La linterna mágica más antigua que se conserva hoy (izquierda) está ubicada en el museo Boerhaave de Leiden, Holanda. Fue construida en 1720 por el artesano Jan van Musschenbroek. El cuerpo principal, todo en madera, está apoyado sobre dos guías que permiten ajustar su altura. El humo y el calor generados por su lámpara de aceite de cuatro llamas son evacuados a través de una pequeña chimenea superior. Gracias a un espejo cóncavo y un ingenioso objetivo, la imagen era visible a distancias de hasta diez metros. Su altura, incluyendo la chimenea, era de 187cm. Los pocos originales, siempre pintados sobre cristal, que se conservan, varían desde bucólicos paisajes hasta desconcertantes imágenes satánicas. En estos espectáculos se quemaba incienso cuyo humo hacía más agobiantes las imágenes fantasmagóricas. Aunque algunas veces se acompañaban con un organillo, eran las palabras del hábil linternista las que hipnotizaban a las asustadizas audiencias. La linterna mágica llegó a hacerse tan popular que en muchas casas de la época existía un lampascopio, artilugio que acoplado sobre una lámpara corriente de aceite, permitía rudimentarias proyecciones caseras.
La cámara cinematográfica – Antecedentes – Antonio Cuevas – Pág. 6 de 59