Conferencias de Merchita tomo 6

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CENTRO ESPIRITA AMOR FRATERNO

CONFERENCIAS DE MERCHITA TOMO VI

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MERCHITA 04/08/2013


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TOMO SEXTO ÍNDICE

Comportamiento del espirita ante la familia. ........... 1 La obsesión (primera parte) .......................................... 2 El aborto en el Espiritismo ............................................. 3 El Espirita y la cuestión sexual ...................................... 4 La Maledicencia ................................................................. 5 La ley del karma ................................................................. 6

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COMPORTAMIENTO DEL ESPIRITA ANTE LA FAMILIA Según Emmanuel: De todas las instituciones sociales existentes en la Tierra, la familia es la más importante, desde el punto de vista de los alicientes morales que rigen la vida. La constitución de una familia, es una programación que precede a la estructura física social. Las Soberanas Leyes de la Vida establecen códigos que se manifiestan automáticamente, conforme a las circunstancias, obedeciendo a patrones de comportamiento que determinan los hechos en el proceso de la evolución de los individuos en particular y de la sociedad como un todo. Los padres, por eso mismo, no son seres fortuitos que aparecen frente a la prole, sin compromisos morales y espirituales. Son los pilares de la institución doméstica, sobre los cuales se construyen los grupos de consanguinidad y de afectividad. La palabra familia reaviva en el hombre las sensaciones de seguridad y acogimiento, tal es la importancia del grupo familiar que es como una estructura capaz de sustentar al hombre en las luchas de la vida. El hogar terreno, en la visión espirita, representa oportunidad de aprendizaje y practica de las leyes divinas, proporcionando el encuentro con Espíritus amigos de otras existencias, así como también el debido reajuste con los enemigos de existencias pasadas. ¿Cómo construir y mantener la soñada paz en el hogar? ¿Cómo superar los disgustos y desavenencias en el ámbito familiar? ¿Será posible encontrar en el hogar el soporte necesario para la superación de las aflicciones cotidianas? ¿Cómo debe ser la forma de comportarse el buen espirita dentro del nido familiar? Es lo que vamos a tratar en esta charla, con la finalidad de esclarecer dudas e iluminar conciencias que sufren dentro del nido familiar, desengaños, frustraciones, desequilibrio emocional, debido a no saber actuar dentro de la vida que se desarrolla en sus casas. Si el espirita debe ser prudente, virtuoso, tolerante, humilde abnegado y caritativo, entre sus hermanos del ideal y en el seno de la Humanidad ¡Cuánto 4


más debe serlo en la familia! Si son sagrados los deberes que se han de cumplir entre nuestros hermanos en la Humanidad, mucho más lo son los que tenemos que cumplir en la familia. Porque debemos considerar que, más allá de los vínculos que en esta existencia nos unen con los lazos indisolubles, tenemos siempre historias pasadas, que se enlazan con la historia presente. Los que no son espiritas atribuyen todo a la casualidad, nosotros sabemos, sin embargo, que no hay efecto sin causa, y que las contrariedades o alegrías de hoy, son la continuación de nuestras vidas pasadas. Por eso el espirita debe ver en su familia como un grupo que le fue dado en custodia, y para el cual tiene muchos deberes que cumplir y muchos sacrificios que realizar. El esposo debe ser el apoyo y el sustentáculo de la esposa, debe amarla, respetarla, protegerla, aconsejarla, orientarla y proporcionarle en todas las circunstancias de la vida, lo que sea necesario. También la esposa debe obediencia, amor, respeto y sinceridad al esposo, siendo este para ella siempre la primera persona a quien debe confiar sus secretos y todas sus tendencias, sin faltar jamás al respeto y a la obediencia que debe al que Dios le dio como guía en este mundo de dolor. El sentimiento más elevado del ser humano es el amor, que caracteriza su procedencia espiritual. Generado por el Amor, se expresa a través de ese atributo superior, que viene conquistando poco a poco en su proceso antroposocial, moral y espiritual. Cuando en la familia se dan temperamentos opuestos, o uno de ellos tiene mal genio, pese a existir amor entre ambos, se torna difícil la unión, y no suelen estar compenetrados. Es muy difícil prescribir reglas para casos particulares. El espirita debe tener presente, que siempre debe escudarse en su prudencia, con mucho tacto y paciencia a toda prueba. Es cuando debe estar unido con lo Alto, tener mucho amor a Dios, recordar siempre la paciencia y la abnegación del Maestro, y permanecer en contacto con su Guía Espiritual por medio de la oración y por la práctica de la indulgencia hacia los que lo atormentan. Dios no da pruebas superiores a las fuerzas de aquel que las pide, solo permite las que pueden ser cumplidas. Si tal no sucede, no es por falta de posibilidad, sino por falta de voluntad. Las pruebas rudas, son casi siempre un indicio de fin de sufrimiento del Espíritu, cuando las acepta con el pensamiento puesto en Dios. En la unión de los sexos, a la par de la ley divina material, común a todos los seres vivos, hay otra ley divina, inmutable como todas las leyes de Dios, exclusivamente moral: la ley de amor. Quiso Dios que los seres se uniesen no solo 5


por los lazos de la carne, más también por los del alma, a fin de que el afecto mutuo de los esposos se transmitiese a los hijos, y que fuesen dos, y no uno solamente, para amarlos, cuidarlos y hacerlos progresar. La conducta de los padres ante los hijos debe ser, como un bello modelo de todas las formas de virtud, para que el ejemplo pueda llevar un día a la comprensión o por lo menos la tolerancia a una parte de los suyos. Y no siendo así, no han de rebelarse, han de sacrificarse y si fuera necesario, recordar de que el hoy es el resultado del ayer, y que si sufren resignados obtendrán un día su recompensa. Vemos a nuestro alrededor, incluso a veces dentro de nuestra propia familia a hermanos que sufren mucho dentro del ámbito familiar, que a pesar de sacrificarse, de ser tolerantes y abnegados, no consiguen la comprensión de los familiares, siendo maltratados psicológicamente e incluso materialmente, desprecio, burlas, desden e indiferencia es lo que reciben de aquellos a los que ama. Más esto no debemos olvidar que es recompensado por nuestro Padre, que todo tiene en sus manos, que todo lo sabe y todo lo puede. El espirita debe sentir el mismo amor por todos sus hijos y no debe olvidar que los más necesitados de su misericordia son los menos provistos de bondad y comprensión. Hay hijos que se llevan de la mano a todas partes, y hay otros que no basta cogerlos de la mano, hay que arrastrarlos. Nos olvidamos de que ese bebe, al que amamos, por el que sentimos un amor especial, el amor más grande que existe dentro de la mujer el de madre hacia su hijo, es el que ha de vencer las pruebas que luego vendrán, los desafectos que surgirán, cuando empiece a surgir en ese bebe, a la edad de diecisiete años el enemigo del ayer, solo ese amor puede conseguir el entendimiento con aquellos que vinimos a luchar en el campo terrenal. El amor de madre, permite perdonar y dar a cambio de nada. Una madre olvida fácilmente las ofensas de sus hijos. Por eso la familia es el mayor foco de unión para los espíritus. En la familia los padres son bases donde los hijos se alimentan e instruyen para poder caminar un día hacia su destino, y si en esa base reciben un trato especial eso es un gran beneficio que les ayuda ante las pruebas. Es necesario el ejercicio de la piedad en el centro de las actividades domésticas, entre tanto, no podemos dejar de reconocer, que en la antigüedad la mujer salvo raras excepciones, solo estaba capacitada para desarrollar su tarea en el hogar ejerciendo como esposa y madre, pero hoy en día la mujer está capacitada para ambas cosas, la tarea en el hogar y el trabajo fuera de casa, pero también es verdad, que muchas relegan las primeras a un segundo lugar, sufriendo más tarde las amargas consecuencias. 6


Obtienen mejores logros económicos, pero pierden los valores tan esenciales como son los de educar a un hijo, darle tu cariño, conocerle y tratar de hacerlo un hombre de bien, la vida más tarde les pasa factura, sufriendo en su propia alma la frialdad de esos hijos que están muy distantes de ellos para comprenderles. Dios pedirá cuentas a las madres y a los padres sobre lo que hicieron con sus hijos, es fundamental pensar que no puede eludir la mujer esta responsabilidad, alegando en muchos casos, que necesitan de dinero para poder vivir, muchas ponen esa excusa, para eludirse de su tarea en la lucha que supone y el trabajo de educar a los hijos. Del sacrificio que en muchos casos supone la convivencia con los hijos rebeldes, con el esposo ingrato, con la mujer adultera, con el esposo mujeriego, son tantas las deficiencias que encontramos en los miembros de la familia, aun el mundo necesita de muchas variaciones para poder cobijar a familias bien dirigidas. Eso acontecerá cuando la tierra ascienda en su escala evolutiva, pero hoy en día lamentablemente los que la habitamos distamos mucho de saber, desarrollarnos perfectamente dentro del núcleo familiar. Debemos tener en cuenta que Dios a querido que los seres estuviesen unidos no solo por los lazos de la carne, sino por los del alma, a fin de que ese afecto mutuo se transmitiese a los hijos. En las condiciones ordinarias del matrimonio ¿Se toma siempre en cuenta esta ley de amor? De ningún modo, lo que se busca muchas veces no es la satisfacción del corazón, sino la del orgullo, de la vanidad, de la ambición, en una palabra de todos los intereses materiales. No miramos que ni la ley civil, ni las obligaciones que impone, pueden suplir la ley de amor, si esta ley no preside la unión en la pareja, lo que se ha unido por intereses, se separa por si mismo, el juramento que se hace en el altar resulta al final un perjurio, una formula banal. ¿Es pues superflua la ley civil? No ciertamente que no, la ley civil tiene por objeto arreglar las relaciones sociales y los intereses de la familia, según las exigencias de la civilización, y por ello, es útil y necesaria, pero variable; debe ser previsora, porque no podemos vivir como los salvajes, es el corolario de la ley de Dios. Aquí entramos en el divorcio, que tiene el objetivo separar legalmente a los que están separados de hecho. Moisés, no siendo el afecto mutuo el único objeto del matrimonio, permitió la separación pues la vio necesaria, en muchos casos, en donde la convivencia se hace insostenible. De Hecho cuando el hombre se perfeccione, y el egoísmo y el orgullo haya desaparecido de su alma , las uniones serán fundadas por la simpatía y no por la vanidad ni la ambición, entonces no dará lugar a repu7


dio, como sucedía al principio de los tiempos cuando la humanidad no estaba pervertida. Solo un inmenso y sincero amor reciproco podrá superar todas las dificultades en la pareja. “No hay unión particular y fatal entre dos almas. Lo que hay es la unión de todos los espíritus, pero en grados diversos, según el orden que ocupan, es decir, según la perfección que hayan adquirido. Cuanto más perfectos, tanto más unidos.” Ítem 298 del libro de los espíritus. No existe una única fórmula e infalible para la conquista de la felicidad en el matrimonio. Existe, sin embargo, determinadas condiciones y ciertos preceptos, dictados por la providencia y por la experiencia de los cónyuges bien sucedidos, que si son observados podrán ofrecer a los jóvenes alguna garantía de que su matrimonio sea lo más venturoso posible. Son muchos los hijos que se revelan contra la forma de proceder de sus padres, encelados, y encorajados hacen de la vida en el hogar un mar de disgustos y rebeliones, después, cuando estos hijos son padres y pasan por las mismas circunstancias, ellos entonces comprenden, y ven que no llevaban razón, que las relaciones en la familia no son nada fácil, pues los lazos de la sangre no crean forzosamente la unión entre los espíritus. Los espiritas no deben olvidar que si tienen hijos no los tiene por acaso. No fue por casualidad, más si obedeciendo a un plan providencial para su bien y el de sus hijos, por lo que ellos nacieron. Quien sabe si son, enemigos y que tienen cuentas que ajustar, que Dios los puso unos al lado de los otros, para satisfacer un pago que de otra forma no podrían hacer. ¡Quién sabe si la mujer abandonada de otra existencia, que sirvió solo apenas para satisfacer caprichos viene ahora a reclamar el apoyo, al que tiene derecho! Por eso el espirita debe tener mayor cuidado en la educación de sus hijos, y más aun, ha de velar por los hijos que vienen cargados de imperfecciones y son causa de grandes disgustos. El espirita que conoce todas estas cosas y muchas otras más, no puede considerar la vida como un simple paseo, más si, como una secuencia de hechos que lo herirán hasta lo más profundo del alma, que lo aran sufrir y derramar lagrimas. Más justamente por eso debe ser fuerte, y abnegado, caritativo para con todos, y muy especialmente para con las imperfecciones de sus hijos, depósitos sagrados que el Padre le concede, para que sea su protector y guía, a fin de hacerlos avanzar por lo menos un paso, en el caso de no poder hacer más. 8


Todos sabemos muy bien que el Espíritu, se encarna, no nace, no crece, no envejece y no muere con respecto a la carne. Es una centella cósmica de la llama Creadora, que es Dios; por lo tanto, no renace ni es destruido. El ego espiritual desciende vibratoriamente al mundo carnal para desenvolver la ciencia y tener noción de si mismo, pasando a existir como entidad emancipada, pero subordinado a las leyes del creador, pues, aunque sea un espíritu eterno y disponga de su libre albedrío, jamás se aísla del todo. Su auto conocimiento lo adquiere de su mundo interior que es el resultante de su contacto con el mundo exterior. Por eso el espíritu del hombre no vive los periodos de la infancia, juventud, y vejez, tal como sucede con el cuerpo físico. Nacer, crecer, envejecer y morir son simples etapas restringidas sobre la concepción del tiempo y del espacio que media entre la cuna y la tumba. El espíritu se manifiesta temporalmente por medio de su equipo de carne, nervios y huesos, que son un instrumento de trabajo en el aprendizaje conciencial en el ambiente del planeta. Los padres deben ayudar a sus hijos a dominar el instinto animal propio del linaje carnal y hereditario. Los hijos necesitan de la experiencia y disciplina impuesta por sus padres, en la fase infantil, a fin de frenar las manifestaciones instintivas que se traen de otras existencias y que comienzan a manifestarse desde la cuna. Sin lugar a dudas, que el amor desenvuelve las sublimes cualidades del espíritu, pero es la severidad y la autoridad paterna, exceptuada de sentimiento peligrosos, lo que realmente ayuda a los niños a dominar sus impulsos inferiores. No es el padre quien crea el espíritu de su hijo. El cuerpo procede del cuerpo más el Espíritu no procede del Espíritu. El padre forma el cuerpo, cumpliéndole, no obstante, auxiliar el desenvolvimiento intelectual y moral del hijo, para hacerlo progresar. La familia por tanto, puede ser un bendecido camino para el paraíso, como generar conflictos, desafíos y luchas emotivas, que pueden terminar con la separación, y a veces, conforme dicen las noticias, en el crimen. Por encima del sentimiento ególatra del que muchos padres se ven dominados hacia sus hijos, debe prevalecer el concepto de hermandad universal, porque la realidad del espíritu inmortal no debe sacrificarse a las simpatías que provoca el cuerpo carnal. La familia humana es un conjunto de almas oriundas de la misma fuente divina, difiere apenas, en su periferia, por ser en la tierra cónyuges, hijos, padres o parientes cuya vestimenta corporal consanguínea y as central contem9


poriza la reunión de los afectados en el pasado, en un entrenamiento afectivo, cuya meta definitiva es la futura familia Universal. Padres e hijos y demás miembros de la familia son un grupo de espíritus cuyo interés general es el reajuste espiritual reciproco. A medida que el espíritu avanza toma conocimiento de la Ley de reencarnación, comprende que los preconceptos de razas y distinciones del mundo material no dejan de ser más que peligrosas ilusiones que oscurecen la autenticidad del espíritu inmortal. Cuando comprendamos la realidad de la vida terrena nos integraremos a la familia universal y compartiremos los sufrimientos ajenos, participaremos de las mismas vicisitudes, haciendo la propia felicidad en la alegría de servir y aliviar el dolor del prójimo. Bajo la vestimenta carnal de nuestro pariente puede encontrarse el espíritu cruel que nos hizo desgraciados en el pasado, mientras que en otro, que nos resulta antipático, se encuentra un excelente compañero de aquellas épocas. Así, resulta bastante tonto apegarse al orgullo del linaje o a la raza, porque la indumentaria carnal del espíritu, además de ser provisoria, jamás demuestra la verdadera afinidad del corazón. Cuando Jesús dijo que había que abandonar a nuestro padre y a nuestra madre para seguirlo incondicionalmente, se refería a la necesidad que el hombre tenía de librarse de los lazos consanguíneos, que en realidad es el sustentáculo de la familia humana, aislada en el seno de la humanidad. El Maestro invita a los hombres a entregarse definitivamente a la familia universal que es eterna. No aconsejo el desamor ni la rebeldía entre los miembros de la misma familia, pero si expuso la necesidad de mantener los principios espirituales por sobre todas las tendencias inferiores y transitorias de la carne. El hombre debe aprender a superar el amor egocéntrico, estimulado por la sangre del linaje familiar, a fin de integrarse al Amor de Cristo que es universal. No son los verdaderos lazos de la familia la consanguinidad y si lo son los de la simpatía y los de la comunión de ideales, los cuales prenden a los Espíritu antes, durante y después de las encarnaciones. Hay pues dos clases de familia: la familia por los lazos espirituales y la familia por los lazos materiales. Las duraderas son las primeras que se fortifican por la purificación y se perpetúan en el mundo de los Espíritus, a través de las varias emigraciones del alma. 10


Todos los establecimientos de enseñanza propiamente en el mundo, pueden instruir, más solo el instituto de la familia puede educar. Por esa razón, la universidad podrá hacer al ciudadano, más solamente en el hogar puede edificar el hombre. Las escuelas instructivas en el planeta podrán renovar siempre sus métodos pedagógicos, con estos o aquellos, procesos nuevos, de conformidad con la psicología infantil, más la escuela educativa del hogar solo posee una fuente de renovación que es el Evangelio, y un solo maestro como modelo, que es la personalidad excelsa de Cristo. El hombre y la mujer, en el instituto conyugal, son como el cerebro y el corazón del organismo domestico. La tarea doméstica nunca ha de ser una válvula par goces improductivos; porque constituyen trabajo y cooperación con Dios. El hombre o la mujer que desean al mismo tiempo ser padres y gozadores de la vida terrestre, están ciegos, y terminaran sus locos esfuerzos, espiritualmente hablando, en la valla común de la inutilidad. El hombre y la mujer surgen en el mundo con tareas específicas que se integran, con todo, en un trabajo esencial, dentro del plano de evolución universal. Hoy en día más que nunca, la mujer guiada por la obtención de los goces materiales y el dinero para conseguirlo, abandona el hogar y deja al cuidado de sus hijos en manos ajenas, olvidando que es en la niñez donde el espíritu es más dócil y donde se le puede Adiestrar para que surja el hombre de bien, es donde los padres pueden ganarse el cariño de sus hijos para que más tarde cuando crezcan, sea en ellos el respeto y el cariño lo que los lleve a cuidarles en la ancianidad. Pues muchas veces los arrojos juveniles, los anhelos de gozos, llevan a los jóvenes al olvido de los padres, incidiendo en grave error, del que se arrepentirán en su momento apropiado, especialmente cuando se tornen, también progenitores, dando lugar, a trastornos perturbadores bajo la instigación de la conciencia de culpa. Sabemos que muchos padres no cumplen los deberes que les pertenecen, dejando a los hijos al abandono, rehusando atenderlos en sus necesidades urgentes y sufrimiento, conduciéndose livianamente y sin ningún escrúpulo. No obstante, esa conducta enferma no justifica que aquellos que los sufrieron ofrezcan la misma moneda de ingratitud y el equivalente pan amargo de la falta de respeto, a fin de no caer por la pendiente de la locura y de la perversidad. 11


El mayor mandamiento preconizado por Jesús, recomienda que el amor deba ser incesante e inevitable, coronándose del perdón de las ofensas recibidas. En el grupo familiar, ese amor debe ser más importante, conduciendo al perdón a un grado tan elevado, que cualquier resentimiento por hechos infelices sean superados por los lazos de la comprensión de las dificultades emocionales en que los progenitores vivían, en razón de su inmadurez moral, también de sutiles causas que eran remanente de existencias anteriores, generando antipatías y malestar, que generalmente son recíprocos. En la exteriorización de ese sentimiento de amor, la caridad es llamada a contribuir, sustentando al ser moral y amparando sus aspiraciones del bien, de la belleza y de la serenidad, en el sano deseo de contribuir a favor de la felicidad general. Hay familias desunidas que viven en un clima de permanente perturbación, en las cuales las luchas encarnizadas se disputan entre sus miembros, no excluyendo a nadie. El campo de batalla de las reparaciones espirituales se presenta organizado, con el fin de que los que litigan comprendan la dichosa oportunidad de estar juntos para ampararse unos a los otros, disculparse en las ofensas que se lanzaron anteriormente, encontrando un nuevo rumbo emocional para la experiencia de la felicidad. Cada espíritu renace, no en el grupo de la propia afectividad, entre corazones generosos y dignos, y si en el clan donde tiene necesidad de depurarse por medio del paciencia, por la resignación, por el silencio y por la bondad, preparándose para el enfrentamiento con los demás grupos sociales donde debe desarrollar los objetivos superiores, de la existencia. Además de las familias consanguíneas, que ofrecen los equipos para los renacimientos físicos, existen también aquellas de naturaleza espiritual, cuyos vínculos son más fuertes, ligando a los individuos que la constituyen. No obstante, frente a la necesidad de evolucionar, los espíritus retornan en los grupos que serán más útiles para su redención que en aquellos que les proporcionarían Más alegrías y bendiciones. El espirita debe aprender a ejercer primero la piedad con su propia familia y a recompensar a sus padres, porque esto es bueno y agradable delante de Dios.

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La lucha en familia es problema fundamental de la redención del hombre en la Tierra. ¿Cómo vamos a ser benefactores de muchas personas, si aun no aprendimos a servir a cinco o diez criaturas? Esta es una pregunta dirigida a todos los discípulos sinceros del Cristianismo. Buen predicador y mal servidor son dos títulos que no se coordinan. En lo referente al sexo, no existen justificaciones para los excesos que contrarían o rebajan el sexo. El proceso sexual no es responsable por las debilidades humanas, ni orgullo como muchos ostentan. El imperativo sexual no está limitado a las funciones fisiológicas o reproductivas, ni es tampoco tener sensaciones eróticas y voluptuosas, que algunos abusan hasta alucinarse. Bajo el esquema espiritual, el sexo masculino simboliza al alma que dirige; por lo tanto es más activa, mientras que el sexo femenino, indica a la entidad en sumisión, siendo de orden pasivo, en su actuación carnal. En consecuencia, a medida que el espíritu asciende del primitivismo de “hombre animal” hacia la diafanización del espíritu sublimado, la concepción del sexo evoluciona para el intercambio sublime de amor puro. Hay posesión y voluptuosidad en el transitorio orgasmo genético a través de la tracción carnal en la vida física, pero en lo íntimo de ese acto, el ser, se adiestra en el proceso de afinidad espiritual, que atrae a los seres en la vida angélica. Solamente la elevada comprensión de que la función sexual es un recurso divino y procreador, puede aportar tranquilidad mental y estabilidad emocional. El sexo, es el asunto más palpitante en el presente, puesto que es excitado o motivado, por la literatura, poesía, radio, televisión ilustraciones y hasta exposiciones pornográficas. La terapéutica más indicada, para los problemas del sexo enfermizo la tenemos en el Evangelio, un medicamento ofrecido por el Maestro. Muchos hombres sabios o santificados absorbidos por su dedicación de naturaleza espiritual superior son apáticos y hasta inhibidos sexualmente, elevándose por encima de las necesidades sexuales animalizadas. Esos seres crean una segunda naturaleza, algo rara, en la que las fuerzas y energías inferiores pasan a fortalecer propósitos elevados. Debilitan el instinto, reducen la exigencia animal de la carne y alivian la situación erótica. No debemos olvidar la recomendación bíblica de “creced y multiplicaos” en el sentido de que las criaturas humanas generen el mayor número de cuerpos carnales, a fin de solucionar a la mayor brevedad posible el problema de billones de Espíritus necesitados de encarnar para liquidar deudas del pasado. El renacimiento físico es el camino de la rehabilitación espiritual en contacto con el fenómeno y acontecimientos de la vida material, por cuyo motivo, cuan13


tos más cuerpos se generen, más pronta es la redención de las almas afligidas y erráticas del Más Allá. El calor del hogar es la alegría de la descendencia de la familia, que prolonga la configuración ancestral de los padres en el mundo físico; son dadivas inmerecidas para los espíritus negligentes, que no supieron otrora, apreciar los valores inestimables de la vida en familia. El hombre que despreció a su compañera honrada, o la mujer que traicionó a su compañero, solo merecen una existencia fría y vacía de afectos, y agravados por la imantación Kármicas a otros espíritus de condición inferior, que los ayudan a sentir la gravedad de su falta cometida en el pasado. Aquel que desprecia lo mejor recoge lo peor. Los hijos son los huéspedes aunque no siempre deseados, que por fuerza de los conflictos del pasado, hoy se encuentran para sustituir el odio por el amor, la venganza por la comprensión. El hogar funciona como una escuela de confraternización y ajuste de sentimientos para aquellos que han litigado en vidas anteriores. El apóstol Pablo aconseja el ejercicio de la piedad en el centro de actividades domesticas, mientras tanto, no elude la piedad que llora sin coraje ante los enigmas aflictivos, mas aquella que conoce las zonas neurológicas de la casa y se esfuerza por eliminarlas, aguardando la decisión divina a su tiempo. Conocemos numerosos hermanos que se sienten solos, espiritualmente, entre los que se les agregaron al círculo personal, a través de los lazos consanguíneos, entregándose por eso, a lamentable desanimo. Es imprescindible, con todo examinar la transitoriedad de las ligaciones corpóreas, ponderando que no existen uniones casuales en el hogar terreno. Preponderan hay, las pruebas salvadoras o regenerativas. Nadie desprecie, por tanto, ese campo sagrado de servicio por muy afligido que se sienta por la incomprensión. Constituirá una falta grave despreciarles las infinitas posibilidades de trabajo iluminativo. Es imposible auxiliar el mundo, cuando aun no conseguimos ser útiles en una casa pequeña “la casa en que la Voluntad de Dios nos situó, a titulo precario. Antes de la gran proyección personal en la obra colectiva, el discípulo debe aprender a cooperar, a favor de los familiares, en el día de hoy, convencido de que semejante esfuerzo representa una realización esencial. Comencemos en la intimidad del templo doméstico a ejemplificación de los principios que poseemos, con sinceridad y firmeza, uniformizando el propio procedimiento, dentro y fuera de él. Fe espirita en el clima familiar, es fuente 14


del Espiritismo en el campo social. Callemos todo impulso de cólera o violencia, amoldando el Evangelio de forma para restablecer la armonía en si mismo delante de otros. La humildad construye para la vida eterna. Proporcionar a los niños los fundamentos de una educación sólida y bien orientada, sin infundirles miedo o fantasías, comenzando por darles nombres simples y naturales, evitando la pompa de nombres famosos, susceptibles de crearles embarazos futuros. El hogar es la primera escuela. Siempre que nos sea posible convertir el santuario familiar en un dispensario de socorro a los menos felices, con la aplicación de aquello que sea menos necesario para la manutención domestica. La Sara de Cristo no tiene fronteras. Si estamos solos con nuestra fe, en el receso del hogar, el espirita debe atender fielmente al testimonio del amor que le cabe, acordándose de que responderá en cualquier tiempo, por los principios que abraza. Las luces humanas nos sitúan siempre en el papel que debemos desempeñar. Al menos una vez a la semana hacer el culto del evangelio en el hogar, con todos aquellos que comparten su fe, estudiando la verdad e irradiando el bien, a través de oraciones y comentarios en torno de la experiencia diaria a la luz de los postulados espiritas. Quien cultiva el Evangelio en casa, hace de su propia casa un templo de Cristo. Evitar el lujo superfluo en los aposentos, objetos y costumbres, imprimiendo en todo características de naturalidad, desde los hábitos más simples hasta los pormenores arquitectónicos de la propia morada. No hay verdadero clima espirita cristiano, sin la presencia de la simplicidad en nosotros. Asumir compromisos en la paternidad y en la maternidad constituye engrandecimiento del Espíritu, siempre que el hombre y la mujer les comprendan el carácter divino. Los padres del mundo, admitidos a las asambleas de Jesús, precisan comprender la complejidad y la grandeza del trabajo que le asiste. Es natural que se interesen por el mundo, por los acontecimientos vulgares, todavía, es imprescindible no perder de vista que el hogar es el mundo esencial, donde se debe atender a los designios divinos, en lo tocante a los servicios más importantes que les fueron concedidos. Los hijos son las obras preciosas que el Señor les confía a las manos, solicitándoles cooperación amorosa y eficiente. Recibir encargos de ese tenor es alcanzar nobles títulos de grandeza. Por eso, criar a los hijos y perfeccionarlos no es servicio fácil. La mayoría de los padres humanos viven desviados, a través de varios modos, sea en los excesos de 15


ternura o en la demasiada exigencia, más a la luz del evangelio caminaran todos rumbo a la era nueva, comprendiendo que, si para el padre o madre son necesarios profundos dotes de amor, al frente de esas cualidades debe brillar el divino don del equilibrio. No solamente los padres humanos están rodeados de obligaciones, también lo están los hijos, que necesitan vigilarse a sí mismos, con singular atención. Casi siempre la mocedad sufre de extraños olvidos. Estima crear rumbos caprichosos, desdeñando sagrados experiencias de quien le precedió, en el desdoblamiento de las realizaciones terrestres, para volver, más tarde, con desanimo, al punto de partida, cuando el sufrimiento o la madurez de los años le restauran la comprensión. Los hijos están marcados por divinos deberes, junto a aquellos a los que fueron confiados por el Supremo Señor, en la senda humana. Es indispensable prestar obediencia a los progenitores, dentro del Espíritu de Cristo, porque semejante actitud es justa. Si muchas veces los padres rehúsan la claridad del progreso espiritual, escogiendo el estancamiento o estacionamiento en zonas inferiores, ni aun mismo en circunstancias de ese orden sería razonable relegarlos al propio infortunio. Claro está que los hijos no deben descender al hervidero de la insensatez o del crimen por atenderle a los venenosos caprichos, más al contrario siempre el recurso adecuado para retribuir de los benefactores los inestimables dones que les deben. No olvidemos de que el hijo descuidado, ocioso o perverso es el padre inconsciente del mañana y el hombre, inferior del que no fluirá la felicidad doméstica. En lo referente a la vida conyugal tenemos las palabras de Pablo “Así también vosotros, cada uno en particular, ame a su esposa, o propia mujer como a si mismo, y la mujer reverencie a su marido” Las tragedias de la vida conyugal acostumbran poblar la senda común. Explicando el desequilibrio, se invoca a la incompatibilidad de los temperamentos, los desencantos de la vida íntima o las excesivas aflicciones domésticas. El marido disputa compañías nuevas o entretenimientos perjudiciales, al paso que, en muchos casos, se abre la mente femenina al imperio de las tentaciones, entrando en falso rumbo. Semejante situación sin embargo, será siem16


pre extraña en los hogares formados sobre las escuelas en la fe, en los círculos cristianos. Los cónyuges, con Cristo, acogen por encima de todo, las dulces exhortaciones de la fraternidad. Es posible que los sueños alguna vez, se deshagan al toque de las pruebas salvadoras, dentro de los nidos afectivos, construidos en el árbol de la fantasía. Muchos hombres y mujeres exigen, por vasto tiempo, flores celestes sobre ásperos terrenos, reclamando de las otras actitudes y directrices que ellos son incapaces de adoptar, y el matrimonio se les convierte en una institución detestable. El cristiano con todo, no puede ignorar la transitoriedad de las experiencias humanas. Con Jesús es imposible destruir los divinos fundamentos de la amistad real. Debemos buscar el lado útil y santo de la tarea y que la esperanza sea la lámpara encendida en el camino. ¿Tiene la esposa un nivel inferior a tu expectativa? Acuérdate de que ella es madre de tus hijos y sierva de tus necesidades. ¿Tu esposo es un ignorante y cruel? No olvides que el es el compañero que Dios te concedió… Por último hermanos, todo espirita debe tratar de tener a Jesús consigo, por eso debe dedicar una de las siete noches de la semana al Culto del Evangelio en el hogar, a fin de que Jesús pueda pernoctar en nuestra casa. Preparemos la mesa, coloquemos agua pura, abramos el Evangelio desarrollemos el mensaje de la Fe, enlacemos a la familia y oremos. Jesús vendrá de visita. Cuando el hogar se convierte en santuario, el crimen se recoge al museo. Cuando la familia ora, Jesús se demora en casa. Cuando los corazones se unen en la fe, el equilibrio ofrece bendiciones de consuelo y la salud derrama vino de paz para todos. Jesús en el hogar es vida para el hogar. No aguardemos a que el mundo nos traiga la certeza del bien invariable. Descendamos, de nuestra casa cristiana, a la luz del evangelio para el mundo atormentado. Cuando una familia ora en casa, reunida en las suavidades del evangelio, toda la calle recibe el beneficio de la comunión con lo Alto.

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Si alguien, en un edificio de apartamentos, alza los ojos al Cielo la oración de la comunión en familia, todo el edificio se beneficia, como lámpara ignorada, encendida en la ventana. No nos apartemos de la línea direccional del evangelio entre nuestros familiares. Continuemos orando fieles, estudiemos con nuestros hijos y con aquellos que amamos las directrices del Maestro y, cuando sea posible, debatamos los problemas que nos afligen a la luz clara del mensaje de la Buena Nueva y examinemos las dificultades que nos perturban ante la inspiración consoladora de Cristo. No demandemos la calle, en esa noche, sino para los inevitables deberes que no puedas dejar. Demorémonos en el hogar ara que el Divino Huésped hay también se pueda demorar. Y cuando las luces se apaguen a la hora del reposo, oremos una vez más, comulgando con El, como El procura hacer, a fin de que, ligado a nosotros, podamos, en casa, una vez por semana en siete noches, tener a Jesús con nosotros. Amigos son muchos los libros que he mirado para extraer este trabajo. Podríamos estar aquí días enteros estudiando lecciones sobre la familia, para poder así saber cómo hemos de comportarnos en ella, porque cada familia es un mundo diferente, y la lección en cada hogar es según las circunstancias del hombre, y sus necesidades, además de su elevación, pues todos sabemos muy bien, que a mayor conocimiento es mayor la responsabilidad, ante Dios. El Espirita en todas las situaciones de la vida, ha de portarse como buen, hijo, buen esposo, buen padre, buen hermano y buen ciudadano, así, como practicante de la ley divina, cuyo sentido práctico está en la enseñanza y en el ejemplo del señor y Maestro. ; Será luz para iluminar a los que están a su alrededor. Será mensajero de paz y amor para todos y llevará la paz de las Moradas de la luz hasta los hombres de la Tierra. El espiritismo es eficiente, para hacernos progresar, pues su solución definitiva es que debemos amar, amar y amar… Si, amar a los que no nos quieren, a los que nos odian, a los que nos protegen o nos persiguen, a los que nos hacen el bien o nos desean el mal. El espirita que consiga tener el amor como ley y lo ponga en práctica, no estará en tinieblas. Este mandamiento, que es la ley para la convivencia humana en general, lo es más en el seno de la familia. La vida de quien lo ejerza fluirá plácidamente en esta vida y después de ella alcanzará la felicidad. Trabajo realizado por: Mercedes Cruz Reyes (Merchita) Miembro fundador del Centro Espirita Amor Fraterno de Alcázar de San Juan, Ciudad real (España) Los libros que me han ayudado han sido entre otros, Viña de Luz, El Tesoro de los Espiritas, Conducta Espirita, el Evangelio según el espiritismo.

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LA OBSESIÓN La obsesión, aún en los días actuales, constituye un tormentoso delito social. Está presente en todas partes, incitando al hombre a estudios serios. Las grandes conquistas contemporáneas no han conseguido aun erradicarla. Ignorada de ex profeso por la llamada ciencia oficial, prosigue recogiendo en sus redes, diariamente, verdadera legiones de incautos que se dejan arrastrar a sombríos despeñaderos, en los cuales padecen irremisiblemente hasta llegar a una desencarnación lamentable cuyos efectos, generalmente, continúan después del transito… Las honestísimas investigaciones del Barón de Guldenstubbe, en 1855, y las del profesor Roberto Hare, catedrático de Química, de la Universidad de Pensilvania, en 1856, llegaron a la conclusión de la realidad del espíritu preexistente a la cuna y sobreviviente al túmulo, se entregaron con afán a la verificación de la inmortalidad. En los EE. UU. Se tornaron famosas las experiencias psiquiátricas realizadas por el Dr. Carlos Wickland quien valiéndose de la argumentación espirita, consiguió desobsesar a innumerables pacientes que llegaban, atormentados, a su consultorio. Sin embargo, fue con Allan Kardec que se iniciaron testimonios de la inmortalidad, de la comunicabilidad de los Espíritus, de la reencarnación y de las obsesiones, cabiéndole al ilustre maestro de Lyón la honrosa tarea de presentar una terapéutica conveniente para ser aplicada en obsesazos y obsesores. A partir de la publicación de “El Libro de los Mediums” en enero de 1861, en Paris, se presenta un conjunto de reglas, un notable esquema de las facultades mediúmnicas, y un seguro estudio del Espíritu en sus diversas facetas, que culmina con el examen de las manifestaciones espíriticas, de la organización de Sociedades y de conferencias de Espíritus Elevados, que trazaron rutas de seguridad para los que ingresen en la investigación racional de los fenómenos medianímicos. A través e esta Obra magistral, fue presentada la brújula orientadora para el sano ejercicio de la mediúmnidad. Kardec clasificó como obsesión, a la gran mayoría de los disturbios psíquicos, y elaboró procesos de recuperación del obsesado, estudiando a la luz 20


de las reencarnaciones las causas anteriores de las aflicciones, valiéndose de un lenguaje condicente con la razón y experimentalmente demostrable. La Codificación Kardeciana, monumento granítico levantado para los siglos venideros no resolvió el “problema del hombre”, puesto que solo al hombre le corresponde hacerlo. Sin embargo, le ofrece bases y direcciones seguras para que tenga una vida feliz, ética y socialmente armoniosa en la familia y en la comunidad donde fue llamado a vivir. “Pululan en torno a la Tierra los malos Espíritus, como consecuencia de la inferioridad moral de sus habitantes. La acción maléfica de esos Espíritus es parte integrante de los flagelos con que la Humanidad se ve abrazada en ese mundo. La obsesión, que es uno de los efectos de semejante acción, así como las enfermedades y todas las atribulaciones de la vida, debe, pues, ser considerada como probación o expiación y aceptada como tal.” “Los Espíritus ejercen incesante acción sobre el mundo moral y también sobre el mundo físico. Actúan sobre la materia y sobre el pensamiento y constituyen una de las potencias de la naturaleza, causa eficiente de una multitud de fenómenos hasta entonces inexplicados o mal explicados y que no encuentran explicación racional sino en el Espiritismo. Las relaciones de los Espíritus con los hombres, son constantes. Los buenos Espíritus nos atraen hacia el bien, nos sustentan en las pruebas de la vida y nos ayudan a soportarlas con coraje y resignación. Los malos nos impulsan hacia el mal: les produce gozo vernos sucumbir y asemejarnos a ellos.” “Entre los que son considerados locos, hay muchos que tan solo son subyugados; necesitarían de un tratamiento moral, por cuanto, con los tratamientos corporales se tornan verdaderos locos. Cuando los médicos conozcan bien el Espiritismo, sabrán hacer esa distinción y curaran más enfermos que con las duchas.” “Obsesión – según Allan Kardec- es el dominio que algunos Espíritus logran adquirir sobre ciertas personas. Solo es practicada por los Espíritus inferiores que tratan de dominar. Los buenos Espíritus no infligen ningún constreñimiento. Estos nos aconsejan, combaten la influencia de los malos y si no son escuchados, se retiran. Los malos, al contrario, se aferran a aquellos a quienes pueden convertir en sus presas. Si llegan a dominar a alguien, se identifican con su espíritu y lo conducen como si fuera una verdadera criatura”. Las causas de la obsesión varían, de acuerdo con el carácter del Espíritu. A veces, se trata de una venganza que éste toma contra un individuo de quien guarda quejas del tiempo correspondiente a otra existencia. Muchas veces, no existe otra in21


tención que la de hacer el mal: el Espíritu, como sufre, pretende que los demás sufran también; encuentra una especie de gozo en atormentarlos, en vejarlos, y la impaciencia que por esa causa la victima demuestra, más lo exacerba, porque es el objetivo que se propuso, mientras que la paciencia, termina por cansarlo…”. “Hay Espíritus obsesores sin maldad, que denotan alguna cosa buena, pero que están dominados por el orgullo del falso saber” Siempre hubo obsesados en cualquier época de la Humanidad. Algunas figuras celebres en la Historia, vivieron dolorosos dramas. Nabucodonosor II, el Grande, rey de Caldea, era perturbado por Espíritu vengadores que le hicieron experimentar tormentos terribles, descendiendo a la miserable condición de animal por causa de la obsesión… Tiberio, con la mente dirigida por Espíritus despiadados, alcanzó un elevado índice de crueldad, motivada por una desconfianza exacerbada que lo dominaba, insuflada por los adversarios desencarnados… Sin embargo, es en el Evangelio, que desfilan junto a Jesús y en grane escala, los atormentados por Espíritus infelices que encuentran en El al Medico Divino que ilumina su mundo intimo y los libera del sufrimiento. Infinidad de veces los discípulos del Rabí Galileo aplicaron el pase curador a multitud de obsesados que los buscaban. Y después de ellos, los registros históricos presentan locos de la más variada nomenclatura, ligados a Entidades atormentadoras, sufriendo en la hoguera y en el exilio, en los Manicomios sombríos, el resultado de la convivencia psíquica con los que a pesar de haber atravesado el portal de la Inmortalidad, se mantenían ligados a los vicios y sentimientos en los que se complacían cuando estaban en la envoltura carnal… Aseveró Allan Kardec: “No fueron los médiums ni los espiritas quienes crearon a los Espíritus, fueron los Espíritus que hicieron que haya espiritas y mediums. No siendo los Espíritus nada más que las almas de los hombres, es natural que haya Espíritus si hay hombres; por consiguiente, desde todos los tiempos ellos ejercieron influencia saludable o perniciosa sobre la Humanidad. La facultad mediúmnica no es nada más que el medio para manifestarse. A falta de esa facultad, lo hacen por otras mil maneras más o menos ocultas”. 22


Los medios de combatir la obsesión, varían de acuerdo con el carácter que ella reviste. Las imperfecciones morales del obsesado constituyen, frecuentemente, un obstáculo para su liberación.” La obsesión continúa siendo un escollo terrible para la paz y la serenidad de la criatura humana. Hay obsesiones en escala infinita, y consecuentemente existen obsesados en variedad infinita también. Viajero de la Eternidad, el espíritu conduce los gérmenes cármicos que posibilitan la convivencia con los desafectos del pasado, ofreciendo una nefasta comunión. Sin embargo no es tan solo el odio el factor causal de las obsesiones, como se podría pensar, ni tampoco es solo en la Tierra que se manifiestan los tormentos obsesivos… más allá de la sepultura, en las regiones dolorosas y aflictivas de reajustes imperiosos y despertar de conciencias impostergables, se enfrentan muchos verdugos y víctimas, comenzando o dando prosecución a los nefastos banquetes de subyugación psíquica, en lucha interminable de exterminio imposible… En la Tierra, también es muy grande el número de encarnados que se convierten, por irresponsabilidad e invigilancia, en obsesores de otros encarnados, estableciendo un consorcio de difícil erradicación y prolongada duración, manifestado casi siempre en forma de vampirismo inconsciente y pertinaz. Suelen ser seres atormentados, heridos en sus anhelos, inferiores, que afincándose en aquellos que eligen como desafectos, los persiguen en cuerpo astral a través de procesos de desdoblamiento inconsciente, apresando muchas veces, en las mallas bien urdidas de la red de su idiosincrasia, a esos desvariados morales, que entonces se convierten en víctimas portadoras de enfermedades complicadas y de origen clínico ignorado… Otros, se ligan mentalmente a encarnados con los que efectivamente se identifican, tornándose obsesores de ellos amargándolos y reteniéndolos a los recuerdos de la vida física, en lamentable degradante comunión espiritual. A parte de esas formas diversificadas de obsesión, hay otras, inconscientes o no, entre las cuales debe destacar aquellas producidas en nombre del amor tiranizante hacia los que aún permanecen en el envoltorio carnal, atormentados por aquellos que partieron en doloroso estado de perturbación y egocentrismo… o entre encarnados que mantienen una alianza mental infeliz y prolongada… 23


¡Obsesores, obsesados! La obsesión, bajo cualquier modalidad que se presente, es una enfermedad de largo curso que exige una terapia especializada de segura aplicación y de resultados que no es posible lograr apresuradamente. Por consiguiente, lo tratamientos de la obsesión son complejos, imponiendo dosis de renunciación y abnegación por parte de aquellos que se ofrecen y dedican a tal menester. Hay una fuerza capaz de producir resultados positivos en los encarnados y desencarnados, conscientes o inconscientes: la que se deriva de la moral. Conforme el obsesor se moraliza, con el correr del tiempo, ofreciendo testimonios de moral, confirmando la fe como servidor de Cristo, termina por convencer al verdugo de la elevación de los principios de su adoctrinador, terminando por dejar libre a quien afligía. Además de la ejemplificación cristiana, la oración consigue calmar las ulceras morales de los asistidos, conduciendo bendiciones de armonía que apaciguan al desequilibrado, calmando en él la sed y la necesidad de paz. No siempre los resultados son inmediatos. El tiempo para los Espíritus no es lo mismo que para los de la tierra. Son muchos los que prosiguen con esa tarea insana, hasta después de la muerte… esto sucede porque, la mayoría de los resultados en los tratamientos de obsesión, dependen del paciente. Al iniciarse el programa de recuperación, este debe esforzarse de inmediato para modificar radicalmente su comportamiento, ejercitándose en la practica de las virtudes cristianas y principalmente, moralizándose. La moralización del enfermo debe tener carácter prioritario, si consideramos que a través de una renovación intima bien lograda, el demuestra a su enemigo la eficiencia de las directrices que le ofrecen como norma para alcanzar la felicidad. Los espíritus Superiores interesados en el progreso de la Humanidad, ofrecen también, valiosos recursos que constituyen elementos saludables y precisos. Sin tal amparo, toda incursión que se intente en el ministerio de la desobsesión, será improductiva y también peligrosa, por los resultados negativos que presenta. Un espíritu luchador, debidamente preparado para efectuar la experiencia socorristas a los obsesados, es una dinamo potente que genera energía elec24


tromagnética, que al ser aplicada mediante los pases, produce distonias y desequilibrios emocionales en el huésped indeseable, apartándolo y facultando así en el enfermo la liberación mental necesaria para lograr una asepsia de carácter moral, reeducando la voluntad y meditando en oración un verdadero programa evangélico bien disciplinado, que en forma lenta pero segura, edifique una ciudadela moral de defensa en torno de si. Por eso el Maestro, frente a determinados perseguidores desencarnados, afirmo: “CONTRA ESTA CASTA DE ESPÍRITUS, SOLO LA ORACIÓN Y EL AYUNO”, y después de atender las aflicciones de cada atormentado que Lo buscaba, prescribía, invariable e incisivo: “No vuelvas a pecar, para que no te suceda algo peor”. Trabajo extraído del libro: Entre Telones de la Obsesión de Divaldo Pereira franco

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EL ABORTO EN EL ESPIRITISMO. En la actualidad es justificado casi en todo el mundo, el aborto. Eminentes sacerdotes de la Medicina ganan lugares sensacionalistas en los periódicos del mundo; durante la vigencia de las leyes que legalizan el aborto en diversos países civilizados de la tierra. En Francia se presento un proyecto en el Senado, para la interrupción legal de la gestación hasta diez semanas después de la concepción, fue aplaudido en la Cámara de los Diputados y contó con el entusiasmo de hombres y mujeres ilustres, revocando la Ley de 1920 que lo condenaba, favoreciendo el infanticidio. Es necesario llegar a los corazones de las madres y esclarecerlas, sobre todo a aquellas que como solución, piensan en el aborto, estas se encaminan hacia graves y desdichados compromisos por falta de advertencia oportuna y de segura directriz, con el fin de que perseveren en el áspero y recto cumplimiento de los deberes relacionados consigo mismos; en la sociedad y con la vida. Aunque se aplauda el error porque este reciba el transitorio aval de los hombres, mancillamos la dignidad individual y deshonramos la inteligencia y la cultura de la Humanidad. No hay nada que justifique el aborto, es un cobarde proceso de que se utilizan los espíritus débiles para desligarse de la responsabilidad, incidiendo en grave delito del que no se podrán exonerar con facilidad. Defensores insensatos del aborto delictivo acostumbran alegar que en los primeros meses nada existe, olvidando que, en verdad, el tiempo de la fecundación es de suma importancia... La vida humana, en proceso de crecimiento, merece el más alto respeto, desde que, con la sucesión de los días, el feto estará transformado en el hombre o en la mujer que tiene derecho a la oportunidad de la experiencia carnal, por impositivo divino. A nadie le es concedida la facultad de interrumpir el fenómeno de la vida, sin asumir penoso compromiso del cual no se liberara sin pesado agrávame... La medida de la legalización del aborto, una vez aceptada evita l muerte de muchas mujeres temerosas que, negándose a la maternidad, se entregan a ma27


nos inescrupulosas y caracteres sórdidos, que actúan sin los cuidados necesarios para la preservación de la salud y de la vida. La vida es patrimonio divino que no puede ser ligeramente malbaratado. Toda acción que se practica genera naturales reacciones que gravitan en torno a su autor. Existen entidades espirituales que en el pasado adquirieron débitos con la ley universal en el área del renacimiento. Hoy desean un hijo que no consiguen tener. Son individuos que en las vidas pasadas crearon expresivas dificultades para la Reencarnación de otros, sembrando un Karma que ahora recogen. Hay madres que odian el hecho de estar embarazadas. Sea por las circunstancias dolorosas que motivaron el embarazo, sea por la dificultad de relacionarse con el esposo o aun por la situación de penuria socio-económica e imaginando la gravedad de la situación desde lo más complejos hasta la más simple vanidad, el hecho es que la situación existe con relativa frecuencia Al igual que nosotros tememos muchas veces a la muerte, los espíritus, en muchas circunstancias temen abandonar una situación que se les figura estable, para sumergirse nuevamente en la materia, aprisionando o anestesiando sus conquistas pasadas. En otras palabras, miedo a nacer. Hay abortos provocados por el espíritu que va a nacer, y que en nada interviene los progenitores. Son el la mayoría de las ocasiones, Espíritus que necesitan renacer con severas limitaciones físicas, fruto de alteraciones expresivas en su constitución periespiritual se atemorizan ante una perspectiva que cuesta aceptar. Los Mentores Espirituales les esclarecen que la exteriorización deformante al nivel del cuerpo físico facilita la eliminación de las anomalías a nivel periespiritual, siempre que se acompañe de una postura mental saludable, los recelos y las reacciones muchas veces ocurren. Otros, tienen intensa luchas intimas, por la razón de que se niegan a renacer en el hogar asignado por el sentimiento de antipatía con relación a alguno de los miembros del mismo. La ligación familiar frecuentemente es el escenario de los reajustes del pasado. El desafecto necesita ser perdonado y adormecido el recuerdo de este, es la condición predispuesta para la cirugía psíquica que eliminara el absceso del odio. 28


No hemos de olvidar, que aunque ocurran reencarnaciones compulsorias, necesarias para aquellos cuyo primitivismo psíquico no permite su participación en la elección de las pruebas o expiaciones, normalmente el libre albedrío es preservado. Todos nosotros seres humanos tenemos la posibilidad de escoger, acertar, errar, avanzar o rechazar el progreso. La libertad que ya conquistamos en las millares de encarnaciones nos faculta la enseñanza de decidir. Decidir, aunque cargando, con el peso de las consecuencias. En los casos que la gestación ya está en curso, y el fluido vital del embrión en desarrollo se funde con el cuerpo periespiritual en proceso de miniaturalizaciòn, la súbita e intensa revuelta del espíritu puede determinar la ruptura definitiva de las ligaciones dejando al futuro feto sin el espíritu. Se inviabiliza la gestación por falta de modelo organizador biológico. Esto es un aborto espontáneo, aunque provocado por el rechazo sistemático, energético e inmaduro del espíritu. Pierde el mismo así, una gran oportunidad para superarse a sí mismo y avanzar aceleradamente rumbo a la felicidad. El Espíritu que ya vivió aquí en la tierra numerosas veces, trae gravado energéticamente en núcleos de potenciación los registros de sus adquisiciones anteriores y su destinos. Al unirse al óvulo, reflejara en el mismo el patrón energético de su nivel evolutivo. Con la frecuencia de onda resultante, el Óvulo atraerá a los genes, contenidos en el espermatozoide, los cuales tendrán las predisposiciones consecuentes. El merecimiento del Espíritu es el que determinara su inmunidad, para las malformaciones congénitas. Los amigos espirituales, nos esclarecen que solo los padres preparados para ello, tendrán hijos con malformaciones congénitas. Son muchos los padres que solicitaron esta oportunidad, por su nivel evolutivo avanzado, por el simple hecho de ayudar a alguien que necesitaba pasar por la prueba de deficiencia como consecuencia de los actos del pasado. Otros, no tan esclarecidos, alertados por los benefactores y amigos del plano extra-físico del hecho que iría a ocurrir por los débitos comunes en que se envolvieron con aquel que ahora vuelve a su convivencia como hijo. Todos son trabajados por la espiritualidad a nivel inconsciente, principalmente durante el sueño físico. La expulsión de la entidad reencarnante solo determinara la gravedad de los débitos delante de la Ley Universal. Cuando hay necesidad, por razones Karmitas, de que la familia viva la difícil situación de tener un hijo deficiente físico o mental, solo una actitud podrá facilitar la asistencia espiritual más amplia: la aceptación del hecho. Los llamados abortos profilácticos o preventi29


vos en la situación enfocada aquí, desde que la gestación sea biológicamente viable, agrava profundamente la ya difícil situación del trío familiar. Cuando el embarazo es consecuente de un acto de violencia física, se levanta una gran discusión sobre la legitimidad del aborto. No hay actos perversos que hayan sido planeados por la espiritualidad Superior. Sería una idea totalmente equivocada el aceptar que alguien debe reencarnar a fin de ser violado. La concepción del Dios castigador y vengativo ya no cabe más en el diccionario de los religiosos esclarecidos sobre la vida espiritual. Dios es fuente inagotable de Amor. Es la ley mayor que a todo preside, Ley coordinadora de las leyes naturales. Todos al reencarnar traemos nuestro pasado impreso indeleblemente en si mismo, poseemos en nuestro pasaporte numerosos matasellos de las posadas donde estuvimos en el pasado. Hoy la suma de estas experiencias se traducen en manantial energético que irradia constantemente de nuestro interior para la superficie. La joven violada que hoy se presenta de forma diferente, trae en su pasado profundas marcas de actitudes perjudiciales a hermanos suyos, grabadas en si misma, algunas fueron verdaderas emboscadas, buscando alcanzar de manera dolorosa la intimidad sexual de la criatura. Otras fueron ejecutadas directas por la autoridad de que eran investidas, de crímenes en este área. Son múltiples las situaciones generadoras de desarmonía energética que ahora pulsa constantemente en los archivos vibratorios de nuestro personaje en cuestión. La joven violada, vestida en cándida muchacha, no traduce los archivos del pasado, pero en momento dado podrá ser atraída por circunstancia similar a aquella que ella perpetro en otras eras. El trabajo constante de la familia en términos de educación y amor, y el esfuerzo personal de la criatura, podrá apartar la situación a que se sujeta. No existe la fatalidad. Existe apenas la tendencia, y la predisposición, a la cual siempre estará dependiendo de la mayor o menor facilitación de los envueltos en el proceso. La ley de gravedad existe. No es buena ni mala. Simplemente existe. Si tiramos una piedra para lo alto y quedamos aguardando su impacto bajo la línea de caída, fatalmente seremos alcanzados. No se trata de castigo divino, la ley de gravedad es una Ley Universal que cumple automáticamente su función. 30


Lo mismo ocurre con la ley de acción y reacción, es la ley de sintonía energética. Si ya hubiéramos tirado la piedra para lo alto, solo nos resta abrir el paraguas de la caridad y de la postura ética para reducir el impacto de la energía que movemos en el pasado. Una vez la violencia ocurre y la gestación se presenta como sorpresa desagradable ¿cómo orientar a la victima?. Generalmente , el ser que se sumerge en la victima es alguien que vibra en la misma faja vibratoria. Es un Espíritu que por odio se imanta magnéticamente al aura de la joven de hoy pidiéndole cuentas por los sufrimientos que en el pasado ella le causara, se ve preso a mallas energéticas del organismo biológico que se forma. El proceso obsesivo La víctima del estupro, podrá tener a su lado la luz de alguien que podrá venir a ser su apoyo y su consuelo en la vejez. La interrupción de la gestación por estupro, es siempre una actitud arbitraria y que solo ampliara el sufrimiento de los familiares. Si la joven fuera emocionalmente incapaz de atender a los requisitos de la maternidad, la adopción, preferentemente por personas de vínculos próximos, deberá ser el medio indicado; El tiempo se encargara de cicatrizar las heridas del alma. Cuando el embarazo pone en peligro la salud de la madre ¿hay crimen en sacrificarse la vida del feto para salvar a la madre?. Y Kardec pregunto a los Espíritus, y ellos en la pregunta 359 del Libro de los Espíritus responden: Preferible es que se sacrifique al ser que aun no existe a sacrificar al que ya existe. No hay radicalismo de forma absoluta, en lo que se refiere a la no aceptación del aborto por los espíritus Superiores, en el caso del peligro materno. La completa ignorancia de la ley de gravedad, y su comprensión no exime a aquel que tira un peso para lo alto, de recibir el impacto del mismo sobre su cabeza. De una forma o de otra, las consecuencias ocurren por la razón simple de la existencia de la leyes naturales. Para muchos profesionales, solo existe la vida biológica. El desconocimiento de la existencia del espíritu, su sobre vivencia, la comunicabilidad y reencarnación es desconocida en el medio medico. Por falta de informaciones, juzgan 31


ser la ciencia del espíritu, apenas una religión más dogmática llena de misterios y rituales. Al desconocer las razones transcendentales que hacen a alguien renacer en este o aquel medio, en esta o aquella condición orgánica, parece lógico evitar que un sufridor o deficiente sea impedido a existir. Es una realidad, una visión parcial y distorsionada de los fenómenos de la vida. Sucede que el desconocimiento de la ciencia del espíritu, lleva muchas veces a una percepción meramente orgánica. Medir el debito de un medico delante de las leyes naturales, es extremadamente difícil. Los médicos son asistidos espiritualmente e intuidos constantemente en el ejercicio profesional. Cabe a cada uno, abrir o cerrar los canales anímicos para merecer recibir los influjos energéticos saludables. Si caen en frecuentes equívocos héticos, sin duda el patrón vibratorio es el que les está permitiendo el acceso a las orientaciones espirituales. Por lo tanto asumen cuotas de participación en los males producidos. El gran móvil de la responsabilidad, es sin duda el factor de la intencionalidad. Muchas veces por factores de interés material son llevados los médicos profesionales a tomar decisiones fáciles y rápidas, aunque destructivas, abortar. En estos casos la situación se agrava considerablemente, del punto de vista extrafisico. Son indudablemente excluidos de responsabilidad, aquellos que en el cumplimiento sagrado de sus labores hipocráticas, ejecutan el aborto en la intuición de preservar la vida de la gestante. Son muchos los sufrimientos que los abortistas profesionales atraen para sí, ligados a la futura paternidad y maternidad, podrán ocurrir en todos los niveles de situaciones por la atracción automática con las víctimas del pasado. Urge pues que sembremos el esclarecimiento dado por la ciencia del espíritu buscando la profilaxis del sufrimiento de muchas criaturas, encarnadas y desencarnadas. Debemos atender a la vida bajo cualquier modalidad con que se manifieste. En lo que respecta a la puerta libertadora de la reencarnación, elevémoslo, mediante la concesión de la oportunidad de los Espíritus que nos buscan, confiando en Dios, el Autor de la Creación, manteniendo la certeza de que si las aves del cielo y las flores del campo, reciben cariñoso cuidado, más valen los 32


hombres, no estando, por tanto, a merced del abandono o de la ausencia de los socorros divinos Todo hijo es empréstito sagrado que debe ser valorizado y mejorado por el cincel del amor de los padres, para oportuna devolución al Genitor Celeste, No transfieras tu elevación espiritual a través de la criminal acción del aborto, aunque las dificultades y aflicciones sean el pavimento por donde marchan tus pies... Toda ascensión impone el encargo del sacrificio. La cima de la escalada, sin embargo, responde con paz y belleza a los obstáculos de la jornada. Llegaremos a la honra de la paz, después de la conciencia liberada de los débitos y las culpas. ¡ Matar nunca!. “Soledad y amargura” son medidas disciplinantes para lograr resultados eficientes en el amor y el deber. La verdadera desgracia es la fortuna, el poder, la fuerza, pues todos los que ejercen su difícil mayordomía naufragan lamentablemente, sucumbiendo en sus cadenas, encarcelados. Todos estamos destinados a sublime Luz. La vida es el más precioso tesoro que se conoce. No siendo el hombre su autor, no le compete, interrumpirla a su gusto. La criaturas no elaboran la vida; actúan como co-creadores en la Obra de Nuestro Padre. Asumir el compromiso de interceptar, interrumpir, destruir lo que no se puede hacer o rectificar; es grave y pesado delito. Por tal razón, nadie puede erigirse en árbitro de la existencia, decidiendo quien debe o no vivir, proseguir o iniciar el compromiso carnal. Carece de las condiciones mínimas exigibles para efectuar un análisis profundo, ante la acción abortiva. Empeñar todos los recursos hasta el final a fin de preservar, asistir, conceder medios para la vida, es un deber impostergable de todos, y mucho más de aquellos que se comprometen a través del sacerdocio medico a ejecutar el arte de curar. Vivir es un premio divino que ninguna persona puede desconsiderar impunemente. Aun cuando las circunstancias se presenten adversas y la criatura sufre continuos reveses, la vida es una bendición. Razones poderosas así determinan que ocurra. 33


Si la piedad pretende colaborar, que haga uso de los recursos que mantienen la existencia, no de aquellos que la interrumpen. “De la misma forma, la maternidad se subalternaba a factores que no pueden ser defraudados. “El hombre inescrupuloso, el padre irresponsable que fecunda y abandona, no escapara a la conciencia, ni huirá de la Divina Vigilancia. Nadie defrauda los dones de la vida sin verse obligado a una penosa rehabilitación. “El justificativo de que la mujer abandonada no debe cargar sola el peso del hijo por nacer, no es correcto. El dilapidador de su esperanza, de su paz, no conseguirá huir de la Justicia de Dios, tampoco ella podrá huir, si cae en el crimen. No socorre quien yerra, ocultando su error, incidiendo en el crimen y generando mayores desventuras... Las enseñanzas espiritas – siempre se encuadran en las leyes naturales y jamás se apartan de la razón, del buen sentido, de la lógica. A través de la oración, el espíritu se eleva a Dios y la Divinidad lo estimula con la inspiración superior. Amemos la vida, rechacemos todo lo que la destruya, porque sin darnos cuenta, la mayoría de las veces nos convertimos en pasto de las sombras al no aceptar las consecuencias de nuestros actos, revelándonos y negándonos no conseguiremos nada más que agravar las cosas.

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MALEDICENCIA La maledicencia no tiene que ver con la verdad ni con la mentira, sino con la aviesa manera de contarlas. Nunca se vio contienda que no fuese procedida de murmuraciones inferiores. Es hábito antiguo de la liviandad procurar la ingratitud, la miseria moral, el orgullo, la vanidad y todos los flagelos que arruinan almas en este mundo para organizar las conversaciones de la sombra, donde el bien, el amor y la verdad son sofocados con malicia. Desde tiempos inmemorables la maledicencia ha sido un mal ejercido en todas partes. Desde el momento que están juntas dos personas, se genera una conversación y en la mayoría de las ocasiones es para emitir juicios, hablar de los demás esto es una práctica muy común. Aunque no se tengan argumentos, o pocos conocimientos sobre el asunto que están tratando o de la persona que están hablando, muchas personas rencorosas y frustradas se sienten aliviadas hablando mal de los demás. Uno de los problemas de los maledicentes es que son en gran medida rehenes de aquellos a los que critican, pues sus vidas están demasiado pendientes de los errores ajenos, y sus mentes demasiado obsesionadas por buscar una nueva grieta en la que hundir la piqueta y pasarse unas cuantas horas demoliendo. Una mente que se ocupa tanto de los demás, de lo malo de los demás, está diciendo mucho acerca de sí misma, de su manera de moverse por el mundo, de su tolerancia y flexibilidad, de su soberbia y de su egocentrismo en el peor de los sentidos. De lo que busca y, por tanto, de lo que encuentra. Porque uno suele encontrar lo que busca. La maledicencia juntamente con la difamación y la calumnia, destruyen la fama de nuestro prójimo. Ambas figuras son una consecuencia de la antipatía, la animadversión o de lo que es peor, la enemistad, que son las que nos lanzan a hablar mal de alguien, difamarlo o calumniarlo, y todo son escalones de bajada hacia algo muy trascendente, cual es el pozo del odio en este mundo, y este escalón, será el primero al que accederemos, y si no andamos espabilados. Del pozo del odio mundano al final podemos saltar al pozo del odio eterno. Hablar mal, aunque sea verdad lo que se dice, siempre constituye un robo; se roba la fama de la persona de quien hablamos, y ello es un robo cuya poste36


rior reparación es prácticamente imposible, las palabras aquí son como plumas que se echan al viento, es imposible recogerlas todas luego. El diccionario de la real academia de la lengua española, define la maledicencia como la acción o habito de hablar en perjuicio de alguien denigrándolo. El hombre tiene un órgano minúsculo que es la lengua – lámina diminuta envainada en la boca. Instrumento sublime, creado para loar e instruir, ayudar e incentivar el bien, en cambio ¡cuántas veces el hombre se vale de ella para censurar, flagelar, perturbar, herir!… Si el hombre consiguiera dominarla, educarla la podría transformar en timón de paz y amor en el barco de su vida. “La muerte y la vida están en poder de la lengua...” Proverbios 18:21 Con la lengua, podemos definir nuestra vida. Todo lo que sucede en nuestra vida pasa por nuestra lengua. La Bendición o la maldición, la muerte o la vida. La Biblia es muy clara cuando nos dice arriba que la vida y la muerte están en el poder de la lengua. Infelizmente muy pocos creyentes la utilizan bien, produciendo vida. Y muchos se destruyen a sí mismos, a su familia y a otros utilizando mal a su lengua. Algunos no saben de la gravedad de esta palabra, otros sabiendo, actúan sin el temor de Dios, hablando tonterías, maldiciones, palabras de derrota y piensan que esto no trae ningún problema. La maledicencia es el ejercicio de denigrar, de manchar de negro la vida del otro. Es la forma de consuelo más siniestra. La manera más zafia de elevar la propia estima. En estos tiempos de libertad, vivimos su dictadura. Las tres formas más corrientes de ejercer la maledicencia son la calumnia, el chisme, la envidia, analicemos por separado estas faltas tan comunes entre los hombres. Cuando queremos causar un daño y hacemos una acusación falsa sobre alguien calumniamos. El chisme se define como una noticia verdadera o falsa con que se murmura o se pretende difamar a una persona o en muchos casos a una institución.

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La envidia es la tristeza causada en uno por el bienestar de otro. Envidia es avinagrarse porque alguien la está pasando mejor que uno, lo que sea que esto signifique: más dinero, fama, talento, etc. Para poder reflexionar sobre el asunto analizaremos una historia, es la de un sabio que fue visitado por un amigo que se puso a hablar mal de otro amigo del sabio, y este le dijo: “Después de tanto tiempo, me visitas para cometer ante mí tres delitos: primero, procurando que odie a una persona a la que amaba; segundo, preocupándome con tus avisos y haciéndome perder la serenidad; y tercero, acusándote a ti mismo de calumniador y maledicente”. Los cristianos deberíamos actuar contra cualquier nuevo brote de maledicencia con firmeza. En algunas situaciones deberíamos ser tan firmes y tajantes como los médicos que luchan contra reloj para cortar el avance de un nuevo virus. Un virus puede destruir una vida, y eso es muy grave. Pero sólo quien ha sufrido el veneno de la calumnia, quien se ha visto insultado, señalado, abandonado por culpa de una mentira que corre veloz de boca en boca, puede comprender que hay formas de muerte moral más dolorosas que la misma enfermedad física. De la envidia nace el odio, la maledicencia, la calumnia, el chisme y la alegría causada por el mal del prójimo. Los libros sagrados de las principales religiones tales como la Biblia, condenan la maledicencia veamos algunos apartados al respecto: - Aquellos que amamos la vida y queremos ver días buenos, tenemos que refrenar nuestra lengua de hablar mal de los demás y de decir calumnias (Pedro 3:10). - Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano... (Santiago 4:11). - Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. (Efesios 4:31). - Aquellos que amamos la vida y queremos ver días buenos, tenemos que refrenar nuestra lengua de hablar mal de los demás y de decir calumnias (Pedro 3:10). La maledicencia, la calumnia y el chisme son propios de sociedades poco evolucionadas y es la falta de ética lo que nos hace ocuparnos más de la vida de 38


los demás que de la propia, tal es así que pareciera que el chisme se ha convertido en el deporte favorito de muchos de nosotros. Hay gente que se pasa horas hablando o murmurando de otras personas, y muchas veces sin darse cuenta del error que están cometiendo, y lo peor es que ellos juran que no son chismosos. Otras veces el “error” es premeditado. Existen artistas consumados en desprestigiar y hablar mal de los demás, y en hacer correr bolas contra quien les cae mal, sin considerar el daño que causan a las reputaciones y a la honra de las gentes. También hay los que chismean sin maldad aparente, sólo para sentirse importantes, (¿no sabes la última?), y otros lo hacen maliciosamente, con la intención de causar daño a alguien en particular; puede ser por rivalidad, celos, competencia, enemistad, oposición, antagonismo, pugna, envidia, etc., todo ello empujado posiblemente por un gran complejo de inferioridad. Se sabe que el rasgo principal del chisme es la mentira o la verdad dicha a medias, siendo parte importante, el infundio y la calumnia, y si a esto le añadimos que cada oyente, al momento de contárselo a otro, le agrega un poco más de sal de su propia cosecha, nos encontramos con monstruosidades que suelen acabar con el honor y la dignidad de una persona. Lo grave es que increíblemente se usa el chisme contra personas consideradas amigas, actuando con hipocresía y perfidia que nadie entiende. Los seres humanos somos generalmente egoístas y nos centramos en nuestros propios problemas, pero cuando se trata de encontrar defectos y hacérselos saber a todo el mundo, ahí sí sabemos centrar la atención en los demás y dejar nuestro yo de lado. Todos somos expertos en las vidas ajenas; si hasta hay programas de televisión y personas que viven de eso. ¿Será que mientras nos ocupamos de hablar de los otros o de nuestros jefes no nos queda tiempo para mirarnos a nosotros mismos? ¿Descargamos en los demás nuestras propias frustraciones? ¿Hablamos de las carencias de éste o de aquél para no tener que afrontar las propias? ¿Nos escondemos en la broma y en sacarle filo a historias ajenas para no asumir nuestras propias incapacidades? Cuando se genera un rumor, la bola va creciendo y cada persona por la que pasa va añadiendo algo de su propia cosecha y el mensaje original se ha convertido en algo irreconocible. ¿Se acuerdan del juego del teléfono malogrado? Después de pasar por varias personas el recado estaba totalmente tergiversado e irreconocible. Pues lo mismo pasa en muchas ocasiones en nuestra vida. El daño causado por la maledicencia es muy difícil de reparar. No siempre nos damos cuenta del perjuicio. Se agravia, ofende y calumnia con un despar39


pajo increíble, si preguntamos a un chismoso de donde ha sacado esas expresiones, responderá: “lo escuché”, “me dijeron”, “se comentó en una conversación”, “me lo contó un amigo”. En muchos casos la maledicencia se basa en afirmaciones sin sentido, pero una vez que han sido pronunciadas causan un daño difícil de reparar. Los chismes son informaciones deformadas, que tienen un ciclo similar a los rumores: nacen como si fueran seres vivos, se desarrollan y mueren. Incluso pueden reencarnarse con nuevos bríos o hasta con nuevo cuerpo. El chisme es producto de la convivencia social y se aprende con el tiempo, y todos de alguna forma lo hemos practicado. Un comentario infundado generalmente está constituido por una serie de mentiras o exageraciones que tal vez lleguen a perjudicar a uno o varios individuos, dependiendo de la intención de quien lo genera. La estructura del chisme lo conforman: el chismoso, el receptor de la habladuría y la víctima, de que se habla en forma negativa y sin fundamentos. Esto puede ir desde una simple crítica hasta la invención de toda una historia en torno a un sujeto determinado. O sea, se juega también a intentar cambiar la realidad. Instituciones como la nuestra se convierten en verdaderos campos de espionaje entre sus trabajadores, la inseguridad se intensifica, se pierde la confianza entre los compañeros, se traicionan, se utilizan, compiten, se crean ambientes en los que se siente que se camina entre vidrios. El que murmura hace daño a tres personas, a él mismo, al que escucha sin desmentir al hablante, y a la persona de quien se murmura. Si se tiene algo que reprochar a alguien, él es la primera persona que debería escuchar el reproche, pero lamentablemente por la falta de sinceridad que nos caracteriza, el maledicente se encuentra con el compañero, le sonríe y le saluda con palabras amables y hasta le adula, para después, apenas despedido, comenzar, de una manera u otra a hablar mal de él. En el caso de la calumnia, ésta es considerada como un modo de difamación que destruye a la persona afectada, no sólo por las heridas que produce, sino por la dificultad de repararlas. Aunque a uno le importe poco la opinión ajena, la calumnia abre las puertas a la duda. La calumnia tiene su mejor cómplice en el “piensa mal” y hace tambalearse hasta las más firmes convicciones acerca de la rectitud o la honradez de una persona, incluso una vez aclarada la mentira. Se sabe de amistades a prueba de bombas que han sucumbido al insidioso enredo de las maledicencias deliberadas; el veneno de la calumnia ha roto parejas y ha desmembrado familias, igual que ha provocado depresiones y 40


sembrado discordias irreparables. El Señor, nos dejó dicho: "Raza de víboras, ¿cómo podéis vosotros hablar cosas buenas siendo malos? Porque de lo que rebosa el corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro saca cosas buenas y el hombre malo, del tesoro malo saca cosas malas. Os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres darán cuenta en el día del Juicio. Porque por tus palabras serás declarado justo y por tus palabras serás condenado”.(Mt 12,34-37). Antiguamente el honor y la honra eran los bienes más preciados de las personas y su pérdida se consideraba irrecuperable, y cuando alguien ofendía el honor y la honra de un individuo, esta ofensa se lavaba con sangre generalmente en un duelo. En nuestros días estos conceptos pareciera que han quedado anticuados y lo que ofrecemos a nuestros jóvenes es una sociedad en la que todo se puede comprar y vender, donde prima la mediocridad y la falta de valores morales. ¿Podemos tomar medidas radicales, firmes, profundas, contra la mentira, el chismecillo, la calumnia espontánea o promovida de modo organizado y sistemático? La primera cosa que podríamos hacer es mirar nuestros corazones. Si guardamos rencores, si la envidia asoma de vez en cuando su cabeza repugnante, hemos de pedir a Dios un corazón bueno, que sepa perdonar, que sepa amar. Quien no ama a su hermano no puede amar a Dios (1Jn 4,20). Del corazón malo sólo salen malas cosas. El virus de la calumnia se origina en mentes que viven fuera del Evangelio, en fuentes incapaces de ofrecer el agua del amor (St 3,10-18). Por lo mismo, hemos de decidirnos a no ser nunca los primeros en lanzar una crítica contra nadie. ¿Para qué voy a decir esto? ¿Es sólo una imaginación mía? ¿Me gustaría que alguien dijese algo parecido de mí? Al contrario, necesitamos aprender a ser ingeniosos para alabar y defender a los demás. Esto es posible si tenemos un corazón realmente cristiano, bueno, comprensivo, misericordioso. En ocasiones veremos fallos, pero el amor es capaz de cubrir la multitud de los pecados (1Pe 4,8). Cuando sea posible, podremos corregir al pecador, pero siempre con mansedumbre, como nos enseña san Pablo: "Hermanos, aun cuando alguno incurra en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate de ti mismo, pues también tú puedes ser tentado. Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas y cumplid así la ley de Cristo" (Ga 6,1-2). 41


Después, como ante una epidemia grave, hemos de levantar una barrera firme, decidida, contra cualquier calumnia. Nunca divulgar nada contra nadie, mucho menos una suposición, una mentira como tantas otras lanzadas por ahí (a través de la prensa, de internet, a viva voz). Incluso cuando sepamos que alguien ha sido realmente injusto (lo sepamos por haberlo visto, no sólo de oídas), ¿para qué divulgarlo? ¿Es esto cristiano? ¿No es mejor amonestar a solas al hermano para ver si puede convertirse, si puede cambiar de vida? Tendríamos que ser firmes como muros: delante de nosotros nadie debería poder hablar mal de otras personas. Si queremos vivir una vida más significativa, debemos buscar la forma de dejar de “interesarnos” en las vidas ajenas y comenzar a preocuparnos más de nuestras propias vidas, es decir dedicarnos a mejorar y a corregir nuestros defectos. Debemos ser más sinceros cuando hablamos a las personas, y más tolerantes cuando hablamos de ellos. Si vemos algo con lo que no estemos de acuerdo o alguna cosa nos molesta de aquellos que conviven a nuestro alrededor, debemos ir directamente a él y hablarle claramente demostrando nuestros argumentos. ¡Cuántos males, sufrimientos y rencores serían evitados si habláramos con sinceridad! Un joven discípulo de Sócrates llega a casa de éste y le dice: - Escucha, maestro. Un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia... - ¡Espera! –lo interrumpe Sócrates- ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme? - ¿Las tres rejas? - Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto? - No. Lo oí comentar a unos vecinos. - Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme ¿es bueno para alguien? - No, en realidad, no. Al contrario... - ¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta? 42


- A decir verdad, no. - Entonces –dijo el sabio sonriendo- si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido. El palabrerío maligno siempre forma alrededor, inmensa familia de elementos enfermizos o envilecidos, a la manera de vermes letales que proliferan en el silencio y operan en las sombras. Dios creó la palabra y el hombre la palabrería, la palabra digna infunde consuelo y vida. La murmuración perniciosa propicia la muerte. En todas partes, la palabra es índice de nuestra posición evolutiva. Indispensable es el primorearla, iluminarla y ennoblecerla. Despreciar las sagradas posibilidades del verbo, cuando el mensaje de Jesús ya este brillando en torno a nosotros, constituye ruinoso relajamiento de nuestra vida, delante de Dios y de la propia conciencia. Cada frase del discípulo del Evangelio debe tener lugar digno y adecuado, dentro de nosotros, somos como una biblioteca, guardando las enseñanzas de Jesús, y ellas son las piezas más importantes, más valiosa de nuestra colección. Palabrería es desperdicio. Y cuando no sea así no pasa de oscura corriente de venenos psíquicos, amenazando a espíritus valerosos y a comunidades enteras. Ante todas estas aclaraciones, meditemos antes hablar, viendo si realmente lo que vamos a decir va a construir o destruir, tanto lo bueno como lo malo.

Este artículo ha sido extraído de Internet y de apartados de diversos libros espiritas, como “religión de los Espíritus” de Chico Xavier, y de Viña de Luz.

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LA LEY DEL KARMA Los principales fundamentos del Espiritismo, son además de poner de manifiesto la realidad de la existencia del alma después del fenómeno mal llamado” muerte”, consisten en darnos a conocer la Ley de la Reencarnación y la consiguiente Ley de Causas y Efectos, conocida también por Ley de Karma. La ley del karma es un ejemplo especial de la ley de causa y efecto que establece que nuestras acciones físicas, verbales y mentales son causas, y nuestras experiencias son sus efectos. La ley del karma enseña por qué cada individuo posee una disposición mental, una apariencia física y unas experiencias únicas. Estas son los efectos de las incontables acciones que cada uno ha realizado en el pasado. Puesto que no hay dos personas que hayan realizado las mismas acciones en vidas pasadas, nadie puede tener los mismos estados mentales, experiencias y apariencia física que otro. Cada ser posee su propio karma individual. Algunas personas disfrutan de buena salud y otras sufren enfermedades sin cesar. Unas tienen un físico atractivo y otras no. Algunas siempre están alegres y se conforman con poco, mientras que otras suelen estar de mal humor y nunca están satisfechas. Algunas personas entienden con facilidad el significado de las enseñanzas espirituales, pero otras las encuentran difíciles y oscuras. Son muchos estudiosos de esta Ley los que nos ofrecido conocimientos, pero uno de los más influyentes es el de Andre LUIZ, Espíritu que se dedico por más de tres años, a trabajar en la colonia denominada,” Mansión de Paz” colonia espiritual, vertiendo en obras, importantes enseñanzas que allí pudo obtener, ayudado por el instructor Druso. En esas obras debemos Estudiar, Comprender y Asimilar, al maximo, para positivo beneficio de nuestras almas necesitadas de progreso espiritual. Aprendemos que no hay maldades ocultas en la tierra, que todos los crímenes y todas las faltas de la criatura humana, se revelaran algún día y en algún lugar; que cualquier sombra de nuestra conciencia, queda impresa en nuestra vida hasta que la macula sea lavada por nosotros mismos con el sudor del trabajo o con el llanto de la expiación; y que nadie se eleva a pleno Cielo, sin el pleno reajuste en la Tierra... La reencarnación es un aprendizaje sagrado de recapitulación de nuestras experiencias, y que la Doctrina Espirita, reviviendo el Evangelio del Señor es la antorcha, el farol que resplandece en la estrada evolutiva, ayudándonos a regenerar el propio destino en la búsqueda de la felicidad real. 45


Nos esclarece que nuestras posibilidades de hoy, nos vinculan a las sombras de ayer, exigiendo de nosotros trabajo infatigable en el bien, para la construcción del Mañana sobre las bases redentoras del Cristo. El estudio de la situación espiritual de la criatura humana después de la muerte del cuerpo, no puede ser relegado a un plano secundario. Todas las civilizaciones anteriores, consagraron especial atención a los problemas del Más Allá. Para el hombre, la Tierra, es una valiosa arena de servicio espiritual, así como un filtro en el que el alma se purifica poco a poco en el curso de los milenios, adquiriendo cualidades divinas para la ascensión a la gloria celeste. Por eso, hay que sustentar la luz del amor y del conocimiento, en el seno de las tinieblas, tal como es necesario mantener el remedio en el foco de la enfermedad. “La salvación solamente es importante para aquellos que desean salvarse”. La existencia humana, por larga que sea, es un simple aprendizaje en el que el Espíritu reclama benéficas restricciones para poder restaurar su camino. Usando una nueva máquina fisiológica entre sus semejantes, debe atender a la renovación que le corresponde, y eso exige la centralización de sus fuerzas mentales en la experiencia terrestre a la que transitoriamente se dedica. Sabemos que en las regiones inferiores, no transitan las almas simples, sencillas, que se encuentran sufriendo los errores naturales de las experiencias primitivas. Cada ser esta adherido, por imposiciones de la atracción magnética, al círculo de evolución que le es propio. Los salvajes, hasta que se desenvuelve en ellos el mundo mental, viven casi siempre confinados en la floresta que resume sus intereses y sus sueños, retirándose lentamente de la tribu, bajo la dirección de Espíritus benévolos y sabios que los asisten... Las almas primitivas, caminan al influjo de los genios beneméritos que las sustentan e inspiran, trabajando con sacrificio en las bases de la institución social, y aprovechando los errores, a manera de enseñanzas preciosas que garantizan la educación de esas almas. En las zonas infernales propiamente dichas, residen apenas, aquellas mentes que, conociendo las responsabilidades morales que les competían, se alejaron de ellas, deliberadamente, con el propósito de escarnecer al propio Dios. El infierno puede ser definido como un basto campo de desequilibrio, establecido por la maldad calculada, nacida de la ceguera voluntaria y de la perversidad completa. 46


El hombre se encuentra ligado a sus propias obras. Sus actos tejen alas de liberación o cadenas de cautiverio, para su victoria o su derrota. A nadie debe su destino, si no a sí mismo. Los que se ven en las ruinas de sus deplorables realizaciones, no deben sentirse sin esperanza. Somos víctimas de nosotros mismos, pero no debemos olvidar que también somos beneficiarios de la tolerancia Divina, que nos abre los santuarios de la vida física, para que sepamos expiar y resolver, restaurar y resarcir. En épocas anteriores, perdíamos el tiempo instalando en nosotros, pensamientos y sentimientos que no deseábamos para nosotros mismos, y establecíamos con crueldad y por orgullo, siembras de odio y persecución. Con semejantes actitudes, no hicimos otra cosa que levantar en perjuicio nuestro, la desarmonía y el sufrimiento que sitian nuestra existencia, como inexorables fantasmas. El pasado habla en nosotros con gritos de acreedor exigente, amontonando sobre nuestras cabezas los frutos amargos de la siembra que hicimos... De ahí los desajustes y las enfermedades que nos asaltan la mente, desarticulando nuestros vehículos de manifestación. Creíamos que al morir, lavaríamos nuestros errores libertando nuestro Espíritu, pero resucitamos en el cuerpo sutil ( el periespíritu ), con todos los males que alimentamos en nuestro ser. Lazos de odio y cadenas de aversión, nos aprisionan a compañeros encarnados y desencarnados, muchos de ellos sufriendo desequilibrios mas graves que los nuestros. Nutriendo propósitos de regeneración y de mejoría, somos hoy criaturas que despiertan entre el infierno y la tierra, que se armonizan tan íntimamente uno con el otro, como nosotros y nuestros hechos. Nadie avanza hacia el frente, sin pagar las deudas que contrajo. ¿Cómo trillar la ruta de los Ángeles, con los pies hundidos en el camino de los hombres que nos acusan de nuestras faltas, obligando a nuestra memoria a sumergirse en las sombras?. El cielo representa una conquista, pero no es una imposición. Nuestra conciencia refleja las tinieblas o la luz de nuestras creaciones individuales. La Luz, 47


aclarando nuestra vista, nos ilumina la estrada. Las tinieblas, cegándonos, nos encadenan en la cárcel de nuestros errores. Somos espíritus endeudados, con las obligación de darlo todo a favor de nuestra propia renovación. La existencia, simboliza la puerta de salida del infierno que hemos creado. Superando las enfermedades morales y extinguiendo antiguos vicios, en el triunfo sobre nosotros mismos acrisolaremos nuestras cualidades de espíritu, a fin de que, elevándonos, podamos extender manos amigas a los que yacen en el lodo del infortunio. Supliquemos al Señor, que nos conceda fuerzas para obtener la victoria. Cada uno de nosotros, Espíritus endeudados, al renacer en la carne, transporta consigo para el ambiente de los hombres, un trozo de cielo que sueña conquistar, y un vasto manto del infierno que plasmo en si mismo. Cuando no tenemos fuerzas suficientes para continuar al encuentro del cielo que nos confiere oportunidades de ascensión, retornamos al infierno que nos fascina en la retaguardia... La mente del hombre es como un lago. Si las aguas están tranquilas, la luz del firmamento se retrata con total seguridad. Pero, si las aguas están revueltas, la imágenes se pierden al quebrarse en el fondo, sube a la superficie. Los Espíritus que atienden sus deberes con exactitud en la vida física, retornan pacíficamente a los dominios de la memoria, tan pronto abandonan el cuerpo físico, las conciencias intranquilas, la muerte en el cuerpo carnal, no constituye liberación. Pierden el vehículo fisiológico, pero continúan sujetas al poste invisible de sus culpas, el pensamiento prendido a los sitios y paisajes, de los que, supuestamente nos separamos, nos sigue identificando con las reminiscencias que permanecen a lo lejos en el tiempo: el hogar, la familia, los compromisos imperfectamente solucionados... todo eso es un lastre que inclina la mente hacia el mundo físico, donde las deudas reclaman sacrificio y liquidación. Así como en la esfera carnal se cuenta con una justicia sinceramente interesada en auxiliar a los delincuentes en su recuperación, en el espacio los representantes del Amor Divino movilizan recursos de misericordia beneficiando a Espíritus deudores, siempre que se muestren dignos del socorro que les abrevie su rescate y su regeneración.

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El infierno es para el alma que lo erigió en sí misma, lo que la forja constituye para el metal, en cuya forja se purifica y se modela convenientemente. Más allá de las esferas sensoriales que nos guardan, ociosamente, al alma encarnada, amparándonos con limitada visión y benéfico olvido, comienza vasto imperio espiritual, vecino a los hombre. Allí se agitan millones de Espíritus imperfectos que comparten, con las criaturas terrenas, las condiciones de habitabilidad de la Corteza del Mundo. Seres humanos, situados en otra faja vibratoria, se apoyan en la mente encarnada, a través de incontables falanges, tan semiinconscientes en la responsabilidad y tan incompletas en la virtud, como los propios hombres. Frustrados en sus aspiraciones de vanidoso dominio, en el domicilio celestial, hombres y mujeres de todos los climas y de todas las civilizaciones, después de la muerte, penetran en esa región, en la que se prolongan las actividades terrenas, y eligen el instinto de soberanía sobre la Tierra como única felicidad digna del impulso de conquistar. Hijos rebeldes de la Providencia, intentan desacreditar la grandeza divina, estimulando el poder autocrático de la inteligencia insumisa y orgullosa, y buscan preservar los círculos terrestres para la dilatación indefinida del odio y de la revuelta, de la vanidad y de la criminalidad. El alma caída, por el abuso de la libertad que le fue confiada, necesita tejer los hilos del re-ajustamiento propio, y millones de hermanos, se niegan a SEMEJANTE ESFUERZO, OCIOSOS E IMPENITENTES, ALARGANDO EL LABERINTO EN EL QUE MUCHAS VECES SE PIERDEN POR SIGLO. Nuestra mente es una entidad colocada entre fuerzas inferiores y superiores con objetivos de perfeccionamiento. El Espíritu encarnado sufre la influencia inferior, a través de las regiones en que se sitúan el sexo y el estomago, y recibe los estímulos superiores, a través del corazón y el cerebro. Cuando buscamos manejar la propia voluntad, escogemos la compañía que preferimos y nos lanzamos al camino que deseamos. La dadiva del cuerpo de carne es inapreciable bendición divina. La vida que conocemos, hasta ahora, es continuo proceso de perfeccionamiento. No hagamos de la existencia caídas en tentaciones en el campo inferior pudiéndola transformar en pesadilla.

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No basta desear. Es necesario e imprescindible orientar nuestro deseo en dirección del Bien Infinito. Nuestro corazón es un templo que el Señor edifico, a fin de habitar con nosotros siempre. Gloriosas simientes de la divinidad nos esperan la armonía y el ajuste interior para desabrochar, dentro de nosotros mismos, arrebatándonos a las esferas resplandecientes. Pero, la adquisición de las virtudes iluminativas no constituye servicio instantáneo del alma, susceptible de efectuarse de un momento para otro. Somos imanes de elevada potencia o un centro de vida inteligente, atrayendo fuerzas que se armonizan con las nuestras y constituyendo, con ellas, nuestro domicilio espiritual. La criatura encarnada o desencarnada, donde estuviere, respira entre los rayos de vida superior o inferior que emite, alrededor de sus propios pasos, tal como la araña que se confunde en los hilos oscuros que produce, o la golondrina que corta los altos cielos con sus alas. Todos exteriorizamos energías, con las cuales nos revestimos, y que nos definen más que las palabras. ¿De qué nos valdría el retorno al taller de la carne, sin conocimiento de las obligaciones que nos competen ante la Justicia Divina?, ¿qué nos adelantaría el olvido temporal del pasado, sin integrarnos en la responsabilidad, la mayor fuerza capaz de socorrernos en los círculos de materia densa y que se traduce en tendencia noble, persistiendo con nosotros? La vuelta a la vestimenta física es una bendición que se puede conseguir a costa de generosas intercesiones, cuando falta meritos para obtenerla, en el instante oportuno, por nosotros mismos, así como obtenemos trabajo en la esfera física, gracias a amigos que nos conducen a los objetivos disputados, y ocurre como a muchos encarnados que hacen promesas precipitadas y penetran en la encarnación agravando sus débitos, repitiendo las mismas faltas de otra época, con absoluta perdida del tiempo que es patrimonio del Señor. Rogamos volver a la carne, con el propósito de deshacer las señales desagradables que nos marcan la vestidura espiritual. La mente humana, honrando los patrimonios celestiales que le fueron conferidos, no podrá vegetar a la manera del arbusto mezquino que nada produce de útil en la economía del orbe, ni debe imitar al irracional que se localiza en la retaguardia de la inteligencia incompleta. Una existencia entre los hombres, por más humilde que sea para nosotros, es acontecimiento muy importante para que lo apreciemos sin la mayor consi50


deración. Es una empresa arriesgada, porque, cada Espíritu sigue solito en el círculo de los propios pensamientos, sin que los compañeros de jornada, le conozcan las esperanzas más nobles y compartan las aspiraciones dignificadas. Cada criatura encarnada permanece sola en el reino de sí misma, y se hace indispensable mucha fe y suficiente coraje para marchar, victoriosamente, bajo el invisible madero redentor que nos perfecciona la vida, hasta el Calvario de la suprema resurrección. Narra una pequeña historia que: Antoni Olimpo despertó gritando en el Más Allá: ¡Socorro! ¡Socorro!... ¡Soy culpable, culpable...! ¡No puedo más!... ¡Perdón! ¡Perdón! ¡Señor juez, señor juez!... ¡Menos mal que, al fin puedo Hablar! ¡Déjeme hablar! Y Druso, el dirigente de la Mansión espiritual le acaricio su cabeza atormentada, y le contesto en tono amigo: Diga, lo que desee. Estamos aquí para ayudarle. El rostro del desencarnado se lleno de lágrimas, transformándose la propia debilidad en energía inesperada, y comenzó a hablar compungidamente: ¡Soy un criminal!... Lo contare todo. En verdad peque, peque... por eso es justo... que sufra en el infierno... El fuego tortura mi alma sin consumirla... Es el remordimiento. Lo sé muy bien. Si hubiera sabido lo que me iba a pasar, no habría cometido la falta... Pero no pude resistir a la ambición... Después de la muerte de mi padre... me vi obligado... a repartir nuestra gran hacienda con mis dos hermanos más jóvenes... Clorindo y Leonel... Yo tenía en mi cabeza, ciertos planes, convertir la propiedad que yo administraba, en gran fuente de renta, pero... el reparto con mis hermanos tenían ideas diferentes a las mías... Y comencé a maquinar el proyecto, que acabé... por ejecutar... Creí que solamente podría ser feliz, aniquilando a mis hermanos y... cuando el inventario se estaba terminando, los convencí para que salieran a pasear conmigo... en un bote... para inspeccionar un gran lago que existía en nuestra 51


propiedad... Antes, les di a beber un licor que les pondría inconscientes... Calcule el tiempo que la droga necesitaría para ejercer un efecto seguro y... cuando nuestra conversación iba aumentando, percibiendo en ellos señales de fatiga... puse la embarcación en desequilibrio, con un gesto por mi deliberado... en un lugar muy bien conocido por mi... en el que las aguas eran profundas... ¡Ha! ¡Qué calamidad inolvidable!... Aun ahora me parece escuchar sus gritos escalofriantes de horror, implorando socorro, pero, con sus músculos entorpecidos, a los pocos minutos, encontraron la muerte... Nadé con la conciencia pesada, pero firme en mis locos propósitos... abordando la playa y clamando por auxilio. Con actitudes bien estudiadas, pinte un imaginario accidente... Así fue que me posesione de la hacienda entera, legándola luego más tarde a mi hijo Luis... mi único hijo. Fui hombre rico, tenido por honesto... El dinero, me granjeo consideraciones sociales y privilegios públicos que la política distribuye entre todos aquellos que se hacen vencedores en el mundo... por la sagacidad y por la inteligencia... De cuando en cuando... recordaba mi crimen... una nube ensombrecía constantemente mi conciencia... Pero, en compañía de Alcira... la esposa inolvidable... procuraba paseos y distracciones que ocuparan mi atención... Nunca pude ser feliz... Cuando mi hijo se convirtió en un joven, mi esposa se enfermo gravemente... y de la fiebre que la devoro por muchas semanas... pasó a la locura... en medio de la cual se ahogo en el mismo lago, en una noche de horror... Viudo, me preguntaba a mi mismo si no estaba siendo juguete... del fantasma de mis victimas... mientras tanto, temía todas las referencias a la muerte... y busque simplemente, gozar de la fortuna que era bien mía. Pero, ¡Hay de mí! Tan pronto cerré los ojos físicos... ante el sepulcro... no me valieron de nada las oraciones que dejara pagadas... porque mis hermanos, que yo suponía muertos... se hicieron visibles a mi frente... transformados en vengadores se pusieron a mi lado en el túmulo... Me lanzaban al rostro mi crimen... me cubrían de improperios... hasta que... tal vez... cansados de acosarme y de golpearme... me condujeron a una tenebrosa furnia... en donde fui reducido a la pesadilla en que me encuentro... En mi pensamiento... veo apenas el barco en el crepúsculo siniestro... escuchando los gritos de mis victimas... que sollozan y ríen a carcajadas, en forma extraña... ¡Hay de mi!... me encuentro preso a la terrible embarcación... sin que me pueda separar de ella . ¿Quién me ara dormir o morir?. Como di el termino de la confesión le proporcionara algún descanso, el pobre enfermo se sumergió en enorme apatía. 52


Con palabras de consuelo y cariño fue atendido. No hay maldades ocultas en la tierra. Todos los crímenes y todas las faltas de la criatura humana, se revelan algún día y en algún lugar... El Karma quiere decir “causa y efecto” es la cuenta de cada uno, englobando los créditos y los débitos que en particular, nos corresponden. Hay cuentas de esa naturaleza, no solamente catalogando y definiendo individualidades, sino también pueblos y razas, estados y instituciones. Si no realizamos una determinada acción, no experimentaremos su resultado. Las acciones de los seres sintientes nunca se pierden aunque pase mucho tiempo antes de experimentar sus resultados. Las acciones no se desvanecen por sí mismas ni las podemos traspasar a otros, intentando evadir nuestra responsabilidad. Aunque las intenciones que iniciaron nuestras acciones pasadas han cesado, los potenciales que dejaron en nuestra mente no desaparecerán hasta su maduración. La única manera de eliminar los potenciales perjudiciales antes de que maduren en forma de sufrimiento es practicar la purificación. Por desgracia, resulta fácil perder nuestros potenciales virtuosos, puesto que si no dedicamos nuestras buenas acciones, pueden ser destruidos en un solo instante de odio. Nuestra mente es como un gran cofre, y nuestras acciones virtuosas, como joyas preciosas. Si no las protegemos con oraciones de dedicación, cuando nos enfademos será como mostrar nuestro tesoro a un ladrón. La alegría de vivir es una invitación para una existencia rica en producciones morales, espirituales, artísticas culturales, estéticas y nobles. El destino de nuestra existencia deja de ser vivir bien, que es una de las metas humanas, para bien vivir, que es una conquista personal intransferible, especial, que jamás se altera o se pierde, fomentando la felicidad y trabajando por la paz que todos aspiran.

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