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TESTAMENTO DE CIPRIANO CAMPAÑA JÁCOME

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Art Culos

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Febrero - 2023

mayo - 2022

De los muchos homenajes que se le pueden realizar a un connotado ciudadano, luego de su partida física, es dar a conocer a sus descendientes algo de sus ancestros, en este caso, mi homenaje a Rodrigo Campaña Escobar es comentar del testamento de su abuelo paterno, se trata de Don Cipriano Campaña Jácome, que lo descubrí hacia 1996 en una de las Notarías de la ciudad, cuando trabajábamos con el genealogista Dr. Fernando Jurado en los archivos de las viejas Escribanías de Latacunga, en tal virtud, hoy sabremos algo de este documento y de las familias descendientes de este personaje nacido en Sigchos en 1844. Muy bien entonces, veamos que podemos informar.

El citado Cipriano habría nacido en 1844 según su propia declaratoria en un documento que se pudo encontrar en el archivo de la Gobernación de León, pues Campaña era preponderante autoridad en su natal Sigchos. En el testamento indica que sus padres se llamaron Manuel Antonio Campaña Morales e Isidora Jácome y Bermeo, indica que nació en Sigchos y que reside en Latacunga, y en efecto es así, pues fue alumno del Colegio Vicente León, compañero de Marco Tulio Varea Espinosa. Declara que es casado con Mercedes Silva, que tiene diez hijos llamados: Alfonso, Nicolás, Ana María, Virgilio, Ignacia, Miguel, Abel, Angela, Victoria, Mercedes Matilde, Zoila Victoria y Angela

Victoria, viven los ocho primeros y los dos últimos murieron en la infancia, indicando que a más de los expresados, no ha tenido otros hijos de ninguna clase (sic). Que en su matrimonio aportó el fundo llamado “Chisaló” en Toacaso y una casa pajisa con un terreno adyacente en el centro de la parroquia de Sigchos. Mi esposa no aportó bienes de ninguna clase expresa el testador, pero durante la sociedad conyugal adquirieron una acción que tenía su hermana Camila Campaña en el fundo Chisaló, que la cambiaron con la acción que tenía en el fundo de montaña llamado San Ramón en Sigchos; a los herederos de su hermano Rafael adquirió las acciones del fundo ya citado en Chisaló; el fundo llamado “Censo Calvario” en Sigchos adquirieron en remate público a la Municipalidad de este cantón y a varias personas particulares del citado cantón (sic).

Continúa el testador: una casa cubierta de teja en el barrio de San Francisco de esta ciudad, adquirida a Agustino Constante; una cuadra alfalfar en el barrio Yanayacu de este lugar, comprada a la familia Zuñiga; a la familia Sanipatín compramos las acciones que tenían en el páramo Guingopana en Toacaso y que está unido al fundo Chisaló. Mi esposa tiene parte en una casa cubierta de teja y que esta junto a la anterior, comprada durante el matrimonio, como heredera del Señor Doctor Nicolás Silva. En el fundo “Cuesta” de Choaló en Sigchos, tengo dos acciones, la una que me dejó mi hermana Ana María y la otra por herencia de mis finados padres, pues estas acciones se hallan en disputa con la familia Irazabal, así como la de los demás coherederos, el juicio se encuentra iniciado en la oficina del Señor Daniel Cadena Meneses.

En el fundo Chisaló existen varias cabezas de ganado vacuno y lanar cuyo número no recuerdo.

Amador Nogales me debe la suma de trescientos ochenta sucres a mutuo y los intereses; dicho capital es resto del precio de la casa y cuadra en Sigchos que le vendí; además me debe el mismo nueve sucres sesenta centavos por papas. Se le abonará lo que conste de recibos; Tomás Puruncaja debe veinte y ocho sucres sesenta centavos, de esto ha pagado por medio de José María Pazmiño, cinco sucres sesenta centavos.

Los indígenas Pedro Sillo y Manuel Muela tienen en arrendamiento el terreno Guagraguachana, anexo a Chisaló y deben la pensión de este año, que es de once sucres veinte centavos; también el indígena N. Catota arrendatario del terreno de páramo lindante con Chisulchi, me debe la pensión de este año que es diez y seis sucres.

Debo al Señor Juan Abel Echeverría cuatrocientos sucres a mutuo al interés del diez por ciento anual; a mis hijas Ignacia, Angela y Mercedes, les debo a cien sucres a cada una, a mi hijo Miguel, ochenta sucres, a mi hijo Alfonso, ciento setenta y ocho sucres, a Mercedes Vaca, doscientos veinte sucres inclusive intereses; a

Francisco Quiloango, diez sucres, a Amador Urive, doce sucres; al Señor Cura de la Matriz, treinta y nueve sucres, por primicias y ocho sucres al Señor Doctor Pompeyo Hidalgo. También debo por diezmos desde la supresión de la contribución del tres por mil.

Para curador adjunto de mis hijos menores Miguel, Ignacia, Angela y Mercedes, designo a mi hijo Nicolás, y a él mismo le autorizo para que venda el fundo “Censo” y de su valor tome cuatrocientos sucres que le regalo para sus grados; pague mis deudas; emplee treinta y nueve sucres en misas Gregorianas por el bien de mi alma, de mis padres y otra por mi hermana Ana María y otra misa a la Virgen del Quinche. También dará cien sucres a mi nieta María Isabel Esther, hija de mi hijo Alfonso y veinte sucres a Mercedes Vaca. De la misma cuarta de libre disposición, se le dará a mi hijo Nicolás trescientos sucres que lo dejo para que siga sus estudios, advirtiendo que los quinientos sucres, intereses y costas de la ejecución que sigo contra Juan Santamaría, le corresponde exclusivamente a mi referido hijo Miguel, a quien le obsequió su tío Doctor Nicolás Silva.

A mi esposa se le dará la porción conyugal a los gananciales según ella elija. En el remanente de mis bienes constituyo por mis únicos y universales herederos a mis ocho hijos vivos (ya citados).

Finalmente el testador, revoca y anula cualquier otro testamento anterior. El documento lo firma en calidad de Escribano Público, Gabriel Estupiñán, quien dice conocer al testador y que dicho documento lo leyó en alta voz ante los testigos Manuel y Pacífico Arellano y Manuel Bustamante; documento firmado el jueves 23 de abril de 1908. Luego, con fecha 8 de noviembre del mismo 1908, el testador, decidió ante el mismo Escribano Estupiñán, adicionar que: a su hijo Miguel, a mas de los trescientos sucres asignados en la cláusula séptima del referido testamento, se le dará la cuarta de mejoras a fin de que siga sus estudios, y que el valor dejado a su nieta María Isabel Esther Campaña, hija de Alfonso, no tiene efecto, en virtud de haber fallecido, el legado de cien sucres deja a su hijo José Virgilio Campaña.

Además indica en este adendum, que los bienes de propiedad del testador que hubiere dispuesto su hija Ana María o su esposo, se tomarán en cuenta de su legítima y si excediere a esta, se les comprará el exceso. El terreno dado a José Oto, mientras se verifique el remate lo conservará, y después de que se verifique dicho remate se le conferirá el título de propiedad; pero como este terreno se presume que no pertenece a la Municipalidad sino a los herederos de Julián Lucero, quien lo poseyó talvez por su derecho de ración, encargará a sus hijos se cercioren en las actas de la Municipalidad de este cantón, hecho esto, se le abonará quince pesos sencillos al Municipio ó a la indígena Pastora Chugchilán como nieta de Lucero. A la Municipalidad se le dará ocho sucres como resto del precio de los terrenos rematados

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Febrero - 2023 mayo - 2022 por si no haya completado el pago, advirtiendo que del mismo precio se abonará doce sucres que se le debían por arriendo de las piezas que servían de local para la escuela de niños de Sigchos que estaba a su cargo. Esta adición al testamento, lo verificaron los testigos: Sres. Daniel Enríquez, Benjamín Almeida y Fernando Guijarro y lo firmaron, junto al Escribano Sr. Gabriel Estupiñán, con fecha 12 de noviembre de 1908. Allí tenemos a un testador de 64 años de edad, que para 1908 era considerado casi como un octogenario, un sigchense muy conocido y respetado, que deja evidencia en el documento de su familia inmediata, propiedades, arrendatarios, deudas y acreedores, además de su preocupación por la educación de sus hijos, que en aquellos años era una situación de difícil manejo en lo económico, pues viajar y residir en Quito era un tema poco usual, que tenían acceso solamente familias con situaciones financieras ordenadas y de relevancia. Es extensa e importante la familia Campaña, descendientes de Don Cipriano, de sus hijos ya citados en el testamento, tenemos -entre muchas otras- a las familias Campaña Escobar, Campaña Medina, Campaña Gómez, Arguello Campaña, Parreño Campaña, Campaña Orrico, Andrade Campaña, Campaña Peñaherrera, Hidalgo Campaña, Cevallos Campaña, Bucheli Campaña, Torres Campaña, Medina Campaña, Saltos Campaña, Símon Campaña, etc., etc. (el orden no corresponde necesariamente a una sucesión lineal de cada grupo de descendientes; el espacio no me permite nombrar a todas las familias).

Los campos por ellos dominados son igualmente numerosos, profesionales en la cultura, en las letras, en la arquitectura, en la docencia, jurisprudencia, periodismo, arqueología, medicina, artes plásticas, cultura popular, fotografía, en fin, el aporte es significativo y no solo para el país, no, en varios países vemos a descendientes de Don Cipriano cumpliendo a cabalidad el mandato espiritual y moral de su antepasado, legado dejado a todos sus descendientes, a quienes me honro en conocerlos. Mi especial afecto desde acá a Rodrigo Campaña Escobar, quien me permitió saber de él y tratarlo, a pesar de la diferencia generacional, pues fue compañero de aula de mi padre, graduados en el Colegio Vicente León en 1941. Mi respeto al legado de Rodrigo, a lo que el dejó a la ciudad: hombría de bien, caballerosidad, “arcilla humana” de la mejor, trabajada y pulida desde el viejo Sigchos siglos atrás, hasta la ancestral “Tacunga” que lo acogió y lo adoptó como uno de sus hijos predilectos, y vaya que dejó alma y corazón a su tierra; quedan entonces, sus escritos, sus investigaciones, criterios, intelecto y mucho, mucho más. Saludos a su familia inmediata y desde aquí a su digna esposa que en el cielo lo acompaña: me refiero a Lolita, para quien no tengo palabras para expresarle mis respetos, pues temo equivocarme, quizá por la gran consideración que me permitió ofrecerla en vida.

Siga Rodrigo desde arriba, conduciéndome por el sendero de la gran intelectualidad y cultura que usted me aconsejó desde 1992, año en que se inició nuestra amistad, que enriqueció notablemente mi tránsito por la vida.

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