamado Cócorit. Ahí conoció a una muchacha joven, se enamoró de ella, y ese cambio hizo que volviera a escribir. Pero él me dijo: “mira algo que me ayudó a decidirme a escribir y a volver a participar en concursos, es que me encontré en internet un libro tuyo que se llama Silencia”. Él no sabía cómo imprimirlo o no quería, entonces escribió todo el libro a mano en una libreta, lo recreó. Saber que alguien recreó a mano un libro mío fue muy conmovedor. Uno nunca se imagina lo que sucede con un libro… Tropo

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Clave wifi Ilia Viveros

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uando la hoja de cerámica del cuchillo rojo empezó a hundirse en su cuello, a ella ya no le pareció buena idea haberlo comprado porque hacía juego con la tabla de picar. —¡La mato! Gritó el intruso, a mitad de la sala de estar. En la esquina, junto a la televisión, la pequeña de seis años abrazaba sus piernas, mientras sollozaba en busca de consuelo. En el patio del edificio, un escuadrón especializado en rescate de rehenes se organizaba en techos y detrás de los coches. —¿Qué es lo primero que hacemos de acuerdo al manual? —preguntó el capitán, como aleccionando al equipo. —Verificamos que los francotiradores tengan blancos limpios, señor —contestó Godínez. —¡Muy bien! —respondió el capitán, quien preguntó por radio: —Águila uno, reporta. / —Aquí Águila uno, sin visión del blanco, señor. / —Águila dos. / —Aquí Águila dos, negativo. / —Águila tres. —Aquí Águila tres, negativo. Águila uno cubría la ventana de la recámara. Desde allí, tenía visión, pero no objetivo. Águila dos cubría la cocina. Águila tres la ventana de la estancia. Su visión estaba impedida por una cortina vieja. Un tiro limpio no era posible. Así que los francotiradores estaban atentos a cualquier oportunidad. —¡La mato! La madre tragó saliva, sintiendo que la hoja se hundía cada vez más en su garganta. El negociador preguntó: —¿Sabemos cómo se llama el perpetrador? —Lenin Vladimir Hernández —contestó Godínez. —¡No me jodas! ¿En serio? —Sí, señor. —Ok, pensó—. —¡Lenin Vladimir! ¿Me escuchas? —gritó frente a la puerta del departamento. —Soy Yucundo, y me llaman Keno. Estoy aquí para que todos podamos volver a casa, a salvo. —¡La mato! —¡Por favor, ayúdenme! —gritó la mujer desesperada. —Vamos a calmarnos, Lenin. ¿Dime que puedo hacer por ti? —¡El wifi! ¡Quiero la maldita clave del wifi! —Ok, Lenin, cálmate. En un momento la consigo, pero

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Ilustración: María José Salinas (artista del colectivo murciano “Contracorriente”). Muy frágil. 2016. De la exposición “Gritos en el silencio” que aborda la violencia de género.

antes muéstrame tu buena voluntad y deja salir a la niña. —¡La clave o la mato! El negociador pidió la clave por el auricular y, en una servilleta, apuntó, en mayúsculas: I, R, H. Hasta que llegó a la B: —¿B de burro o de vaca? —¡De burro! —X, 8, V, ¿de burro de vaca? —¡De vaca! —9, 9, K El sol del verano era el más caluroso: 30 grados a la sombra. El sudor le escurría por la sien al tipo del cuchillo. —¡Que puto calor, carajo; tú, enciende el ventilador! ¡Si, tú, babosa, sirve de algo y prende el puto ventilador! —Lenin gritó a la niña. Aeropajita, con sus 10 años, caminó hacia el ventilador, gris, redondo marca Ciclón de 5 velocidades y giratorio. Recordó que su mamá se lo había ganado en una rifa, que se organizó en el edificio. Al tiempo, en el pasillo, Keno se preparó para dictar la clave, no sin antes confirmar porque no quería errores, pues era un caso de vida o muerte. En el departamento, Aeropajita encendió el ventilador a velocidad uno. El aire comenzó a sentirse en la habitación, y la cortina de la ventana, detrás de Lenin, se elevó como si fuera la tímida falda de una niña. —¡Más fuerte, inútil! La niña pegó un brinco, y de golpe llevó el marcador a máxima velocidad. La cortina se elevó como un cometa envuelto por una ráfaga de viento. —Aquí Águila tres, tengo un tiro limpio. —¡Dispare! —ordenaron. Lenin Vladimir Hernández cayó al piso con el cuchillo rojo en la mano, en tanto la mujer se desplomaba sobre las rodillas. Apenas podía creer que estuvieran vivas. Tropo Ilia Antonia Contreras Viveros. Puebla 1963. Tiene licenciatura en administración de empresas, y título de maestra normalista. Lectora y admiradora del género policiaco.


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Déjà vu Yeraldin Velasco

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átima se detuvo a escasos pasos antes de la fuente, que tenía forma de ángel orinando. Encendió un cigarrillo. Del otro lado, Jonathan, alto, tez blanca y ojos color miel, la observaba. Se acercó. ¿Me das fuego? Ella asintió, y le pasó el encendedor. Eres más linda en persona que en tu perfil de Facebook, dijo. Fátima se mordió los labios con fingida timidez, mientras con la mirada lo recorría de pies a cabeza. ¿Tomamos algo?, propuso él. Ella recordó que, en el perfil de Facebook, él se miraba más viejo. Claro, dijo coqueta. Se dirigieron al bar 500 noches. Al entrar, un mesero se acercó a Jonathan. ¿Lo de siempre?, le preguntó guiñándole el ojo. ¡Por favor!, respondió. El mesero trajo un par de mojitos. Jonathan bebió un trago, y ella lo imitó. Él, por lo bajo de la mesa, le acarició las piernas. Ella, de los nervios, tuvo ganas orinar. Voy al baño, dijo y se levantó. Jonathan la vio alejarse, mientras sonreía malicioso. Cuando entró al bañó, Fátima trastabilló y cayó al piso. Todo estaba oscuro, cuando abrió los ojos. Tenía las manos atadas, y estaba colgada de los pies. Un olor a aserrín y a metal le golpeó la nariz. Forcejeó. No pudo gritar, porque tenía la boca sellada con cinta. Comenzó a llorar, cuando escuchó pasos afuera del cuarto. La puerta se abrió, y las luces se encendieron. Mira lo que consiguió mi hijo, dijo un tipo delgado. La bajaron. El otro, un obeso y calvo, le acarició los pechos y las nalgas, mientras se lamía los labios. ¿Cuánto?, preguntó con la respiración agitada. Diez mil. No los vale. Te doy siete, dijo. No jodas, cabrón. Ni tú, ni yo. Que sean ocho. Se estrecharon la mano, sonrientes. Después salieron del cuarto. Fátima luchó para zafarse. Al fin desató sus pies y se levantó, pero aún tenía las manos atadas. Vio que a su alrededor había un disco para cortar madera, con el que cortó las sogas. Después quitó la cinta de su boca. Recogió una astilla del tamaño de un lapicero, y lo metió en la bolsa del pantalón. Comenzó a gritar. Jonathan entró. ¡Con que te liberaste! Déjame ir, por favor. No me hagas daño. Suplica lo que quieras, pero jamás te irás de aquí. Jonathan se le fue encima, y la dejó inconsciente a golpes. Cuando despertó, notó que estaba en un

Ilustración: Fernando del Prado. De la muestra de arte colectiva en la UNGS en Polvorines, Argentina (2106), para concientizar sobre la lucha contra la violencia de género.

lugar diferente. Las paredes tenían salpicaduras de sangre. Estaba atada a una silla. La puerta se abrió, y el obeso, que traía un delantal de hule negro, entró a la habitación. En una esquina, vio una cámara empotrada a un tripié. El obeso la encendió. Por fin estamos solos, dijo con una sonrisa diabólica. Ella gritó, y él le sorrajó una bofetada. Del delantal sacó cuchillos, pinzas y tijeras. Sujetó uno de sus dedos, lo puso en medio de unas tijeras para cortar tallos, y las cerró. Un grito agudo retumbó en las paredes, mientras el gordo se reía. Después lamió la sangre que escurría de la mano de Fátima, mientras la liberaba de sus ataduras. Lo único que queda de ustedes, es ese video, señaló hacia la cámara. Después las vamos tirando por pedazos. Fátima gritó más fuerte, y luego recordó la astilla. Presionó la mano mutilada contra su abdomen, y con la otra mano la sacó del pantalón. El obeso, inmerso en sus habladurías, no se dio cuenta. Cuando él se acercó con un cuchillo, ella le clavó la astilla en el ojo derecho. Él soltó el cuchillo, dio pasos hacia atrás y se sacó la astilla. La sangre se dejó venir sin parar. Ella corrió al patio. Las luces de la ciudad resplandecían en la distancia, y hacia allá comenzó a correr. Abrió los ojos, y algunos clientes y meseros la auxiliaban. La ayudaron a ponerse en pie. Tocó su mano, como asegurándose de que sus dedos estuvieran completos. Jonathan se acercó. Ella sintió pánico. ¿Estás bien?, preguntó él. ¡Aléjate de mí!, gritó histérica. Y echó a correr. Tomó el taxi que esperaba afuera del bar. El taxista tenía encendida la radio. Se han encontrado cuerpos mutilados de mujeres, se escuchó. Le temblaban las manos, y su corazón latía con fuerza. Cuando quiso poner seguro a las puertas, lo notó. El taxista era el obeso de la pesadilla. Tropo Yeraldin Velasco. Comitán de Domínguez (1992). Estudió agronomía. Le gusta el rock.

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Ilustración: Jacob Lawrence (1917-2000). De la Serie de Migración. 1941.

Lucy, de Jamaica Kincaid

Identidad en movimiento Davir Anuar El presente texto forma parte de un trabajo de investigación más amplio, en el cual nuestro colaborador David Anuar aborda otros dos autores, uno de ellos (el de Lasana Sekou) ya publicado en el número anterior y el tercero (de próxima entrega para esta revista) sobre un libro de viajes de Henry Morton Stanley titulado Autobiografía. Bula Matari. El punto de unión entre los ensayos es el viaje, el problema del colonialismo-neocolonialismo y su vinculación con las fracturas de identidad.

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Jamaica Kincaid lee su cuento Girl durante el Chicago Festival Humanities en 2014.

¿Cuántas veces al pie de la frontera se hizo tu piel el doble que te habita?

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esde la emergencia de los estudios subalternos y los estudios poscoloniales en la década de los 801, ambas corrientes han propuesto dar un giro en la mirada académica, tanto de las ciencias sociales como de las humanidades. Chakrabarty menciona que “el propósito declarado de Estudios Subalternos era producir análisis históricos donde los grupos subalternos fueran vistos como los sujetos de la historia” ([s/a]: 8). En esta perspectiva, lo importante ya no eran los grandes acaecimientos de las élites y de los grupos en el poder, sino las historias cotidianas, vistas a ras de suelo y devolviéndole la agencia a los grupos e individuos invisibilizados por la Historia (sí, con mayúsculas), como las minorías religiosas, los grupos étnicos, los migrantes o los campesinos. Dentro de los estudios poscoloniales, la cuestión viaje-identidad, y su representación en la literatura, ha recibido una especial atención, pues todo viaje implica, al menos, dos culturas que entran en contacto2. Dicho acontecimiento pone en movimiento reformulaciones identitarias de ambas partes ante el encuentro con el Otro. La novela Lucy (1990), de Jamaica Kincaid, es un ejemplo literario de la migración como viaje y del proceso de encuentro y transformación identitaria. La protagonista de

Agustín Labrada, La vasta lejanía la historia es una adolescente originaria de la isla caribeña de Antigua, colonia inglesa hasta 1967, quien decide migrar a Estados Unidos para trabajar como niñera y estudiar, buscando así una oportunidad de superación personal. Lucy irá vislumbrando poco a poco la relación de poder y dependencia que se trama entre ella, la familia que la recibe y el nuevo contexto que la habita. Esta relación del microcosmos social que se teje en la novela puede leerse como una metáfora de la dependencia neocolonial, pues a pesar de que el país del que proviene Lucy ha pasado por un proceso decolonial, las relaciones de poder que se tejen a su llegada a Estados Unidos reafirman su lugar de sujeto dominado. La protagonista Lucy, como sujeto que viaja, se ve enredada en un in-between, es decir, en un lugar coyuntural que no es un aquí ni un allá, un punto intermedio, ni origen ni destino, sitio que se encuentra como entre dos aguas, pues “la figura del migrante, nómada en esencia, principia en el viaje, o con una pérdida inicial, una trayectoria esencialmente irreversible, y sin lugar alguno para retornar” (Philips, 1999: 65)3. Mi propuesta de lectura para la novela Lucy, es verla como un gran in-between que narra el proceso de transformación identitario de una migrante caribeña a Estados Unidos. En la novela, escrita en primera persona, es recurrente, al menos en la primera mitad de la obra, un sentimiento de desorientación en Lucy. Esa sensación de

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no saber a dónde pertenece, un no sentirse parte del pasado ni del presente, y tampoco del lugar de origen ni del lugar de destino y que concluye, las más de las veces en una problematización identitaria. Cuestionamiento que se tironea en los altibajos del aquí-presente y el allá-pasado, lugares todos en lo que la protagonista no encaja, o, como dice Lucy, “no es la cosa más maravillosa del mundo estar lejos de todo lo que has conocido —estar tan lejos que ya ni siquiera te conoces a ti misma y no estás segura de querer regresar alguna vez a todas las cosas de las cuales eres parte” (Kincaid, 1990: 66)4. A la par, la protagonista reflexiona sobre la compleja relación entre su presente y el pasado, transitando del rechazo a la nostalgia: “casi todo lo que hacía ahora era algo que nunca había hecho antes, entonces lo nuevo ya no era emocionante para mí, a no ser que me recordara el pasado” (Kincaid, 1990: 32)5. El sentimiento de no pertenencia y desarraigo que Lucy experimenta a su llegada a Estados Unidos es refrendado por la actitud que la protagonista detecta o intuye en la familia: “Fue en la cena, una noche no mucho después de que comencé a vivir con ellos, que comenzaron a llamarme Visitante. Dijeron que yo no parecía ser parte de las cosas, como si yo no viviera en la casa con ellos, como si ellos no fueran una familia para mí, como si yo sólo estuviera de paso, diciendo un largo ¡Hola!, y pronto estuviera diciendo un rápido “¡Adiós! ¡Hasta luego! ¡Fue todo muy lindo!” (Kincaid, 1990: 13)6. Al inicio de la novela también se pone de relieve el contacto, o más bien el choque cultural, que Lucy experimenta al rechazar de forma sistemática su nuevo entorno: “Todo estaba mal. El sol brillaba pero el aire estaba frío” (Kincaid, 1990: 5)7; otro ejemplo es el siguiente: “No sabía lo que eran estas flores, por lo que era un misterio para mí saber por qué quería matarlas” (Kincaid, 1990: 29)8. Pero también Lucy es rechazada por la madre de la familia que la recibe por no compartir las mismas prácticas culturales: “Mariah no creía en mi forma de hacer las cosas. Ella pensó que con los niños la sinceridad y la franqueza, la verdad tan clara como fuera posible, era la mejor manera. Ella pensó que los cuentos de hadas eran una mala idea” (Kincaid, 1990: 45)9. Esta situación poco a poco se irá matizando, y Lucy se verá envuelta en un proceso de transformación. Conforme la trama se desarrolla, la protagonista va tomando conciencia del otro y de sí misma, así como de la situación en la que vive y la lógica que permea detrás de ésta. Sin duda, Lucy cuestiona a través de monólogos interiores la lógica de la estructura hegemónica y de sus

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absurdas prácticas capitalistas que, no obstante, son vistas como metas aspiracionales: “Qué lujoso, pensé, tener una habitación vacía en tu casa, una habitación que realmente nadie necesitaba. Y no es eso lo que todos en el mundo deberían tener, más de lo necesario...” (Kincaid, 1990: 87)10. Un punto importante en el proceso de cambio de la protagonista viene dado por su socialización con otros grupos marginales de su entorno, pues “para el viajero caribeño, el momento crucial de la comprensión de su identidad se da en el espacio del ‘otro’, en un tiempo que como señala Bhabha es ‘el tiempo de reunión’…” (Baeza Bastarrachea, 2006: 109-110). Lo anterior se revela nítidamente durante la pequeña reunión de artistas marginales a la cual es invitada por su amiga Peggy, y donde conoce a Paul, quien será su amante: “era una fiesta de diez personas, incluidas Peggy y yo […] Eran artistas. Yo había oído hablar de personas así […] Sí, había escuchado hablar sobre personas así: morían locos, pobres, a nadie le agradaban mucho […] Y pensé, yo no soy una artista, pero siempre me gustará estar con la gente que se mantiene aparte” (Kincaid, 1990: 97-98)11. Al entrar Lucy en esta zona de contacto su identidad se ve afectada, ya que “el exilio [y pienso que el viaje en general] trae como consecuencia un choque cultural con el entorno, y problemas en cuanto a la definición de la identidad” (Baeza Bastarrachea, 2006: 16). En la novela se presenta al migrante caribeño con una identidad abierta, una identidad que está en constante proceso de cocción y negociación; una identidad que se reconstruye una y otra vez al deconstruir los discursos hegemónicos del Otro. Stuart Hall dice que “la identidad no es solo una historia, una narración que nos contamos sobre nosotros mismos, son historias que cambian con las circunstancias históricas. Y la identidad cambia con la forma en que pensamos, escuchamos y experimentamos esas circunstancias históricas” (1993: 8)12. Stuart Hall capta que la identidad de los sujetos entra en constante diálogo con cada contexto histórico con el que interactúa, por ello, al experimentar Lucy un nuevo contexto a raíz de su migración, su identidad se ve afectada. Nara Araújo también aduce “la certidumbre de que la identidad Caribe no es una esencia icónica sino un flujo y reflujo, un rizoma, una relación” (2007). Pero quizá lo que sea más ilustrativo de todo esto sean las palabras casi al final de la novela que Lucy dice sobre sí misma y su situación. En ellas destacan la conciencia de la fluidez y la negociación de discursos identitarios del presente migrante y del propio pasado isleño para ir configurando su nuevo rostro:


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NOTAS

Comprendí que estaba inventándome, y que estaba haciendo esto más al estilo del pintor que del científico. No podía contar con precisión o cálculo; sólo podía contar con mi intuición. No tenía nada en mente, pero cuando la imagen estuviera completa lo sabría. No tenía una posición. No tenía dinero. Tenía memoria, tenía enojo, tenía desesperación.13 BIBLIOGRAFÍA Araújo, Nara (2007), “Comming, comming home. George Lamming y la piel como castillo” en Anales del Caribe, La Habana: Casa de las Américas, pp. 91-93. Baeza Bastarrachea, Gabriela (2006), Viaje y exilio en la literatura caribeña: la construcción del sujeto en el Caribe. Tesis de licenciatura, Mérida: UADY. Chakrabarty, Dipesh. [s/a] “Una pequeña historia de los Estudios Subalternos” en Anales de desclasificación. Documentos complementarios. Versión digital: http://www.economia.unam.mx/historiacultural/india_subalternos.pdf Kincaid, Jamaica (1990), Lucy, New York: Plume. Hall, Stuart. 1993. Negotiating Caribbean Identities Versión digital: https:// es.scribd.com/document/268287429/Hall-Negotiating-Caribbean-Identities Pratt, Mary Louis (2010), Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturación, Ciudad de México: FCE.

1 Para una historia de la relación entre los estudios subalternos y los estudios poscoloniales, remito al trabajo de Dipesh Chakrabarty, “Una pequeña historia de los Estudios Subalternos” en Anales de desclasificación. 2 Mary Louise Pratt acuñó el término “zona de contacto” para este tipo de encuentro-relación, enfocado sobre todo a las relaciones coloniales: “Espacios sociales donde culturas dispares se encuentran, chocan y se enfrentan, a menudo dentro de relaciones altamente asimétricas de dominación y subordinación, tales como el colonialismo, la esclavitud, o sus consecuencias como se viven en el mundo de hoy [por ejemplo, el turismo]” (2010, 31). 3 Traducción mía del original: “the figure of the migrant, nomadic in essence, begins in travel, or with a loss beginning, an essentially irreversible trajectory, and has nowhere to return” 4 Todas las citas de la novela son traducciones libres mías; sin embargo, pongo como notas los fragmentos originales: “isn’t it the most blissful thing in the world to be away from everything you have ever known –to be so far away that you don´t even know yourself anymore and you’re not sure you ever want to come back to all the things you’re part of”. 5 “Almost everything I did now was something I had never done before, and so the new was no longer thrilling to me unless it reminded me to the past”. 6 “It was at dinner one night not long after I began to live with them that they began to call me the Visitor. They said I seemed not to be a part of things, as if I didn’t live in their house with them, as if they weren’t like a family to me, as if I was just passing through, just saying one long Hallo!, and soon would be saying a quick Goodbye! So long! It was very nice!” 7 “It was all wrong. The sun was shining but the air was cold…” “I did not know what these flowers were, and so it was a mystery to me why I wanted to kill them”. 8 “Mariah did not believe in this way of doing things. She thought that with children sincerity and straightforwardness, the truth as unvarnished as possible, was the best way. She thought fairy tales were a bad idea”. 9 “How luxurious, I thought, to have an empty room in your house, a room that nobody really needed. And isn’t that what everyone in the world should have –more than was needed…” 10 “It was a party of ten people, including Peggy and myself. […] They were artists. I had heard of people in this position. […] Yes, I has heard of these people: they died insane, they died paupers, no one much liked them […]. And I thought, I am not an artist, but I shall always like to be with the people who stand apart”. 11 “It was a party of ten people, including Peggy and myself. […] They were artists. I had heard of people in this position. […] Yes, I has heard of these people: they died insane, they died paupers, no one much liked them […]. And I thought, I am not an artist, but I shall always like to be with the people who stand apart”. 12 Traducción libre mía del original: “identity is not only a story, a narrative which we tell ourselves about ourselves, it is stories which change with historical circumstances. And identity shifts with the way in which we think and hear them and experience them” 13 “I understood that I was inventing myself, and that I was doing this more in the way of a painter than in the way of a scientist. I could not count on precision or calculation; I could only count on intuition. I did not have anything exactly in mind, but when the picture was complete I would know. I did not have position. I did not have money at my disposal. I had memory, I had anger, I had despair”.

David Anuar (Cancún, Q. Roo, 1989) Licenciado en Literatura Latinoamericana (UADY). Estudiante de la Maestría en Historia (CIESAS-Peninsular). Becario del PECDA (2012, 2015). Ganador del Concurso de Cuento Corto Juan de la Cabada (2011). Autor de las plaquettes de poesía Erogramas (2011) y Estrellas errantes (2016) y de los libros Cuatro Ensayos sobre Poesía Hispanoamericana (2014) y Bitácora del tiempo que transcurre (2015).

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ú l t i m o

t e o r e m a

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F e r m a t

Una historia de amor, pasión y suicidios Héctor Hernández “El último teorema de Fermat va acompañado de esta increíble historia romántica. Mucha gente ha discurrido sobre él y, cuanto más han buscado y errado los grandes matemáticos la solución del problema, más desafiante y misterioso se ha vuelto.” Andrew Wiles

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ace varias décadas un médico alemán llamado Paul Wolfskehl se obsesionó con una mujer que lo rechazó, y como resultado Paul decidió suicidarse. Sin embargo, en armonía con la personalidad escrupulosa de Wolfskehl, este suicidio fue programado para cierto día y hora específicos. Antes de la fecha programada, aquel hombre arregló sus asuntos pendientes y elaboró su testamento, por lo que el último día le quedaron varias horas libres antes de la hora del suicidio, así que decidió ir a la biblioteca a leer un poco mientras esperaba la hora planeada. Se encontró con un artículo acerca de una controversia entre matemáticos: Augustin Cauchy, un matemático francés, creía tener una prueba de un teorema famoso que nadie había podido probar, mientras que Ernest Kummer, un conocido matemático alemán, presentaba un cálculo que pretendía mostrar que tal prueba contenía un error. Paul se puso a revisar línea por línea el cálculo para ver si

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Pierre de Fermat (1601-1665).

realmente había un error. Al final, Paul logró convencerse de que aunque Kummer estaba en lo correcto al pensar que la prueba era errónea, sus cálculos también tenían una laguna que Paul finalmente pudo corregir, pero se entretuvo tanto que se le pasó la hora del suicidio. Paul estaba tan entusiasmado de haber descubierto y corregido un error en el cálculo de Kummer que recuperó las ganas de vivir y decidió dejar una recompensa (de cien mil francos alemanes) para aquel que pudiera encontrar una prueba genuina de aquel famoso teorema llamado: el último teorema de Fermat. En su libro El enigma de Fermat, el autor, Simon Singh, relata la historia que resumo a continuación y que muestra lo apasionante que puede ser el trabajo de un matemático.

ORIGEN DEL PROBLEMA Pierre de Fermat fue un funcionario francés nacido en 1601, hijo de un hombre rico que vendía pieles. Le gustaba mucho resolver problemas matemáticos y también mo-


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Andrew John Wiles (1953). Matemático británico que expuso en 1993 la demostración del último teorema de Fermat.

lestar a otros, retándolos a encontrar la prueba de lo que él iba descubriendo. Normalmente Fermat no compartía sus soluciones, solo les presentaba el problema a otros usualmente por carta y los fastidiaba callando la solución hasta que ellos la encontraran por sí mismos si tenían el suficiente ingenio. De esa forma se divertía y no gastaba tiempo explicando sus métodos y soluciones que algunos podrían criticar o refutar. El teorema de Pitágoras indica que hay ciertos números naturales tales que la suma de los cuadrados de un par de ellos, llamados catetos, es igual al cuadrado de otro número, llamado hipotenusa. Pero ¿qué pasaría si en vez de elevar los números al cuadrado los eleváramos al cubo o a la cuarta potencia? ¿Todavía sería posible encontrar tres números naturales que cumplan esa igualdad? Alrededor de 1637, cuando estudiaba el libro II de la Aritmética de Diofanto, Fermat escribió una nota en el margen del libro, junto al problema 8, que decía: “Es imposible escribir un cubo como la suma de dos cubos o escribir una cuarta potencia como la suma de dos cuar-

tas potencias o escribir, en general, cualquier potencia mayor que dos como la suma de dos potencias iguales”. Esta conclusión, tan fácil de entender, es lo que se conoce como el último teorema de Fermat. Fermat añadió el siguiente comentario: “Tengo una prueba en verdad maravillosa para esta afirmación, pero este margen es muy estrecho para contenerla”. En muchos otros problemas, los garabatos y cálculos que aparecieron en los márgenes de los libros que usó Fermat se convirtieron en un registro valioso para que los matemáticos posteriores supieran cómo llegó al resultado, pero en este caso no se encontró ningún indicio. De hecho, en 1742, casi ochenta años después de la muerte de Fermat, el matemático suizo Leonhard Euler solicitó a su amigo Clêrot que registrara la casa de Fermat por si acaso quedaba algún trozo de papel con información valiosa. Pero jamás se encontraron indicios de cómo pudo ser la demostración de Fermat. En 1920, el gran matemático David Hilbert dio una conferencia pública sobre el último teorema de Fermat. Cuando le preguntaron si el problema se resolvería alguna vez, él contestó que no viviría para verlo, pero que tal vez los miembros más jóvenes del público podrían ser testigos de la solución, y fue acertada su predicción.

LA SOLUCIÓN DEL PROBLEMA En 1963, un niño de diez años que caminaba de su casa a la escuela decidió entrar en la biblioteca municipal de la calle Milton donde había una amplia colección de libros de pasatiempos matemáticos casi todos con la solución en las páginas finales. Esa ocasión le llamó atención un libro completo dedicado a un solo problema sin solución, el título del libro era The Last Problem, en el cual el autor, Eric Temple Bell, relata la historia del último teorema de Fermat y cómo nadie había podido resolverlo en los pasados trescientos años. El problema era tan fácil de entender que aquel niño entendió en qué consistía y

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l a t i n t a t e n t a Simon Singh (1964). Escritor y físico británico de ascendencia india que se especializa en divulgar temas de matemática y ciencia. Autor del libro El enigma de Fermat.

se decidió firmemente a resolverlo. El nombre de aquel niño es Andrew Wiles, y la buena noticia es que sí logró resolverlo, pero después de unos treinta años y no sin pasar por varias dificultades. En la década de 1950, Taniyama y Shimura dos matemáticos japoneses estuvieron trabajando juntos en una conjetura que casi nadie más creía: que las formas modulares que ellos estudiaban eran básicamente lo mismo que las curvas elípticas que Andrew Wiles estudiaría décadas después en el doctorado. Sin embargo, antes de que Shimura y Taniyama lograran probar la conjetura, Yutaka Taniyama repentinamente se quitó la vida. Dejó una carta que en parte decía: “Ni yo mismo entiendo del todo la causa de mi suicidio, pero no es el resultado de ningún incidente en particular ni de nada específico. Simplemente puedo decir que estoy en un estado de ánimo tal que he perdido la confianza en mi futuro. Puede haber alguien para quien mi suicidio sea inquietante o, hasta cierto punto, un golpe. Sinceramente espero que este incidente no proyecte ninguna sombra sobre el futuro de esa persona. De ninguna manera puedo negar que esto no sea una forma de traición, pero, por favor, excusadlo como mi último acto, que he hecho a mi manera, igual que siempre he ido por libre toda la vida.”

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En la mañana del lunes 17 de noviembre de 1958, el vigilante de apartamento encontró muerto a Taniyama con la carta que dejó. Ese mismo año Taniyama tenía planes de casarse con su prometida Misako Suzuki. Unas semanas después de la muerte de Taniyama, Susuki también se suicidó, dejando una nota que decía: “Nos prometimos mutuamente que, sin importar adonde fuéramos, nunca nos separaríamos. Ahora que él se ha ido yo debo ir también para reunirme con él.” Aunque al principio casi nadie creía que la conjetura de Shimura-Taniyama fue cierta, fue ganando aceptación hasta que finalmente en la década de los 80’s se logró probar que si esa conjetura era cierta, también lo era el teorema de Fermat. En 1986 Wiles se enteró de ese descubrimiento y entonces supo que aquella era la oportunidad de conseguir el sueño de su infancia, solo tenía que probar la conjetura de Shimura-Taniyama. Wiles se dedicó a trabajar exclusivamente con esa prueba, mientras tanto publicaba pequeñas partes de otros resultados que ya había encontrado para no despertar curiosidad en otros colegas sobre lo que hacía. Sólo una persona sabía el secreto de Wiles: su esposa Nada. Sin embargo, el 8 de marzo de 1988, Wiles recibió una conmoción al leer en los titulares de la primera página de los diarios que el último teorema de Fermat había sido demostrado. El Washington Post y el New York Times anunciaban que Yoichi Miyaoka, que trabajaba en la Universidad Metropolitana de Tokio, había descubierto una solución para el último teorema de Fermat, el problema más difícil del mundo. Dos semanas después de su anuncio, Miyaoka publicó su demostración, y los expertos empezaron a hacer la revisión línea por línea. Sin embargo, en los siguientes dos meses se encontraron errores en la prueba y los periódicos publicaron noticias cortas explicando que el problema de más de trescientos años de antigüedad continuaba sin solución. En mayo de 1993 finalmente después de siete años de intenso trabajo, Wiles encontró por fin la prueba que


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consideraba definitiva. Compartió el resultado en el mes de junio en una terna de conferencias en Cambridge. En el New York Times apareció en primera plana: “Por fin, un grito de “¡Eureka!” en un antiguo misterio matemático.” Así fue como el profesor Shimura se enteró de la demostración de la conjetura que él y su amigo Taniyama habían creado juntos más de 30 años antes. Aunque Wiles se había convertido en el matemático más famoso del mundo repentinamente, todavía faltaba la revisión línea por línea de la prueba. La prueba tenían unas 200 páginas que fueron dividas en seis secciones, cada una de las cuales tenía a un experto como responsable de que no hubiera errores. Cuando había dudas sobre cierto paso y era necesario, se consultaba al propio Wiles por correo y él respondía con la aclaración o corrección correspondiente. El problema fue que en el mes de agosto, uno de los revisores, Nick Katz, encontró un error que parecía serio y que no se podía corregir fácilmente. El error era fundamental, pero no era fácil de entender, según Wiles, incluso a un experto le tomaría dos o tres meses siquiera entenderlo. Wiles ahora tenía mucha presión encima para corregir el error, pero después de medio año no había logrado hacerlo. Una vez pasado un año, en el mes de agosto del año siguiente, Wiles y un amigo de él que lo apoyaba en la búsqueda de la corrección del error, Richard Taylor, estaban a punto de rendirse y renunciar, pero Taylor ya tenía planeado pasar todo el mes de septiembre con Wiles, así que sugirió que perseveraran durante un mes más. Si al final de septiembre no había avance, lo dejarían y reconocerían públicamente su fracaso. Sin embargo, finalmente, el 19 de septiembre por la mañana a Wiles se le ocurrió una idea de cómo corregir el error. En retrospectiva, recuerda: “Fue tan indescriptiblemente bello; era tan simple y elegante. No podía entender cómo lo había pasado por alto y lo estuve contemplando incrédulo

“Es imposible escribir un cubo como la suma de dos cubos o escribir una cuarta potencia como la suma de dos cuartas potencias o escribir, en general, cualquier potencia mayor que dos como la suma de dos potencias iguales”. Esta conclusión, tan fácil de entender, es lo que se conoce como el último teorema de Fermat.”

durante veinte minutos. Aquel día pasé por el departamento y volví a mi despacho para ver si la nueva idea aún estaba allí. Y aún estaba. No podía contenerme, ¡estaba tan emocionado! Fue el momento más importante de mi vida profesional. Nada de lo que haga significará nunca tanto.” Wiles fue así el candidato ideal para recibir la medalla Fields, un premio equivalente al Nobel en matemáticas. El problema es que esta medalla se otorga a los menores de cuarenta años, y cuando Wiles anunció por primera vez su resultado tenía treinta y nueve años, pero como le tomó un año corregir el error, cuando la prueba ya quedó lista había rebasado la edad límite. Como sea, Wiles recibió el premio que dejó Paul Wolfskehl y otros más. Aunque algunos autores dudan de algunos de los detalles de esta historia, la historia sigue siendo fascinante aun cambiando esos detalles. Por cierto, en la convocatoria del premio de Paul Wolfskehl se puso como última condición para la entrega de la recompensa que se concediera antes del 13 de septiembre de 2007. Todos los autores que he leído dicen que es un misterio que se fijara esa fecha: pero Wolfskehl murió el 13 de septiembre de 1906. Tropo Héctor Hernández (México, D. F.). Licenciado en Actuaría y Matemáticas, doctor en Filosofía de la Ciencia y doctor en Educación. Actualmente es profesor del departamento de Desarrollo Humano en la Universidad del Caribe.

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Cada mundo es un racimo de mundos Marién Espinosa Garay

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a noticia estremeció a los amantes de la ópera: fallece un formidable barítono a los 55 años, cuya lucha contra el cáncer era evidente en los escenarios. Los melómanos intercambian mensajes tristes alrededor del mundo, a los que se agrega el presidente Vladimir Putin, quien se confiesa también un fan. Ceremonia de adiós conmovedora en Moscú, sepelio bajo la nieve y clips constantes en internet que muestran un artista, una familia, secuencias del continuo de una vida, mientras otras imágenes son todas las mismas: visitas al cementerio Novodévichy, donde las múltiples coronas de flores permanecerán congeladas hasta que la primavera las deshiele.

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Abundan los reportajes televisivos de difícil traducción. Pero los clips que los fans de Dimitri Hvorostovsky (cuyas fotos aparecen en esta página) siguen subiendo a la Web, conservan momentos de magia inverosímil: instantes sublimes del Conde de Luna en Il Trovatore, también las canciones del amor burlón de Don Giovanni, o el hermosísimo romance que el malvado, aunque enamorado Demon —en la ópera del mismo nombre— dedica a la bella Tamara. Aparece el Credo del cruel Yago, quien declara su odio a Otelo entre carcajadas siniestras; así como la conmovedora canción donde el desconsolado Valentín, antes de partir a la guerra, pide a Dios que cuide a su hermana Margarita, en la ópera Fausto (que escuchamos preocupados, pues sabemos que Mefistófeles hará de las suyas), o la triste aria de Re-


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nato, quien decide asesinar a su patrón y amigo, el conde Riccardo, en Un baile de máscaras, pues sospecha —erróneamente— que tuvo relaciones adúlteras con su esposa, y de este modo las historias de las óperas nos remiten a conflictos tan humanos, antiguos y modernos que, entre arias y recitativos, se borran los contornos entre los tiempos y las geografías. Un noble italiano, el conde Giovanni Bardi, solía reunir en su palacio a un grupo de intelectuales, artistas, músicos y cantantes que adoptaron el mote de Camerata Florentina y quienes, contagiados del espíritu renacentista, investigaban la manera de revivir a finales del siglo XVI las famosas tragedias de la Grecia antigua. Estas tertulias inspiraron al comerciante Jacopo Corsi a convocar al poeta Ottavio Rinuccini y al compositor Jacopo Peri, para presentar la que sería considerada la primera ópera, llamada Dafne1 en honor de aquella ninfa que, huyendo del lúbrico dios Apolo, prefirió convertirse en laurel antes que sucumbir al abrazo divino. Sin embargo, de esta obra sólo quedan fragmentos, por lo que la más antigua composición que aún puede representarse completa es Eurídice2, otra empresa de los compositores mencionados. Poco después, ante el interés general, Claudio Monteverdi transitó de la ópera renacentista al barroco, componiendo en Orfeo3, una obra que sentaría las bases del género, a inicios del siglo XVII. Y así cundió esta fiebre por toda Italia y muy pronto en Inglaterra, con Dido y Eneas de Frank Purcell, en lengua inglesa. Al mismo tiempo, en Francia, Luis XIV amaba las artes, la música y bailar los pasos que desembocarían en lo que hoy conocemos como

ballet. Pero mientras construía y decoraba su espléndido Palacio de Versalles, introdujo en la corte a Jean Baptiste Lully, músico italiano a pesar del sobrenombre afrancesado, quien iniciaría la ópera en esta lengua y, por supuesto, mezclando secuencias de ballet. Pero antes de seguir adelante es necesario recordar a los castrati, aquellos infortunados niños que eran emasculados para conservar la tesitura de soprano o mezzo en la adultez, además de sufrir alteraciones óseas que propiciaban unos pulmones hiperdesarrollados mientras permanecía la laringe infantil, por lo que sus voces eran únicas, y fueron reverenciados como superstars cuando aparecían como héroes trágicos pero victoriosos, en óperas como Orlando Furioso4 de Vivaldi, o Artarserse, algunas de cuyas arias de capo fueron cantadas por el más famoso castrato, Farinelli, y que hoy reviven a través de los siglos por contratenores y sopranistas como Philippe Jaroussky.5 Al parecer, ser digno intérprete de la máxima belleza exige un alto precio. Pero estas líneas son realmente indignas siquiera de mencionar la grandeza de la ópera en el Barroco o el Neoclásico, con nombres como Handel, Gluck, Mozart o Beethoven. En el siglo XIX llega a su cima el Bel Canto, con Rossini, Donizetti y Bellini. Y Verdi se apartará de los cánones belcantistas en sus últimas obras y más aún cuando aparece el verismo —que corresponde al naturalismo en literatura—, y tenemos entonces personajes más cercanos a la cotidianeidad, como Carmen de Bizet; o Canio, quien solloza en la obra Payasos, de Leoncavallo, con aquella inolvidable aria para tenor, Vesti la giubba…

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l a t i n t a t e n t a Y la ópera se llenará de nuevas propuestas, como todas las artes y las vanguardias en el siglo XX. Pero… ¿quiénes son, al final de cuentas, más dignos de mención, los autores, las obras, los cantantes, los personajes? Éstos últimos a veces parecieran más presentes que los divos que les prestan las esforzadas gargantas para que puedan encarnarse por un momento en este lado de la realidad, y entonces el personaje, a través del intérprete, pisa un escenario y canta un aria con el mismo sentimiento con que fuera cantada hace cien o doscientos años por otras voces pretéritas y en otros escenarios. Porque pareciera que a través del tiempo, los personajes transitan de un cantante a otro para seguir siendo, para ser escuchados y volver a repetir las mismas notas en nuevos espacios, en coloraturas distintas, ante audiencias siempre renovadas. Quizá el personaje parasita al intérprete para llevarlo a las alturas de una misma y única expresión de la belleza intemporal. ¿Pero son reales Turandot, Madame Butterfly o Rigoletto? Platón decía que no es posible pensar en algo sin que exista en el mundo de las ideas… ¿Esto nos lleva a afirmar la realidad de los personajes literarios y por ende, aquellos que se encarnan en los escenarios? Indagar si Héctor o Eneas tuvieron tanta realidad como Octavio Augusto no preocupó a los filósofos antiguos, medievales, renacentistas o modernos. Hasta recientemente se le ocurrió a los pensadores que debería existir una Filosofía de la Literatura. Sin embargo, no se ponen de acuerdo. Algunos afirman que un personaje significa solamente unas letras en un papel o una creación que tiene que ver con la psicología, o tal vez sea explicable a través de un idealismo al estilo de Berkeley pero, por supuesto, fuera del mundo de la realidad. En una obra de indescifrable ontología filosófica, llamada nada menos que El ente y su ser6, el Dr. Lorenzo Peña se enfrenta a la noble tarea de declarar que los personajes de las literaturas y las leyendas son y existen en un mundo propio, pero incluido en lo que llamamos realidad. Sesudos autores lo contradicen, esgrimiendo que, por ejemplo, Don Quijote de la Mancha es, pero no existe, porque nunca transitó a pie —o sobre su flaco jamelgo— sobre este planeta, donde las cosas ocupan un tiempo y un espacio histórica y científicamente comprobables. Entonces acaso fuera pertinente definir al Caballero de la Triste Figura como un ente de razón, de la misma manera que los números, las notas musicales y otros fenómenos que habitan únicamente en nuestros cerebros, como las quimeras, los centauros, los unicornios y las variopintas aberraciones de la imaginación. Estos entes se pasean a sus anchas en nuestras neuronas, pero nunca los veremos caminando por las calles. Sin embargo, el profesor Peña asegura en su teoría ontofántica, que “…la literatura es un verdadero saber acerca de entes imaginables y de mundos fantásticos (…) que son aspectos del mundo real, constitu-

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Porque pareciera que a través del tiempo, los personajes transitan de un cantante a otro para seguir siendo, para ser escuchados y volver a repetir las mismas notas en nuevos espacios, en coloraturas distintas, ante audiencias siempre renovadas. Quizá el personaje parasita al intérprete para llevarlo a las alturas de una misma y única expresión de la belleza intemporal.

yentes del mismo, ámbitos o esferas de la realidad, son entes infinitos…(…) No en vano ha ocupado el pensar acerca de los entes literarios, el meditar en ellos, el sentir emociones y afectos diversos hacia ellos, un lugar tan descollante en la vida intelectual y sentimental de los seres humanos durante milenios” (Peña,1985:499). De esta manera, ¿podemos pensar que los personajes operísticos viven en un universo propio? Reflexionando sobre el caso, habría que subrayar que, de ser así, entonces son inmortales aunque no libres, pues están constreñidos a realizar siempre los mismos movimientos, a cantar las mismas arias al paso de los tiempos y las locaciones, pero con una dramática condición: siempre que exista, a pesar de la anchura de los tiempos, un intérprete esforzado y valiente, capaz de leer las notas y alcanzar los tonos requeridos a través de una disciplina férrea aprendida desde la infancia, y que ha exigido a su cuerpo, mente y voluntad lo que a cualquier atleta de alto rendimiento se demanda en las más despiadadas competencias. Porque cada músico, cantante y, en general, todo intérprete, se transforma en ese receptáculo que, de este lado de las cosas, encarna y transmite cuajado de luces sobre las tablas de un efímero escenario, un momento de inmortalidad. Así como los Seis personajes en busca de un autor de Luigi Pirandello salieron de su mundo fantástico para exigir a un director teatral que escenificara adecuadamente sus vidas, quizá algún día aparezcan Lucía de Lammermoor, Tosca o Fígaro, rompiendo fronteras de moléculas, para hacer indicaciones de las puestas en escena en el Met, el Covent Garden o La Scala. Y subraya nuestro autor:


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“…esos mundos fantásticos, (…) son ellos también constituyentes del mundo real, de la realidad globalmente tomada, y contribuyen a la riqueza, variedad y perfección de la realidad (…) que no sólo no excluye, sino que conlleva, desarmonías parciales, conflictos y contradicciones, y se plasma, a través de ellas, en una más excelsa y sublime sinfonía en la que, por medio de los mismos choques, discordancias y antinomias, todo coadyuva y concurre a la fastuosa y tornasolada magnificencia de la realidad en su conjunto” (Peña,1985:517) “…cada mundo es un racimo de mundos…”7 afirma nuestro filósofo y así como ahora, ante la pérdida del mal llamado Tigre Siberiano por sus desconsolados fans, otros barítonos retoman al Conde de Luna, a Don Giovanni, a Yago, a Renato, a Valentín, a Rigoletto en los escenarios del planeta. Entonces los personajes se encarnarán en nuevas gargantas para vivir unos momentos más bajo los reflectores, siguiendo su vocación de inmortales descarnados. Por su parte, Hvorostovsky aparecerá en videos atesorados por las audiencias, pero cada vez más mancillados por la pátina del tiempo, y ocupará el endeble lugar que la memoria reserva a algunos elegidos. Allí moran Enrico Caruso, María Callas, Franco Corelli, Luciano Pavarotti y tantos otros, a condición de que alguien los recuerde y que escuche, en los soportes de las diversas y cambiantes tecnologías, aquellas luminosas voces pretéritas rescatadas del olvido. Sin duda, ser digno intérprete de la máxima belleza exige un alto precio. Pero al parecer, quizás también conlleva una ventaja: habitar en alguno de aquellos múltiples

mundos, que como endeble racimo, preserva la memoria de los que permanecen en la precaria fantasía de una reminiscencia colectiva que, viéndolo bien, algo tiene de inmortal y, sin embargo, no es eterna, pues al final de cuentas, la eternidad no es asunto de humanos, sino de dioses. Tropo BIBLIOGRAFÍA PEÑA, Lorenzo (1985), El ente y su ser: un estudio lógico-metafísico, Universidad de León, Capítulo 13 Los entes literarios y legendarios. Recuperado el 6 de febrero de 2018 de https://books.google.com.mx/ books?id=tWNw7qVe1p0C&pg=PA499&lpg=PA499&dq=personajes+son+entes&source=bl&ots=vE63DxNs4n&sig=gcw8_yBN2y8bcz0OFxBG7BcwtDk&hl=es-419&sa=X&ved=0ahUKEwijzJnTk5LZAhWq6YMKHanWBuYQ6AEILjAB#v=onepage&q=personajes%20son%20entes&f=false

NOTAS 1 Dafne de Peri: https://www.youtube.com/watch?v=8NlpFvDYXzY&list=PL67190832F8C7FCAD 2 Eurídice de Peri https://www.youtube.com/watch?v=MIN5btYNn0M 3 Orfeo de Monteverdi https://www.youtube.com/watch?v=EcRFFmgVGlc Versión moderna https://www.youtube.com/watch?v=sKD1qUVJJBU 4 Orlando Furioso, Vivaldi https://www.youtube.com/watch?v=Y_8OAgKhJ-Y 5 Jaroussky en Artarsese https://www.youtube.com/watch?v=Y_8OAgKhJ-Y 6 PEÑA, Lorenzo (1985), El ente y su ser: un estudio lógico-metafísico, Universidad de León, recuperado el 6 de febrero de 2018 de https://books.google. com.mx/books?id=tWNw7qVe1p0C&pg=PA499&lpg=PA499&dq=personajes+son+entes&source=bl&ots=vE63DxNs4n&sig=gcw8_yBN2y8bcz0OFxBG7BcwtDk&hl=es-419&sa=X&ved=0ahUKEwijzJnTk5LZAhWq6YMKHanWBuYQ6AEILjAB#v=onepage&q=personajes%20son%20entes&f=false Capítulo 13 Los entes literarios y legendarios. 7 Cita del Dr. Lorenzo Peña, El ente y su ser, p. 522

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La cuestión humana 1

Fisuras de un ritual necesario Vanesa González-Rizzo Krasniansky Tomando como punto de partida la película La cuestión humana dirigida en el año 2007 por Nicolas Klotz (que retoma a su vez la novela homónima de François Emmanuel), el presente ensayo aborda los temas de la servidumbre voluntaria en el sistema capitalista y la violencia sutil del yugo productivo en las empresas contemporáneas. I El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas es ojo porque te ve XL Los ojos por que suspiras sábelo bien los ojos en que te miras son ojos porque te ven. XLII Enseña el Cristo a tu prójimo Amarás como a ti mismo mas nunca olvides que es otro XLIII Dijo otra verdad: busca al tú que nunca es tuyo ni puede serlo jamás”2

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“De cualquier forma, quien suponga que el régimen monárquico necesitaba de la obediencia ciega tanto como el sistema capitalista de la autonomía, descuida que esta autonomía es el fetiche erigido como homenaje irónico a una obediencia que ya no es ciega, palabra que sólo significaría “bien visi­ble”, y que excluida ahora de lo visible, queda entramada en los índices/ de un malestar abrasivo.”3 “Ciertamente, es gran cosa, y sin embargo es tan común que estamos lejos de afligirnos, y mucho menos de sorprendernos por ello, ver a un millón de hombres servir miserablemente, con el cuello bajo el yugo, no forzados por una fuerza mayor, sino de algún modo (…) como encantados y fascinados por el sólo nombre de uno…”4


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PIEZA 13 LOS INICIOS. INFANCIAS

abrá que callar y repetir. Igualar. No nombrar. La palabra sólo podrá ser enunciada para no diferenciarse. Tendrás que estar en la masa, es un mandato. Obedece. No hay escapatoria. Intenta tener historia sin ser otro. Aplausos, éxitos. No fractures, no rompas el camino trazado. Así llegarás a poseer todo lo que deseas. ¡La empresa lo demanda! Las primeras pinceladas se realizan en secreto. Hay un saber oculto tras cada gesto. Los cuerpos lo portan pero no logran revelarlo. Actuarán, buscarán el escape. Las verdades se llevan en lo profundo del ser. La servidumbre voluntaria será parte del vivir. Para que sus resultados sean precisos se requieren personas que caminen sin vislumbrar la violencia que se ejerce sobre ellas. La maquinaria está muy bien aceitada. Estamos expuestos en las relaciones más cercanas, y también en lugares menos tangibles, como los dispositivos estatales. Ella nos invita a anhelar y funcionar de cierta manera. Creeremos que todo lo que sucede e impacta en nuestros deseos y actos, ha sido pensado y establecido para hacernos bien. Es lo que nos conviene y lo que nos permite pertenecer a un grupo, tener cierta identidad. Nos prometen felicidad. Obedezco creyendo que soy libre, que elijo. La violencia sutil es la que aparece. Eso que el otro desea será incorporado por nosotros como si fuese deseo propio. El mecanismo es suave, no tiene por qué usar la fuerza bru-

ta, el exterminio masivo. Simplemente, son “políticas de la empresa”. ¿Qué se requiere para pertenecer? Uniformarse, seguir el mandato del jefe, buscar la eficiencia en la tarea impuesta. No interrogarse. Así inicia Simon Kessler, el psicólogo de la película la Cuestión humana, reclutador de la fábrica. Logra que la empresa pase de 2500 trabajadores a 1200 sin perder la producción. Es el encargado de expulsar lo que no entre en la casilla pre establecida, de excluir a quienes tengan otra manera de ser durmientes. Bauman acuña la noción de responsabilidad flotante: “es la condición primera de los actos inmorales o ilegítimos que tienen lugar con la participación obediente o incluso voluntaria de personas normalmente incapaces de romper las reglas de la moralidad convencional.”5 El funcionamiento de la petroquímica exige seres adormecidos. Los despiertos resultan inconvenientes, pueden provocar “accidentes”, “hay que buscar el bien de la mayoría”. Dignos hijos de su amo, buen amo de sus siervos, hacen Uno. En Psicología de las masas y análisis del yo, Freud señala el reverso del ideal unificante de la masa en lo que se odia y se busca primero expulsar y luego aniquilar. Un grupo, para constituirse como Uno (en el amor), dice Freud, segrega algo extranjero donde dirige el odio y la agresión. Comenzamos a ver el juego de espejos, el fino y complejo entramado de la frontera entre el sí mismo y el otro. Kessler será nuestra guía, apuesto, seguro, implacable… poco a poco se irá desgajando, se llenará de grietas, las propias y las compartidas, entre otros, con su superior, el director Mathías Jüst. La película transcurre, inician las repeticiones, aquello que irrumpe en los personajes, inquiere, hasta que emerge lo ominoso, esa historia que antecede.

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l a t i n t a t e n t a PIEZA 88. DEBILIDAD. LAS MUJERES “Nadie es obligado a encontrar que esas voces confusas cantan mejor que las otras, y dicen el fondo último de lo verdadero. Basta que existan y que tengan contra ellas todo lo que se empeña en hacerlas callar, para que tenga sentido escucharlas y buscar lo que quieren decir… puesto que preciso a la vez acechar, un poco por debajo de la historia, lo que la rompe y la agita, y vigilar, un poco por detrás de la política, sobre lo que debe limitarla incondicionalmente”6 “—La música no tolera jerarquías. “—Estaba bajo tensión extrema, una exigencia maníaca. “—Era tan meticuloso que sofocaba a la música. El perfeccionismo esconde un terrible miedo al vacío. “—La violencia es un mercado floreciente, una vía de escape, una especie de ritual necesario.” (Jaques Paolini. min 22.32’. La cuestión humana). No hay firma. Se escribe. Es un cuerpo al que le aparecen letras, palabras inconexas. Ángeles le persiguen, acuchillan. Dolor psíquico que no se resiste. La tristeza —esa que la gente evita como si fuera enfermedad, nos dice Lynn, la secretaria del director Jüst— es lo que inunda a su jefe. Los duelos no resueltos, las verdades no contadas, las cartas anónimas recibidas por un niño para su padre. Todo aquello que el amo puede desestimar, como CEO de la petroquímica. El vacío del que se intenta huir con la meticulosidad que asfixia, Kessler se sabe allí, no se resiste, acciona. Es en la violación solemne de la prohibición, en ese exceso permitido y hasta ordenado, como Freud sitúa la fiesta, donde me parece que podemos colocar el inicio del quiebre. Tras el primer encuentro con los tormentos de su jefe, se deja entrever algo de la propia desdicha. ¿Acaso lo que le sucede a Kessler se relaciona con la identificación sugerida por Freud al incorporar al padre-jefe7? O ¿será parte del resquebrajamiento dentro de la masa, será el surgir de la autonomía? O, al contrario, ¿es la evidencia que permite la continuidad de sentimientos entre las generaciones, los medios de los que se valen para transmitir sus estados psíquicos? “—¿Quién diablos es usted?…¡Cállate! ¡No te conozco, perra! … ¡No quiero que nadie escuche! “—¿Qué?... Su voz, estoy loco con su voz. ¡No quiero que nadie escuche la voz de Louisa! ¡Todos esos estúpidos mirándola! “—Yo también la miro. Pero eres ciego.” Además de mostrarnos la rivalidad entre hermanos por las mujeres, y la imposibilidad de Kessler de vincu-

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larse íntimamente con alguna, la escena del rave como banquete totémico puede ser vista como un sueño. Los fantasmas se juntan, los amores están presentes con la crueldad que también portan. Se inunda de angustia, la debilidad del todopoderoso se instala, algo de locura, o quizá, para mayor precisión, habrá que introducir al inconsciente. Irrumpe en la escena y la vacilación se presenta, comienza a recorrer los cuerpos y es gracias a ello que Kessler logra el corte. Puede decir no. Puede oponerse al mandato de ubicar a Jüst como alguien insano. Puede concluir su investigación y recomendar, a partir de una fuerte fatiga, vacaciones para el jefe. No sirve a los intereses, la ruptura se expresa. La falta. Él ya no es un tecnócrata perfecto, está atravesado por verdades que afloran. ¿Qué resulta? ¿Culpa, mayor angustia, calma, ética?

PIEZA 0. HISTORIA. LOS HOMBRES “Así pues, ¿qué es ese monstruoso vicio que no merece el nombre de cobardía, que carece de toda expresión hablada o escrita, del que reniega la naturaleza y que la lengua se niega a nombrar?” (De La Boétie, E. La servidumbre voluntaria). “La presencia doble del padre corresponde a los dos significados de la escena que se relevan uno al otro en el tiempo. (…). La escena del avasallamiento del padre, de su máxima degradación, se ha convertido aquí en el material de una figuración de su triunfo supremo. El significado que el sacrificio ha adquirido en términos universales reside justamente en que ofrece al padre el desagravio por la infamia perpetrada en él, en la misma acción que continúa el recuerdo de esa fechoría”. (Freud. Tótem y tabú) El encuentro final con Arie Neumann (uno de los trabajadores expulsados) resulta impactante. Él transmite lo no humano que nos ha resultado siniestro en el film. Es lo que nos acompaña violentamente sin darnos tregua. Es parte fundante en cada uno. Las historias de Jüst, Arie, y el director que pide la investigación, junto con la de Kessler y, evidentemente, la nuestra, se entrelazan. Hay un origen del orden del horror y que Arie Neumann denuncia con la calma de los sabios: “—Un juego sobre el nombre, una palabra por otra. Una re semblanza. …El lenguaje es un poderoso medio de propaganda. Es el más público, y el más secreto al mismo tiempo. El efecto de esta propaganda no lo producen los discursos, artículos y volantes. Se mete en las masas, en la carne y en la sangre. ¿Vio que ya no tenemos más pobres? Sólo gente de ingresos modestos… es un quiebre en el lenguaje, un lenguaje muerto. Neutral. Invadido por palabras técnicas. Una lengua que gradualmente absorbe su humanidad.”


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A pesar de compartir el pasado nazi, cada personaje tiene sus marcas y cada uno hace con ellas lo que puede y lo que quiere. Tomemos como ejemplo la música, el arte que denuncia y rescata en la película. Será la vía de sostén para Arie Neumann, la posibilidad de libertad que implica la elección de otra senda, la responsabilidad subjetiva que declara tomar otro rumbo, acompañado de la melodía. En él hay un quiebre, es una víctima distinta, que pudo pensar y transformar las huellas de la acción sobre su ser. En cambio, en Jüst la prohibición impuesta y cruel, resultó en culpa infernal, a no ver, a no escuchar lo que tenía enfrente —junto con la perversión del padre, su propia vida e historia insisten en el intento de emerger. La música no logra la anhelada paz y se transforma en el acto que le desborda. Lo que aparentemente no lleva firma, tiene nombre. Quizá, como dice Neumann, en muchos casos, la signa es la del sistema que lo produjo. En el recorrido hay recovecos… en cada acto existe un margen de libertad. Tropo

BIBLIOGRAFÍA Bauman, Z. Modernidad y Holocausto, Sequitur, Madrid, 2010. De La Boétie, E. La servidumbre voluntaria. Foucault, M. “Es inútil sublevarse” publicado en el diario Le Monde en mayo de 1979. Freud, S. Tótem y tabú. Tomo XIII. ed. Amorrortu. Freud, S. Psicología de las masas y análisis del yo. Tomo XVIII. ed. Amorrortu. Freud, S. El malestar en la cultura. Tomo XXI. ed. Amorrortu. Jinkis, J. Vergüenza y responsabilidad. Conjetural, Revista de Psicoanálisis, No.13. ed. Sitio. Buenos Aires, 1987 Machado, A. Proverbios y Cantares. Tomado del texto de Marcelo Viñar “El reconocimiento del prójimo” en El otro, el extranjero ed.Zorzal, Argentina. 2003. p.38 Vanesa González-Rizzo Krasniansky. Psicoanalista con más de 18 años de experiencia clínica en el tratamiento de bebés, niños, adolescentes y adultos. Fundadora en el 2005 del Espacio de Desarrollo Infantil e Intervención Temprana (EDIIT) en la Ciudad de México. Miembro activo de la Asociación Mexicana para el Estudio del Retardo y la Psicosis Infantil (AMERPI), integrante de la Asociación Mundial para la Observación de Lactantes. Ha sido docente en el Círculo Psicoanalítico Mexicano, la Universidad la Salle Cancún, la Universidad Marista de Mérida, entre otras instituciones.

Notas 1 Agradezco a la Dra. Jessica Bekerman el recorrido propuesto en el seminario Psicoanálisis y política que dio como resultado el presente ensayo. 2 Machado, A. Proverbios y Cantares. Tomado del texto de Marcelo Viñar “El reconocimiento del prójimo” en El otro, el extranjero ed. Zorzal, Argentina. 2003. p.38 3 Jinkis, J. Vergüenza y responsabilidad. Publicado en Conjetural, Revista de Psicoanálisis, No.13. ed. Sitio. Buenos Aires, 1987 4 De La Boétie, E. La servidumbre voluntaria. 5 Bauman, Z. Modernidad y Holocausto, Sequitur, Madrid, 2010, p. 193 6 Foucault, M. “Es inútil sublevarse” publicado en el diario Le Monde en mayo de 1979. 7 “La hazaña memorable y criminal” nombrada en Tótem y Tabú.

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e l

a r q u e ó l o g o

Guillermo de Anda Alanís

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Fotografía: Karla Ortega.

México necesita gente apasionada en lo suyo Ana K. Celis A Guillermo de Anda lo escuché por primera vez en una conferencia en el Planetario Ka’ yok de Cancún. Supe entonces que “Aventuras de un explorador” era el nombre de la serie de presentaciones que, en convenio, estrenaban ese día el investigador y el planetario. Mi recuerdo de aquella conferencia fue el efecto que tuvieron las palabras sobre el público más joven. Y es que Memo, como después me dejó llamarlo, cautivó, en poco más de una hora de presentación, con un mensaje en torno a lo fascinante que es la exploración y lo maravillosa que es la facultad humana de descubrir.

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o cité un viernes a las cuatro de la tarde. Lo vi llegar en un atuendo que no me sorprendió: camisa remangada verde olivo, del tipo explorador, con bolsas frontales; bermuda oscura hasta el nivel de las rodillas y unas botas caqui que, en silencio, aposté que podían tener todavía impresiones del sitio explorado esa misma mañana. Era poco lo que sabía sobre el personaje en aquel entonces. Estaba interesada en conocer sus antecedentes y los lugares en los que se había desempeñado durante el tiempo en que yo intenté por varios caminos dedicarme a la Arqueología Subacuática. Quería escuchar a la persona y al explorador, y me proponía descubrir si se trataba del mismo individuo.

Fue un caso muy curioso el mío Por la conferencia del Planetario supe que dos años atrás (en 2012) Guillermo de Anda había pasado a formar parte de un selecto grupo de exploradores reconocido y financiado en sus investigaciones por National Geographic. Hasta entonces, llevaba más de 24 años explorando los cenotes de la Península de Yucatán, aunque sus inicios como explorador se remontan a hace más de

Fotografía: Guillermo Pruneda.

30 años cuando llegó como instructor de buceo a Cancún donde quedó enganchado con las cuevas. “Desde el momento en que entré al primer cenote dije, esto es lo que yo quiero hacer, aquí me quiero quedar”. “Empecé a tener mi instrucción con los poquísimos instructores que había en esa época. Estaba Jim Coke, todavía vivía Sheck Exley y había todavía un ambiente muy especial en las cuevas. Éramos como 20 cueveros que andábamos ahí y nos veían como locos. Decían ‘estos cuates, se están metiendo a los cenotes’; ‘te vas a morir’, ‘no vas a salir de ahí’, ‘no hay nada, ¿a qué te metes?’ Y es increíble, es un mundo maravilloso; realmente la gente entendía poco.” A diferencia de la preparación promedio de un estudiante de arqueología en México, Guillermo de Anda había empezado a bucear desde los trece años. Se había certificado como buzo a los quince y estaba decidido a formarse en sus dos grandes pasiones: el buceo y la arqueología. “Fíjate que fue un caso muy curioso el mío”, reconoce, y explica que fue al matricularse en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) cuando comenzó a preparase con más empeño en el buceo. “Fue paralelo, aunque le di más peso al buceo”. Dicho esto, no puede contener la risa culposa de quien confiesa que, en aquel entonces “la escuela, pues ahí la llevaba, más o menos”, lo que retrasó su titulación. Finalmente, el mo-

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mento clave que lo empujó a titularse fue el reconocimiento del potencial arqueológico de los cenotes. “Luego, me voy también a la UADY (Universidad Autónoma de Yucatán) porque me interesaba mucho la cuestión maya. Quería seguir con una especialidad, una maestría y, finalmente, un doctorado en la UNAM”.

Busco respuestas a mis preguntas de investigación Guillermo de Anda es un estudioso de la cultura maya. Pero, según él, su acercamiento a las cuevas es circunstancial porque en estos ambientes es donde existe la posibilidad de encontrar materiales en un estado de conservación que difícilmente se alcanza en los sitios arqueológicos de superficie. En sus palabras, las cuevas y los cenotes “son un lugar, vamos a decir ideal para poder estudiar la ritualidad porque no solamente son los lugares que por antonomasia los antiguos mayas utilizaban para sus ritos, sino que además se encuentran los materiales muy bien preservados”. Persiguiendo las cuevas más remotas y llegando en ocasiones a las más inaccesibles, Memo y su equipo saben que en ocasiones pisan sitios donde es muy probable que ningún ser humano haya estado antes. Él sabe que ese privilegio además de gusto y de emoción, además genera también “una sensación de mucha responsabili-

Fotografía: Paul Nicklen.

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dad… responsabilidad de cuidar el sitio y responsabilidad de registrarlo”. A la pregunta de cuál es su metodología para empezar a investigar, explica que, apegándose al método científico, él sale a campo con una pregunta. “Es importante salir con un sentido. No salir a explorar por explorar, a ver qué encontramos mañana”. El diseño de investigación de Memo y su equipo incluye estudiar y analizar todo lo relacionado con las cuevas, incluyendo algunas fuentes históricas del siglo XVI. Leyendo esas fuentes han llegado a pueblos en los que se narran historias, y esas historias son las que les permiten rastrear ubicaciones que posteriormente los conducen a descubrir cosas. Tal es el caso de un sacbé encontrado al interior de una cueva. Sacbé significa “camino blanco” en lengua maya. Entre los antiguos mayas, estos caminos se utilizaron para regular la comunicación y el tránsito entre sitios que tenían un fuerte poder político o una carga ritual importante. “Este sacbé nos llama mucho la atención porque está en una cueva, va en dirección noroeste, y de pronto cambia su dirección al oeste franco para terminar en un cenote profundo… Creemos que el simbolismo que [los mayas] están manifestando aquí es precisamente el de este camino que deben transitar los espíritus de los muertos.” Este es el primer registro de un sacbé a interior de una cueva y Memo acepta que aún se tienen muchas preguntas.


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Fotografía: Paul Nicklen.

Oye, me acaban de hacer explorer de National Geographic

que lo hizo reaccionar cuando supo que iba en serio. “Es una de las mejores cosas que me han pasado en la vida”.

Hace cinco años cuando Memo se encontraba en su cubículo como profesor-investigador en la UADY sonó el teléfono:

¿Cómo cuidas seis mil cenotes?

—¿Guillermo de Anda? —Sí, a sus órdenes —Soy directora del programa de Explorers de National Geographic…” —dijo una voz con acento extranjero— y quiero avisarle que, a través de un comité, usted ha resultado electo como un nuevo explorador de National Geographic, si usted lo acepta, ¿qué le parece?” “Obviamente me pareció una broma”, dice, y, ante mi rostro incrédulo, asegura que en verdad creyó que alguien le jugaba una broma. Recuerda haber respondido con un: “no, pues padre, gracias, sí cómo no”. En ese momento de la entrevista compartimos la incredulidad, yo porque no podía creer su reacción y él porque me aseguraba que no creyó en lo que le decían al teléfono. Entre risas, Memo me aclara que creyó en la posibilidad de que se tratara de “uno de esos correos que te llegan, de que te ganaste no sé cuantos millones, que por favor te reportes”. Más serio, confiesa que, minutos después, aún al teléfono, la incredulidad se le transformó en verdad y la verdad en un golpe en el pecho

Uno de los desafíos ambientales más preocupantes en el siglo XXI, es el manejo del agua. A nivel regional, el acuífero subterráneo resguarda la provisión de agua más importante para los habitantes de la Península de Yucatán. Hoy, Guillermo de Anda forma parte del reducido número de arqueólogos mexicanos que puede constatar de primera mano la importancia hídrica de los cenotes. Además, como es uno de los contados arqueólogos subacuáticos que radican de manera permanente en la región, me parece apropiado cuestionarlo sobre los riesgos del excesivo uso turístico de los cenotes y sobre la posibilidad de convivencia entre turismo y ciencia. “Yo creo que es posible y de hecho debemos fomentarlo. Creo que es muy importante que podamos lograr un equilibrio entre las dos partes para que puedan convivir adecuadamente […] Hay irregularidades que necesitamos corregir… Sí, están vulnerables los sitios. Hay cada vez más turistas, bienvenidos, pero hay que moderarlos, hay que controlarlos. El INAH no puede controlar todos estos sitios, estamos hablando de cuando menos seis mil cenotes, es un número que yo manejo pero es un nú-

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mero muy conservador, debe haber muchos más. ¿Cómo cuidas seis mil cenotes? ¿Cómo cuida el INAH, o nadie, seis mil cenotes?”. A esto quería llegar, porque si no existe un liderazgo institucional ni un respeto a las leyes por parte de los ciudadanos, ¿cómo se plantea Guillermo de Anda que es posible proteger estos sitios?

Hay que educarnos todos Por las palabras que utiliza y por el énfasis que pone en la divulgación de la ciencia, puedo asegurar que Memo está convencido de que los esfuerzos deben enfocarse en la educación, tanto de la generación presente, como de las futuras. “Creo que la clave está en educar, hay que educar a la gente, hay que educarnos todos.” Además, hoy, como explorador de National Geographic, Memo sabe que tiene una ventaja: “El poder dar conferencias, el poder acercarme a la gente, a través del logotipo, a través del emblema y de la bandera de National Geographic me da poder porque la gente sabe que va a ver fotos bonitas, sabe que va a escuchar algo interesante. Pero este poder es interesante usarlo en el sentido de transmitir la idea de que las cuevas, los cenotes, son lugares extraordinarios que hay que cuidar. Esto es algo que hay que utilizar y que hay que transmitirles a los muchachos y a toda la gente. La divulgación científica, es fundamental.” La pérdida del entorno natural y de la información que resguardan los cuerpos de agua que existen en México, es algo que preocupa particularmente al arqueólogo subacuático. Por esta razón, en cada una de sus charlas insiste en invitar a los jóvenes de otras carreras a involucrarse activamente en el estudio y la protección del patrimonio natural y cultural de nuestro país. “La arqueología en México es riquísima y la subacuática, no se diga. Todos los litorales, todos los cenotes, los cuerpos de agua que hay en el país… necesitamos colegas que nos apoyen, de todas las disciplinas, no nada más arqueólogos”. Como recién venía de impartir una serie de conferencias en diferentes lugares de la Ciudad de México, me intrigaba saber cómo se había dirigido a jóvenes para hablarles de los cenotes, un tema que para algunos es toda-

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vía desconocido. Según Memo, la receta para conmover a los jóvenes asistentes a estas conferencias, fue hacerlo con pasión y con emoción. “Todos trabajamos para sobrevivir, sí, por dinero, pero hay una gran diferencia entre hacerlo con pasión o simplemente hacerlo. Y entonces ¿cómo mueves la pasión en los muchachos?: siendo apasionado de lo tuyo. Y creo que eso se los transmites. Pienso que es tal vez lo que transmito a los muchachos, a lo mejor no soy el mejor arqueólogo, pero soy muy apasionado, amo mi trabajo, lo vivo, lo siento… yo creo que ahí está la clave de muchos de los problemas de nuestro país. Tener gente apasionada en lo suyo, poder transmitirlo y hacer una cadena. Y todo esto es educación”. Cuando me despido de Memo, me quedo con una impresión personal en torno a que somos un país lleno de agua, quizá el más rico del mundo en vestigios arqueológicos sumergidos. Sin embargo, en este momento no existe en México ninguna universidad que esté preparando a la próxima generación de arqueólogos subacuáticos. Siendo así, ¿en manos de quien estará la investigación, la regulación y la conservación de los vestigios arqueológicos y paleontológicos que hoy ya sabemos que existen al interior de los cenotes, cavernas y cuevas de la Península de Yucatán? Una prueba más de que nuestro país se acostumbra cómodamente a vivir al día. Tropo * Entrevista realizada el 5 de septiembre de 2014 en las instalaciones de Radio Unicaribe) Para más información sobre las exploraciones en las que participa Guillermo de Anda, conoce el Proyecto “Gran Acuífero Maya” en https://granacuiferomaya.com y en https://www.facebook.com/proyectogam/

ANA K. CELIS (Cancún, 1982). Arqueóloga y Maestra en Ciencias en Oceanografía Costera. Viajera, buza e investigadora independiente. Dirigió el programa radiofónico Exploradores de Carne y Hueso en Radio Unicaribe. Es egresada del primer curso de Periodismo Cultural impartido en La Casa del Árbol por Alejandra Flores. Escribe porque no se resigna a que las historias que hoy le resultan fascinantes, se pierdan en el silencio del tiempo. Correo-e: ana_katalina23@ yahoo.com.mxv


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Textura, una experiencia que deja huella Isabel Rosas Martín del Campo

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Habitar significa dejar huellas Walter Benjamín

ntes de comenzar, quizá deba compartir primero el recuerdo de una vivencia inconsciente. En el muro protagónico de una habitación, sin mobiliario aún ni accesorios, apliqué un revestimiento texturizado (abstracto) y luego me senté en el suelo a contemplarlo. No era una textura extraordinaria, pero algo llamó mi atención. Mientras recorría el plano texturizado en toda su extensión, iba surgiendo en mí una especie de introspección. Cada mancha, cada matiz y cada tono me llevaban a otras dimensiones, desconocidas, combinadas con imágenes abstractas que aludían a ciertos recuerdos y que se transformaban en escenas que me dictaban respuestas a preguntas que no me había hecho de manera consciente. Cuando salí de mi trance, miré de nuevo la textura y sonreí. Salí de la habitación y me encaminé por un pasillo, en cuyo remate había un gran cuadro pictórico, un paisaje. Me detuve a observarlo en la misma actitud que ante la textura de la habitación remodelada. Definitivamente, intuí que había una gran diferencia en la respuesta perceptual y, desde luego, en la experiencia contemplativa que me estaba ofreciendo. Por esta experiencia pude inferir la importancia y ventajas de proponer con suma responsabilidad la aplicación de texturas en el interior de un es-

pacio habitable como elemento dialéctico y estético y sus diferencias con la colocación de una obra pictórica como elementos complementarios de arte en el mismo espacio. Cuando en un espacio se coloca en el muro una obra pictórica, será contemplada por la mirada del ser humano, pero la mente sabrá que es una imagen prediseñada, con una historia ya configurada, realizada por la mente del artista que hizo el cuadro. Nuestro pensamiento será estimulado y, por tanto, generará una emoción a partir de esa imagen, que puede ser de agrado o de desagrado; y al ser receptores conscientes, de algún modo, juzgamos la obra. ¿Qué sucede cuando en un espacio sustituimos una obra pictórica por la aplicación de una textura abstracta con un tono que no es sólido sino lleno de matices? No existe una historia preconfigurada, contada por ningún artista. Nos estamos enfrentando a un objeto desconocido al cual relacionamos con otros objetos parecidos, “imaginamos” que sus propiedades fractales son igual de parecidas. Esta “imagen” que creamos no es una imagen de índole fantástica, sino una imagen donde yo sé que es, aunque no lo vea, y forma parte de un todo significante que altera un espacio arquitectónico. De aquí la importancia háptica arquitectónica en la percepción del hombre y su variación en el pensamiento como “huella mnémica” transmutada en nuestros genes desde las primeras manifestaciones de la inteligencia humana. Un espacio arquitectónico, si no fuera habitado, sería como un libro publicado jamás abierto ni leído por nadie; por lo tanto su razón de ser perdería sentido. Un cuerpo arquitectónico, al ser habitado, implica “una especie de improvisación de variaciones en torno a un tema propuesto” por él (Walter Benjamín, pág. 17). Por tanto, al igual que un libro publicado, un espacio se repite y se reproduce a sí mismo incansablemente cada que es habitado; como es habitado por sus texturas, que son la repetición

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infinita de patrones aleatorios que se redundan a sí mismos, formando parte de una unidad indivisible. El espacio arquitectónico muestra en cada envolvente un episodio diferente a una vida humana a la que sirve de escenario (Benjamín Walter). Así como los distintos lectores que leen el mismo libro, encontrando en su lectura nuevas y diferentes experiencias para cada uno. El hombre es un ser observador por naturaleza y lo hace no con la misma destreza del león cuando quiere cazar a su presa; no obstante, la mirada del hombre radica en algo más profundo y, sobre todo, más abstracto que el solo hecho de ver algo, aguzar la mirada y correr hacia el objeto (ver es mecánico). No estoy devaluando la destreza óptica del león, estoy definiendo la agudeza de la mirada inconsciente del hombre. Es decir, mientras un león mira su presa, esto es un acto mecánico de concentración que no puede perder, porque es él quien está enfocando su vista hacia un objeto concreto y determinado. No piensa su acto en sí mismo, simplemente lo hace (porque la vista no piensa). Es un sofisticado instinto primitivo. Observamos entonces que: una cosa es el ojo y otra muy distinta la mirada (Joan Costa, 2003, pág. 15). El ojo muestra una clara ambivalencia entre el ver y el mirar. Cuando el hombre se ubica dentro de un espacio, se encuentra envuelto entre planos tridimensionales y, como observador, se encuentra en el centro de su mundo perceptual en el que no sólo él es el observador: en el

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mismo sentido es observado por los mismos planos en los cuales se encuentra envuelto. Existe una Relación-Figura-Fondo en la interpretación del inter-espacio. El comportamiento del individuo a partir de su espacio temporal y su proxémica determinará que el observador tendrá diversas y cambiantes experiencias visuales de acuerdo al plano de proximidad o analogía que encuentre de cada uno ellos y de sus componentes. De tal modo, entre la arquitectura y el hombre existe una dialéctica a través del silencio de sus planos que puede romperse cuando aparece a su frente la piel de una textura. Es una dialéctica de introspección entre el observador y las texturas que aunque inertes se convierten en “observadores implacables”, enviándole al cerebro una serie de mensajes uno tras otro y siempre diferentes; por tanto, el propio observador se convierte en ser observado. Esta diferencia perceptual logra que la mira del hombre contra la mira de un animal cazador al mismo tiempo de su ejecución meramente fisiológica, se torne también en una ejecución subjetiva y abstracta, en donde obtendrá diferentes y contrapuestos marcadores. El león recibe una impresión de su objeto observado, mientras que el hombre puede estar observando de la misma manera que el león la misma presa y en un tiempo infinitesimal, el hombre recibirá una expresión del mismo objeto observado. Nace continuamente un diálogo inconsciente de imágenes mentales en los procesos de percepción del hom-


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Ilustración: Isabel Rosas Martín del Campo.

bre. Se amplifican, comenzando un juicio que se presenta como “inferencia”. Se apodera del objeto, lo interpreta, lo evalúa. Por lo tanto, entiéndase que lo que está haciendo el observador es sacar una consecuencia de otra, deduce el plano observado y lo conduce a una abstracción. Hay la interpretación de una realidad alterna que Vilem Flusser explica como dicotomías clásicas de división entre sujeto y objeto y denomina al fenómeno como un no-lugar. En ese estado de observación “tráncica” que provoca la observación de una textura, de manera inconsciente, aparece de inmediato la imaginación que nos permite alejarnos de la realidad hacia ese no-lugar, un espacio de interioridad que no es posible precisar con seguridad. Pero que hace evidente la existencia del ser en un plano metafísico que habita en su memoria desde generaciones atrás. Podemos deducir entonces que la mirada, a diferencia de ver, dará una respuesta emocional, ya que es contemplativa, y que de esa abstracción surgida en el inconsciente habrá una extracción en el proceso de pensamiento del habitar. Cuando tocamos una superficie, nuestro sistema del tacto sabrá si es lisa o rugosa, la información recibida directa al cerebro será de carácter literal (débil); sin embargo, al quedarnos tocando la superficie pero, sobre todo, al observarla detenidamente, comenzará una decodificación interna, llena de mensajes (Jacobson). Las primeras imágenes registradas viven en las cavernas; su objetivo fue reproducir una realidad sintetizada,

como un modo de escena. Si echamos un vistazo a esos esquemas primitivos guardados en nuestra memoria genética, sabremos que el proceso de pensamiento tiene una capacidad fractal desarrollada que guarda, dentro, un cúmulo de esquemas relacionados con toda la información que vamos acumulando de forma y de contenido, material e inmaterial y que después es extraída al observar, en este caso, una textura. Por ejemplo, el dibujo de un niño de tres años, de un ser humano, de un árbol o de una silla, su forma más sintetizada de expresar una idea, habita dentro de nosotros. Si esta imagen la repetimos innumerables veces formamos un patrón y si este patrón a su vez lo repetimos en un número de veces infinitesimal creará una textura, que ocultará esas imágenes icónicas sobre una superficie con distintas y complejas huellas mnémicas. Es un código de patrones —expresiones gráficas - referentes mentales— que reconocen en cada objeto, toda su familia, derivados y variaciones. Ahora bien, si a ese plano envuelto por los muros de un espacio determinado, lo conjugamos con elementos que conformen un todo, comenzará en nuestra mente una decodificación, una serie de estímulos, que darán lecturas diferentes, conformando una experiencia mucho más profunda e inconsciente (El placer que el ojo experimenta, de Vilem Flusser, en Diseñar para los ojos, de Joan Costa, 2003).

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“Podemos deducir entonces que la mirada, a diferencia de ver, dará una respuesta emocional, ya que es contemplativa, y que de esa abstracción surgida en el inconsciente habrá una extracción en el proceso de pensamiento del habitar.”

Esta “imagen icónica” que deviene de la observación de una textura en un plano arquitectónico, lleva al “reconocimiento de una experiencia” que surge a partir de la percepción del espacio existencial, invitando a la “contemplación” cuando la libertad del ojo viaja a placer sobre la superficie en su totalidad. Hay un goce estético inconsciente y una recepción estética decodificada, la cual se traducirá en un “discurso o retórica” que envuelve al hombre en el centro de su mundo perceptual. Lo imaginable. La arquitectura de interiores tiene su consigna para el espacio existencial del hombre. Lograr que cada espacio se convierta en un ambiente, donde cada persona que lo habite no solo sea un espectador sino un actor, alguien que está envuelto de un contexto que NO le va dictando una historia diferente cada día; sino que él mismo es el creador de cada historia abstraída en su mente, luego de ver, luego de observar y, al final, de abstraer aquello que se le reveló en su mente. Volveré al ejemplo del cuadro en la pared. Aunque tiene un papel importante, podemos entender que una obra pictórica es un lugar sin extensión, delimitado, donde sus planos no están verdaderamente lejanos, como podría interpretarse en una textura arquitectónica (Milán Ivelic). Por eso no debe haber confusión entre el lenguaje y mensaje comunicacional de una obra pictórica y de una textura, donde la primera es monoespacial y la segunda pluriespacial, porque la presencia del hombre dentro del espacio es subjetiva, depende de su posición. Una obra pictórica es su propio centro y su contemplación, es aprehendida de forma simultánea, como la mira del león; en cambio, una textura puede ofrecer un sistema de referencias dinámico.

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En conclusión, dada la importancia en la decisión de aplicar un acabado en un muro como un elemento comunicacional el espectador tendrá dentro de un espacio expectativas diferentes cada día ante la contemplación inconsciente que le ofrecen esas imágenes icónicas sublimadas en la epidermis de la textura expectante, porque esta cambia gustosa sus dimensiones y matices, ante el clima, la luz, la oscuridad, las sombras, los reflejos. Mientras que una imagen pre configurada, paradójicamente, con todo lo anterior, alteraría su estética pues distorsionarían su imagen estática. Cada cuerpo arquitectónico es una consigna de cambio que convierte al hombre en un receptor-emisor de una comunicación inconsciente y furtiva entre su mente y su cuerpo. El mundo empírico de la realidad visible retiene la memoria a través de una matriz genérica, que Aristóteles llamó “Universalia” y que los semióticos llaman “esquemas icónicos que habitan la mente”. Como un fondo cultural del imaginario colectivo. Así el ojo muestra una ambivalencia entre el ver y el mirar. Digamos que el mirar suscribe la poética de una realidad y en el ver se encuentra el contenido concreto de esa sublimación. Tropo

Isabel Rosas Martín del Campo. Arquitecta de profesión, actualmente cursa la maestría de literatura y escritura creativa; su consigna es el estudio profundo de la teoría del quehacer arquitectónico y su vinculación con la gramática y la poesía como metodología y semiótica del proceso del diseño del espacio. Es docente universitaria. Ha participado con contenidos en el periódico Novedades y Diario la Verdad. Es conferencista y consultora. Radica en Cancún desde hace 24 años.


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De un mundo raro… Miguel Miranda Cuando te hablen de amor Mónica Lavín Planeta 272 2017

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or si alguien tenía alguna duda, aclaro lo siguiente: soy hombre. Sí, me gustan los deportes, jugarlos y verlos televisados, hago de macho alfa en las parrilladas y digo de vez en cuando una que otra maledicencia de carretonero. Esta sesuda conclusión llega a mí después de leer Cuando te hablen de amor, de Mónica Lavín (Ciudad de México, 1955). Y comienzo así, de esta manera tan ranchera como una canción de José Alfredo, porque el universo que plantea la escritora es tan femenino como mexicano. Desde la primera inmersión en las páginas de la novela, el lector entrará al mágico y maravilloso mundo de las mujeres mexicanas, ese arcón de terciopelo y espinas, de sufrimiento olímpico y de gozo por el amor, a costa de lo que pueda suceder. Pero también hay hombres, que irrumpen en los universos femeninos para desacomodar lo planeado o para pagar el vestido de novia. Hombres sensibles y honestos a los que se les antojaron cosas o a los que se les cayeron los libreros encima. Hay padres, madres divorciadas y hermanos gays. Hay de todo en la familia mexicana. Sobre todo, rituales.

Y ese es el gran sentido de la novela de Mónica Lavín, quien ha escrito una veintena de libros de cuentos, novelas y ensayos. Estudió inicialmente Biología en la Universidad Autónoma Metropolitana y se convirtió en escritora por vocación después de participar en un taller literario impartido por el escritor argentino Mempo Giardinelli. En 1986 publicó su primer libro de cuentos (Cuentos de desencuentro y otros, Letras Nuevas) y a partir de entonces sus actividades giran en torno a la literatura. Cuando te hablen de amor es su más reciente novela, donde explora de una manera extraordinaria las pasiones de los hombres y mujeres que habitamos este país. Comienza con el anuncio de la boda de Maya a su abuela Irina, también se encuentra su madre Patricia, divorciada y sola y su tía Lucía, quien deambula en la misma situación. Irina, la abuela, se echa a llorar; “tengo tres hijos, uno de ellos casado tres veces. Los tres viven solos” le dice, como presagio de la tormenta que se le avecina no a Maya, la protagonista, sino al lector, que incauto habrá de ir descubriendo las intimidades de los protagonistas, uno por uno, detalle por detalle. La escritora utiliza el recurso de ir sembrando pistas en cada uno de los personajes, sabiamente construidos en escenarios que van desde una residencia en Chimalistac, los Portales de Veracruz, Pátzcuaro, el Centro Histórico de la Ciudad de México. Lavín deja al lector la acuciosa tarea de ir cerrando el círculo, de descubrir los hilos conductores, de entender cómo la venganza en manos de una

mexicana es cosa seria. Pero al final, el lector, está adiestrado y llegará a la plenitud de la lectura. Llena de personajes con su propia historia que desgrana un pasado y que el lector va hilando poco a poco, Cuando te hablen de amor además tiene un título que invita a echarse unos tequilas, a paladear los sinsabores, a disfrutar las cosquillas de las cosas prohibidas, a entender que todos somos diferentes pero también sentimos, que los hombres somos sensibles y algunas mujeres muy rudas, que como México no hay dos y que el amor es una cosa esplendorosa; y que a pesar de cómo nos vaya en la feria, estamos dispuestos a sobrevivir el intento. Una gran novela, sumamente recomendable con un título que nos inspira a continuarlo: porque yo a donde voy, hablaré de tu amor como un sueño dorado… Tropo Miguel I. Miranda Saucedo (Cd. de México, 1966) Diseñador gráfico y comunicólogo. Profesor de la Universidad Anáhuac. Reseñista habitual de Tropo a la uña. Correo electrónico: zorombatico@gmail.com

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La rapsodia del fúnebre narciso José Antonio Íñiguez Rapsodia poliédrica de fúnebre narcisismo Aldo Revfaulknest Ediciones La Rana Guanajuato, 2017

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ay que decirlo con toda franqueza: un poeta adquiere su credencial de narciso cuando puede y tiene la voluntad de declararse como poeta adquiere un todo: tal. Y sobre honorabilidad inútil de su certificado poético es, acto el que sabe cuando narcifúnebre un Cioran, como dijo ello de burla se embargo, sin sismo y, dinaquerer parece y, sin embargo, mitar la poesía desde su falsa pureza. Los lectores o los moralistas dirán aquí que esta tentativa es hipócrita. Pero entenderlo no es tan complicado. Algunos poetas saben que no hay otra opción. No se creen

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magos ni dioses. Buscan la verdad a toda costa. Buscan también la gracia (más terrenal que divina) que hay detrás de la escritura. Son, por esa razón, unos verdaderos cínicos, y su cinismo los hace narcisistas. Aldo Revfaulknest pertenece, sin duda, a esa clase de poetas. Desde sus primeros poemas publicados en revistas locales y nacionales, irradiaba un yo poético narcotizado de irreverente pesimismo, pero eso sí: siempre consciente de que todo poeta, narciso de nacimiento, se contempla en sus propias palabras. En Rapsodia poliédrica de fúnebre narcisismo, su ópera prima, parece enunciarse esa desangelada premisa fincada desde el siglo XIX: la poesía debe ser escrita, cantada y vivida con cinismo. Y el verso, al unísono, debe tener los pies bien plantados en la tierra, los ojos bien fijos en la cotidianidad, porque el vínculo con la utopía y lo divino se ha diluido en la zozobra y la pérdida de fe. Casi como si fuera una inevitable consecuencia, el hablante lírico de los

poemas de Revfaulknest es un hedonista redimido, y vive —como escribió el poeta infrarrealista, Mario Santiago Papasquiaro— sin timón y en el delirio. Es, por lo tanto, “un dejado de Dios”, y sus actitudes hacen pensar que incluso el poema como artefacto no le interesa demasiado, sino la búsqueda incesante del instante poético y el impacto que pueda provocar: “tengo poemas que mueren día a día/ se oxidan como péndulo en el océano/ agonizantes / tal pétalos de tulipán ciego/ irreversibles / a kilómetros de la tumba de tus labios/ & confieso a los apátridas del moho/ que el sonido de dolor explota en el sueño”. En las seis secciones que contiene este libro, poemas como “partida de póker“, “cuando Caín fornica con el Diablo se apagan las estrellas “, “un loco tolerado no difama “, y el que para mí es su poema más logrado, “giroscopio ambulante”, se entrevé el periplo (sin virgilios) de un poeta al cual sólo le queda su arte poética frente al caos en el que se ha convertido la realidad.


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Ilustración: Héctor Poleo. Angoisse.

Escéptica por determinación, la voz cantante de Rapsodia poliédrica se podría catalogar a sí misma como el prototipo del poeta moderno, representado en Baudelaire, es decir, como una voz que se sabe dentro de un mundo anárquico, que no obedece la moral establecida y ocupa el verso para testimoniar una realidad que ofrece sus callejones como hoyos fonkis y sus bares como madrigueras en donde los desposeídos, los mitos resignificados en seres comunes y corrientes, se completan y se amparan entre sí: “no hay ley en este paraíso de humareda/ moral /ciencia se diluyen en el mingitorio/ códigos / reglas se dispersan como pirotecnia/ la política baila en el claroscuro de la esquina/ pero eso sí / a la periferia del túnel Juan Valle/ : nadie está desamparado en la miseria”. Revfaulknest, gracias a esto ha construido una rapsodia como la vida misma. Una rapsodia que pese a sus fallas —el ritmo a veces intrincado, abuso de la adjetivación, textos que a veces sólo alcanzan a ser estampas etílicas— lleva marcada a

fuego la máxima de Parra por excelencia: a la poesía hay que ofenderla. Al leer este libro se puede descubrir no sólo un poeta que asume riesgos y rompe diplomacias con el lenguaje, sino también a un lector que tiene bien definida la puntería de su estilo en la poesía rupturista mexicana, encarnada primero en Maples Arce, y después en tipos como Jaime Reyes, Abigael Bohórquez y los poetas infrarrealistas. Su plasticidad poética así lo delata. Su contemplación de la urbanidad, por ejemplo, no está nada alejada del canto asfáltico de Efraín Huerta; ni está lejos tampoco del Max Rojas de El turno del aullante con su uso de neologismos y reformulaciones verbales (“chingadería”, “melancohólico”, etc). Aldo Revfaulknest, algo desconocido si quiere, ya había mostrado sus capitales poéticos en antologías como Los caminos de la lluvia: muestra poética de Cancún (Ediciones Del Lirio, 2013). De él sorprendía la madurez y lo que parecía ser el esbozo de una poética peculiar; algo extraño

para un poeta relativamente joven radicado en Cancún, aunque haya vivido, por causas de estudio, unos cuantos años en Guanajuato (en donde se publicó este libro). Habría que leer por eso este libro con la plena consciencia de sus errores y sus grandes hallazgos, pero del mismo modo con el entusiasmo y la seguridad de quien, sentado en una platea, se dispone a disfrutar la rapsodia de un fúnebre narciso, la Rapsodia poliédrica de fúnebre narcisismo que nos regala Revfaulknest. Tropo

José Antonio Íñiguez (Cancún, 1991). Ha publicado en diversas revistas y suplementos culturales. En 2014, fue becario en el género de poesía en el Encuentro de Literatura Los Signos en Rotación del Festival Interfaz-ISSSTE. Ha sido incluido en las antologías Los caminos de la lluvia: muestra poética de Cancún (Ediciones Del Lirio, 2013), Por la señal del alba (Poemínima Editorial, 2015) y Parkour Pop.ético. Mapa poético (SEP, 2017). Es autor de Nueva tierra (Ediciones O, 2018).

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La transgresora profesional Mariel Turrent Grab my pussy Mónica Soto Icaza Amarillo Editores 2017 92p.

“Soy ama de casa y escritora de libros de sexo, pero de sexo bien, no de esas ridiculeces de “erotismo” que te deja caliente, pero no enseña nada, sino de algo parecido al porno.”

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onfieso que tengo prejuicios sobre la televisión. Jamás la enciendo; y aunque puedo estar sentada frente a una pantalla encendida ignorándola, hay ocasiones en las que una sola palabra me atrapa y me hipnotiza al grado de sustraerme de mi mundo y someterme al suyo. Así fue mi primer encuentro con Mónica Soto Icaza. Pasaba frente a una pantalla plana cuando en un renombrado noticiero se despedían de la revelación literaria, la polémica escritora erótica autora del “best seller” Tacones en el armario, recomendando su más reciente libro Grab my Pussy. Como me interesó, me di a la tarea de buscar sus libros. Para mi sorpresa, Tacones en el armario tuvo una sola

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publicación ya agotada desde el 2015 y el recién salido del horno Grab my Pussy lo conseguí bajo pedido. El pequeño ejemplar de Grab my Pussy, editado por la misma autora y encuadernado de forma artesanal, contiene 17 breves textos en los que predomina un tono irreverente frente a la figura masculina. Con un lenguaje explicito que, en su afán de ser escueto, produce un efecto a veces telegráfico, Mónica Soto hace que el lector se mantenga en la superficie del mundo recreado, en las apariencias del ambiente que retrata y en la anécdota. La escritora logra plasmar un tipo de mujer característica del SXXI que tratando de anular un bagaje de opresión femenina se revela en contra de los hombres y los rebaja al grado de objetos sexuales desechables. El tema predominante es la revancha. Todas las protagonistas de sus relatos son mujeres independientes, autosuficientes y autocomplacientes, algunas coleccionistas de orgasmos, o de experiencias volátiles, sin trascendencia, que enumeran cual batallas vencidas. En algunos relatos como Carlos y Georgina, la narración es explícita e irreverente, en contraste con otros como Casi 16 que dejan todo a la imaginación, y Puta de la “paz”, breve y con un humor propio de los chistes que circulan por whatsapp. Sin embargo hay relatos con propuestas interesantes como Fantasías, donde logra de forma acertada el tránsito de

la fantasía a la realidad, al igual que El Parque donde alterna de forma el momento presente con lo que sucede en la mente del personaje. Leve y fugaz, Grab my pussy me dejó un vórtice de imágenes donde vi una intimidad que solo se disfruta en la autocomplacencia, mujeres separadas de sus sentimientos y emociones, totalmente materialistas, que se asumen superiores al sexo opuesto en el entendido de que todos los hombres son mentirosos, machos y mujeriegos. Tacones en el armario es una historia breve, de prosa ágil, narrada en primera persona. La protagonista cuenta de forma superficial cómo supera el engaño de su marido, recobra su autoestima y logra la abundancia material prostituyéndose con hombres ricos. Mónica Soto Icaza es periodista de profesión y se declara transgresora profesional, escritora, lectora insaciable y adicta al deleite. Ofrece talleres de erotismo para la creación literaria. Tropo Mariel Turrent Eggleton (México, D. F., 1967). Ha publicado los libros “Desde adentro” (aforismos) y “Cajón de muertes y amores” (cuentos), y “La jornada del viento” y “Desnudeces de agua” (poemas). Obtuvo el primer lugar en el segundo Concurso de Cuento Juan Domingo Argüelles (1999). Correo electrónico: marielturrent@gmail.com


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De familias que se incendian Ma. Ofelia Arruti Arde Josefina Reyes Retana, Luisa Penguin Random House México 2017 148 p.

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osephine Mary Aspers llega a un hospital psiquiátrico en Real del Monte donde está internado su hermano Juan, que padece epilepsia y esquizofrenia desde temprana edad. Josefina cree que la han mandado llamar porque alguna nueva crisis aqueja a su hermano, pero la razón es muy distinta, aunque no menos terrible: Juan ha embarazado a otra paciente. Así empieza Arde Josefina, la primera novela de la escritora mexicana Luisa Reyes Retana. Aunque la novela es bastante breve (solo tiene 148 páginas), es sumamente intensa. Narrada en primera persona por Josefina, cuenta la historia de los hermanos Juan y Josefina Aspers, que nacieron en Mánchester, Inglaterra, pero desde muy niños llegaron a México con sus padres Jon y Holy. Su infancia transcurre entre Pachuca y la Ciudad de México, en una frialdad sobrecogedora, pues sus padres son totalmente indiferentes, no los aman y no les prestan atención. Ambos se refugian en el cariño que se tienen el uno

al otro y en el que les prodiga su nana Ramona, pero nada puede compensar la falta de amor y el abandono paternal. Pronto, Juan, el hermano menor, muestra una conducta errática. Es ansioso y violento, se agrede a sí mismo y a los demás. Le diagnostican una esquizofrenia temprana, lo que hace que los padres se distancien de los niños aún más. La frialdad de Jon y Holy hace que los hermanos se involucren en una relación de codependencia en la que el uno no puede vivir sin la otra y viceversa. Un día, Juan ve a Josefina y a su novio Terry tener relaciones sexuales y, a partir de ese momento, Juan piensa que fue él quien tuvo relaciones con su hermana. La fantasía del incesto regirá a partir de entonces la relación de los hermanos. Cuando Josefina cumple 18 años, Jon y Holy deciden regresar a Inglaterra, pero no piensan llevarse a sus hijos, así que le pasan legalmente a Josefina la custodia de Juan. La autora narra la historia familiar de los hermanos Aspers alternando el presente y el pasado. Los capítulos nones narran el presente y los pares, el pasado. Curiosamente, los capítulos que narran el presente están en pasado y los que describen el pasado están en presente. Josefina y Juan odian a sus padres y, de alguna manera, también se odian entre ellos, pero su dependencia es mutua e innegable. Juan odia a Josefina, pero la necesita. Josefina odia a Juan, pero siente culpa y la necesidad de ayudarlo.

Arde Josefina —que obtuvo el premio Mauricio Achar 2017 Literatura Random House— está escrita con un lenguaje sencillo, de frases cortas, que permiten al lector seguir fácilmente el hilo de la trama. Es una novela sombría que transcurre entre la locura y la cordura, la realidad y la fantasía, el amor y el odio, la violencia y el abandono, para poner en evidencia lo difíciles que pueden llegar a ser las relaciones familiares y cómo cualquier familia puede convertirse en un incendio. Luisa Reyes Retana nació en 1979 en la Ciudad de México. Estudió Derecho en el ITAM y una maestría en Derecho Comparado en la Universidad de Berkeley, en California. Trabajó como secretaria de estudio y cuenta en la Suprema Corte de la Nación. En 2011, fundó Sicomoro Ediciones, una casa editorial independiente dedicada a la publicación de libros de arte y cocina. Arde Josefina es su primera novela. Tropo María Ofelia Arruti. Es traductora, editora y correctora de estilo. Radica en Cancún desde 2003.

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Gabriela Ramírez

Viaje bipartita I En medio del desierto. Desnuda. Arena en colmena aguijonea mi cuerpo. El viento me hiela la carne. El espíritu. Empuja con fuerza. II Expulso mis huesos, que son mi espíritu. Viajan por un túnel de música nonata. Túnel de tierra y raíces fluorescentes. Música que conozco de tiempo lejano. Música de osamenta tierna. Ovillada. Prematura. III Mi piel se arrastra, agrietada. Aspira arena que puede ser mía. Llega a un oasis, a una fiesta. Música con alaridos del demonio. Luces, perros y perras. Me integran: ladramos. Ardo en el torcido sol. ¿Hacia dónde van los perros?

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Huyen con la cola baja: falos cansados de excitarse. ¿El bramido del demonio se ha debilitado? Náyade se diluye en el oasis. Los residuos de arena pudren la carne, el vientre. IV Tranquilidad: viaje ligero. Sin carne. Sin sangre. Solo mi espíritu. V Tiembla el túnel. Gravedad empuja con fuerza. La osamenta entra por el ombligo. Pero duele. Duele. Duele el cuerpo reunido.


t r a s l u z

El último rostro Soy una cara nueva, un escozor insoportable. Arranco con desvarío la última faz (que creí la última, ingenuamente). ¿Qué muecas me conociste? ¿Qué palabra clave pronuncié? Alguien rumora corazón a caída libre: petirrojo seco cuyo cuerpo nadie reclamó al señor barrendero. Sus ojos de pimienta parecían ver aún esta máscara húmeda cocida en su propia sal. Busqué una palmera vieja para restregarme, como hacen los puercos o las serpientes. A cambio encontré un pedazo de espejo sucio gritando: no será el último rostro, pero te enseñará a callar.

Supervivencia Quién sabe por qué dormimos bajo este techo de lumbre. Si la misma agua nos sació. Y la estatua nos sedujo en efectivo. Quién sabe por qué el adiós, por qué el romance no tuvo flores ni tiempo para llantos y escondites. Enloquecí entre tus escombros, presagios infames de ¿muertes? Te pongo flores, te lloro rabias. Busco la flama en tu sombra. Enciendo las hojas que dejaste: ese humo es la señal. No te preocupes. Ya estoy cuerda.

Gabriela Ramírez Maldonado (CDMX, 1981). Radica en Cancún desde 2006. Fue integrante del Laboratorio de Poesía coordinado por José Antonio Íñiguez y del Taller de Creatividad Libertad bajo palabra conducido por Macarena Huicochea, ambos organizados por el CCL. Trabaja en su primer poemario Tratados sobre la mugre, donde recogerá “los residuos de vida del sujeto lírico en una ciudad que desemboca en un cuarto de azotea, lugar de inicio del caos y la búsqueda de la línea divisoria entre orden y desorden, limpieza y mugre. En mi caso particular, la poesía me ha salvado del suicidio, de la prostitución, del crimen, y me ha permitido vivir el júbilo de la soledad”. Antes de los poemas de estas páginas, nunca había publicado.

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R i n c ó n

R u p e s t r e

Fotografía: Arlos Montoya.

Expresiones urbanas juveniles en Cancún Mauricio Ocampo C.

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orría el año 1996 y en Cancún escaseaban los espacios subterráneos y subalternos en donde la banda pudiera expresarse. En ese momento yo estaba saliendo de la secundaria y la escena rockanrolera en esta ciudad tomaba forma. Se podía escuchar en los hoyos funk a diversos grupos como Prórroga, Polvo de la Urbe, Magia Negra, entre otras bandas, la mayoría de ellas participando en el Colectivo La neta No igual y Sí, impulsado por el Chapulín Rock. El modo de difusión era el programa “Nuestro Rock”, mismo que se transmitía todos los sábados de 1:00 a 2:00 de la tarde en el 15.9 F. M. Los espacios para la literatura eran pocos, y entre ellos sobresalía en 1998 la Casa del escritor, a la cual, los jóvenes suburbes no nos asomábamos debido a una absurda pero entendida división simbólica identitaria: lo fresa (ellos) y lo auténtico (nosotros).

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La ciudad carecía de espacios de esparcimiento y recreación. Para muchos, ir incluso a la Casa de la Cultura implicaba un gasto. Pero, además, lo ahí ofertado no era de interés para nosotros, quienes aún poseíamos —y por el tiempo y espacio vivido—, el estigma de división entre alta cultura y cultura popular. La cultura de masas expresada por Habermas aún no tocaba nuestra sensibilidad juvenil ni nuestro bolsillo, lo que nos llevó a la necesidad de abrir un espacio alternativo de libre expresión en el que la banda pudiera compartir sus rolas, poemas y más choros. Así, en una casa de la Reg. 231 abrió el Rincón Rupestre, espacio fuera de lo común por varias razones: era una zona irregular, a la que se accedía por un camino de terracería de unos 200 metros. Al llegar, lo primero que se veía era una albarrada, un patio grande y detrás una palapa. Su nombre se debe al Manifiesto Rupestre escrito en la década de los 80 por el finado Rockdrigo González. La analogía era muy evidente; ninguno de los


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Arturo Meza en concierto.

poetas, escritores y/o músicos que participábamos en las noches de música y poesía éramos ni intentábamos ser profesionales. Lo único que buscábamos era un espacio autogestivo de libre expresión y con identidad propia. A las primeras reuniones, que se realizaron dentro de la palapa, asistían unas 7 u 8 personas, la mayoría jóvenes de preparatoria. Al paso del tiempo conseguimos un amplificador, una base para micrófono y un micrófono de los más económicos; su sonido era en ocasiones inaudible, pero completaba el ritual músicoliterato. Sacábamos algunas sillas al patio y ahí se armaba la tertulia. Varios jóvenes de distintas Regiones se dieron cita en ese espacio. Con el paso del tiempo y gracias al trabajo conjunto, pudimos realizar un fanzine político cultural llamado El Tlacuache, siempre con un significado y una metáfora: los tlacuaches, al igual que los originarios dueños de estas tierras, han sido perseguidos y exterminados, pero siempre se resisten a morir.

Para 1999 y con el apoyo y solidaridad de más compañeros, pudimos invitar al espacio a Arturo Meza y a Fernando Medina Ictus, músicos ya reconocidos en la escena del rock underground mexicano. Así transcurrieron los años con la presencia de más personas, no solo músicos, también intelectuales y escritores de otros lugares como el finado Vampiro de la banda de rock urbano Sur 16, el Llanero Solitito del grupo Cultural Cleta, Charly Montana, el legendario Rius, Javier Elorreaga Verdegué también conocido como el Comandante Vicente del EZLN, Lalo Laredo, Ofelia Medina, hasta la visita a ese espacio en 2006, del Subcomandante Marcos, ahora Subcomandante Galeano1. La vida cultural del Rincón Rupestre no puede entenderse al margen de su acción política. Declarado zapatista, impulsó las actividades y talleres así como encuentros del ahora extinto Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN), tanto local, regional, estatal e incluso con presen-

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t e r t u l i a s cia internacional. La actividad del colectivo sigue presente en distintos espacios, en distintas formas, en distintas trincheras. Los gritos necios se siguen escuchando y la bandera de rebeldía no deja de ondearse. Los jóvenes que participamos en él, no pudimos desvincular el fin de la creación artística con el compromiso ético de transformar al mundo, y no por una simple rebeldía pasajera inherente a esa etapa de la vida, sino porque la mayoría vivimos de cara a cara ese México profundo del que habla Guillermo Bonfil Batalla. Nos marcó, por ejemplo, el dolor y hambre de justicia de muchas personas que en el camino conocimos y que vivieron de cerca el 68, el 71; también nos dio una bofetada la masacre de Acteal, del Charco, las crónicas de represión gubernamental hacia aquellos que después del Festival de Rock y Ruedas en Avándaro quisieron seguir expresándose de manera libre por medio del rock, pero fueron reprimidos por el Estado. Comimos tacos de sal en la banqueta mientras nuestras abuelas vendían en el tianguis; algunos otros fuimos expulsados de escuelas públicas, lo cual nos obligó a buscar trabajos indignos con sueldos de miseria. Pero lo que más nos marcó, fueron las diferentes historias que cada uno vivió; la supervivencia en una ciudad cosmopolita y diversificada. Es mentira que Cancún en la década de los 90 tenía oportunidades para todos: había también trabajos de bajo perfil y muy mal pagados. Quizá pudimos asimilar con el corazón todo lo anterior porque no estábamos en la burbuja del internet ni en la realidad virtual que ahora nos aliena, y que adjetiva a las nuevas generaciones como milenails. Porque, a pesar de todo, nuestra educación traía la herencia de la conformación de ciudadanos formados en la asignatura de civismo en las escuelas, que ahora es cívica y ética (domesticación del ciudadano, o lo que es lo mismo, te enseñan a poner la otra mejilla). Nos hacían —a pesar de todo— valorar nuestra historia y rescatar nuestros símbolos patrios, hacer honores a la bandera y amar este país como lo demanda el artículo 3ero constitucional. A veinte años de distancia, todo lo dicho en la actual juventud se hace inasible. Así, cada manifestación artística nace y se hace en un contexto sociocultural concreto, que nos lleva a determinar el ontos (ser) de nuestro actuar, lo cual genera en ocasiones la reivindicación de nuestro pensar como verdadera, olvidando que la realidad es una, y lo demás son meras interpretaciones intersubjetivas de la percepción.

No tribus A diferencia de otras manifestaciones culturales, quienes asistíamos al espacio del Rincón Rupestre en realidad no pertenecíamos a alguna tribu de las denominadas urbanas. En contraste con lugares como el extinto D. F. —ahora CDMX—, el espacio acuñaba a distintas ideologías y gus-

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tos musicales, todos girando alrededor del rock, pero no de manera diferenciada. Es decir, convivíamos desde punks, roleros, poetas urbanos, metaleros, raperos, hasta escritores. Quizá el común denominador fue el deseo de la libertad creadora, la justicia y la libertad de expresión. Lo anterior fue interesante, pues muchas de las manifestaciones subculturales y contraculturales tienen elementos simbólicos definidos que los diferencian y los llevan a reivindicar su YO frente a los demás grupos. Algunos de esos elementos simbólicos se pueden identificar en el lenguaje, y todos ellos se sintetizaban en un adjetivo: la banda. Se le denominaba banda a ese grupo de jóvenes que se reunía en la esquina o en lugares que ellos mismos generaban, teniendo como común denominador una ideología definida, algunos con un pensamiento reivindicativo o revolucionario, una cosmovisión y un espacio sociocultural común. La banda, integrada por jóvenes suburbanos marginados, nace por la falta de afinidad incluso en la familia. El joven suburbano no tenía un espacio en el que se sintiera a gusto, integrado, entendido y querido. Lo anterior no era de extrañarse. Cancún se empezaba a configurar como ciudad y las manifestaciones urbanas juveniles se empezaban a crear a partir de la gran diversidad cultural que aportaba una sociedad flotante como la que en ese momento habitaba nuestra ciudad. En términos de manifestación sociocultural, lo que demostró el fenómeno de integración cultural expuesto por el desarrollo y creación del Rincón Rupestre, es que no siempre se generan tribus urbanas. Es decir, ese prototipo nace en función de contextos particulares y necesidades específicas de clima social. En el caso de nuestra ciudad, lo que se generó fue una serie de manifestaciones culturales diversificadas que lograron encontrarse en un espacio común, libre de prejuicio y persecución política, un espacio de iguales, donde las actividades iban del espacio a la calle y viceversa. Por un lado, no hubo, al menos hasta ese momento, persecución política, porque los jóvenes no éramos un peligro para los intereses del Estado —cuyos integrantes estaban más preocupados en sacarle jugo a ese cochinito de engorda llamado Cancún, como en otros lugares. Y por otro, tampoco hubo persecución de iguales, es decir, de grupos similares, porque todos logramos coincidir en un espacio en constante crecimiento y construcción. Lo que no podemos negar, es que la persecución policial se dio desde los primeros eventos culturales y políticos. En suma, el espacio tuvo éxito porque no fue permeado por institución política estatal alguna, pero, sobre todo, porque nació de una cultura auténtica y real, la cultura de la calle.


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De las calles a las redes o la banda en el ahora Actualmente, en este 2018, los espacios para los jóvenes en Cancún no existen, y los que existen han sido creados por los mismos jóvenes. El único lugar en el que el joven se sentía libre y pleno, era con sus coetáneos, apropiándose de las calles (como la banda de los pelones, clan bebés, Ruta 7, etc.) y los que tuvimos oportunidades por condiciones particulares, creamos y recreamos estas condiciones a partir de manifestaciones culturales diversas. Han pasado veinte años desde la creación del Rincón Rupestre y la realidad de nuestra ciudad sigue dando vueltas. La banda como tal se ha difuminado. A lo mucho hay grupos aislados que intentan cada uno reivindicar para sí su visión de la realidad a partir de manifestaciones artístico culturales, llevando su creación a espacios políticamente correctos como cafés, casas de la cultura o galerías, regresando a lo que en siglos pasados se le denominó la alta cultura y el ser culto. La diferencia quizá estriba en que estos espacios destinados para la alta cultura, se mimetizan de manera dialéctica con lo urbano, con lo popular, es decir, se hace y rehace un refrito posmoderno de la sociedad líquida. Como categoría de estudio para los juvenológos, el término “banda” se ha distorsionado no sólo conceptualmente, sino fácticamente, como grupos delictivos, de tal

suerte que el libro de Jorge García Robles ¿Qué tranza con las bandas? (1985) es ya —para Cancún— parte de la historia contemporánea de un país que está en crisis. El internet y las redes sociales, en las que el joven puede ser si quiere Dios, han venido a sustituir, en cierta forma, las redes reales, es decir, a manifestaciones juveniles históricamente necesarias como la banda. Ahora, los elementos simbólicos compartidos, las ideologías y pensamientos diversos, se encuentran en lo que denomino islas/red. Las relaciones interpersonales se ven cada día más distantes, y son sustituidas por realidades virtuales en las que la individualidad nos lleva a ver, en ocasiones, los sueños compartidos cuerpo a cuerpo, en sueños aislados que se pierden en una red de datos que cosifican al ser. Por eso ahora decimos, y seguiremos diciendo, que necesitamos más espacios para construir, en los que sean los jóvenes los actores y no el insumo económico y político de algún partido. Mientras eso no suceda, abajo seguiremos soñando utopías mientras arriba seguirán cosechando rencor y desprecio. Tropo

Mauricio Ocampo. Sociólogo con especialidad en Cultura y maestro en Pedagogía. Es autor del libro La Universidad Pública: vendedora de paisajes oníricos como objetos de consumo (Ediciones del Lirio, 2012).

Una de las características en los movimientos revolucionarios clásicos de Latinoamérica, es la mitificación del caudillo criollo. Lo anterior llevó a que gran parte de la sociedad mexicana se identificara con el líder carismático que Marcos representaba, pero no con el movimiento zapatista en sí, y menos con las comunidades indígenas. Por eso Marcos sintió la necesidad de negarse como el líder criollo que la mayoría veía, y matara de manera simbólica al Subcomandante Marcos, para dar paso al Subcomandante Galeano. El significado es múltiple: por un lado, pretende romper el mito del líder criollo, se niega como líder y le regresa a las comunidades su carácter de sujetos históricos; por otro, reivindica a un compañero base de apoyo zapatista, conocido como Galeano, quien fuera asesinado por un grupo de paramilitares priistas ese mismo año. Esa reivindicación nos hace pensar que Marcos se mimetiza nuevamente con el movimiento y dice: Soy uno más. 1

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Conociendo a Shakespeare Roberto Parra

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odo comenzó a finales del semestre pasado con una proyección de la obra de teatro Amadeus, la cual formaba parte del programa de las obras del National Theatre Live de Londres que se proyectan en la Universidad del Caribe. Fui a ver esa obra y quedé maravillado, aún más que con la película del mismo nombre, de la que soy admirador desde hace más de veinte años. Tristemente, en el público solamente estábamos siete personas, incluyendo a mi amigo Emilio Reyner, quien se encarga de la cartelera cultural de la universidad. Durante el intermedio comenté con él que algo debería hacerse para que esas obras llegasen a más gente. Ya lo había intentado todo, me dijo; promocionarlas por la ciudad con anuncios impresos y en la radio, regalar entradas, obligar a estudiantes a ir (lo cual era contraproducente, pues algunos se aburrían y terminaban viendo videos en sus celulares). Pensando en voz alta, le dije que ojalá hubiera un grupo de apreciación en la universidad para fomentar el gusto por el teatro. Emilio me dijo que debería aventarme a crearlo yo mismo. ¿Teatro, yo? No cuento con experiencia alguna en teatro, y tengo la capacidad histriónica de un tronco. Lo seguí

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William Shakespeare. Retrato Chandos, artista y autenticidad sin confirmar. National Portrait Gallery.

meditando esa noche, y horas después me llegó un brote de inspiración. Desde que empecé a estudiar la universidad me gustan las obras de William Shakespeare. No me considero un experto, pero haciendo un recuento rápido, de las 37 obras de teatro, atribuidas tradicionalmente al Bardo, yo había leído dieciocho ya (¡casi la mitad!), algunas parcialmente en inglés. Además, he visto representaciones teatrales de varias de ellas, y también muchas adaptaciones fílmicas, incluyendo versiones ya clásicas, como las dirigidas por Franco Zeffirelli y Orson Welles, hasta versiones mucho más modernas, como las de Julie Taymor y Kenneth Branagh (ahora sé que Shakespeare es el autor cuyas obras han sido llevadas en más ocasiones al cine). No tengo las credenciales ideales, pero si no lo intento yo, ¿quién lo hará? Un par de días más tarde le conté a Emilio mi idea, la cual apoyó generosamente desde un inicio. Hice un esbozo de programa. No sabía si llamarlo taller, curso, o qué. Quería hacer algo más parecido a una conversación entre amigos que a una clase. A Emilio se le ocurrió llamarlo Círculo Conociendo a Shakespeare.1 El nombre me gustó y quedó decidido. Estaría abierto a toda la comunidad de Cancún, no solamente a universitarios. Emilio consiguió que nos asignaran el auditorio A1 de la Universidad del Caribe los viernes de 6 a 8 pm, lo cual


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La reconciliación de los Montesco y los Capuleto sobre los cadáveres de Romeo y Julieta. Óleo de lord Frederic Leighton (1830-1896, United Kingdom).

me emocionó mucho, pues el lugar cuenta con butacas (dándole un aire a teatro), un excelente proyector y una consola de audio para proyectar películas, videos e imágenes. Comenzamos a darle difusión al proyecto para dar inicio en enero de 2018. Empecé a organizar mi material. Tenía ya algunas de las obras de Shakespeare, y gracias a Amazon conseguí, en menos de una semana y a muy buen precio, los cinco tomos de sus obras completas traducidas al español, editadas recientemente por Random House Mondadori en la colección DeBolsillo, así como la edición de las obras completas en inglés conocida como The Norton Shakespeare (sin duda una de las más reconocidas actualmente, por sus más de 3,500 páginas, con notas y comentarios para cada obra). No soy un especialista del idioma inglés, pero estudié un par de años en Estados Unidos, de modo que tengo cierta facilidad para hablarlo y me gusta mucho leerlo. Así que decidí que el proyecto incluiría, para mí, el desafío personal de leer las obras también en inglés. Terminadas las vacaciones de invierno y tras algunas semanas de preparación, llegó el día de la primera reunión. No tenía idea de cuánta gente asistiría, y me dio mucho gusto ver que llegaron nueve personas (número nada despreciable cuando se trata de una actividad cultural), con un rango

de edades bastante amplio, e incluso que algunas de ellas pisaban por primera vez nuestra universidad. Comencé con una breve introducción sobre la vida de Shakespeare. Para ello me basé en el primer capítulo de la biografía escrita por Bill Bryson, autor conocido mundialmente por su libro de difusión científica llamado Una breve historia de casi todo.2 También en esa primera ocasión hablamos sobre uno de los poemas más famosos escritos por Shakespeare, el llamado Soneto 29, sobre el cuidadoso uso del lenguaje en los sonetos, con sus reglas estrictas de métrica (versos de diez sílabas con sílabas débiles y fuertes alternadas), y rima (abab cdcd efef gg), y de cómo a pesar de su rígida estructura ofrecen un contenido maravilloso, una explosión de sentimientos y significado condensados en exactamente catorce líneas y ciento cuarenta sílabas. Inició entonces una charla muy entretenida entre los participantes, y las dos horas se pasaron volando. Los miembros de nuestro nuevo círculo, incluyéndome, quedamos muy contentos con esa primera reunión y con ganas de seguir. En la siguiente reunión leímos cuatro diferentes traducciones del primer diálogo entre Romeo y Julieta, una de ellas hecha por Pablo Neruda. Vimos cómo ese primer diálogo, muy breve, entre Romeo y Julieta tiene la estructura exacta de un soneto, en el que Julieta comple-

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Facsímil de la página 21 del Tercer Quarto donde aparece el primer diálogo entre Romeo y Julieta. Imagen en el dominio público, disponible en archive.org.

menta los versos de Romeo, y este los de ella, en lo que parece una elegante danza hecha con palabras. Lleno de imágenes religiosas, de alguna manera este diálogo logra ser en diferentes momentos inocente, juguetón y erótico. Romeo se acerca a Julieta, sin conocerla; le toma la mano y le dice que, si atreverse a tocar a una santa como ella es una transgresión, sus labios dispuestos están a deshacer la ofensa con un beso. Ella le responde que las estatuas de las santas no pueden moverse, pero sí cumplir las plegarias. Antes de ser interrumpidos por la nodriza de Julieta, ya se han dado dos besos. Una discrepancia entre las diferentes traducciones al español del segundo verso de este diálogo (donde algunas dicen “pecado”, otras dicen “castigo”) me llevó a consultar la obra en inglés. Observé para mi sorpresa que mientras unas versiones dicen “sin” (pecado), otras dicen “fine” (castigo o multa). Gracias al internet pude descargar el llamado Tercer Quarto de las obras de Shakespeare, la primera edición donde aparece la obra Romeo y Julieta. Confiado en que ahí resolvería mi duda de una vez por todas, encontré que en esa versión la palabra que aparece es “sinne” (una de las variaciones ortográficas aceptables en aquella época de la pala-

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bra “sin”). Según logré averiguar, sin embargo, muchos editores han creído que se trata de un error tipográfico, pues la palabra “sinne” ahí no tiene mucho sentido, dicen, y en cambio la palabra “finne” (una de las variaciones de la palabra “fine”, o castigo) completa mejor la frase. Confundir una “f” con una “s” no era poco común en la época, debido al uso de la llamada “s larga”. Otros editores han decidido permanecer fieles al original, de modo que ahora aproximadamente la mitad de las ediciones dice “castigo” y la otra mitad “pecado”. ¿Quién tendrá la razón? Leer a Shakespeare es una labor digna para un detective, y esto es sólo un ejemplo de ello. Por mi parte, sin querer dejar zanjada esta cuestión, me parece que la palabra “shrine” (templo), que aparece antes dentro del mismo verso, hace que fonéticamente se escuche mucho mejor en ese verso “fine” que “sin”. Los asistentes al círculo, cada vez más animados y participativos, al parecer han quedado satisfechos hasta ahora y van aumentado en número. En cada reunión hacemos la lectura dramatizada de alguna escena. Empezamos también con un sistema de préstamo gratuito de películas en DVD para miembros del círculo (contamos ya con trece películas basadas en obras de Shakespeare). Al día de hoy, después de seis semanas, hemos charlado sobre los sonetos de Shakespeare, sobre algunas escenas de Romeo y Julieta y Hamlet, y ahora estamos leyendo completa la obra de Macbeth. También hemos asistido a la proyección de dos obras de teatro inglés contemporáneo (Rosenkrantz and Guildenstern Are Dead, de Tom Stoppard, y Salomé, de Yaël Farber). Gracias a Emilio, he dado tres entrevistas radiofónicas promocionando nuestro círculo en diferentes estaciones de la ciudad. El número de asistentes llegó ya a quince, toda una multitud. Ojalá que algunos de los lectores de Tropo también se animen a conocer a Shakespeare con nosotros. Tropo Círculo Conociendo a Shakespeare, viernes de 6 a 8 pm, Auditorio A1, Universidad del Caribe. Entrada gratuita. No se requiere inscripción. Para mayor información escribir al correo electrónico: rdparra@ucaribe.edu.mx Roberto Parra. Maestro en filosofía por la UNAM y profesor investigador en la Universidad del Caribe.

“Círculo: m. club o sociedad con fines recreativos o culturales” (quinta acepción de la palabra “círculo”, en el Diccionario de la Real Academia Española, 23ª. edición). Bryson, B. (2007) Shakespeare: The World as Stage. Nueva York: HarperCollins Publishers. Existe traducción al español: Shakespeare: El mundo como escenario. Barcelona: RBA. Traducción de Andrés Ehrenhaus (2009). Con estilo increíblemente ameno y con base en una investigación muy minuciosa y bien documentada, Bryson presenta los elementos objetivos con que contamos sobre la vida de Shakespeare (en realidad son muy pocos) y cómo a partir de ellos, y otros de procedencia muy dudosa, se han construido historias sobre él que tienen poco sustento. También cuenta de las muy diversas teorías que desde hace más de ciento cincuenta años han planteado la posibilidad de que las obras atribuidas a Shakespeare hayan sido escritas por alguien más (Francis Bacon, Christopher Marlowe, la reina Isabel u otros), y cómo dichas teorías tienen mucho menor apoyo que lo poco que sí se sabe sobre Shakespeare. 1

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Juan Carlos Serrano

Nunca me sentí mejor

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unca me sentí mejor —la obra de teatro con la que Juan Carlos Serrano retoma con más fuerza su vocación teatral (luego de ejercer durante años la narrativa como género primario) y que ha tenido muy buena aceptación— muestra la crisis existencial de un hombre frustrado. Por un lado, es un periodista que vive la censura de su jefe y, por otro, es un marido que padece una rutinaria vida familiar. ¿Qué te inspiró a tratar este tema? —Fueron dos situaciones: la primera, salir del tema clásico de problemas de pareja (que ya había visto mucho); y segunda, generar una reflexión sobre la realidad, en este caso cuestionándome los medios de comunicación. Entonces, hay un ser humano, marido y trabajador, agobiado, y que descubre la posibilidad del cambio. Creo que el teatro no es de soluciones sino de preguntas, y esta obra induce a preguntarnos sobre nosotros y enfrentarnos a un espejo que nos permita reflexionar acerca de nuestra vida. — Por su trasfondo y por su forma, ¿cómo definirías el teatro que haces? —Trabajé desde muy joven en lo que se denomina teatro independiente o alternativo. Mi interés está vinculado a lo social, y dentro de esta problemática encontramos al hombre (el actor) y toda su dimensión existencial y psíquica. Respecto a su forma, considero que para captar público, donde no lo hay o hay muy poco, debemos comenzar por utilizar un lenguaje convencional y de a poco introducir nuevas formas de lenguaje dramático, que en este momento serian contraproducentes. —La puesta en escena es hasta cierto punto novedosa con el juego de luces utilizado. ¿Cómo llegaste a la decisión de enfatizar los efectos dramáticos a través de la creación de estas atmósferas? —Una cosa es el lenguaje dramático utilizado, que yo elegí que fuese convencional (para ser vinculante con el espectador); y otra la construcción dramática, que sentí que podía avanzar hacia otros significados. Por eso, la puesta tiene elementos más actuales: espacios simultáneos, que

van surgiendo y desapareciendo con juego de luces. —¿Por qué elegiste presentar esta obra en un espacio como La Carpita, con la compañía Libélula Teatro y esa Cooperativa Teatral? —Porque este espacio tiene la notable virtud de recibir proyectos independientes, y porque a Didier Caballero, uno de los responsables de La Carpita, lo conozco desde hace un tiempo. Cuando tuve la obra terminada, me acerqué a conversar con ellos y surgió la posibilidad de ponerla en escena. —El teatro como acto literario vivo al parecer sigue en crisis. ¿Por qué escribir obras dramáticas en estas circunstancias? —No coincido con esta afirmación. Hay muchos ejemplos de que esto no es así. En nuestra ciudad, es posible que estemos en el comienzo del lenguaje dramático. Pocos aquí escriben teatro. Pero cada vez vamos siendo más quienes logramos interesar a un público espectador mayor, incluso con adaptaciones de la literatura clásica del género, que es una alternativa muy válida. —¿Qué crees que debe hacerse para la formación de públicos teatrales? —Lo más importante es difundir la oferta teatral de la ciudad. La gente no se entera de lo que se está presentando. El teatro, a diferencia del cine, que posee carteleras monumentales, no debe esperar a ser descubierto: debemos ir a buscar al público, que nos vean en redes sociales, en las puertas de los foros, en medios editoriales como este, en cuanta oportunidad se presente para publicitar, no solo lo nuestro, sino también lo de los compañeros de oficio. —Cuál es tu visión del teatro cancunense? —El teatro en Cancún existe. Lo conozco desde que llegué en 1999. Pero también debo decir que no lo he visto crecer al ritmo de la ciudad. Los teatreros han decidido encarar sus proyectos de forma aislada. Hay cuatro foros que se mantienen desde hace muchos años y uno más de creación reciente. En el camino han desaparecido algunos otros. Insisto: es fundamental que la actividad se reagrupe, que se defienda como una sola actividad, que se publicite de la misma manera, dejando de lado egoísmos que no aportan al crecimiento del arte dramático. Tropo

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Ser o no ser creativo Macarena Huicochea

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a creatividad es esencial para la vida, y la misma naturaleza nos lo demuestra al explorar todas las posibilidades de existencia: no hay una sola flor, un solo animal, ni siquiera una especie que no manifieste ese poder creativo para hacer cambios, adaptaciones y ajustes a cada momento, todo en función de la evolución y la supervivencia. La vida, como bien dicen, es un flujo en constante movimiento y transformación: nada se queda quieto, estático, inamovible. Nuestra misma evolución nos ha exigido ir más allá de todas nuestras limitaciones. Al carecer de medios “naturales” para sobrevivir (pues somos las criaturas más frágiles y las más vulnerables), la necesidad nos ha despertado la capacidad de crear herramientas y desarrollar civilización. Imagínese el lector en medio de la selva o en el desierto, solo, sin nada de lo que la creatividad ha dado al hombre como medio de desarrollarse. Sin creatividad, jamás hubiéramos descubierto cómo hacer fuego, ni la rueda, menos la escritura o el lenguaje: somos, por lo tanto, producto de ese talento innato a la naturaleza, pero especialmente desarrollado en la humanidad a través de la cultura, la ciencia y las artes. Sin embargo, la creatividad no es sólo necesaria para los artistas o científicos, sino para todos en general, pues se necesita ser creativo para todo: para enamorar, para conseguir o crearse un empleo, para comunicarnos mejor con las personas que nos rodean, para tener mejores relaciones con la familia, los jefes, los colegas... Cuando falta creatividad en nuestra vida, seguimos repitiendo las mismas conductas y actos, una y otra vez,

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Ilustración: Christoph Nierman.

sin entender que hay que buscar nuevas formas de ver, de ser, de relacionarnos y de interactuar, de lo contrario, giramos en círculos viciosos, sin salida, aferrados a creencias, ideas, suposiciones y experiencias que no necesariamente son la única posibilidad de vivir. Un niño siempre preguntará por qué (hasta que los papás o la escuela le hagan sentir que no hay más respuestas) y, al crecer, como cualquier adulto, dejará de preguntar y comenzará a actuar aún sin saber el porqué, perdiendo gran parte de su curiosidad y afán por explorar las posibilidades inexploradas por sus antepasados, familia, amigos… El mundo se reduce entonces a lo “posible”, creyendo que sólo es posible lo que ya está hecho o comprobado. Sin embargo, el fuego, la rueda, el avión, el teléfono inalámbrico o las computadoras (por citar algunos de los inventos de la humanidad) no existían en la realidad y parecían imposibles: ¿Que el hombre pudiera volar? ¿Que miles de toneladas de acero flotaran en el aire e incluso pudieran salir a otros mundos? ¿Que la gente pudiera comunicarse al instante y enterarse de lo que sucede al otro lado del mundo en segundos? ¿Robots que operan a distancia o que cocinan? ¿Autos que vuelan o que son anfibios? Todo esto, que a la mayor parte de la humanidad le pareció inalcanzable e irreal en algún momento, ha sucedido gracias precisamente a la creatividad de quienes no se han resignado a creer que solo existe una sola manera de resolver un problema. Y eso es la creatividad: la capacidad de encontrar soluciones a problemas que a veces parecen irresolubles. Pero, como toda capacidad, la creatividad requiere de estímulos y de reforzamiento. Todos nacemos creativos, pero desafortunadamente, la capacidad innata se va adormeciendo


t e r t u l i a s

Fotografía: Agustín Labrada. Un sello para la eternidad.

miento en el que recordemos quiénes somos en realidad y cuál es nuestra verdadera voz, para poder expresarla con todo su poder y fuerza. No es en vano que en todos los mitos se atribuya a la palabra el poder de crear (“Y dios dijo: “…” “En el principio era el verbo…”), y tampoco es casual que el hombre construya su realidad a partir del lenguaje. Así que sirva este texto como una incitación a desarrollar nuestra creatividad, a escuchar nuestra propia voz y convertirla en palabra que nombre el mundo en el que realmente queremos vivir, nutriéndolo con nuestras acciones y obras. Cualquier actividad que realices con CREATIVIDAD dará más y mejores frutos que los esfuerzos repetidos sin la pasión, el entusiasmo y la confianza que nos brinda (según se dice) nuestro destino de nombrar y re-crear el mundo, para hacerlo un mejor lugar para vivir y convivir en comunidad. Tropo

hasta que parece haber desaparecido, lo cual no es verdad. Nadie pierde su creatividad: la abandona, renuncia a ella, la tiene arrumbada y, sin el alimento de la imaginación, va decayendo. Porque, como todas las fuerzas inherentes a la humanidad (el amor, la seguridad en uno mismo y las diversas habilidades que poseemos), la creatividad requiere de esfuerzo y constancia. Descubrir y recuperar tu creatividad puede ser una aventura muy interesante, llena de sorpresas y hallazgos inesperados en los que descubras que posees más habilidades y capacidades de las que pensabas. Te puede ayudar a resolver desde un asunto de comunicación en pareja hasta la forma de encontrar la inspiración para arriesgarte por el camino del arte o, simplemente, darte las habilidades para expresarte y relacionarte mejor a través de la palabra. Ese don es una de las fuerzas más poderosas que tenemos para construir nuestra realidad y habitarla, para comunicarnos, transmitir ideas y conocimientos de generación en generación; pero también para abrir muchas puertas y alcanzar el éxito. La creatividad es la llave maestra para cualquier transformación y crecimiento. Y sólo se requiere que recuerdes cómo usarla, con la espontaneidad y el sentido lúdico que te permite jugar, actuar, fingir, soñar, interpretar y, sobre todo, sentir a la persona que realmente eres y que, tal vez, en algún momento, se ha sentido prisionera de los aprendizajes y expectativas de los demás. El aprendizaje y la solución de problemas puede convertirse en un reto muy divertido en donde podamos descubrir y desenmascarar los miedos ocultos, sin dejar que se apoderen de nosotros; en donde logremos recuperar los sueños perdidos; en un proceso de autoconoci-

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Filosofía, ecología, economía y política

Poder ciudadano: más que el voto en conciencia Marcos Constandse

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omo todos sabemos, la democracia es algo mucho más que el ejercicio del derecho del ciudadano a votar para elegir a sus dirigentes políticos. La democracia no termina ahí, y suponerlo es una concepción equivocada. Porque una vez que se ha elegido a determinados funcionarios públicos para los distintos cargos en el gobierno, es necesario que éstos funcionen dentro de un “sistema de derecho” donde no cometan los abusos de poder a que están acostumbrados, ni caigan en actos de corrupción que solo dan satisfacción a sus anhelos de enriquecimiento ilícito. Para que esto no ocurra, la única solución que existe, es que la sociedad civil se agrupe y exija que todos los servidores públicos cumplan con las obligaciones que les fue-

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ron conferidas y los obligue a actuar “sirviendo a la sociedad” que les paga sus sueldos y no “sirviéndose de ella” para satisfacer ambiciones de dinero y poder. Por eso, debemos apoyar a todas las organizaciones sociales que pugnan por cambiar esta realidad. Solo la sociedad unida podrá modificar la mentalidad corrupta y perversa de 90% de esa raza política que nos gobierna, en todos los niveles. Tan solo recordemos los setenta años en que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue el partido hegemónico que gobernó a México. Si bien bajo su régimen se alcanzaron grandes metas, también se cometieron grandes abusos. Como carecía de una real oposición, durante esta época se creó una figura (la de Presidente) que en realidad se comportaba como un rey de poderes absolutos; y sus gobernadores fungían como virreyes absolutos, así como los presidentes municipales se


Fotografía: Agustín Labrada. Yo soy la primavera.

ostentaban como pequeños dictadorcillos con sus cortes de diputados, senadores, secretarios, directores, etcétera, que obedecían incondicionalmente a sus cabezas. Era insostenible ya que los tres poderes (el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial), donde idealmente se distribuyen las responsabilidades de la República, se hayan fusionado en uno solo —el Presidencial— que durante mucho tiempo convirtieron al Presidente en el Dios de la política, en la persona que elevaba a quienes él quería elevar, y cuya voluntad hacía caer a quien quería, y así, secuencialmente, gobernadores y presidentes municipales. Lamentablemente, diecisiete años después de que la oposición ganara la Presidencia, los vicios de estos setenta años de príato continúan, estructurados y anquilosados en la mayoría de los funcionarios públicos. Y si bien ha habido un cambio, con las corrientes modernas del positivismo y la pérdida de poder presidencial, se han generalizado en cambio los dos vicios más perversos de la política mexicana: la corrupción y la impunidad. Estos vicios están presentes en todos los niveles, en todas las Secretarías de estado y en todos los gobiernos estatales y municipales, donde 90% de los políticos y funcionarios que toman decisiones económicas son corruptos, y, lógicamente, patrocinan la impunidad (al grado de que la famosa ley anti-corrupción, la convirtieron en una ley de protección de la corrupción, deformando o intentando deformar al fiscal anticorrupción, para convertirlo en un fiscal que protegiera al corrupto en turno que lo designara). Y esa ha sido la historia de estos 17 años. Todas las leyes electorales, judiciales, corporativas, etcétera, que se tratan

de reformar para actualizarlas, fracasan por malos procedimientos. Incluso las maravillosas reformas constitucionales de los años 2013 y 2014, al llevarlas a la Constitución y las leyes secundarias, fueron detenidas por la perversión y la corrupción, que las deformaron. Para acercarnos a lo que llamamos una sociedad civilizada, activa y moderna (por desgracia, aún muy lejos de nosotros), los ciudadanos debemos salir a votar este domingo 1 de julio por aquel candidato cuyos “programas” sean los más congruentes con ese anhelo de justicia, seguridad y progreso que tiene el pueblo de México. Cada uno de nosotros, conforme a nuestra conciencia, elegiremos a las personas que nos gobernarán, y para hacerlo, es nuestra responsabilidad informarnos lo más posible de los programas de cada uno de los candidatos. Pero una vez hecho esto, hay que darles seguimiento para que los funcionarios elegidos no cometan los abusos de poder que el sistema les permite. Reitero: la única solución es que la sociedad civil se agrupe y exija que todos los servidores públicos cumplan con las obligaciones que les fueron conferidas y los obligue a actuar “sirviendo a la sociedad” que les paga sus sueldos y no “sirviéndose de ella” para satisfacer ambiciones de dinero y poder. Tropo

Marcos Constandse. Empresario cancunense. Autor de los libros Yo soy nosotros. Una visión transpersonal del mundo (Diana, 2002) y Ecología y espiritualidad (Diana 2003). Su más reciente libro es, Déjalo ser, una novela sobre la historia de Cancún. Correo-e: marcos@xcaret.com

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f o t o g r a f í a

Ilustración: Laszlo Moholy-Nagy, Pink traffic abstraction, 1937-40

Cinética se escribe con luz Angélica Mercado

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primera vista, esta imagen podría parecer un accidente fotográfico, un error técnico, pero ciertamente no lo es. Vemos pinceladas en tonos que sugieren tridimensionalidad, patrones que definen ritmo, percibimos movimiento y, por ende, tiempo; solo en la medida que es representado y percibido, el tiempo existe, y es su transformación en lo cuantificable lo que reconocemos. Entre todas las representaciones del tiempo, el arte ha recreado su duración de formas tan diversas y bellas que ha modificado nuestra percepción y en consecuencia nuestra concepción del tiempo; se puede decir que las artes visuales nos han presentado la realidad temporal que vivimos, siendo el movimiento o la ausencia de él, la única referencia visual que tenemos del tiempo. Aristóteles fue el primero en dar una explicación racional al observar que la percepción del tiempo es conjunta a la del mo-

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vimiento; sin embargo, frente a la abstracción del tiempo la razón tiende a pasar a un segundo plano. En el mundo ideal, Platón había definido el tiempo como la “imagen en movimiento de la eternidad”; y tal vez en ese contexto podría decirse que lo que vemos en la fotografía es tiempo, y si complementamos con la versión cristiana de su filosofía haría más sentido, ya que, según se afirma, la eternidad es atemporal. Para San Agustín, el tiempo solo existe dentro del universo creado donde Dios existe en un presente continuo, un no-tiempo donde presente, pasado y futuro son un mismo instante. Al ver una fotografía abstracta sucede algo similar. Los escasos elementos referenciales hacen que la imagen parezca suspendida en un no-tiempo, un tiempo simbólico para ser interpretado libremente por el observador y, comúnmente, en el proceso de significación se pierde de vista el elemento principal que crea la imagen y la intención de quien la produce. En sí, lo que vemos en la fotografía son formas bidimensionales dibujadas por luz, solo luz, la máxima fuente de creación, aunque Bergson diría lo mis-


f o t o g r a f í a

Ilustración: Gjon Mili. Picasso dibuja un centauro con luz. 1949.

mo sobre el tiempo: “duración es invención, elaboración continua de lo absolutamente nuevo”. Entre luz y tiempo no hay que escoger, son actos simultáneos de creación en permanente cambio, actuando como los dos hemisferios del cerebro; solo que para la luz, el tiempo no existe. La ciencia explica que a la velocidad de la luz el tiempo simplemente no transcurre; el fotón, la partícula portadora de todas las formas de luz, no solo carece de masa, lo que le permite atravesar libremente cualquier espacio, sino que además no necesita acelerar, lo que significa que cuando se crea ya está a su máxima velocidad. Siendo que no existe nada más veloz, resulta interesante pensar que el movimiento se estudia en función del tiempo y éste se empezó a medir observando la longitud de las sombras dando paso al primer reloj, un ingenioso y simple reloj solar. La relación entre luz, movimiento y tiempo es innegable y esencial para la creación, y en caso particular de la imagen fija, es una herramienta fundamental de codificación comunicativa. Desde el comienzo de la fotografía como una forma de representación realista, uno de los desafíos para el fotógrafo era capturar el movimiento, la cinética invisible hasta entonces. Cuando la cámara congeló el movimiento, el tiempo quedó suspendido ante nuestros ojos, mostrándonos un fragmento legible de su duración; ya no era invisible, podía ser evocado sin palabras y mejor aún, la luz, podía verse en acción. Se experimentó hasta encontrar en las fotografías de larga exposición un nuevo mundo para mostrar y comprender.

¿Qué es una larga exposición? Toda fotografía representa un tiempo y un espacio condicionados por luz; a nivel técnico, una forma de crear una dimensión temporal es manipulando la velocidad y la cantidad de luz en la cámara, es decir, podemos elegir cuánta y por cuánto tiempo dejaremos que la luz dibuje sus formas en el material fotográfico, a esta relación se le conoce como exposición. Una exposición rápida o corta sería entonces un congelado, tiempo detenido para proyectar un instante, mientras que un barrido se refiere a una lenta o larga exposición y transmite la idea de duración. Ambas técnicas, han abierto puertas hacia la interpretación del tiempo y el estudio sobre el caprichoso comportamiento de la luz. La fotografía Pink traffic abstraction es uno de los experimentos de Laszlo Moholy Nagy sobre el fenómeno de la luz en la que inscribió el efecto del caos lumínico en película de color mediante el uso de una larga exposición —la fotografía original es en color, está compuesta de colores cálidos, predomina el rosa, un tanto de rojo y otro poco de amarillo flotando en fondo negro para contrastar—. Los colores sobreexpuestos fueron capturados de la iluminación de calles y señales, semáforos, y su habilidad sin esfuerzo para traducir y transportar el concepto de luz y espacio de un medio a otro, transformando las limitaciones de la visión humana en un universo de formas de luz a través de las leyes ópticas de la cámara. Para él, el ojo de la cámara es un órgano artificial que permite la exploración del poder inherente de la luz para dar forma.

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f o t o g r a f í a

Aunque algunos fotógrafos exploraron las posibilidades técnicas más allá de lo habitual, era la visión de Moholy Nagy la que influyó en otros trabajos. La realidad de la Primera Guerra y su fascinación por las propiedades democráticas de la máquina, lo llevan a los círculos artísticos más relevantes de su tiempo; con poca formación como artista comenzó a pintar, pero pronto creció su descontento al evocar el ritmo en el lienzo. Pronto, el pigmento fue remplazado por la luz, el marco estático de una pintura por objetos cinéticos y el óleo por la película fotográfica, marcando el umbral entre los Siglos XIX y XX. Mientras el jazz y las flappers arrasaban en Europa, Moholy pretendía reconciliar arte y humanidad con las máquinas, siendo Walter Gropius quien hizo eco de este punto de vista bajo el lema “Arte y tecnología, una nueva unidad” dando a la escuela Bauhaus de arte y diseño un programa de orientación donde Moholy enseñó de 1923 a 1928. Como Moholy no estaba interesado en el celo evangélico de los “ismos”, se concentró en la sensibilización visual para alcanzar una nueva visión. Trabajó en casi todos los géneros, de la poesía Dada, constructivismo y suprematismo, a un redescubrimiento de la fotografía y su plástica, escenografías de vanguardia, películas, tipografía, publicidad y finalmente objetos cinéticos. Su interés y experimentos con la luz dirigieron muchas de las principales preguntas que enfrentaba el arte moderno en la primera parte del siglo XX. Sus experimentos de “escribir con luz” se han convertido en un espectáculo mágico y han demostrado cómo la tecnología se puede aplicar en nuestra existencia cotidiana a través del arte hacia una nueva visión. La acertada innovación de Moholy no solo modificó la forma de ver, sino que aportó una técnica que sería explorada y adoptada por otros artistas como Gjon Mili, fotógrafo para la revista Time. Cuando visita a Picasso en París para la realización de la portada, le muestra algunas fotografías de patinadores barridos entre otros dibujos de luz; Picasso quedó anonadado ante las posibilidades estéticas de escribir con luz y jugó con Mili a

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Laszlo Moholy Nagy: Fotografía de Lucía Moholy (1925–26). Gelatina sobre plata.

pintar centauros y cuanta forma se le ocurrió, creando la icónica imagen de Picasso que pertenece a la serie conocida como “Dibujos con luz de Picasso”. La fascinación se extendió de quince minutos de entrevista a cinco sesiones de experimentación. Para escribir o dibujar con luz a manera de diversión, solo se necesita curiosidad e iniciativa, un espacio oscuro —que puede ser la playa—, fuentes de luz en movimiento apuntando hacia la cámara —lámparas de mano, celulares, bengalas—, un tripié —o una base sólida para inmovilizar la cámara— y una larga exposición. Hoy, la búsqueda de Moholy Nagy se traduce en una nueva visión heredada a todos nosotros. Reconocemos el movimiento al ver luz en acción, que en sus formas escribe el transcurrir del tiempo y su devenir para concedernos un vistazo a la eternidad, que de existir, sería solo luz. Tropo

Angélica Mercado. Fotógrafa independiente, egresada de la Escuela Activa de Fotografía y docente de historia del arte, fotografía y técnicas de laboratorio blanco y negro. Como teórica de esta disciplina, se ha especializado en la difusión cultural de la fotografía.


Convoca Casa Nawala a talentosas diseñadoras

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on el objetivo de fortalecer las marcas y productos de mujeres emprendedoras, Casa Diseño Nawala realizará el 16 de junio el encuentro “Women in Art and Design Weekend.” #WADW, que reúne a talentosas mujeres (ilustradoras, diseñadoras, artistas nacionales y locales) que han sabido abrirse camino en el mundo del diseño y el arte. El encuentro forma parte de los eventos temáticos que periódicamente lleva a cabo este colectivo de creativos jóvenes, que busca la formación y exposición de artistas, el fortalecimiento y promoción del talento local, y, sobre todo, el networking y el emprendimiento creativo. Para el evento —que aspira empoderar no solo a las mujeres sino inspirar a todos—, se han programado diversas actividades, desde bienestar personal y motivación hasta herramientas para fortalecer tu marca o producto: revisiones de portafolios, reproducciones en serigrafía, muralismo, finanzas y marketing para proyectos creativos. Habrá una mesa redonda de emprendedoras que habitan en el #SuresteCreativo, con convivencia incluida y pinta de mural en vivo. Todo en un ambiente tropical, dentro de las fabulosas instalaciones de Estudio Creativo, en Puerto Juárez. Habrá venta de comida y cocktails; #Networkingcreativo y mercado de diseño. Previo a este evento, se realizará una pre activación con ilustradoras locales que consiste en un mural de la artista Hola Lou (de Tulum) en la en Sm. 27, cerca de la galería Casa Diseño Nawala, en el marco de la exposición “Sororidad” donde talentosas artistas plasmarán la hermandad y solidaridad entre mujeres; posteriormente, el 14 de junio se llevará a cabo el tradicional evento de los jueves “Dibuja y Bebe No. 17 #WADW. Dentro de las sorpresas de este año, el evento #WADW tiene confirmadas a Andonella y Ely Ely, dentro del line up de artistas, a lo cual se sumarán otras actividades como sesión de yoga, plática de motivación, fast fashion y mercado de diseño y moda con marcas lideradas por mujeres. Encabezado por Pixie Delgado, Casa Nawala es un proyecto de vocación autogestiva que ofrece una amplia variedad de materiales para artistas que desarrollan proyectos de arte, y que se ha posicionado como referente del arte, la ilustración y diseño gráfico en Quintana Roo desde hace casi 3 años. Su logística de talleres y eventos de gráfica, caligrafía, diseño y cultura, se complementa con fiestas temáticas de pintura (como la realizada con la campaña #SuresteCreativo y como la próxima: “Women in Art and Design Weekend.” #WADW). Tropo


Félix Barra

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Cuarto oscuro: Ese lugar donde no es posible vislumbrar ni siquiera la mano propia. Ese lugar fue, es y será por siempre un refugio, un santuario, un espacio para desnudar por completo cada risa, miedo, sueño, deseo y lágrima en compañía de nada más que la plata y una oscuridad que te cobija paso a paso. (Alejandra Mendoza)

Félix Barra. Egresado de la Escuela Activa de Fotografía. En Cancún, se ha dedicado a la fotografía comercial. Sobre su trabajo El tiempo pasa dejando huella, el artista expresa lo siguiente: “Viajamos en una aventura donde mucha veces no nos detenemos a hacer el ejercicio de contemplar lo que nos rodea. No nos tomamos el tiempo de observar, y el tiempo pasa dejando huella. Somos seres en constante movimiento junto con este mundo que cambia a cada instante, pero nos hemos convertido en seres inanimados, en personas monótonas, porque no ejercitamos nuestra capacidad de contemplar, de explorar más allá de nuestras zonas de confort. Y, sin embargo, afuera todo se sigue moviendo.”.

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Pág. 62: Arriba: Revelado desigual 1 // Abajo: Doble exposición, negativo y fotograma. Esta página: Revelado desigual 2

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