CERVEZA EN PARAGUAY

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Un viaje en el tiempo

JUAN ALBERTO MIGLIORE con diseño de CELESTE PRIETO
JUAN ALBERTO MIGLIORE con diseño de CELESTE PRIETO

JUAN ALBERTO MIGLIORE. Paraguayo, nacido el 4 de julio de 1960, en Asunción. Es ingeniero civil por la Universidad Nacional de Asunción. Miembro del directorio de la empresa constructora Tecinci SRL y de la Universidad Comunera (UCOM) de Asunción. Coleccionista de fotografías, documentos y postales antiguas del Paraguay. Investigador y difusor de la historia del Paraguay. Es autor y editor de los libros Hoteles en el Paraguay del siglo xix (2022) y Fábrica de Dibujos; El nacimiento de la fotografía en el Paraguay (2023) con información basada en los periódicos del Paraguay. Es autor de la monografía denominada El largo camino hacia la luz eléctrica en el Paraguay, que abarca el periodo desde mediados del siglo xix hasta inicios del siglo xx, culminando con la llegada de la iluminación eléctrica en el Paraguay. Fue incluida en el libro Paraguay eterno: 10 años de difusión histórica (2023), compilado por Juan Marcelo Cuenca.

CELESTE PRIETO Arquitecta por la Universidad Católica de Asunción, comenzó su incursión en el mundo de la gráfica durante sus estudios universitarios, desarrollando trabajos para movimientos estudiantiles y educación cívica. Posteriormente, fundó «Celeste Prieto Diseño», su actual estudio, donde se dedica a la comunicación visual tanto a nivel nacional como internacional. Ha sido jurado en concursos, expuesto sus trabajos y ofrecido conferencias y workshops en países como Francia, España, México, Venezuela, Argentina, Brasil, Bolivia, y Estados Unidos, entre otros. Su obra se ha publicado en ediciones referentes del diseño gráfico internacional, como «Latin American Graphic Design» de la Editorial TASCHEN, «120 carteles de finales del Siglo xix a principios del Siglo xxi» de la Edición Bienal de México, así como en revistas de América y Europa.

CERVEZA EN PARAGUAY.

UN VIAJE EN EL TIEMPO

© Juan Alberto Migliore

Diseño editorial

Celeste Prieto

Corrección de estilo

Sylvia von Glassenapp

Impresión Igráfica SA

ISBN xxxxxxx

Asunción, Paraguay

2024

UN VIAJE

A LAS RAÍCES

a propuesta de este libro es viajar al pasado, recrear la memoria y refrescar la historia no solo de la cerveza —que sin duda es el hilo conductor narrativo de estas páginas— sino de la fuerza admirable de los aguerridos inmigrantes que llegaron al país con altas dosis de esfuerzo y esperanza. Porque es imposible no reparar en el arrojo de estos grandes emprendedores que revolucionaron el camino del progreso, y que al hacerlo forjaron desde la industria y el comercio el devenir del Paraguay que hoy conocemos. La investigación minuciosa del reconocido cronista Juan Migliore, nos traslada a pasajes memorables, donde podemos ver el inicio de nuestro glorioso ferrocarril y el ambiente festivo entre anécdotas y cerveza, o a la mismísima Doña Juana Carrillo con su puro en la boca degustando el delicioso nectar.

Podemos imaginar el advenimiento del tramway, o los románticos paseos fluviales, a la luz de la luna en el vapor Guairá para beber una manija de chop en el barrio Sajonia, o los destellos de nuestra ciudad veraniega —San Bernardino— en la famosa cerveceria

de los Herken. Y por supuesto también visualizar las penurias y desafíos de los años convulsos de nuestro agitado siglo veinte y los estragos de la naturaleza, que en desvastadores incendios llevaron los sueños de muchos empresarios a las cenizas. Es a través de estas páginas que se nos hace posible vislumbrar el porvenir de esta tierra que empezaba a forjarse a punta de prueba y error, de esfuerzo y placer, de lucha y de fe, en el registro de la fabricación y distribución de una bebida que vio brindar a héroes y ciudadanos comunes, a empresarios y labriegos en la historia de nuestra patria.

A título personal, prologar este libro es rememorar las anécdotas familiares que definen mi identidad como bisnieta y nieta de cerveceros, es recordar aquella anécdota que narraba mi padre de su destino pautado por el mandato ancestral de seguir la carrera de química, que devino en la fascinación más que por las fórmulas, por el funcionamiento de las calderas de la Cervecería Paraguaya, y que finalmente alumbró su espíritu para entender que su pasión en esta vida sería la ingeniería.

Es recordar a mi abuela Aurora, que contaba que su marido el porteñisimo Segundo Juan Bosio, llegó al país para hacerse cargo del negocio que había empezado su padre, y se enamoró para siempre de su estirpe ítalo cazapeña, lo que terminó ubicando a nuestra descendencia en esta latitud de donde brota la historia paraguaya de la cerveza. (Porque en este libro puedo ver el tren que condujo a mi abuelo a su destino, y que en sus rieles transportó los barriles como a gran parte de la población nacional, y entonces se cristalizan los relatos de mi infancia y vuelven a mí las historias de mi tía Marta que rememoraba las visitas al casco antiguo de la fábrica y la tristeza que le causaba que su padre llegara siempre tarde a la cena navideña por andar expendiendo el hielo que no debía faltar en la noche santa).

Escribir estas líneas me conmueve al pensar que nuestra industria familiar en algún momento fue hospital de guerra, es reconfigurar la figura de mi bisabuelo a quien siempre imaginé de otra manera, entendiéndolo desde el lugar de un emprendedor a través de su sueño de la cerveza. Sacrificio, dedicación y lucha. Apuntar a un sueño y dedicar toda una vida para que se cumpliera. Y como él otros tantos que apostaron al comercio internacional y a la industria nacional,

para vencer o morir en ese lema. Alemanes, ingleses, italianos, mucho más osados tal vez que aquellos que quedaron con vista al mar, y se hicieron a la aventura en los confines más recónditos de nuestra tierra.

El ingenioso diseño del libro en manos de Celeste Prieto es la amalgama perfecta que nos entrega una crónica divertida, con recortes de diario de la época y que a la vez nos ilustra sobre la historia del marketing y la publicidad a través de las propagandas de cerveza. Los comienzos, las pujas por el mercado, las creencias de las dotes saludables de la bebida y los devenires de los diversos emprendimientos, hacen de la lectura un viaje ameno y ágil donde nada queda en el tintero, y si algo queda, puede leerse entre líneas.

En este grato y magistral diálogo entre Celeste y Juan, las imágenes encuentran eco en las letras y las palabras en el diseño se espejan, para presentar al lector un mapa detallado que nos invita a brindar por nuestra historia a través de esta joya narrativa que rescata la memoria colectiva y arroja luces entrañables de momentos que forjaron nuestra identidad nacional.

31 de octubre de 1929. El Guaraní.

LAS CERVEZAS EN LOS TIEMPOS DE LÓPEZ

ue un día memorable el 21 de setiembre de 1861. Poco antes del amanecer, bajo un cielo aún iluminado por una enorme y brillante luna, la gente comenzaba lentamente a salir de sus casas. Si bien faltaban varias horas para el tan esperado acontecimiento, entre la ansiedad y el deseo de asegurarse la mejor ubicación, comenzaron a dirigirse hacia la estación del ferrocarril. Pronto la terminal se fue colmando de público.

No era para menos, pues serían testigos y protagonistas de la puesta en marcha, por primera vez, de un ferrocarril en el país. La vida de cada uno de los ciudadanos cambiaría para siempre. Nunca antes un medio de transporte terrestre, que no fuera a tracción a sangre, había circulado en Paraguay.

Pasado el mediodía llegó el momento esperado. Luego de los actos protocolares y las bendiciones correspondientes, en medio de vítores y aplausos, al compás de los aires entonados por la banda militar y el ruido atronador y animado del silbato, el ferrocarril dio su primer arranque. Cinco carruajes atestados de gente marchaban hacia la única parada que existía entonces fuera de Asunción, la Estación de Trinidad.

Allí era todo fiesta. Se comenzaron a formar grupos de personas que aún impresionadas por el viaje, comentaban su experiencia. De fondo, se oían a las bandas de música que alternaban con sus hermosos aires. Había algo en común en todos los grupos: saboreaban la espirituosa cerveza y entonaban himnos de júbilo a la República1

La cerveza —¡cuando no!— era la protagonista infaltable. Una fiesta popular tenía implícita su presencia

Algunos años antes, hubo otra celebración importante en el fuerte de Tacumbú de la que tomó parte toda la familia presidencial. Entre los presentes, como invitado, estaba el español Ildefonso Bermejo, quien nos regaló este relato:

Hubo un descanso y salí del salón acompañado del general (Francisco Solano López), y pasamos a una casa inmediata de teja, donde vi descansando a doña Juana Carrillo, la presidenta, con la mano en la cintura, recostada, sobre una mesa y con un gran puro en la boca, y lo mismo hacían sus hijas. Allí estaba el general, D. Venancio, el cónsul norteamericano, su esposa y un ayudante del general llamado Aguiar. Todos fumaban y bebían cerveza.

Entré después en el ambigú, donde habia una larga mesa llena de dulces secos, y muchos oficiales de tropa bebiendo cerveza, cogiendo dulces á puñados y llenando con ellos las faldas de sus compañeras.

La cerveza ha estado presente en los días festivos del país desde tiempo antes, aunque su consumo no estaba supeditado solamente a las festividades, sino más bien a la disponibilidad de recursos para adquirirla. Es probable que teniendo en cuenta que en Argentina ya se fabricaba cerveza en el siglo xViii, y habiendo un flujo frecuente de vapores con ese país, esta bebida llegara a Paraguay a principios del siglo xix

Bermejo, Ildefonso Antonio (1873). Episodios de la vida privada, política y social en la República del Paraguay. Madrid: Imprenta de R. Labajos, editor, Biblioteca Nacional de España, p. 203.

15 de marzo de 1863. SemanariodeAvisosyConocimientosÚtiles.

Las cervezas inglesas se podían adquirir en los comercios de la capital paraguaya en los tiempos de los López. En 1852, el Almacén

El Ciervo tenía a la venta una cerveza inglesa negra y otra blanca en barricas, frascos o cascos, sin una marca determinada, simplemente como cerveza. También se podía conseguir cerveza blanca en el almacén de don Ramón Puig, frente a la Recova2. .

En el periódico Semanario de Avisos y Conocimientos Útiles se encuentra el resumen mensual de los productos importados en el país donde la cerveza inglesa era un rubro frecuente3.

LA POSGUERRA

LAS CERVEZAS Y LOS ANIMALES

El canto del gallo era el despertador del inmigrante italiano don Lorenzo Parodi. Puntualmente, una hora antes del amanecer comenzaba la sinfonía de cacareos a los que se sumaban los ladridos, mugidos y quizás el gruñido de algún chancho de los alrededores. Los amaneceres no eran precisamente silenciosos en Asunción.

Aquel día, don Lorenzo se preparó para abrir el almacén que poseía cerca del puerto de Asunción. Se sentó a desayunar un café con la leche que su empleado acababa de ordeñar de una de las dos vacas que poseía. Con los primeros rayos de luz de la mañana montó su caballo y se dirigió al negocio.

Era el ritual diario de don Lorenzo, como el de muchas personas en Asunción durante la década de 1880. La vida de las personas estaba entonces estrechamente ligada a los animales.

Los ciudadanos pudientes se movían a caballo, mientras que otros lo hacían en los tranvías tirados por mulas. Estos tramways, como se los conocía en aquel entonces, circulaban por Asunción desde 1872 y pronto se extendieron a otras ciudades.

Los temidos tigres, cada tanto se acercaban a las zonas urbanas aterrorizando a la población. Los perros sueltos vagaban por las calles de la ciudad y las vacas, chanchos y gallinas eran criados frecuentemente en los patios de las casas.

Era de esperarse entonces que el nombre y la imagen de estos animales estuvieran presentes en las denominaciones de los comercios, en las marcas de los productos e incluso en los nombres de los vapores que llegaban periódicamente a Asunción como «El Cisne» o «El Tigre».

En el Paraguay de la década de 1880, se podían pagar las compras con billetes que tenían figuras de animales. El de cinco centavos fuertes mostraba la imagen de un perro, en el de diez centavos fuertes aparecía un toro, el de veinte centavos fuertes representaba un tigre acostado con la cabeza levantada, como si estuviera rugiendo, y el billete de cincuenta centavos fuertes estaba adornado con un caballo.

Esta costumbre de usar el nombre y la figura de los animales en casi todo, no fue ajena a las marcas de las cervezas, tanto en las importadas como en las locales.

En 1877, Cayetano Duria vendía la cerveza «Tigre» a 20 pesos fuertes el cajón de cuatro docenas4. En aquella época, los tigres asolaban las poblaciones de las afueras de Asunción. En realidad fue el hombre quien avanzó hacia sus territorios. Los cerros Lambaré y Tacumbú eran destinos frecuentes de cazadores que obtenían como premio una exención tributaria por cada tigre que mataban.

14 de julio de 1877. El Comercio

18

21 de setiembre de 1877. La Reforma.
22 de febrero de 1879. La Reforma.
14 de julio de 1894. La Democracia.
de marzo de 1918. La Tribuna.

En ese mismo año, en la fonda de Felipe Martinez se servía cerveza negra de la marca «Chancho» aclarando en un aviso que «ahora en el verano esta bebida es mucho más saludable que el vino, usándola en la comida»5. Una cerveza con el mismo nombre la vendía, cincuenta años después, el Bazar Inglés ubicado sobre la calle Palma6

En el primer lustro del siglo xx, José Bigi producía en su fábrica de Loma Clavel una cerveza negra de la marca «Chanchito»7

Por su parte Enrique Mangels ofrecía en 1879 la cerveza importada «León» en su local de Palmas y Del Atajo (hoy Palma y Alberdi). Esta cerveza era fabricada en la Argentina expresamente con esa marca a pedido de Mangels. Aclaraba que tenía ventaja sobre la cerveza alemana puesto que esta era producida para países de climas más templados que el nuestro8. También fue un león el símbolo de la cerveza elaborada por la Cervecería Americana en su fábrica

ubicada sobre la calle Palma y Hernandarias. Esta fábrica lanzó al mercado en 1920 una cerveza de marca «León» y otra con la etiqueta «Águila».

Haciendo honor a su apellido, en 1882 Galli Hermanos introdujo al país la cerveza marca «El Gallo», fabricada en Uruguay. Podía adquirirse en la librería del señor Bagetti,ubicada en la calle Progreso (hoy Mariscal Estigarribia) esquina Independencia Nacional, frente al Mercado Central. Un periódico la recomendaba para los «bebedores non plus ultra»9. Existían en Asunción varios reñideros de gallo donde cada domingo asistían decenas de personas a ver tan cruel entretenimiento. Alcohol y apuestas eran el corolario de estos espectáculos en los que tantas veces las riñas se trasladaban al público.

El italiano Marcos Quaranta vendía una cerveza alemana que se expendía bajo la marca «Toro». La etiqueta también llevaba el nombre del importador, en este caso el propio Quaranta10. Las corridas de toros también eran un entretenimiento de fin de semana. Algunos lugares, como la Cancha Sociedad, hoy Gran Hotel del Paraguay, organizaban de vez en cuando este espectáculo.

Enrique Plate importaba una cerveza Guinness de Dublín que llegaba al país con la marca «Jabalí»11

En el comercio de los catalanes Prats y Montagut, en 1881 uno podía saborear la cerveza marca «Caballo» a 3 reales la arroba. Esta cerveza era producida en la ciudad alemana de Aachen por la fábrica Dittmann y Saverlaender y llegaba al Paraguay con este nombre12

El caballo tenía una importancia central en la vida de la gente, ya que no solamente era el medio de transporte cotidiano, sino que los domingos, en diferentes canchas de carreras en los alrededores de Asunción, donde la población acudía masivamente a disfrutar del espectáculo, y sobre todo a apostar.

29 de mayo de 1883. La Reforma.

ADULTERACIONES: UN MANTO DE DUDAS

En las polvorientas calles de la antigua Asunción, una sombra se cernía sobre los taberneros y bebedores por igual. Era el año 1886, y la cerveza de la marca Caballo, importada desde la lejana Alemania, había desatado un debate que trascendía los límites de los bares y alcanzaba las portadas de los periódicos.

Todo comenzó cuando dos químicos locales, Rabery y Kegel, se enfrentaron en una especie de duelo de análisis sobre la cerveza en cuestión. Mientras Rabery aseguraba que la bebida era segura para el consumo, Kegel alertaba sobre la presencia de «principios deletéreos» que podían llevar a la muerte por envenenamiento.

La disparidad de opiniones no solo desconcertaba a los bebedores, sino que sembraba la desconfianza. ¿Cómo era posible que dos expertos llegaran a conclusiones tan opuestas sobre un mismo producto?

Los rumores no tardaron en circular. La gente, sumida en la incertidumbre, veía con recelo cada botella de cerveza, preguntándose si realmente lo que bebían era lo que creían.

Los diarios locales se hacían eco de la preocupación generalizada, instando a las autoridades a tomar cartas en el asunto. La cerveza, símbolo de celebración y camaradería, se transformaba en un objeto de temor y desconfianza.

Fue el periódico El Orden el que sentenció finalmente el origen de estas adulteraciones:

En Alemania se están cometiendo abusos increíbles en la sofisticación de bebidas. Figúrese el lector que acaban de ser multados allí más de 70 fabricantes de cerveza y que en París fueron decomisados 80 vagones del mismo licor, procedente de aquella nación por estar completamente adulterados.

Se agrega que en Europa como en Estados Unidos no toman esa mala bebida, ya sea porque los aficionados a ella la conocen bien pronto o ya sea porque las oficinas fiscalizadoras están de tal modo organizadas que no las dejan escapar.

Se comprende entonces porqué todos esos productos nocivos se traen aquí a Sudamérica, donde por lo poco que nos aficionamos a emborracharnos, somos muy malos catadores y no tenemos buenas oficinas de análisis ni químicos competentes para descubrir la falsificación.

No es difícil pues que tomemos aquí puramente bebidas adulteradas, sean estas cervezas, vinos o licores.

«Cerveza marca Caballo», 11 de noviembre de 1886, La Democracia, p. 1.

CÓMO SE ENFRIABA

LA CERVEZA

La electricidad llegó a las primeras casas y comercios de Asunción hacia 1915. Incluso entonces, no era fácil encontrar locales que tuvieran heladeras.

Hacia 1880 se comenzó tímidamente a producir hielo en Asunción, pero era un producto relativamente caro y no estaba al alcance de todos. Es así que para enfriar la cerveza se utilizaban métodos de lo más variado e inimaginable. Tal es el caso del Hotel de Roma, devenido luego en Hotel Hispano-Americano y que tenía su local en el ex Palacete de Benigno López, sobre la calle Palmas:

Ya tenemos como combatir el calor en los ardientes días de verano. El Hotel Roma ofrece al público por un módico precio excelentes baños de lluvia e inmersión.

Tiene también una inmejorable cerveza que la sepulta en el fondo de un pozo de 10 varas de profundidad y sale casi helada.

Después de un buen baño, nada más tónico que refrescarse por dentro con ese provechoso líquido.

Cuando comenzaron a aparecer fábricas de cerveza de envergadura, todas ellas producían y comercializaban hielo. El concepto de cerveza helada no era el mismo que tenemos hoy. Con métodos caseros pero eficaces se buscaba lograr que la cerveza estuviera un poco más fresca que la temperatura ambiente. Para el público, eso era suficiente.

«Baños», 18 de diciembre de 1879, La Reforma, p. 3.

LAS CERVEZAS ARGENTINAS

EN PARAGUAY

La tradición de fabricar cerveza en Argentina es de larga data. Sin embargo, fue recién en la segunda mitad del siglo xix cuando comenzaron a producir cervezas en mayor escala e incluso procedieron a exportarlas.

En Paraguay, en medio de tanta cerveza importada de Alemania e Inglaterra y de las primeras pequeñas fábricas de cervezas locales, en la última década del siglo xix uno podía encontrar cervezas argentinas en los bares y comercios.

En 1895, el almacén y ferretería de los catalanes Duch y Torró ubicado en Palmas esquina 25 de Diciembre (hoy Palma y Chile) ponía a la venta la cerveza Bock de la Compañia Cervecera Bieckert Limitada de Buenos Aires, fundada por el alemán Emilio Bieckert en 1855. Bieckert fue además el primer fabricante de hielo en la Argentina, un producto que hasta entonces se importaba de Estados Unidos y Europa y que era transportado en barcos especialmente preparados para el efecto.

Un periódico local calificaba a esta cerveza como «aromática, cristalina, de gusto exquisito y exelente (sic) y de agradable paladar. Es de alimentación y apta para regenerar los malos estómagos»13. A lo largo de este libro se verá la permanente referencia a los poderes curativos y medicinales de las cervezas.

Allá por 1898, la cerveza Bieckert también podía adquirirse en el comercio de Francisco Panizzi ubicado en Igualdad (hoy 25 de Mayo) y Caballero. Allí se encontraban «Pilsen, la más higiénica», «Bock, la reina de las cervezas blancas» o «La Africana, la inmejorable, la más higiénica de las Cervezas negras»14.

Este nombre de Africana para la cerveza negra fue adoptado, años más tarde, por una fábrica local, también para su cerveza negra.

En 1895, José Casanovas vendía en su almacén, pinturería y ferretería situado en Oliva y 25 de Noviembre (hoy Oliva y Nuestra Señora de la Asunción) la cerveza Quilmes a $1,20 el litro. La Cervecería Quilmes fue fundada en la Argentina por el inmigrante alemán Otto Peter Bemberg junto a su hijo Otto Sebastián. El 26 de octubre de 1890 se produjo la primera cerveza en dicha fábrica, y apenas cinco años después ya se la vendía en Asunción.

24 de octubre de 1895. La Democracia.

En 1900 apareció una publicidad de una cerveza negra Río Segundo fabricada en la localidad de Río Segundo, provincia de Córdoba, Argentina. Se vendía en barriles chicos y en botellas15.

Esta fábrica se llamó inicialmente Cervecería Anglo Argentina y fue fundada por los ingleses Guillermo Colson y Guillermo Robinson. En 1892 la sociedad cambió la denominación por la de Cervecería Rio Segundo.

Con el correr de los años y ante la aparición de cervezas locales utilizando iconografía casi idéntica a la de los diseños argentinos, comenzaron a registrarse logos, diseños y denominaciones de marca.

14 de octubre de 1927. La Tribuna.

CERVEZAS EXTRANJERAS CON MARCAS LOCALES

Algunas cervezas importadas llegaban al país con la etiqueta de la marca solicitada por el importador y con la que se irían a comercializar en el país. Este, encargaba a la fábrica una determinada cantidad de cervezas y solicitaba un nombre que podía ser para alguna conmemoración especial o simplemente una marca nueva.

Es el caso de la Cerveza Fulgencio Yegros que en 1888 se vendía en el local que poseía Lorenzo Parodi en los alrededores del Puerto de Asunción. Esta cerveza alemana la importaba el mismo Parodi, quien aseguraba que era «pura cebada, de un esquisito gusto y límpido color amarillo de oro». Este local era un tradicional punto de encuentro para los amantes de la cerveza. Allí desde 1879 se podía beber chopp traído de Buenos Aires, «de inmejorable frescura como si estuviera en hielo», así como una cerveza alemana de la marca Ancla o la Baviera con tapón resorte16

21 de noviembre de 1888. El Independiente.

>> El Café Nacional y la plazoleta del Puerto de Asunción, ca. 1890. Acervo del Centro de Artes Visuales/Museo del Barro.

La zona del puerto fue con el correr de los años el lugar tradicional para ir a tomar chopp. Muy cerca del local de Parodi otro italiano, Pedro Mantero, vendía chopp a su numerosa clientela. Lo mismo lo hacían en 1894 Soria y Battilana en su agencia ubicada en la calle Colón, frente a la plazoleta del puerto17.

El icónico Café Nacional localizado frente a la plazoleta del puerto era un punto de reunión obligado no tanto para tomar café, sino principalmente para consumir chopp y cerveza. En 1892 anunciaban que «se sirven Chops, Samwich (sic), Cerveza de las marcas más acreditadas de Alemania como también vinos y licores»18.

En 1886 se inauguró una nueva línea de tranvías. Un grupo de empresarios locales había establecido en la propiedad que hoy ocupa el Gran Hotel del Paraguay una cancha de carreras de caballos y más tarde un hotel. Sin embargo, necesitaban un medio de transporte para que la gente pudiera llegar hasta tan apartado lugar. Fue por lo tanto prioritario establecer esta línea de tranvías tiradas por mulas. Se la denominó El Conductor Universal. La inauguración fue todo un acontecimiento al que asistieron políticos e importantes comerciantes de la época. En este evento se pudo degustar una cerveza con una etiqueta conmemorativa que textualmente decía «Inauguración del Conductor Universal»19.

La cerveza se ofreció en abundancia esa noche, pero además, uno de los socios de la empresa tranviaria, Pacífico Vargas, la vendía días después en su local localizado en las cercanías del Puerto de Asunción, como manifestaba una noticia, se vendía «a precio muy barato y en cualquier cantidad»20.

Colección JAM

En esa misma «cancha de carreras», el 17 de enero de 1884 cuando aún no tenía un nombre y el doctor Andreuzzi la habilitaba por primera vez, se sirvió cerveza gratuita para todos los presentes. Sin duda, esto colaboró a que la presencia del público fuera masiva.

En 1889, Enrique Bello vendía una cerveza alemana de la marca Bandera Paraguaya. La presentaba como «la mejor del mundo y sin adición de sustancias nocivas»21. Meses antes, Cristian Heisecke que poseía un comercio en la calle Villa Rica (hoy Presidente Franco) y 15 de Agosto, vendía la cerveza alemana de la marca Bandera22

Como esta similitud de nombres generaba confusión, Heisecke decidió diferenciarse y desde 1890 la etiqueta llevaba el nombre de Bandera Alemana. Este comerciante también fungió de cónsul del Imperio austrohúngaro y del Reino de Holanda y los Países Bajos en Paraguay.

4 de abril de 1889. La Democracia.

Eran además abundantes las marcas de cervezas importadas a finales del siglo xix. Muchas de ellas podrían haber sido denominadas por el importador con el nombre que se comercializó localmente.

Los hermanos Pecci ofrecían en su afamado Bar Polo Norte una cerveza de la marca Balanza23. Este local instalado en Palmas y Del Atajo (hoy Palma y Alberdi) era el centro del encuentro diario de los hombres de la clase acomodada, al concluir la jornada laboral. Allá por 1884 era uno de los pocos sitios donde se fabricaba hielo, lo que le daba una ventaja competitiva enorme.

Angulo y Cía. vendía la «Cerveza Número 1» con tapón a resorte24

Cazal Ribeiro importaba en 1887 la cerveza Pilsen Bier que en su etiqueta tenía la imagen del «Rey de los cerveceros»25

El comercio Gómez y Compañía vendía en 1890 en su local de la calle Estrella una cerveza escocesa del tipo lager beer importada de la Tennent Wellpark Brewery de Glasgow26

En la Fonda Uruguaya de Cristóbal Silva ubicada frente a la Plaza Uruguaya sobre la calle Igualdad (hoy 25 de Mayo), hacia 1892, uno podía encontrar chopp helado a cualquier hora del día, acompañado de ricos fiambres. La fonda tenía además una peluquería para caballeros. Por lo que uno podía disfrutar de un chopp mientras se cortaba el cabello27

Estaud (o Staud) y Cía., en su local situado en la calle 14 de Mayo entre Palmas y Villa Rica (hoy Presidente Franco), vendía la cerveza alemana Pilsen Imperial marca Niña. Esta estuvo vigente, al menos, hasta 192028

Juan Leopardi importaba en 1902 una cerveza alemana de la marca Globo de Oro (bandera paraguaya). La presentaba como «La reina de las cervezas»29

Lorenzo Parodi vendía en su almacén del puerto la cerveza Baviera con «tapón a resorte». Precisamente sobre este tapón un periódico bromeaba con un juego de palabras:

La cerveza Baviera que se espende (sic) en el acreditado almacén de don

Lorenzo Parodi es de calidad superior y sobre todo con tapón de resorte.

Cada tapón al destaponarse produce invariablemente sus efectos de destaponadura en la cabeza del destaponador. Pues bien, al tapón de resorte, buenas gentes!

«Con tapón de resorte», 24 de abril de 1883. La Democracia, p. 2.

Todas estas opciones, sumadas a las cervezas que ya se comenzaban a fabricar localmente, dan muestra de que la cerveza era una bebida muy popular a finales del siglo xix.

LAS PRIMERAS FÁBRICAS LOCALES

1873 LA CERVECERÍA DE LA CALLE FLORIDA

En esos primeros años de la posguerra, y en una ciudad aún ocupada por el ejército aliado, en Asunción ya se fabricaba cerveza.

En 1873, el Congreso de la Nación concedió al ciudadano Federico Sieber la exclusividad para la fabricación de cervezas, por el lapso de dos años. De esta forma se estableció la primera fábrica local de cervezas de la que se tiene registro. Poco antes de que feneciera el plazo de la concesión en 1875, un aviso aparecido en un periódico anunciaba la venta de esta cervecería:

Por liquidación completa se venden las existencias de la Cervezeria (sic) de la calle Florida 65 (hoy Benjamín Constant) con gran rebaja de precios. Cerveza embotellada blanca y negra, cebada, lúpulo, corchos, alambre, plomo, porrones, una máquina propia para moler café o mais o para panadería, dos carros, un tostador y molino de café, botellas, pipas, cacerola, barriles y cajones vacíos, tinajas grandes que sirven para bañaderas y para recoger agua, alambique y calderas.

«Aviso», 24 de enero de 1875, La Patria, p. 1.

En 1879 se informaba la apertura de otra fábrica de la que no se tienen mayores noticias:

Muy en breve tendremos la ocasión de probar la nueva cerveza elaborada en el país. El nombre de la nueva fábrica es Cervezería (sic) Anglo-Paraguaya.

«Fábrica de cerveza», 14 de diciembre de 1879, La Reforma, p. 1.

1882 CERVECERÍA LA CRIOLLA DE JOSÉ CARBONELL

En octubre de 1882, se anunció la instalación de una fábrica de cervezas y chopp en el barrio de Salinares, en Asunción. Allí en las calles polvorientas que más tarde serían conocidas como barrio Las Mercedes, se gestaba la primera fábrica con una marca conocida en el país.

José Carbonell era el líder de esta audaz empresa. Los periódicos locales auguraban un futuro prometedor para la fábrica, anticipando que su cerveza competiría directamente con las importadas, gravadas con fuertes impuestos aduaneros. Además, el creciente gusto por la cerveza en Asunción prometía un mercado ávido de nuevas propuestas30.

Carbonell obtuvo del Congreso el 13 de abril de 1883 la exención impositiva tanto para la importación de cebada, lúpulo y botellas vacías como para la exportación del producto. Ese mismo mes envió al periódico La Democracia media docena de botellas de chopp que formaban parte de la primera tanda producida por esta fábrica. Decía el periódico: «Nos complacemos en anunciar a nuestros lectores como un aviso anticipado de que en breve dicho señor (José Carbonell) pondrá en venta para consumo de la población este líquido refrigerante y además una buena cerveza, Criolla, también fabricada por él»31.

La sociedad propietaria de esta cervecería operaba bajo el nombre de Carbonell, Tamis y compañía que también producía una cerveza hecha a base de jengibre (ginger beer)32.

La fábrica se denominó La Criolla y aparte de cerveza, elaboró chopp, licores y refrescos. Muy pronto estableció una sucursal en Paraguarí, en el comercio de Juan Abelenda, quien poseía un hotel

>> Antigua estación de ferrocarril de Paraguarí. A la derecha el Hotel Abadie, mas tarde Abelenda. Fuente: www.getty.edu

14 de agosto de 1884. El Heraldo.

que también funcionaba como centro de distribución de productos para muchos destinos del interior del país. Desde el fin de la Guerra Grande, hasta 1890 el ferrocarril tenía en Paraguarí su punto final de recorrido. Las mercaderías se acopiaban en depósitos y desde allí se distribuían a los demás pueblos por medio de carretas o a través de las llamadas diligencias, operadas por las mensajerías, una de las cuales, precisamente, funcionaba en el hotel de Abelenda33

Menos de dos meses después de decretadas las liberaciones impositivas para Carbonell, otro inmigrante, Leopoldo Wesner obtuvo idénticas exenciones para establecer otra fábrica de cerveza en la capital.

En 1886, el señor Carrón, propietario del Hotel Europa ubicado sobre la calle Progreso (hoy Mariscal Estigarribia), buscaba «una casa de 4 o 5 piezas y que tenga un patio grande» a fin de instalar una fábrica de cerveza34

Estos relatos nos transportan a una época donde la aspiración al progreso y la determinación eran las fuerzas motrices detrás de cada nueva empresa. Las cervecerías, lejos de ser simples fábricas, eran centros de creatividad y sacrificio, forjando el camino hacia un futuro prometedor.

CERVECERÍA HERKEN EN SAN BERNARDINO

Peter Adam Herken, como todos los extranjeros que llegaban al Paraguay durante el siglo xix, apenas pisó suelo guaraní españolizó su nombre y pasó a llamarse Pedro Herken. Esto ocurría en el Puerto de Asunción cada vez que arribaba un vapor trayendo a inmigrantes con nombres no españoles que venían por primera vez al país. La persona encargada de anotarlo buscaba la equivalencia de su nombre en castellano y así lo registraba. Era como otro bautismo, la comprobación material de un nuevo nacimiento en una tierra donde todo iba a comenzar de nuevo, el inicio de una nueva vida.

Natural de Prusia, hoy Alemania, Herken llegó con 36 años en octubre de 1882 como parte de un grupo de inmigrantes, mayormente alemanes, que venía a integrarse a la Colonia San Bernardino, fundada a orillas de la «Laguna Ipacaraí» apenas un año antes. Eran tiempos de grandes movimientos migratorios en el mundo y en la empobrecida Europa se producía un enorme flujo de la población hacia el continente americano.

Esta nueva colonia conformada principalmente por alemanes se ubicó en la orilla opuesta a Patiño-cué donde existía una pequeña estación de tren. Desde este punto los pasajeros eran conducidos por un cochero en un improvisado carro tirado por mulas, cuyas ruedas corrían sobre vías de acero hasta la ribera de la laguna. Allí existía un precario muelle donde los pasajeros aguardaban al vapor que, en un viaje de treinta minutos, los transportaba hasta la orilla opuesta. En ese punto se levantaba la Colonia de San Bernardino que con el tiempo sería el destino de descanso y distracción de gran parte de los asuncenos.

Los Herken se establecieron a poco menos de una hora a caballo de lo que sería el centro de la Colonia, en el camino hacia la muy visitada Gruta Bismark.

A los dos años de su llegada, en 1884, la familia estaba conformada por tres adultos y dos niños. Poseían una vaca, tres caballos, cien

Cervecería Herken. Colección JAM

aves de corral y ocho hectáreas y media de tierra para cultivo35 En ese mismo año, Pedro Herken comenzó a fabricar una cerveza que, según describió el periódico La Democracia, «no es tan buena como la fabricada en Alemania, aunque es poca la diferencia que hay entre una y otra»36

Esta pequeña industria producía tanto cerveza negra como blanca, y apenas un año después de empezar a operar, se convirtió en la principal industria de la naciente colonia. Un periodista que la visitó en 1885, manifestó entonces que allí se producía una cerveza de excelente calidad aunque no en abundancia ya que para ello necesitaba más maquinaria y el dueño se hallaba imposibilitado de adquirirla37

Herken además fabricaba vinos de naranja y café, y poseía una importante plantación de bananas. Con estos productos participó en la Exposición Nacional de 1891 y ganó tres medallas de plata en las siguientes categorías: 1) Café y bananas, 2) Cerveza negra y blanca y 3) Vinos de naranja.

Además, fue pionero en la fabricación del extracto de malta, producto que décadas después sería elaborado por las cervecerías de envergadura y muy demandado por el público. Este extracto se vendía en Asunción en el Almacén Al príncipe de Bismarck, instalado en la Recova, frente a la Plaza del Mercado (hoy Plaza de la Democracia). Se presentaba al público como un medicamento especialmente recomendado a «madres que amamantan a sus bebés». La publicidad incluía la recomendación de Guillermo Hoskins quien manifestaba:

Certifico que el extracto de Malta fabricado en San Bernardino (colonia alemana) ha dado buenos resultados en varias enfermedades, especialmente en las del sistema digestivo y que considero dicho extracto como un alimento muy bueno en casos de suma debilidad.

«Ojo a los enfermos!», 11 de enero de 1889, El independiente, p. 2. 11 de enero de 1889. El Independiente.

Los Herken además introdujeron una tradición muy en boga en Alemania, los patios cerveceros o biergärten. Durante la última parte del siglo xix, este fue uno de los atractivos más buscados por los turistas que visitaban San Bernardino. Consistía en un paseo a caballo a la Bierschlucht —como se conocida en la Colonia a la cervecería de los Herken—. Allí pasaban el día siendo atendidos por el propio Pedro Herken y su familia, quienes les convidaban con el muy requerido chopp en el verano o la cerveza negra durante el invierno. Se puede decir que con esto Herken inició una costumbre que en poco tiempo otras cervecerías locales la implementarían al utilizar a la propia cervecería como punto de reunión y venta de productos, principalmente durante los fines de semana y días festivos.

Colección JAM.

La descripción que se recoge de los relatos es la de un lugar paradisiaco:

Un sitio predilecto de los viajeros es la cervecería. Nada falta allí para pasarlo agradablemente. La casa se alza entre naranjos y bananeros, el agua corre a su pie, sombreada por la vegetación. Puentes rústicos en forma de arcos permiten atravesar el arroyo donde nadan los cisnes y hay botes amarrados a la orilla, que convidan a un agradable paseo.

En 1886 ya había surgido una segunda fábrica de cerveza en San Bernardino. Si bien no hay muchas referencias sobre esta, podría haber sido la Cervecería Kergen que hacia 1900 ofrecía alojamiento y paseos a la gruta y a Altos.

El 20 de abril de 1898 falleció Pedro Herken y con él, al poco tiempo, desapareció la cervecería. Catalina, su viuda, pronto puso en venta la maquinaria y los accesorios para la fabricación, dejando claro que el edificio y el terreno no estaban en venta. El anuncio decía: «La señora de Herken acepta cualquier propuesta, desde que sea razonable».

Sin embargo, la propiedad fue comprada por su vecino, el científico suizo Dr. Emilio Hassler. Pocos meses después de ser adquirida, un periodista recorría el lugar en compañía del propio Hassler:

Nos pusimos en marcha con el doctor Hassler, caballero, en una robusta mula con dirección a la antigua cervecería de Herken, el paraje más pintoresco de San Bernardino, hoy propiedad del Dr. Hassler que la ha adquirido, entre valles y montañas, una propiedad de 300 y tantas cuadras.

«San Bernardino», 18 de julio de 1900, La Prensa, p.2.

Ganser, Cristian (1997). Historia Documental de San Bernardino. Editora Litocolor, p. 58.

La venta de la maquinaria no fue tan rápida. En 1902 aún se podían encontrar los avisos en los periódicos ofreciendo «Maquinarias completas para cervecería» por parte de la viuda de Herken.

Existe hasta hoy la creencia generalizada de que la primera cervecería del Paraguay fue la de Herken, lo cual no es correcto. Esta idea se vio reforzada por los artículos de prensa que así lo afirmaban y que uno podía encontrar desde los primeros años posteriores al fallecimiento del alemán. Así, en el diario La Prensa de Asunción se podía leer en 1901:

Nadie ignora que fué en San Bernardino donde se estableció la primera cervecería, fundada por Pedro Herken. El lugar conocido como la Cervecería queda a tres cuartos de hora del pueblo y es muy frecuentada por los viajeros que van allí a admirar la célebre gruta Bismark.

Cerca de la Cervecería ha levantado el doctor Emilio Hassler un magnífico y espléndido chalet, hermoso lugar de retiro donde este distinguido é ilustrado caballero se dedica al estudio de la flora paraguaya y a preparar colecciones botánicas que envía a Europa.

«El nacimiento de un pueblo», 18 de julio de 1901, La Prensa, p. 2.

1885 LA CERVECERÍA DEL ABUELO DE ARSENIO ERICO

En los primeros meses de 1885, el italiano Pablo Erico comenzó a fabricar cerveza con la marca Estrella del Norte en su casa ubicada sobre la calle Palmas (hoy calle Palma). Allí se podía conseguir tanto cerveza blanca como negra, y además hacía envíos al interior. Los precios oscilaban entre 1,20 y 2,00 pesos fuertes la docena, lo cual equivalía a la tercera parte del costo de la cerveza importada. Por ejemplo, en el Bar Polo Norte se vendía una cerveza alemana blanca a 6,00 pesos la docena38.

Decía entonces un periódico:

Don Pablo Erico principió a elavorar (sic) cerveza blanca y negra. La hemos probado y nos parece aceptable, en primer lugar por el insignificante precio, y en segundo lugar porque todos estamos en el deber de proteger una nueva industria.

El afamado comercio A la ciudad de Berlín, de Fisher y Quell ubicado a apenas tres cuadras de la fábrica de Erico, en Palmas y Del Atajo (hoy Palma y Alberdi), comercializaba al mismo tiempo una cerveza alemana que también llevaba el nombre de Estrella del Norte. Estas coincidencias de nombres eran normales. Uno tomaba la denominación de otra marca y la usaba como propia sin que esto tuviera consecuencia alguna. En realidad, esto ocurría en cualquier rubro, no solamente con las cervezas.

Erico fue el primero en utilizar el nombre de Cervecería Nacional para su sociedad, que más tarde fue adoptado por otras industrias cerveceras locales con el fin de diferenciarse de las importadas.

«Magnífica cerveza», 5 de abril de 1885, La Verdad Autógrafa, p. 4.

En 1890, Pablo Erico enfermó gravemente. Ya en su lecho de muerte, acudió el cura párroco de la Encarnación Juan B. Colmán a administrarle la extremaunción. Antes de ello unió en matrimonio a Pablo con María Ortiz, una joven de Caapucú con quien tenía cinco hijos, a quienes Erico reconocería como propios. En un último acto desesperado, María buscaba asegurar un futuro para los chicos y para sí misma lo que significaba una enorme diferencia para todos ellos. Los hijos entonces llamados naturales, es decir, aquellos no reconocidos por el padre, eran mirados casi con desprecio por la sociedad. Los periódicos, que informaban diariamente sobre el nacimiento de niños en la capital, lo hacían diferenciando a los hijos legítimos de estos. Las madres solteras corrían idéntica suerte.

Así, parte del acta de la parroquia dice:

En la ciudad de Asunción, a los once días del mes de octubre de mil ochocientos noventa, yo el infrascripto cura párroco de la Encarnación habiendo acudido a socorrer con los auxilios espirituales a un hombre gravemente enfermo y encontrándole dispuesto a desposarse con una muger (sic) y por legitimar unos menores que ella tenía.

www.familysearch.com

Pablo Erico reconoció como propios y legítimos a sus cinco hijos varones. Uno de ellos, Guillermo Erico Ortiz, tuvo en 1915 un hijo que cambiaría para siempre la historia del fútbol: Arsenio Erico. Al igual que su padre, Guillermo tampoco estaba casado con su compañera Margarita Martinez, pero a diferencia de Pablo, reconoció inmediatamente como propio y legítimo a su vástago.

Arsenio, considerado el mejor futbolista en la historia de Paraguay, llevaba en su sangre más que solo talento deportivo. Nieto del fundador de una de las primeras fábricas de cerveza en Asunción, su linaje combinaba la pasión y la genialidad en el fútbol con la tradición cervecera, haciendo de su historia una mezcla fascinante de herencia y leyenda.

1904 CERVECERÍA NACIONAL DE JOSÉ BIGI

A inicios del siglo xx Loma Clavel era un barrio marginal de Asunción. Estaba ubicado entre lo que hoy es San Jerónimo y Varadero. Casas humildes, con techos de paja, profundas zanjas y basura esparcida por todos lados era la descripción que hacían de este sector los periódicos de la época. Uno de ellos sentenciaba:

Loma Clavel es un barrio que puede reclamar para sí el título del más tumultuoso de la capital. Los escándalos y riñas son el pan de cada día y no es raro que terminen a cuchilladas y tiros.

«Subcomisario de Loma Clavel», 26 de enero de 1922, El Liberal , p. 3.

En medio de ese desalentador panorama surgió en 1904 la Cervecería Nacional de José Bigi. Producían cerveza negra bajo la marca Chanchito que se vendía en porrones, así como cerveza blanca disponible en botellas.

En 1905 realizó inversiones para ampliar la fábrica, aunque pronto dejó de producir cerveza para dedicarse al rubro de la fabricación de café.

19 de noviembre de 1905. La Tarde.

LAS CERVECERÍAS

DEL INTERIOR

Además de la cervecería de Herken en San Bernardino, durante el siglo xix existieron otras fábricas de cerveza fuera de Asunción.

Federico Klärner era el dueño de la Gran Cervecería Guaireña en Villa Rica. Como la mayoría, producía tanto cerveza blanca como negra. En 1893 obtuvo una exención impositiva para importar los componentes39.

En ese mismo año, en la colonia alemana de Nueva Germania, Alois von Streber instaló una fábrica de cerveza, habiendo obtenido también el decreto que le otorgaba el derecho a la libre introducción de materia prima. Presentó el listado de lo que pretendía importar, lo que nos permite conocer cuáles eran los elementos usados entonces para producir cerveza y el volumen de fabricación40:

2.000 kg de cebada 10 filtros

80 kg de lúpulo Duelas para 200 barriles

10 kg de cola de pescado

8 kg de alambre

5 kg de plomo

100.000 botellas vacías

150.000 corchos

200 resmas de papel para filtrar

100 kg de viruta de avellana

5.000 kg de trapitos de roscas

250 kg de azúcar colorante

28 de noviembre de 1898. El Nacional.

1889 CERVECERÍA SAN MIGUEL

DE CREYDT HERMANOS

n la mañana del 22 de febrero de 1889, el vapor Cosmos arribó a Asunción procedente de Buenos Aires. El vetusto puerto de la capital recibía, como todas las semanas, a una embarcación que traía a inmigrantes que poco o nada conocían de este destino. Friedrich Creydt era uno de ellos. Desembarcaron en una ciudad que aún estaba conmocionada por el enorme incendio que un mes antes había reducido a escombros a la antigua Iglesia de la Encarnación, situada a pocas cuadras del puerto.

Friedrich Creydt presentó sus documentos al encargado de Migraciones. Del mismo modo que había sucedido con Herken algunos años antes, cambió para siempre su nombre. Ahora era Federico Creydt. Terminado el trámite, recogió las pesadas maletas y se encaminó hacia el exterior. Sintió el golpe de calor y la humedad aplastante del verano asunceno. Ante sus ojos apareció la plazoleta del puerto. Había llovido, y el pavimento de tierra con el constante ir y venir de los carros se había convertido en un amasijo de barro y excremento de mulas y caballos.

Los tranvías de la línea Morra con tracción de sangre estaban ya aguardando a los pasajeros para llevarlos a sus destinos. Los cocheros gritaban en un idioma todavía desconocido para él pero que claramente indicaba que le invitaban a subir. Antes echó una mirada a los alrededores. Frente suyo se alzaba el Café Nacional recientemente inaugurado. Vio además un par de pensiones de mala muerte y algunos bares donde grupos de personas se refugiaban del intenso calor. Más al fondo estaban estacionados un vagón y una locomotora donde unos estibadores, sin mucho entusiasmo ni energía, comenzaban lentamente a cargar la mercadería que había llegado con el vapor y que debía ser transportada al interior del país.

Creydt, lejos de desanimarse con este cuadro tan diferente al de su tierra, se dijo a sí mismo: «Este es el lugar»

Al poco tiempo, junto con su hermano Augusto, se puso manos a la obra. Venían con la idea de establecer una fábrica de cervezas. Aunque ya existían algunas pocas y pequeñas en Asunción y otra en San Bernardino, sabían que tenían la oportunidad de hacer algo diferente y de mayor envergadura.

Lo primero fue encontrar un terreno adecuado donde la industria pudiera crecer con el tiempo, pero que además estuviera al alcance de sus bolsillos. Se alejaron del movimiento comercial y se establecieron en el entonces apartado barrio de Tuyucuá, una zona de la ciudad que para ese tiempo era casi rural, con caminos de tierra, algunas plantaciones y sin servicio de tranvías. En los alrededores existían cultivos de hortalizas e incluso la familia Guanes producía vino con las uvas cosechadas en el sitio41.

Conformaron la sociedad Creydt Hnos. y comenzaron a levantar la fábrica con sólidos materiales. La propiedad se hallaba sobre la calle San Miguel (hoy avenida General Santos) aproximadamente en el mismo lugar donde se encuentra actualmente el Complejo Textilia.

19 de diciembre de 1892. La Democracia.

No muy lejos de allí, en la intersección de las calles España y San Miguel, pasaba una línea de tranvías desde la cual extendieron los rieles hasta llegar a la fábrica. De esta manera, podían transportar la materia prima y sacar el producto elaborado.

La cervecería se denominó casi naturalmente San Miguel, por hallarse sobre el camino homónimo. En un plano de finales del siglo xix puede verse claramente la ubicación de esta industria y la vía del tranvía que partía de la misma fábrica y se empalmaba con la línea Morra, que hacía el recorrido desde el Puerto de Asunción hasta la Villa Morra y conexión con San Lorenzo. En aquella época, los tranvías eran carros sobre rieles tirados por mulas. También en este plano se puede constatar que la única construcción de cierta relevancia en esa zona era precisamente esta cervecería.

En 1891, esta fábrica ya producía cerveza blanca (rubia) y negra, que se envasaba en botellas recargables a un precio económico. Además, podía adquirirse en barriles.

Debido a la ubicación de la fábrica, buscaron locales céntricos para comercializar sus productos. Uno de ellos fue la Licorería de Panuzzi y el otro, el ya mencionado Bar Polo Norte de Pecci Hnos., ubicado sobre la céntrica calle Palmas y Del Atajo (Palma esquina Alberdi)42. Sin embargo, al poco tiempo eliminaron esa intermediación y establecieron un local propio en el centro de la ciudad, sobre la calle Florida (hoy Benjamín Constant) y Ayolas.

En 1892, participaron con sus productos en la primera Exposición Nacional de la Industria y el Comercio. La cerveza San Miguel obtuvo nada menos que la medalla de oro43

Esta distinción era muy prestigiosa y situaba a esta bebida en igualdad de condiciones de calidad con las importadas, pero a un precio menor.

Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores.
22 de agosto de 1901. El País.

En 1898, habilitaron en su mismo local la fábrica de hielo a vapor, un producto muy demandado por una población que aún no tenía energía eléctrica y carecía de medios para refrigerar comidas y bebidas. A partir de entonces, la industria pasó a denominarse Fábrica Nacional de Cerveza y de Hielo de Creydt Hnos.

A pesar de tener un camino que casi siempre estaba en mal estado, la fábrica de Tuyucuá, comenzó a ser un destino de paseos los fines de semana, una costumbre que pocos años antes había iniciado Herken en San Bernardino. Ambos alemanes introducián en Paraguay las tradiciones de sus países de origen.

Una noticia de 1899 nos cuenta:

Sabemos de varias familias que han elejido (sic) como punto de recreo la cervecería de Tuyucuá, donde ha empezado a expenderse el riquísimo chopp allí fabricado.

Pero el acceso a la fábrica seguía siendo complicado. A principios de 1902 el empedrado de la avenida España estaba alcanzando la calle San Miguel (General Santos). Los vecinos del barrio Tuyucuá ofrecieron pagar la pavimentación de esta calle para que les alcance. Decía el pedido, «que se extienda más allá de la cervecería de los señores Creydt hermanos».

La producción de la fábrica fue creciendo y tuvieron una estructura empresarial, incorporando al alemán Leo Krauter como director.

«Paseos», 9 de setiembre de 1899, El Cívico, p. 1.

Producían tres tipos diferentes de cerveza: la blanca, la negra y la bock.

Krauter era un inmigrante alemán que en 1901 poseía el Restaurante y Pensión Germania ubicado entonces en la esquina de la calle Libertad (hoy Eligio Ayala) y Yegros, en Asunción. Según la publicidad, era «la única casa en que se despacha Shopp»44 .

Augusto Creydt se casó con Baltasara Abelenda, hija de Juan Abelenda quien poseía un hotel en Paraguarí y que años antes había sido distribuidor de la cerveza La Criolla fabricada por José Carbonell. Augusto abandonó la fábrica de cervezas y fue a vivir a aquella ciudad. Fruto de este matrimonio nació Óscar Creydt Abelenda, quien se convertiría en uno de los dirigentes comunistas más célebres de la historia del Paraguay.

Federico, por su parte, se casó con Carmen Doll y se estableció en San Bernardino en 1904. En esa época era miembro del Consejo

Deliberante de la Municipalidad de Asunción, cargo al que renunció al mudadarse a dicha colonia. Continuó como propietario de la fábrica un par de años más hasta que el 1 de abril de 1906 llegó a un acuerdo de venta de la industria a Leo Krauter y a los hermanos uruguayos Juan y Pedro Bosio. Este acuerdo se hizo público mediante una nota enviada a los distribuidores de la fábrica en la que textualmente expresaba:

Tengo el agrado de participar a Ud. que en esta fecha he vendido a los señores Leo Krauter, Juan y Pedro Bosio mi establecimiento industrial «Fábrica Nacional de Cerbeza (sic) y de Hielo» situado en esta Capital, calle San Miguel, quedando a mi cargo el activo y pasivo hasta esta fecha.

«Nueva firma social» , 20 de abril de 1906, El Cívico, p. 2.
Colección JAM

5 de febrero de 1902. El Cívico.

Fuente: internet.

1906 CERVECERÍA KRAUTER Y CÍA.

na vez adquirida la fábrica de Creydt, los nuevos propietarios denominaron a esta nueva sociedad Krauter y Compañía, lo que evidenciaba el liderazgo de Krauter en esta nueva empresa. Se presentaron como «los sucesores de F. C. Creydt». Continuaron además con el nombre de Fábrica Nacional de Cerveza y de Hielo, con el que Creydt había denominado a esta industria45

En sus escasos dos años como sociedad, produjeron y comercializaron las mismas cervezas blanca, negra, además de la popular Bock

A fines de 1907, nació la marca que con el tiempo se convertiría en la más popular del Paraguay: la Cerveza Pilsen. Se la podía adquirir al por mayor en su escritorio ubicado en la calle Benjamín Constant 283 y Ayolas. La fábrica continuaba estando en Tuyucuá46

Dado que ya existían en el mercado otras marcas de cervezas importadas con el nombre de Pilsen, para diferenciarla decidieron denominar a este nuevo producto: Pilsen Nacional. Es así, como un aviso aparecido el 2 de diciembre de 1907 en el periódico La Ley se convirtió en el punto de partida de esta popular bebida.

En la segunda mitad de 1908 se produjo el traspaso de la sociedad Krauter y compañía a la de Bosio y Compañía. Los hermanos Juan y Pedro Bosio asumieron el control de la empresa con una visión nacional. Enseguida tuvieron distribuidores en Concepción (Campero y Maneglia) y en Villa Rica (Simón Mussi).

En mayo de 1908, se anunciaba que Federico Creydt había vuelto a adquirir la fábrica La Nacional de Krauter y Cía. sin embargo,la sociedad giró a partir de entonces con el nombre de Bosio y Cía.

11 de diciembre de 1906. El Cívico.

Histórico primer aviso que presentó a la Cerveza Pilsen. 2 de diciembre de 1907. La Ley.

EDUARDO SHAERER
ÁNGEL IRIBAS

1907 CERVECERÍA LA PARAGUAYA

DE IRIBAS Y SCHAERER.

NACE EL BARRIO SAJONIA

l año de iniciar sus actividades, la flamante sociedad Krauter y Cía, tuvo que enfrentar a una competencia que llegaba al mercado de la mano de importantes comerciantes de la época: la Cervecería La Paraguaya.

Los propietarios de esta nueva industria decidieron localizarla sobre el río Paraguay, en el entonces naciente barrio Sajonia. Este se hallaba incomunicado del resto de la ciudad por lo que, junto al industrial naviero Jorge Barzi quien también estaba invirtiendo en la zona, establecieron una línea de tranvías que pudiera conectarlos con el centro asunceno. En aquel tiempo, un emprendimiento alejado implicaba realizar una inversión adicional, consistente en crear una empresa de tranvías para hacer que el lugar sea accesible. Esta modalidad ya la había inaugurado Francisco Morra con la creación del desarrollo inmobiliario Villa Morra y la línea de tranvías Morra; otro tanto lo hizo el médico italiano Silvio Andreuzzi con el Hotel Cancha Sociedad y la línea de tranvías El Con-

ductor Universal, e incluso el propio Federico Creydt con la Cervecería San Miguel y la prolongación de la línea de tranvía Morra.

Una noticia aparecida el 21 de junio de 1907 presentaba al público a esta nueva empresa de tranvías, a la que denominaron Tramway Nacional, que partía de la esquina de la calle Montevideo con Manduvirá y llegaría hasta el puerto de Sajonia

…como se sabe la manda a construir la firma Iribas, Schaerer y Cª complementando,las instalaciones de la gran fábrica de cerveza que los mismos señores están por terminar en aquel puerto.

«Tramway Nacional», 21 de junio de 1907, El Diario, p. 2.

La sociedad propietaria de la nueva cervecería estaba liderada por Ángel Iribas, un inmigrante español de Navarra que llegó a Argentina en 1876. Permaneció allí durante nueve años antes de trasladarse a Paraguay, donde se radicó definitivamente. Entre otras actividades fue uno de los fundadores del Centro Español en Asunción y dueño de la Tienda y Mercería La Estrella, dedicada a la venta de telas. El local estaba ubicado frente al Mercado Central en la esquina de la calle Igualdad (hoy 25 de Mayo) e Independencia Nacional.

Su principal socio en la cervecería, Eduardo Schaerer, sería poco tiempo después presidente de la República, siendo el primero en completar un período presidencial. Además, la sociedad la integraba Derliz Recalde, quien abandonó su cargo como administrador del importante periódico El Diario para sumarse a este emprendimiento. Como maestro cervecero y en calidad de socio minoritario, incorporaron a Juan Herken, hijo de Pedro, aquel que tuvo la primera fábrica de cervezas en San Bernardino. La apuesta era significativa, ya que ponían al frente de la producción a una persona con experiencia y tradición cervecera, con una sólida formación en el arte cervecero en Alemania.

La construcción se destacaba respecto a todas las demás de la época por su magnitud y la descripción que daban de ella reflejaba el impacto que esta inversión tuvo en la población asuncena.

23 de setiembre de 1908. El Diario.

Sobre la costa del río Paraguay, semejando desde lejos una roja incrustación en el follaje que lo rodea, se levanta el gran edificio de la fábrica de cerveza La Paraguaya. Desde los barcos que navegan en busca del puerto de Asunción, se distingue la enorme construcción, y el humo que despiden las altas chimeneas, parece como que sale al encuentro de los viajeros para saludarlos con las reverencias de sus espirales. Puesto allí, a la entrada de la ciudad, con sus grandes ventanas abiertas sobre el desierto, el vasto edificio produce la impresión de un monumento levantado a la gloria de las primeras conquistas de la industria en la tierra virgen del Paraguay. Y los focos de luz eléctrica que en torno de la fábrica forman como una aureola de luz cuyos reflejos caen sobre la selva del Chaco, atravesando el rio, producen la impresión del progreso iluminando los caminos por donde ha de lanzarse á la conquista de nuevas heredades.

La fábrica de cerveza La Paraguaya constituye uno de los más grandes progresos de la industria nacional y a la par representa uno de los esfuerzos más encomiables y felices del espíritu de iniciativa.

El edificio de la fábrica de cerveza

La Paraguaya consta de cinco pisos; sus paredes tienen un espesor de un metro y cinco centímetros, con excepción de las correspondientes a las bodegas, cuyo espesor es de un metro y doce centímetros. Los planos de las instalaciones fueron hechos en Alemania y ejecutados por los ingenieros de la casa Bianchetti, de Buenos Aires, la más importante de Sud América en su género. En las instalaciones de la fábrica, los señores Iribas, Schaerer y Recalde gastaron $ 2.500.000, suma que da una idea de la importancia del establecimiento.

Rodriguez Alcalá, José (1907). El Paraguay en Marcha Asunción, Talleres El País, p. 246. Biblioteca Nacional del Paraguay

El nacimiento del actual barrio Sajonia está muy ligado a la construcción de esta cervecería. Aparte de dotarla de una línea de tranvía, se realizaban actividades semanales para llevar al público a la fábrica, con lo que este nuevo barrio iba siendo conocido.

La crónica del periódico El Diario, en agosto de 1907, es elocuente:

Con la facilidad que ofrece la nueva línea de tramway que ha empezado a funcionar, numerosas familias se han trasladado ayer hasta aquel punto, viajando por la Avenida 15 de Mayo (hoy avenida Carlos Antonio López) y admirando todo el hermoso trayecto que se recorre.

Inmediatamente aparecieron en los periódicos grandes publicidades de loteamientos en la zona. El gran barrio Colón ofrecía lotes a 36 meses de plazo remarcando que «en este barrio existen importantes fábricas como la gran Cervecería La Paraguaya y el gran astillero de Jorge Barzi»47

La Paraguaya inicialmente habilitó una fábrica de hielo que operaba desde su escritorio en la calle Villa Rica (hoy Presidente Franco) y Ayolas. Desde agosto de 1907, comenzaron a vender hielo en barras en ese lugar, entrando así en competencia con algunas fábricas que ya funcionaban entonces, entre ellas la de Krauter y Compañía y la de Gatti. Con el tiempo, este local distribuía la cerveza producida en Sajonia. También contaban con una sucursal que funcionó sobre la calle 25 de Mayo casi Iturbe.

Finalmente, en setiembre de 1907, la Cervecería La Paraguaya lanzó dos marcas de cerveza al mercado: su producto insignia Cristal y una cerveza que homenajeaba al naciente barrio, la Cerveza Sajonia48

«En Puerto Sajonia», 16 de agosto de 1907, El Diario p. 1.

15 de febrero de 1910. Revista Municipal.

Fuente: internet.

Esta marca Sajonia es la misma que, unos cien años más tarde, se usaría para denominar a una cerveza artesanal muy popular en Paraguay, aunque no existe conexión entre ambas más allá de compartir el mismo nombre y tener sus fábricas en el mismo barrio. La Cervecería La Paraguaya solo la comercializó durante un año.

Algunos meses después, lanzaron su cerveza negra: La Paraguaya Bock, que según la publicidad era «la mejor cerveza de invierno al precio de La Cristal. Pidan en todas partes, en botellas y en chopp». Tampoco faltaron las menciones a sus supuestos poderes curativos: «la única que recomiendan los médicos para personas débiles y madres que crían, por su pureza y fuerzas nutritivas»49

En 1908, presentaron en el mercado la cerveza y el chopp Gambrinus Bier, definiéndola como una cerveza tipo Quilmes. Era el producto más económico de esta fábrica y estaba destinado a un segmento con menor capacidad adquisitiva pero muy afecto al consumo de la cerveza50

El nombre Gambrinus no era ajeno para los asuncenos, ya que el concurrido bar del Teatro Nacional tenía dicha denominación. En la mitología flamenca, Gambrinus es un héroe de las leyendas europeas y un ícono de la cerveza y la jovialidad. Canciones, poemas e historias lo describen como un rey, duque o conde de Flandes y Brabante51.

Con una capacidad de producción de 3 000 000 de litros anuales, esta industria apuntaba a abastecer al mercado paraguayo y regional, por lo que su ubicación en la ribera del río Paraguay era estratégica.

Colección JAM
Colección JAM

En 1908, la fábrica se convirtió en el destino de moda para los paseos de fin de semana. El domingo 23 de febrero de ese año se inauguró el Bar La Paraguaya, un biergärten que funcionaba en las mismas instalaciones de la fábrica de puerto Sajonia. Esta jornada fue sumamente exitosa, con la asistencia masiva del público asunceno.

En el muelle frente a la aduana, hubo un flujo continuo de los vapores Berta y Fiumicino, desde muy temprano y hasta las 07:00 p.m., haciendo viajes de ida y vuelta hasta la fábrica. Según la crónica, mucha gente se trasladó también en botes a vela, otros en botes a remo y algunos incluso en «lanchas automóviles».

Aunque el trayecto por agua es hermoso, ello no fue un motivo para que los coches del tranvía a Puerto Sajonia saliesen y volviesen repletos de pasajeros. Hubo quienes fueron a caballo, a pie o en coche. Sin exageraciones se puede calcular que ayer asistieron mil quinientas personas a Puerto Sajonia las que en su mayor parte visitaron el «Cristal Pabellón» de la cervecería La Paraguaya.

Se organizaban además paseos fluviales nocturnos, bajo la luz de la luna llena. El vapor Guairá partía del puerto a las 09:00 p.m., con música a bordo, en dirección a la cervecería donde, en el Bar La Paraguaya, les esperaba abundante chopp y sándwiches. El barco regresaba después de la medianoche al puerto de Asunción.

«En Puerto Sajonia», 24 de febrero de 1908, El Diario, p. 1.

Cervecería La Paraguaya vista desde el río Paraguay.

Colección JAM.

Alrededor de las mesitas colocadas en la playa, los concurrentes a Puerto Sajonia pueden saborear la exquisita cerveza de la fábrica instalada allí mismo, mientras recrean sus ojos mirando al rio por donde navegan embarcaciones grandes y chicas, a vapor y a vela que se dirijen a la Bahía o a los puertos del Plata.

La cervecería La Paraguaya se fue consolidando rápidamente en el mercado. En 1910, participó en la Exposición Industrial de Buenos Aires con un puesto dentro del pabellón paraguayo.

Hemos tenido la ocasión de ver una fotografía de las instalaciones de la Cervecería La Paraguaya en la exposición industrial de Buenos Aires. Por ella nos explicamos los encomios que se han hecho en la capital argentina del pabellón del Paraguay. Si todas las otras son tan espléndidas como la de esa renombrada casa industrial, lejos de ser exagerados esos elogios, se han quedado cortos.

Los viajes en vapor desde el Puerto de Asunción continuaban regularmente. Eduardo Schaerer había habilitado una nueva embarcación, denominada Sofía Schaerer.

En marzo de 1910, el balance de la firma arrojaba una ganancia de 272 000 pesos, lo que demostraba que los negocios marchaban bien.

Rodríguez Alcalá, José (1907), El Paraguay en Marcha. Asunción, Talleres El País, p. 40. Biblioteca Nacional del Paraguay
«En la exposición industrial de Buenos Aires» , 8 de agosto de 1910, El Diario, p. 2.
Pabellón paraguayo en la Exposición Industrial de Buenos Aires, año 1910 Colección JAM.

Pero llegó aquel fatídico 24 de setiembre de 1910.

Eran las ocho y cuarto de la mañana cuando un empleado de la fábrica de Sajonia se percató de un principio de incendio en la segunda planta. En ese lugar se encontraba un gran acopio de malta y lúpulo, componentes altamente combustibles en la fabricación de la cerveza. Aparentemente, una chispa de la precaria instalación eléctrica habría iniciado el incendio. La electricidad acababa de llegar al país y, solo algunas industrias la habían instalado; aún no existían normas, suficiente conocimiento, ni control de seguridad sobre estas instalaciones.

Todo sucedió muy rápido; pronto las llamas comenzaron a ganar espacio. A pesar del intento vano y desesperado de los empleados por aislar el fuego y evitar su propagación, era una batalla perdida.

Media hora después, llegó personal de la policía y del ejército, quienes junto a los empleados, vecinos y público en general, lucharon denodadamente contra un incendio que no cedía y que, por el contrario, amenazaba con propagarse al resto de la fábrica. Sin embargo, tras horas de intensa lucha, lograron reducir el fuego a un solo sector. Hubo heridos y pérdidas estimadas en un millón de pesos, una fortuna para la época. El incendio había destruido el molino de malta, el entablado, los cajones y un sinnúmero de elementos más52

Esa misma mañana, mientras el fuego estaba siendo controlado, se presentó en el sitio el juez Andrés Doldán, quien ordenó como primera medida la detención del personal técnico de la empresa, incluido Juan Herken. Eran frecuentes en la época los incendios provocados para cobrar el seguro, sobre todo si las cosas no iban bien, por lo que era necesario descartar esta posibilidad. Sin embargo, ese mismo día, el gerente de la compañía de seguros La Nacional, informó que, de acuerdo con el análisis de sus peritos, el incendio no fue provocado, lo que llevó a que los detenidos recuperaran inmediatamente su libertad53.

24 de setiembre de 1910. La Acción.

26 de setiembre de 1910. El Diario.

24 de setiembre de 1910. El Nacional.

Entre la multitud que se acercó al lugar se hallaba Juan Bosio, quien para entonces ya era la cabeza de la nueva sociedad, sucesora de Creydt Hermanos.

Al día siguiente, mientras se iban removiendo los escombros, un periodista que había acudido al lugar notó que en una pared alguien había escrito con gruesas letras una consigna de resistencia ante la desgracia:

«¡Ni el fuego puede con la Cristal. La fábrica funciona!».

La frase se convirtió en un símbolo de esperanza, tanto es así que un mes después se podía encontrar esta publicidad en los periódicos:

«Cristal, ni el fuego puede con ella. Es la mejor cerveza».

Sin embargo, la empresa había quedado herida de muerte. A pesar de las intenciones de seguir adelante, en agosto de 1911, la Cervecería La Paraguaya fue vendida a la sociedad Bosio y Cía. que con esta compra eliminaba a la competencia y se convertía en dueño absoluto del mercado de cervezas de producción nacional.

«El gran incendio del sábado», 26 de setiembre de 1910, El Diario, p. 3.
«Cristal», 22 de octubre de 1910, La Reacción, p. 2.

8 de diciembre de 1909. El Diario.

Doce años más tarde, un periódico analizaba esta operación y la calificaba como una maniobra para establecer un monopolio de ventas de cerveza:

Aquella adquisición de la Cervecería

La Paraguaya por la Cervecería Nacional no fue para aumentar la producción ni para aumentar la industria, sino para clausurar una de las dos fábricas, la de Puerto Sajonia, lo que representaba la paralización de un capital enorme.

Otro tanto sucedió con la cervecería de Tuyucuá que se la abandonó por completo dejándola paralizada.

«Fin que persigue la fusión de las cervecerías», 8 de marzo de 1923, El Diario, p. 1.

Ángel Iribas continuó al frente de otros emprendimientos comerciales hasta su fallecimiento en junio de 1930.

DON JUAN BOSIO
DON PEDRO BOSIO

1908 LA CERVECERÍA NACIONAL DE LOS HERMANOS BOSIO

n octubre de 1908, la sociedad conocida como Krauter y Cía. se convirtió en Bosio y Cía. Leo Krauter desapareció de escena y los hermanos uruguayos Juan Isidoro y Pedro Bosio asumieron el control de la fábrica, con Juan como presidente y Pedro como Gerente.

Un primer aviso, publicado en noviembre de ese año, presentaba los dos productos que comercializaban: Pilsen Nacional ya lanzada al mercado en 1907 con la sociedad de Krauter y Cía. y Bock Nacional. Además continuaban con el demandado negocio de venta de hielo en barras.

La sociedad Bosio y Cía. pasó muy pronto a denominarse Cervecería Nacional SA, nombre con el que operarían hasta 1939.

15 de abril de 1921. El Nacional.

Realizaron fuertes inversiones para aumentar la producción. La alejada y pequeña fábrica de Tuyucuá no podría dar respuesta a la idea que Juan Bosio tenía para esta nueva empresa. Para capitalizarse conformaron una sociedad anónima y adquirieron un enorme predio de 8000 m2 cercano a Arsenal Cué. En mayo de 1912 el proyecto de la nueva fábrica fue aprobado por la Municipalidad que cedió parte de los terrenos municipales que se anexaron a la propiedad. A cambio de esto, la Cervecería Nacional cedió los lotes necesarios para la continuación de la calle Palma que entonces solo llegaba hasta Garibaldi54

Este inmueble estaba atravesado en forma diagonal por un curso de agua, un afluente del arroyo Jaén, como se puede apreciar en un plano aparecido en un diario local en 1929. Esta decisión de ubicarlo sobre esta importante napa freática implicaba un sobrecosto en obras de ingeniería pero aseguraba a la nueva fábrica un volumen de agua importante, lo cual era fundamental para garantizar una producción continua y de gran volumen.

25 de octubre de 1929. El Orden.

4 de junio de 1920. El Liberal.

9 de julio de 1931. El Diario.

Inmediatamente iniciaron la construcción de la fábrica que tendría 2000 m2 cubiertos a un costo de 300 000 pesos oro sellado. Era quizás una de las mayores inversiones en una industria de la época. La producción de la fábrica sería gigantesca para entonces, 30 000 litros de cerveza diarios y 40 000 kilos de hielo.Bosio tenía claro que quería el mercado para sí solo. Las cervezas importadas fueron desapareciendo poco a poco ya que no podían competir en precios. La Cervecería La Paraguaya de Iribas y Schaerer, quedó devastada en setiembre de ese año por un incendio que arrasó parte de las instalaciones, por lo que no había cervecerías locales que pudieran tomar una porción del mercado.

En julio de 1911, la Cervecería Nacional compró la Cervecería La Paraguaya en 3 000 000 de pesos. Además, realizaron inversiones para dejarla operativa y agregaron una capacidad adicional de producción de 5 000 litros de cerveza diarios y 7 000 kilos de hielo55

Bosio tenía el control del total del creciente del mercado nacional de cervezas.

Sumaron a sus productos la Cerveza Cristal de la adquirida Cervecería La Paraguaya. Así, durante algunos años, la nueva Cervecería Nacional ofrecía, además de la citada Cristal, la Pilsen Nacional y las cervezas negras Bock así como una nueva marca, La Africana, a la que se atribuían características nutritivas, tal como rezaba la publicidad:

Africana, es la mejor bebida, para personas convalecientes, señoras que están criando o personas que deban alimentarse bien.

8 de agosto de 1919. El Diario.

5 de diciembre de 1910. El Nacional.

A partir de 1912 la producción se realizaba en sus nuevas instalaciones de Palma y Hernandarias y en menor volumen en la fábrica de Sajonia. Esta última solo produjo cervezas para la Cervecería Nacional en el año 1912, ya que a partir de enero de 1913 dejó de operar y se puso a la venta, aunque sin éxito. Años después intentaron hacerla funcionar como fábrica anexa, pero pronto desecharon esa idea. Las instalaciones de Tuyucuá también tomaron un papel secundario, pero siguieron operativas hasta 1917. Posteriormente ya no se las mencionaba, por lo que es de suponer que fueron discontinuadas.

Toda la fabricación se concentró entonces en el nuevo local de la cervecería que era motivo de admiración tanto para locales como por extranjeros. Obra de Enrique Clari, entonces el mayor constructor de Asunción y propietario de la compañía E. Clari y Hno., quienes también construyeron el local administrativo de la cervecería ubicado en la calle Benjamín Constant y Ayolas, así como la casa de Pedro Bosio.

Escritorio de la cervecería ubicado en Benjamín Constant 273. En este local se despachaba la cerveza hasta que en 1913 toda la actividad se concentró en la nueva fábrica ubicada en Palma y Hernandarias.

Colección JAM

31 de diciembre de 1919. El Liberal.

31 de diciembre de 1919. El Liberal.

Africana fue por muchos años una bebida muy popular comercializada por la Cervecería Nacional. Le atribuían poderes curativos y la recomendaban consumir en invierno.

21 de agosto de 1919. El Diario

30 de septiembre de 1909. Acción .

El edificio de la nueva fábrica, construido con resistentes tirantillos y columnas de hierro montadas simétricamente unas sobre otras, y con paredes y pisos fabricados con materiales de primera calidad, no tenía rival en el país, según señalaba Monte Domeq en su álbum por el centenario de la independencia nacional emitido en 1911.

Un espacioso portón central sirve de entrada y salida de la fábrica. Sobre el ala derecha quedan instaladas con gusto sobrio y severo la oficina de despacho, la contaduría y la gerencia. En el ala izquierda se hallaba la zona de producción propiamente56

Como era costumbre en los edificios importantes de la época, en la parte superior había un enorme reloj, de unos dos metros de diámetro, visible desde la distancia.

Local de Palma y Hernandarias. Colección JAM.
11 de octubre de 1919. El Diario.

11 de octubre de 1919. El Diario.

27 de octubre de 1913. El Nacional .

Juan Bosio construyó su vivienda en el segundo piso. Incluyó una terraza desde donde se divisaba la ciudad “a los cuatro vientos”. El hecho de vivir en la misma fábrica reflejaba su dedicación plena y absoluta. Hoy existe una palabra inglesa que describe el carácter de Juan Bosio: workaholic, es decir, una persona adicta al trabajo, con muy poca o nula vida social y donde el centro de su vida es su actividad laboral. Quizás esto mismo tuvo relación con una extrema determinación que tomaría una década más tarde.

1 de febrero de 1911. Tiempo.
1 de febrero de 1911. El Tiempo.
15 de junio de 1912. Revista Municipal.
18 de agosto de 1919. El Diario.
1 de marzo de 1920. El Liberal.

23 de mayo de 1935. La Crítica.

1 de enero de 1918. La Tribuna.
30 de julio de 1930. El Orden.

AGUA SALUS

En octubre de 1917, la Cervecería Nacional lanzó al mercado un nuevo producto: el agua de mesa Salus.

Asunción carecía entonces de un sistema de cloacas y agua corriente, una terrible combinación que ponía en riesgo la salud pública. Las familias tomaban el agua de pozos superficiales que tenían en sus patios y eliminaban sus desechos cloacales en otros pozos absorbentes o ciegos, también situados en sus patios y a no mucha distancia del anterior. Lógicamente, las fuentes de agua de consumo estaban contaminadas.

Decía al respecto un periódico en 1913:

Asunción es una ciudad que se encuentra en detestables condiciones higiénicas. Gracias a la extrema benignidad de la naturaleza no ofrecemos pasto fecundo a las propagaciones morbosas que amenazan la integridad de, la salud pública. La indiferencia imperdonable con que se mira la higiene pública, que nos ha caracterizado siempre, constituye un grave peligro del que algún día tendremos que arrepentirnos.

«Aguas corrientes», 5 de julio de 1913, El Nacional, p. 1.

El curso de agua subterránea de la Cervecería Nacional, conocido como el manantial San Pedro, proveía un volumen importante de este líquido utilizado en la fabricación de cerveza y hielo. El agua tomada estaba a una mayor profundidad que las napas freáticas, y corría entre estratos de rocas lo que la protegía de la contaminación.

Bosio presentaba el agua de mesa como una alternativa a la falta de agua corriente en la capital y a la contaminación de gran parte de las aguas de pozo que entonces consumía la población. Insistía en sus publicidades sobre el peligro que constituía para la salud consumir el agua de los pozos. El consumo del agua de mesa ofrecida era, según la Cervecería Nacional «la única y efectiva defensa contra el tifus y las afecciones gastrointestinales tan desarrolladas actualmente»57.

Sin embargo, al ser agua el producto vendido, la falsificación era frecuente. Por ello hacían hincapié en realizar los controles correspondientes: «No basta con pedir Salus y asegurarse que las botellas llevan la marca grabada en el vidrio, es necesario que se asegure que las botellas estén cerradas y con las tapas corona azul y blanco».

1 de enero de 1918. La Tribuna.
3 de junio de 1932. El Orden.

Salus era también una marca de agua mineral que ya existía en Uruguay, de donde provenían los hermanos Bosio. Esta compañía, al tomar conocimiento del uso de este nombre en Paraguay, interpuso un recurso que dio paso a un litigio judicial que finalmente se resolvió a favor de la Cervecería Nacional.

Este producto sobrevivió muchos años y fue muy popular incluso en las décadas de 1970 y 1980. En 1983, una publicidad, recomendaba realizar con Agua Salus una gimnasia facial «para mantener la belleza y juventud del rostro»

3 de noviembre de 1983. ABC Color.
1 de diciembre de 1937. El País.
CARLOS GATTI

1917 LA CERVECERÍA AMERICANA LA FÁBRICA DE HIELO DE GATTI

l italiano Carlos Gatti llevaba ya más de 20 años produciendo y vendiendo hielo en su pequeña industria ubicada en las inmediaciones del Puerto de Asunción, cuando a pocos metros de su local, los hermanos Bosio comenzaron a erigir una enorme fábrica de cervezas.

Gatti había llegado a Paraguay a fines del siglo xix y muy pronto se instaló en una propiedad ubicada en la esquina de las calles Florida (hoy Benjamín Constant) y Ayolas. Allí construyó y montó una de las primeras fábricas de hielo del país, la Heladora Buenos Aires. A este emprendimiento sumó una carpintería en sociedad con el catalán Ricardo Lloret.

Importaron una gran usina eléctrica con la que pretendían, además de abastecer de energía eléctrica a su industria, proporcionar el servicio de alumbrado eléctrico a parte del centro y a algunos edificios públicos. Sería la primera vez que en Paraguay se ofreciera el servicio de alumbrado eléctrico de forma permanente, ya que anteriormente solo habían sido intentos aislados.

Asunción fue una ciudad oscura durante todo el siglo xix, mal iluminada por faroles a kerosene y con una población frustrada por los reiterados y vanos intentos de iluminarla con energía eléctrica.

El 10 de junio de 1903 se promulgó la ley que «autorizó a Gatti y Lloret a estender (sic) cables por medio de postes de madera labrada para el servicio de luz y fuerza motriz eléctrica en la ciudad que recorrerán las calles Hernandarias, Plazoleta del Puerto, Colón y Palma hasta la Plaza Uruguaya, con opción de estender esos cables a las calles Villarrica (hoy Presidente Franco) y Estrella».

La concesión fue por cinco años y el sistema debía funcionar en un plazo máximo de un año.

El 29 de enero de 1904 se realizó con éxito la primera prueba de encendido de luces.

Efectuose anoche en la usina de Gatti y Lloret el primer ensayo de cuatro lámparas eléctricas de ochocientas bugías, habiendo dado un excelente resultado por la fijeza de la luz y potencia de sus focos. También estaba iluminado todo el puerto hasta que hechas todas las instalaciones se fijará el día de la completa instalación.

«La luz eléctrica», 30 de enero de 1904), El Paraguay, p. 1.

De esta manera, la sociedad Gatti y Lloret se convirtió, después de décadas de intentos, en la primera empresa de alumbrado eléctrico de Asunción. Sin embargo, la concesión no pudo continuar y Gatti volvió a su antiguo negocio de fabricación y venta de hielo.

LA CERVECERÍA

ALEMANA

Una vez que la construcción de la fábrica de Bosio y Compañía se concluyó, Gatti se dió cuenta de que esta nueva industria no solo produciría cervezas, sino también hielo en gran escala. Su destino estaba sellado. La competencia la tenía en sus narices y no era muy difícil entender que su negocio estaba condenado a la ruina.

Poseía un gran local, con una privilegiada ubicación por donde pasaba un manantial, el mismo del que se servía la flamante Cervecería Nacional. Una producción de cerveza a gran escala requiere mucha agua (cada litro de cerveza consume 155 litros para su fabricación). Es por ello que algunas cervecerías se ubicaban cerca del río o buscaban un manantial con capacidad suficiente para la producción.

Gatti, junto a su cuñado Zacarías Battilana, se propuso interesar a un grupo grande de comerciantes para fundar una nueva industria cervecera, una que pudiese competir con la Cervecería Nacional de Bosio y Compañía.

Es así que en noviembre de 1913 se anunciaba al público: «Un núcleo importante de nuestro gremio comercial ha llegado a feliz acuerdo para el establecimiento de una nueva fábrica de cerveza en el país que se distinguirá con el nombre de Cervecería Alemana. En la reunión inicial efectuada se suscribieron acciones por valor de doscientos cincuenta mil pesos oro sellado. Teniendo en cuenta el local elegido para base de esta empresa, el éxito está descontado de antemano pues, el artículo principal, la rica agua de azulina claridad nos las ofrecen diariamente como muestras en seductoras barras de hielo, de la misma fuente que servirá para la fábrica proyectada»58. La fábrica de hielo a la que se refiere, es la de Gatti.

26 de agosto de 1914. General Caballero.

Unos meses después inscribieron el logotipo de la empresa en el registro de marcas. En él se incorporaron nuevamente animales: un águila y una pareja de leones (macho y hembra).

La marca consiste en una etiqueta ovalada en cuyo centro aparece volando en un campo azul una águila que inclinando la cerviz ofrece un vaso de chopp al león del escudo paraguayo, el cual apoyado sobre una leona, vuelve su noble y altiva cabeza, abriendo la boca en actitud de aceptar gustoso el rico néctar; orlando esta etiqueta se lee de izquierda a derecha en su parte superior: CERVECERÍA ALEMANA. En la etiqueta en letras blancas dentro de un campo rojo las palabras «Paraguay - Asunción». Igualmente se reivindica el exclusivo derecho de usar los nombres de «Blanca», «Rubia» y «Negra» en la distinción de las diferentes clases de fabricación de manera a que ningún otro establecimiento, sea cual fuere su procedencia, pueda servirse de esos títulos distintivos.

Esta pretensión de prohibir el uso del nombre de cerveza blanca, rubia o negra a cualquier otra industria cervecera (en realidad, solo existía la de Bosio y Compañía) era insólita y mostraba que venían a pelear el mercado con uñas y dientes.

«Marca de fábrica y de comercio», 26 de agosto de 1914, General Caballero, p. 3 .

Sin embargo, la Cervecería Alemana no llegó a producir cervezas bajo esa denominación. Eran tiempos de la Primera Guerra Mundial y es probable que el grupo capitalista no haya visto conveniente identificar a su cerveza con Alemania.

El cambio se produjo en 1916, cuando volvieron a registrar el mismo logotipo de la Cervecería Alemana, pero con la modificación del nombre, que entonces se llamó Cervecería Americana

9 de octubre de 1916. El Diario.
1 de enero de 1918. La Tribuna.

LA SOCIEDAD CERVECERÍA AMERICANA SA

En octubre de 1916 se registró la marca Cervecería Americana y este nombre hizo su presentación al público el día 9 de ese mes, aunque la fábrica no produjo cerveza hasta un año después.

Esta empresa fue constituida con 21 accionistas, la gran mayoría de ellos importantes comerciantes de Asunción. Carlos Gatti y sus cuñados los Battilana tenían la mayoría accionaria.

La composición fue la siguiente: Accionistas

Carlos Gatti

Zacarías Battilana

Teodoro Battilana

Vierci

José Camihort

Enrique Kropf

Juan Herken

Angel Battilana

Luís Migone

Juan Duch

Juan B. Gaona

Juan y Jaime Canela

Vicente Scura

Vicente Zaputovich

Alfeo Zanotti

Elio Billi

Pedro Graneri

José Tubino

Francisco Prieto

Santiago Amatunna

Manuel Filigueira

Nuevamente aparece el nombre de Juan Herken entre los socios, quien ya había sido el maestro cervecero de la Cervecería La Paraguaya unos años antes.

Juan Duch se incorporó como representante de la sociedad Grau y Duch, propietarios entonces del Hotel Hispano-Americano, uno de los más importantes de Asunción en aquella época.

La fábrica se terminó de construir al año siguiente. El edificio aún hoy se mantiene en pie y en su frontis se sigue leyendo el año de su inauguración: 1917.

Desde agosto de ese año se anunciaba la inminente puesta a la venta al público de la nueva cerveza. La fábrica ya estaba operativa produciendo hielo utilizando el agua abundante del subsuelo, de la llamada surgente San Pedro, «cuyas aguas superan en pureza y cualidades a la mejor agua que se conoce. Cristalinamente puro y científicamente higiénico que puede bebérsele directamente mezclado con cualquier jarabe y demás preparaciones refrescantes»59

Establecieron una fecha para el lanzamiento de esta cerveza al público, el 1 de diciembre de 1917. Previamente montaron una gran campaña publicitaria.

Podía leerse en los periódicos una invitación diaria a la población para acudir ese día a su fábrica y disfrutar de la nueva cerveza la Americana Blanca.

1 de diciembre de 1917. El Diario.

Fotografía de JAM, año 2024.

Fotografía de JAM, año 2024.

1 de agosto de 1917. El Liberal.

Sin embargo, menos de una semana antes de esta anunciada fecha, el juzgado en lo Civil de la Capital decidió que ese mismo día, el sábado 1 de diciembre de 1917, se llevara adelante el esperado fusilamiento de los reos Gastón Gadin y Cipriano León, célebres autores del conocido «parricidio de Villa Morra» ocurrido en julio de 1915. Gastón había contratado a Cipriano para que materializara el asesinato de su padre y madre lo que llevó a cabo de una manera particularmente violenta. El impacto que en la sociedad asuncena fue enorme, y el juicio que duró dos años y medio, fue seguido atentamente por los ciudadanos.

Así que, una vez decidida la fecha de la esperada ejecución, este evento concentró toda la atención de la prensa y del público,sacando por completo de foco la tan anunciada inauguración de la Cervecería Americana.

Si bien esta ejecución, la última realizada en el país por orden de un juez del ámbito civil, tuvo lugar dentro de la cárcel pública con una asistencia restringida, la realidad es que todas las calles de los alrededores estaban atestadas de gente que permaneció allí hasta después de producidos los disparos. El público posteriormente acompañó, más por curiosidad que otra cosa, los cuerpos en su camino al Cementerio del Mangrullo.

La cerveza blanca salió al mercado ese mismo día. Era, según la presentaban, «una bebida ideal por sus excelentes cualidades higiénicas y refrescantes, no puede haber nada más agradable ni nada más exquisito, por eso pedimos probarla, seguros de recibir la confirmación y el aplauso». El 30 de diciembre de 1917, con vistas a las fiestas de Año Nuevo, lanzaron el «Chopp Americana en sifones de un litro con faja de garantía y fecha de vencimiento»60.

2 de enero de 1918. La Tribuna.

Al inicio de 1918 presentaron una gama de nuevos productos que se sumaron al existente:

La Americana Rubia fue una creación del maestro cervecero Juan Herken. Este se había formado en Baviera, Alemania, y estaba muy familiarizado con este tipo de cervezas que la presentaba al mercado como «la verdadera cerveza tipo Munich». La cerveza blanca era consumida en el verano, mientras que la rubia, decían, «es ideal para el invierno por su pastosidad reconfortante que proporcionará al cuerpo un calor sensitivamente delicioso». Concluían que:

«la Rubia es la cerveza de los países boreales, alegría, vida y salud de los habitantes de aquellas frías tierras»

La Americana Negra, preparada a base de «malta especial tipo caramel de glucosa succionada para transmitir al consumidor su invalorable potencialidad nutritiva».

Finalmente, presentaron el extracto doble de malta que era un producto ofrecido regularmente por todas las cervecerías.

«Cervecería Americana», 1 de enero de 1918, La Tribuna, p. 3.
Del álbum El Paraguay Ilustrado de Manuel W. Chávez.

7 de diciembre de 1919. El Liberal.

LA PELEA POR EL MERCADO

En su primer año, la Cervecería Americana vendió el equivalente al 25% de lo producido por la Cervecería Nacional, a pesar de haber salido a la venta con un valor 15% más caro.

Entendieron entonces que si pretendían una mayor participación en el mercado debían bajar los precios, pero además tenían que diferenciarse de la competencia, identificando a su marca como una de mejor calidad.

Toda esta estrategia de marketing dio origen a un enfrentamiento mediático en febrero de 1919 entre Ángel Battilana, la cara visible entonces de la Cervecería Americana, y Juan Bosio, presidente de la Cervecería Nacional.

En una seguidilla de anuncios, la Cervecería Americana iba develando cómo sería esta rebaja de precios.

Juan Bosio, hábil comunicador, se metió de lleno en esta contienda manifestando que estaba contento con la baja de precios de la Americana, pero que a pesar de ello, los productos de la Cervecería Nacional seguían siendo más económicos y que incluso estaba dispuesto a bajar el precio aún más. A los pocos días vino la respuesta de la Cervecería Americana. Esta vez fue el inspector de esta cervecería, el señor Cacavelos quien explicó:

Quiero contarle brevemente un caso presenciado por mí mismo en una fonda de esta ciudad. Llegó hasta allí un paisano de altas polainas, toma asiento y pide un bife a la minuta. El fondero le pregunta: ¿de diez o de cinco pesos?. ¿Cuál es más grande? pregunta el paisano. Nada de tamaños, responde el fondero. La diferencia de precios es cuestión de calidad. El primero es un lomito aderezado con manteca y el segundo es el lomo del animal con grasa de chancho, ¿entiende?. Venga el de diez pesos exclamó el paisano sin vituperar. Y acompañó el pedido con una cerveza Americana. Porque el que come lomito con manteca tiene que honrar el plato. Americana tiene que ser.

«El precio de la cerveza», 10 de febrero de 1919, El Diario, p. 2.
6 de agosto de 1919. El Diario.

Sin embargo, en el mercado el precio fue decisivo. Bosio continuó con su política de precios bajos e incluyó una nueva estrategia: el sorteo de dinero entre los consumidores. La mayor porción del mercado se consolidó para la Cervecería Nacional.

La respuesta de la Americana era nuevamente vaga y retórica, insistían en anteponer una supuesta y dudosa mayor calidad de su producto:

El gran premio que ofrece la Cervecería Americana no consiste en dinero ni en automóviles, ni en terrenos ni ninguna otra clase de exterioridades. Tampoco esta supeditado al arbitrio de la suerte siempre esquiva. El gran premio de la Cervecería Americana está en el riquísimo contenido de cada una de sus botellas de exquisita y espumosa Cerveza Americana (blanca, rubia y extracto doble de Malta)».

Rendidos ante los resultados, años después, la Cervecería Americana también se metió de lleno en esta modalidad, premiando con dinero a quienes encuentraran ciertas letras en las tapas de las botellas.

«El gran premio que ofrece la Cervecería Americana», 26 de enero de 1920, La Tribuna, p. 3 .

NUEVOS PRODUCTOS DE LA AMERICANA

Como no lograban llegar a un precio competitivo, la Cervecería Americana lanzó un formato de cerveza de menor volumen que estaría al alcance del bolsillo del público Era una botella pequeña que la llamó Bocoy. Esta modalidad, que décadas después sería adoptada por varias cervecerías, tenía como objetivo competir en precio con la Cervecería Nacional, aunque el volumen fuera menor. Su publicidad explicaba:

Muchas veces no estamos en disposición de ingerir una gran cantidad de líquido, y las más de las veces no conviene pedir una porción mayor de cerveza porque esta perdería en la copa expuesta su aroma y su frescor. Por eso hemos ideado el «Bocoy», que son pequeñísimas botellas con capacidad para un vaso de chopp, suficientes para apagar la sed y paladar, el rico nectar de Cervecería Americana, y cuyo precio no es mayor que una botella de soda.

«Algunas consideraciones», 11 de marzo de 1922, La Tribuna, p. 2.

15 de diciembre de 1920. Revista Comercial.

Uno de los locales donde se vendía esta cerveza era el bar instalado en el Jardín Botánico, regentado por Aragoni Hermanos, quienes entonces tenían a su cargo la administración del Hotel Cosmos en Asunción. Una publicidad aparecida durante el carnaval de 1922 decía:

Para gozar estos días y reir, reir a mandíbulas batientes pida Ud. entre las brisas y flores del hermoso Jardín Botánico un Bocoy Americana, rubia o blanca, Ud. gozará indeciblemente y se reirá de la crisis, del carnaval y de todo el mundo.

El simpático Bocoy a $2.50 satura de nostalgias el alma embelesada ante el paisaje cubierto de maravillas.

«Jardín Botánico», 11 de marzo de 1922, La Tribuna, p. 3.

Los esfuerzos de la Americana por encontrar opciones no cesaban. Era evidente que el mercado les era esquivo y estaban perdiendo la porción de la torta que habían logrado inicialmente. Entre las múltiples propuestas que presentaban, durante 1922 lanzaron una llamativa receta para preparar, a partir de sus cervezas, una especie de clericó. La llamaron Clear Beer. Esta consistía en un extraño mejunje de frutas, azúcar y cerveza.

Guía del Paraguay de 1920.

Una rica piña cortada en rodajas, cuatro bananas maduras en rebanadas, una cucharada al ras de azúcar, un buen pedazo de hielo cristalino de la Cervecería Americana, todo esto en una gran jarra donde vaciará luego una botella de Americana blanca (a dos botellas corresponden dos cucharadas de azúcar). Se mezcla bien y se presenta en la mesa.

Al final, una nota:

El Clear Beer no admite limón, ni soda ni otra clase de cerveza.

«Clear Beer», 16 de febrero de 1922, La Tribuna, p. 3.
13 de mayo de 1920. El Diario.

Fuente: Internet.

EL GRAN FESTIVAL DE LA CERVECERÍA AMERICANA

No se le podrá señalar a la Cervecería Americana de la falta de iniciativas y propuestas. Todas ellas eran rimbombantes, agresivas y altamente mediáticas, aunque rara vez llegaban a los resultados propuestos.

Es así que en octubre de 1919, a página entera, la Cervecería Americana anunció la realización del Gran Festival de la Cervecería Americana.

Siguiendo la tradicional costumbre de las más grandes y famosas cervecerías europeas, las que todos los años festejan el advenimiento de la engalanada primavera con un grandioso festival, la «Cervecería Americana» ha dispuesto inaugurar en el país tan simpática fiesta la que será llenada de todos los encantos y alegrías que siempre proporciona la muy exquisita «Blanca» y la no menos deliciosa «Rubia» para esparcimiento ameno y solaz del público que desde ya queda invitado a participar de este hermoso acontecimiento que tendrá lugar en la Nochebuena, 24 de diciembre del corriente año, en el local que próximamente será anunciado.

La fiesta concluirá antes de las doce de la noche, «de manera a que los asistentes puedan asistir a la Misa de Gallo».

«Gran festival de la cervecería Americana », 4 de octubre de 1919, La Tribuna, p. 3.

Lo llamativo de este evento, que consitía en un concurso de interpretación musical que repartía 117 premios, en dinero efectivo y cervezas, era que todos debían ejecutar una sola pieza músical: la polka galop de Teófilo Ochoa denominada La Cerveza Americana es la mejor. Había categorías para bandas de música (de no menos de diez instrumentos), orquestas (de no menos de cinco instrumentos), piano, violín, flauta, guitarra, organillo de boca y silbido. Esa música se reproduciría durante el concurso no menos de 50 veces. Finalmente se anuciaba que las bandas de música anotadas, una vez terminado el concurso se ubicarán en diferentes puntos del local a fin de seguir ejecutando —adivinen qué música— la polka galop de Teófilo Ochoa, La Cerveza Americana es la mejor, lo que probablemente llevaría a los asistentes a escucharla hasta el cansancio61

Días despuésse decidió que el local del evento sería la Plaza Uruguaya. La idea era instalar 25 «kioskos japoneses» para la venta «del exquisito producto Americana Chopp que ha de saturar de contento y placer a la hermosa fiesta; también habrá sanwichs (sic) para complacer el apetito risueñamente estimulado con tanta música».

La Plaza Uruguaya había sido diseñada e inaugurada apenas unos meses antes, en febrero de 1919. Era el orgullo del intendente Mernes quien había concluido la renovación de este espacio siguiendo un nuevo diseño. El reclamo ciudadano de muchos años era hoy una realidad, y así lo señalaba un periódico:

Tout nouveau, tout beau (todo nuevo, todo bello) dice el adagio y esto viene a ser cierto. Esta plaza renovada, hermoseada, transformada con sus avenidas, sus platabandas floridas, su arboleda, es un verdadero centro de recreo y de esparcimiento, sobre todo en estas poéticas noches de luna. Hay allí bancos para sentarse, y distinguidas familias se dan cita en el magnífico parque.

«La Plaza Uruguaya», 16 de enero de 1919, El Liberal, p. 2.

Colección JAM

Una fiesta masiva, con kioscos ocupando los ordenados jardines y gente bebiendo alcohol toda la noche no era precisamente el uso que la Municipalidad había proyectado para este espacio. Los jardines, sin duda, serían destruidos y la cervecería tampoco se hacía responsable del arreglo. En una insólita nota le sugerían al intendente que esta eventual destrucción del espacio, sería una oportunidad para lucirse con el arreglo: «…y si bien es indudable que algunos desarreglos han de resultar en la Plaza después de la fiesta, esto señor Intendente más bien será motivo para que el Director de Jardines y Paseos luzca una vez más su buen gusto y arte dando un nuevo aspecto, más hermoso si se quiere, a lo que el público, en un arrebato de expansión y alegría hubiera involuntariamente podido desarreglar»62

Naturalmente, la solicitud fue rechazada. Los reiterados intentos por revertir la situación resultaron infructuosos. Incluso, llegaron al extremo de proponer a la Comisión Nacional de las Damas de Caridad que intercediera para obtener la autorización ofreciendo una donación proporcional a la asistencia que calculaban en 10 000 personas lo que les reportaría unos 5 000 pesos. Además, podrían instalar puestos de juegos de azar con ruletas, caballitos, ensortijados y otros juegos.

Sin embargo, el permiso no fue concedido y el festival no se realizó.

14 de diciembre de 1919. El Liberal.
JUAN BOSIO

1922 LA TRAGEDIA LLEGA A LA CERVECERÍA NACIONAL

l amanecer del 24 de enero de 1922 envolvió a la capital en un velo de tristeza y desconcierto. La noticia que se esparcía por las calles no dejaba lugar a la indiferencia: Juan Isidoro Bosio, un titán de la industria cervecera, con apenas 47 años, había muerto. Su figura, siempre llena de vitalidad y admirada por muchos, se apagó de forma tan repentina que el eco de la tragedia resonó en cada rincón de la ciudad.

Las primeras horas trajeron rumores entrecortados. La prensa, ávida de respuestas, solo alcanzaba a describir una muerte trágica, sin detalles claros. Sin embargo, fue el periódico El Diario el que finalmente ofreció una crónica que dejaba helado el corazón de quienes la leían.

En la penumbra de las 3:30 de la madrugada, Segundo Bosio,hijo de Juan, siguiendo su rutina, se dirigió a la habitación de su padre ubicada en la planta alta de la fábrica, para planificar el día. Al abrir la puerta, se encontró con una escena de pesadilla: inmóvil frente al espejo, con un revólver Smith & Wesson calibre 32 abandonado en el suelo junto a su mano derecha, se hallaba Juan Bosio, derrotado por la muerte. Una imagen macabra, una marca indeleble en la memoria de Segundo, quien cargaría con ese peso toda su vida, según contaría su hija Marta63

El motivo detrás de este acto desesperado se perdía en un mar de conjeturas. Aunque la cervecería que Juan había levantado con manos firmes estaba en plena expansión, algunos periódicos sugerían que una enfermedad estomacal incurable había transformado su carácter, sumiéndolo en un abismo de desesperación64

Días antes de su fatídico desenlace, Juan había enviado una carta a su hermano Pedro en Buenos Aires. El contenido de la misiva se perdió en el tiempo, un secreto enterrado junto a su autor. Su esposa y sus hijas ya no vivían en Asunción, dejando a Juan en una soledad que probablemente alimentó sus demonios internos. La noticia, aunque estremecedora, no era completamente ajena a una sociedad que había visto otros suicidios célebres, como el de José Segundo Decoud algunos años antes.

25 de enero de 1922. Patria.

25 de enero de 1922. La Tribuna.

Bajo el liderazgo de Juan Bosio, la Cervecería Nacional había florecido, convirtiéndose en un gigante de la industria. Con inversiones audaces, transformó la empresa en la mayor cervecería del país. Pero con su repentina muerte, el destino de la compañía quedó en manos de su hermano Pedro y su joven hijo Segundo, enfrentándose a un competidor formidable, la Cervecería Americana.

Desde muy joven, Segundo había sido preparado por su padre para tomar las riendas del negocio. Enviado a Alemania para formarse como maestro cervecero, regresó a Paraguay con la sabiduría y las habilidades necesarias. Sin embargo, la tragedia lo obligó a asumir la gerencia mucho antes de lo previsto, a sus apenas 25 años.

Bajo la guía de Segundo, la cervecería no solo sobrevivió, sino que prosperó. Para 1923, su alcance se extendía por todo el país, con distribuidores en Villarrica, Concepción y Pilar, y una nueva fábrica en Encarnación, destinada a abastecer al sur y exportar a Argentina. Las dificultades con las autoridades de ese país eran un obstáculo constante, como ilustraba una carta de Pedro Bosio al cónsul paraguayo en Posadas, agradeciéndole por intentar levantar una prohibición municipal que obstaculizaba las exportaciones, aunque sin éxito.

En 1928, debilitado por una enfermedad, Pedro se retiró y regresó a su tierra natal, Uruguay, donde falleció en diciembre de 1931. Con su muerte, se cerró un capítulo decisivo en la historia de la Cervecería Nacional, un capítulo escrito con el sudor de los Bosio y teñido por la sombra de la tragedia. El legado de Juan y Pedro Bosio quedó en manos de Segundo, quien con su juventud y determinación, continuó la obra que sus antecesores habían iniciado, manteniendo viva la llama de la cervecería a pesar de los desafíos que el destino le había impuesto65.

SEGUNDO BOSIO
21 de febrero de 1923. El Liberal.

1923 LA FUSIÓN DE LAS CERVECERÍAS,

EL TRUST CERVECERO

A principios de la década de 1920 el mercado de la cerveza era casi exclusivo de estas dos sociedades: la Cervecería Nacional y la Cervecería Americana.

El cuadro que presentaba el Commercial Handook del Departamento de Comercio del Gobierno de los Estados Unidos en 1920 es elocuente en cuanto a la casi desaparición de la cerveza importada en Paraguay:

1915 1916 1917 1918 litros litros litros litros Producción local 1 198 800 1 690 000 1 208 000 2 246 450

W. L. Shurz (1920). Paraguay: A Commercial Handbook. Washington: Government Printing Office, Department of Commerce, United States of America, p. 104.

Sin embargo, la disputa por ganar mayor espacio entre las dos cervecerías locales las llevó a realizar una importante reducción en los precios y, por ende, una fuerte disminución en las utilidades de ambas empresas. En esa pelea por el mercado, sobreviviría la empresa que tuviera mayor respaldo económico, y esta fue la Cervecería Nacional. Por tanto, a fines de 1922, ambas sociedades llegaron a un acuerdo de fusión, que en realidad no era más que la absorción de la Cervecería Americana por parte de la Cervecería Nacional.

Inmediatamente después, los precios de la cerveza y del hielo experimentaron un incremento. Al principio, ambas cervecerías siguieron operando con sus respectivos nombres y marcas, fabricando en sus locales habituales, aunque la Cervecería Americana lo hacía bajo la dirección de Pedro Bosio. Era una competencia de fachada.

Los periódicos denunciaban que se había conformado un trust para elevar artificialmente los precios.

Desde que las cervecerías se fusionaron para mejor asegurar sus ganancias, el público creyó al principio que esto redundaría en beneficio del consumidor por el mejor servicio y la mejor calidad de la cerveza, pero es el caso que la cerveza sigue tan mala como antes y el servicio se ha empeorado hasta el punto que algunos artículos fabricados en las cervecerías no existen en plaza en los lugares de su expendio acostumbrado.

Como se ve, aumentó el precio del artículo y desmereció el servicio sin mejorar la calidad.

La cerveza buena se hace de cebada, sería oportuno investigar cuánta se importa en el país para conocer con exactitud la calidad del artículo que se ha expendido al público.

Pero se hizo el trust, el capital como conservador y medroso que es, trató de asegurarse y garantirse contra posibles pérdidas que la competencia suscitaba.

Hoy para las cervecerías los gastos son muchísimo menores, pues tendrán una sensible economía en lo que se refiere al consumo de combustible y pago de jornales, puesto que disminuirá el personal contratado antes entre las dos fábricas, y el combustible lo mismo,

por cuanto parece que una sola fábrica será la que funcione para la elaboración de los diferentes productos.

El consumo de cerveza había disminuido mucho antes, así es de esperar que con el nuevo arreglo cerveceril disminuya considerablemente el consumo, uno por la mala calidad y otro por el elevado precio y mal servicio.

Durante los siguientes años, ambas marcas operaron normalmente. Se podían ver publicidades de estas cervecerías, una al lado de la otra, con el mismo diseño y tamaño, lo que evidenciaba que eran realizadas por la misma empresa.

En la memoria presentada en una asamblea de la sociedad Cervecería Nacional SA celebrada en febrero de 1927, se informaba en estos términos que se había finiquitado el pago por esta absorción:

Con gran complacencia vuestro Directorio viene a daros cuenta de que no obstante el estado general de la economía del país que sigue desenvolviéndose dificultosamente, la marcha de nuestra sociedad en el ejercicio fenecido ha sido lo suficientemente próspero para dejar canceladas todas las obligaciones contraídas conforme a importantes negociaciones a que obligaron una ruda competencia y aún ha permitido poder ofrecer la suma de cincuenta mil cuatros pesos oro sellado para ser distribuida entre los accionistas.

(«Los trusts.» (17 de febrero de 1923). El Liberal, p. 1)
«Modificación» , 1 de abril de 1927, El Liberal, p. 4.

Algunos años más tarde, en 1933, se evidenció el abandono del local que había servido como fábrica para los productos de la Americana, similar a lo que había ocurrido años antes con el local de la Cervecería La Paraguaya. En ese momento, el país se hallaba inmerso en plena Guerra del Chaco. Los heridos llegaban a la capital para recibir atención médica y, ante la emergencia sanitaria, algunos colegios, entre otros tantos locales, fueron convertidos en hospitales de sangre. El Colegio Nacional de la Capital, el Internacional, el San José, el Monseñor Lasagna y el María Auxiliadora, cedieron sus aulas para la atención de los heridos. Sin embargo, un periódico cuestionaba esta medida alegando que no era necesario hacerlo, ya que existían varias construcciones amplias sin uso que podían adaptarse para ese fin, incluido el local de la Cervecería Americana.

A este respecto insinuamos la necesidad de habilitar como nosocomios de emergencia los locales deshabitados que abundan en la ciudad, y que reúnen los requisitos necesarios como ser amplitud, comodidad y condiciones higiénicas a fin de prestar alojamiento confortable y la atención más esmerada posible a los humildes y esforzados defensores del Chaco. Mencionamos al magnífico local que fue de la Cervecería Americana, que a más de su amplitud cuenta con servicios modernos de aguas corrientes, instalaciones sanitarias, etc.

«El propósito de habilitar los locales escolares como hospitales», 28 de junio de 1933, El Diario p. 1.

La sociedad Cervecería Americana SA, ya entonces propiedad de la Cervecería Nacional, continuó operando incluso más allá de 1939, cuando se produjo el cambio de denominación de Cervecería Nacional a Cervecería Paraguaya. En ese año, se registraba la imagen de la cerveza La Rubia de la Cervecería Americana, lo que supone que dicha cerveza se seguía fabricando y comercializando bajo esa denominación.

Se repitió la historia de la Cervecería La Paraguaya de Iribas y Schaerer de los primeros años del siglo xx. La Americana fue absorbida por la Cervecería Nacional que nuevamente se convertía en la única fábrica de cervezas en el país, con un mercado cautivo. Esto seguiría así por los siguientes cincuenta años.

2 de mayo de 1932. Crítica.

¡SANTO REMEDIO!

A medida que uno lee los periódicos de fines del siglo xix y principios del xx se encuentra con una enorme cantidad de publicidades de productos de origen dudoso que se presentaban como curativos para todo tipo de enfermedades. No había ningún control sobre lo que se ofrecía. No se exigían estudios y bastaba con publicar y prometer curas milagrosas.

Entre estos productos se encontraba la cerveza que era considerada un alimento saludable como solución para varios males.

Algunas de las tantas publicidades:

La renombrada y sin rival cerveza Bandera Paraguaya es reputada como la mejor del mundo y recetada por los médicos a los enfermos como un santo remedio para todo tipo de enfermedades66.

Cerveza negra de «La Paraguaya». La única que recomiendan los médicos para las personas débiles y a las madres que crían, por su pureza y fuerzas nutritivas67.

«Africana», cerveza negra especial, es la mejor bebida para convalecientes, señoras que están criando o personas que deban alimentarse bien68.

«La Cerveza Americana es la bebida más alimenticia»69.

Cuide su salud. Solo beba cerveza y agua de mesa Salus70.

Cerveza fresca en porrones de la Cervecería Paraguaya. La mejor bebida. La más sana y rica en vitaminas71.

La creencia de que la cerveza era un producto alimenticio se puso de manifiesto en la discusión que se generó en el Congreso de la Nación en 1897 en torno a un pedido de exención impositiva solicitado por Federico Creydt.

Decía uno de los congresistas:

Hemos visto que en nuestro país se han establecido varias colonias alemanas, y que la primera industria que se ha establecido en esas colonias ha sido la fabricación de cervezas. Los alemanes no son viciosos; lo que hay en ellos es que saben vivir, y han establecido el producto que a ellos les gusta, no como vicio sino como alimentación. Porque los vicios sobran en Paraguay, la alimentación falta muchísima.

Diario de sesiones del Congreso del 2 de agosto de 1897.
25 de marzo de 1926. El Diario.
1 de enero de 1920. Guía del Paraguay.
7 de marzo de 1932 . El Orden.
17 de febrero de 1937. La Hora.
22 de diciembre de 19312. El Diario.

11 de marzo de 1899. Revista Caras y Caretas.

Las publicidades de cerveza en Argentina a fines del siglo xix atribuían a la cerveza propiedades nutritivas y curativas de enfermedades.

177 25 de mayo de 1899. Revista Caras y Caretas.

LAS CERVEZAS DE EDICIONES ESPECIALES

Cada año, durante la década de 1920 y parte de los años treinta, con motivo de las fiestas mayas la Cervecería Nacional presentaba al consumidor una cerveza conmemorativa del aniversario de la independencia nacional.

La denominó Salvator, que en latín significa el que salva. Era una edición especial que se presentaba así:

Cerveza de invierno tipo Munich SALVATOR. Mundialmente conocida como la cerveza más exquisita, la que Alemania espera con impaciencia en los días de sus grandes solemnidades. Como desde años atrás, siguiendo tal tradición y como un homenaje a las próximas fiestas patrias, la semana de las fechas mayas, y durante todo el mes expenderemos a los precios corrientes la mejor cerveza que existe.

«Fiestas Mayas», 1 de junio de 1931, La Tribuna, p. 2.
21 de mayo de 1927. La Tribuna.

2 de agosto de 1924. El Liberal.

Salvator era también el nombre de una cerveza negra producida en Argentina a finales del siglo xix por la Cervecería Palermo.

La Cervecería Americana, ya fusionada y bajo la conducción de la Cervecería Nacional, presentó en agosto de 1924 la cerveza de edición limitada 15 de Agosto. Era, como rezaba la publicidad, un homenaje al aniversario de la ciudad de Asunción y a la histórica asunción a la presidencia del Paraguay del Dr. Eligio Ayala, el 15 de agosto de 1924.

Muchos años antes, durante la inauguración de la línea de tranvía de la empresa El Conductor Universal, también se había presentado una cerveza conmemorativa para dicho evento, aunque esta no era fabricada en el país.

Las cervezas de ediciones especiales, ya sean por fechas patrias o por eventos o acontecimientos singulares se convirtieron, con el correr de los años en algo frecuente.

LA CERVEZA DE LA ESTRELLA DE SEIS PUNTAS

En diciembre de 1913 la Cervecería Nacional registró dos logotipos. Por un lado el de Pilsen Nacional, la marca que años más tarde identificaría a esta industria, y por el otro el de la cerveza Bock. Ambas imágenes estaban compuestas por varios elementos y colores, pero había uno pequeño, común a ambos y muy llamativo: la estrella de seis puntas con dos letras inscriptas, la C y la N (Cervecería Nacional).

Este símbolo continuó vigente durante varios años y fue aplicado a todos los productos que se fabricaban en la cervecería, incluyendo el extracto de malta y al agua de mesa Salus.

En 1928 el logotipo de la estrella de seis puntas fue además registrado individualmente, no como parte integrante de otro logotipo.

Se lo describió así:

La marca está constituida por un doble triángulo formando el conjunto una estrella de seis puntas en cualquier clase de tipo, tamaño y color ya sea sola o en las otras marcas y etiquetas incluidas en los productos de la fábrica de cervezas de toda clase: cebada, malta, lúpulo, aguas minerales naturales, medicinales, gaseosas y sus envases como cajones, bolsas, botellas y tapas.

18 de junio de 1928. El Liberal .

No es claro el motivo por el cual los hermanos Bosio lo habrían elegido como logo marca. Como ya hemos visto, los Bosio eran muy afectos a utilizar la iconografía o nombres de las marcas extranjeras. Una vez más esta imagen podría haber sido la misma que ya utilizaba desde el siglo xix la Cervecería Bieckert de Argentina. En ambos casos se inscribía en la estrella las iniciales de la marca.

Fuente del grabado: internet

20 de junio de 1928. El Liberal.

Fuente: Internet.

El uso de la estrella de seis puntas no necesariamente tiene su origen en una identificación con la religión judía, aunque usarla en la década de 1920 y 1930, conllevaba necesariamente relacionarla con ella.

Muchas de las cervezas que consumimos habitualmente o que encontramos a diario en cualquier supermercado o bar tiene en su nombre la palabra ‘estrella’ o en su logotipo lucen uno de estos astros.

Estrella Galicia, Estrella Damm, Estrella del Sur, Stella Artois, Heineken tiene estrellas en su logo, Mahou tiene las Cinco Estrellas...

Para encontrar el origen de las estrellas en las marcas de cerveza tenemos que remontarnos a la Edad Media, época en la que los trabajadores se agrupaban en gremios dependiendo de los oficios de cada uno.

En esta época, el gremio de cerveceros tenía un lugar importante en la sociedad, y como el resto de agrupaciones de oficios, también un símbolo que les representase.

El símbolo del gremio de cerveceros era la estrella de David, y como en aquella época de la historia entre la población había mucho analfabetismo, en las puertas de los comercios y locales, en lugar de poner un rótulo con el nombre del gremio, se ponía el símbolo para que la gente que no sabía leer pudiese reconocer fácilmente los lugares.

Se cree, que las seis puntas de la estrella de David representaban los seis elementos que se necesitan para elaborar una cerveza: agua, grano, levadura, lúpulo, malta y al maestro cervecero. El símbolo de la estrella en las cervecerías ha ido evolucionando con el paso del tiempo, pero sigue siendo un referente del sector.

https://www.20minutos.es/gastronomia/productos/por-que-cerveza-estrella-logo-5110353/

En los principios de la década de 1930, en una Alemania convulsionada, comenzaba a tomar influencia el Partido Nacional Socialista, iniciando con ello la mayor persecución de la historia al pueblo judío que acabaría con el exterminio en masa de millones de ellos en los campos de concentración. Era precisamente esta estrella de seis puntas el símbolo judío y el que sería utilizado por los nazis para identificarlos. En esa misma época, era también el elemento identificatorio de la Cervecería Nacional.

Este logo se continuó usando varios años después del fallecimiento de ambos hermanos Bosio. Es probable que no hayan sido conscientes de su asociación con el judaísmo, sino simplemente la utilizaban como una imagen de marca. Lo concreto es que existieron publicidades de la Cervecería Nacional SA incluyendo a esta estrella hasta 1939.

Ese mismo año, cuando se produce el cambio de denominación de la empresa Cervecería Nacional por el de Cervecería Paraguaya, se vuelve a registrar el logotipo de la estrella de seis puntas pero con las iniciales de la nueva empresa, CP.

La cervecería, sin embargo, tenía en el frontis de su fábrica una enorme estrella de cinco puntas con la inscripción CN (Cervecería Nacional), la cual fue reemplazada en 1939 por CP (Cervecería Paraguaya).

En las publicidades de la década de 1950, no aparece más ninguna estrella.

¿PLAGIO O LIBRE USO DE MARCAS?

Además de la denuncia entablada por Salus de Uruguay sobre el plagio en el uso del nombre del agua mineral producida por la Cervecería Nacional, existen otros evidentes casos de uso por parte de esta empresa de imágenes o denominaciones de marcas argentinas.

Como se mencionó, el uso de la estrella de seis puntas como logo marca lo hacía la cerveza Bieckert a fines del siglo xix,

El nombre de Cerveza Africana, con el que la Cervecería Nacional denominó a su cerveza negra en 1910, es la misma denominación de la cerveza negra de la Compañía Cervecera Bieckert de Argentina, que se vendía en Asunción en la tienda de Francisco Panizzi desde 189872

Lo mismo ocurría con la cerveza de edición especial Salvator, fabricada desde tiempos anteriores por la Cervecería Palermo de Buenos Aires.

La Quilmes Bock, que presentaba un macho cabrío de largos cuernos con un vaso de chopp en las patas, es prácticamente la misma imagen que utilizó la Cervecería Nacional en su cerveza Bock.

El logo de la cerveza Cristal de la Cervecería Nacional es casi idéntico al de la cerveza también denominada Cristal de Quilmes.

En 1927, Quilmes registró sus marcas y logotipos en Paraguay. A partir de entonces, tanto la Africana como la cerveza Cristal de la Cervecería Nacional dejaron de comercializarse

3 de junio de 1920. La Tribuna.

EL EXTRACTO DE MALTA

n 1917, la Cervecería Nacional de Bosio y Compañía recomendaba el consumo de su «extracto de malta para una vejez feliz y fácil digestión, que al nutrir el cuerpo alegra el alma por la sensación de bienestar que produce»73

El origen en Paraguay de este producto se remonta al año 1889 cuando Pedro Herken en San Bernardino lo presentaba como un remedio casi milagroso, acompañando el certificado de profesionales químicos que acreditaban su efectividad para «enfermedades del sistema digestivo, debilidad, anemia crónica y aguda, hemorragias de cualquier parte, tisis, enfermedades crónicas de los riñones, supuraciones de los huesos, cánceres, raquitis, enfermedades agudas de dispepsia y mujeres paridas»74

A partir de entonces, lo que podría considerarse un subproducto de la fabricación de la cerveza se convirtió en un rubro de importancia en varias cervecerías locales, como lo atestiguan las publicidades de una y otra marca.

5 de mayo de 1934. El Diario.

Si bien hoy en día es utilizado como un componente en la industria de alimentos de mascotas, a fines del siglo xix y en la primera mitad del siglo xx era consumido por mujeres embarazadas, bebés en periodo de lactancia y personas mayores enfermas, por sus supuestos beneficios alimenticios y curativos

Una llamativa publicidad de 1918 decía:

¡Madre dichosa!

Es la que puede llenar la sublime misión de amamantar a sus hijos y verlos crecer sanos; esta dicha se obtiene tomando EL EXTRACTO DE MALTA de la Cervecería Nacional.

5 de noviembre de 1918. La Tribuna.

«Cervecería Nacional», 1 de enero de 1918, La Tribuna, p. 3.

El niño Anibal... de 5 meses, cuya madre, antes del nacimiento de esta preciosa y robusta criatura, se nutrió constantemente con el admirable producto alimenticio «extracto de malta» de la Cervecería Nacional, y continúa tomándolo.

1 de enero de 1918, La Tribuna,

1 de marzo de 1920. La Tribuna.

La Cervecería Americana también producía y comercializaba este producto, al que llamaba extracto doble de malta. La palabra doble hacía énfasis en que era un producto más eficiente y concentrado. La publicidad señalaba:

La salud de la raza es la solución de todos los problemas nacionales. Ancianos, jóvenes, niños sanos o enfermos, todos acudid a la fuente de la vida: Extracto Doble de Malta de la Cervecería Americana.

«Extracto doble de malta», 19 de julio de 1919, La Prensa, p. 2.

En los periódicos de finales del siglo xix, se podían encontrar curiosos anuncios solicitando «amas de leche». Estas mujeres, casi siempre de escasos recursos, se dedicaban como forma de ganar dinero a amamantar a los hijos de otras personas, ya fuera porque las madres, generalmente de alta alcurnia, no contaban con suficiente leche o sencillamente porque preferían evitarlo. Esta práctica perduró hasta bien entrado el siglo xx.

19 de julio de 1919. La Prensa.

Este aviso iba dirigido a aquellas madres que delegaban en estas amas de leche la alimentación de sus niños:

La Cervecería Americana le ofrece los medios de cumplir con la más hermosa misión de la madre: criar ella misma a su hijo. Una botellita del «Extracto Doble de Malta» en cada comida le producirá una leche sana y abundante para ostentar una criatura robusta, rolliza y contenta.

«La Cervecería Americana», 1 de marzo de 1920, La Tribuna, p. 1.
3 de julio de 1919. La Prensa.
17 de julio de 1926. El Diario.
2 de julio de 1924. El Liberal.
13 de mayo de 1920. El Diario.
25 de agosto de 1917. La Tribuna.
15 de enero de 1941. La Tribuna.

1939 LA CERVECERÍA PARAGUAYA

EL FERVOR NACIONALISTA

QUE PUSO FIN A UNA MARCA

erminada la Guerra del Chaco, el sentimiento de patriotismo en la población era enorme. Sumado a esto, en la convulsionada Europa existía un auge de los movimientos nacionalistas que tenían en nuestro país las condiciones ideales para ejercer influencia. Los símbolos patrios tuvieron en ese periodo un impacto profundo: la bandera, el himno, los héroes, todos ellos eran elementos mencionados frecuentemente.

El edificio del Oratorio de la Virgen de la Asunción, conocido durante mucho tiempo como Oratorio de López y abandonado a la ruina desde el final de la Guerra de la Triple Alianza, fue terminado y convertido en el Panteón de los Héroes.

En ese contexto, el entonces presidente de la República, Félix Paiva, emitió en 1938 el Decreto 10 726, que prohibió el uso de la denominación nacional en las empresas del sector privado, reservando ese privilegio exclusivamente a las empresas del Estado.

En realidad, las empresas paraguayas que utilizaron entonces la palabra nacional en su nombre lo hacían para diferenciar sus productos de los extranjeros que inundaban el mercado, afirmando así que eran de producción paraguaya.

El 22 de febrero de 1939, se realizó la asamblea general extraordinaria de la sociedad Cervecería Nacional SA, convocada por su presidente José Fassardi, con el siguiente orden del día:

1. Reforma del artículo primero de los estatutos vigentes para variar la denominación de la sociedad.

2. Autorización a los directores para solicitar al Poder Ejecutivo de la Nación la aprobación de la reforma.

El 16 de marzo de 1939 se emitió el Decreto 12 604, con el cual el Poder Ejecutivo de la Nación aprobó este cambio de denominación e inmediatamente fue presentado al público en estos términos:

Cervecería Paraguaya

Es la nueva denominación adoptada por la Cervecería Nacional S.A.

En cumplimiento de las disposiciones gubernamentales que reservan el empleo de la palabra «nacional» para las instituciones o corporaciones creadas o sostenidas por el estado.

«Cervecería Paraguaya», 17 de mayo de 1939, La Tribuna, p. 2.

17 de mayo de 1939. La Tribuna.

30 de diciembre de 1944. La Tribuna.

20 de noviembre de 1940. El País.

25 de setiembre de 1942. El País.

LA GUERRA LO COMPLICA TODO

El nacimiento de la nueva denominación Cervecería Paraguaya coincidió con el inicio de la Segunda Guerra Mundial. El carácter global de esta guerra hizo que, a pesar de que Paraguay se encontraba lejos del foco de la contienda, se sintieran sus consecuencias en el día a día.

La Cervecería Paraguaya no estuvo ajena a esto. El primer síntoma se percibió a través de un llamativo anuncio aparecido en un periódico local en 1942. En él, la Cervecería Nacional anunciaba su deseo de adquirir mulas75.

«Mulas mansas de tiro se compran en la Cervecería Paraguaya S.A.»

¿Por qué realizar esta compra en una época en la que la mayor parte del transporte se hacía en camiones con motor a combustible? La respuesta llegó una semana después a través de otro aviso:

La Cervecería Paraguaya S.A. lamenta comunicar a su clientela que por falta de combustible se ve precisada a suspender el servicio de reparto de sus productos hasta tanto pueda hallar los medios de suplir su falta, para lo cual pone todo su empeño.

A medida que la guerra avanzaba, la escasez no afectaba solamente al combustible, sino también a los repuestos de las maquinarias y a la materia prima. Hacia el final de la guerra, la situación se tornó desesperante. Un comunicado aparecido en 1945 es elocuente y resume la situación en la que se encontraba esta industria, que no fue muy diferente a otras en el país:

La Cervecería Paraguaya manifiesta que no cesa ni un momento en su preocupación por hacer llegar sus productos hasta el público consumidor. Pero sus esfuerzos se ven continuamente malogrados o entorpecidos por causas muy ajenas a su voluntad y todos derivados del estado actual de guerra que impide la recepción regular de materias primas y repuestos para maquinarias.

La demanda del público se ha triplicado en pocos años mientras que nuestra capacidad productiva ha sufrido una merma por la imposibilidad de reparar debidamente la maquinaria llamada a trabajar al máximo de su capacidad.

Las dificultades de reparto, por falta de combustible, han sido en parte subsanadas con vehículos a tracción a sangre pero naturalmente no se

«La Cervecería Paraguaya S.A.», 30 de setiembre de 1942, El País, p. 2.

puede pretender un eficiente servicio como el que se realizaba con el reparto motorizado y es así que la ciudad se ve privada de la comodidad con que contaba antes de un servicio de 14 camiones que gastaban diariamente 200 litros de combustible.

Rogamos a la clientela quiera devolver cuanto envase tenga en su poder (barriles, bombas, canastos, botellas, porrones) que le serán adquiridos al mismo precio en que hoy se facturan al venderlos.

«Aviso», 17 de enero de 1945, El Paraguayo, p. 3.
31 de diciembre de 1947. La Tribuna.
26 de diciembre de 1940. El País.

En diciembre de 1940, Alemania lanzó una andanada de bombardeos sobre Inglaterra. Como ocurrió durante toda la Segunda Guerra Mundial, estas noticias ocupaban gran parte de los periódicos locales. Era el tema de conversación en bares y dentro de las casas. A pesar de que la guerra se llevaba a cabo a miles de kilómetros, se la seguía desde aquí con absoluto interés. Así, el 31 de diciembre de 1940, en la página seis del diario El País, se leía: «Los alemanes han arrojado miles de bombas incendiarias contra Londres». Unas páginas más adelante, aparecía una publicidad de la Cervecería Paraguaya con el diseño de un avión bombardeando Asunción, pero en lugar de bombas, arrojaba porrones de cervezas. Con grandes letras decía: «Guerra al calor, pero con cervezas en porrones de la Cervecería Paraguaya».

Fue este un periodo en el que el desafío de las industrias era sobrevivir y esperar tiempos mejores. Poco después de finalizar la guerra, en 1947, la Cervecería Paraguaya anunciaba que las provisiones de materia prima, repuestos y combustible comenzaban a normalizarse, y que ahora la política empresarial estaba enfocada en aumentar la capacidad de producción, ampliando sus instalaciones76

1 de setiembre de 1939. Revista Guarán

Cervecería

1898

Cervecería San Miguel pasa a llamarse Fábrica Nacional de Cerveza y de Hielo

1906

Krauter y Cía. adquiere la fábrica de Creydt Hnos.

1909

La sociedad se denomina Cervecería Nacional

1908

Bosio y Cía. adquiere la Fábrica Nacional de Cerveza y de Hielo

inauguran su fábrica en Palma y Hernandarias

1911

Adquieren la Cervecería La Paraguaya

1939

La sociedad pasa

1922

1923

Absorben a la Cervecería Americana

Fallece Juan Bosio
3 de noviembre de 1971. Abc Color.
1972. Abc Color.
3 de noviembre de 1961. La Tribuna.

UN HILO DORADO QUE UNE GENERACIONES

pesar del aumento de las opciones de cervezas importadas y la aparición de nuevas fábricas locales, la Cervecería Paraguaya continuó experimentando un sostenido crecimiento, aumentando notablemente su capacidad. En abril de 1995, con la inauguración de la planta de Ypané en una propiedad de 55 hectáreas y con una inversión inicial de 50 millones de dólares, se instaló una fábrica con 16 200 m² cubiertos y una capacidad de producción de 3 000 000 de hectolitros por año.

Esta industria se convirtió en un símbolo del crecimiento cervecero del país.

Lejos quedó aquella pequeña fábrica de Tuyucuá, erigida con el enorme esfuerzo de los hermanos Creydt, quienes jamás imaginaron en qué se transformaría esa modesta industria poco más de 100 años después.

6 de noviembre de 1959. La Tribuna.

Durante los años que siguieron al fin de la Segunda Guerra Mundial, se introdujeron en Paraguay cervezas importadas, principalmente de Argentina, pero no lograron capturar una porción relevante del mercado. En 1959, se distribuyó la Cerveza Palermo y en la década de 1960 comenzó la venta de la cerveza holandesa Heineken. Muy pronto, muchas otras marcas extranjeras empezaron a ser consumidas. Sin embargo, la Cervecería Nacional tuvo casi la exclusividad desde su fusión con la Cervecería Americana, en 1923, hasta 1978.

7 de noviembre de 1959. La Tribuna.
14 de abril de 1969. Abc Color.

3 de noviembre de 1978. Abc Color.

El 3 de noviembre de 1978 marcó la llegada de una nueva opción con la inauguración de la moderna fábrica de la Compañía Cervecera Asunción SA, que comenzó a producir cervezas bajo la marca Munich. Esta cerveza ganó rápidamente popularidad como «la primera cerveza auténticamente alemana producida en Paraguay», según su publicidad. La fecha elegida para la inauguración fue el cumpleaños del dictador Stroessner, un día destinado a ceremonias de apertura de obras públicas y privadas, con el fin de mostrar al público que había «paz y progreso».

Los jardines cerveceros, que surgieron en Múnich en el siglo xix y son conocidos en alemán como biergärten, llegaron a Paraguay a finales de ese mismo siglo. Casi todas las fábricas de cerveza han incorporado estos espacios en sus instalaciones. La tradición fue iniciada con éxito por Herken en San Bernardino, quien recibía a los visitantes durante los fines de semana, ofreciéndoles su cerveza junto con las comidas típicas alemanas preparadas por su esposa, Catarina.

En los años de la Cervecería Creydt en Tuyucuá, el largo paseo en tranvía para llegar hasta allí los fines de semana se veía compensado con una fresca cerveza producida en el lugar. De la misma manera, la cervecería La Paraguaya de Iribas y Schaerer se constituía durante los días festivos en un animado jardín cervecero a donde llegaban los clientes que colmaban sus instalaciones después de un placentero viaje en vapor por las aguas del río Paraguay.

A lo largo de los años, otros biergärten como el Restaurante Germania, el del bar del Gran Hotel del Paraguay, o el Hotel y Restaurante Rhenania ofrecieron a los asuncenos un lugar para disfrutar un chopp helado acompañado de comida alemana simple y apetitosa. Fueron también muy populares en Asunción, en las décadas de 1960 y 1970, El Jardín de la Cerveza y El Caballito Blanco, donde además de consumir chopp y cerveza, se cenaba presenciando un espectáculo musical.

Las fiestas de la cerveza, como las del Club Alemán de Asunción o las de la Colonia Independencia en el departamento de Guairá, se siguen realizando en el mes de octubre (Oktoberfest), y las concurridas kermeses de barrio han sido y siguen siendo lugares habituales de celebraciones populares donde la cerveza es siempre protagonista.

7 de noviembre de 1975. Abc Color.

a historia de la cerveza en Paraguay no es solo una crónica de producción y consumo. Es un relato de tradición y modernidad, de raíces y de evolución, de esfuerzos y frustraciones. Es la historia de cómo una bebida ancestral se convirtió en parte integral de la cultura y la identidad de un país. Los jardines cerveceros siguen siendo testigos de risas, brindis y momentos inolvidables, recordándonos que, más allá de los números y las estadísticas, la cerveza es una conexión humana, un hilo dorado que une generaciones y que seguirá fluyendo mientras haya historias que contar y amigos con quienes compartirlas

POEMA A LA CERVEZA

e mi pluma, la pobreza, apuro, que es un primor, y todo por el amor que profeso a la cerveza.

Ya se ve, en la tristeza, en el dolor o en el tedio, yo no tengo más remedio que un buen vaso de cerveza.

Me domina la pereza, que en dominar es perita. Y al momento se me quita, con un vaso de cerveza.

De una mujer, la belleza, admiré siempre pasmado, y de esta, ya me he curado, con un vaso de cerveza.

Diome a mí naturaleza mucha afición al placer, mucho amor a la mujer, pero más a la cerveza.

Dirá alguno que es flaqueza; lo cierto es que yo me muero si no me dan, cuando quiero, un buen vaso de cerveza.

Y aunque alguien diga, ¡qué pieza!, yo veinte veces lo digo, y diez mil veces redigo, ¡cerveza, mucha cerveza!

De morir tengo certeza, y por final de mi cuento, pido hagan mi monumento de barricas de cerveza.

Aparecido en el diario El Comercio, de Asunción, el 12 de febrero de 1880.

Notas

1 Recreación a partir del artículo «Bendición é inauguración del Ferro-carril», 23 de setiembre de 1861, Semanario de Avisos y Conocimientos Útiles, p. 1.

2 «Remate», 4 de marzo de 1854, Semanario de Avisos y Conocimientos Útiles, p. 4

3 «Crónica comercial», 9 de noviembre de 1857, Semanario de Avisos y Conocimientos Útiles, p. 4.

4 «Cerveza Tigre», 14 de julio de 1877, El Orden, p. 3.

5 «Cerveza negra», 21 de setiembre de 1877, La Reforma, p. 3.

6 «Cerveza negra», 3 de mayo de 1927, La Tribuna, p. 6.

7 «La nueva cervecería nacional de José Bigi»,1 de marzo de 1904,El Paraguay, p. 4.

8 «Lowenbier», 22 de febrero de 1879, La Reforma, p. 4.

9 «Cerveza excelente», 10 de mayo de 1881, La Reforma, p. 2.

10 «Buena cerveza», 13 de setiembre de 1889, La Democracia, p. 1.

11 «Cerveza negra marca Jabalí», 1 de setiembre de 1894, Unión, p. 3.

12 «Cerveza marca caballo», 10 de febrero de 1881). La Reforma, p. 3.

13 «La sin rival», 10 de octubre de 1895, La Democracia, p. 2.

14 «La mejor cerveza del mundo», 2 de enero de 1898, El Cívico, p. 3.

15 «Cerveza negra de Rio Segundo», 12 de julio de 1900, El Paraguay, p. 1.

16«Fulgencio Yegros», 21 de noviembre de 1888, El Independiente, p. 3.

17 «La incomparable cerveza Pilsen en Chopp», 18 de enero de 1894, El Progreso, p. 3)

18 «Café Nacional», 3 de diciembre de 1892, La Democracia, p. 2.

19 «Cerveza», 15 de setiembre de 1885, El Orden, p. 2.

20 «Conductor Universal», 31 de diciembre de 1885, El Orden, p. 2.

21 «Bandera Paraguaya», 4 de abril de 1889, La Democracia, p. 4)

22 «La acreditada cerveza alemana», 5 de enero de 1889, El Independiente, p. 1.

23 «Polo Norte», 26 de octubre de 1884), La Reforma, p. 3.

24 «Cerveza numero 1», 5 de agosto de 1884, El Heraldo, p. 3.

25 «Cerveza Pilsen», 5 de junio de 1887, La Nación, p. 1.

26 «Lager Beer», 13 de junio de 1890. El Independiente, p. 3.

27 «Chopp, Chopp helado», 26 de noviembre de 1892. La República, p. 2.

28 «Cerveza Pilsen», 15 de mayo de 1894, La República, p. 3.

29 «La reina de las cervezas», 5 de octubre de 1903, El Cívico, p. 3.

30 «Cerveza y chop», 25 de octubre de 1882, La Democracia p.1.

31 «Chop del país»,5 de abril de 1883, La Democracia, p. 2.

32 «Ginger beer», 31 de octubre de 1883, La Democracia, p. 1.

33 «La Criolla», 29 de febrero de 1884, La Democracia, p. 3.

34 «Para una fábrica de cerveza», 30 de setiembre de 1886, El Heraldo, p. 3.

35 «Estadísticas de la Colonia San Bernardino», 8 de julio de 1884, La Democracia, p. 2.

36 «Pedro Herken», 22 de julio de 1884, La Democracia, p. 1.

37«Colonia San Bernardino», 2 de octubre de 1885, El Orden, p. 2.

38 «La Estrella del Norte», 10 de febrero de 1886, La Colonia Italiana, p. 3.

39 «Gran Cervecería Guayreña», 2 de octubre de 1896, La Opinión p. 4.

40 «Ley promulgada», 14 de julio de 1897, El Independiente p. 1.

41 «Del viñedo Tuyucuá», 26 de setiembre de 1900, La Patria, p. 1.

42 «Cervecería San Miguel», 22 de enero de 1894, La Democracia p. 3.

43 Archivo histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores de Paraguay. Legajo DPD 294.

44 «Restaurante Germania de Leo Krauter», 4 de julio de 1901),El País, p. 3.

45 «Fábrica Nacional de Cerveza y de Hielo», 11 de diciembre de 1906, El Cívico, p. 2.

46 «Pilsen», 2 de diciembre de 1907, La Ley, p. 1.

47 «Barrio Colón», 20 de agosto de 1907, El Diario, p. 4.

48 «Cerveza Cristal y Sajonia», 11 de setiembre de 1907, La Ley, p. 1.

49 «Negra extra», 11 de marzo de 1910, El Diario, p. 3.

50 «Apareció Gambrinus Bier», 2 de febrero de 1909, El Diario, p. 3.

51 Fuente: Wikipedia.

52 «El gran incendio de esta mañana», 24 de setiembre de 1910, El Nacional, p. 1.

53 «El gran incendio del sábado», 26 de setiembre de 1910, El Diario, p. 3.

54 Decretos de la H. Junta Municipal,14 de agosto de 1912, Revista Municipal, p. 15.

55 "Cervecería Nacional y Fábrica de Hielo", 25 de agosto de 1917, La Tribuna, p. 11.

56 "La Cervecería Nacional Sociedad Anónima (1912)". Álbum El Paraguay: su presente y su futuro de Ramón Monte Domeq, p. 183.

57 "¡Cuide su salud!", 7 de marzo de 1933. El Orden, p. 2.

58 «Una nueva gran fábrica de cervezas", 20 de noviembre de 1913, El Nacional, p. 2.

59 «Cervecería Americana»,1 de agosto de 1917, El Liberal, p. 2.

60 «Para Año Nuevo», 26 de diciembre de 1917, La Tribuna, p. 2.

61 "Gran festival de la Cervecería Americana», 11 de octubre de 1919, La Tribuna, p. 3.

62 «Para la gran fiesta de la Cervecería Americana», 13 de diciembre de 1919, La Tribuna, p. 2.

63 (Entrevista a Marta Bosio Ciancio de López).

64 «Policiales», 25 de enero de 1922, El Diario, p. 6.

65 «D. Pedro Bosio», 3 de diciembre de 1931, El Orden, p. 1.

66 «Bandera Paraguaya», 4 de abril de 1889, La Democracia p. 2,.

67 «Negra extra», 11 de marzo de 1910, El Diario p. 2.

68 «Africana», 31 de octubre de 1911, El Nacional, p. 4.

69 Guía General del Paraguay, año 1920.

70 «Cervecería Nacional», 22 de diciembre de 1931, El Diario, p.3.

71 «Cerveza fresca en porrones», 15 de octubre de 1941, La Tribuna, p. 5.

72 «La mejor cerveza del mundo»,2 de enero de 1898, El Cívico, p. 3.

73 «Vejez feliz y fácil digestión», 13 de marzo de 1917, El Liberal, p. 3.

74 «¡Ojo! a los enfermos», 11 de enero de 1889, El Independiente, p. 1.

75 «Mulas», 25 de setiembre de 1942, El País, p. 4

76 «Cervecería Paraguaya S.A.», 31 de diciembre de 1947, La Tribuna.

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