Material para leer y experimentar | Bethlehem reborn

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MATERIAL PARA LEER Y EXPERIMENTAR

Presentación

La Basílica de la Natividad de Belén es un antiguo lugar sagrado y templo cristiano ubicado en Palestina. A pesar de su larga historia y de haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, los efectos del tiempo, de conquistas, transformaciones y de los miles de visitantes que recibe todos los años comprometieron su estructura e integridad. Por ello, el Estado de Palestina creó un comité internacional para su restauración. Durante casi diez años, expertos italianos y artesanos locales colaboraron en su puesta en valor y recuperación, proceso que logró rehabilitar su sistema constructivo y parte de las representaciones artísticas que decoran sus muros (principalmente mosaicos y pinturas murales de distintas épocas).

Esta muestra, curada por Taisir Hasbun y coorganizada entre el Centro Cultural La Moneda (CCLM) y la Embajada del Estado de Palestina en Chile, tiene su origen justamente en la restauración del edificio.

Desde Belén, el pueblo palestino transmite al mundo un poderoso mensaje de esperanza a través de la exposición Bethlehem Reborn. Las Maravillas de la Natividad. El CCLM, con el mismo espíritu, buscar contribuir en la difusión de este mensaje abriendo sus espacios a la exhibición de la Basílica, una obra arquitectónica que hoy resurge como símbolo universal de paz.

La exhibición, distribuida en tres espacios —el acceso Teatinos, el Espacio Wiphala y la Galería de Patrimonio—, invita a los públicos del CCLM a descubrir el inmenso valor artístico

recibe a peregrinos y a personas interesadas en visitar e investigar el lugar de nacimiento de Jesús. Esta muestra destaca las obras de restauración de la basílica, que gracias a un arduo trabajo colaborativo ha logrado revertir el deterioro. Por ello, el título de la muestra pone el énfasis en el renacimiento de la iglesia, en la recuperación de su esplendor original y en la consolidación de una oportunidad única para presenciar las maravillas que esta resguarda. Documentando los casi diez años de rehabilitación y excavaciones arqueológicas, Bethlehem Reborn narra la historia integral de la basílica, considerando su desarrollo desde el período más incipiente en el año 333 d.C. hasta la actualidad.

A pesar de las adversidades que el pueblo palestino ha enfrentado, el proyecto de restauración pudo cumplir sus objetivos y transformarse en una exposición que promueve el intercambio de ideas y las discusiones interculturales entre distintas comunidades. Este es el ánimo que, a través de la cultura, el CCLM, en un esfuerzo cooperativo con la Embajada del Estado de Palestina en Chile, busca transmitir y expandir a las generaciones venideras.

Por otra parte, es importante reconocer que, desde el año 2019, la exposición ha itinerado por distintas ciudades del mundo.

Su primera parada fue en el Museo del Vaticano en Italia y posteriormente se ha mostrado en distintos espacios culturales de ese país, como también en la Casa de la UNESCO en sus sedes de Viena y París, y en el Museum of the Bible en Washington DC (Estados Unidos). Su primera y exclusiva parada en América Latina es el Centro Cultural La Moneda, entregándole al público chileno la oportunidad de conocer la riqueza visual, patrimonial e histórica de la Basílica de la Natividad.

Debido a la magnitud de la muestra —que consta de fotografías (contemporáneas y de archivo), videos, maquetas, vestimentas y reproducciones de mosaicos—, su recorrido se extiende por el acceso Teatinos, sigue hacia el espacio Wiphala y finalizar en la Galería de Patrimonio, cubriendo casi todo el nivel –1 del CCLM.

BELÉN EN LOS TEXTOS

BELÉN EN LOS TEXTOS

El nombre «Belén» es citado tempranamente en las fuentes históricas. Las primeras referencias a la ciudad se retrotraen al año 1350 a.C. en las cartas de Tell al-Amarna, que nos muestran el intercambio del información entre él en ese entonces gobernador egipcio de Palestinas y el Faraón egipcio Amenhotep III. Belén era descrita como una parada importante para los viajeros de Siria y Palestina que viajaban hacia Egipto.

Más referencias a la ciudad aparecen en las tablillas cuneiformes del archivo del Faraón Akenatón (1553-1536 a.C.), hijo de Amenhotep III. En ellas, se habla de la ciudad «Bit Lahmu», situada a poca distancia del territorio de Jerusalén (Custodia Terrae Sanctae, 2024).

Las cartas de Tell al-Amarna también indican que Belén era una ciudad fronteriza de Palestina Central y un puesto de avanzada que miraba hacia el desierto. Esta guarnición pertenecía a los filisteos, quienes gradualmente fueron desplazándose a la tierra de los cananeos hasta ocupar mayoritariamente la costa meridional entre Jaffa y Gaza. Hacia el 1200 d.C., tras años de intercambio entre culturas, el país sería llamado Palestina.

La Torá, libro sagrado del judaísmo, en su lengua original nos habla de un territorio llamado «Bet Léhem», que en su traducción del hebreo significa «la casa del pan». También es mencionado como «Efratá», es decir, fertilidad o fructífera (Santa Biblia, Génesis 31:35, 2009, p. 63). Más allá de la carga simbólica y religiosa que representa la ciudad de Belén en la actualidad las diversas lenguas y significados nos presentan una tierra históricamente fértil y abundante, cuyos rebaños de ovejas y cabras resaltan como la principal actividad comercial (Custodia Terrae Sactae, 2024).

Si bien en El Corán, el libro sagrado del islam, no hay una referencia directa a Belén como tal, su traducción al árabe, «Beit-Lahm», significa «la casa de la carne», que concuerda con un territorio abundante en dicho recurso.

BELÉN EN DISPUTA: UN TESTIMONIO

TEMPRANO DE OCUPACIÓN Y REVUELTAS

BELÉN EN DISPUTA: UN TESTIMONIO TEMPRANO DE OCUPACIÓN Y REVUELTAS

En primera instancia, es prudente situar el lugar geográfico de Belén. La ciudad de Belén se encuentra a unos 10 kilómetros al sur de Jerusalén, a más de 700 metros sobre el nivel del mar Mediterráneo, en una meseta que desciende hacia el oriente en dirección al mar Muerto.

Los acontecimientos relatados en el Antiguo Testamento no solo refieren a la llegada futura del Mesías, sino que también pueden ser abordados como una fuente histórica que relata las diversas ocupaciones, repartos de tierras, migraciones y exilios de los distintos pueblos y comunidades que habitaron la ciudad de Belén.

La invasión por parte de Nabucodonosor en el 586 a.C. provocó la deportación del pueblo judío a Babilonia, mientras que el rey persa Ciro II permitió que Belén fuese repoblada (Santa Biblia, Isaías 45:1, 2009, p. 1176). La ciudad sería nuevamente ocupada en el 333 a.C. bajo el poderío de Alejandro Magno, dando pie al sometimiento de la población palestina por un período de casi 100 años.

Siglos más tarde, los territorios palestinos serían conquistados por Pompeyo en el año 63 a.C., ocupación romana bajo la que se enmarca el nacimiento de Jesús. Este acontecimiento no solo daría pie a la base de la cultura occidental, sino que también permitió que Belén tomara lugar como una importante ruta de peregrinaje y devoción.

LA BASÍLICA DE LA NATIVIDAD: CONTADA A TRAVÉS DEL ARTE

LA BASÍLICA

DE

LA

NATIVIDAD: CONTADA A TRAVÉS DEL ARTE

Antes de que se levantase la Basílica de la Natividad, la gruta en la que había nacido Jesús estuvo enterrada por varios años. Sobre este mismo lugar, durante las primeras décadas de ocupación romana, fue construido un templo dedicado al dios pagano Adonis. Sin embargo, la gruta siguió siendo frecuentada y venerada por los primeros cristianos. A pesar de ser un espacio de gran valor espiritual y simbólico, el sitio quedaría destruido y despojado de todo signo cristiano, al igual como sucedió con el Santo Sepulcro de Jerusalén.

La Basílica de la Natividad es una iglesia que nos habla de la resignificación de espacios sagrados. Durante el período del emperador Adriano, la cueva o gruta que era venerada por los primeros cristianos por ser el sitio donde nació Jesús, fue reemplazada por un templo dedicado al dios Adonis, que para el mundo griego y helénico representaba la belleza, la fertilidad y la renovación permanente.

Con la llegada del emperador Constantino al poder en el año 306 d.C., la cristiandad y todas sus ramas se verían fuertemente reforzadas. Primeramente, por medio del Edicto de Milán (313 d.C.), Constantino promulgaría la libertad de culto en el imperio, hecho que marcó una nueva relación entre religión y poder imperial. A su vez, este acto fomentó la producción literaria cristiana y la construcción de basílicas, abriendo un período de renacimiento para los sitios de culto (Juan Ramón Carbó, 2017, pp. 558-559).

Este vínculo se estrecharía aún más tras la realización del «Concilio Ecuménico de Nicea» en el 325 d.C. Si bien el motivo principal de la instancia era resolver el problema de Arrio obispo considerado hereje por negar la naturaleza divina de Jesucristo sus efectos se pueden medir en distintos ámbitos.

Uno de los temas más discutidos durante la época del cristianismo primitivo fue la fijación de la Pascua de Resurrección, puesto que no se celebraba el mismo día en los lugares que estaban sometidos a la ocupación romana (Catalina Balmaceda, 2020, p. 155). Bajo el Concilio de Nicea se ordena que la Pascua se celebre el mismo día en todos los rincones del imperio.

Gracias a diversas gestiones realizadas por la madre de Constantino, la reina Helena, en el año 333 d.C., se inicia la construcción de la Basílica de la Natividad, un templo que le devolvería la dignidad e identidad al sitio de origen de la cristiandad, y asimismo, a quienes habitaron y transitaron la ciudad de Belén.

¿Sabes cómo se fija la fecha de la Pascua de Resurrección?

¿Qué efectos pudo tener que Constantino se haya declarado cristiano en aquel entonces?

Según tú perspectiva, ¿qué importancia tuvo la construcción de la Basílica de la Natividad en Belén?

Esta imagen fue tomada por el Departamento de fotografía de la American Colony y registra la zona griega ortodoxa de la Basílica de la Natividad alrededor de los años 1934-1939. El archivo pertenece a la Colección de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.

LA RECUPERACIÓN SIMBÓLICA A TRAVÉS DEL ARTE

El proceso de restauración de la Basílica de la Natividad ha desentrañado una rica historia sobre el arte y la arquitectura, que ha sabido resistir a las diversas ocupaciones, intervenciones y religiones que cruzaron su puertas.

Analizando su estructura, uno de los componentes que más resalta son sus columnatas, cuyos capiteles retienen con fortaleza las gruesas vigas de madera. Varios de estos elementos pertenecían a la primera basílica construida en la época de Constantino, donde se encontraron distintos oficios y materiales importados de otros rincones de Oriente y representan un verdadero trabajo artesanal. Las columnas de la nave están talladas en piedra malaki extraída de las canteras de Jerusalén, mientras que las vigas de madera de cedro provienen del Líbano.

LAS COLUMNAS DE LA BASÍLICA BAJO LA LUPA

Si examinamos con detención, las columnas de la basílica están ornamentadas con diversas imágenes de santos, la mayoría realizados en el siglo XII d.C. Pero estos no son los únicos elementos y registros presentes, pues también podemos encontrar un gran número de dibujos y símbolos que dan cuenta de la historia de peregrinación a la basílica: son auténticas huellas, inscripciones o grafitis dejados por peregrinos que han visitado el templo a lo largo del tiempo.

Desde la construcción de la Basílica de la Natividad los símbolos cristianos también sufrieron su propia revolución, ya que antes de que Constantino declarara la libertad de culto, los cristianos debían utilizar íconos crípticos para representar la nueva religión. Algunas de las figuras que más se repitieron en la época primigenia del cristianismo son la del «buen pastor», «el pez», «Orfeo» y «el Crismón».

Si quieres conocer en detalle los nuevos símbolos y grafos que utilizaron los peregrinos en las columnas de la basílica, te invitamos a recorrer la sección de la exposición que comienza en el acceso Teatinos del Centro Cultural La Moneda.

A lo largo de la historia, la basílica se vio enfrentada a saqueos y daños, tales como los que realizaron los samaritanos en el 529 d.C., quienes desvalijaron un importante número de monasterios e iglesias del territorio. El emperador Justiniano lograría sofocar la revuelta y, posteriormente, una de sus primeras medidas tras la recuperación fue la reconstrucción de la basílica.

Además de la edificación del templo, Justiniano comisionó la creación de un mosaico con imágenes de los reyes magos, quienes vestían ropas de usanza persa. Esta sutileza permitió que la basílica sobreviviera con la toma del territorio por parte de los persas en el 614 d.C. (Custodia Terrae Sanctae, 2024).

EL MOSAICO: UN ARTE MÍSTICO REVOLUCIONARIO

Los espléndidos mosaicos fueron una consecuencia de la libertad religiosa propiciada por Constantino, y rápidamente se convirtieron en la principal manifestación artística y visual de la basílica. La gran inversión económica dedicada a la construcción de edificios, fundamentalmente de iglesias cristianas, dio origen a esta forma de arte monumental, adecuada para decorar las paredes y pavimentos de estos espacios.

La destreza y minuciosidad que implica la creación de mosaicos, sumado a la resistencia material y física del producto, convirtieron a esta técnica en la más apreciada de la época (Inés Monteira, 2019, p. 38).

El mosaico no solo destaca por su riqueza material y técnica exquisita, sino también por el propio sentido comunicativo de estas imágenes: acercar al hombre al plano divino. La ausencia de aspectos subjetivos y contextuales derivan en una estandarización de la forma, en que los humanos están predefinidos por reglas estrictas.

Bajo un sentido cristológico y trascendente, los cuerpos han de equivaler a nueve cabezas: tres para el torso; tres en la parte inferior; y el rostro, que también estará dividido por tres partes. Estas proporciones configuran a un ser humano armónico, cuyos atributos y dimensiones están relacionados a la trinidad divina.

Entre los mosaicos de la época de las Cruzadas que decoran las paredes del transepto (o nave transversal), uno destaca sin lugar a duda: representa a la virgen María rodeada de ángeles y apóstoles mientras contempla la ascensión de Cristo al cielo. En la imagen contemplamos un fragmento de este gran mosaico donde aparece un ángel y un apóstol.

Imagen: © Cortesía de Bethlehem Reborn Foundation

¿Qué materiales resaltan en el mosaico anterior?

¿Qué colores son los más presentes?

¿Logras identificar alguna emoción en los rostros de los protagonistas?

¿Hay presencia de algún paisaje de fondo?

Si tu respuesta a las últimas dos preguntas es «no», pues esto es lo que buscaban los artistas bizantinos, ya que el aspecto central de estas obras de arte es el carácter divino de sus protagonistas: Jesús, la Virgen María y los ángeles; no así el entorno u otras representaciones.

UN ESPACIO EN TORNO A LA DIVERSIDAD

UN ESPACIO EN TORNO A LA DIVERSIDAD

Entre los siglos VIII y XI, la ciudad de Belén sería nuevamente invadida. En esta oportunidad, la invasión fue por parte de las fuerzas árabes-musulmanas.

En los primeros años de expansión del islam, el califa Ummar ibn al-Jattab expandió las fuerzas musulmanas fuera de Arabia, llegando a ocupar casi dos tercios del Imperio Bizantino.

Belén, en este nuevo contexto, pasaría a estar bajo control del califato, abriéndose a otra etapa de incertidumbre y resignificación, aunque también de tolerancia. Al ingresar a la basílica, Ummar se puso en posición de oración, gesto que, a la larga, garantizó un espacio de respeto entre cristianos y musulmanes.

Así, la basílica se transformó en un lugar de devoción para ambas comunidades, a pesar de que las hostilidades entre estas religiones fueron creciendo paulatinamente. Este espacio de respeto propiciado por Ummar permitió la sobrevivencia de la Basílica de la Natividad tras la destrucción de los santuarios impulsado por el califa fatimí Al-Hakim (Custodia Terrae Sanctae, 2024).

Esta imagen, capturada por un dron, muestra una vista aérea del complejo de la basílica ubicado en el centro de Belén.

Imagen:

Al-Hakim fue el sexto califa fatimí en Egipto. Su mandato se caracterizó por sucesivos conflictos internos y por sus controversiales acciones, como por ejemplo:

1. Destruir el templo de Jerusalén;

2. Obligar a los cristianos a portar la cruz de madera en el cuello;

3. Forzar a los judíos a llevar un becerro en el cuello para recordarles el pecado;

4. Prohibir que los zapateros fabricaran calzado femenino;

5. Proclamarse como un ser divino, prohibir el ayuno en el Ramadán y la peregrinación a La Meca;

6. Los seguidores de Al-Hakim se referían a él con la frase AlHakim bi Amr Al-lāh, es decir, «Gobierna por mandato de Dios».

La Basílica de la Natividad fue un espacio de tolerancia en un contexto de invasiones y hostilidades religiosas.

¿Qué piensas sobre aquel proceso?

¿Bajo qué circunstancias se encuentra Palestina actualmente?

JESÚS Y MARÍA EN EL CORÁN

Si bien el gesto realizado por Ummar al ingresar en la basílica propició un espacio común entre musulmanes y cristianos, el respeto y aceptación cultural-religiosa va más allá de este hito.

El Corán, libro sagrado del islam, reconoce ampliamente los libros del pentateuco (La Torá del judaismo), así como también relata el hecho principal del Nuevo Testamento: la revelación a la Virgen y el nacimiento de Jesús.

A diferencia del cristianismo, El Corán define a Jesús —Issa en árabe— como un profeta enviado por Dios, y no como hijo de él (Isa García, El Corán, trad. 2017).

El judaísmo, el cristianismo y el islam, se constituyen como tres religiones reveladas. Esto quiere decir que su dogma se basa en la comunicación entre un ser divino con el pueblo. En el caso del judaísmo, La Torá fue entregada por Dios a los judíos en el Monte Sinaí; en el cristianismo, Dios se revela al mundo a través de su hijo; mientras que en el islam el arcángel Gabriel le indicó a Muhammad que recite los primeros versos del Corán.

Si quieres conocer las referencias a María y Jesús en El Corán, te invitamos a visitar el Espacio Lector del Centro Cultural La Moneda. Solicita la copia traducida del Corán de su colección y busca las suras 3, 4, 5 y 19.

EL ANICONISMO DEL ARTE ISLÁMICO

Tanto la Biblia como El Corán rechazan las idolatrías, pero al hablar de producciones artísticas durante el período de la ocupación musulmana de Belén, esto se manifiesta de una forma completamente distinta. Como hemos revisado hasta aquí, la Basílica de la Natividad está compuesta principalmente por obras de origen cristiano, representados, entre otros elementos, por mosaicos, frescos y objetos simbólico-religiosos.

La gran diferencia que podemos advertir entre el arte islámico y el arte bizantino es que en el primero hay una importante ausencia —o poca presencia— de figuras humanas. Esto tiene su razón de ser, pues para los musulmanes la palabra tiene mucha más importancia que el mensajero. Bajo este principio, la producción de arte islámico se reduce a objetos mejores o de carácter decorativo, en el que destacan los elementos caligráficos, la presencia de vegetales, la exaltación de figuras geométricas y una paleta de colores plana con líneas negras (Jesús Patiño, 2010, p. 4).

Las obras más concurridas por los artistas islámicos solían ser las alfombras, tapices, vestimentas y cerámicas.

LA RESTAURACIÓN DE LA BASÍLICA DE LA NATIVIDAD:

DESENTRAÑANDO SU VALOR CULTURAL Y ARTÍSTICO

LA RESTAURACIÓN DE LA BASÍLICA DE LA NATIVIDAD: DESENTRAÑANDO SU VALOR CULTURAL Y ARTÍSTICO

Si bien hemos hablado ampliamente sobre cómo el arte ha viajado a través de la historia de la basílica, es necesario abordar los procesos que abrieron dichos descubrimientos.

El proyecto de restauración fue impulsado por el gobierno del Estado de Palestina, comenzando su ejecución en el año 2010 bajo la dirección de expertos italianos. No exento de dificultades, el proyecto logró conciliar los requerimientos de las tres comunidades cristianas que administran este templo: católicos apostólico-romano, católicos ortodoxos y la iglesia católica armenia.

La amplia historia de saqueos e invasiones generó un importante deterioro estructural y gran parte del legado histórico y artístico de las comunidades que transitaron y habitaron la basílica quedaron sepultados por el paso del tiempo. Aquellas vigas que no pudieron recuperarse fueron reemplazadas por otras del mismo tipo encontradas en Italia.

De los 130 metros cuadrados de mosaico que se conservaron hasta el momento de la reparación, el cien por ciento recobró su legibilidad. Además, gracias a la termografía, se descubrió un séptimo ángel que estaba completamente cubierto por yeso.

Entre otros descubrimientos y rehabilitaciones, el real impacto de este proyecto se mide en recuperar la dignidad e identidad de un espacio que no solamente es la cuna del cristianismo, sino que también es una fuente inagotable de información que ha logrado trascender e involucra a gobernantes, comunidades, peregrinos y visitantes que dejaron su huella a través del tiempo.

LA ARTESANÍA TRADICIONAL PALESTINA: IDENTIDAD

Y POSIBILIDADES COMERCIALES

LA ARTESANÍA TRADICIONAL PALESTINA: IDENTIDAD Y POSIBILIDADES COMERCIALES

La llegada de los monjes franciscanos a Belén hacia fines del siglo XVI trajo consigo el arte de tallar el nácar. La también llamada «madreperla» fue utilizada hábilmente por los artesanos palestinos para producir maquetas de las iglesias de Tierra Santa, surgiendo como una posibilidad de sustento económico ante la gran cantidad de peregrinos que frecuentaban el lugar.

Yousef Zoughbi (1878-1964) fue uno de los artesanos que siguió esta tradición. En la exposición Bethlehem Reborn. Las Maravillas de la Natividad podrás observar una maqueta del templo realizada por Yousef en madera de olivo y nácar.

Las obras de arte que hay al interior de la basílica dialogaban perfectamente con lo que sucedía al exterior. Si se trata de belleza, detalle y fineza, los atuendos «malak», que vestían las mujeres locales, relucían frente a los ojos de quienes visitaban Belén. Las piezas de seda siria se bordaban con puntadas en relieve creando vistosos patrones florales y geométricos, para posteriormente ser cosidas al vestido.

REFERENCIAS

Catalina Balmaceda (2020). Constantino. Emperador cristianoEmperador romano. Revista Teología y vida, vol. 61, 131-161.

Custodia Terrae Sanctae (2024). Belén-Basílica de la Natividad. Consultado en: https://www.custodia.org/es/sanctuaries/belen-basilicade-la-natividad/

Inés Monteira (2019). Arte cristiano y arte islámico en época medieval (siglos III a XII). Madrid, Editorial Universitaria Ramón Areces.

Isa García (2017). El Corán. Turquía, Libro de Signos de Fundación.

Jesús Patiño (2010). Introducción al arte islámico. Revista de clases de Historia, n°169, 1-10.

Juan Ramón Carbó (2017). El Edicto de Milán. Perspectivas interdisciplinarias. UCAM.

Reina Valera (2009). Santa Biblia. Versión online: https://www.churchofjesuschrist.org/bc/content/shared/content/ spanish/pdf/language-materials/83800_spa.pdf

Directora Ejecutiva

Regina Rodríguez Covarrubias

Coordinadora

Agustina Fantini Amunátegui

Curador

Taisir Masrieh Hasbun

Contenidos

Pablo Salgado Cordero

Edición

Céline Fercovic Cerda

Gabriel Hoecker Gil

Diseño

Yvonne Trigueros Blanco

Cristóbal Bahamondes Chaud

Raúl Moya Vásquez

© Centro Cultural La Moneda, 2025

© Centro Cultural La Moneda, 2025

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