12 cuentos del Cuidad, 3a. edición

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Biblioteca de Preescolar

Presenta:

12 cuentos del Ciudad

3.ª edición

Cuentos con causa, basados en los ODS (Objetivos de Desarrollo SostenibleONU)

Esta compilación de narraciones son producto de la clase que se imparte en la biblioteca de preescolar y tiene como fin mostrar el desempeño del estudiantado en el uso del lenguaje, específicamente, del lenguaje oral, ya que es su principal herramienta, pues lo emplean para expresar sus ideas sobre cómo perciben la realidad, así como su interpretación del mundo.

Por ello, en preescolar es fundamental trabajar a partir de la conversación; ya que de esta forma los niños desarrollan su conocimiento acerca de la lectura y la escritura.

En esta ocasión, la conversación se centró en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que es un conjunto de diecisiete objetivos globales, que consisten en proteger el planeta, erradicar la pobreza y asegurar la prosperidad para todos.

A partir de esta conversación, los niños escribieron sus narraciones sobre estos objetivos y dan solución a estos grandes problemas a los que se enfrenta la humanidad usando la fantasía para reproducir mentalmente las causas y soluciones de los problemas reales.

La importancia de que los niños narren sus propios cuentos radica en que se observen factores como la manera en la que comprenden el significado de las experiencias, cómo representan los roles de sus personajes, en cómo crean eventos tangibles y abstractos y cómo fortalecen las relaciones entre sus pares al momento de narrar.

Esperamos que disfruten de este maravilloso ejemplar, donde los animales son los protagonistas de las narraciones infantiles y son los que realizan un cambio para mejorar nuestras condiciones de vida en el planeta.

Prólogo

K1 Blanco

Energía no contaminante

Isabella, la gallina, tenía una tienda de cupcakes, diario hacia una masita de color rosa, algunos ingredientes de la receta secreta eran huevitos, frutas y lechugas. A todos les encantaba comprar sus ricos panecillos y no les importaba que la tienda siempre estaba llena de humo, debido a su viejo horno.

Un día, una unicornia, llamada María llegó a su pastelería y le pidió unos cupcakes de sandía y otros de plátano. Le preguntó: ¿por qué su horno echaba tanto humo? La gallina le dijo que ya era viejo y que no tenía otro. María no lo pensó mucho y, como a ella le gusta cuidar al medio ambiente, le regaló un “horno de sol” .

-¿Qué es un horno de sol? -preguntó la gallina. María le explicó que era un horno que cuando le caía un rayo de sol por la tarde, se calentaba. De este modo, ya no contaminaría más con humo del viejo horno.

Desde entonces, la gallina Isabella cocinó con un rayo de sol.

“La unicornia” Caroline Tenerowicz “Cupacke de plátano y chocolimón” Martín Castillo “La gallina y su horno de sol” Maite Pérez “Cupcakes de sabores” Marina Pertusa

K1 azul Consumo responsable

Oruga de colores vivía en un árbol muy alto, todo el día comía sus hojas favoritas que eran las de color amarillo, las demás las cortaba y las dejaba caer al jardín, donde se hacían montañas de hojas de colores.

Los pájaros que vivían en las ramas se dieron cuenta de que el árbol se estaba quedando sin hojas y no tenían cómo taparse del sol y del frío. Le preguntaron a la oruga de colores: ¿por qué cortaba las hojas, si no las iba a comer? Y ella contestaba: -No me gustan, saben feas, además su color no es mi favorito.

Las ardillas no comprendían por qué la oruga no dejaba de cortar las hojas, le dijeron que no lo hiciera más, pero a ella no le importaba.

A los pájaros se les ocurrió una idea: esconderles todas los hojas de su color favorito. Así que cuando la oruga buscara sus hojas, se daría cuenta de que no había ninguna. Esto sucedió tal y como lo planearon.

Ella le preguntó a todos los animales por sus hojas. Estaba muy triste; por lo que lloró y lloró, hasta que el pájaro le explicó que así se sentían ellos cuando ella cortaba todas la hojas. La oruga de colores comprendió que solo debía comer las hojas que a ella le gustaban y no debía cortar ni desperdiciar las que necesitaban los demás.

“La oruga”

Sofía Prado

Mateo del Rio

“Oruga comiendo hojas amarillas“

José María Del Rello

“La oruga cuidando el árbol”

Nina García

Oruga cortando hojas”

K1 verde Educación de calidad

En el Colegio de animales mágicos se aprendían las letras, los números, a guardar juguetes, a jugar fútbol, a comer su lunch y algunos hasta a tomar una siesta.

La miss Valentina, una pollita que enseñaba letras, llegó al colegio y se dio cuenta de algunas cosas muy raras, en ese colegio el gorila Ian y el camello Gabo hacían pipí en el jardín. Rodrigo, el león, comía en el piso y dormía en las piedras. Todos tiraban la basura en el piso y rayaban las paredes para hacer dibujos.

Miss Valentina les dijo que el colegio se podía mejorar y les dio algunas ideas para que estuviera más bonito y la pasaran bien. Primero, les dijo que se dibujaba en las hojas, no en la pared y que hicieran pipí en el lugar correcto, también que comieran en una mesa y se durmieran en una camita.

Así, el león trajo sus herramientas para construir camitas, un baño, unas mesitas y sillas para comer el lunch. Gabo, el camello, limpió, recogió la basura y pintó las paredes

La miss les enseñó que podían tener un colegio más limpio y bonito y que ellos con su magia lograron convertirlo en un lugar mejor.

“La escuela descuidada”

Chelsea Chiang

“La miss Pollita Valentina”

Victoria Serrano

“El camello pintando”

Daniel Prado

“La escuela arreglada”

Emma Cochran

K2 amarillo Acción por el clima

En Ciudad Limpia, los árboles y plantas crecían con alegría, el agua de los lagos era transparente y en el mar, los animales eran libres y nadaban todo el día.

En el Castillo de la Limpieza vivía la princesa Mayte con su unicornio Asha, a las dos les gustaba que todo estuviera limpio, que oliera a flores y todos se sintieran felices.

Un día mientras limpiaban las hojas del parque, vieron llegar un auto sucio y viejo, que sacaba humo por todas partes. Era Emi, el toro, a él le gustaba su coche porque lo llevaba a cualquier lugar.

Mayte se acercó y le preguntó si le gustaría utilizar una de sus bicicletas mágicas, y él dijo que ya tenía un auto y para qué quería una bicicleta. Asha, la unicornia, le comentó que esa bicicleta cuidaba el aire, los árboles y todo lo que estaba en Ciudad Limpia y lo más importante, él se sentiría feliz al manejarla.

El toro estaba interesado en probar esa bicicleta mágica, pero había un problema, él no sabía manejar una bici, así que la Princesa y la unciornia le enseñaron a montarla y a descubrir lo bonita que era Ciudad Limpia.

Ahora, Emi, el toro, anda en bici sin contaminar y muy feliz.

“Coche humeante“

Carlos Emilio Mtz

“Todos en bici“

Natalia García

Ciudad Limpia“ Daniela López “El unicornio y la princesa” Julia Garcini

K2 azul

Vida de ecosistemas terrestres

Había una vez una niña llamada Lunita, tenía un gato llamado Cat Nat, a ella le encantaba ir al bosque a observar las hormigas, arañas, catarinas, los gusanos y mosquitos que estaban ahí. Le gustaba estar en ese lugar porque olía a pino y a flores, también porque podía observar a los animales que vivían ahí y a recolectar piedras y hojas.

Cat Nap y Lunita la pasaban muy bien en el bosque, corrían alrededor de los árboles, se acostaban a la sombra de uno de ellos y les gustaba ver el cielo.

Un día, cuando caminaban hacia el bosque se dieron cuenta de que alguien estaba cortando el árbol en el que les gustaba acostarse. Preguntó a las personas: -¿por qué lo hacían? y ellos les explicaron que ya era un árbol viejo y que tenían que talarlo antes de que se cayera

Luna y el gato regresaron a casa muy tristes porque ya no estaría su árbol favorito. A la tarde siguiente regresaron al bosque y en el lugar del árbol, había un árbol pequeño, que los adultos habían plantado ahí.

La niña y el gato decidieron cuidarlo hasta que creciera y así conservar el hogar de los animales. Aunque no daba sombra aún, ellos se acostaban para verlo crecer. “El

árbol nuevo” Pablo Solares
“Lunita y el gato”
“Regreso a casa” Paula Rodríguez “Cuidando el árbol nuevo” Lía Cha
Isabella Ruggiero

K2 verde Agua limpia

Durante la primavera, el oso Parik, le gustaba hacer picnics y nadar en el río que estaba cerca de su casa, así que ese primer día de primavera preparó su canasto con salmón y frutas. Fue caminando hacia el río y al llegar ahí, se dio cuenta de que el agua del lago estaba oscura y sucia.

No entendía cómo en tan poco tiempo se había ensuciado así y cómo había tanta basura en el río. Decidió investigar y mientras caminaba cerca del río, vio a un tigre que limpiaba su casa, guardaba todo en una bolsa: latas, botellas plásticas y cartón; después caminaba hacia el río y la lanzaba.

Parik no podía creer lo que estaba viendo, de esta forma se estaba contaminado el río, ahora estaba lleno de toda esa basura que el tigre acumulaba y aventaba. El oso decidió ir con el tigrito y preguntarle por qué lanzaba la basura al río y le comentó que en su casita se veía fea y no la quería ahí, y que el río se la llevaba

Parik le dijo que había una mejor forma de reutilizar esa basura en lugar de lanzarla al río y que limpiar el río también sería una buena idea. El tigre no estaba muy convencido, pero aceptó que Parik le enseñara qué hacer con toda esa basura.

Así limpiaron el río, recogieron toda la basura que había y hasta los peces que ahí vivían estaban más contentos al ver el agua tan limpia.

“El oso Parik”
Mantius
Diego de la Vega “Tigrito tirando basura” María Nuño
“Limpiando el río” Eva
limpio”
García
“El río
Valeria

K2 blanco Fin de la pobreza

A Isabella le gustaba salir a caminar todos los días, caminaba cerca de la playa, pero un día decidió salir más allá, caminó hacia unas calles que no conocía bien, cuando iba caminando por esas calles desconocidas comenzó a ver mucha basura por todas partes, casitas hechas con pedazos de cartón y bolsas, olía mal y había muchas animalitos enfermos por ahí.

De pronto, escuchó unos ruidos que venían de un basurero, se acercó lentamente y logró ver que eran unas tortuguitas muy bonitas, pero sucias y descuidadas, que estaban comiendo basura. Isabella las quiso tocar, pero ellas se espantaron Entonces se preguntó: ¿cómo puedo ayudarlas?, ¿cómo habrán llegado aquí? y ¿dónde podría llevarlas?

Así que se le ocurrió llamar a sus padres para llevarlas al veterinario y después liberarlas en la la playa. También llamó a todos sus amigos y les pidió que vinieran a limpiar ese lugar porque ningún animal ni persona merece vivir en esas condiciones, nadie debe comer de la basura, pues se pueden enfermar.

“Encontrando las tortugas”

Dante Iranzo

“Liberando las tortugas”

Valentina Cosenza

“Limpiando el basurero”

Lucca Moreno

“Tortugas sanas y felices”

Eugenia Onestro

k3 amarillo Salud y bienestar

Una nueva misión tenía Mena, la gatita detective, encontrar al Dragón de Cristal, que había desaparecido la noche de Halloween. El primer lugar que se le ocurrió buscar fue en la Mansión embrujada, que se encontraba afuera de la cuidad.

Tomó su máquina tragafantasmas, los lentes automáticos para verlos, su traje de protección transparente, su escudo y, lo más importante, el slime con el que podría atrapar al fantasma Gasper, que vivía ahí.

Al llegar a la Mansión embrujada, Mena se enfrentó con el fantasma y logró derrotarlo, rápidamente, salvó al Dragón de Cristal y lo llevó a su casa.

Días después, Mena se dio cuenta de algo muy raro, el Dragón no sabía bañarse ni lavar sus dientes, no se peinaba ni cambiaba de ropa, comía con las manos sucias y tosía en frente de todos. El Dragón de Cristal había estado mucho tiempo atrapado en ese castillo y había olvidado cómo es cuidarse y estar sano.

Mena le recordó cómo lavar sus manos antes de comer, a bañarse y a utilizar ropa limpia, a comer con la boca cerrada y a no compartir sus cubiertos ni su agua, si estaba enfermo para no contagiar, también hacer ejercicio y a moverse.

Todo esto le parecía que era una buena idea.

Mena lo salvó, no solo de la Mansión embrujada y del fantasma, sino también le enseñó a cuidar su salud

“El dragón“ Eliseo Pedraglio “La mansión embrujada“ Justo Márquez “La gatita detective“ Olivia Pepe “Gasper y el dragón“ Xavier Águilar

k3 azul

Vida submarina

En un inmenso y profundo mar, existía una megalodón llamado Juan, era gigante y tenía una boca enorme con la que comía todo lo que encontraba ahí. Un día se sintió enfermo y fue con el Dr. Karin, un tiburón martillo que lo revisó y le preguntó qué estaba comiendo, él le dijo que comía lo que encontraba en el mar: peces, latas, bolsas de plástico, palos, juguetes, hojas y cartón… en realidad, todo lo que encontraba a su alrededor.

El Dr. Karin le dijo que tenía un problema de salud porque eso no era comida para un megalodón, pues estaba comiendo “basura” . Por eso, se sentía enfermo. El doctor pensó en un plan para curarlo y se le ocurrió que era buena idea limpiarle la panza, pero era algo peligroso, así que llamó a su amigo Felipe, un tiburón azul. Entre los dos le pidieron al megalodón que abriera su gran boca para que ellos entraran a limpiarlo y sacar toda esa basura que había comido en el mar.

Juan aceptó y prometió que no los comería, que haría lo posible por abrir la boca tan grande para que sacaran todo lo que encontraran ahí. Así que los dos tiburones entraron a la panza del megalodón y comenzaron a sacar pelotas pinchadas, bolsas del súper, botellas, tapones y tapas, una llanta, plásticos, cubrebocas y una red de mar

Cuando terminaron de limpiarlo, Juan, el megalodón, se sentía increíble y pensó que sería buena idea limpiar el mar de esa basura que lo había enfermado, así que reunió a todos sus amigos megalodones, tiburones y ballenas y comenzaron a reutilizar todo lo que encontraron. Con las llantas hicieron un submarino, con las latas una casa de peces, guardaban su comida en la bolsas de plástico y con las botellas hicieron vasos.

“Megalodón enfermo” Valentina del Toro “El Doctor Juan” Siyu Park “El megalodón ya sano” Lucía Casas “Casa hecha con latas” María Velázquez

k3 verde Hambre cero

Gatito Patitas Suaves vivía en la calle, comía la basura que encontraba, estaba enfermo y sucio, con poco pelo, pasaba frío y siempre tenía mucha hambre. Tenía un amigo muy especial, un perrito llamado Chochito, que también dormía en el parque.

Un día mientras paseaban, buscando comida en la basura, encontraron a un conejito blanco, que estaba perdido. El conejito blanco les dijo que él vivía con su dueño en una casa muy linda, que extrañaba su camita y su comida, les platicó que su dueño dejó la puerta abierta de la casa y él salió y ahora estaba perdido y hambriento.

Gatito Patitas Suaves y Chochito le invitaron de la comida que habían encontrado en la basura y el conejo blanco dijo: -No, no deben comer eso, los enfermará. ¡Tengo una idea mejor! Busquemos a mi dueño. Si logramos encontrarlo, él los ayudará a ya no pasar hambre en la calle, ningún animal debería de tener hambre.

Así que comenzaron a buscar la casa del conejo blanco y lograron encontrarla, cuando su dueño lo vio, lo abrazó y se dio cuenta de que también lo acompañaba Gatito Patitas Suaves y el perro Chochito.

El dueño del conejo blanco no tuvo ninguna duda y los adoptó, los llevó al veterinario y los alimentó. ¡Nunca más vivieron en la calle ni pasaron hambre!

“Gatito y Chochito” Antonia López “Conejo perdido” Julian Behrend “En el veterinario” Cristobal Valdez “Gatito y Chochito sin hambre” Eire Pinal

k3 blanco Paz y justicia

La Ciudad de los Dulces era un lugar maravilloso, tenía paredes de galleta, flores de bombón, pisos de caramelo, flores de algodón de azúcar y el césped de sabores. Todos los días, los animales de la selva, del bosque, del desierto y las aves se formaban para la entrega de dulces que les tocaba, al parecer todo era felicidad. Pero un día hubo una discusión, el lobo estaba feliz por la cantidad de dulces que tenía, pero el cocodrilo que estaba detrás de él en la fila estaba muy molesto por la cantidad de dulces que le daban.

Uno decía: -me dan muchísimos dulces diario- y el cocodrilo decía, -son muy pocos para mí. De pronto, los demás animales al escuchar eso, comenzaron a darse cuenta de que para algunos eran pocos y para otros mucho. El hipopótamo quería más dulces porque comentaba que su panza era más grande que la del chimpancé, la hormiga decía que eran demasiados para ella, en cambio, el elefante estaba muy molesto por la repartición.

Todos comenzaron con una gran discusión hasta que llegó el zorro y les dijo que tenía una idea, que lo mejor era darle a cada animal el tamaño de dulce que necesitara. A los más pequeños, dulces pequeños; a los medianos, caramelos medianos y a los más grandes, unos gigantes De esta forma, cada quien tendría justo lo que necesitaba. Así todos los animales se sintieron más felices.

“Formados en la fila”

María Fernanda Corona

“Peleando por los dulces”
Hudson Perrin
“El zorro repartiendo lo justo”

“Repartiendo

Padilla
dulces” Joaquín

Preprimaria Igualdad de género

En un hermoso jardín, lejos de la ciudad, existían unas lindas casitas en donde vivían conejitos blancos con manchitas cafés, todos eran iguales y disfrutaban de las mismas cosas, comían zanahorias, hacían picnics los domingos y paseaban por el gran jardín.

Un día llegó a ese lugar una conejita llamada Chocolate, era blanca con manchitas verdes, al llegar, todos la miraron con asombro, nunca había visto a un conejito con manchitas de ese color. Se acercaron a verla Bonito y Lindo, y le preguntaron: -¿qué buscas en este lugar? Aquí solo hay conejitos con manchitas cafés y tú las tienes verdes. Chocolate se sorprendió de verlos con manchitas cafés y les preguntó: -¿Por qué tienen manchitas café? Nunca había visto conejitos así.

Todos se miraron y se sorprendieron porque nunca les habían hecho esa pregunta, ellos pensaban que eran únicos y nunca habían compartido el jardín con algún conejito con manchitas verdes.

Chocolate les explicó que en su viaje había conocido a conejos con manchas de todos los colores. Bonito y Lindo estaban sorprendidos porque no sabían que fuera de su casa había conejos con manchas de otros colores. Así que decidieron hacer una fiesta par invitar a todos los conejitos y disfrutar del jardín.

A la fiesta llegaron conejitos con manchas moradas, amarillas, rosas, magenta y de todos los colores, hasta una mamba negra. Bonito pensó que a partir de ese momento todos los conejos y animales de otra especie, sin importar sus manchitas o tamaños, disfrutarían de ese hermoso lugar.

“Todos

“Los conejos y la mamba”

Roque Quezada

“Bonito” Ana Lucía González “Los tres conejitos” Sofie Ashcar
juntos en la fiesta”
Lena Castillo
Fin

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