pupila es de gran tamaño o se encuentra midriática. Los defectos refractivos y las aberraciones ópticas afectan la AV, en el primer caso, por imprecisiones en el enfoque retinal, mientras que en el caso de las aberraciones corneales y cristalinianas de alto orden (HOA), la reducción de la calidad visual obedece a las alteraciones de los frentes de onda indecentes en las zonas afectadas, solo tratables mediante la cirugía refractiva. Aunque las aberraciones corneales afectan la AV y la sensibilidad al contraste en menor proporción que los defectos refractivos, pueden exacerbar sus efectos cuando se trata de pupilas midriáticas o parálisis pupilares debido a que no existe un control diafragmático del iris para aislar visualmente las zonas con imperfecciones ópticas que originan las aberraciones totales, no obstante, existen compensaciones recíprocas de las aberraciones corneales con las cristalinianas que en muchos casos neutralizan las aberraciones totales.
Fig. Alteraciones calidad visual sistema aberrado.
21.11 de la en un óptico
La aberrometría es una prueba diagnóstica y de apoyo quirúrgico que además de suministrar un dato preciso de la refracción ocular, orienta hacia la escogencia de la técnica correctiva del estado refractivo original o el remanente postquirúrgico, bien sea la ablasión con perfil personalizado o con perfil esférico optimizado; esta prueba considera los 6mm centrales de la córnea y genera completos reportes que se interpretan con el siguiente criterio:
Las aberraciones de bajo orden (LOA) con valores entre 0 y 2 se representan en tonalidad azul, constituyen el 85% del total de las aberraciones ópticas y se relacionan con los defectos refractivos; pueden ser corregidas con métodos ópticos y son las aberraciones que afectan en mayor proporción el potencial visual.
Las aberraciones de alto orden (HOA) en coma, trifoides, esférica, etc, se representan en tonalidad negra cuando tienen valores moderados o en tonalidad roja con los valores elevados. Su escala se encuentra entre 3 y el valor infinito, aunque para su análisis se consideran exclusivamente los valores hasta el orden 6 y sus valores normales son inferiores a 0.30 µm; constituyen el 15% del potencial de deterioro visual y determinan el perfil de ablasión quirúrgico más indicado para cada caso. Estas aberraciones no pueden corregirse con anteojos, lentes de contacto ni cirugía refractiva, y se manifiestan como aberración esférica o en coma. La aberración en coma corresponde a los rayos de luz incidentes que focalizan con un ángulo respecto al eje óptico y entre ellos, se destacan los rayos periféricos que enfocan en diferentes planos retinales en intervalos irregulares respecto a la retina. La aberración en coma produce diplopía monocular y visión difuminada que no se reduce con la miosis pupilar. Por otra parte, la aberración esférica corresponde a los rayos de luz marginales que enfocan antes que los rayos paraxiales y originan halos periféricos más notorios al fijar fuentes luminosas durante la noche; a diferencia de la aberración en coma, la variante esférica mejora en cuanto se produce la miosis pupilar.
La desviación del frente de onda real / plano (RMS total) se relaciona inversamente con la AV y es así como una RMS total = 1 se relaciona con AV: 20/20, mientras que RMS total = 1.5 se corresponde con AV 20/80 y así sucesivamente.
Una desviación confiable de frente de onda de alto orden (RMS HO) se determina con la aberrometría bajo condiciones de diámetro pupilar entre 6.0 y 7.2 mm, un enfoque perfecto de las seis miras de guía y se interpreta de forma similar a la RMS total, pero con unos de referencia propios: normal: 0,10 a 0,30 / normal alto: 0,31 a 0,50 / astigmatismo irregular: 0,51 a 0,70 y posible Queratocono: RMS HO > 0.71.